La Mujer Verdugo

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GUADALUPE MARTÍNEZ DE BEJARANO

G

uadalupe Martínez de Bejarano fue una asesina en serie mexicana que a finales del siglo XIX mató brutalmente a 3 niñas. La prensa de su época la apodó como “la Temible Bejarano” o “la Mujer Verdugo”. Ella es una de las primeras asesinas seriales de la historia de México, pues era organizada, hedonista y motivada por la satisfacción sexual. No se sabe mucho de su vida privada, sólo que estuvo casada con un hombre apellidado Bejarano, pues con él procreó a Aurelio Bejarano Martínez. La dama pertenecía a un estrato social alto o medio-alto, y ello se intuye por su modus operandi. Atraía a sus víctimas —jóvenes y niñas pobres— ofreciéndoles empleo como sirvientas en su casa. Las conducía a su domicilio, pero ya instaladas mostraba sus verdaderas intensiones: las esclavizaba y sometía a tortura con marcados tintes sexuales. Disfrutaba en especial de obligarlas a sentarse desnudas sobre un brasero ardiente (silla romana), también solía colgarlas desnudas por la muñecas con una cuerda que iba al techo; las suspendía y, entonces, las flagelaba con un látigo para arrear ganado. Finalmente, las dejaba morir de hambre. Casimira Juárez, niña asesinada en 1887, fue el primer crimen conocido de la Bejarano. La homicida fue aprehendida por este crimen, pero la débil legislación penal de la época tan sólo la condenó a unos cuantos años de prisión. Guadalupe y Crescencia Pineda fueron dos hermanas víctimas de la Verdugo en 1892. Ella acababa de salir de prisión, tras pasar sólo 5 años recluida y sin excesiva vigilancia. La policía detuvo a Guadalupe Bejarano

tras varias denuncias que hablaban sobre posibles personas secuestradas y torturadas en su casa. Pero ya era tarde, las hermanas Pineda estaban muertas tras meses o quizás años de abuso. Al final de cuentas, su propio hijo la hundió al identificarla como la responsable de los secuestros, vejaciones y muertes de las niñas. La Bejarano se defendió culpando de todo a su hijo, pero no le creyeron. La indignación pública pedía pena de muerte para la Mujer Verdugo, sin embargo, fue sentenciada a la risible condena de 10 años con 8 meses. Aurelio Bejarano también fue condenado a 2 años de prisión por su pasividad ante los hechos. La Verdugo fue recluida en la cárcel de Belén para mujeres; su reclusión la pasó en solitario ante la amenaza que representaban para las demás reclusas, quienes la aborrecían por sus terribles crímenes. Allí murió por causas naturales antes de que su condena se cumpliera. El grabador José Guadalupe Posada publicó varias ilustraciones sobre el caso, actualmente son éstas las más reconocidas. El escritor y editor Antonio Vanegas Arroyo, por su parte, compusó el “Corrido de la temible Bejarano”.

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