Nº 17 – Diciembre 2.007
BEATA JOSEFINA SAULEDA PAULIS VIRGEN Y MARTIR 1885-1936
INDICE •
Carta de despedida de Fr. Manuel Merten, OP
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Carta de presentación de Fr. Brian Pierce, OP El Nuevo Promotor de las Monjas de la Orden de Predicadores
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Beata Josefina Sauleda Paulis – Virgen y Mártir
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Homilía para el 800 Aniversario de la Fundación de las Monjas – Monasterio Madre de Dios, Estados Unidos
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Reunión de la Comisión Internacional de las Monjas
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Capítulo Regular
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Reunión de las Prioras y Delegadas de los Monasterios de Europa Central y del Este
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Bogotá 2007: Capítulo General
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¿Vida Contemplativa Misionera o Vida Misionera Contemplativa?
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Monasterio de María Inmaculada Patzcuaro, Michoacan, Mexico
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Madre Mary Peter Bergin, OP 2 Diciembre 1918 – 29 Mayo 2007
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*************************************************************** Monialibus es el boletín Internacional oficial de las Monjas de la Orden de Predicadores que publica la Comisión Internacional de Monjas (ICNOP) dos veces al año, en Junio y Diciembre. Está disponible en la página web de la Orden -- www.op.org
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Carta de Despedida de Fr. Manuel Merten, OP
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Queridas hermanas: En este momento ha terminado el encuentro preparatorio de la Asamblea de Prioras y Delegadas de los Monasterios de la región de Europa, que tendrá lugar en Septiembre de 2008 en Strahfeld (Alemania). Después de tres días de trabajo intenso, bajo la dirección de la Hermana María Magdalena (Lage, Alemania), junto con la hermana Mary John (Lisboa, Portugal), Breda (Drogheda, Irlanda), Dominika (Ratisbona), Pavla y Jozefa (ambas de Praga, República Checa), me siento ahora en el tren y viajo con un tiempo muy bueno, a través de un paisaje invernal, hacia el convento de Walberberg, la comunidad que me ha cobijado en los últimos siete años cuando tenía necesidad de alojarme en Alemania. A final de año será cerrado el convento y se acaba de celebrar la última misa pública. Mi nueva casa en Alemania será el convento de Düsseldorf. Los próximos días los ocuparé en el empaquetado de mis cosas y en la realización del traslado. Una tarea parecida me espera en Febrero para mis cosas en Roma, aunque el regreso a Alemania se realizará bien entrado el año Como ustedes saben mis días como Promotor General de la Monjas de la Orden están contados. Tan sólo algunas “actividades oficiales“ se encuentran en mi agenda hasta que el 6 de Enero de 2008 en Prulla, en la cuna de la Orden, deposite mis tareas en las manos de Fr. Brian J. Pierce OP. Entre las actividades pendientes se encuentra, entre otras, la moderación de la Asamblea de Prioras y Delegadas de nuestros monasterios en África, que se celebra del 6 al 13 de diciembre en Rwueza, Burundi; la preparación de la elección de una nueva priora para el monasterio de Praga del 27 al 29 de diciembre y la ayuda práctica para el traslado de la Hermana María Regina (última priora del Monasterio que se cerró en Luxemburgo), quien ha terminado su estancia temporal en Prulla, y ahora regresa a Alemania para encontrar en la comunidad de Lage su casa definitiva. Con mucho gusto echo la mirada hacia atrás y les dejo participar en algunos acontecimientos y experiencias de los últimos meses. Del 16 al 23 de junio se celebró en Cracovia (Polonia) el encuentro de Prioras y responsables de formación de nuestros monasterios en Europa Oriental. El punto central era el significado de los capítulos para la vida y dirección de nuestros monasterios. Con esto no se trataba de un intercambio de experiencias y discusiones teóricas. Más bien nos dedicamos a ejercicios muy prácticos y a considerar los presupuestos comunicativos para una conducción fructífera de los capítulos. En la valoración del encuentro destacaban las participantes: “Nunca antes habíamos trabajado juntas de modo tan intenso, tan útil y tan cercano a la vida“. Creo que fue un acontecimiento hermoso. En los días 24 y 25 de junio mi camino me llevaba a Luxemburgo. Aquí había que celebrar la colocación de la primera piedra para tres grandes casas de apartamentos, que con dinero de la venta del antiguo monasterio serán construidos sobre un solar que pertenece a las monjas. Los ingresos posteriores por el alquiler de esos apartamentos irán destinados, al menos en una gran parte, al “Fondo para las monjas de la Orden“(“Fondo Monache“). Lamentablemente tuvimos que reducir el elemento central del acto, la bendición, porque el cielo cogió por su cuenta el ritual: llovía a cántaros. Dos días después emprendía viaje a Bogotá para participar en el Capítulo General. Pienso que todas ustedes han escuchado o leído una u otra cosas sobre este Capítulo, y sobre todo, han sido hechas partícipes de la muerte repentina de Fr. Dominique Renouard, el anterior Vicario del Maestro de la Orden. Como se pueden imaginar este acontecimiento impregnó fuertemente el clima del Capitulo. En este lugar no tengo mucho que contar del Capítulo. Por una parte, Sor Isabel de Jumilla (España), que fue invitada al capítulo, ha escrito un informe de su experiencia para “Monialibus“; por otra parte recibirán como muy tarde con esta edición, conocimiento de la carta que el Capítulo ha escrito a las monjas de la Orden con motivo de la celebración jubilar “Ochocientos años de vida dominicana“.
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De Bogotá a Alemania. Allí tenía lugar del 9 al 13 de agosto la celebración central como motivo del Jubileo de los ochocientos años. Priora y delegadas de los monasterios de habla alemana, y de las comunidades de habla alemana de las congregaciones de vida activa (sobre todo de Alemania, Austria y Suiza) se reunieron en una fiesta impresionante, a la que también fueron invitados algunos hermanos y laicos. De manera especial se ha quedado grabado en mi recuerdo el “día de los testimonios“. Cada comunidad presentaba su propia misión desde el comienzo hasta hoy. Variado en forma y contenido ese día fue una especie de “témporas de acción de gracias“ por tan valeroso florecer de mujeres siguiendo la pauta de la primera comunidad de Prulla. Increíbles las privaciones que las primeras “hermanas pioneras“ tuvieron que pasar en las diversas nuevas fundaciones y misiones. Increíble también la pasión que ha soportado y sostenido el enraizamiento de cada comunidad en la historia. Todas, todas las personas presentes, sacaron valor para el futuro y han podido percibir un profundo sentimiento de agradecimiento. Yo mismo pude presidir en esa celebración la Eucaristía, y también tuve una conferencia en la que retome algunos contenidos del Capitulo General de Bogotá. En el viaje de vuelta de Strahfehl hice un desvío por Orbey (Francia), donde junto con la Hermana Jean-Thérèse y la comunidad local, preparé la Asamblea anual de la Comisión Internacional de las Monjas. Del 20 al 30 de agosto visité el monasterio del Corpus Christi en Nueva York, para el cual el Maestro de la Orden me nombró su vicario. Esta visita servía para hacerme una primera idea y para pulsar posibilidades de maniobra para el futuro. Esta comunidad ha vivido algunos años difíciles a causa del deseo de distintas hermanas de cambiar a otros monasterios, o por querer recorrer nuevos caminos en la realización de vida dominicana-monástica, y también condicionada por otras circunstancias en las que no quiero entrar más de cerca. Por eso es motivo de alegría mayor, que ellas vuelvan a mirar el futuro con valentía y que le quieran dar forma tomando parte activa. Un paso decisivo se dio durante mi segunda visita al monasterio de Corpus Christi, que tuvo lugar del 14 al 23 de noviembre. Tras una cuidadosa preparación, muy valiosa y útil para las hermanas, la comunidad eligió a la hermana María Pía como su nueva priora Los días 9 y 10 de septiembre me condujeron a una visita relámpago a Irlanda, a nuestro monasterio en Drogheda. En el centro de esa visita se encontraban conversaciones sobre la posibilidad de fundar un nuevo monasterio de la Orden en Bielorusia. Desde hace algunos años las hermanas en Drogheda albergan a dos monjas bielorusas. Ahora el obispo de Witebsk había ofrecido un edificio abandonado para posibilitar la fundación de un monasterio de dominicas contemplativas. Juntos, sin embargo, llegamos a la convicción que es demasiado pronto para una fundación y que los preparativos de tal empresa necesitan más tiempo. No obstante las dos hermanas bielorusas visitaron su patria, vieron el edificio conventual, y pudieron acordar con el obispo que lo reservara para una posible fundación hasta el principio del año 2009. Puedo pedirles a todas que apoyen con sus oraciones, para que hasta esa fecha se vayan dando las condiciones que abran el camino a la esperada nueva fundación en Bielorusia. El 5 de octubre pude recoger a Fr. Brian J. Pierce en el aeropuerto de Roma-Fiumicino y de este modo dar los primeros pasos en el proceso de transición a mi sucesor en el cargo. Pero dos días después Fr. Brian viajó hacia Siena para comenzar allí con su estudio de italiano. De modo comprensible muchos amigos y conocidos utilizan mis últimos meses en Roma para una visita. Es algo, bonito pero también tiene como consecuencia que el tiempo que dispongo para mi trabajo no sea tan amplio como sería necesario. Naturalmente es bello poder despedirse un poco de Roma con personas queridas. Roma es una ciudad única y de inigualable belleza y variedad. Del 28 de octubre al 2 de noviembre estaba fijado el segundo seminario de reflexión de los Promotores Generales de la Orden. Puesto que era la última oportunidad antes del cierre del convento, invito a las hermanas y hermanos a venir a Walberberg. Como es corriente en nuestros seminarios de reflexión utilizamos también la ocasión para encontrarnos en su lugar de residencia con diferentes ramas de la familia dominicana. En la primera tarde nos encontramos con las
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fraternidades laicales de Walberberg, Colonia y Düsseldorf, cantamos juntos las vísperas, cenamos y tuvimos un animado intercambio. Otra tarde la dedicamos a visitar Colonia con sus antiguos lugares dominicanos, y tuvimos como momento central la celebración de la santa misa junto al sepulcro de San Alberto. Nuestra visita a las monjas en Lage, junto con el encuentro con las hermanas, tuvo además una dimensión espiritual más profunda por la realización de una tradición que cuenta con algunos siglos de antigüedad. Junto al convento de nuestras monjas hay una capilla en la que es venerada una cruz muy antigua y pesada. Cuando sucede en alguna parte que una persona está muy enferma, o hay problemas difíciles y aparentemente insolubles, se juntan vecinos y amigos del afectado, se ponen en camino hacia la cruz, la levantan de la pared y la llevan rezando una vez o más veces alrededor de la Iglesia. En el día de nuestra visita nos llega la noticia que en Iraq han penetrado tropas turcas para atacar a los Curdos que allí viven. Medió un pequeño camino desde la llegada de la noticia hasta la idea: “¿No deberíamos rezar para pedir paz en ese lugar tan cargado de tensiones y llevar la cruz con esa intención?“ Y lo hicimos acompañados de nuestras monjas –otro momento intenso de nuestras jornadas de reflexión. Además en nuestro programa de visitas se encontraban dos comunidades de dominicas de vida activa. Las dominicas de Betania, con su apostolado en una “aldea infantil,“ y las hermanas de Santa Catalina de Siena, dominicas de Arenberg, que en su antiguo convento han levantado un moderno “Wellness Zentrum“ (Balneario), en el que ofrecen no solamente descanso para el cuerpo sino también para el alma, una forma interesante de predicación moderna. Del 2 al 10 de noviembre se celebró en Orbey, Francia, la asamblea anual de la Comisión Internacional de Monjas de la Orden. La hermana Vicenta ha escrito un artículo poético sobre ello que no necesita ser ampliado. Sin embargo quiero indicar algo que llevo en el corazón, puesto que fue la última Asamblea de la Comisión Internacional en la que participaba como Promotor General. Igualmente dejan la comisión, según los turnos establecidos, seis hermanas que serán sustituidas por nuevas representantes de las federaciones o regiones correspondientes. ¡Que nos quedaría más cerca que una mirada hacia atrás! No os asustéis que no tengo la intención de hacer un listado de todo lo que la comisión ha realizado desde el año 2001. Junto con un agradecimiento general quiero apuntar dos cosas, que en mi opinión pertenecen a las aportaciones más destacables de la comisión: Nuestra revista “Monialibus“ se ha convertido, desde unos comienzos modestos y pequeños –todavía recuerdo el número cero, que no fue otra cosa que un globo sonda- en un instrumento de intercambio recíproco entre las monjas de la Orden; ha disuelto algunos aislamientos y ha promovido la pertenencia común de todas. Sin el compromiso de los miembros de la Comisión Internacional, sobre todo la de las dos editoras, la hermana Claire Marie y la hermana Mary Emmanuelle esta evolución hubiera sido impensable. Lo segundo que, según mi parecer, es digno de mención es el enorme trabajo que la comisión ha desplegado en la preparación del año jubilar. En la Asamblea de la Comisión Internacional en Roma, en el año 2004, el Maestro de la Orden impartió el correspondiente encargo para la planificación. A la comisión le correspondió muchísimo trabajo: empezando por la delimitación del marco temporal y el relleno de su posible contenido, pasando por la composición y reparto de la oración del Jubileo, hasta las propuestas de actividades concretas y finalmente el hermanamiento entre monasterios del norte y sur, este y oeste. Todo lo que se ha logrado en el año jubilar hay que agradecerlo al trabajo de la Comisión. Supongo que solamente son conscientes de esto un pequeño grupo de hermanas. Y por eso se acrecienta mi intención de reseñarlo en esta carta con motivo de mi despedida del cargo. Repetidamente he mencionado que finaliza mi tiempo de Promotor General. He vivido personalmente estos más de siete años como un tiempo de gracia especial. No me hubiera atrevido a soñarlo cuando el jueves antes de Pentecostés del año 1999, el entonces Maestro de la Orden Fr. Timothy Radcliffe me llamó y me preguntó si yo – tras el fin de mi segundo período en el cargo de Provincial- estaba dispuesto a asumir esta tarea. Me dio entonces cinco días para pensarlo. Cuando se hubieron pasado le hice saber mis consideraciones y observaciones, pero también le transmití las esperanzas que personalmente veía unidas a esta actividad. “Welcome to Rome“(Bienvenido a Roma) decía la casilla del asunto del correo electrónico que recibí como respuesta, y con el que empezó un tiempo nuevo y lleno de retos para mi vida en la Orden.
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Es imposible agradecer a todos y por todo, por todo lo que ha contribuido a que este nuevo tiempo para mí fuera también un buen tiempo. No puede faltar mi agradecimiento a Fr. Timothy y Fr. Carlos que me han regalado (y regalan) tanta confianza, la comunidad de Santa Sabina, en la que me he encontrado muy bien y que siempre me ha apoyado, a los hermanos de mi Provincia en la Orden, sobre todo a los de Walberberg, que siempre me han transmitido la sensación que podía tener como casa el ancho mundo y sin embargo no tenía por que olvidar mi patria en Alemania. A esta sensación han contribuido también las dominicas de Betania con las que desde el comienzo de mi pertenencia a la Orden me une una cordial amistad. Sobre todo quiero agradecerles a ustedes, queridas hermanas, toda la hospitalidad que he experimentado en sus comunidades durante mis visitas, la confianza y la apertura que me han dado muchas de ustedes, las distintas formas en las que han apoyado mi trabajo (económicamente, a través de traducciones de textos y cartas, por aplicar tiempo y oración, por los servicios de “taxistas“, por la disposición a darme hospedaje y por tantas cosas más), los tiempos de oración común y de trabajo juntos, y no en menor medida por las horas de descanso y alegría cordial en tardes de recreación y despedida. Sé que siempre miraré con agrado las fotos que he hecho en los años pasados y que me permiten recordar todas las cosas hermosas que me ha regalado este tiempo. Quiero pedir perdón a cada hermana y comunidad a las que he ofendido o decepcionado. No he logrado en estos siete años visitar todos los monasterios, tampoco todos aquellos que expresamente y varias veces me han invitado a la visita. Lo siento de corazón. También quiero disculparme de que haya quedado sin responder alguna que otra carta, así como uno u otro correo electrónico. Les puedo asegurar que nunca ha sido por mala intención, en el mejor de los casos me ha faltado la energía necesaria o también la deseada fuerza de voluntad, pero, en la mayoría de los casos, simplemente me ha faltado tiempo. Me alegro de corazón que el Maestro de la Orden haya dispuesto como mi sucesor a Fr. Brian J. Pierce. Desde hace varios años ha participado regularmente en la Asamblea de la Comisión Internacional de las monjas de la Orden, y en ellas no sólo ha trabajado de traductor. Con todo su corazón se hacía presente en los asuntos y con sus múltiples capacidades se metía en nuestro trabajo común “como si siempre hubiera sido uno de los nuestros“. Con el servicio de Fr. Brian como Promotor General ustedes verán venir buenos tiempos, se lo puedo asegurar. Ahora me despido yo mismo. A sus comunidades así como a cada una de Ustedes las encomiendo a Dios, a la Virgen María y a Nuestro querido Padre Domingo. Espero de Ustedes que continúen orando por mí y les prometo también mi oración por ustedes. Sobre todo en la celebración de la santa Eucaristía. En gratitud permanezco unido fraternamente a Ustedes como su
En el futuro me encontrarán en esta dirección Manuel Merten OP Dominikanerkonvent St. Josef Andreasstr. 27 D – 40213 Düsseldorf Tel.: +49 211 1363421 E-Mail: Manuel.Merten@dominikaner.de HTU
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Original: Alemán 5
¡Soy Brian Joseph Pierce, vuestro hermano!
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Carta de presentación del Nuevo Promotor General de las Monjas de la Orden de Predicadores Mis queridas hermanas en Santo Domingo: Escribo esta carta desde el Convento de San Domenico en Siena, donde estoy actualmente, intentando aprender un poco de italiano. Aunque la razón “oficial” de mi estancia aquí, en Siena, es estudiar italiano, la razón “oficiosa” es estar cerca del lugar donde nuestra hermana Santa Catalina, vivió y oró y entregó su vida a Dios en servicio amoroso a la Iglesia y a los pobres. Cuando “me llamaron” a Roma, me dijeron que en Italia había varias ciudades para escoger, donde empezar a aprender italiano. En cuanto ví que Siena era una posibilidad, no tuve que pensar más sobre el asunto. Pensé para mí: no hay lugar que me prepare mejor para el ministerio con mis hermanas contemplativas de la Orden que ir y “beber del mismo pozo” del que Catalina bebió. Por ello, estad seguras que mientras estos días me peleo con la conjugación de los verbos italianos, también estoy orando con y por vosotras al caminar por las santas calles de Siena. Me llamo fr. Brian Joseph Pierce, y a petición de fr. Carlos, el Maestro de la Orden, he aceptado con alegría (¡y también con un poco de temor y temblor!) ser el próximo Promotor de las Monjas de la Orden. Cuando mi familia y mis amigos me preguntan por qué me traslado de Lima, Perú, a Santa Sabina, en Roma, la manera más fácil que tengo para responderles es que me han pedido “ser un hermano para nuestras hermanas contemplativas”. Y pienso que así es exactamente como espero comenzar este nuevo ministerio. Soy el segundo de cuatro hermanos, lo cual significa que ¡he crecido sin hermanas! Pienso que ser promotor de las monjas es una prueba perfecta del sentido del humor de Dios. ¡De la noche a la mañana tengo tres mil nuevas hermanas! ¡Pienso que esto es un record mundial! No estoy muy seguro de cómo será este nuevo ministerio, pero puedo decir que estoy feliz de ser un hermano para tantas hermanas. Durante el Año Jubilar, el Maestro de la Orden ha mencionado frecuentemente el encuentro entre Diego, Domingo y los Abades Cistercienses en Montpellier, en 1.206. Fue aquí, apunta fr. Carlos, cuando Domingo dejó atrás su título de Canónigo de Osma y adoptó el nombre “Hermano Domingo”. Por ello, con la ayuda de Domingo, trataré de ser un hermano para vosotras, mis hermanas dominicas. Pido vuestra misericordia, y os prometo la mía. Crecí en Texas, al sur de Estados Unidos. En Junio de este año mis padres celebraron sus bodas de oro matrimoniales, por lo que para mí el Año Jubilar ha sido también una ocasión para celebrar el Jubileo de los 50 años de amor fiel de mis padres. Doy gracias a Dios por su testimonio del evangelio en mi vida. A los 17 años me eligieron para representar a mi instituto en un intercambio de estudiantes en el extranjero durante varios meses en Cuzco, Perú. Esta experiencia cambió mi vida. No sólo aprendí español, sino que ví otro mundo – un mundo marcado por la pobreza y la violencia. Volví a los Estados Unidos con muchas preguntas sin respuesta, pero también con un deseo de hacer algo significativo con mi vida. Continué cursando una titulación en español y en Ciencias Políticas en una universidad del este de Texas.
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Durante mi primer año en la Universidad, el capellán católico del campus me invitó a ir, con un grupo de estudiantes, a visitar “un monasterio”. No tenía ni idea de lo que era aquello. Esperaba algunas viejas piedras de tiempos pasados apiladas unas encima de otras en alguna colina. ¡Una vez más, Dios me sorprendió! Llegamos a la ciudad de Lufkin, Texas, para descubrir una comunidad de más de treinta monjas contemplativas dominicas. No lo podíamos creer, al principio, cuando nos dijeron que rezaban todo el día, así que dos semanas después yo regresé por mi propia cuenta a ver si estaban todavía allí orando. Y allí estaban. ¡Y todavía están allí! Entre mis amigos en la capellanía universitaria, las monjas dominicas de Lufkin y San Martín de Porres (que estoy seguro me estaba llamando a la familia de Domingo mientras recorría las calles de Perú unos años antes), el camino para mi vocación dominicana estaba ya preparándose. La mayor parte de mi ministerio como fraile dominico ha sido como misionero en Latinoamérica o como parte de dos equipos de predicación en los Estados Unidos. Viví durante nueve años en Centroamérica (Honduras y Guatemala), y puedo decir con gratitud que los pobres han sido algunos de mis grandes maestros. Estos tres últimos años he vuelto a Lima, Perú (con San Martín, Santa Rosa, San Juan Macías y la Beata Ana de los Ángeles), sirviendo como Promotor de la Familia Dominicana para Latinoamérica y el Caribe. La Familia Dominicana en estos países está viva y vibrante, y ha sido difícil decirles adiós, pero sé que lo que he recibido de ellos podré compartirlo con vosotras, nuestras hermanas contemplativas. Mi mayor afición es salir a caminar por el campo, al aire libre, por lo que no os sorprendáis cuando salga a explorar las calles y bosques y colinas alrededor de vuestros monasterios. Pocas cosas hablan más profundamente a mi corazón y mi alma que el silencio de un bosque o una montaña. También me interesa mucho el diálogo interreligioso, especialmente el diálogo entre las tradiciones místicas de Oriente y Occidente. Siempre me hace feliz compartir lo que descubro en esta área, porque verdaderamente creo que la paz estará más y más cerca en nuestro mundo cuando reconozcamos la belleza y dignidad de las diversas religiones del mundo. Por todo ello, mis queridas hermanas, doy gracias a Dios por las abundantes bendiciones que me han conducido a este momento de mi vida. Pido vuestras oraciones, y estaréis en las mías diariamente. Como vosotras, sólo soy un peregrino en camino, tratando de recibir el amor gratuito de Dios en mi vida. Termino agradeciendo a fr. Carlos su confianza y por enseñarme el amor fraterno de Domingo. Y también agradezco a fr. Manuel Merten todo su apoyo y sabiduría, mientras acepto con alegría el “manto” que él, y fr. Víctor antes que él, tan generosamente me confían. En la paz de Cristo, fr. Brian. Original: Inglés
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BEATA JOSEFINA SAULEDA PAULIS VIRGEN Y MARTIR 1885-1936 La primera monja Dominica contemplativa beatificada nació el 30 de Julio de 1885 en San Pol de Mar. Sus padres, Josefa Paulis y Victoriano Sauleda, educaron a sus doce hijos en una familia de raíces profundamente cristianas. Buenaventura (Madre Josefina) fue bautizada el 5 de Agosto de 1885 y recibió el sacramento de la confirmación el 14 de Junio de 1887. Ventureta (diminutivo de Buenaventura) fue una niña normal, nacida y criada en un hogar cristiano ejemplar. Como todos los niños, participaba en los juegos con alegría y risas. También podía coger una rabieta cuando se la contradecía. ¡Qué temperamento! Las Hermanas Dominicas de la Anunciata se encargaron de su educación, y mostró gran interés y talento en la música, arte y literatura. Ventureta aprendió a rezar y a reservar algún tiempo para la oración silenciosa ante el altar en el oratorio del colegio. A los once años, recibió a Nuestro Señor en su Primera Comunión, el 23 de Mayo de 1897. Al quedar totalmente embelesada, Dios infundió en su alma el deseo de la total donación. Los parientes y conocidos describen a Ventureta con diecisiete años como “alta, esbelta, elegante, serena y de modales refinados”. Tenía su cara redonda, siempre sonriente, realzada por sus expresivos ojos con su mirada distante, contemplativa. Era asidua a la oración y recepción de sacramentos. Los escritos de Fr. Luis de Granada nutrían su vida espiritual e intelectual. El ministerio pastoral no era extraño para Ventureta, ya que estaba entre los celosos catequistas que enseñaban la Doctrina Cristiana a los jóvenes de la parroquia. Ventureta tenía dieciséis años cuando sintió la llamada de Dios a la vida religiosa. Poseedora de un tierno corazón, con bondad y sensibilidad exquisitas, Ventureta estaba destinada al cuidado de los enfermos. Era lógico que su primer pensamiento fuera entrar en una comunidad de hermanas enfermeras que administraban hospitales. Su hermana mayor, Mercedes, ya era monja en el Monasterio Dominicano de Nuestra Señora de Monte Sión en Barcelona. Madre Mercedes oraba por su joven hermana, que estaba en proceso de discernimiento vocacional. Ventureta hizo un retiro en Barcelona, y después de un período de intensos ejercicios espirituales, decidió ser monja dominica contemplativa. En Enero de 1905 el monasterio Dominicano de nuestra Señora de Monte Sión en Barcelona abrió ampliamente su puerta reglar para recibir a la postulante de 19 años, Buenaventura Sauleda Paulis. El abrazo de bienvenida de la comunidad, especialmente de su propia hermana, Mercedes, la llenó de gran paz. Su celda monástica fue un espacio sagrado donde encontraría dulce reposo para su alma, y un lugar tranquilo para el estudio, oración e íntimos encuentros con Dios. El mobiliario era muy pobre: una cama, una mesa, dos sillas, un crucifijo, una imagen de la Virgen María y un pequeño armario para guardar la ropa y efectos personales. El horario monástico giraba en torno al Oficio Divino, lectio divina, estudio y trabajo. La crónica del monasterio recuerdan las etapas de su formación en su vida dominicana contemplativa: Toma de Hábito el 12 de Marzo de 1905; Profesión Simple, el 24 de Marzo de 1906; y el 12 de Abril de 1909 hizo su Profesión Solemne. Cambió su nombre de religiosa en memoria de su madre. Una monja de ilimitada caridad, Sor Josefa era generosa en el servicio a sus hermanas. Desempeñó los oficios de portera y enfermera con gran generosidad y fidelidad. Sirvió a la comunidad como priora (1929-1935) y después como Maestra de Novicias (1935). Los lemas dominicanos Veritas y Contemplare et contemplata aliis tradere fueron grabados profundamente en su ser. Era un alma bien templada, ferviente, ejemplar y entusiasta de las celebraciones litúrgicas. Su espiritualidad era cristocéntrica y mariana.
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El Señor le concedió su deseo de derramar su sangre hasta la última gota para su Divino Esposo. En la persecución religiosa y trágica guerra de 1936, el 31 de agosto fue apresada; poco después, por la noche, fue objeto de interrogatorios, seguidos de una lenta y cruel tortura. Al rayar el alba, su sufrimiento fue coronado con el martirio. Mientras agonizaba, oraba por su país, por el perdón de sus perseguidores, y encomendaba a aquellos que, igualmente, morían como mártires. Su cuerpo sin vida –ensangrentado y terriblemente desfigurado- fue encontrado posteriormente en el hipódromo, a las afueras de la ciudad de Barcelona. El cadáver fue llevado al Hospital, donde, una vez identificado, se preparó para enterrar. El 23 de Junio de 1950, sus restos fueron trasladados al cementerio del convento en Esplugues de Llobregat. El proceso de su Beatificación se abrió en 1958 y fue solemnemente clausurado el 26 de Febrero de 1963 en el Palacio Episcopal de Barcelona. Sor Josefina Sauleda Paulis OP fue beatificada por Su Santidad Benedicto XVI el 28 de Octubre de 2007. (Extracto de SINTESIS BIOGRAFICA DE LA SIERVA DE DIOS SOR JOSEFINA SAULEDA, de Sor Catalina Febrer, OP.)
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Homilía para el 800 Aniversario de la Fundación de las Monjas Monasterio de la Madre de Dios —West Springfield, MA (Estados Unidos) El nacimiento de la Orden Dominicana fue de esta manera: Cuando el Padre Santo Domingo estaba predicando con el Obispo Diego, pero antes de que vivieran juntos, se encontró con que había reunido con él nueve mujeres, por obra del Espíritu Santo. Como era hombre justo, y no quería exponerlas a la vergüenza de un mundo albigense, decidió fundar un monasterio. Tal fue su intención cuando el 22 de noviembre de 1.206 hizo la primera fundación de lo que diez años después sería la Orden de Predicadores. Esta fundación original, hace ahora 800 años, es la razón que nos ha congregado hoy aquí, en esta capilla, en este altar, con estas monjas, y nuestro obispo. Y es apropiado que celebremos esta Misa en la Fiesta del Nacimiento de la Bienaventurada Virgen María, ya que igual que su nacimiento preparó al mundo para el nacimiento de su Hijo, el nacimiento de las Monjas Dominicas, preparó a la Iglesia para el nacimiento de los Frailes Dominicos. El Beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo como Maestro de la Orden, describió de este modo la fundación de las monjas: “Instituyó un monasterio con el fin de recoger en él algunas mujeres nobles que, por motivos de pobreza, eran entregadas por sus padres a los herejes, para que las educaran y se preocuparan de su manutención. El monasterio estaba situado entre Fanjeaux y Montreal, en el lugar denominado Prulla. Hasta el día de hoy, las siervas de Cristo ofrecen allí un culto agradable a su Creador, con una santidad vigorosa, y preclara pureza de inocencia. Llevan una vida provechosa para sí, ejemplar para los hombres, motivo de júbilo para los ángeles y grata a Dios”. (Libellus, nº 27) Las nueve mujeres que Santo Domingo recibió fueron: Adelais, Raymunda, Berengaria, Ricarda, Jordana, Gugliemina, Curtolana, Claretta y Gentiana. Fue por su “fortaleza y santidad” y por su “noble pureza de inocencia por lo que estamos todas hoy aquí”. Todo es como si, sin ellas, podíamos haber tenido a Santo Domingo, pero nunca hubiéramos tenido la Orden que fundó.
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El pasado verano la Orden celebró un Capítulo General en Bogotá, Colombia, y con ocasión de la Fiesta de Santo Domingo, los Capitulares enviaron una carta a todas las monjas de la Orden. En ella, escribieron: Con vosotras felicitamos con gozo al Monasterio “Santa María de Prulla”, primera fundación de una Comunidad Dominicana, y principio de un proceso que llevó a la confirmación de la “Orden de Predicadores” por el Papa Honorio III el 22 de Diciembre de 1216. Desde el principio, vosotras, nuestras hermanas, no sois sólo una parte esencial de la Orden: sois el corazón mismo de la Santa Predicación y una “ayuda siempre eficaz para la vida apostólica de vuestros frailes” (cf. Aniceto Fernández, 22 de Julio de 1971, en su carta de promulgación del texto provisional del Libro de las Constituciones de las Monjas revisado). El auténtico corazón de la Santa Predicación de la Orden Dominicana debe encontrarse en los Monasterios de nuestra Orden, e incluso elevarlo aún más alto: las monjas de la Orden de Predicadores SON el corazón. La carta de Bogotá continúa: Tan queridas eran para nuestro Padre Santo Domingo que una de sus últimas preocupaciones (antes de su muerte en 1221) era la construcción del monasterio de las monjas en Bolonia: “Es absolutamente necesario, hermanos, que se construya la casa de las monjas, incluso si ello significa posponer durante un tiempo el trabajo de nuestra propia casa”. Domingo nos confió los monasterios a nosotros. Y nosotros estamos confiados a la oración y cuidado de las monjas. Esta reciprocidad está en el corazón de la Orden. El Padre Bede Jarrett, OP, comenta en su Vida de Santo Domingo que esta primera fundación de monjas iba a ser “apostólica, educativa y un refugio del entorno hostil”. Había, en aquel tiempo, muchos errores relativos a la Fe Católica en esta región de Francia. La gente fácilmente era arrastrada y se alejaba de la Iglesia. Pero estas nueve monjas iban a cambiar todo esto. No sólo consagrarían sus vidas por los Consejos Evangélicos, sino que también establecerían su monasterio como un centro para que los católicos pudieran venir y formarse en la Fe. La solución de Santo Domingo al problema fue consagrar estas nueve mujeres al Señor. Su solución a la adversidad fue la oración, su solución fue enseñar la Verdad para combatir y vencer todo error, y su solución fue (contra lo que se esperaba), el Señor, para convertir el mundo a Cristo. Una vez más, de la Carta de Bogotá: “Vuestra oración, vuestra vida de contemplación, vuestro mundo de clausura y silencio – sin abandonar la humanidad como lugar para encontrar a Dios -, vuestro trabajo, vuestro escrute de las Escrituras con corazones amantes, vuestra práctica de la penitencia – todo esto es el modo como compartís la misión común de la Orden”. Es peligroso pensar en celebrar un Aniversario. Fácilmente podemos pensar que todo el trabajo ya está hecho, que tenemos mucho de qué enorgullecernos, por lo que podemos descansar. Este es el peligro. La realidad es que un Aniversario nos llama a un esfuerzo aún mayor para ser fieles a la fundación, para preocuparnos por nuestro mundo herético y cómo estamos para convertirlo y convertirnos más profundamente a Cristo. Si os relacionáis con Nuestra Señora y Santo Domingo, debéis estar preparadas para estar en movimiento. Este fue el estilo de vida que Santo Domingo había formado para las monjas, no un edificio, o unas personas en particular, sino un estilo de vida. Las Constituciones de las Monjas detallan esta vida: “Por ello, toda la vida de las monjas se ordena a conservar concordemente el recuerdo constante de Dios. En la celebración de la Eucaristía y del Oficio Divino, en la lectura y meditación de los libros sagrados, en la oración privada, en las vigilias y en toda su intercesión, procuren sentir lo mismo que Cristo Jesús. En la quietud y en el silencio, busquen asiduamente el rostro del Señor y no dejen de interpelar al Dios de nuestra salvación para que todos los hombres se salven. Den gracias a Dios Padre, que las llamó de las tinieblas a su luz admirable. Fijen en su corazón a Cristo, que por
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todos nosotros fue clavado en la Cruz. Practicando todo esto son realmente monjas de la Orden de Predicadores. La Carta de Bogotá tiene una petición final a las Monjas: Cuando el Año Jubilar de la fundación de la primera Comunidad Dominicana termine, comenzamos una “novena de años” de 2008 a 2016, cuando celebramos el 800 aniversario de la confirmación de la Orden. Estos nueve años son “una peregrinación a nuestros orígenes”, dedicada a redescubrir las intenciones originales de Domingo, actualizarlas en la Iglesia, la sociedad y el mundo de hoy, descubriendo juntos nuevos caminos que recorrer. Somos conscientes que todo ello nos pide a cada uno una conversión. Nosotros, vuestros hermanos, os pedimos que nos acompañéis en esta “novena de años” con vuestra oración continua, para que “caminemos fieles al amor inicial” (Rev 2.4). Y así es cómo fue el nacimiento de la Orden Dominicana. V. Rev. James Sullivan, O.P. Priorato de Santo Domingo, Youngstown, Ohio (USA) Original: Inglés
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REUNIÓN DE LA COMISIÓN INTERNACIONAL DE MONJAS Sor M. Vincenza Panza, OP Italia En este año Jubilar del VIII centenario de la fundación de Prulla, la comunidad del Monasterio de San Juan Bautista, en Orbey, Francia, acogió la reunión de la Comisión Internacional de Monjas Dominicas del 2 al 10 de Noviembre de 2007. Esta comunidad arraiga su historia en el famoso monasterio de Unterlinden, fundado en Colmar en 1232 – S. Alberto Magno celebró la dedicación de la iglesia del monasterio en 1269 y Eckart visitó la comunidad en 1322. Después de la Revolución Francesa las monjas fueron expulsadas en 1792, pero la comunidad fue refundada en 1899 en Colmar, y permaneció allí hasta que se trasladó a su ubicación actual en las Montañas Voges, en el centro de Alsacia, en 1973. El antiguo monasterio de Unterlinden todavía se conserva, pero hoy día alberga un museo. A media semana hicimos un alto para visitarlo y ver alguna de las bellísimas obras de arte. Pasando de una obra maestra a otra, y admirándolas, el tiempo corrió veloz. Después visitamos el santuario Mariano de Shauenberg, que en tiempos fue la famosa ermita de San
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Ulderico. El frío era intenso, pero arrodillarnos en oración a los pies de la pequeña estatua milagrosa de la Bienaventurada Virgen María nos fortificó el espíritu y caldeó el cuerpo. Sin lugar a dudas, Orbey fue un lugar ideal para nuestra reunión. La liturgia, bien preparada y bellamente cantada, con tiempos para oración personal y silencio, marcó un ritmo equilibrado para los días de nuestro trabajo. Los melodiosos cantos acompañados de instrumentos de cuerda elevaron nuestras mentes y corazones al cielo. Una cristalera detrás del altar presentaba una maravillosa vista del exterior, con valles y colinas – cubierta de magníficos colores otoñales. Simplemente, era impresionante. Fue maravilloso ver la cantidad de laicos que asisten a la Eucaristía Dominical y vísperas, y participan en la oración de la comunidad – una auténtica forma de predicación. La comunidad nos propició una calurosa bienvenida, y desde el principio nos sentimos en casa entre ellas. Cada comida era una fiesta, y, obviamente, estaba preparada con cuidado y atención. La primera tarde nos invitaron a su recreación, y después, durante la semana, tuvimos una comida y recreación con ellas. Para los miembros de la comisión, así como para la comunidad anfitriona, estos intercambios son muy enriquecedores. El hecho de que la comisión se reúna en un monasterio distinto cada año, ensancha la visión de nuestra vocación – tenemos ocasión de experimentar las similitudes y diferencias de nuestra vocación contemplativa dominicana, ya que cada comunidad trata de responder a la cultura y necesidades de su situación concreta. A su vez, la comunidad que nos recibe tiene una oportunidad excelente para conocer a los miembros de la comisión y su trabajo. El trabajo de la Comisión Nuestro trabajo comenzó el sábado 3 de Noviembre, con los saludos y presentación del programa para la semana, por Fr. Manuel. Todas sentimos que Sor M. Inmaculada – representante de la Federación Española de la Inmaculada – no pudiera asistir debido a motivos de salud. Echamos mucho de menos su presencia, ya que los otros diez miembros asistieron. Como de costumbre, Fr. Manuel moderó las sesiones, mientras Fr. Brian Pierce – que comenzará su oficio de Promotor el 6 de Enero – traducía de español a inglés, y viceversa. Antes de que empezáramos, Fr. Manuel propuso guardar un momento de silencio en recuerdo de Fr. Dominique Renouard. Después, teniendo en cuenta que nuestro estar físicamente presente en un lugar no quiere decir necesariamente que nuestras mentes y corazones estén centrados en lo que tenemos entre manos, cada uno reflexionó y compartimos con el grupo qué nos había estado preocupando durante el pasado reciente, y qué era lo que todavía ocupaba nuestras mentes. Fr. Manuel tiene un gran don para facilitar estos coloquios, que nos unen como grupo y nos preparan para la semana de trabajo que tenemos por delante. Después presentó su informe sobre el servicio prestado a los Monasterios en este Año Jubilar, y hubo tiempo para las preguntas. Gran parte de este informe está incluido en la carta de Fr. Manuel, por lo que no hay necesidad de repetirlo aquí. Sor Jean Thérèse – miembro de la comunidad de Orbey que representa a la Federación de Francia en la comisión – nos contó la interesante historia de Francia y la relación entre la Iglesia y el Estado, así como una breve historia de su comunidad. Informe de las Regiones De ordinario cada miembro de la comisión da un breve informe sobre su respectiva región después de lo cual las demás tienen oportunidad para las preguntas. Este año el tema principal de estos informes fueron las celebraciones jubilares. Fue maravilloso escuchar cómo toda la Familia Dominicana se unió a las monjas para hacer de este año una ocasión especial. Otro factor interesante y alentador fue el modo como los monasterios del mismo país o localidad se habían unido en una celebración común – para así dar testimonio de nuestra unidad en la diversidad. La tristeza de escuchar las experiencias de comunidades en dificultades por la falta de vocaciones y enfermedad de las hermanas, fue equilibrada por las esperanzas de nuevas comunidades que surgen en lugares como Bolivia, Bielorrusia o Nigeria.
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Monialibus En cada reunión empleamos algún tiempo en la evaluación del boletín Monialibus – siempre buscando cómo mejorar su calidad y asegurándonos de que continúe siendo un órgano de comunicación entre las monjas. El ánimo recibido de las comunidades y monjas individuales, así como sus críticas son de vital importancia a este respecto. Debemos una profunda gratitud a Sor M. Emmanuelle, de la Región Asia-Pacífico, por su competencia y dedicación como editora. Debido a que termina su período en la comisión, Sor Isabel, de la Federación del Santo Rosario, España, aceptará esta responsabilidad en Enero de 2008. La deseamos todo lo mejor, seguras de que continuará al servicio de las monjas en esta importante tarea de confirmar a Monialibus no solo como un boletín, sino que será un medio de formación para nuestra vida contemplativa y para profundizar en el aprecio de nuestras Constituciones y de nuestra vocación en la Orden y en la Iglesia. Es bueno que recordemos que el propósito principal de Monialibus es hacer circular la información e invitar a las monjas al diálogo mutuo, mientras que los puntos de vista expresados en el boletín no son necesariamente los de la editora, el promotor o los miembros de la comisión. Se publicará en torno a Pascua un número especial de Monialibus sobre las distintas experiencias de las celebraciones del Año Jubilar. En ediciones futuras del boletín esperamos tener dos secciones – una con noticias y una segunda con un Foro Abierto, donde las comunidades y particulares puedan cambiar puntos de vista sobre los distintos asuntos concernientes a nuestra vida. Para que esto se haga realidad, necesitamos la cooperación de todas las monjas. Capítulo Regular Tuvimos un breve diálogo sobre cómo se celebra el capítulo regular en las distintas regiones. Este tema parece estar tomando un creciente interés entre los monasterios los últimos años, y algunas regiones lo han tomado como tema a tratar en las reuniones anuales de prioras. En vista de este interés, y con objeto de invitar a las comunidades a compartir sus experiencias y puntos de vista, esperamos incluir este tema en la sección de Foro Abierto de un futuro Monialibus. Contemplación No parece probable que Fr. Carlos pueda completar la carta propuesta sobre Contemplación antes del fin de su período en el cargo. Sin embargo, todavía tenemos el material sobre la contemplación que las distintas comunidades enviaron hace tres años en respuesta al cuestionario, y que los miembros de la comisión resumieron y organizaron. Hablamos brevemente sobre el modo en que podríamos publicar algo de este material, pero no llegamos a ninguna conclusión. La Transición a la Nueva Comisión Como sabéis, el período de los miembros de la comisión es de seis años, y cada tres años cambia la mitad de su composición. Las siguientes hermanas han finalizado sus respectivos períodos: Sor Mary Emmanuelle – Región Asia-Pacífico, Sor Joyce-Rita – África, Sor M. Blanca – Sudamérica, Sor M. Inmaculada - Federación de la Inmaculada, España, Sor Flora - Federación de Santo Domingo, España y Sor M. Vincenza, Italia. Una de las primeras tareas de Fr. Brian como promotor será comenzar el proceso para el nombramiento, por parte del Maestro, de los nuevos miembros para estas regiones. Estuvimos durante algún tiempo reflexionando cómo tuvieron lugar estos nombramientos en el pasado, y buscando formas de mejorar la transición a la nueva Comisión. Promotor para Internet Fr. Manuel había invitado al Nuevo promotor para Internet, Fr. Scott Steinkerchner OP, durante una tarde para hablarnos sobre la predicación vía internet. Fr. Scott espera preparar un programa mediante el cual podamos componer un catálogo electrónico de todas las monjas de la Orden, al que tengan acceso el Maestro de la Orden y el Promotor. Conclusión y Evaluación Los días pasaron rapidísimamente, y llegó el momento para la acostumbrada evaluación y despedidas. Ya que esta era la última reunión de la Comisión para Fr. Manuel, así como para seis de
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los miembros, las despedidas tuvieron un tono ligeramente distinto – era cuestión de mirar al pasado, así como al futuro. El tema prevaleciente fue el del agradecimiento: gratitud a la comunidad de Orbey por cuidar cada una de nuestras necesidades; gratitud por tener esta oportunidad de trabajar juntos al servicio de las monjas de la Orden; gratitud por la oportunidad de conocer hermanas de otros lugares del mundo; gratitud en particular a las seis hermanas salientes, por su contribución a la Comisión y su dedicación al servicio de sus hermanas. Deseamos para ellas todas las bendiciones en el futuro. Las cinco hermanas que permanecerán, recordaron con gratitud la cálida bienvenida que recibieron de estas seis (que ahora terminan), y querrían extender esta misma bienvenida a los nuevos miembros en nuestra próxima reunión. Expresamos también nuestro más sincero agradecimiento a Fr. Manuel por su constante dedicación a promover nuestra Vida Dominicana Contemplativa, por su estímulo – hacia las comunidades, así como hacia las personas, su duro trabajo, escucha paciente y alegre espíritu. Pasará a la historia de la Orden como el Promotor del Año Jubilar del VIII centenario. Fr. Manuel, a su vez, nos había preparado una sorpresa: una presentación de las fotos de las últimas cuatro reuniones, y cada miembro recibió el regalo de un CD con dicha presentación. ¡Gracias, Fr. Manuel, gracias de corazón! Finalmente, debíamos un sincero agradecimiento a nuestro excelente traductor, Fr. Brian Pierce, que será nuestro nuevo promotor desde el 6 de Enero de 2008. Su habilidad para pasar rápidamente de español a inglés y viceversa sin muestras de cansancio, demuestra su excepcional conocimiento de ambos idiomas. Sin lugar a dudas, el hecho de que haya participado como traductor en las reuniones de la comisión durante los últimos cuatro años le han preparado para su nueva tarea. Nuestra tristeza por la marcha de Fr. Manuel, se suaviza sabiendo que podemos esperar una dedicación similar por parte de Fr. Brian. Le damos la bienvenida calurosamente como nuestro promotor y le deseamos todo lo mejor en su nueva responsabilidad. Ahora comienza un Nuevo capítulo para la vida contemplativa Dominicana. Pidamos al Espíritu del Señor que nos renueve en Su amor.
Original: Italiano
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CAPÍTULO REGULAR Conversación informal entre los Miembros de la Comisión Internacional de monjas Sor Mary Lucy of the Divine Word, OP Buffalo, NY (Estados Unidos) Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos… allí manda el Señor la bendición: la Vida para siempre (Sal 132). Todos los aspectos de nuestra vida dominicana tratan de profundizar la unanimidad de mente y de corazón en el Señor, por la cual nos esforzamos diariamente. El Capítulo Regular, de modo particularmente importante, forma parte de nuestra observancia, porque es el lugar donde el carisma dominicano brilla claramente. Es el lugar privilegiado de nuestra búsqueda comunitaria de la Verdad, ya sea la verdad sobre Dios, sobre nosotras mismas, sobre el modo cómo vive la comunidad. Y es esta verdad la que nos hace libres. Podemos recordar la ronda que Santo Domingo y el diablo hicieron por el convento, mientras nuestro Padre obtenía información sobre cómo los frailes eran tentados. A la puerta de la Sala Capitular, el demonio trató de huir, y con
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un aullido dijo que ése era el lugar donde perdía todo el fruto de su trabajo, a causa de la humildad de los hermanos. Humildad, sobre todo, significa estar cimentado en la Verdad. En nuestra conversación sobre cómo se celebra el capítulo regular en cada una de nuestras comunidades, nos asombramos de ver la riqueza del tapiz de experiencias. Por esta razón, deseábamos compartir con vosotras algunas de las ideas y pensamientos que surgieron en nuestro debate. Aunque se contaron tanto experiencias positivas como negativas, la impresión general fue positiva. El capítulo o la reunión comunitaria se celebra con una regularidad semanal en la mayoría de nuestros monasterios. Muchos de los monasterios conservan el tradicional capítulo de culpas una vez al mes, otros en puntos concretos del año litúrgico. Algunos monasterios no tienen esta forma de capítulo debido a experiencias negativas del pasado. Una hermana contó la maravillosa experiencia que ha sido para ella desde los primeros días en el monasterio. Dijo: “Viendo a las hermanas mostrar sus debilidades, me ha ayudado a mostrar las mías, y a querer más a cada una de mis hermanas. Para mí, siempre es un momento de gracia”. Muchos monasterios mantienen capítulos donde se comparten reflexiones o pasajes de la Escritura. Una comunidad aprovecha este tipo de reflexiones específicamente para construir su capacidad de escucha unas a otras. Esta práctica las prepara a escuchar en otras reuniones donde el tema es más difícil. Otras fuentes que han proporcionado reflexiones capitulares fructuosas son: textos de las Constituciones, Encíclicas, cartas del Maestro de la Orden, cartas del vicario después de una visita, u otros textos monásticos. Normalmente la priora aporta la principal reflexión al capítulo antes de que el resto de la comunidad añada las suyas, pero en algunas comunidades puede ser otra hermana la que haga la aportación principal. Una hermana contó que en su comunidad, los capítulos que tienen un tema difícil para tratar, casi siempre terminan con un café, helado y recreación. También se hizo mención de la entrañable costumbre del Capítulo Solemne con motivo de la Navidad y la Anunciación –subrayando la devoción de la Orden a la Palabra Encarnada – donde un miembro del noviciado es quien predica la homilía. Estamos llamadas a conseguir la comunión a través de nuestro modo de gobierno, nos dice el Libro de las Constituciones. Podemos hacerlo de un modo especial durante nuestro capítulo regular, donde, en caridad y humildad, reflexionamos juntas sobre cómo estamos viviendo el modo de vida que nuestro bienaventurado Padre Domingo ha hecho para nosotras. Verdaderamente, qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos… allí manda el Señor la bendición: la Vida para siempre (Sal 132).
Reunión de las Prioras y Delegadas de los Monasterios de Europa Central y del Este – Grodek, Cracovia – Junio 2007 Sor Breda Caroll, OP Drogeda, Irlanda T
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Asistentes: Hermanas – las prioras y delegadas de los siguientes monasterios – Cracovia: Sor Roza y Sor Imelda; Santa Ana: Sor Joanna y Sor Agnieszka; Radonie: Sor M Dominika y Sor Bernadetta; Vilnius: Sor Zdislawa y Sor Faustyna; Praga: Sor Pavla y Sor Josefa; Znojmo: Sor Anezka Invitadas especiales – Oslo: Sor Anne-lise; Drogheda: Sor Mairead y Sor Breda
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Hermanos – Fr. Manuel Merten – Promotor General de las monjas; Fr Jozef Pociecha OP – Promotor para las monjas de Polonia; Fr. Andrzej Ponikowski – traductor; Fr. Raymond de la Curia – Socio del Maestro para Europa Central y del Este; Fr. Krzysztof Poplawski, Provincial Polaco (la primera mañana); Fr. Tom Jordan – Dublín. Tema de la Reunión: El Capítulo en la Vida Dominicana y Espiritualidad Ponentes: Fr. Krzysztof Poplawski OP, Provincial Polaco – “El Capítulo en la Vida Dominicana” Fr. Tom Jordan OP, Dublin – “El Capítulo como revisión de vida” Sr. Anne-lise, Lunden Kloster, Oslo – “La Historia del Capítulo en la Orden Dominicana. Nuestra autoridad es nuestra espiritualidad – una significación moderna y experiencia”. Moderador: Fr. Manuel Merten, OP
Introducción Sor Roza abrió la reunión dándonos la bienvenida a Cracovia durante este año especial, conmemorativo del 800 aniversario de la fundación de las monjas y el 750 aniversario de la muerte de S. Jacinto. El contenido para la reunión de este año: El papel del Capítulo en la Vida Dominicana y la Espiritualidad parecía ser un tema que está muy en boga actualmente. El año pasado las prioras de los monasterios de habla alemana lo trataron también en su reunión. Además, algunos monasterios han pedido a Fr. Manuel formación sobre técnicas de comunicación, para ayuda en las reuniones capitulares. Por ejemplo, la comunidad de Fátima – ver Monialibus nº 16. ¿Por qué es importante el capítulo para los Dominicos? Encontramos la siguiente cita en las Constituciones Primitivas: “Consecuentemente, nuestro gobierno es comunitario de una manera especial, ya que los superiores ordinariamente son nombrados a través de la elección por los hermanos (hermanas) y confirmados por un superior mayor. Más aún, a través del capítulo y el consejo, las comunidades en muchas ocasiones tienen un papel que ejercitar para su autogobierno y en decidir asuntos importantes”. (nº 7). Ver también LCM Nº 181. Entonces Fr. Manuel se refirió a un periódico maltés, que expresaba sorpresa porque Fr. Paul Cremona OP había sido nombrado nuevo obispo de Malta – ellos esperaban otro dignatario --, ya que a sus ojos, Fr. Paul era sólo un fraile. En su vida había tenido altibajos, pero siempre hizo lo que se le pedía. Fr. Manuel sacó las siguientes conclusiones: cito literalmente:
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“Pienso que este periódico tocó el corazón de lo que vamos a tratar durante los próximos días, cuando nos dirigimos a la importancia del Capítulo para nuestro Gobierno y vida contemplativa Dominicana. Es el Capítulo lo que nos permite evitar una comprensión del gobierno y la vida religiosa como hacer una “carrera”, en el sentido de subir una escalera, de “dominar sobre otros”, o “ejercer la autoridad sobre nuestros hermanos y hermanas”; De hecho es el Capítulo lo que permite “subidas y bajadas”, lo que ayuda a mantener una comprensión de lo que es la vida: estar al servicio de nuestras hermanas, nuestros hermanos, la Orden, la Iglesia, Jesucristo – y así hacer una carrera de verdad, cuando el Señor nos diga al final (Juan 15, 14-16): “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. Vosotros no me habéis elegido, sino que yo os elegí a vosotros y os he nombrado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure, y todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda”. Aún más: lo considero el fin último de nuestras reuniones capitulares, que esta “expresión de nuestra tradición democrática” apoya nuestra búsqueda de una correcta y permanente comprensión de nuestra “carrera” personal, así como la comunitaria. No hay ninguna escalera que subir para ser un “dignatario” – nuestra dignidad está en ser siervos, sin importar el servicio al que estamos actualmente llamados. Lo único que importa es que el Señor, al final, nos llame “sus amigos”. “ El debate que prosiguió trató sobre las ventajas de tener un debate antes de las elecciones de priora. Sor Payla, Josefa y Sor Anne-Lise compartieron con nosotros las experiencias de sus respectivas comunidades en Praga y Oslo. Las dos comunidades celebraron un debate, con y también sin ayuda externa. Las dos dijeron que lo encontraron una experiencia positiva, y habían aprendido de sus errores. Ninguna de las otras comunidades representadas lo habían tenido. Fr. Krzyszytof nos contó su experiencia de debate en el último capítulo Provincial – que había sido una experiencia muy positiva. Reflexión, compartiendo nuestra experiencia de Capítulo en nuestros monasterios. En esta reunión Fr. Manuel nos pidió que reflexionáramos individualmente (durante 15 minutos) sobre las siguientes preguntas: 1. ¿Cuál ha sido la experiencia más conmovedora en cuanto a capítulo comunitario? 2. ¿Cuál ha sido mi peor experiencia en capítulo comunitario? 3. ¿Qué es lo que más me gusta del modo en que se celebran las reuniones capitulares en nuestra comunidad? 4. ¿Qué me gustaría cambiar en el modo en que se celebran las reuniones de capítulo en nuestra comunidad? Después nos reunimos en grupos de cuatro hermanas – (de comunidades distintas) y compartimos nuestras reflexiones. En cada grupo, una hermana preparaba un breve resumen que después expuso en la sesión plenaria – recordando las siguientes cuestiones: 1. ¿Cómo fue vuestro grupo de trabajo? 2. ¿Hay algo que pueda servir de ayuda para los demás? Éstos son los resultados de esta sesión plenaria:
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algunos de los aspectos positivos de nuestras reuniones comunitarias: o o o o o
cuando podemos hablar honesta y abiertamente con las demás cuando escuchamos a las demás en capítulo de culpas, la experiencia de alegría cuando una admite sus fallos y experimenta el perdón de los otros y vuelve sintiéndose más cerca de los demás cuando animamos a otras cuando nos acercamos a un consenso, quizá después de muchas argumentaciones
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las dificultades más comunes experimentadas con respecto a las discusiones comunitarias: o cuando una hermana frustra la reunión por estar excesivamente agresiva o cuando solo se habla de cosas negativas o miedo a los demás o cuando una persona intimida a la comunidad o cuando las reuniones comunitarias se convierten en un lugar donde todos expulsan fuera sus emociones o cuando una reunión no tiene estructura y continúa indefinidamente, con el resultado de que todo el mundo se cansa o cuando el tema no se anuncia claramente y con tiempo suficiente o cuando experimentamos desánimo en lugar de coraje o algunas veces ocurre que las mismas hermanas que subrayan la importancia de la comunicación son las mismas que en realidad la bloquean
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sugerencias para mejorar la calidad de nuestras reuniones comunitarias: o o o o o o o o o o o
Buscar modos de superar el temor mutuo Más cooperación Confianza mutua Animar a los demás, en lugar de herir o criticar Tener esperanza ante las dificultades Buscar modos de evitar la humillación, sino aspirar a buscar juntas la humildad Es importante amar a las demás fuera de capítulo, en la vida diaria Diferenciar entre lo esencial y lo accidental Preparar la reunión – agenda con tiempo, estructura, moderadora (ya sea la priora u otra hermana), secretaria que tomará notas y escribirá un informe Trabajar hacia el consenso – emplear tiempo y paciencia, para no tomar decisiones demasiado precipitadas Ceñirse al tema y terminar en el tiempo previsto.
La priora de cada comunidad compartió con nosotros cómo funcionan en su comunidad las reuniones comunitarias – después Fr. Manuel pregunto a la otra representante de su comunidad si quería añadir algo. Algunos puntos que surgieron: o Necesidad de perdón y reconciliación o Aprender a disculparse ante el otro o Necesidad de aprender a facilitar y detener una discusión que se torna desastrosa – pero siempre prometer volver a ello o A veces también es necesario detener una discusión fructuosa – por ejemplo, cuando el límite de tiempo se pasa. Pero, una vez más, prometer volver a ello o A veces podemos tener un buen debate cuando todo está dicho, ¡pero no dicho por todas! o Es importante para el moderador no forzar los temas y no ser parcial o Las reuniones comunitarias y discusiones tienen sentido sólo cuando una priora confía en sus hermanas y quiere saber qué es lo que desean. A no ser que esté preparada para escuchar sus ideas y con la comunidad, buscar juntas la verdad, es más honesto para ella decir: “esto es lo que yo, como priora, quiero que se haga; así es como deseo que la comunidad actúe, etc...” U
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Reflexión compartiendo sobre el Evangelio Marcos 7, 24-30, con vistas a crear algunas reglas básicas para las reuniones comunitarias Fr. Manuel nos pidió que reflexionáramos individualmente sobre el pasaje del Evangelio Marcos 7, 24-30, teniendo en mente los siguientes puntos:
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1. ¿Descubres algún comportamiento en particular cuando tiene lugar la comunicación? 2. ¿Cuál piensas que fue la causa que produjo que finalmente ocurriera el milagro? 3. ¿Hay algo que podrías aprender de esta parte del Evangelio? Después de la reflexión personal, nos pidió reunirnos con otra hermana con la que tuviéramos confianza y 1. compartir el resultado de nuestra meditación 2. formular algunas reglas básicas para cualquier comunicación – distinguiendo entre a. reglas que ayudan antes de la comunicación b. durante la comunicación c. después del proceso de comunicación d. Después se nos pidió reunirnos en el mismo grupo de 4 hermanas en los que habíamos trabajado el día anterior y 1. poner en común las reglas básicas que cada una había encontrado, 2. discutir su aspecto práctico y 3. decidir cuáles son de valor común. 4. Estas normas debían ponerse por escrito brevemente y entregarlas a Fr. Manuel a las 8 de la tarde. Muchas hermanas dijeron que les había gustado este ejercicio, y lo encontraron enriquecedor. Algunos puntos importantes que salieron a relucir Los principales puntos que surgieron de nuestra puesta en común se centraron en el cambio que vino cuando el Concilio Vaticano II pidió a los religiosos recuperar sus carismas. Nosotras, como Dominicas, necesitábamos recuperar la visión de Domingo de la responsabilidad común. Hay una tensión general en la Iglesia y en la Orden entre el modelo jerárquico y el modelo fraterno de tratar los asuntos. Cada una de nosotras debe preguntarse “¿cuál es el modelo al que tengo tendencia?” U
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1. ¿Pienso que la Priora debe resolver todos los problemas, o bien me siento responsable del bien común de la comunidad? 2. Como priora, ¿me siento responsable de todo, o bien involucro a cada una de mis hermanas? U
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Lo mismo ocurre con respecto a nuestras expectativas de una visita 1. ¿El visitador es visto como el que puede/debe resolver todos los problemas? O bien 2. ¿El visitador es el que apoya a la comunidad – para permitirla resolver sus propios problemas? U
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Diferencia entre reuniones comunitarias y reuniones de capítulo En capítulo la priora ejerce su cargo – en capítulo la comunidad vota y toma decisiones. En reuniones comunitarias una hermana distinta de la priora puede actuar como moderador. En este caso la priora deja ejercer al moderador. Asegurarse que la reunión no es decisiva y no confundir ideas con las decisiones. Es de ayuda para la calidad de la reunión si termina cuando estaba previsto que terminara,– a no ser que algo muy importante esté sobre la mesa – para comprobar si es importante, permitir a la comunidad que vote para clarificar si verdaderamente es importante o no U
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Normas básicas para las reuniones comunitarias Fr. Manuel había coordinado y combinado las reglas básicas que cada grupo le había entregado la tarde anterior. Habéis recibido ya una copia de estas por parte de vuestra priora. Sólo añadiré aquí algunos comentarios mientras Fr. Manuel recorría la lista en sesión plenaria:
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¡recordar que nuestro Creador nos ha hecho distintos! Si solo hablo con los de la misma mentalidad no lograré tomarme en serio la idea del Señor Tratar de estar alerta y evitar los prejuicios – esto, de hecho, es difícil, ya que no tenemos idea hasta qué punto nuestros juicios son prejuicios. El hecho de que tengamos prejuicios no implica necesariamente un pecado – sino simplemente nuestra condición humana – pero no estar abierto y aprender puede ser pecado. Importancia de no perder la esperanza Escucha —como pensamos que nos conocemos, con frecuencia ocurre que tan pronto como una hermana abre la boca y dice 3 palabras, pensamos que ya sabemos lo que va a decir … Pero quizá esta vez tiene intención de decir algo diferente – si estamos elaborando nuestro argumento, entonces no escucharemos lo que se está diciendo. Hay una disciplina involucrada si vamos a esperar y escuchar – esto con frecuencia es difícil cuando vivimos tan cerca unos de otros. Preguntar para aclarar – imagínese una situación: si alguien comienza a rebatir inmediatamente en contra, entonces la hermana que ha hablado no se sentirá realmente escuchada, pero si se le pide una aclaración, entonces siente que los demás están interesados en saber cómo piensa con respecto a un asunto concreto. Ya que la comunicación es difícil, el malentendido es el resultado ordinario, mientras que ¡el entendimiento es el milagro! Es importante tener en mente que hay patrones en el modo en que entendemos las cosas – el hecho de que los otros no vean las cosas del mismo modo no significa necesariamente que los demás están equivocados y nosotros en lo cierto, o viceversa – con frecuencia es simplemente un modo distinto de entenderlo. U
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Conclusión Al principio parecía haber un modelo ideal de lo que las reuniones de capítulo debían ser, pero lo que ha surgido de estos días es que cada comunidad necesita trabajar las cosas por sí misma, e incluso después de años de prueba y error, la necesidad de continuar juntas la búsqueda permanece, para mejorar la calidad de nuestra vida juntas. Volvimos a casa fortalecidas y llenas de esperanza, preparadas para poner en práctica lo que habíamos aprendido.
Original: Inglés
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BOGOTA 2007: Un Capítulo General celebrado 2600 metros más cerca de las estrellas Sor Isabel Mª de la Trinidad, OP Jumilla (España) Una vez leí, no recuerdo dónde, que los artistas son personas que saben expresar con belleza las cosas de la vida cotidiana, y verdad que es. Es bien distinto oír que una ciudad está a 2600 metros por encima del nivel del mar, a oír que está 2600 metros más cerca de las estrellas. Esta ciudad es Bogotá. “Bienvenidos, hermanas y hermanas, a esta su casa situada 2600 metros más cerca de las estrellas”. Con estas palabras, evocando una canción, acababa su discurso de bienvenida a todos los capitulares Fr. José Gabriel Mesa, o.p., Prior Provincial de la Provincia de San Luis Bertrán de Colombia. Al escucharlas, mi imaginación voló a María, Estrella de la
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Evangelización, luz que nos guía siempre hacia Dios. A Ella, Ntra. Sra. del Rosario, Reina de Colombia, encomendé los trabajos del Capítulo General. Cuando en el mes de enero recibí la invitación para asistir al Capítulo General de Provinciales, sentí una gran alegría. No sólo por el privilegio que se me brindaba de participar en tan magno evento, sino también porque estaba segura de que iba a vivir una experiencia que me ayudaría a crecer en mi itinerario de fe y en mi vocación de monja contemplativa dentro de la Orden de Predicadores. Desde ese momento comencé a prepararme espiritualmente leyendo documentación sobre la Orden: Cartas de los Maestros Generales, libros de espiritualidad dominicana, de historia… y orando por el éxito del Capítulo. No tenía muy claro el porqué de esta invitación y qué es lo que tendría que hacer allí, pero no me preocupaba demasiado. Pues además de que me gusta la aventura, por mi carácter abierto, tengo facilidad para comunicarme y cierta habilidad para adaptarme a nuevas situaciones. Estando en Bogotá oí decir: “¿Qué harán estas monjas aquí?” Entonces comencé a intuir que quizás el motivo principal de mi presencia era simplemente recordar a nuestros hermanos que somos parte de una misma Orden y que todos nos necesitamos para que el carisma de Domingo siga vivo en medio de la Iglesia. Aunque, para ser sincera, he de decir que sobre todo recibí muestras de fraternidad. Me conmovía, especialmente, cuando hermanos de países de habla inglesa o francesa se dirigían a mí con su pobre español, sólo por hacerse cercanos, o los que simplemente sonreían intercambiando una mirada. Con los que me podía comunicar en español pude mantener conversaciones que me permitieron conocer la realidad de la Orden en las distintas partes del mundo, así como la variedad de apostolados en los que están implicados nuestros hermanos. Una Orden llena de vida y de esperanza se abría ante mis ojos. Llegué a Bogotá el 15 de julio por la noche acompañada de la Hna. Rosario y la Hna. Támara, ambas de la Congregación Romana. En el aeropuerto nos esperaban dos estudiantes que, muy amablemente, nos llevaron al convento. Allí, en la entrada, acertadamente decorada con las banderas de los países donde existe presencia dominicana, nos esperaba un grupo de estudiantes vestidos de hábito para darnos la bienvenida. Este detalle me encantó, en él pude empezar a verificar que era cierto lo que decía en sus e-mails fr. Orlando Rueda, o.p. –nuestro querido y eficaz secretario- acerca de que los hermanos de Colombia nos esperaban con ilusión. Los gestos de acogida se fueron multiplicando con el paso de los días. El miércoles 18 amaneció un día espléndido, el templo engalanado con banderas y adornado con unas flores preciosas, todo apuntaba a fiesta. Y así era, con la Misa Votiva del Espíritu Santo comenzaba el Capítulo. El día anterior en la puerta de mi habitación me encontré un montón de folios con la Relatio del Maestro y una nota que decía: “Tiene que estar leído para mañana”. Así que me dije: esto va en serio, y de inmediato me puse a leer. Pero no fue eso lo único que leí, pues una vez que nos reunimos para el trabajo en comisiones, se acordó que el documento que íbamos a elaborar sería en continuidad con los de las actas de los Capítulos anteriores pero sin repetirse. ¡Dios mío!, y yo que no conocía los textos. Menos mal que desde niña tengo afición por la lectura, y si es buena me interesa más. Saqué tiempo de donde pude y llené mi cabeza de información. Lo cierto es que disfruté, aunque también pude constatar que había problemas que se arrastraban desde tiempo y que aún estaban ahí reclamando una respuesta, por lo que era preciso volver a ellos aunque eso implicase repetirse en algún punto. Cumpliendo mi deseo, me integraron en la comisión de formación, compuesta por 11 hermanos. El trabajo fue intenso e interesante, todo muy bien organizado y dirigido por el presidente,
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fr. Alexis Páez Olivares, o.p., Provincial de Costa Rica. Primero una lluvia de ideas sobre el tema; seguido, estructurar el documento en partes y hacer grupos para trabajar cada una de esas partes, y por último, puesta en común con el consiguiente debate y las pertinentes votaciones. Así, tras largas horas de profunda reflexión, vimos nuestro documento terminado y dispuesto para su presentación en la plenaria, que es poco más o menos como “llevar a la oveja al esquilador”. Me explico: cuando un documento está acabado se reparten fotocopias del mismo a todos los capitulares antes de presentarlo en la plenaria, y estos pueden poner enmiendas, es decir, pedir que se cambie algo, que se explicite mejor o que se suprima. La comisión es libre de aceptar o rechazar esas enmiendas. Ahora bien, si la enmienda es rechazada el fraile que la hizo puede pedir el apoyo de otros capitulares, y si alcanza el número necesario, la comisión se ve obligada a modificar el texto. Y por último, 1, 2, 3…. ¡Voten ya!, la voz de fr. Orlando, o.p. invitando a los capitulares a votar. Contra todo pronóstico, pues me habían dicho que las plenarias de presentación de documentos eran muy aburridas, gocé viendo cómo los documentos se iban perfilando y enriqueciendo con las aportaciones y sugerencias de los demás capitulares. Realmente, el modo de procedimiento de un Capítulo General, pone de manifiesto el estilo de gobierno dominicano, que en definitiva marca nuestra misma espiritualidad. Después de dialogar, son los votos los que deciden si algo se aprueba o se rechaza, y del resultado todos somos responsables. Durante el Capítulo viví momentos espiritualmente fuertes. Uno de ellos, sin duda alguna, fue la muerte de fr. Dominique Renouard, o.p., a quien conocí el año pasado en Fanjeaux y del que guardaba un grato recuerdo. El Señor nos visitó de manera sorprendente; sin embargo este acontecimiento nos aportó la riqueza de poder darnos un testimonio de fe, de esperanza y de verdadera fraternidad. Hubo gestos que me emocionaron: el fraile que pidió se suspendieran por unas horas los trabajos del Capítulo para poder asimilar la noticia, ver lágrimas correr por algunos rostros… y, sobre todo, el clima meditativo que reinó durante todo el día. La muerte es ciertamente un hecho que nos pone frente a nuestra realidad, que somos ciudadanos del Cielo y hacia allí caminamos, por eso creo que en esos momentos todos necesitábamos encontrarnos con nosotros mismos y ponernos de cara a Dios. ¿Qué querrá Dios decirnos con la repentina muerte de nuestro hermano en un Capítulo General? Para fr. Dominique fue una gracia morir rodeado de la Orden toda, pero para los que vivimos su partida “in situ” también lo fue. Si tuviera que describir lo que es un Capítulo General, diría con palabras tomadas de la homilía que fr. Michael Mascari, o.p., Provincial de la Provincia de San Alberto Magno en Estados Unidos, nos dirigió a todos los capitulares el día 3 de agosto: “Un capítulo es un tiempo sagrado y un espacio sagrado en el que recordamos a Sto. Domingo y la visión que él y nuestros primeros hermanos tuvieron para la Orden. Aquí, Sto. Domingo y su visión, toman vida a medida que nosotros luchamos para encontrar cómo podemos continuar del mejor modo posible la misión de predicar y enseñar, no como personas individuales, sino como comunidad de hermanos que se nutren de la oración y del amor al estudio”. Que estábamos en un lugar y tiempo sagrado nos lo recordaban continuamente las bellas y bien preparadas celebraciones litúrgicas. Celebrar la fe en el momento presente no es sólo conmemorar un pasado, sino también lanzarnos al futuro, y celebrarla en comunidad fomenta la comunión ayudando a que nuestras relaciones sean más transparentes.
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Y llegó el día 8 de agosto, Solemnidad de Ntro. P. Sto. Domingo. Este era un día especialmente esperado por mí. Con el paso del tiempo y a medida que he ido acercándome y conociendo más en profundidad la figura de Domingo, mi amor por su persona y su obra – la Orden de Predicadores – ha ido creciendo. Al iniciarse el Año Jubilar, yo daba vueltas a mi cabeza pensando qué hacer para que el 8 de agosto de 2007 fuese diferente. ¡Y Dios lo hizo diferente para mí!, ya que celebrarlo en Colombia y en el marco de un Capítulo General era algo con lo que yo no podía ni soñar. En las primeras vísperas el P. Maestro me invitó a dirigir unas palabras a la asamblea. Con temor y temblor compartí un poco la experiencia de mi vocación de monja dominica y lo que para mí había supuesto participar en el capítulo. También aproveché la oportunidad para pedir a nuestros hermanos que no se olviden de nosotras, que necesitamos de su presencia y de su predicación para vivir nuestra vocación en toda su riqueza y autenticidad. Por supuesto que les recordé que nosotras siempre los acompañamos con nuestra oración. El carisma dominicano es muy específico y mantenerlo vivo dentro de la Iglesia y para la Iglesia es tarea de todos. Desde estas páginas quiero, en primer lugar, dar las gracias al P. Maestro por su invitación y por todo lo que desde su persona y su experiencia aportó al Capítulo. Gracias a los hermanos de la provincia de San Luis Bertrán de Colombia, por todo el trabajo que realizaron para el buen desarrollo del Capítulo, y sobre todo por el buen ambiente que crearon con su forma de ser tan alegre y acogedora. Yo no tengo otra experiencia que me sirva de referencia para comparar, pero si sé que un tan excelente resultado no es fruto de la improvisación. Gracias a los hermanos de mi comisión, que me permitieron trabajar con ellos en igualdad de condiciones. Me hicieron sentirme en familia. Y por último, pero no menos importante, agradecer a Sor Clara Mercedes, op, priora del Convento de Ocaña (Colombia) todo lo que vivimos juntas durante esos días. Con Sor Clara no sólo compartí el espacio físico de la habitación y la mesa en el aula capitular, también oramos juntas y tuvimos tiempo para hablar de nuestra vida. Desde el primer momento me sentí con ella como si nos conociéramos de siempre. Hay acontecimientos que marcan un antes y un después en la vida de las personas y que no necesitan agenda porque quedan grabados en el corazón. Esto ha sido Bogotá 2007 para mí.
Original: Español
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MONASTERIO DE MARÍA INMACULADA DE LA SALUD PÁTZCUARO, MICHOACÁN, MÉXICO.
HISTORIA Fundado en 1747 por monjas procedentes del Monasterio de Sta. Catalina de Siena, Morelia, Michoacán. Este monasterio tiene la peculiaridad de haber sido pedido por la misma Santísima Virgen, quien hablaba y se manifestaba vestida con el hábito dominicano a la Sra. Josefa Antonia Gallegos, conocida como “la Beatita de Pátzcuaro”. A esta humilde y virtuosa mujer le encomendó pedir la fundación de “Monjas Catalinas” a las autoridades eclesiásticas más próximas. No faltaron hechos milagrosos en el proceso de trámites y construcción del monasterio en los que la divina providencia actuó mostrando lo grato que era a sus ojos que las monjas dominicas viniéramos a Pátzcuaro con la finalidad de atender la venerada imagen de Nuestra Señora en su advocación Salud de los Enfermos, que, dicho sea de paso, es una imagen hecha de pasta de caña de maíz, técnica propia de la cultura indígena de la región, bajo la dirección del Venerable Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán y gran benefactor, maestro y padre de los pueblos indígenas de una basta región, que abarcó mucho más de lo que ahora comprende la Arquidiócesis de Morelia. El monasterio fue construido por donaciones de personas acaudaladas de Pátzcuaro y bajo la dirección y administración del Sr. Cura D. Eugenio Ponce de León, quien era el confesor de Josefa Antonia Gallegos. La llegada de las Hermanas tuvo lugar el 14 de octubre de 1747, siendo las fundadoras siete monjas de votos solemnes. Transcurrido poco más de un siglo. La paz de la comunidad y la de la sociedad se vio alterada por los acontecimientos políticos ocurridos al asumir la presidencia del país el Lic. Benito Juárez quien el 20 de mayo de 1859 publicó el Decreto de Exclaustración y el 12 de julio del mismo año decretó las Leyes de Reforma, por las cuales dictó la expropiación de los bienes eclesiásticos, supresión de las órdenes religiosas y la prohibición de nuevas fundaciones. Empezó para la comunidad, como para todos los conventos, monasterios y la Iglesia en general, una época de sufrimientos indecibles que fueron un crisol terrible para su fe y fidelidad a las promesas hechas a Dios. Fueron cuatro las exclaustraciones ocurridas entre los años 1859 y 1932. Estas circunstancias desfavorables provocaron que el número de monjas disminuyera notablemente, no por deserción, pues todas las hermanas dieron prueba de gran espíritu de sacrificio y amor a Dios a quien habían
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consagrado todo su ser, sino por otras causas. Debido a la situación adversa nueve hermanas partieron rumbo a España, llegando al Monasterio de Bayona, a los dos años regresaron dos; Sor Margarita del Sagrado Corazón Calvillo Cortés y su hermana Elena, esta última regresaba tan enferma que al llegar a la capital de México murió en el monasterio de Sta. Catalina. Se sabe también de otro grupo de seis hermanas que llegaron al monasterio de Calatayud, tres de las cuales regresaron a México. Otras hermanas murieron exclaustradas probadas su fe y esperanza al máximo, pero siempre con la experiencia del amor de Dios y de la caridad fraterna de sus otras hermanas dispersas. Cuando la comunidad salió por primera vez eran cerca de cuarenta hermanas y cuando se reunió en el año 1949 eran solo diecinueve, todas muy ancianas y enfermas. No fue hasta el año 1956 cuando se reabrió el noviciado y pudieron ingresar nuevas vocaciones. Cabe mencionar que las exclaustraciones fueron por períodos. Concluidos los tres primeros períodos de persecución abierta, las hermanas podían regresar a su monasterio y reanudar su vida contemplativa por algunos años, hasta que se levantaba una nueva ola de desconcierto y persecución. Al concluir la cuarta exclaustración no pudieron regresar al primitivo monasterio sino que al ser trasladada la imagen Nuestra Señora de la Salud a la Colegiata, buscaron la forma de vivir junto a ella. Consiguieron se les facilitara un antiguo y pequeño mesón aledaño a la Colegiata. Poco a poco consiguieron, ya por compra, ya por donación, dos casas contiguas al mesón. El actual monasterio es obra de un trabajo de adaptación y remodelación realizado entre los años 1977 y 1983. Es un monasterio de estilo colonial. La comunidad está formada por veinte monjas de votos solemnes y cuatro junioras. Original: Español
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Vida Contemplativa Misionera o Vida Misionera Contemplativa? Sor Mary of the Savior, OP India En Septiembre, Fr. Brian Pierce, OP (el cual sucederá en Enero a Fr. Manuel Merten OP como Promotor de las Monjas) visitó la nueva fundación de monjas aquí, en India. ¿Cómo ha sido, me preguntó, tu experiencia siendo una monja Dominica y misionera? (Él conoce bien mi historia, porque solía visitarnos con frecuencia durante los años en que estuvo en Honduras, y yo estaba en el Monasterio del país vecino, Nicaragua). Y ahora, una vez más, me encuentro aquí, en el primer claustro Dominicano en India. Cuando Fr. Brian me sugirió escribir algo para Monialibus, me dije: “Seguro que hay gente con más experiencia que yo. De hecho, las otras monjas que vinieron como “misioneras” desde España a India hace cinco años, podrían compartir mucho más. Incluso el mismo Fr. Brian, que ha estado durante muchos años tratando de combinar el trabajo misionero con el estilo de vida contemplativo en América Latina podría compartir su propia experiencia”. Cuando pienso en monjas dominicas que han tenido experiencias “misioneras”, las categorías en sí mismas cruzan sus propias fronteras. Pero dos preguntas parecen ser siempre importantes. Lo
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primero de todo, ¿qué llevamos a nuestro destino, qué ofrecemos? Y en segundo lugar, ¿qué recibimos, qué nos dan? Me sorprende comprobar que, personalmente, las respuestas a ambas preguntas las tengo muy claras, a pesar de mi breve estancia en Nicaragua (tres años) durante la década de los noventa, y la aún breve estancia (un año y medio) aquí, en el sur de India. El contexto en Nicaragua era cristiano y católico. Re-evangelización sería probablemente el nombre correcto para lo que los cristianos pueden traer aquí. Lo que recibí fue un giro al centro de mi atención espiritual hacia Cristo hermano. 1 U
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En la pequeña casa de formación dominicana donde vivo ahora en India, el contexto es tridimensional: musulmán, católico e hindú – y en el mismo orden, estos tres contextos diferentes diariamente dejan su marca sobre nuestras conciencias. Otra vez hay una sorprendente claridad sobre lo que ya he recibido. Vino como un regalo de bodas en las primeras dos horas de viaje desde el aeropuerto al monasterio. Eché un vistazo al mar a través de la ventanilla izquierda, mientras las mujeres, vestidas con sus bonitos saris, caminaban por carreteras llenas de basura, rodeadas de carros de bueyes y una pobreza aparentemente sin fin; todo esto mezclado entre las visibles ruinas del imperio británico. Mientras contemplaba la belleza de la tierra roja y los cocoteros, de repente vino a mí: “¡El Señor es Señor de todo el universo! ¡Y casi no he empezado todavía a darme cuenta!” ¿Y qué oferta traigo? ¿Qué he venido a decir? Junto a la bella campana del Ángelus en la Iglesia Mary Rani que está cerca de nosotras, estoy aquí para predicar la encarnación de Dios. Esto me parece clarísimo, y la realización vino a mi vida como otro don permanente: una misión para la que una haría todo lo posible. Los dones, y su claridad, no llegaron a base de tiempo, búsqueda diligente o “pruebas superadas”. Llegaron tras intuiciones y se manifestaron al salir de un mundo que no había parado de girar como consecuencia del cambio intenso experimentado en cuerpo y alma. (Aunque la comparación comporta un drama, reconozco en ello algo del “ser asaltado por los demonios” de Antonio, -que a punto estuvo de aniquilarlo – en esta experiencia llamada transición cultural). Estoy convencida de que los dones dados y recibidos por uno u otro misionero pueden ser así de claros para los que se quedan en casa. “¡Por supuesto!”, dirán, respondiendo a nuestra percepción más querida y poderosa. ¿Podría ser que alguno de nosotros necesite –para que nuestra vocación dominicana se ilumine desde dentro – la experiencia “misionera”? Bendito sea Dios, que sabe lo que necesita cada persona. ¿Habrá otros regalos de la India, otras evidencias? Una ya se está formando, más lentamente que los primeros: la validez de la faceta contemplativa de la vida, de la peregrinación interior, aspectos para los que India lleva siglos preparada para enseñarnos. Ha sido duro reconocer este aspecto en el ajetreo de una nueva fundación, en medio de una casa joven, enérgica, activa, cuyos miembros tienen muy poca experiencia en el estudio y diálogo inter-religioso, lo mismo que yo, en mis primeros años en Canadá y Estados Unidos. Pero India no va a decepcionarme, y la India Católica tampoco – la India conocida por Jules Monchanin, Henri LeSaux, y Bede Griffith, y la India conocida por los teólogos católicos contemporáneos y directores espirituales. La convicción que está tomando forma es que mis primeros ideales de vida contemplativa no estaban equivocados, sino incompletos sin Cristo hermano, y ahora deben ser recuperados. 1 TP
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N.T.: En castellano en el original
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Es momento de aprender otra vez la contemplación de la India, momento de despertar –como un escritor espiritual indio llama – al hindú que está en mí y al cristiano presente en mis conocidos hindúes. Crece la conciencia de que la diversidad religiosa, incluyendo la diversidad entre las personas irrepetibles en nuestra misma comunidad de católicos contemplativos, fluye de ser “orados” por el Espíritu. Todo lo que leo o canto en la Liturgia Eucarística y de las Horas, confirma esta conciencia creciente. ¿Qué entenderé, cómo seré, cuáles serán mis deseos más profundos después de unos años más en esta “caída libre” cultural y religiosa? No tengo ni idea, salvo que los dones recibidos han prometido, en su profunda ortodoxia, ser permanentes. En la tierna Providencia de Dios, ha llegado a algunas de nosotras, monjas, en nuestra bella vida Dominicana, “el anillo y las sandalias” para compartir una vocación misionera. ¿Encontraremos algún modo de hablar juntos sobre ello? (e.d. Sor Mary of the Savior pertenece al Monasterio del Santísimo Sacramento en Farmington Hills, Michigan, Estados Unidos, y actualmente ayuda en la formación de la nueva fundación de monjas en India).
Madre Mary Peter Bergin, OP 2 Diciembre 1918 – 29 Mayo 2007 Fátima, Portugal
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La Madre Mary Peter comenzó la vida religiosa siendo muy joven, dejando su casa y familia cerca de la ciudad de Callan, en el condado Kilkenny (Irlanda) para ir a la ciudad eterna de Roma. Esto fue en 1936. El 13 de Febrero de 1938 hizo la Profesión y poco después fue enviada al Monasterio de Camden (New Jersey), Estados Unidos, donde pasó los siguientes 20 años de su vida religiosa. Una vez más, como Dominica y preparada para responder a la llamada de la vida itinerante... incluso desde el claustro... la llamaron del Monasterio de Glasgow como Maestra de Novicias, y desde allí a Fátima como Priora. Aquí permaneció para completar los últimos 48 años de su vida como Monja Dominica del Perpetuo Rosario. En total, la vida religiosa de la Madre Mary Peter se prolongó durante 70 años. Sirvió a sus comunidades varias veces como Priora, Subpriora, Procuradora y Maestra de Novicias. Aunque no era dada a hablar con frecuencia de sus asuntos personales, cuando se le preguntaba a Madre Peter, contaba que la semilla de su vocación la plantó su propia madre quien, en casa, hablaba a las visitas sobre la alegría que tendría si el Señor llamara a uno de sus hijos a la vida sacerdotal o religiosa. Oyendo esto más de una vez, la joven Erigid Bergin comenzó a sentir en su interior una llamada del Señor. Hoy estamos aquí porque ella respondió a esta llamada con fidelidad, fiel hasta el final, cuando su Amado Salvador y Esposo la llamó a su Casa ayer a las 3:30 de la tarde. Era Martes de Pentecostés… y nosotros, dominicos, recordamos que en el martes de Pentecostés del año 1233 las reliquias de Santo Domingo, fundador de la Orden de Predicadores, fueron trasladadas en la ciudad de Bolonia. Fue el día del milagro del dulce aroma que emanó de la tumba del Santo tras su apertura. Nuestras hermanas estaban orando en la Capilla de Santo Domingo justo antes de que la Madre Mary Peter pasara al Padre. Podemos decir convencidamente que el Santo Rosario era su vida. Incluso cuando recientemente estaba muy enferma, no descuidó su Rosario… y cuando ya no podía rezar el Rosario
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entero, sólo hacía falta que una de las hermanas recitara la primera parte del Ave María, para que respondiera inmediatamente con la segunda parte: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores…” La Madre Peter no sólo rezaba el Rosario, sino que “predicó” esta oración y la vivió. Su paciencia y fortaleza durante este último año de su vida en la tierra fueron heroicas. Siempre estuvo dispuesta a animar a las hermanas, y escuchar con corazón atento, irradiando compasión y alegría, como Santo Domingo, que fundó a las Monjas hace 800 años. 2007 es un Año Jubilar para nosotras, y el 90 aniversario de las Apariciones de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, una ocasión apropiada para que nuestra querida hermana entrara en el gozo del Señor. ¡Descanse en paz! ¡Aleluya! Original: Inglés
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