Página Nuevo Maestro de la Orden Agenda Federal Desde Concepción-Tucumán (Argentina) Crónica de la Comunidad de Córdoba (Argentina) Orihuela: Una reunión de familia… Torrent: Crónica de una gozosa experiencia Carcagente: Despedida Crónica del Noviciado – Mendoza (Argentina) Encuentro en Yerbas Buenas-Linares (Chile) Entrevista a Fr. Brian En la paz de Dios…
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Edita: Federación de la Inmaculada Concepción Apartado 20 46900 –TORRENT (Valencia) ESPAÑA IMPRIME: Federación de la Inmaculada Concepción Depósito Legal, V.733/1989 Diciembre, 2010 E-mail: secrefeinma@infonegocio.com Tel. 96-158 96 15
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Fray Bruno Cadoré
El Capítulo General de la Orden de Predicadores, reunido en Roma, eligió el día 5 de septiembre de 2010, a Fray Bruno Cadoré, de 56 años, hasta ahora Prior Provincial de la Provincia de Francia, y especialista en Bioética, como nuevo Maestro de la Orden, siendo el 86º sucesor de Santo Domingo. Toda la Federación se une a la alegría de la Orden y felicita a Fr. Bruno, deseando que el Espíritu le guíe siempre en este servicio que se le encomienda junto a sus hermanos/as. Si es verdad que cuenta con la ayuda de la gracia de Dios que no falla, también le acompañará siempre la oración y el cariño de sus monjas.
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AGENDA FEDERAL
ACTIVIDADES DE LA PRIORA FEDERAL - Los días 21 y 22 de julio, visita las Comunidades de Santo Domingo de Guzmán y Santa Mª del Pilar, en Zaragoza. - Del 25 al 31 de julio realiza la visita oficial a la Comunidad de Sant Doménec, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). - El día 5 de septiembre acompaña a las hermanas de Carcagente en la Eucaristía de despedida de la ciudad. - Del 23 al 25 de septiembre, visita las comunidades de Santo Domingo y Santa Mª del Pilar, ambas en Zaragoza. - Del 3 al 6 de octubre visita la Comunidad de Mendoza y Noviciado. - Del 7 al 10 de octubre participa en la Reunión de Formación y en el Encuentro de prioras de Argentina y Chile. - El día 29 de octubre preside el 27º Consejo Federal en Torrent. - El día 7 de noviembre acompaña a las hermanas de Burriana en la celebración de la fiesta de San Martín de Porres.
MOVIMIENTO VOCACIONAL Comienzan el Postulantado Verónica Rosales, el día 4 de abril, en la Comunidad de Yerbas Buenas-Linares (Chile) Beatriz Tolín, el día 12 de octubre, en la Comunidad de Mendoza (Argentina) Toman el Hábito en la Comunidad de Daroca (Zaragoza), el día 14 de octubre: Colleta Mwali Kikumu Stelamaris Mbula Mwala Profesión temporal Sor Viviana Karamatich, el día 2 de octubre en la Cdad. de Concepción-Tucumán (Argent.) Profesión Solemne Sor María Estela Aún, el día 31 de julio, en la Cdad. de Concepción-Tucumán (Argentina) TRASLADOS Sor Mª Carmen Viveros Quipildor, a la Comunidad de La Inmaculada-Torrent, en septiembre Sor Mª Carmen Villanueva, a la Comunidad de Santa Rosa, en Arequipa (Perú), en octubre
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Se incorpora a su Comunidad Sor Ximena Rivera, desde Santiago a Copiapó (Chile), en abril. Exclaustración, por un año, Sor Magdalena Isola, de la Comunidad de Catamarca, en agosto.
CELEBRACIONES Bodas de Oro Sor Mª José Noguera Bermúdez, de la Comunidad de Sant Cugat, el día 8 de agosto. Sor Concepción Girona Andreu, de la Cdad. de Sto. Domingo-Zaragoza, el día 23 de agosto.
OTRAS NOTICIAS
El día 6 de agosto de 2010, fiesta de la Transfiguración del Señor, se recibió el DECRETO de la CIVCSVA aprobando la FUSIÓN de la Comunidad de Corpus Christi de Carcagente con la Comunidad de La Inmaculada-Torrent. Dicho Decreto ha sido ejecutado por el Sr. Arzobispo de Valencia, Mons. Carlos Osoro Sierra. Tal como se solicitó por la Comunidad de Carcagente, once hermanas se incorporaron a la Comunidad de Torrent y una a la de Orihuela. El día 8 de septiembre, Natividad de la Virgen, todas las hermanas de Carcagente dejaron su Convento para trasladarse, unas al de la Inmaculada-Torrent y, posteriormente, el día 13 de septiembre, Sor Mª Socorro Giménez, al de Orihuela.
El día 6 de noviembre, en el Monasterio de La Inmaculada de Torrent, se reunió la Familia Dominicana de Valencia y Torrent, en un día de convivencia fraterna. Asistieron 60 miembros, entre ellos 7 frailes, 8 estudiantes dominicos, y 4 monjas de la comunidad. La ponencia, “Análisis cristiano de la realidad para la transformación social”, estuvo a cargo del sociólogo D. Luis Díe Olmos.
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Desde Concepción-Tucumán
Muy queridas hermanas: Con mucho gusto deseo compartir con todas algo de lo vivido el día de mi Consagración definitiva, a la vez que agradezco la cercanía y oraciones con que me acompañaron y acompañan. Encuentro muy apropiadas para empezar, las palabras dirigidas por nuestro querido Papa a las monjas en Monte Mario: “Sed agradecidas a la Divina Providencia por el Don sublime y gratuito de la vocación monástica, a la que el Señor os ha llamado sin mérito alguno vuestro”. Al momento de querer relatar lo que Dios nos regala y hace por nosotras, el lenguaje humano resulta pobre. Ante la grandeza del Don recibido, sólo surge la gratitud y el asombro, el silencio y el sereno gozo. Puedo repetir con el profeta Isaías: «El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre (…), mi Dios ha sido mi fortaleza…» (Is. 49, 15). Todo es Don y Gracia. Es Dios quien elige, llama, sostiene y lleva a término la obra… En el camino de la vida hay un punto de partida y una meta hacia la que avanzamos con esperanza… Pero también se presentan a veces incertidumbres, cuando el tiempo se hace lento… cuando parece que no se avanza o incluso se retrocede… cuando las ilusiones se esfuman o la meta se esconde… cuando pesan las contradicciones… o cuando está oscuro… Sin embargo, el mejor Pedagogo es el Señor, y Él traza el camino de cada una para su santificación, acompaña durante el recorrido y es el Camino mismo. Por eso esperamos confiadamente en el Señor, sabiendo que Él se inclina sobre nosotras y escucha siempre nuestro clamor (Cf. Sal. 39, 2); confiamos en su promesa de que «Todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, Él lo concederá ».
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Llegó así el día grande en que se manifestó plenamente la misericordia de Dios y de mis hermanas, (no sólo las presentes sino también las ausentes, las que me recibieron, formaron y guiaron… y hoy se encuentran colaborando en otros monasterios); llegó el día “oportuno” para manifestar mi “SI” hasta la muerte, o mejor, mi “SI” para siempre y por toda la eternidad. Este Don y Gracia quiso el Señor que lo reciba en un tiempo muy particular en la historia del mundo, de la Iglesia, de la Orden, de nuestra Federación, de mi comunidad, de las familias y de la sociedad humana, y por lo mismo siento que exige un compromiso muy radical y una entrega muy profunda, la ofrenda incondicional de la propia vida al Señor. Nuestro Ex-Maestro, Fr. Carlos Azpiroz Costa O.P., siendo un claro “interlocutor” del Señor, me pedía en una carta escrita para la ocasión: «Que tu Profesión sea un signo de este modo de vivir en tiempos en los cuales estamos llamados a vivir una santidad a la intemperie, pues la navecilla de la Iglesia pareciera estar sacudida por vientos y tempestades(…) Tu SI ha de significar dos cosas: acción de gracias, Magnificat, y una decisión, un SI, un FIAT renovado…¡ que se realice en tu vida la Voluntad de Dios!»… Les comparto esto, hermanas, junto al pedido de que nos unamos en la oración, pidiendo al Señor esta gracia para todas: santidad, «pronunciar cada día nuestro SI a los designios de Dios, con la misma humildad con que dijo su SI, la Virgen Santa » (SS. Benedicto XVI). Santidad, para elevar a Dios el mundo en que vivimos. El día 31 de julio, junto a mi Comunidad, se reunieron en la capilla del monasterio, sacerdotes, religiosas, familiares y amigos, para ser testigos y celebrantes de la Bondad de Dios. En esto percibí cosas muy lindas que gocé mucho: La riqueza de la unidad de nuestra Federación, manifestada en las oraciones y saludos de tantas hermanas, y en la colaboración de Sor Paola Telles O.P. como organista, cedida generosamente por la Comunidad de Mendoza. A todas, un enorme Gracias. La fraternidad entre frailes y monjas, tan querida por nuestro Padre, reflejada en la presencia de nuestros hermanos del convento de Tucumán y en la cercanía de otros, que desde distintos lugares se unieron en la Eucaristía. La comunión con nuestros sacerdotes y seminaristas, que tanto valoran la presencia de las monjas en la Diócesis, y la necesidad y actualidad de la vocación contemplativa. Comunión que también se vio en la colaboración de un pequeño coro de mi Parroquia de origen, que junto a las monjas entonaron bellamente los cantos de la Santa Misa. Como ven, hermanas, hasta aquí sobran motivos para dar gracias y alabar al Señor. y… ¡qué decir de mis familiares y amigos!, una alegría desmedida y una generosa entrega para vivir lo que consideraban, como dijeron, “una bendición para la familia”,
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y “para acompañarme en este paso definitivo de entregar la vida a Jesucristo”. Muchos de ellos asistían por primera vez a una ceremonia de Consagración y también a un monasterio, y los llenó de asombro y emoción vernos felices entregando nuestra vida a Dios por amor, dejando por Él bienes inestimablemente buenos. Me alegró mucho, hermanas, el reencuentro con familiares y amigos, pero más todavía el reencuentro de muchos de ellos con el Señor. Me hizo pensar en el valor del testimonio alegre de nuestra vocación. Más aún hoy, en un mundo que parece perder su meta y sumergirse en la desesperanza. Ser testigos de la felicidad de Dios hace mucho bien. Y, como se dice, lo mejor es el postre… Mi comunidad: a pesar del reducido número, (porque, como les decía, cuatro monjas están prestando servicios en otras comunidades y tres formandas están en el Noviciado en Mendoza), fue ejemplo de abnegación y caridad. Sin dejar detalle al azar para la preparación de la ceremonia y del corazón, para las gracias que el Señor derramaría. Y no se imaginan lo que disfruté durante mi retiro escuchando sus risas durante los recreos… ¡Cuánto gozo! ¡Cuánto nos llena el Señor! Este es un año particularmente bendecido por el Señor, en el XX aniversario de la llegada de las monjas a Concepción. Apropiadas son las palabras del Evangelio que elegí para la Eucaristía del día de mi consagración: “… Yo las elegí para que vayan y den fruto y ese fruto sea duradero”… Cinco monasterios dieron sus monjas y, éstas dieron su SI generoso a la Voluntad de Dios, y como “…el que siembra en abundancia cosechará también en abundancia…”, los resultados son evidentes por gracia de Dios. La Comunidad tiene entre sus miembros diez vocaciones tucumanas, de las cuales seis son de esta Diócesis. Este año celebramos las Bodas de Plata de una de las Fundadoras, una Toma de Hábito, tres Profesiones Solemnes, y D.m., una Profesión Temporal en octubre próximo. También realizó su experiencia una joven… Bendición y Don de Dios, que no se deja ganar en generosidad y corona así le entrega de “las pioneras”…, y fruto seguramente de la oración de todas, porque al rogar al Dueño de la mies que envíe vocaciones, Él las da donde lo ve conveniente y necesario. Queridas hermanas, veo que me extendí demasiado, pero Vds. comprenderán que a la hora de querer hablar del Don tan grande que recibimos de Dios gratuitamente, todo es poco. Me resta decir un ¡GRACIAS! ENORME, y “al pie del Sagrario estamos todas juntas. Dios nos une”. (San Rafael Arnáiz).
Sor Maria Estela O.P., desde el Monasterio Inmaculada Concepción Concepción- Tucumán
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Hemos conocido el AMOR… Y hemos creído en Él...
MIS QUERIDAS HERMANAS:
Desde el Noviciado Federal en Mendoza les escribo para compartirles el momento de gracia y alegría vivido el 2 de octubre, día en que, por gracia de Dios, hice mi Primera Profesión en mi Comunidad del Monasterio de ConcepciónTucumán. El 22 por la tarde, entre alegría y emoción, me despedí de mis hermanas del Noviciado y de la Comunidad de Mendoza y partí hacia Tucumán para comenzar los 8 días de retiro previos a la Profesión. Llegué la mañana del 23 a mi querida comunidad, a quienes no veía desde marzo; se imaginarán que a la emoción por el motivo del viaje se sumó el poder abrazarlas después de tanto tiempo. Ese día procuré aprovechar lo más que pude el recreo pues a la mañana las saludé y a la noche me despedí para comenzar al día siguiente mi retiro. Este comenzó en un día penitencial con sabor a fiesta, ya que era la fiesta de Ntra. Sra. de la Merced. Fue un detalle del Señor el comenzar con la compañía y protección de Ntra. Madre del Cielo, liberadora de cautivos. Fueron días muy primaverales, con pájaros que cantaban con nosotras desde las Laudes. Toda la naturaleza se iba vistiendo de verde y flores que recién brotaban expresando ese no sé qué de amor y alegría que tiene la primavera. ¡Dios habla en todo! Así como Tobías emprendió su camino con la bendición de sus padres, acompañado por el Arcángel Rafael y el perro que los seguía, yo caminé estos días sintiendo la bendición de las oraciones de Vds. acompañada por los ángeles (ya que el 29 celebramos a los Arcángeles y el 2 era el día de los Ángeles Custodios), y si bien no me seguía un perro tenía tres gatos que andaban por el campo. El Señor me concedió también la gracia de poder recibir su Cuerpo y su Sangre 2 veces en dos días: una fue una Misa en acción de gracias por 15 años de vida y otra
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por una nena de 14 años que falleció en un accidente. Con estas celebraciones tuve la oportunidad de meditar más en el misterio de la vida y de la muerte. San Jerónimo (al que celebramos el 30), dice que desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo, por eso mis meditaciones se basaron especialmente en las lecturas de la Misa de esos días y en toda la Liturgia; también meditando las lecturas que elegía para la Profesión. En verdad que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y nunca se agota su sabiduría. El día previo a la Profesión, día en que tenemos más presente al Corazón de Nuestro Señor que tanto nos amó y nos ama, y día en que también celebramos a Santa Teresita, fue especial: primero porque me empecé a poner mas nerviosa y segundo porque el Señor, conforme a algo que venía meditando, quiso darme un signo muy concreto (aunque doloroso), de hasta donde implicaría ser toda de Él y que sus caminos no siempre son los nuestros, a nuestro modo; y es que ese día nos enteramos de que sor Liliana (de la comunidad de Córdoba), estaba delicada de salud y debía ser intervenida. El Señor se sirve de todo para mostrarnos su amor y su voluntad de unirnos cada vez más a El, al misterio de su Cruz salvadora. He pedido mucho por ella y su comunidad, como todas ustedes. Este acontecimiento me ha ayudado, entre otras muchas cosas, a valorar el testimonio de tantas hermanas enfermas que dan todo por su comunidad, por la Orden, por la Iglesia. Gracias, por beneficiarnos con sus sufrimientos. Y por fin llegó el ansiado día. Mis hermanas me despertaron con un canto que me gusta mucho: “Pescador de hombres”. Luego de abrazos y mucho cariño nos preparamos para rezar las Laudes. Fueron muchos los detalles que recibí antes de ir al coro y en el coro. También la fecha elegida para mi Profesión fue un detalle del Señor, pues le tengo devoción a los ángeles, y más significativo fue cuando leí que los Padres de la Iglesia, al comentar el pasaje de las ‘Diez Vírgenes’ dicen que la voz que grita: QUE VIENE EL ESPOSO, SALID A RECIBIRLO, es la de los ángeles que anuncian la llegada del Amado de nuestras almas. Y también es significativo el que fuera primer sábado del mes, dedicado al Corazón Inmaculado de María. Todas han pasado por este momento, así que entenderán que todo me era significativo. ¡Cuántos detalles tiene el Señor con nosotras… siempre! ¿Verdad? La Misa era a las 10:00, así que después de Laudes, oración, rosario y Tercia fuimos a desayunar y a abrazarnos de nuevo y abrir regalos. Me olvidé de decir que el día anterior por la noche me hicieron el saludo con música en el refectorio, lo hizo nuestra querida Sor María Luisa, que meditó sobre las lecturas que elegí. Luego del desayuno empezó a llegar mi familia, y mis hermanas se fueron a ultimar detalles y a prepararse para la ceremonia ¡Cuánto esmero vi en todas por querer que todo saliera bien! Especialmente vi correr a la delegada de ceremonias que ultimaba detalles con los sacerdotes y acólitos. Yo también fui a prepararme con mi Señor, aunque reconozco que los nervios no me dejaban concentrarme mucho. A las 10:15 comenzó la ceremonia con la procesión de entrada y el canto: “Yo sé de quién me he fiado”, presidida por nuestro Padre Obispo José Mª. Rossi O.P.; concelebraron 5 sacerdotes: 4 del clero diocesano y el Prior del Convento de Tucumán, también asistieron hermanos estudiantes dominicos y seminaristas de nuestra diócesis.
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Luego de unos momentos de nerviosismo tuve la gracia de vivir toda la ceremonia muy tranquila, ésta me resultó muy rápida (aunque me dijeron que duró más de hora y media). Ya todas conocen los ritos y lo significativos que son, sólo haré alusión a algunos detalles: En la postración las he tenido muy presentes, pues al querer entregarle todo al Señor también le he encomendado a mi Familia Federal. En el momento de la Profesión me emocioné un poco pero recordé las exhortativas palabras de la Madre Maestra que decían algo así: ¡A decirla fuerte y claro!, y eso evitó que inundara la Capilla que tan bonita estaba arreglada Nuestro Padre Obispo ya tenía antecedentes de preparar sermones largos, así que comenzó simpáticamente su prédica diciendo que tenía 4 sermones. Pero como las lecturas se parecían mucho (Cant. 8, 6-7; el Magnificat; 1Jn. 4, 7-16 y Jn. 15, 9-17) el tema era el mismo: el AMOR. Así que fue cortita pero muy profunda. Giró en el tema del amor que Dios nos tiene y que tenemos que enamorarnos cada día mas de Él, y al final habló de la alegría de ser toda de Él y de poder vivirlo en comunidad. Acá les cuento un detalle que no estaba previsto por nadie, sólo por Dios: luego de unos minutos de homilía entró en la Capilla un matrimonio que llevaba a su hija (aparentemente adolescente), que estaba con un ataque de nervios o algo así y gritaba mientras la sujetaban. Primero Monseñor Rossi continuó, pero como los gritos seguían pidió que alguien los ayudara ya que nadie se acercaba porque no los conocían y porque daba la impresión de que a propósito la llevaban a la Capilla. La señora que estaba con ella le decía: “Hija, Dios te ama”, y se lo repetía. (Era lo mismo que Mons. me estaba diciendo), al final la sacaron y prosiguió la prédica a la que Mons. incluyó el episodio ocurrido, diciendo que Dios nos ama pero que a veces no nos damos cuenta.
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Fue un momento fuerte para todos. En esos minutos el Señor dijo mucho a mi alma, pero también fue un signo para mi familia y comunidad. Una hermana luego comentó el hecho diciendo cómo el tentador hace ruido e inquieta (por los gritos de la chica) y cómo la gracia de Dios obra maravillas en el silencio. A mi familia también le hizo pensar en el bien y el mal. Yo sólo les puedo decir lo que el Señor ya nos dijo: NO HAY AMOR MAS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR LOS AMIGOS… por los hermanos, los que conocemos y los que no, darlo todo aunque sea por salvar un alma. Las lecturas las leyeron dos tías, el ofertorio lo hice con Madre María Cinta con un canto muy bonito, no sé si lo conocen, es cortito pero muy profundo, dice así: Señor, acepta la ofrenda de mi vida. Señor, alienta siempre mi esperanza de vivir según tu voluntad. Un detalle gracioso: en el momento de la entrega de las Constituciones el encargado de la ceremonia se despistó, entonces no se hizo el diálogo que tenía que haber entre M. Priora y yo, pero yo le decía que ella algo me tenía que decir y ella no sabía qué, así que quedó como que yo no le quería recibir las Constituciones, pero al final se las recibí y nos dimos un abrazo: hicimos nuestro propio rito. Bueno, esto ya se está haciendo largo así que voy terminando, no sin antes darles LAS GRACIAS: Primero a Dios Trinidad que elige a los que quiere, que nos ama con amor eterno y quiere unirnos cada vez más a Él, y a María Inmaculada que vela e intercede por nosotras y nos ayuda a conocer y amar a su Hijo. A mi comunidad que, confiando en que Dios puede hasta lo imposible y sabe escribir en renglones torcidos, me aceptó en la Familia, como signo de esa acogida
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que Dios hace de mi Sí. Gracias por todos los detalles que tuvieron conmigo, por su cariño y testimonio de entrega, por mostrarme la Orden (como nos pedía Fray Carlos), por acompañarme y enseñarme en este camino de entrega al Señor. Todas son un testimonio del amor del Señor (cada una con su estilo), pero quiero agradecer especialmente el testimonio de entrega generosa de Madre Mª Cinta, la que me ayuda a amar a Dios y a la Federación, y a Sor Mª. Luisa que nos edifica con su alegría y sencillez. Gracias también a las hermanas de comunidad que están en otras comunidades y que me han ayudado en estos primeros años de formación. También agradezco a la Federación por permitirme tener un espacio (el Noviciado Federal) donde poder formarme y enamorarme más del Señor, gracias por todos los esfuerzos que hacen por darnos lo mejor. Gracias a Madre Maestra por el acompañamiento y por la paciencia.
Y una mención especial a mis hermanas del Noviciado que tanto me ayudaron a prepararme a mi profesión con sus oraciones, con su cariño, pero sobre todo con el ejemplo de querer entregarse a Dios día a día lo mejor posible, a veces no nos sale tan bien pero he aprendido mucho de la fuerza de Dios que obra maravillas en los corazones cuando tienen tantos deseos de El, de amarle a pesar de todo. Gracias hermanitas, les debo mucho, creo que sólo Dios puede recompensarles, a Él las encomiendo. Y finalmente agradecer a TODAS por haber estado presentes por la oración, y con saludos y cartitas. Gracias por su SÍ al Señor… creo que sólo en el cielo podremos conocer cuánto hemos recibido de Dios por medio de los hermanos. Sigamos unidas en la oración y en la fraternidad ya que si tanto nos amó Dios también nosotros debemos amarnos los unos a los otros y ser testimonio de ese amor
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hasta el extremo de dar la vida por los hermanos, por ese mundo que tanto necesita del amor de Dios. A María Inmaculada, que supo darse por amor, a imitación de Cristo, le he pedido por Vds. en la Salve y en el canto final de la Misa que dice: María, tu nombre es fuente de contemplación. AVE MARIA. Toma tú mi vida con tu inmenso amor y hazla sí, sí eterno para Dios. AVE MARÍA. Tu sí fue pleno, siempre en humildad. AVE MARIA. Guarda tú mi alianza, pacto de amistad y de amor, pacto eterno con mi Dios AVE, AVE MARIA. Como dice el Eclesiástico: muchas cosas podría seguir diciendo, mas nunca terminaría, sea pues el broche de mis palabras «ÉL LO ES TODO» Las abraza en Cristo, María Stma. y Santo Domingo, su hermana Sor María Viviana de la Trinidad O.P.
POR MARÍA, GLORIA A LA TRINIDAD
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Crónica de la Comunidad de Córdoba (ARGENTINA) “Las monjas, se consagran totalmente a Dios, y al mismo tiempo perpetúan el carisma especial que el Bienaventurado Domingo tuvo para con los pecadores, los pobres y los afligidos, llevándolos en el Sagrario íntimo de su compasión”
QUERIDOS HERMANOS:
Que el gozo de tener la mirada y el corazón fijos en Jesús, nos ayuden a vivir unánimes para alabar, bendecir y predicar la Buena Noticia de la salvación. Queremos compartir con ustedes, a través de esta crónica, la alegría de sabernos guiadas por Dios en nuestro camino comunitario, descubriendo su Presencia paternal y providente en lo cotidiano de nuestra vida contemplativa dominicana. Con motivo de la preparación del 397º aniversario de la fundación del monasterio, fuimos leyendo en la sala de trabajo la tesis del Presbítero Carlos Ponza. Dicho escrito, muestra cómo fueron los inicios de nuestro monasterio, una fundación de origen criollo, suscitada por el soplo del Espíritu en la vida de una mujer perteneciente a la primera generación de cordobeses, Doña Leonor de Tejeda. Corría el año 1613 y la ciudad de Córdoba contaba con 40 años, cuando nació esta primera expresión de vida consagrada, en lo que hoy comprende el territorio del Cono sur. El monasterio nace en un ambiente de profunda piedad; las primeras hermanas ardían en deseos de una total entrega a Dios. Todo el pueblo se alegró con esta casa de oración, y se palpaba dentro de la sociedad colonial una presencia viva de las monjas.
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Movida por una fuerte devoción a Santa Catalina, la Madre Leonor de Tejeda, puso todos los medios para dar la fisonomía y perfil espiritual dominicano al monasterio, desde los comienzos. Los doce primeros años, fueron arduos pero fecundos, ya que colocaron a las monjas en una actitud de escucha y de respuesta a la voluntad de Dios, que se va fraguando en la historia de los hombres. En 1625, con la Bula de Urbano VIII, la Autoridad Pontificia las reconoce y declara Dominicas. La Madre fundadora, con su acrisolada experiencia, secundó la iniciativa de su hermano Juan y su familia, de fundar un monasterio de carmelitas. Se trasladó entonces, por un tiempo, con 4 de sus monjas al actual solar, fundando el primer Carmelo argentino. Junto a estas reflexiones, sumamos la lectura de las necrologías de las monjas que nos precedieron, que datan desde 1866. Estas lecturas nos hicieron descubrir y ahondar en cómo desde sus comienzos, la ciudad contaba con un corazón que latía con los gozos, con las esperanzas, con las angustias y pobrezas tanto de la Iglesia como de la sociedad, también convulsionadas por cambios. Al asomarnos a los testimonios sobre la vivencia íntima de Dios de tantas hermanas que nos precedieron, hemos palpado un testimonio preclaro de entrega, de fuerte espíritu dominicano, de devoción filial a N. P. Santo Domingo. Saber de dónde venimos y hacia dónde vamos, nos hace recuperar el sentido de lo esencial, tan propia de nuestra vocación, para que nuestra vida contemplativa siga impulsando a la Orden y a la Iglesia a un renovado compromiso en la evangelización de la cultura. Convento Carmelitas
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Llegado el Monasterio.
2 de julio, celebramos comunitariamente el Aniversario del
Entretanto, los festejos del Bicentenario de la Patria, despertaron en los recreos varios interrogantes. En los albores del primer gobierno patrio, el Monasterio contaba con casi 200 años de vida, por eso acudimos al Archivo en busca de datos: sólo nos encontramos con una coincidencia, la comunidad estaba dedicada a los arreglos de la Iglesia conventual. Hoy, también nosotras estamos con la obra de restauración, del retablo mayor, de la iluminación, y del atrio. Deseamos que esta obra sea para gloria de Dios, ya que la admiración que produce la belleza es un medio para que muchos descubran la Presencia de Dios, y le busquen con sincero corazón. El día 6 de julio, como es tradición, se realizó el Te Deum en nuestra Iglesia, dando gracias a Dios por la fundación de la Ciudad, asistieron a la misma el Sr. Intendente y el Sr. Gobernador, con sus respectivas esposas, y demás autoridades civiles y militares. La acción de gracias fue presidida por el Arzobispo, quien dirigió unas palabras a modo de reflexión y exhortación. Se destacó la actuación del Coro. Al finalizar, Monseñor Ñañez, con el Sr. Intendente y su esposa se acercaron para saludar a la comunidad. El día 7 de julio, retiraron los andamios que cubrían el Retablo, restan detalles en la parte inferior del mismo. El Gobierno, tras proponerlo en varias ocasiones, efectuó la iluminación de la fachada, del campanario y de la cúpula, ha quedado bellísima. Durante los días 12, 13 y 14 de julio, la Madre Priora propuso la adoración del Santísimo con las 40 horas, en la que incluimos una noche de vela por turno para pedir por los legisladores y para que el Señor fortalezca la fe y la esperanza de nuestro pueblo, y sostenga a nuestros obispos y sacerdotes para que sean testigos de la Verdad. Como Orden, estamos desafiados a descubrir la actualidad de nuestro carisma, y a seguir prolongando en la historia la misión del Verbo, predicando la
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Gracia y la Verdad, dando la luz de la fe a los que viven en las tinieblas de la ignorancia y caminando con nuestros hermanos, tras las huellas de nuestro Salvador. Que Santo Domingo, “luz puesta en el mundo por medio de María”, nos alcance ser antorchas de luz, y nos conceda un espíritu magnánimo y confiado. ¡Hasta cada Eucaristía!
COMUNIDAD DE MONJAS DOMINICAS CONTEMPLATIVAS, CÓRDOBA
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ORIHUELA UNA REUNIÓN DE FAMILIA... En medio de las prisas de nuestro agitado mundo, algunos conservan aún las reuniones de familia. En ellas se disfruta de compartir el encuentro, las novedades, los recuerdos, la mesa y por qué no, las tristezas, los dolores, las preocupaciones y los proyectos. Une la misma sangre, pero mucho más une el sentido de pertenencia, los valores, las tradiciones y ese calor de hogar que como por ósmosis penetra las mentes y los corazones y va permitiendo que todos crezcan, y hasta envejezcan, sostenidos por el amor y la entrega de los demás. En las familias eclesiales nos sucede lo mismo, en ocasiones necesitamos expresar por medio de la fiesta la alegría de existir, el agradecimiento por tantos dones recibidos a lo largo de la vida. Y también, nos es preciso recordar el pasado para proyectarnos al futuro. Hacer memoria de los que nos trasmitieron la fe para renovar la nuestra y poder vivirla y testificarla con rejuvenecido gozo. En la tarde del viernes 17 de septiembre nos convocamos frailes y monjas dominicos, sacerdotes diocesanos, religiosas y fieles laicos para celebrar con agradecimiento jubiloso la llegada y los frutos de la siembra que realizaron nuestros hermanos dominicos, hace 500 años, cuando se establecieron en Orihuela. En 1468 los frailes se instalaron aproximadamente a 16 Km de la ciudad en una ermita dedicada a San Pedro Mártir, en una heredad de Enrique Masquefa, llamada Lo Mathet. En 1510, cuando una grave peste diezmaba la población, un importante personaje de la ciudad, Andrés Soler, recibió una revelación privada con la promesa de que si los dominicos trasladaban su comunidad a Orihuela y enseñaban la devoción del Rosario, la epidemia cesaría. Y así se hizo, el 7 de septiembre de ese mismo año, los frailes entraron cantando el Rosario y dispuestos a expandir el amor a María y por Ella a Cristo, estableciéndose en la ermita de Nuestra Señora del Socorro y del Bienaventurado San José. De manera milagrosa, la peste cesó inmediatamente. Fue este hecho portentoso el que abrió los corazones a la acción evangelizadora de nuestros hermanos.
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Si bien la obra más reconocida y brillante de los dominicos fue la de la Universidad de Santo Domingo, en la que se formaron numerosísimos evangelizadores del Extremo Oriente destacándose San Jacinto Castañeda, San Ignacio-Clemente Delgado y San Francisco Gil de Freiderich, mártires en Vietnam y el Beato Luis Eixac y Beltrán, mártir en Japón, (siglos XVII-y XIX), y eminentísimos ciudadanos, entre los que destacan los historiadores: Jacinto Segura, José Montesinos, Marcelo Miravete y Maseres (conde de Floridablanca), etc. etc., lo que perdura en la actualidad son los Auroros de la Vega Baja que a imitación de los frailes y promovido por ellos prolongaron tan hermoso ejemplo: el rezo y canto del Rosario, durante cinco siglos. La conmemoración de este V Centenario comenzó con la peregrinación mariana en la que tres frailes dominicos: fr. Alfonso Esponera, fr. Julio Carpio y fr. Vicente Benedicto, el sacerdote diocesano D. José Manuel Menárguez, dos religiosas del Arca de María: Maximiliana y Fátima y veinte agrupaciones de Auroros de la Vega Baja, partieron del Colegio de Santo Domingo hacia el Monasterio de la Stma. Trinidad de las Monjas Dominicas llevando en peregrinación la imagen de Ntra. Sra. del Rosario y cantando cantos a María. En el Templo los esperaban la comunidad de contemplativas y el sacerdote D. Agustín Sánchez Manzanares dispuesto a regalar el don del perdón a quienes querían recibir el sacramento de la reconciliación. Tras las andas de Nuestra Señora numerosos portaestandartes penetraron en la Iglesia y fueron colocando armoniosamente el signo de su grupo en los muros laterales del templo. Llamaba particularmente la atención el niño portador del estandarte de los Auroros de Jacarilla. A las 19hs. comenzó el rezo del Rosario y seguidamente, bajo el amparo de la Virgen, nos dispusimos para la celebración de la Eucaristía, ¡la mejor de las fiestas! El celebrante nos invitó a todos los participantes a unirnos en esta acción de gracias al Señor que hizo crecer lo que El mismo inspiró a los frailes y exhortándonos con las palabras de María: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2, 5) Juan Pablo II en la carta apostólica sobre el Rosario nos decía: “una oración tan fácil y al mismo tiempo tan rica merece ser recuperada por la comunidad cristiana”. Los Auroros de la Vega Baja recibiendo, conservando y difundiendo el rezo del Rosario, con las peculiares tradiciones que conserva cada grupo, nos ayudan a recordar que las comunidades cristianas estamos llamadas a convertirnos en auténticas “escuelas de oración” que celebren y vivan lo que creen y rezan. Así, en familia, y enriquecidos cada uno con la presencia y el don de los demás, terminamos nuestro encuentro que tuvo como
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notas características la diversidad, la fraternidad, la alegría y la sencillez. Al final de la celebración de la Misa los que pasaron al locutorio del Monasterio, fueron convidados con los primorosos dulces artesanales de las monjas.
AUROROS VEGA BAJA. ORIHUELA-ALICANTE-ESPAÑA SEPTIEMBRE 2010
La medida del amor de Dios no está en Él sino en nosotros. Nuestra medida es la fe. Tanto amor recibimos cuanto creemos recibir. La grandeza de María está en esto: en haber creído en el Amor. Divo Barsottti
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CRÓNICA… ¡DE UNA GOZOSA EXPERIENCIA! Sor Mª Pilar Marco, op - Torrent
«Algo nuevo está brotando… ¿no lo notáis?» (Isaías 43,19)
del profeta Isaías: «Algo nuevo está brotando… ¿no lo notáis?»
En este largo y prolongado “invierno vocacional” en la Vida Religiosa de Occidente y el sufrimiento íntimo que esto produce por más que lo pongamos todo en manos del Padre Providente, no dejamos de hacernos saludables preguntas… Quizá podríamos encontrar una respuesta en las palabras
En nuestra Federación son ya varios los monasterios que se han cerrado…, es verdad que se ha tenido mucho coraje evangélico para tratar de crear algo nuevo. Se suprimían varios monasterios para dar lugar, con esas mismas monjas que cerraban sus conventos, a una nueva fundación. Eligiendo el lugar y el monasterio más idóneo, surgieron como “nuevas fundaciones”: en Zaragoza: “Santa María del Pilar” y “Santo Domingo”; y en Sant Cugat (Barcelona), “Sant Domènec”, además de otras fusiones que se han realizado en Santa Catalina de Paterna y La Inmaculada de Torrent. Es decir, hemos tratado de dar respuestas evangélicas al hoy que nos toca afrontar. Pero ahí quedan los monasterios cerrados y vacíos… ¡y nos duele! Intentando darles un fin bueno aunque no sea lucrativo.
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Esto nos sucedió con el Monasterio de Ntra. Señora de Belén situado al pie del Monte Vedat en Torrent. En un principio hubo un discernimiento de qué convendría más, si irnos todas a Belén o quedarnos en La Inmaculada. Hecho este discernimiento, el Monasterio de Belén quedó pendiente de darle una finalidad benéfico-social y a ser posible que, en su iglesia, se siguiera dando culto. Sin necesidad de ninguna “propaganda”, enseguida empezaron a interesarse por él personas e instituciones. Así, durante los ya cuatro largos años que quedó vacío. Eran propuestas y ofertas interesantísimas cada una de ellas, pero cuando ya parecía que alguna iba a realizarse, surgían dificultades que impedían que ello se llevara a cabo… por nuestra parte comentábamos el peso que nos suponía ver aquello vacío y nos dolía. No obstante, algo nos decía que una mano invisible y providente iba guiando el resultado fallido de cada gestión. Y esa misma Providencia, así lo experimentamos, hizo que en el mes de agosto pasado, sin previo aviso, se presentaran en el torno el matrimonio amigo de la Comunidad de Belén, Cristóbal Aguado y Soledad Martín, padres de tres encantadoras hijas: Paloma, Belén y María, la familia completa pertenece a la Asociación “HOGAR DE LA MADRE” . Tras los saludos, abordaron directamente el tema: venían a pedirnos el Monasterio de Belén para que en la diócesis de Valencia se fundara una comunidad de hermanas de dicha Asociación, aprobado recientemente por Roma, a través del Pontificio Consejo para los Laicos, como Asociación Pública Internacional de Fieles. Integrada por comunidades de hermanas (Siervas), comunidades de sacerdotes (Siervos) y la rama de seglares laicos, entre ellos un gran número de jóvenes cristianos. Nos dieron una amplia información verbal y nos invitaron a entrar en la Web donde se detalla lo que son y lo que hacen. Su fundador es el P. Rafael Alonso Reymundo, amigo de nuestro Sr. Arzobispo, Mons. Carlos Osoro, que le había hablado de la posibilidad de venir a la diócesis. Tras este primer contacto, M. Priora reunió al Consejo y al Capítulo, para informarle y que se pronunciara. Nos entusiasmó el proyecto. Se siguieron los contactos con la M. General M. Ana Mª Campos y el Fundador y P. General, además de otras hermanas y el matrimonio Aguado Martín, Cristóbal y Sole, estábamos iniciando el mes de septiembre. La rapidez nos ha maravillado, el 5 de octubre se firmaba el Contrato de Precario en presencia de nuestro abogado y amigo, D. Jesús Gil Martínez, que tanto sabe de nuestros avatares en estos largos años, con el tema del Monasterio de
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Belén. Siguieron los contactos en los días siguientes porque ya las hermanas empezaban a acondicionar “su nueva casa”. Desde el principio M. Priora les ofreció muebles y otros enseres, además, de ornamentos, vasos sagrados, custodia, etc, y sobre todo nos hizo mucha ilusión entregarles el Sagrario, para que volviera a estar de nuevo en la iglesia conventual. Y llegó el día 24 de octubre. Se había fijado para este día el encuentro para que toda la Familia del “Hogar de la Madre” se reuniera en el locutorio de nuestra Comunidad de la Inmaculada. A las 17 h. nos encontramos el locutorio a rebosar. Se distinguían muchos velos blancos: La Madre General, M. Ana Mª, y muchas hermanas, entre ellas un buen grupo de jóvenes novicias y chicas en su etapa de experiencia. Pedimos que se presentaran y así lo fueron haciendo. Son chicas de hoy y por otra parte muy preparadas en su mayoría y de distintas nacionalidades, así por ejemplo, la Hna. Krinten, norteamericana, responsable de la página Web de la Jornada Mundial de la Juventud, o la Hna. Zdenka, de la República Checa. También había un grupito de Siervos, la rama masculina, cuyo General es el P. Félix López, que han sido asignados por el Sr. Arzobispo a una parroquia de Paterna. Entre ellos estaba un joven norteamericano, Brian, que viene a estudiar teología y prepararse para ser sacerdote, cuyo relato de su proceso nos conmovió: hijo de padres protestantes y él convertido al catolicismo y entusiasmado por Jesucristo. Viéndolos a todos, a nosotras nos parecía estar soñando… y nos venía a la mente la frase
esperanzada de Isaías: «Algo nuevo está naciendo ¿no lo notáis?». O también unas palabras del Papa Benedicto XVI, siendo cardenal: «Tras el Vaticano II muchos hablaban de un “invierno” en la vida de la Iglesia… pero sucedió algo que nadie había planeado. He aquí que el Espíritu Santo había pedido de nuevo la palabra. Y la fe renacía en hombres y mujeres jóvenes y sin “peros”, sin subterfugios ni escapatorias, una fe vivida en su integridad como don, como un regalo precioso que da vida.».
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Si todos somos Iglesia, nos decimos, ensanchemos nuestro horizonte y agradezcamos el don de la Vida Religiosa que sigue fructificando en modalidades nuevas, pero auténtica en su genuina naturaleza. Sigue habiendo vocaciones en la Iglesia para la Vida Consagrada y los movimientos laicales, pues son más de 200 los movimientos y nuevas comunidades que el Pontificio Consejo para los Laicos ha reconocido en los últimos 30 años. Por parte de esta nueva Familia hay hacia nosotras, las dominicas, un reiterado agradecimiento. Dice así uno de los testimonios: «Damos gracias al Señor por el regalo tan grande que ha hecho al “Hogar de la Madre”. Le ha regalado un hermoso monasterio y una queridísima comunidad de monjas dominicas que no cesan de orar por este nuevo camino que el Señor abre, camino de gran esperanza que las Hermanas del Hogar, al ver la comunidad de dominicas, ven en ellas, camino de esfuerzo y de fidelidad hasta el último momento y que nos transmiten todas las hermanas de la Comunidad de la Inmaculada». Al mismo tiempo es un camino de esperanza a través de la juventud de las hermanas del Hogar. Nuevos caminos que el Señor va abriendo en su Iglesia, caminos que se funden para formar uno sólo: Vida Activa y Vida Contemplativa, ambas unidas por el Reino de Cristo. Las hermanas que pertenecieron al Monasterio de Ntra. Sra. de Belén recordaron una frase que, según se cuenta en el Libro de las Fundaciones, le dijo el Señor a M. Inés de Sisternes, fundadora de este monasterio en el siglo diecisiete: “Funda una Casa de mi Madre, donde seré siempre bien servido”. Y se preguntaban ellas ahora qué quedaba de esa profecía. Pues bien, esta nueva fundación que ha llegado se definen por tres misiones: LA EUCARISTÍA, LA VIRGEN MADRE Y LA CONQUISTA DE LOS JÓVENES PARA JESUCRISTO. Quieren ser regalo del Señor para su Madre. La Comunidad la forman de momento cuatro hermanas: la Hna. Isabel, responsable del grupo, española, la Hna. Helena, italiana, Hna. Cleair, irlandesa y Hna. Khaleí, norteamericana, las cuales ya han empezado a trabajar en la diócesis ayudando en la Pastoral en los lugares asignados por Mons. Osoro. Pero teniendo muy claro, como bien dicen ellas, que no se definen por lo que hacen si no por lo que son. El contacto con ellas nos transmitió sentido de la novedad y radicalidad evangélica, que nosotras queremos apoyar con nuestra oración y nuestra vida, desde el puesto que Cristo nos ha asignado en su Iglesia. Bendiciendo al Señor porque sigue obrando maravillas.
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El día 5 de septiembre era el día señalado por la Hermandad Penitencial del Cristo del Perdón y la Cofradía de San Bonifacio, Patrón de Carcaixent, para hacer un homenaje de despedida a nuestras Hermanas de la Comunidad de Corpus Christi de Carcaixent. Para compartir con ellas y acompañarlas en este momento entrañable, fuimos la M. Federal, Mª Teresa de Jesús Gil, M. Priora de la Comunidad de la Inmaculada, Mª Agustina Valenzuela, Sor Gabriela Fullana y Sor Mª Asunción Blanquer. Allí nos encontramos con la M. Priora de la Comunidad de Orihuela, Mª Pilar Soler, acompañada por Sor Rosario Mª Martínez, que habían acudido por idéntico motivo. A las 19,30 se escucharon los tambores que acompañan al Cristo del Perdón que es llevado a hombros por la Hermandad de la Penitencia. Salimos las monjas a recibirle y encontramos la explanada llena de gente al igual que el porche que da entrada a la iglesia. Al comienzo del porche, pero al aire libre se había colocado el Altar, de forma que al estar alto se podía seguir perfectamente la Eucaristía desde la explanada, desde el porche y desde la entrada al convento (entre la puerta que da acceso al convento y la puerta reglar, donde nos colocamos las monjas). Celebró la Eucaristía el Párroco de San Francisco de Paula, (parroquia a la 25
que pertenecía la comunidad), D. Juan Castelló, acompañado de D. Pablo Ortega y del P. Juan Carlos, OFM. D. Juan hizo una sentida homilía, en la que entre otras cosas nos dijo: “Hermanos, nos hemos reunido hoy aquí un grupo de personas humanas, para celebrar un acontecimiento humano: la despedida de la “presencia humana” en nuestro pueblo, de un carisma del Espíritu Santo, presente entre nosotros durante más de 300 años, del carisma de Santo Domingo. Despedirse, humanamente hablando, siempre es un dolor, un rompimiento del corazón… Pero nosotros no sólo somos personas humanas, somos también personas divinas (por participación), somos ya ciudadanos del cielo, somos hijos de Dios. Sólo si nos dejamos iluminar por el Espíritu Santo, tenemos la luz para comprender el verdadero significado de cada acontecimiento, del acontecimiento que estamos viviendo…” “Por tanto hermanos, hoy no celebramos una separación; celebramos un don, el don de un carisma que continuará actuando en nosotros por la comunión de los Santos, más allá de la distancia. Así es como lo ve y lo vive Dios. Y así es como lo hemos de ver y vivir nosotros. Y a la presencia de un carisma sólo se le puede dar las gracias a Dios. Gracias, Señor, por el carisma de las madres dominicas en tu Iglesia, en la Iglesia de Carcaixent. Gracias.” Al finalizar la Eucaristía subió al micrófono D. Bernardo Darás, historiador, el cual hizo un recorrido de toda la historia de las monjas en Carcaixent, desde su fundación hasta nuestros días. Interesante e impresionante, que mereció un cerrado aplauso al finalizar. Seguidamente fue la Sra. Alcaldesa, Dña. Mª Dolores Arbona, quien dijo unas palabras de agradecimiento y cariño, entregando a las monjas una placa conmemorativa del acontecimiento. Al final del acto, nuevamente la Hermandad de la Penitencia se llevó al Cristo del Perdón y la gente se precipitó a la puerta del convento, abrazando, llorando y pidiendo a las monjas que nunca les olvidaran. Las viajeras regresamos a nuestro común destino quedando todas impactadas por tan memorable acontecimiento. Sor Mª Asunción Blanquer, op-Torrent
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Noviciado Mendoza
“Por encima de todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.” Queridas hermanas: les escribimos desde este querido Noviciado; seguramente querrán tener noticias nuestras, de esta nueva y hermosa experiencia. Es una comunidad bastante heterogénea —por la diversidad de culturas y costumbres— y por esto mismo muy rica; se percibe mucha unión y alegría, y se respira un clima cálido, acogedor y mucha disponibilidad. Hay dos hermanas de Perú (Arequipa); de Chile hay: una de Copiapó, una de Linares, y dos de Santiago; de Argentina hay una de Córdoba, dos de Mendoza, una de San Justo, y tres de Concepción-Tucumán. Somos en total 15, contando a Madre Maestra y a Sor Lucía Mª, también incorporada este año.
El inicio del curso fue un tanto especial debido al terremoto que hubo en Chile. Nuestras hermanas de Linares recién pudieron llegar al mes siguiente. Cuando llegamos encontramos todo acondicionado gracias a Madre Maestra y la colaboración de dos de nuestras hermanas del noviciado que pertenecen a la comunidad de Mendoza, fruto del trabajo del verano; y es que, comparado a otros años, esta vez redoblábamos en cantidad y había que hacer varias modificaciones. Para iniciar nuestro curso ofrecimos una Misa pidiendo al Señor que nos acompañara a lo largo del año. Y como no podía faltar, por la tarde tuvimos una muy amena merienda que
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aprovechamos mucho para compartir y comenzar a conocernos. Ese día, por la mañana, Madre Maestra ya había repartido los oficios. Este año el Triduo Pascual fue un tanto diferente para todas por la gran variedad de nacionalidades. Esto se notó mucho en la Vigilia Pascual, con sus siete lecturas y salmos: cada una que participaba lo hacía con su tonada propia y eso enriqueció, en cierta medida, la belleza de la Liturgia de esa noche y le dio cierto encanto y tonalidad universal. A lo largo de estos meses hemos tenido varios cursos, además de las clases con Madre Maestra. Tuvimos uno sobre los Salmos, con la Hermana Cecilia del Instituto Mater Dei; con Fr. José María Cabrera tuvimos uno de Eclesiología y otro de Cristología; y con Fr. Carlos María Izaguirre, Introducción a la Biblia. Son cursos muy lindos, que nos enseñan a conocer más nuestra fe y nos ayudan a crecer en intimidad con el Señor. Tanto a la hermana Cecilia como al P. José María los hemos tenido otros años dándonos clases. Ella es muy divertida, con mucho sentido del humor. Además tiene una voz preciosa, y siempre, al finalizar el curso le pedimos que nos cante algo. El Padre José María siempre nos trae anécdotas nuevas de los frailes, y nos divertimos también otro tanto. El Padre Carlos María es la primera vez que viene, y sus clases estuvieron ilustradas con mapas y fotos de Tierra Santa y todos esos lugares tan significativos para nuestra fe. Quedamos encantadas con el curso, fue como un pequeño tours visual. Una cosa linda para compartirles fue nuestro Retiro anual con el Cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná. Es un sacerdote mayor, de unos 84 años, muy santito. Tiene una hermosa experiencia de Iglesia que sabe transmitir, que contagia y enamora. El Retiro estuvo basado en el Catecismo de la Iglesia Católica; esto nos ayudó a volver sobre el sentido más hondo y profundo de las verdades de fe que a veces se nos escapan de las manos y son tan sencillas como ricas de contenido. Pero lo más edificante fue verlo a él, su testimonio de vida, la penetración de su mirada; es un hombre poseído por Dios. Otra cosa linda para compartirles son los festejos patrios. Como este Noviciado tiene la característica de estar compuesta por novicias de distintos países hemos querido festejar a cada nación, y así hacernos una entre todas. Ya hemos festejado Argentina, Venezuela y Perú, y lo hacemos respetando todo un itinerario. Después de Misa, y Tercia, hacemos un pequeñísimo acto conmemorativo y luego cantamos el Himno Nacional. Para ello preparamos todo un escenario: colocamos la bandera y ponemos una imagen de la Virgen propia del lugar, la Patrona. Ese día van a la cocina las dueñas de la Patria y nos hacen alguna comida típica. Para el día de la Patria en Argentina, el 25 de mayo, comimos empanadas caseras; para el día de Venezuela, el 5 de julio, comimos “pabellón con arepa”, que consiste en arroz con porotos negros y carne, y la arepa es una especie de pan con harina de maíz precocido; y para el día de Perú, el 28 de julio, comimos “tomates rellenos” acompañados con pastel de papas (en realidad, la comida original, es “rocoto relleno”, pero el rocoto aquí no se consigue, y además es, para nuestro paladar, picantísimo). Luego de almorzar vamos al recreo con las monjas, y allí, en ese recreo o en el de la noche, el “ballet” estable del Noviciado hace algún baile típico. Para el día de Venezuela se
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bailó “Joropo”; para el de Perú un carnavalito y “montonero arequipeño”; y para Argentina un par de chacareras. Y por las tardes nos juntamos a merendar antes del estudio; tomamos mate, tocamos la guitarra, el bombo, cantamos y bailamos otro poco. Como ven, es un día del todo especial, y la verdad es que lo disfrutamos y nos enriquece muchísimo. Hace poco también tuvimos un encuentro con nuestro obispo, Monseñor José María Arancibia, y él nos decía justamente que esto que estamos viviendo es una experiencia muy enriquecedora, experiencia sobre todo de Iglesia, porque es compartir con otras culturas, otras idiosincrasias, y esto supone abrir el corazón y dejarlo ensanchar, crecer que, por supuesto, tiene su parte de gozo y también de dolor, el gozo de recibir a otros y el dolor de la muerte de uno mismo para que Él lo sea todo en todos. Este año, para alegría de todas, disfrutamos de la nieve, sobre todo algunas que no la conocían y la habían deseado y hasta pedido. Nevó más que otros años. Tanto que llegó a mantenerse un día entero y la mañana siguiente, lo cual nos permitió sacar fotos, jugar
entre nosotras… algunas valientes se animaron a salir en el recreo de la noche a seguir disfrutando del paisaje que, por cierto, aunque eran las nueve de la noche, parecían las siete de la tarde, estaba muy clarito, todo rosado. La nieve, el jardín, se veían perfectamente, solo las fotos salían oscuras. Y después de la nieve hizo tanto frío que en dos partes del jardín, que no les llega el sol en ningún momento del día, la conservó durante varios días (congelada, claro). El día de Nuestro Padre lo preparamos con un triduo, sólo por la tarde, aunque no teníamos ningún recreo. El predicador fue el Padre Prior, Fr. Pablo Condrac, que aceptó
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gustoso. Pero como luego le surgió un viaje imprevisto nos predicó un “biduo” en lugar de “triduo”; nosotras nos quedamos igualmente contentas con nuestro “biduo”, y lo disfrutamos muchísimo. Y cómo no, si en esos dos días el Padre nos consintió muchísimo llevándonos golosinas y estampitas de nuestro Padre. O quizá esto fue para contrarrestar los “golpes” de las charlas, (que entre paréntesis estuvieron lindísimas, muy prácticas y muy didácticas… y muy divertidas); el auditorio estaba compuesto solo por el Noviciado, aunque las monjas escuchaban por los parlantes. En algunas partes no aptas para “monjas ya hechas y derechas” apagábamos el micrófono, o simplemente ellas no podían ver los instrumentos didácticos que nos había traído el P. Prior para ilustrar sus pedagógicos ejemplos, y de repente sentían un gran silencio y vacío mientras que del otro lado del telón risas y expresiones por el estilo. Y como el fraile no se resignara al “biduo”, al tercer día, antes de viajar, fue él a celebrarnos la Misa, y en la homilía quiso completar lo que le faltaba a nuestro biduo para ser un triduo, y nos dio un lindo cierre. Y ¿en qué consistieron estas charlas? Todos — decía el Padre— hemos experimentado lo que nos brinda un árbol; y todos sabemos lo que es y contiene un árbol. Nuestro Padre es como ése árbol plantado al borde de la acequia. Todo árbol está compuesto de raíces y savia que nutren esas raíces; de tronco, ramas… y a veces también tiene plagas. Las raíces de nuestra familia son el estudio y la oración para la predicación, para poder ser útiles a las almas, para la salvación de las almas. Con respecto al tronco, nos hacía la siguiente pregunta ¿somos personas que florecen? Y nos mostraba lo lindo de cómo nuestro árbol es de un solo tronco. La savia, que recorre desde sus raíces más profundas hasta las últimas ramas, es la savia de la compasión que hace de verdadero puente entre la contemplación y la predicación. Y nos invitaba a que en la misma comunidad comencemos a vivir esa compasión para poder abrirnos a la miseria del mundo. Luego no quiso detenerse más en los otros elementos, como las ramas, la copa… sino que pasó directamente a hablar de las plagas. Plagas que no nos tiene que llevar a cortar ni podar, sino a curar. Esta plaga, decía, son las tensiones que son inevitables y hasta necesarias para el crecimiento y profundización de la vida comunitaria. Y finalmente nos invitaba a “tomar al toro por las astas ¿cómo? Con una enseñanza de Jesús de Nazaret: el gran “plaguicida” para nuestro árbol es la corrección fraterna. Y para ello nos enumeró todo lo que “no es” la corrección fraterna y lo que “sí es”.
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Bueno, y por fin, el día de Nuestro Padre, que disfrutamos muchísimo. Como todos los años, vinieron los frailes a celebrar la Misa y luego se quedaron a almorzar. Y aunque ahora éramos tantísimos (ellos eran 7, nosotras 29 y tres hermanitas de vida activa, dominicas), igualmente nos dimos maña para entrar en el locutorio; y hasta simplificamos la comida para hacerlo todo más práctico, aunque no por eso dejó de perder su solemnidad. Después de comer le cantamos a Nuestro Padre unos cantos que las novicias habíamos preparado; y como el P. Prior ese día cumplía años de su ordenación sacerdotal, le hicimos, en el mismo locutorio, una búsqueda del tesoro. Como premio le habíamos hecho una estola con motivo dominicano. Pero si hubiera sido por él nunca ganaba el tesoro; menos mal que los frailes, muy entusiasmados por el juego, le dieron una mano. Por la tarde nos juntamos a merendar y seguimos festejando por la noche. Y así terminó este día tan hermoso y querido por todas. Y aquí también va terminando esta pequeña crónica. Así han transcurrido, queridas hermanas, estos primeros meses de Noviciado internacional, esta linda experiencia. Sabemos que esto ha sido muy rezado por todas las comunidades y por eso constatamos que los mejores frutos se deben a la oración de todas ustedes, del sacrificio de nuestras comunidades y el apoyo y la ayuda de Madre Maestra y Sor Lucía Mª que nos acompañan en este hermoso camino de la vocación dominicana, para llegar a ser realmente monjas de la Orden de Predicadores, que es lo que deseamos; esto es, no viviendo sino con un solo corazón y una sola alma, unánimes en el amor para ser así signo de salvación para todos. Por todo esto les damos las gracias y pedimos para que el Señor bendiga con creces tanta generosidad, como sólo Él sabe hacerlo. Fraternalmente en María y Domingo, sus hermanas del Noviciado de Mendoza.
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Queridas hermanas: Aunque la escritura no es mi fuerte, me han encargado hacer una Crónica del encuentro de prioras de Argentina y Chile, y aquí me tienen. Trataré de hacerlo lo mejor que pueda. El lunes 4 de octubre, las prioras de Argentina nos reunimos en Mendoza, para emprender nuestro viaje juntas hacia Chile, sólo faltó la M. Sandra, de la Comunidad de Córdoba que no pudo asistir porque Sor Liliana tuvo que ser intervenida de urgencia. La hemos acompañado con la oración de cada una de las comunidades, y seguimos su proceso día a día. El miércoles 6, muy tempranito salimos del monasterio: Sor Estela Medina, Maestra del Noviciado; Sor Teresa Pérez, priora de Catamarca; Sor María Sylvia Caballero, priora de Concepción; Sor Carmen Mª Martínez, priora de Mendoza, y la que suscribe, priora de San Justo. El recorrido por la montaña fue encantador, especialmente para los ojos de una mendocina que hacía tanto tiempo no las veía de cerca. Es un paisaje con escasa vegetación, pero con gran variedad de colores procedentes de distintos minerales presentes en las rocas de formas irregulares, a veces caprichosas. Todo habla de la mano creadora del Altísimo. El viaje fue muy ameno, cada una de las hermanas tenía mil cosas que comentar sobre la próxima reunión y sobre cuestiones prácticas de la vida diaria de cada comunidad. La travesía transcurrió sin contratiempos, en 6 horas llegamos a Santiago y nos dirigimos a la boletería del
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ómnibus que salía para Linares, y en 20 minutos estábamos otra vez en camino, ahora serían 4 horas. El paisaje del lado chileno tiene mucha más vegetación, además las rutas están muy limpias. Una cosa que nos llamó la atención es que casi todas las casas lucían la bandera chilena. Llegamos al Monasterio de Linares cerca de las 17:00, las hermanas creían que llegaríamos alrededor de las 21 por lo que las sorprendimos con los últimos preparativos. Para agasajarnos pusieron un Avemaría que sonaba desde la Iglesia y que acompañó nuestro caminar desde el portón hasta la entrada del Monasterio. Y comenzaron los abrazos y bienvenidas, y presentaciones, porque yo sólo conocía a Sor Marcela, muchas al verme adivinaban que yo era la priora de San Justo. Nos convidaron con un jugo de ciruelas elaborado por ellas y unas ricas galletitas, y nos preguntaron acerca del viaje. La Madre Federal todavía no llegaba, ella vendría en avión hasta Santiago, y de allí viajaría a Linares junto con Sor Carmen María y la M. Soledad. Luego de descansar un poco fuimos a rezar Vísperas con la comunidad y antes del Oficio de Lectura pudimos recibir a nuestras hermanas que llegaban de Santiago, sólo faltó la M. María Ángeles, que tenía que resolver algunos asuntos antes de incorporarse a la reunión. Rezamos el Oficio todas juntas y fuimos a cenar. Los menús de cada día merecerían una mención especial. Siempre preparados con mucha delicadeza procurando combinar diferentes colores y sabores que hacía todo más atrayente. Había una gran variedad de ensaladas acompañando el plato principal de cada día. Todo manifestaba el amor y la alegría con los que nos acogían nuestras hermanas de Linares. Hay que reconocer el gran esfuerzo que hicieron la provisora y sus ayudantes, siempre con la sonrisa en la boca. Además, el menú diario era anunciado por un cartel colocado en la entrada del refectorio, que despertaba, cada día, nuestra curiosidad, por ejemplo decía: desayuno impresionante, almuerzo con digestión escatológica, cena, se les irá la impresión… etc Durante la cena compartimos las experiencias del viaje, y la M. María de Sales nos manifestó el gozo inmenso que sentía al poder recibirnos; sus palabras vibraban de emoción. Luego fuimos a descansar porque al día siguiente debíamos comenzar con los trabajos.
Jueves, día 7: Solemnidad de Nuestra Señora del Rosario
Este día la Misa la celebró Monseñor Tomislav Koljatic, obispo de Linares, y concelebró el capellán de las monjas, el P Lorenzo Solari Villa. En su homilía Monseñor nos dijo que 33
experimentaba una gran alegría de compartir la Eucaristía con nosotras en esta fiesta tan importante y nos invitó a recordar: volver al corazón algunos puntos importantes de nuestra vida consagrada, entre los que destacó cuatro: Primero: vida evangélica, debemos cuidar que nuestros criterios sean los del evangelio, no los del mundo, procurar vivir el Evangelio a fondo, sin las glosas. Segundo: Vida contemplativa, la contemplación es nuestro centro, nuestro trabajo, debe ser para nosotras un asunto de vida o muerte, nos agradeció el testimonio que da la comunidad en medio de la Iglesia diocesana. Tercero: Vida en caridad fraterna, en la vida comunitaria nos portamos y nos soportamos mutuamente. Cuarto: Vida Mariana, María es el modelo de escucha de la Palabra y de obediencia fiel. En fin, la vida contemplativa es un grito al mundo que le dice: DIOS EXISTE. Es una evangelización de primera magnitud. Nos animó a ser fieles a este carisma que hemos recibido. Luego de la Eucaristía Monseñor pasó a desayunar con nosotras, y nos habló acerca del terremoto. Nos dijo que se constata lo tremendo que había sido en el hecho de que ya han pasado 8 meses y todo el pueblo sigue hablando del terremoto, es algo que todavía no deja de impactar. También nos contó algunos detalles del rescate de los mineros, como que el maquinista que manejaba la sonda que los buscaba llevaba un rosario en la mano, y fue un desvío providencial lo que permitió encontrarlos. También una de las escavadoras se había trabado y cuando llegó una imagen de la Virgen al campamento la máquina volvió a funcionar. Realmente todo el rescate ha sido guiado por una mano providente, y ha producido grandes frutos de fe, de esperanza, de oración. Después de despedir al Obispo tuvimos un pequeño tiempo libre y comenzamos con
nuestra reunión que todo el día de hoy y el siguiente estuvo dedicado a deliberar sobre la formación inicial de nuestras hermanas, tratando de buscar todo aquello que pueda ayudarlas a ser las orantes que la Orden y la Iglesia necesitan.
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Reflexionamos sobre el postulantado, sobre la importancia de concretizar un programa común para todos los monasterios, sobre la forma de simplificar la Ratio, sin quitar ninguna de las materias fundamentales, sobre el comienzo y fin del curso, etc. En todo momento reinó un hermoso clima de diálogo, de escucha y respeto por las diversas opiniones, tratando de lograr un consenso. Como no se puede hacer todo en tan poco tiempo, ya desde la primera reunión salieron algunas hermanas con tarea para la casa. Tuvimos que interrumpir nuestro trabajo porque ya se había pasado la hora del almuerzo, y las hermanas habían preparado un asado que comenzaba a enfriarse, durante la comida conversamos, con la comunidad, estábamos contentas porque habíamos comenzado muy bien nuestro encuentro. Luego de la siesta volvimos a nuestras reuniones para seguir dialogando sobre los temas propuestos por la M. Maestra. Fue muy enriquecedor compartir las diferentes visiones sobre la forma de ayudar a nuestras aspirantes. Seguimos trabajando hasta que oscureció.
Viernes, día 8 La Misa la celebró hoy el P. Lorenzo, en la homilía invitó a mirar el mundo y a nuestros hermanos con los ojos de la fe, reconociendo a Jesús en nuestros semejantes. La fe profunda consolida las comunidades. Terminado el desayuno continuamos dialogando sobre la formación inicial, y el funcionamiento del Noviciado. Y por la tarde seguimos con el mismo tema. Al mediodía, después del almuerzo, salimos a conocer el parque de la comunidad, visitamos el cementerio y ofrecimos una oración por las hermanas que han entregado su vida en el servicio de esta comunidad. También observamos el canal que atraviesa la propiedad y dejamos para otro día ver la noria, y cruzar por un puente colgante que está cerca de la misma. Es un lugar muy hermoso y tranquilo. Por la noche llegó la M. María Ángeles que recién ahora se podía incorporar a la reunión, luego de atender algunos problemas. Llegó a medianoche. Agradecemos a Sor María Sylvia y a Sor Carmen Mª que, junto con Sor Adalila, fueron las valientes que se quedaron para esperarla y traerla desde la terminal.
Sábado, día 9 Esta mañana la Eucaristía la celebró el Padre Raúl Moris Gajardo. Nos dijo que escuchar la Palabra de Dios y cumplirla es lo que nos hermana con Jesús, en esta escucha y adhesión a la
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voluntad divina se logra la unidad en la diversidad. Nosotros escuchamos para el mundo, para que el mundo pueda creer. Terminada la Misa saludamos con alegría a la M. María Ángeles y fuimos con ella a desayunar. En la reunión de la mañana acordamos la forma y duración del año canónico y comenzamos a dialogar sobre el presente y futuro de nuestras comunidades, para esta tarea nos separamos por países, y luego nos reunimos para poner en común las conclusiones de lo que habíamos conversado. Al almuerzo las hermanas habían preparado empanadas de carne y de queso, con la acostumbrada variedad de ensaladas para todos los gustos. Valoramos profundamente todo el trabajo de la comunidad. Además, cada día al comenzar la reunión, teníamos en nuestro lugar un regalito preparado por alguna de las monjas, un alfiletero en forma de caperucita, una cruz de frivolité, una bolsita de caramelos, un tarrito con miel de las colmenas del monasterio. Pequeños símbolos que expresan el afecto y el regocijo de recibirnos. Por la tarde conversamos sobre la formación permanente de nuestras comunidades, y la oportunidad de idear un proyecto que nos sirva de guía en un determinado período de años, elegimos los grandes temas, hicimos las propuestas y dejamos a algunas encargadas de concretizarlo y ponerlo por escrito.
Domingo, 10 de octubre Este día comenzó muy tempranito para la M. María de Sales que tenía gran ilusión de preparar una paella valenciana para agasajarnos, como no quería ausentarse de la reunión tuvo que madrugar para adelantar la tarea. El P. Lorenzo celebró la Eucaristía de este domingo, y nos hizo notar que sólo el 10 % de los favorecidos dan gracias. Sólo un extranjero tiene el corazón tan sencillo como para entender que él es sólo un hombre y que Dios es Dios. El común de la gente se siente con derecho a exigir a Dios lo que quiere, estas personas terminarán sin derechos porque al cielo se entra por gratuidad, no por ley. Los extranjeros se saben sin derechos, y por eso son humildes y agradecidos ante los dones de Dios. Por ser el día del Señor y último de nuestra reunión, todas las comidas las tuvimos en la sala de labor. Antes del desayuno las hermanas prepararon un pequeño acto, bajo una imagen de Santo Domingo colocaron las banderas de los 3 países en los que está implantada la Federación. También había tres velas con los distintos colores patrios, la M. Federal encendió la que correspondía a España, a mí me tocó encender la de Argentina y la M. Soledad encendió la de Chile. Luego nos entregaron una velita como recuerdo de la reunión, y una frase bíblica pirograbada en una maderita. Concluido este acto nos dispusimos a desayunar, teniendo que elegir entre tantas cosas ricas que habían preparado para la ocasión. En la reunión de la mañana
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la M. Federal nos invitó a disfrutar del día del Señor destinándolo a la oración y al descanso y nos recordó que las prioras debemos cuidarnos para poder cuidar a nuestras hermanas. Las prioras chilenas tendrían un diálogo especial con la M. Federal a la mañana, y por la tarde sería el turno de las argentinas. Como fue un día más distendido pudimos llegar a tiempo al almuerzo, para compartir la exquisita paella valenciana con que la M. Mª de Sales quiso homenajearnos. Por la tarde, luego de conversar con el grupo de las argentinas nos reunimos todas las prioras para dialogar sobre la manera en que cada una vive esta misión de servicio a nuestras comunidades, fue un momento muy hermoso de compartir fraterno. Por la noche, como ya estaba anunciado, hubo un concurso de bailes regionales típicos. Nuestras hermanas chilenas nos deleitaron con su talento y el vestuario que lucían. En cambio las del otro lado de la cordillera, careciendo de vestuario apropiado y de cualidades para la danza, hicieron una demostración de osadía capaz de hacer reír a cualquiera. Luego vino el turno de las españolas, había en total 7, ellas también hicieron algo para no quedarse atrás. El juzgado quedó tan perplejo ante tanta variedad de actuaciones que optó por premiar a todas las participantes. Y así terminó este día en el gozo de vivir nuestra fraternidad y agradecidas al Señor que nos asistió con su gracia en todas las deliberaciones de estos días. El día lunes, bien temprano, salimos las prioras de Argentina. Teníamos un viaje largo hasta Mendoza. Fuimos a la Terminal de Linares y cuando estaba por salir el ómnibus Sor Estela se dio cuenta que le faltaban los documentos y ya no teníamos tiempo. Tuvimos que dejarla en la estación, ella esperaría a que las hermanas de Linares se los trajeran y tomaría el siguiente ómnibus hasta Santiago. Allí esperábamos reencontrarla. Viajamos pidiendo al Señor que pudiera llegar a tiempo para tomar, junto con nosotras, el colectivo que nos llevaría a Mendoza. Aunque salió una hora más tarde y tuvimos que esperarla hasta el último minuto, pudo llegar porque el ómnibus partió un poco más tarde de lo previsto. Nos llenamos de alegría al verla. El resto del viaje trascurrió sin contratiempos. Llegamos cansadas de tantas emociones, pero dando gracias al Señor que nos había acompañado en todo el viaje. Estamos muy agradecidas a la comunidad de Linares que nos han acogido con tanta cordialidad, y a la Madre Federal, que nos ayudó en todo momento a ver las cosas con esperanza, sabiendo que la vida de nuestras comunidades está en las manos de Dios, y que Él tiene siempre designios de paz. Creo que eso es todo, ahora nos toca rezar para que todo lo que hemos trabajado produzca fruto abundante en las comunidades para bien de la Orden y de la Iglesia. Les mando un abrazo grande a cada una, que va acompañado de mi oración. Sor María Georgina Llopart, o.p. San Justo
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Hemos tomado de CIDALC.op.org esta entrevista a Fr. Brian que consideramos de interés y transcribimos a continuación.
Brian Pierce OP, Promotor General de las Monjas
“MUCHOS SE PREGUNTAN QUÉ HACEN LAS MONJAS DE CLAUSURA Y YO DIGO: SALVAN VIDAS”
A los 17 años tuvo una experiencia fuerte en Perú, de esas que suelen tildarse de “bisagra”. “Salí de mi país como un joven sin preocupaciones y volví más adulto, con muchas preguntas que nunca antes me había tenido que plantear”, reconoce al remontarse a las raíces de su vocación. Se sintió cautivado por la Orden a través de la vida de silencio de las monjas, sin imaginar que muchos años después sería su Promotor General. Su vida dominicana se nutrió de la “experiencia de ver el rostro del pobre y el silencio impregnado de la presencia de Dios” y, al igual que muchos otros frailes, fue objeto de esa especie de magnetismo que ejerce América Latina: “en Estados Unidos es muy fácil vivir escondido del mundo real, pero América Latina me desnudó, me cambió”, admite. Brian Pierce, con su sonrisa amplia y franca y un rostro angelado que disimula sus 50 años de vida, ha peregrinado predicando la Palabra de Dios por todos los continentes, excepto el Extremo Oriente, siempre con esa mansa alegría que lo acompaña por doquier. Es norteamericano de origen pero no se exagera al afirmar que vive, piensa, siente, celebra y padece como un latinoamericano genuino. Cuando le preguntan qué hacen las monjas de clausura, él asegura que salvan vidas y que son luz en medio del mundo. Admite, no obstante, que una de las grandes deficiencias que padecen es la falta de formación y está empeñado en que frailes, hermanas y laicos colaboren con ellas. Sin titubeo alguno, Brian asegura que las monjas son quienes experimentan con más intensidad el sentimiento de Familia Dominicana: “nosotros nos olvidamos de ellas, pero ellas no se olvidan de nosotros”. Con la misma sinceridad, confesó que le generó una gran tristeza la eliminación de la figura del Promotor de Familia Dominicana puesto que nuestra “Orden está sentada sobre una mina de oro y no nos damos cuenta de que se trata de la Familia Dominicana”. La propuesta de “hacer algo juntos” ha sido su plan estratégico en donde le ha tocado actuar y sostiene que lo que hay que predicar a los hombres y mujeres contemporáneos es el Dios que “se nos acerca” y su misericordia.
¿Cómo tomaste contacto con los dominicos?
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Cuando tenía 17 años, en el colegio obtuve sin hacer nada (porque simplemente me escogieron con otra muchacha) la oportunidad de ser estudiante de intercambio. Viví en Cuzco, Perú, y esa experiencia cambió radicalmente mi vida. Cuando llegué a Perú, en el año 1977, imperaba una dictadura terrible y vi un mundo de injusticia y de violencia. Salí de mi país como un joven sin preocupaciones y volví más adulto, con muchas preguntas que nunca antes me había tenido que plantear. Mi plan era estudiar ingeniería forestal y después del primer semestre de la universidad, como buscaba respuestas a estas preguntas, estudié ciencias políticas, carrera que terminé antes de ingresar a la Orden. Creía en Dios y me crié católico aunque mi familia es mixta, mi padre es protestante y mi madre católica, por lo que me desarrollé en un ambiente donde se respetaba la diversidad. Cuando retorné y comencé la universidad, ya no viví en el hogar de mis padres, porque quedaba a 5 horas de mi casa. Siempre asistía a Misa con mi mamá y mis hermanos, pero cuando fui a la universidad dejé de hacerlo, más que nada por pereza. En el primer semestre de la universidad, el profesor de español preguntó quién quería leer en la Misa asegurando que eso iba a sumar puntos en la materia y entonces me ofrecí y conocí la capilla universitaria. Vi a muchos jóvenes cantar, alegres, y empecé a ir a Misa ahí los domingos. Un día hicieron la invitación para visitar un monasterio y pensé que se trataba de unas ruinas medievales. En esa parte de Texas donde me crié, el porcentaje de católicos oscila entre el uno y el dos por ciento y en ese mundo ir a un monasterio era como ir a ver unas piedras caídas. Pero para mi sorpresa, llegamos a un monasterio muy moderno y lleno de monjas dominicas de clausura. Ese fue mi primer contacto con la Orden. Junto con uno de los estudiantes pregunté a las monjas qué hacían, y nos dijeron: “Rezamos”. Insistimos: “¿y cuando terminan los rezos?”, a lo que respondieron: “Seguimos rezando”. La verdad es que no podíamos creerlo y tres semanas después volví a ver si efectivamente estaban rezando y sí, estaban orando. Lo que me llegó de la experiencia fue el silencio, no sabía qué me atraía del silencio de esa Capilla. Y comencé entonces a ir los sábados y me sentaba horas sin hacer nada, simplemente algo de ese silencio me cambiaba, me tocaba, ahí comenzó el proceso. No tuve, por entonces, mucho contacto con los frailes. Conocí a las monjas al final del primer año de universidad y al final del cuarto año fue cuando decidí entrar a la Orden. Leía algo de los frailes, ¡pero me atraía más la vida de las monjas! La experiencia en Perú me cambió la vida porque vi la otra cara del mundo, vi al pobre, y eso fue como una gran semilla que se sembró en mí; y la otra gran semilla fue el encuentro con las monjas, porque descubrí el silencio, un silencio lleno de vida. La experiencia de ver el rostro del pobre y el silencio impregnado de la presencia de Dios es lo que ha nutrido toda mi vida dominicana. Hay un texto de Marcos (capítulo 4) que cuenta la parábola del hombre que sale a sembrar la semilla y dice que día y noche la planta germina sin que el hombre se dé cuenta… y ese fue mi proceso, creció mi vocación sin que yo me diera cuenta. Yo no sabía que una vocación dominicana estaba naciendo, buscaba respuestas a muchas preguntas y ese silencio me daba el espacio para encontrar esas respuestas.
Y pensar que ahora eres el Promotor de las Monjas… ¿Cómo es que llegas a esta responsabilidad? Hace dos años que soy el Promotor para las Monjas. Primero fui Promotor para la Familia Dominicana de CIDALC. Cuando fue reducido el equipo, el Maestro me pidió este servicio.
Cuando te propusieron el cargo ¿aceptaste enseguida? No tuve tiempo para pensar; fray Carlos no me preguntó si quería hacerlo, me dijo: “quiero que vengas a Roma para ser Promotor de las Monjas”. No obstante, esto no ha sido ningún sufrimiento para mí, aunque debo admitir que dejar América Latina ha sido lo más difícil.
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Muchos frailes aluden a esa marca que imprime en su vida la experiencia de vivir en América Latina… Yo creo que lo que me marcó fue esa primera experiencia en Perú y todos los años que he estado allí… creo que es como la realidad cruda que nos desnuda. A mí me quitó mi máscara, me hizo enfrentarme conmigo mismo y el mundo real y no vivir en el mundo artificial. En Estados Unidos es muy fácil vivir escondido del mundo real, pero América Latina me desnudó, me cambió.
¿Cuál fue el primer Monasterio que visitante como Promotor de las monjas? El primero fue el de Prouilhe. El Maestro me encomendó comenzar ahí en la fiesta de la Epifanía. Fue un símbolo hermoso comenzar en el primer monasterio y en la primera comunidad dominicana. Estuve en todos los continentes pero me falta el Extremo Oriente. He estado en Pakistán, pero antes de ser Promotor. Visité muchos monasterios y este año pasado tuve mi primera experiencia en Europa central, recorriendo monasterios en Lituania, Polonia y la República Checa. La experiencia más grande que tuve fue conocer a una monja, Sor Cecilia, de 101 años, una de las fundadoras de un monasterio en Lituania. Las monjas de ese monasterio escondieron a judíos durante el holocausto y esta monja me contó una historia muy conmovedora. Muchos años después de lo sucedido llega una llamada desde Israel de un hombre que no sabía cómo ponerse en contacto con el monasterio que lo había albergado (el monasterio en Lituania había cerrado y ella ya había vuelto a Polonia) y en un determinado momento ella le dijo el nombre. Luego llegó al monasterio con su novia y se dio cuenta de que esta hermana era una de aquellas que lo habían acogido y entonces le contó que llevaba años buscándolas para agradecerles que le habían salvado la vida. Y estas monjas recibieron el Premio de los Justos que da el Estado de Israel a gente que salvó a judíos del holocausto. Muchos se preguntan qué hacen las monjas de clausura y yo digo que salvan vidas, son una luz en medio del mundo. Tuve la oportunidad de conocer a las monjas de Burundi, donde la mitad de las monjas son tutsis y la otra mitad hutus, las dos tribus que se masacraron durante el genocidio de Ruanda. Y este monasterio fue uno de los pocos lugares donde miembros de ambas tribus convivieron en paz. El monasterio es una escuela de vida cristiana. En Kenia, hay un monasterio en el que las monjas decidieron que su lengua común fuera el inglés para evitar la formación de subgrupos tribales. En África una de las grandes predicaciones es la unión tribal, demostrar que mujeres de distintos grupos pueden vivir juntas. Dar al mundo una palabra sobre la unidad en la diversidad, en África es fundamental. En España, por ejemplo, hay un monasterio que todos los días da de comer a 40 ó 50 inmigrantes porque nadie lo hace en esa parte de la ciudad. Cuando Timothy escribió su última carta a la Orden sobre la vida contemplativa titulada “Una ciudad puesta sobre un monte”, usa esa imagen para hablar sobre el monasterio dominicano, como dice Mateo, para que brille su luz y todos puedan ver la luz.
LA MUERTE DE UN MONASTERIO NO ES ALGO QUE HAY QUE LAMENTAR… ¿Cuántos monasterios dominicos hay? Hay 240 monasterios en el mundo, con 3 mil monjas. Algunos están integrados por dos monjas y otros por más de cuarenta. La gran mayoría de nuestros monasterios están en España, unos 80, y albergan a monjas muy mayores. En España hay algunas vocaciones, pero no son suficientes para 80 monasterios, por lo que las monjas están empezando a discernir un proceso de cómo fusionarse o cerrar, no como fracaso sino desde la perspectiva de «Señor, ahora puedes
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dejar a tu siervo ir en paz porque mis ojos han visto la luz». Yo creo que la muerte de un monasterio no es algo que hay que lamentar, estoy hablando de monasterios que existen desde hace 500, 700 años.
¿Cómo es el proceso de fusión? No se conocen mucho para la fusión porque no salen, pero, por ejemplo, en Aragón, se han unido varios monasterios. He visitado algunos de ellos y es muy conmovedor que cuando les pides que te cuenten empiezan por el cierre del monasterio y lloran; después, apenas empiezan a secarse los ojos, comienzan a contar sobre lo que han encontrado al unirse con otras, la alegría y un renacimiento de vida y... empiezan a llorar otra vez. Morir es triste pero volver a renacer es maravilloso. Todas dicen cómo la liturgia coral es central en su vida y comentan que se habían olvidado qué bella es la liturgia en un coro pleno, porque al ser 6 no es completo, pero al ser 30 ó 40, vuelven a encontrar eso.
¿Hay actualmente vocaciones?, ¿en qué lugares? Hay algunas vocaciones nuevas sobre todo en Asia y África. En América hay también vocaciones jóvenes sobre todo en Argentina, Perú, México, Colombia y en Chile, aunque no muchas. En América, no obstante, los números van bajando, pero en un monasterio no es necesario un gran número de ingresos. Una monja nueva cada 3 años está bien. En una provincia de frailes esa cifra plantea dificultades, pero en un monasterio no.
SU PROYECTO: “¿POR QUÉ NO HACEMOS ALGO JUNTOS?” Cuándo comenzaste tu gestión como Promotor de las monjas ¿qué objetivo te planteaste? Manuel, mi antecesor, me ayudó mucho para conocer la realidad de las monjas. Mi plan nació de mi experiencia como Promotor de Familia Dominicana en CIDALC porque visitaba casas, y eso es bueno ya, pero me di cuenta de que charlar, tomar algo, encontrarse, no produce un fruto grande, y entonces comencé a decir: “¿por qué no hacemos algo juntos: un taller, un curso, un retiro, unos días de misión…?” En CIDALC comencé a plantear que voy a un lugar si hacemos algo juntos, y con las monjas propuse lo mismo a ver si funcionaba… Comencé a proponerles que se juntaran las hermanas de dos o tres monasterios cercanos. Eso hemos hecho en Perú, Argentina y Colombia donde el año pasado nos dedicamos a estudiar sobre el Sínodo de la Palabra de Dios y fue realmente maravilloso. Mientras hacen el retiro o el curso van conociéndose, comparten ideas y constatan la riqueza que hay en su monasterio. Yo hago una exposición y dejo al Espíritu que trabaje en el silencio. Salen muy animadas ya que encuentran vida que les da vida y verifican que no son las únicas con ese problema. ¿Cuáles son las principales dificultades en los monasterios? En algunas partes del mundo hay problemas económicos, lo que es normal, pero una de las grandes deficiencias es la formación. Creo que la Orden necesita responder a la formación y he propuesto para este Capítulo que cuando los frailes den cursos en universidades, por ejemplo, que las monjas puedan participar por Internet o se les grabe para luego hacérselos llegar. Creo que les debemos eso a las monjas. En la Edad Media los frailes eran los encargados de la formación de las monjas y cuando los frailes quisieron lavarse las manos, el mismo Papa les dijo que debían dedicarse a esto y no dejarlas de lado. Creo que frailes, hermanas y laicos tenemos que compartir nuestras
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experiencias formativas con las monjas. No es necesario que las monjas salgan, especialmente hoy, en el mundo cibernético: pueden hacerlo con una pantalla y así se sienten parte de la familia dominicana. Creo que ese sentimiento de Familia lo experimentan más que las otras ramas porque cada día ellas oran por todos nosotros. Creo que nosotros nos olvidamos de ellas, pero ellas no se olvidan de nosotros.
FAMILIA DOMINICANA: “EL AISLAMIENTO DE LAS RAMAS ES INFIDELIDAD” ¿Qué sentiste con la eliminación del cargo del Promotor de Familia Dominicana? Mucha tristeza, porque he dicho muchas veces que nuestra Orden está sentada sobre una mina de oro y que no nos damos cuenta que se trata de la Familia Dominicana. Son poquísimos los grupos que lo tienen, como los franciscanos por ejemplo. Es la cara de la Iglesia que hace falta hoy, que es religiosa y laica, masculina y femenina, joven y mayor, entregada a los pobres y contemplativa, americana y europea. El aislamiento de las ramas es infidelidad, creo. Para mí, es muy importante que haya una persona cuyo trabajo consista en tejer esas relaciones, y fue de los trabajos que he gozado más en mi vida. Con o sin el Promotor, si nos aislamos morimos. En Prouilhe ya en 1207, un año después de juntar a las primeras hermanas, estaban viviendo con Domingo un grupo de sacerdotes que lo acompañaban a predicar, las hermanas, y también había familias laicales. En 1207 ya existía la Familia Dominicana. Si somos fieles a la historia, existía la Familia antes que la Orden, porque recién en 1216 comienza a existir la Orden, 9 años después de que Domingo estuviera junto con la Familia.
SELLO PROPIO: “TRABAJAR PARA QUE EL MUNDO DE LOS MONASTERIOS SE ACERQUE” ¿Cuál consideras que es tu sello propio como Promotor de las Monjas? Yo creo que el trabajo de juntar a las monjas en encuentros entre ellas para que descubran la vida “allá”, es uno de los sellos que quisiera dejar, que las monjas se vayan conociendo y que el mundo de los monasterios se acerque. Y, por otro lado, mi gran pasión es la predicación. Algunos habrán trabajado mucho en temas de teología con las monjas, otros en espiritualidad o en filosofía, y lo que yo trabajo y quiero trabajar con las monjas es la Palabra de Dios y ayudarles a darse cuenta de que su vida es una predicación.
Brian, ¿qué tenemos que predicar hoy? Nuestra predicación tiene que mostrar al mundo el rostro humano de Jesús. Necesitamos experimentar por medio de la predicación al Dios cercano, este Dios que se nos acercó. Y lo otro que necesitamos predicar es la misericordia. Cuando entré en la Orden y escuchaba mucho la palabra misericordia pensaba en el Sacramento de la Confesión. Al ir conociendo a Santo Domingo e ir leyendo los evangelios estoy convencido de que Domingo entendió profundamente el tema de Jesús y su misericordia con los pecadores, pequeños y marginados. Uno de mis textos preferidos es el de la sanación del ciego Bartimeo, que está al borde del camino gritando y nadie lo escucha, y el texto dice que Jesús se detuvo. Es el gesto que indica: “tú eres un ser humano y quiero escucharte”, “quiero compartir contigo la Buena Noticia y no te condeno”. El otro es un ser humano y ese es el gran grito de este año y del año próximo, en que conmemoramos el Sermón de Montesinos.
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FICHA TÉCNICA DE BRIAN PIERCE
Nacionalidad: norteamericano, de Texas Edad: 50 años Familia: compuesta por cuatro hermanos varones, papá y mamá (“la familia está un
poco repartida por EEUU, pero tratamos de vernos una vez al año porque llevo muchos años fuera”). Aficiones: caminar por bosques y montañas (“me encanta el campo, nos criamos con caballos; uno de mis hermanos y yo cuidábamos los caballos; no vivíamos en un rancho, pero a 2 cuadras sí había uno pequeño y había caballos nuestros y un huerto familiar, por lo que desde muy joven el campo fue el lugar donde descubrí la libertad”). Libros preferidos: “El Diario Espiritual” de Etty Hillesum (una judía holandesa que murió en un campo de concentración durante la II Guerra Mundial) y el libro de Fr Jean-Jacques Pérennès, OP, sobre la Vida del Obispo dominico Pierre Claverie, OP. En inglés este libro se llama: A Life Poured Out ("Una Vida Derramada"). Música: "country" del Sur de los EE.UU., clásica y música andina.
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Sor Segunda Antonia Oliveira, falleció el día 26 de agosto de 2010, a los 85 años de edad. Perteneció a la Comunidad de San Justo-Buenos Aires (Argentina), y ha permanecido 43 años exclaustrada. Los últimos años de su vida ha sido atendida con toda dedicación y cariño por la Comunidad de San Justo, hasta el momento de su muerte.
D. Francisco Eladio Fernández, hermano de Sor Martha, de la Comunidad de San Justo – Buenos Aires (Argentina), falleció el día 6 de junio. Dª Joaquina Conejero Bañón, hermana de Sor Mª Virtudes, de la Comunidad de Burriana (Castellón), falleció el día 28 de agosto. Dª Virtudes, hermana de Sor Mª José Noguera de la Comunidad de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), falleció el día 14 de septiembre. D. Lorenzo Mora, hermano de Sor María, de la Comunidad de Yerbas Buenas (Chile), falleció el día 2 de octubre.
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