Videojugarse la vida
Daniel Cotta Lobato
Videojugarse la vida
Primera edición: octubre de 2012 © Daniel Cotta Lobato, 2012 © de la presente edición: Editorial Funambulista, 2012 c/ Flamenco, 26 - 28231 Las Rozas (Madrid) www.funambulista.net
BIC: FA ISBN: 978-84-940293-1-8 Dep. Legal: M-32121-2012 Maquetación de interiores y cubierta: Gian Luca Luisi Motivo de la cubierta: montaje sobre In ictu oculi, Valdés Leal, 1672, © Daniel Cotta Lobato Producción gráfica: MFC Artes Gráficas Impreso en España «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)» Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir parte alguna de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado —electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc.— sin el permiso previo por escrito de los titulares del copyright.
Videojugarse la vida
¡VIDEOJUGARSE LA VIDA, EL VIDEOJUEGO DEL SIGLO! LA ÚLTIMA NOVEDAD DE Sintiendo®
¡LA ÚLTIMA NOVEDAD DE SINTIENDO! Un juego que marcará un hito en la historia de las videoconsolas Ted McArthur (de la revista Hobbiers): «Nunca probé una cosa igual. Una vez que lo coges, ya no puedes dejarlo. ¡Es adictivo!». Jeff Rodríguez (de la revista Megazine): «Tardé 27 horas en pasármelo. No hablaba a nadie, no comía, no levantaba los ojos de la pantalla. Cuando lo acabé, no pude evitar mirar como un marciano a mis semejantes». Nacho González (de la revista Jugomanía): «¡Por favor, una segunda parte YAAA!». Artículo transcrito de la revista Videojugones, por Álvaro Ticio: «Kesesake Yasumoko, artífice de esta nueva producción de Sintiendo, parece haberse propuesto poner patas arriba el mundo de los videojuegos. Un videojuego de rol desarrollado con una tecnología de ciencia ficción. La pantalla es táctil. Para empezar a jugar, tienes que colocar el índice y el pulgar izquierdos en la parte inferior derecha 11
de la pantalla táctil,1 de manera que el índice quede sobre la página y el pulgar debajo, a manera de pinza. Luego usa la mano para trazar una parábola hacia la izquierda y descubrirás un mundo nuevo. Te aconsejamos que explores a tu antojo el menú inicial. ¡Interactividad elevada a la repanocha!». Te abrimos boca con este tutorial del juego: Eres un extraterrestre que ha llegado a la Tierra procedente del planeta Ultruno, en el cuadrante norte de la galaxia de Andrómeda. Tu misión: exterminar a la raza humana. Pero estás solo. Tus superiores tienen en tan poco el potencial defensivo de nuestra especie que no han creído oportuno enviar más que un solo ultrunita. La cualidad proteica de tu ADN te permite copiar cualquier cuerpo con cromosoma inferior al tuyo, así que en la Tierra pasas inadvertido, pese a que contigo portas un arma letal, la Plasmática, cargada con un millón de filotánatos, la unidad energética de Ultruno (cada una equivale a dos bombas de hidrógeno). El problema llega cuando entras en contacto con nuestra civilización. Tus cuatro cerebros se llenan de interrogantes, y no pocas veces sientes la necesidad de consultar a alguien. Pero no te preocupes: durante el desarrollo conocerás a numerosos personajes que te respondan. El juego, del género RPG, se divide en seis mundos o niveles, en cada uno de los cuales te enfrentarás a un reto cada vez más 1. 12
Por convención, la consola llamará página a la pantalla.
complejo en relación a nuestra especie. Cada mundo consta a su vez de varias pantallas, conformadas por diversos estereotipos humanos cuyo exterminio tú solo decidirás. Por ello el videojuego entablará un diálogo contigo y te planteará siempre una serie de opciones entre las que deberás elegir, lo que proporciona un nivel de jugabilidad inimaginable. ¡Pero cuidado! Sopesa bien cada decisión, puesto que no podrás dar marcha atrás. Excepcionalmente, cuando veas que has cometido una pifia irreparable, podrás pulsar la opción ARREPENTIMIENTO, que te permitirá deshacer tus meteduras de pata. Eso sí, dar marcha atrás te acarreará un gasto que media entre los mil y los veinticinco mil filotánatos, así como las explosiones de ira de Cretón, tu superior, que te castigará con dificultades imprevistas en tu misión. ¿Conseguirás llevar a cabo tu cometido o fracasarás? Descúbrelo adentrándote ahora mismo en las páginas de Videojugarse la vida, un título que os dará que hablar a ti y a tus amigos. ¡Ah, se me olvidaba! Si quieres sacarle más partido, no olvides la opción multijugador, con la que podrás afrontar tus decisiones en compañía de 2 a 4 jugadores. Usa tu pinza táctil para pasar a la siguiente pantalla (recuerda que a partir de ahora a la pantalla táctil la llamaremos por convención página, y a la pinza táctil la llamaremos pulgar e índice).
13
VIDEOJUGARSE LA VIDA Sintiendo®
Opciones (página 17) Opciones de guardado (página 19) Modo multijugador (página 21) Jugar (página 23) Títulos de crédito (página 499)
OPCIONES Elige la que quieras de entre todas estas. Recuerda que en cualquier momento de la partida puedes cambiar de parecer y volver a modificar la configuraci贸n del juego: LUGAR a) Leer en una habitaci贸n a solas, sin nadie que te moleste b) Leer en una biblioteca, enterrado en libros c) Leer en el metro, entre desodorantes y colonias matinales d) Leer en la calle, con el ruido de las gentes, de los coches, de las obras de fondo e) Leer en la m谩s estricta intimidad, es decir, sentado en el inodoro HORA a) Leer por la tarde, con el cerebro alerta b) Leer por la noche, en la cama, alumbrado por la acogedora luz de la lamparita de mesa c) Leer muy temprano, de ma帽ana, antes de afrontar la jornada
17
TIEMPOS a) Leer de una atacada o por atracones, lo que se dice engullir el videojuego b) Leerlo en pequeñas dosis: una página al día, un epígrafe al día… lo que encarte, con los sabios pequeños sorbitos de quien sabe no caer en la adicción
18
OPCIONES DE GUARDADO Elige la forma en que quieres guardar tus progresos: a) Señalar con un marcapáginas b) Doblar el extremo superior de la hoja por la que te hayas quedado c) Marcar con la solapa del libro d) Hacerlo de memorieta e) Ir a todas partes con el índice metido en la boca del libro a guisa de escayola
19
MODO MULTIJUGADOR En el modo multijugador podrás compartir tu experiencia con otros videojugadores, organizando charlas-coloquio, celebrando lecturas conjuntas o simplemente regalándoles el videojuego por su cumpleaños o por su santo o sin venir a cuento
21
JUGAR
PRIMER MUNDO INTRODUCTORIO
Primera pantalla
Bienvenido a la Tierra. Acabas de penetrar en nuestra atmósfera. Tus pulmones retráctiles se adaptan fácilmente a la proporción de nitrógeno y oxígeno del aire terrestre. Apenas tocas el suelo (una vasta superficie arenosa del color de las natillas de ubre gadolínica), debes tomar tu primera decisión, y has de hacerlo inmediatamente, pues aunque parezcas estar en medio del desierto, tu morfología ultrunita provocará en breve el recelo de los seres humanos, que no se cansan de fisgarse a sí mismos desde sus satélites paleolíticos: a) Si quieres ser hombre, pasa directamente a la página 75 (SEGUNDO MUNDO, Primera pantalla) b) Si quieres ser mujer, sigue leyendo Gracias a la sagrada Supraforma, Cretón te obligó a empaparte en tu juventud de la Exopedia sobre especies extraultrunitas elaborada por el Departamento de Zoología Militar del Imperio Tricefálico de Ultruno. Por eso eliges ser mujer: su metabolismo es claramente superior al masculino y ofrece 27
una mayor resistencia interna al paso del tiempo (aunque no se puede decir lo mismo de la parte externa). Adoptas, pues, la forma de un espécimen femenino de metro setenta, de pelo largo, rubio y liso. Adviertes con extrañeza que tu cuerpo está plagado de curvas y prominencias caprichosas, lo que dificulta radicalmente tus movimientos. Acostumbrado al rectángulo áureo de tu cuerpo ultrunita, se te hace casi doloroso verte constreñido a la perpetua inestabilidad de un par de piernas. Cada vez que quieres trasladarte, debes dejar una de esas extremidades en el aire, haciendo converger todo el peso de tu cuerpo en la extremidad contraria. Para colmo de complicaciones, debes alternar a una velocidad de vértigo uno y otro punto de apoyo, lo que unido a la siempre delicada adaptación gravitatoria por la que pasa todo colono interplanetario y a las protuberancias que por delante y por detrás hacen de tu cuerpo humano un insulto a la Geometría, convierte cada paso en un virtual salto al vacío. Cuando ya te has adaptado a desplazarte sobre esa extensión tórrida y arenosa que entorpece más si cabe tus movimientos, te das cuenta de que no estás sola. Hay un sinfín de especímenes de sexo masculino sentados en la arena, sobre una especie de alfombras portátiles que presentan —¡menudo enigma!— la forma rectangular de un cuerpo ultrunita. Te das cuenta de que la arena se ha acabado, y que 28
tus pies tocan una sustancia húmeda y ligeramente corrosiva: agua salada. Estás junto al mar. Docenas de hombres miran inexpresivamente a la playa, protegidos por gafas de sol. Pero cuando activas tu visión catódica, te llevas una sorpresa morrocotuda: ¡están mirándote a ti! Parapetan su mirar libidinoso tras esa colonia de lentes negras que imitan un arrecife de mejillones. Te sientes incómoda, y eso que tu escaso conocimiento de la cultura humana te hizo prevenirte, aun creyéndote en mitad del desierto, con prendas de vestir. Pero no sé, quizá sea ese andar de pato al que te obligan la arena y la voluminosa redondez de tus caderas humanas lo que concite las miradas alampantes de los varones y las recelosas de tus ocasionales compañeras de sexo. Sigues medio andando. Ves algunos cuerpos esparcidos por la arena, boca abajo o boca arriba, exponiendo su piel al fuego letal que despide la estrella de este Sistema Planetario. Ponen la cara a un lado, la ponen para otro, y giran una y otra vez los brazos igualito que hace aquella otra familia con unas salchichas a la barbacoa. Justo en la orilla, repartidos a equidistancias regulares, se distribuyen varias parejas de varones que, con sendos artilugios de madera en la mano, se dedican a arrepentirse continuamente de poseer una esferilla de goma cuyo contenido debe de ser ominoso para ambos. Pero siempre que pasas a 29
su lado, detienen su combate para mirarte, justo como hacen los que llevan gafas de sol. Más adelante llegas a un espigón rocoso con superpoblación. Infinidad de personas se sientan en las rocas con rigidez estatuaria, al revés que los combatientes de la esfera de goma. Sujetan entre las manos un palo largo y elástico del que pende una especie de sedal cuyo extremo se hunde en el agua. Empiezas a pensar que es una forma de intercambio de fluidos entre el hombre y el mar cuando, de repente, uno de ellos tira del palo y se lía a recoger un carrete. El resultado final es que del hilo sale colgando un habitante submarino. Es diminuto, pero tiene el brillo de las cuarcitas de Ultruno y el meneo de vuestras anémonas aéreas. El pescador contiguo le espeta: —¡Eh! Tira eso. Es una cría. El otro responde: —¡Ni loco que estuviera! Es lo único que he pescado en cuatro horas. Entonces el pescador se levanta, saca una placa del bolsillo y proclama: —Policía. Queda detenido por pesca de alevines. Venga conmigo a prisión. Empiezas a marearte con tanto bombardeo de impresiones. No dejan de mirarte ni los hombres con gafas de sol, ni 30
las mujeres sin gafas de sol, ni los guerreros de la esfera, ni los pescadores de anémonas aéreas, ni… No lo soportas, y tienes en un bolsillo tu Plasmática, recién cargadita con un millón de filotánatos. ¿Qué harás? a) Si decides exterminarlos a todos, ve a la página 35 (Segunda pantalla, tris) b) Si decides exterminar solo a los varones, sigue leyendo c) Si decides exterminar solo a las mujeres, sigue leyendo d) Si decides exterminar solo a los guerreros de la esfera, sigue leyendo e) Si decides exterminar solo a los exterminadores de alevines, sigue leyendo f) Si prefieres no exterminar a nadie, ve a la página 34 (Segunda pantalla, bis)
31
Segunda pantalla
De acuerdo, pero ten en cuenta que restringir a un grupo de humanos el poder destructivo de tu Plasmática te acarreará un derroche energético mayor que si exterminaras a la Humanidad entera de un plumazo. Gastarás en ese disparo miles de filotánatos. ¿Estás seguro de que deseas seguir con esa opción? Está bien. Un rocío de cadáveres se extiende, como un calabazar de meteoritos, a tu alrededor. Entre los escasos sobrevivientes, algunos contemplan con ojos desencajados la devastación que los rodea; otros profieren gritos desaforados; y hay quienes parecen ponerse en contacto con alguien a través de un aparatito rectangular que se colocan junto a la oreja. Sientes una enorme curiosidad por esos últimos, pero apenas te acercas y le quitas el cacharrito, llega corriendo un grupo de personajes uniformados, te derriba y te ata las manos con unas primitivas argollas metálicas. Supones que pertenecen a la Guardia del Consejo Tricefálico o como se llame aquí en la Tierra. Mientras te tienen inmovilizado, logras metamorfosearte sin que se percaten y, cuando te levantan del suelo, todos lanzan un alarido de horror: 32
—¡Es uno de los heridos! ¿Qué hemos hecho? Sueltan tu cuerpo sanguinolento y mutilado y finges caer en tierra. —¿Y el de la escopeta de rayos láser? —se preguntan—. ¿Dónde demonios está? Uno de los pocos testigos presenciales les espeta: —¡Dejen de buscar al asesino y salven a ese pobre superviviente, por amor de Dios! —¡Aquí hay otro! —grita otro policía. Os meten a los dos en un vehículo que emite berridos y tu compañero medio moribundo te estrecha la mano y dice: —Tienes la barba hecha una pena. Pero bueno, no te apures: nos llevan al hospital. Como compartiremos habitación, enfermeras y baño, me apresuro a presentarme. Hola, aunque trabajo de peluquero, soy poeta. Lo observas sin comprender. ¿No os conocíais ya de antes? O él o tú sufrís amnesia. La ráfaga de filotánatos te ha debido de dejar grogui y estrechas la mano ensangrentada a quien tú consideras el primer humano que conoces. Se llama Poeta. Salta a la página 127 (TERCER MUNDO, Primera pantalla)
33