Bonus Track de Diarios de la peste

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Bonus Track in progress: contiene retazos del “making ofâ€? de Diarios de la peste y otros materiales en torno al ĂĄlbum



Pruebas a pie de mรกquina en fecha de 27 de agosto



Deconstruyendo a Rajoy Onetti

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Vi単eta triple fase inicial tipo "tira", correspondiente a una entrada del 1 de octubre de 2014, finalmente descartada


Entrada descartada 8 de marzo de 2014 Fallacious Times

Me parece monstruoso que se obligue a alguien a vivir con quien no quiere. O sea que experimento una gran comprensión hacia los nacionalistas catalanes que no quieren vivir con el resto de españoles. A mí, en realidad, me sucede lo mismo, inversamente considerado: no querría vivir con ellos, dado la gente aciaga, cenizo y pelmaza que son. Cuando yo digo eso se me objeta: «Pues ya sabes... puerta!» Y, en efecto, cien veces he querido cogerla, fracasando. Aunque no renuncio, no renuncio. El lector ya habrá entendido la gran diferencia, y me molesta sobremanera que la escritura se convierta en un tiro a puerta vacía. Pero, en fin, por los sin balón: ellos exigen no solo su derecho a quedarse en la España catalana, sino el derecho a expulsar a los otros. Es decir, no adoptan la responsable y heroica decisión de largarse con viento fresco y barberá a Copenhague o a Jerusalén, que es lo que debe hacer cualquiera que no quiera vivir con españoles. ¡Quiá de quiás!: la irrenunciable libertad individual de vivir con quien a uno le dé la gana la convierten en la llamada libertad colectiva de expulsar a quienes les parezca. Esto ni siquiera lo comprenden inteligencias británicas, como un David Gardner. Ayer escribió un artículo en el FT, que se suma a los masivos y humorísticos efectos colaterales (encabezados por la carta de un excónsul vividor) que ha provocado otro reciente, y agudo, de la diputada Álvarez de Toledo. Gardner, que planea sin resolver nada, entre otras cosas porque es irresoluble, sobre el llamado federalismo asimétrico, escribe que la libertad y la igualdad han de ser compañeros de cama, un punto de vista que no podría dejar de suscribir ningún británico. El problema sin embargo es el habitual de estas mentalidades: solo examinan la libertad desde el punto de vista de los nacionalistas catalanes, que parecen ser los únicos en poder gozarla. La falacia es vana, elemental, pero ha hecho un largo camino: no solo es que el resto de españoles quieran corregir a Cataluña desde la igualdad; es que exigen poder hacerlo también desde la libertad. A la que tienen el mismo derecho, obviously y vale.

+ Poner a un mendigo sentado en una esquina en el suelo, con en una mano la bandera española, y en la otra un cartelito en que ponga: “Catalans go home”; pasando ante él un par de banqueros con chistera leyendo el “Financial Times”; el uno comenta a otro: “ Did you know that Catalonia is not Patagonia?”; a lo que el otro contesta: “It rings me a bell”.

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Entrada descartada 2 de julio de 2014

Soldados de Cataluña (a Eduardo Mendoza)

Texto de Arcadi:

«Así será el ejército de la Cataluña independiente», dice El Mundo en portada. Será. Ni siquiera el piadoso condicional. Qué importarán los delirios de la pacotilla, si el periódico fabrica ese titular. Tratan de ficciones, pero olvidan que todo lo que aparece en un diario es siempre verdad. +

 Poner a un ejército desfilando ante una estelada y con flores saliendo de los fusiles o adornando los cascos o saliendo de los cañones de los tanques. Algún soldado puede ir melenudo y tatuado con “Love & Peace”.


Entrada descartada 29 de julio de 2014 “La inmolación” o “El agente doble confiesa”

Poner a Jordi Pujol crucificado en el Golgota, con un taparrabos con los colores de la bandera andorrana, y diciendo:

«Déu meu, Déu meu, per què mʼheu abandonat?» A los pies de la cruz, Artur Mas, de plañidera, tapado con una túnica y llorando. (Los otros dos crucificados, mucho más pequeños, pueden ser Millet y Macià Alavedra / o bien Macià y Lluís Prenafeta).

+ Y al pie todo el texto de Arcadi Espada en un bloque: La confesión de Pujol supone el más importante caso de corrupción de la España democrática. La importancia de la corrupción no debe cifrarse en términos meramente económicos. No hay redención, porque es imposible que Pujol pague. Puede devolver el dinero, aunque con dificultades, pero no puede devolver los años ilegítimos en que llamó a los catalanes a sacrificarse por la construcción nacional. De ahí que el anciano expresidente haya escogido la rendición de cuentas ante Dios. Su confesión tiene un aspecto y una profundidad metafísicas como para subrayar el automartirio infligido y hasta su coraje penitencial. Ni su actitud ni la de sus feligreses pueden sorprender a nadie. Cristo y Cataluña (incluso como siglas: aquel CC de su juventud militante) están en su actividad constante y sonante. No es que Pujol hubiera hecho una gran obra y luego de hacerla fallara, evadiera, mintiera. Es que el fallo, la evasión y la mentira se produjeron, día a día, paralelamente a la construcción de la obra, insertos en ella, componiendo un fabuloso e insuperable trompe l'oeil. Todo lo que dijo, y dijo mucho en treinta y cuatro años, tiene un infamante pie de página. Como el del traidor que durante varias décadas trabajó para una potencia extranjera, y confiesa.


Entrada descartada 12 de julio de 2015

Avenida Derridiana

Reducir el texto un 50%

No acabo de comprender la reacción puramente defensiva de las nuevas autoridades ante la exhibición que hace el periodismo de sus aficiones. El caso de Águeda Bañón, que hoy trae La Vanguardia en su sección de videoarte. Bañón es la chica que meó en una calle de Murcia y mandó fotografiarse y que, progresando, ha llegado a jefa de prensa del ayuntamiento de Barcelona. Y que dice: «Sacan una imagen de hace diez años, fuera de contexto, para asociarla a un perfil directivo como el mío. Es una maniobra muy fea, orientada a desacreditar no sólo mi perfil profesional sino todo el conjunto.» No se comprende. La úrica Bañón tiene una biografía y los medios la detallan, como ocurre con cualquier personaje público. Pero es que, además, hay una perfecta coherencia entre lo que hizo esa muchacha y la treintañera que hoy gobierna la comunicación barcelonesa y que sigue considerando asuntos interesantes el posporno y el llamado queer. (Lo peor, sea dicho al paso, no es el orín sino la deyección filosófica, Derrida, Foucault y panda.) Quiero decir que no estamos ante el caso de un pecadillo de juventud, como sucedería, no sé, si a Pablo Casado se le hubiera fotografiado haciendo charco y hoy arremetiera contra el posporno desde el Partido X. Tendría derecho, el joven, a decir que eso fue cuando niño y yo ya soy otro. Pero no lo tiene Bañón ni ninguno de esa grey a los que han elegido por ser quienes son. Como si Ada Colau viniera a decir ahora que sus escraches fueran pecados juveniles. Qué desepsión. Bañón fue posporno como otros fueron maletillas. Aficiones. Es sorprendente que su exhibición la interpreten como juicios sumarísimos.

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Poner a Águeda Bañón meando de espaldas, como un hombre, haciendo un chorillo, contra una tapia Y a su lado al Bomibillo Jacobino diciéndole: “Quia, quia, quia de quiás, qüerida (con diéresis en qüerida): Lo peor es la deyección derridiana…”


Entrada descartada 25 de julio de 2015

La cajita de caca O bien Invitados a una decapitación

JIBARIZAR EL TEXTO PARA DEJARLO EN UN 15%

Querido J: Me ponen de un pésimo humor excelente los vahídos que van sobrecogiendo a los pequeños burgueses de la ciudad, y que vamos a concretar ahora en Xavier Trías, vahído y burgués. Al anterior alcalde le ha parecido mal que su sucesora Ada Colau haya metido la cabeza de Juan Carlos I en una caja. Bien está. No le pareció mal, sin embargo, que el 24 de diciembre de 2012, en el solemne acto de su última toma de posesión, el presidente Artur Mas tapara con una cortina negra el retrato de Juan Carlos I que preside el Salón de San Jorge. Y que, con algo más de sutileza, pervirtiera democráticamente su promesa institucional cuando dijo: «Sí, lo prometo, con plena fidelidad al pueblo catalán.» La vigorosa tradición del desacatamiento en Cataluña es obra principal de Convergència y de Unió. Han desobedecido instrucciones gubernamentales, han desobedecido sentencias y tienen ahora a su presidente imputado por desobediencia. Todo ello por no hablar de los desacatamientos simbólicos, como el que llevó al mismo presidente a sonreír satisfecho en el palco de un club de fútbol mientras la infame turba silbaba al himno y al Rey constitucionales. Su virtuoso ejemplo ha sido muy seguido. Destacó en el pasado don José Montilla, un socialista, que se atrevió a defender el desacatamiento a la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto en estos términos inequívocos: «No hay tribunal que pueda juzgar ni nuestros sentimientos ni nuestra voluntad.» Y el mismo eco de la desobediencia es el que se advierte ahora en estos hijastros de la convergencia y unión, comunistas escasamente alfabetizados, deudos de la subvención y orgullosos patrocinadores de una vida low-cost. La alcaldesa Colau llamó anteayer a las cámaras y les instó a filmar la decapitación simbólica del Rey Juan Carlos, una operación zafia, sucia, povera en todo su desarrollo (escalera de aluminio, cajas de cartón, funcionarios sudorosos, todo muy de su gusto), que incluso mandó practicar dos veces porque algunos rezagados no habían tomado bien el ángulo. No tengo ni que decirte, mi querido amigo, con qué delectación sumisa recogieron los medios la bruta ceremonia propagandística: los medios se quejan cuando alguien no responde a sus preguntas, pero jamás cuando les entregan hechas las respuestas. Es obvio que la alcaldesa Colau podía haber retirado en cualquier momento nocturno y alevoso el busto del Rey, y mucho más si su angélica intención era la de someterlo al paso del tiempo y a la evidencia de que era ya un rey abdicado. Pero lo hizo a pleno foco, porque lo único que le importaba era la ofensa. Colau ha tenido sólidos maestros autóctonos en la artesanía del populismo. Y es difícil negarle el derecho a ofender en nombre del republicanismo cuando otros han ofendido al mismo Rey en nombre del catalanismo. Pero es que, además, y a diferencia de los vahídos burgueses, no ha engañado a nadie. Como ya te escribí acerca del asunto del negro Zapata esto es exactamente lo que el pueblo soberano (y a veces fundador) ha elegido. No hay traición, ni tan siquiera exceso. Colau ha prohibido la misa de homenaje que cada 19 de julio se organizaba en el Castillo de Montjuïc, en memoria de las víctimas de la justicia, pero también de la venganza, republicana. Entre ellas, por cierto, hay bastantes antepasados de los burgueses vahídos. Y ha anunciado, también, una revisión del peso que la simbología de la derecha política tiene en la monumentalidad y el honor lapidario de la ciudad. Unas intenciones coherentes con su programa político y con su corte de cara. Aunque habrán de pasar, sin embargo, sus pruebas de fuego. Yo comprendo que para empezar la alcaldesa se entretenga con piezas menores, tipo Juan Carlos, Felipe VI, y los descendientes de fusilados y paseados de la guerra civil. Pero la hora de la verdad llegará cuando decida qué hacer, por ejemplo, con los


honores que Barcelona rinde a Francesc Cambó, fundador del catalanismo y, en consecuencia, generoso financiador del Alzamiento Nacional. En fin: estoy seguro que la alcaldesa y su Pisarello no defraudarán a sus votantes, y le quitarán a Cambó su avenida y su estatuta, porque ellos han venido a cambiar el mundo y no a hacer la gara-gara. La ofensa de Colau a la monarquía constitucional española, similar a las del alcalde Kichi de Cádiz, deben ser interpretadas a la luz del viejo precepto de la izquierda española de abolengo: esto es, que no hay mayor distinción entre el franquismo y la democracia, y que el dictador Franco es el que ha nombrado Rey a Felipe VI. Los populistas empiezan a tratar los símbolos constitucionales como algunos demócratas trataron a los franquistas y retiran bustos del Rey viejo como si fueran estatutas ecuestres de Franco. La melopea es total, pero por ese coñac se los votó. Lo interesante, en lo que nos ocupa y lo que vincula el telón negro sobre el Rey a su decapitación low cost, es que esa confusión deliberada entre dictadura y democracia es la misma que practica el nacionalismo cuando asegura que la ley democrática no puede interponerse en el camino de Cataluña hacia su libertad ayurvédica. Mi querido y viejo amigo, se avecinan tiempos de un gran cromatismo. Mi impresión es que habrá que tocar fondo. De algún modo es necesario que todo este proceso de desequilibrio político culmine en un acto que las generaciones se pasen unas a otras como una cajita de caca. La última vez que España tocó fondo fue el 23 de febrero de 1981. En cuanto a nosotros, sentimos entonces una vergüenza estética, que es por donde entra siempre la ética, similar a la que ahora nos inspira el doble populismo. Pero fue cierto que tocar aquel fondo miserable impulsó el país hacia su mejor época. Sigue con salud A.

+ PONER AL FONDO A TARRADELLAS EN UNA HOGUERA GRITANDO: “JA NO SÓC AQUÍ”.

Y A LOS PADRES DE LA CONSTITUCIÓN COMO REHERENES DEL ESTADO ISLAMICO A PUNTO DE SER DECAPITADOS EN UNA PLAYA (CON UN CARTELITO EN LA ARENA: “LLORET LLIURE BEACH”): SOLÉ TURA, ROCA JUNYENT, PÉREZ LLORCA, HERRERO DE MIÑÓN, ETC) POR UNOS ENCAPUCHADOS CON MACHETES Y PASAMONTAÑAS Y UN EMBLEMA QUE SEA PARECIDO AL DE LA ETA PERO CON LOS COLORES DE LA ESTELADA. ----------


Bocetos previos del Bombilla Jacobino







Primeros bocetos



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