SOR TERESITA DEL NIÑO JESÚS PÉREZ DE IRIARTE
Una dominica de nuestro tiempo Sierva de Dios en proceso de beatificación
Sor Teresita del Niño Jesús, en el mundo Felisa Pérez de Iriarte y Casado, hija de Gumersindo y Magdalena, nació el 2 de mayo de 1904, en el pueblecito navarro de Eslava, en una familia sencilla y humilde de labradores, profundamente cristiana. Era la menor de 5 hermanos. Al día siguiente de su nacimiento recibió el Santo Bautismo, siendo confirmada en la fe el día 10 del mismo mes y año.
Tafalla - Navarra
Apenas contaba dos años cuando la familia se trasladó a Tafalla donde su padre iba a hacerse cargo de la finca de un señor de la localidad, con lo que sería más fácil hacer frente a las necesidades de una familia numerosa. Niña despierta y vivaracha llamaba la atención por su inteligencia, simpatía y profunda vida de piedad. Era muy sensible a las necesidades del prójimo.
Al llegar a la edad escolar ingresa en el Colegio de las Hijas de la Cruz, donde hace su Primera ComuniĂłn el 21 de noviembre de 1911. Se confesaba con los PP. Escolapios, especialmente con el P. BeltrĂĄn, un gran mĂstico.
En su juventud vivía con las amigas las tareas parroquiales, frecuentaba los cursos de formación, cantaba con los auroros en el amanecer de los sábados y peregrinaba todos los años a la Virgen de Ujué.
Llegada a la mayoría de edad, era el momento de tomar una opción en la vida. Aunque en apariencia su temperamento parecía más adecuado para la vida activa, ella tuvo siempre muy claro que la llamada del Señor la impulsaba a la vida contemplativa en rigurosa clausura.
Ingresó en el Monasterio de Ntra. Sra. del Rosario de Dominicas de Daroca (Zaragoza), el día 4 de enero de 1925.
La profesión religiosa la consagraba con el nombre de Sor Teresita del Niño Jesús para siempre, que ella eligió por la profunda admiración que sentía por la santita de Lisieux, secundando su orientación victimal y siguiendo su espiritualidad, que asimiló plenamente, identificándose con ella.
Su disponibilidad, siempre a flor de piel para hacer el bien, unida a una voluntad que desconocía las concesiones a la mediocridad, constituyeron las cualidades que animaron su espíritu para glorificar a Dios y servir al prójimo. Fiel a su ofrecimiento al Señor como víctima por los sacerdotes, mantuvo una tónica tan elevada que alcanzó la categoría de heroica.
Surgió la necesidad de la reforma o renovación del Monasterio “Madre de Dios”, de Olmedo, que decaía a causa del escaso número de monjas. La Comunidad de Daroca se comprometió a enviar a Olmedo dos monjas con Sor Teresita del Niño Jesús al frente, en función de Priora, y con la competente autorización eclesiástica allí marcharon el 26 de enero de 1953.
En Olmedo dio a conocer M. Teresita la profunda dimensión humana y cristiana de su personalidad, dando mucho más de lo que se había esperado de ella. En situaciones excepcionalmente difíciles, demostró su altura espiritual y el grado heroico de sus virtudes. Se granjeó el afecto de todas las monjas desde las más ancianas a las novicias
Su aspecto comenzó a dar señales de que algo fallaba en su organismo. Debiendo acompañar a una novicia, a la que iban a practicar una pequeña intervención quirúrgica, a ruego de sus monjas fue sometida a una revisión médica. El diagnóstico fue alarmante, estaba invadida de un cáncer que exigía una rápida intervención.
Trasladada a Zaragoza, e intervenida el 5 de septiembre del 1954, nada pudo hacer la medicina y el 17 del mismo mes volvía al Monasterio de Olmedo, donde falleció santamente el 14 de octubre de 1954, abandonada en los brazos del Padre y en el regazo de la Madre, a la que tanto amó, rodeada de la Comunidad. Poco antes de morir había dicho: “Los sacerdotes han sido siempre mi pasión dominante”.
A su muerte, sin ser avisados, se presentaron numerosos sacerdotes por los que ella se había victimado, entre ellos bastantes dominicos que presididos por el Sr. Obispo oficiaron un solemnísimo funeral.
La arqueta con sus restos mortales reposan en el Monasterio de “Ntra. Sra. del Rosario”, en Daroca, esperando la voz de la Iglesia sobre la heroicidad de sus virtudes y el cumplimiento del dogma y misterio de la resurrección de la carne. Su poderosa intercesión ante el Señor se manifiesta en las constantes gracias con que son favorecidos sus cada vez más numerosos devotos. Su fama de santidad ha traspasado nuestras fronteras y se ha extendido a todos los continentes.
“VIVIR CON AMOR EN LA VERDAD” Libro escrito por D. Jesús López Medel, ilustre hijo de Daroca, contempla todo lo recogido en torno a la vida de la Madre Teresita del Niño Jesús.
“SOR TERESITA DEL NIÑO JESÚS, O.P. SEMBLANZA ESPIRITUAL DE TODO UN CARÁCTER” Libro escrito por el Padre Lorenzo Galmés, O.P.