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Índice

Página ► Invocación a María ► Agenda Federal ► Nuestras Comunidades: Encuentro con la Familia Dominicana: Valencia-Torrent La Pachamama dio a luz en el norte de Chile- Copiapó Nos escriben desde Córdoba (Argentina) Amor con amor se paga: Profesión solemne - Córdoba Crónica de la Comunidad de Concepción (Argentina) Toma de hábito - San Justo-Bs. As. (Argentina) Calatayud nos informa… En las Bodas de Diamante de ingreso en la Orden - Paterna Desde la Comunidad de Mendoza… (Argentina) ► Noviciado de Mendoza ► El banquero que abrazó a Dios ► Nuestros difuntos

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Edita: Federación de la Inmaculada Concepción Apartado 20 46900 –TORRENT (Valencia) ESPAÑA IMPRIME: Federación de la Inmaculada Concepción Depósito Legal, V.733/1989 Febrero, 2011 E-mail: secrefeinma@infonegocio.com Tel. 96-158 96 15

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INVOCACIÓN A MARÍA Ángel Sanz Arribas, cmf

María, Maestra de la escucha, Virgen de la pregunta humilde (‘¿Cómo puede ser esto?’); de la disponibilidad perfecta (‘Aquí esta la sierva del Señor’); del sí total y continuo al querer de Dios, buscado y discernido (‘Hágase en mí según tu palabra’). Ayúdame a serenarme para centrarme, como tú, en Aquél que es ‘todo Palabra’ cuando yo lo escucho y ‘todo oídos’ cuando yo le hablo. Que mi corazón acoja el mensaje de la Escritura a fin de guardarlo, meditarlo, hacerlo vida y compartirlo con los hermanos. Mujer del Espíritu, siempre atenta, contemplativa y fiel, acompáñame en este encuentro con la Palabra; preséntame a Jesucristo, tu Hijo, y enséñame a decirle amén con la vida.

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AGENDA FEDERAL ACTIVIDADES DE LA PRIORA FEDERAL El día 4 de enero, acompañada de su secretaria, visita la Comunidad de Manresa (Barcelona). Los días 11 y 12 de enero, presidió el 28º Consejo Federal celebrado en la Casa Federal. Los días 31 de enero al 6 de febrero, realizó la visita oficial a la Comunidad de Paterna-Valencia.

MOVIMIENTO VOCACIONAL Toma de hábito Selene Anahí González, el 20 de diciembre de 2010, en San Justo-Bs. As. (Argentina) Verónica de las Mercedes Rosales Masías, el 2 de febrero de 2011, en Yerbas Buenas (Chile) Profesión solemne Sor Lucrecia Ponce Alloco, el día 5 de enero de 2011, en Córdoba (Argentina). Sor Angélica Barahona Vera, el día 11 de febrero de 2011, en Copiapó (Chile)

PRIORATOS Sor Adriana Mª Colombres Terán, es elegida Priora en la Comunidad de Concepción-Tucumán (Argentina), el día 28 de diciembre de 2010.

TRASLADOS Sor Elisa Cuadrado Cuadrado, de la Comunidad de Mendoza (Argentina), inició el Traslado Temporal a la Comunidad de La Inmaculada-Torrent, el día 16 de diciembre de 2010. Transfiliación: Sor Mª Pilar Marco Moreno, de Copiapó a Torrent (Valencia), el 12 de nov. de 2010.

CELEBRACIONES Sor Adela López, de la Comunidad de Sant Domènec, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), celebró los 65 años de Profesión religiosa, el día 29 de diciembre de 2010. Sor Mª Alicia Llaver y Sor Mª Norma Campusano, de la Comunidad de Mendoza (Argentina), celebraron los 25 años de Profesión religiosa, el día 19 de enero de 2011. Sor Liliana Joaquín y Sor Mª Nora Díaz, celebraron los 25 años de Profesión religiosa, en la Comunidad de Córdoba (Argentina), el día 2 de febrero de 2011.

~~ La comunidad de La Inmaculada de Atacama en Copiapó (Chile), celebró el día 11 de febrero, los 25 años de presencia orante en aquella diócesis. Felicitamos a las hermanas y nos unimos a su alegría.

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ENCUENTRO CON LA FAMILIA DOMINICANA VALENCIA-TORRENT Las coincidencias no son puras coincidencias, se sostienen en la obra de la Providencia que sale a nuestro encuentro más allá de lo que nos podemos imaginar. Así, el 6 de noviembre estaba programado realizar una jornada de convivencia y reflexión para la Familia Dominicana de Valencia y Torrent que tendría lugar en nuestro Monasterio de la Inmaculada de Torrent. Coincidía el mismo día, la visita del Santo Padre a España. He ahí la obra de la Providencia. Cuando va a llegar una visita que se espera, siempre preceden los preparativos. Como anfitriones, Santiago de Compostela y Barcelona abrirían sus puertas para acoger al Papa Benedicto XVI junto a multitudes que querían recibirlo, acompañarlo y escuchar el mensaje que nos traería. En nuestro monasterio sintonizábamos con el ambiente eclesial de preparativos y espera; nosotras preparábamos la acogida a nuestros hermanos/as de la Familia Dominicana: seglares, hermanas, frailes. El viernes ya teníamos arreglado el locutorio para el Encuentro y en nuestros recreos organizábamos el horario para este día providencial: mientras unas participaban directamente con nuestra Familia Dominicana, las demás dejarían todo previsto para acompañar al Santo Padre en su visita por la transmisión directa en TV. Fuimos designadas cuatro monjas para compartir con nuestros hermanos/as: Sor Mª Pilar Marco, Sor Pilar Mª Abós, Sor Gema Mª Rodríguez y servidora. Sobre las 10 de la mañana fueron llegando todos y comenzaron los saludos, las presentaciones como es natural en este momento. Para mí era un gran gusto conocer “nuevos” hermanos. “Nuevos” es una manera de decir, porque ya son hermanos desde antes, sólo que ahora tienen nombre propio y rostros concretos. Y mientras el Santo Padre recorría como peregrino del Jubileo Jacobeo en Santiago y en sus alocuciones alentaba a los católicos a perseverar en la tarea de la oferta de la fe y en los retos pastorales, nos invitaba también a formular una bien fundamentada exposición de la fe ante los ambientes secularistas. Nosotros, la Familia Dominicana en Valencia estábamos en ello. Como todos sabemos, en la Orden estamos en el año de “la Misión de la Predicación”. Por eso los organizadores propusieron el tema de la Misión Predicadora desde una actitud muy dominicana: conocer y reflexionar la realidad social que nos rodea, buscando claves de nuestra misión común a través de los signos de los tiempos, y así analizar la realidad de la

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crisis socio-económica, de la que somos partícipes, desde una perspectiva cristiana, con intención de conseguir claves de acción-misión y compromiso. La conferencia estuvo a cargo de Don Luis Die Olmos, Doctor en Sociología y muy comprometido en su trabajo con la realidad social. Nos ofreció el tema: “Un modelo cristiano de análisis de la realidad para la transformación social”. La ponencia fue muy rica, amplia y profunda, marcando pautas de un análisis de la realidad para poder transformarla, señalando orientaciones técnicas y los riesgos que supone; nos ofreció además, la propuesta de la pedagogía de Ignacio Ellacuría sobre la acción y la responsabilidad personal e institucional. Después de la conferencia tuvimos un coloquio con D. Luis que se extendió hasta la hora de la comida. Todos nos alegramos de contar con su valiosa aportación, su elocuente sabiduría que se encarna asumiendo con coherencia su vida, su familia, su trabajo social especialmente con los migrantes. Es evidente que analizar la realidad compromete y complica la vida, pero es preciso seguir el Camino de Cristo para construir el Reino; el anuncio del Evangelio va por esos senderos de ir abriendo posibilidades de cambios de la sociedad para que se realice la voluntad de Dios en el mundo. Luego tuvimos tiempo para compartir la comida. Ese momento tan fraternal que nos da la posibilidad de tener tantos gestos y actitudes que nos dejan expresar el interés que tenemos los unos por los otros atendiendo a que todos tengan un lugar en la mesa, que a nadie le falte nada. Pero sobre todo, el ambiente de confianza que se genera hace que nos sintamos en casa y podamos dialogar compartiendo nuestra misma vocación dominicana, estrechando lazos y gozando de estar juntos como hermanos. Finalmente, para que la coincidencia providencial del día fuera completa, la Eucaristía la celebramos a las 17 horas, mientras el Santo Padre la celebraba en la Plaza del Obradoiro ante miles de fieles y peregrinos que lo acompañaban.

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Aquí, en el monasterio, fue Presidida por Fr. Alfonso Espinera op, y concelebrada por Fr. Gerardo Sánchez op, Fr. Francisco Femenía op. y Fr. Manolo Gómez Cacho op. La Liturgia nos ofrecía la memoria de nuestros Santos Mártires de Oriente. Con cantos y lecturas apropiadas para la celebración, en la homilía Fr. Alfonso dejó abierto el micrófono para que compartiéramos de lo mismo que habíamos recibido. Allí se notó el carisma de la Predicación en los herman@s. Todos los miembros de la Familia Dominicana pudimos expresar cuán interpelados nos sentimos de seguir encarnando el Evangelio para continuar anunciándolo donde somos llamados. Así, enriquecidos con la Palabra de Dios y la de los hermanos, nos alimentamos del Cuerpo y Sangre de Cristo, llegando nuestra comunión de manera especial con el Papa, “el Dulce Cristo en la tierra” (como lo llamaba nuestra hermana Santa Catalina). Para terminar y sellar nuestra jornada, nuestras miradas se volvieron hacia la imagen de María y de N. P. Domingo para cantar la “Salve” y “Luz de la Iglesia”. Todos a una voz entonamos esos cantos que nos identifican y nos hacen vibrar por dentro: “SOMOS DOMINIC@S” Sor Mª Carmen Viveros Quipildor O.P.

«Nuestra relación personal y comunitaria con Dios depende del aumento de nuestra familiaridad con la Palabra divina» (Verbum Domini, 124)

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LA PACHAMAMA DIO A LUZ EN EL NORTE DE CHILE (Crónica sobre los mineros)

Antes de comenzar esta crónica queremos indicar que el término Pachamama, significa “Madre Tierra”, en la lengua quechua o aimará de las culturas indígenas del Altiplano del Cono Sur de América conformado por Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y Chile. Milagro de vida, pero antes de empezar a vivir este milagro, surgió del dolor, de la pena, pero nunca de la desesperanza, así lo hemos vivido y así lo manifiestan nuestros sacerdotes. El viernes, día 6 de agosto, llamaron antes de Misa a Sor Antonieta, pidiendo oraciones por los mineros atrapados en la Mina San José. En la misma Misa, en el momento de las preces, una de nuestras feligresas habituales, Srta. Patricia, pidió por esta intención. Ese día el clero de la diócesis estaba en reunión, por lo cual dos sacerdotes, P. Juan Francisco, de Diego de Almagro (a tres horas de Copiapó), P. Franklin, de Vallenar (a dos horas de Copiapó), acompañaron al P. Eduardo Ávalos, quien celebra la Misa de los días viernes. Quisieron compartir un ratito con nosotras en el locutorio y allí nos contaron que, en las noticias de la noche anterior, habían informado de 33 mineros atrapados en la Mina San José, accidente que ocurrió a las 14 horas y que sólo fue dado a conocer a las 17 horas. Esa mañana ofrecimos nuestros rosarios y nuestras labores por estos mineros. M. Priora nos propuso hacer una hora de oración extraordinaria con el Señor expuesto, comenzamos una hora antes el Coro y se decidió continuar así hasta que se tuviera noticias de ellos, hasta que fueran encontrados. Por supuesto que esta celebración de Nuestro Padre fue muy especial internamente para nosotras. Nuestro Padre nos regalaba su deseo de vivir la compasión a través de nuestra vocación y carisma, como monjas contemplativas dominicas. La celebración externamente fue muy sencilla. El Padre Obispo, Monseñor Gaspar Quintana, que tenía que celebrar ese día en nuestro monasterio, acudió a celebrar la Eucaristía en la Mina San José, en el campamento, con las familias de los mineros atrapados.

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Los sacerdotes que nos venían a visitar nos compartían su vivencia con los familiares de los mineros desaparecidos, y la fe y la esperanza que estas sencillas familias desplegaban. Nos manifestaban también, cómo esta experiencia les hacia replantearse la vivencia de su fe, su vocación. Se podía palpar que Dios estaba pasando en nuestras vidas y en nuestra historia. Estaba siendo una experiencia fundante, no sólo para los mineros y sus familiares, sino para toda/o el que abriera su corazón a este dolor, que lo acompañaba la gracia de Dios. El Padre Obispo, vino dos veces al monasterio, expresamente para pedirnos oración, y le manifestamos que desde el primer momento estábamos acompañándolos con la oración ofreciendo los actos litúrgicos (Misas, Liturgia de las Horas, Rosarios y Adoración extraordinaria ante el Santísimo expuesto). Por otro lado, nuestros pensamientos y diálogos giraban sobre la vida de estos mineros. ¿Cuántos estarán vivos? ¿En qué condiciones estarán? Nos imaginábamos estar en sus lugares, no dejábamos de compartir la angustia de ellos, de sus familiares. Tanto las oraciones personales como comunitarias se vivían con mucha intensidad, confiadas en que la fuerza de la oración es muy grande. Pero también entendíamos el realismo que la situación presentaba y las pocas esperanzas que se iban presentando al transcurrir de los días. Los sacerdotes nos manifestaban sus dificultades que se les presentaban a ellos para acompañar a sus familiares, que no perdían las esperanzas de encontrarlos con vida. ¿Cómo consolar y no forjar falsas esperanzas y expectativas? El Padre Juan Barraza —que en su parroquia hacían turnos todas las noches para compartir y acompañar a los familiares de los mineros en el Campamento “Esperanza”—, nos decía que algunos familiares sentían este dolor como un castigo de Dios, donde se revelaba la mala imagen que muchas veces como cristianos hemos enseñado. Comenzando a catequizar que Dios no es castigador. Que no debían sentirse culpables por la irresponsabilidad de los hombres, que buscan provecho económico descuidando el valor de la vida humana. A través de estos sacerdotes, nos hicimos presentes nosotras, para infundirles nuestro cariño y que los acompañábamos con la oración. Todos los días colocábamos 15 minutos la radio en la sala mientras realizábamos nuestras labores, para saber qué pasaba con los mineros y ante el rumor que manifestaban del encuentro de una señal de que estaban vivos, vimos las noticias a la hora del recreo del medio día, y al presidente confirmando con el papelito en la mano donde decía: “Estamos bien en el refugio los 33“. Nuestra emoción fue grande, Dios había escuchado la fe de tanta gente que

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manifestaba ante el mundo que es posible la esperanza ante la desesperanza, Dios respondía a los gemidos de súplica de su pueblo. Después de esto, fuimos a Nona y cantamos el Te Deum. Dialogamos sobre la posibilidad de acompañarlos espiritualmente en forma personal a cada uno durante este largo proceso de espera hasta que llegara el equipo rescatista a donde ellos se

encontraban. Se imprimieron las fotos de cada uno con sus nombres, y fuimos repartiéndolos entre nosotras, y nos comprometimos a rezar en forma especial por ellos. Las más jóvenes hablaban “de sus hijos”, que después se hizo generalizado este lenguaje, cada monja tenía por lo menos dos hijos espirituales, en algunas ocasiones pudimos ver los videos que pasaban por Internet, el lenguaje que manifestábamos era: “Ése es mi hijo; ¿Dónde estará el mío?; Está triste; está de buen ánimo; Quizá este lenguaje demasiado llano y sencillo pueda causar alguna sonrisa a quienes lean esta crónica, pero lo cierto es que eran gente de nuestra tierra, la situación estaba aquí, el dolor de tanta gente, familiares, amigos, hijos, esposas, lo compartíamos desde dentro, enlazamos nuestras vidas a las de ellos. La empresa minera Perú-cobre, mandó un saludo a los mineros, alguien nos comunicó que si queríamos nosotras también podíamos enviarles algún mensaje junto con sus cartas y así en la Paloma que ellos enviaban (ese nombre le daban a lo que se utilizaba para hacerles llegar las cosas al interior de la mina), adjuntaron cartas que mandamos escritas por cada una de nosotras para todos los mineros atrapados. Nos informaron que las recibieron con mucho cariño y agradecimiento. Así transcurrieron los días. El día 17 de septiembre también fue muy especial, por la tarde, a eso de la 17 horas, llegó a nuestro monasterio la imagen de la Virgen del Carmen que bendijo en Roma el Papa Benedicto XVI, para alentar a nuestro pueblo, después del terremoto de febrero, y que nuestra Iglesia de Chile, ha hecho peregrinar por toda nuestra larga y angosta faja de tierra acompañada de un ejemplar de “El Evangelio de Chile”, que queda en cada diócesis donde es recibida. Este Evangelio ha sido escrito a mano por distintos hombres y

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mujeres que representan a nuestro pueblo, y sus distintas realidades culturales, sociales y eclesiales. Vinieron para recibirla también a este monasterio, un pequeño grupo de las Damas del Movimiento de Schoenstatt, feligreses de la Comunidad de la Santísima Trinidad, con su Párroco, el P. Francisco Javier, era la comunidad que nos traía la Virgen, y también el Párroco de la Candelaria, P. Fernando, donde sería llevada después. Estuvo aquí pasadas las 18 horas. Preparamos un rosario, con introducciones bíblicas, una reflexión y un canto en cada misterio, al que se unía el numeroso grupo de fieles que acompañaban esta peregrinación. Este rosario lo ofrecimos a la Virgen, recordando el dolor de los mineros. Por supuesto, tanto a la llegada como a la despedida cantamos el tradicional, “Virgen del Carmen Bella”, el himno que nuestra Patria dedica a su Patrona la Virgen del Carmen “la Madre de esta tierra nuestra”. Al finalizar y antes de llevarse la imagen, el Camarero de la Virgen nos mostró el ejemplar del Evangelio de Chile, sacándolo de su cofre de vidrio en que venia cerrado con candado. De hecho en toda esta historia de dolor y de fe, la presencia de la Virgen María ha sido muy importante. Esta misma imagen de la Virgen también estuvo presente en el campamento Esperanza, acompañando a los familiares de los mineros. Y como bien nos informaban los sacerdotes, la Iglesia estaba presente constantemente con ellos, continuas Eucaristías, y Encuentros de oraciones que eran de gran recogimiento, donde la fe y la fuerza de Dios se palpaba. La simplicidad de la gente se manifestaba en su piedad popular; se encontraban pequeños altares de la Virgen de la Candelaria, y de muchas advocaciones de la Santísima Virgen, del Señor: del Sagrado Corazón, de Jesús de la Misericordia, del Niño Jesús de Praga. También de algunos Santos: Padre Hurtado, Teresa de los Andes, Expedito, Judas Tadeo, Pío de Pietrelchina, Madre Teresa de Calcuta. En fin necesitaban expresar y canalizar su fe.

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Nos llegaban noticias de que tratarían de adelantar el rescate, y al finalizar el día de la Virgen del Pilar, a eso de las 20 horas, empezaron el trabajo de parto, como los mismos periodistas y encargados del rescate lo indicaban, lo expresaban expectantes ante la situación. La emoción fue grande y ya después de ver hasta el tercer rescatado nos fuimos a dormir. Al día siguiente, el P. Juan Carlos llegó tarde, había trasnochado, pues venía de la Mina San José, Nos contó que a esa hora estaban en el noveno minero rescatado. Por supuesto nuestras preces fueron de agradecimiento y pidiendo al Señor que todos salieran bien. En los recreos volvíamos a ver las noticias y esperamos impacientes los últimos rescatados, minutos antes del día 14. Con alegría nos fuimos a descansar, se escuchaban las bocinas de los autos de la gente. A la mañana siguiente, sin luz, pero con la alegría de estar viendo y haber vivido este milagro de la fe, de la hermandad, de la entrega. Ese día la Misa fue de acción de gracias. El Padre nos decía que Dios se había revelado en los pobres, en una realidad social de mucho abandono e injusticia, que eran muy habituales los accidentes mineros, y que la realidad de sus trabajos era muy dura e insegura. Dios estaba manifestándose en nuestro pueblo y en esta realidad. Y así lo sintieron los mineros, como decían: “El Minero 34” estaba siempre con ellos, no los dejó solos. Cosas lindas también que nos comentaba un Padre, y era cómo milagrosamente escapó del derrumbe un chofer que estaba con su camioneta saliendo de la mina, dice que estaba todo oscuro con la polvareda del derrumbe en ese momento, que no veía nada, en eso ve que va volando una paloma blanca y él lo único que hace es seguirla. Así pudo salir de la mina que estaba derrumbándose. Nuestra misión orante continúa, la vida sigue, las futuras generaciones van creciendo, hay un mundo que se les ofrece, y también una huella que quedará en la vida de cada uno. Dios, como a todos, nos vuelve a dar opciones en las cuales nuestra libertad es la que decide. Recordando la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón, cabe preguntarnos: ¿Podemos cambiar, iniciar nuestras vidas conforme a la voluntad de Dios, o aunque un muerto resucite no cambiará nada? Es algo que no debieran olvidar los mineros, ni nosotras ni el mundo tampoco. Dios está con nosotros, ¿somos capaces nosotros de atrevernos a estar con Él? La vida volvió a surgir del centro de la tierra y esa entraña fecunda de la Pachamama les devolvió el mineral más preciado de todos: estar vivos.

«La Palabra de Dios nos impulsa a cambiar nuestro concepto de realismo: realista es quien reconoce en el Verbo de Dios el fundamento de todo» (Verbum Domini, 10)

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Crónica desde Córdoba… “Cristo Jesús, nuestra esperanza” (1Tim 1,1)

Con esta hermosa cita, queremos comenzar nuestra crónica, y compartir con ustedes las últimas vivencias que el Señor nos ha querido regalar a lo largo de este pasado año. El día 26 de agosto partimos para Agua de las Piedras, para realizar el Retiro anual, y renovar nuestra alianza con el Señor. El día 28, fiesta de San Agustín, con la celebración de la Eucaristía presidida por Fray Sebastián Maza op, iniciamos los días de intimidad con el Señor, dejando que nos hable al corazón. La “misericordia de Dios” fue el tema de la predicación, que nos acompañó durante estos días invitándonos a ser intercesoras de la misma en favor de todos los hombres. ÉL VIENE CADA DÍA PARA NUESTRA SALVACIÓN, el Sol de Justicia nace cada día para nosotros. El día 5 de septiembre, con gran alegría acogimos la feliz noticia de la elección del nuevo Padre Maestro, Fray Bruno Cadoré, op. Dimos gracias a Dios y confiamos el futuro de la Orden a nuestra Madre del Rosario. El día 6, Fray Miguel Guevara op, celebró la Eucaristía y compartió con la comunidad el desayuno y el almuerzo, luego regresamos a Córdoba, reconfortadas espiritualmente. Habiéndonos preparado junto a la Diócesis para la gran Solemnidad de Nuestra Señora del Rosario del Milagro, el primer domingo de octubre acompañamos, rezando el Santo Rosario en comunidad, desde uno de los patios, la multitudinaria Procesión realizada por las calles de la ciudad, y honramos a nuestra Madre con gran devoción.

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El día 19 de octubre, Dedicación de nuestra iglesia, celebramos la Eucaristía de acción de gracias presidida por nuestro capellán, que en la homilía destacó a nuestras hermanas que nos precedieron e hicieron posible la construcción de este Templo. Recordamos también a nuestra hermana, la sierva de Dios sor Leonor de Santa María Ocampo que en el día de la consagración, en el año 1890, estuvo presente con la comunidad de aquel momento. Por designio divino, desde el pasado año, se ha dispuesto un lugar en la iglesia del monasterio para depositar sus restos con un diseño arquitectónico sencillo y acorde al estilo. El día 6 de noviembre, se celebró la Eucaristía de acción de gracias por los 25 años del Colegio Domingo de Guzmán de FASTA, presidida por el Padre Fundador Fray Aníbal Fósbery, y concelebrada por Fray Pablo Sorrentino y otros sacerdotes. En la homilía se dio gracias por la presencia activa del Colegio en Córdoba, la evangelización de la cultura como respuesta, misión y desafíos que tienen hoy como Instituto. El día 1 de diciembre recibimos con gran alegría a sor María Belén que regresaba del curso del Noviciado Federal. Ese mismo día, comenzamos el Triduo de Adviento, predicado por nuestro capellán. Las meditaciones trataron sobre las cartas del Apocalipsis. El 8 de diciembre, Solemnidad de Nuestra Madre Inmaculada, celebramos el don de su Maternidad y nos unimos muy estrechamente a las comunidades de la Federación dando gracias por todos los beneficios que por Ella recibimos. Ese mismo día por la tarde, como es costumbre hace varios años, Radio María celebró los 14 años de esta emisora y los 9 años de la Asociación civil “Hombre Nuevo”. La Misa fue presidida por el Vicario General, Padre Horacio Álvarez y concelebrada con el Director de Radio María Argentina, Pbro. Javier Soteras, quien nos invitó a tener una memoria agradecida por las innumerables gracias con las que Dios adornó a María, y en Ella y por su Hijo a todos, especialmente por el don de la Radio. El 31 de diciembre concluimos el año rezando el Oficio de Lecturas y cantando el Te Deum en acción de gracias por todo el bien recibido gratuitamente en este tiempo que concluye.

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Abriéndonos con esperanza a un nuevo año que comienza de la mano de María, decimos con nuestra hermana:”AMOR CON AMOR SE PAGA”. Una respuesta al gran amor de Dios que sor Lucrecia de Jesús, emitió el día 5 de enero en las primeras Vísperas de la Solemnidad de la Epifanía del Señor. El día de 2 de febrero, fiesta de la Presentación de Señor, celebraremos los 25 años de profesión religiosa de nuestras hermanas sor Liliana María de San José y sor María Nora.

Las saludan fraternalmente, en Cristo y María COMUNIDAD DE CÓRDOBA

«Redescubrir el puesto central de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia quiere decir también redescubrir el sentido del recogimiento y del sosiego interior. La gran Tradición patrística nos enseña que los misterios de Cristo están unidos al silencio, y sólo en él la Palabra puede encontrar morada en nosotros, como ocurrió en María, mujer de la Palabra y del silencio inseparablemente. “Verbum Domini, 66”

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“AMOR CON AMOR SE PAGA”

Nada más bello para expresar la riqueza y la belleza del don gratuito e inmerecido de ser Esposa de Cristo, como la misma palabra de Dios: «Él nos amó primero» (1Jn. 1,4). Y quizás, nada más providencial para manifestar la iniciativa de su Bondad y de su condescendencia para con sus hijos, como la Solemnidad de la Epifanía… Los tiempos de Adviento y de Navidad han sido muy oportunos para prepararme y crear ese espacio interior de espera, de acogida, de apertura serena y de plegaria para que mi vida se transforme en un amplio seno, en un “sagrario de compasión”, como expresan tan bellamente nuestras Constituciones, para que la Palabra de Vida sea recibida y obre en tantos hermanos. «El Verbo se hace carne», para ser recibido y para recoger nuestra historia en sus manos.

“Levántate, resplandece, porque llega tu luz, y la gloria del Señor brilla sobre ti” (Is. 60,1) Recorriendo esta senda, llegaron los días de retiro, que precedieron a la Profesión. Para mi sorpresa, fue la Madre Priora quien se encargó de acompañarme cada día con una meditación alusiva a nuestra vida contemplativa, iluminada con textos de la Escritura. Como estaba previsto, estuve de retiro hasta el mismo momento de la Profesión. El día 5, llegada la hora, nos ubicamos en el presbiterio donde sería la Celebración. Presidió el Padre Prior Provincial Fray Pablo Sicouly o.p y concelebraron Fray José María Cabrera o.p, P. Carlos Ponza, P. Pablo Nacif, P. Carlos Joaquín, P. Walter Gómez, P. Samuel Jofré, 15


P. Ricardo ocd, y P. Ariel Mantelli. Participaron de la misma mis padres y hermanas, familiares y amigas; un colectivo con fieles de la Parroquia de mi pueblo natal, acompañados por el párroco; religiosas y religiosos, familiares de la comunidad y bienhechores. El Padre Provincial contextualizó la homilía en el marco de la Solemnidad de la Epifanía, aludiendo en primer lugar al llamado universal a la santidad como vocación genuina de todos. Y describiendo el camino emprendido por los sabios de Oriente, que por seguir la “estrella” se arriesgaron dejando comodidades, proyectos, y quizás tras vencer muchos obstáculos; lo comparó con el camino de la vocación y de la respuesta al llamado de Dios, de las exigencias y renuncias que implica y

la alegría que produce el encontrar a Cristo.

Presentó de modo particular, el ideal dominicano, como un carisma lleno de vigencia y de riqueza. Aludió a la importancia fundamental de nuestra vida contemplativa y de la misión de las monjas, que desde los inicios de la Orden fueron asociadas a la “Santa Predicación” por Santo Domingo. Al hablar de la vida común, dijo cómo cada jornada para una hija y un hijo de Domingo concluye en las manos de María con el canto de la Salve. Por último se refirió al momento de la Profesión, a las palabras “hasta la muerte”, con el que sellaría ante Dios y ante la Iglesia el compromiso definitivo de consagración, un “hasta la muerte”, que es más porque ya iniciamos la carrera hacia la eternidad. La invocación a los santos, con el canto de las Letanías fue muy fuerte, pero el gesto de la Profesión “in manibus” siempre me impresionó de modo particular, comparto una cita de “Pinceladas sobre la itinerancia”, de Fray Carlos Azpiroz Costa, op:

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“La profesión dominicana, “professio in manibus” (…) es un intercambio mutuo de voluntades. Las manos abiertas a la gracia de Dios, abiertas a la misericordia de los hermanos y hermanas con quienes comprometemos el futuro ¡aún sin conocerlo!”

Terminada la celebración cantamos la Salve y el O lumen, y concluido mi retiro saludé a algunas monjas, ya que todas me decían: “¡al locutorio!” Al recibir el saludo, las felicitaciones y bendiciones de tantos que me acompañaron con su oración y presencia, reconozco el Amor de Dios manifestado a lo largo de mi vida. Mi gratitud se extiende de modo especial a mi comunidad, “que ha perseverado conmigo” durante estos años, y que en estos días me ha acompañado con su oración y con tantos detalles de caridad fraterna. Una mención especial merece Madre Liliana, quien me recibió cuando ingresé, y me acompañó desde los primeros pasos en la vida contemplativa dominicana. Agradezco a todas las Comunidades que han orado por mí, y que han expresado su cercanía con saludos y otros detalles. A todas las he tenido presentes en ese día de gozo y de gracia. Que María Santísima, nos ayude siempre a acoger la voluntad de Dios con humildad y docilidad, para que recibamos la paz y el gozo de Jesús, Nuestro Señor. Las saluda fraternalmente en Cristo, María, y Santo Domingo, predicador de la gracia, Sor Lucrecia de Jesús, op

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CRÓNICA DESDE

CONCEPCIÓNTUCUMÁN (ARGENTINA)

Muy queridas hermanas: Nuevamente nos ponemos en contacto con ustedes a través de la oportunidad que nos ofrece el boletín “Unidas” para compartirles lo vivido en nuestra comunidad en los últimos meses. El día 6 de noviembre tuvimos la alegría de celebrar los “primeros” 90 años de vida de nuestra querida M. Mª Cinta. Hoy más que nunca creemos que es necesario eso: “celebrar la vida”, valorando el don gratuito de la existencia desde su más tierno inicio hasta el último aliento. En ocasiones como ésta, uno aprecia el valioso regalo de Dios que es cada persona, y en el caso que nos ocupa, de la Madre María Cinta. Ella fue y es un instrumento valioso del que el Señor se sirvió para realizar obras grandes. Su sí pronunciado día a día a la divina Voluntad ha dado y sigue dando frutos copiosos que sólo contemplaremos en su plenitud en el Cielo. Muchos allegados a la comunidad se hicieron presentes para la ocasión personalmente o a través de saludos que enviaron por diversos medios. Lo que constituyó una gran alegría para todas fue tener entre nosotras a sor Marta y a sor Mª Dolores, dos hermanas de la comunidad que temporalmente están en otros monasterios. La M. Mª Cinta es muy querida por nuestros sacerdotes, frailes y fieles laicos. Por eso la Misa de acción de gracias fue muy concurrida. La presidió el Obispo, Mons. José Mª Rossi, OP; y concelebraron varios sacerdotes (diocesanos y dominicos). Antes de la bendición final el Obispo invitó a la agasajada a decir unas

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palabras a modo de testimonio. Ella confirmó lo que dijera trece años atrás, cuando sus Bodas de Oro de profesión: “Si mil veces naciera, mil veces sería monja, y monja dominica”. También parafraseó a Benedicto XVI exhortándonos a no tener miedo a Dios, porque Él no quita nada, sino que lo da todo. Los aplausos no pudieron faltar. Acabada la celebración todos pasaron a saludarla en el locutorio, demostrándole el gran cariño que le tienen. Ya sabían que estuvimos celebrando el XX aniversario de la fundación de nuestra comunidad. El 15 de noviembre conmemorábamos la llegada “oficial” a la diócesis de la Santísima Concepción de las cinco primeras monjas. Como durante el año habíamos tenido múltiples celebraciones por diversos motivos, decidimos pasarlo en la intimidad. Sin embargo Fr. José Mª Cabrera, OP, nuestro “Padre fundador” (como nos gusta llamarlo), quiso hacerse presente en esa fecha. Tuvimos la Misa con él al mediodía. Su homilía fue un regresar con la mente y el corazón a los primeros pasos de la fundación, recalcando la alegría y la cálida fraternidad de las pioneras, e invitándonos a reavivar cada día estos dones que Dios había concedido desde el principio a la comunidad. Todo resultó muy emotivo. Seguidamente pasamos al locutorio donde almorzamos juntos y continuamos recordando anécdotas y reconociendo cómo el Señor había velado por nosotras a cada paso hasta el día de hoy. El 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, nuestra titular y Patrona de la diócesis, tuvo un carácter peculiar debido a que finalizaba su servicio como Priora la M. Mª Sylvia Caballero Vidal. La celebración de la Eucaristía también estuvo presidida por nuestro Obispo y concelebrada por el Prior del Convento de Tucumán, Fr. Rafael Cúnsulo, OP. A diferencia de otros años asistió bastante gente a la Misa, dado que la mayoría de los fieles vino a despedirse de la M. Sylvia. Por ese motivo luego pasaron al locutorio para saludarla y agradecerle su acogida y atención. A lo largo de la jornada fuimos expresando sentimientos de gratitud al Señor por lo vivido en este trienio y por la entrega de la Madre Priora a favor de la comunidad. Al día siguiente por la tarde partió de regreso al Monasterio de Santa Catalina de Siena de San Justo, donde la esperaban con gran alegría después de once años de ausencia. Oramos por ella para que el Señor la siga guiando en esta nueva etapa. El 28 de diciembre tuvimos la elección de Priora, presidida por Mons. José María Rossi, OP. La Misa fue en el horario de costumbre: 7,15 de la mañana y no pudo ser en este caso la votiva del Espíritu Santo por prevalecer litúrgicamente la fiesta de los Santos Mártires Inocentes. La elección se llevó a cabo después del desayuno, y ésta recayó sobre sor

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Adriana María Colombres, OP, de la comunidad de Santa Catalina de Siena de San Justo, quien dio su consentimiento. Nosotras quedamos muy agradecidas al Señor, a la flamante Priora y a las monjas de San Justo, que nuevamente se desprendían de un miembro de su comunidad para que nos prestara el importante servicio de Priora. El Señor se lo recompensará con creces. La M. Adriana llegó a Concepción el 13 de enero al mediodía, y por la tarde se realizó una sencilla ceremonia en el coro para concluir el acto de la elección. Rueguen para que estos años sean muy fecundos en frutos de santidad. Nos despedimos asegurándoles un recuerdo en la oración. Nuevamente agradecemos al Señor el don inmenso de la Federación, que continúa siendo fecunda en la Orden y en la Iglesia. Quedamos unidas en Jesús, María y Domingo. Reciban un fraterno abrazo de Sus hermanas de Concepción

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“...revístanse del SeÑor Jesucristo...”      

Queridas hermanas: Es para mí una gran alegría poder compartir con ustedes la gracia de mi toma de hábito que se realizó el 20 de diciembre en San Justo, Buenos Aires.

Ya cuando la Madre me hablaba de que la comunidad estaba pensando en votarme empezaron los nervios. Y no es necesario describir la alegría que sentí cuando me admitieron. Todo eso iba preparando mi corazón para el hermoso momento. El 12 de diciembre comencé con los ocho preciosos días de retiro, encomendándome a María de Guadalupe a quien celebrábamos ese día. Mi alimento espiritual durante ese tiempo fue principalmente la Palabra de Dios, las lecturas de la Misa de cada día y las del Oficio. Especialmente en el evangelio que tocaba el día de la toma de hábito encontré las palabras que el Señor me dirigía al comienzo de este camino; el día en que nací a la vida de las monjas de la Orden de Predicadores, el día en que fui recibida en esta hermosa familia, Él simplemente me dijo: “No temas”. Y eso fue suficiente. También me habló el Señor a través de mis hermanas, en los mil y un detalles que tuvieron conmigo: desde el anuncio que el día anterior a la ceremonia hizo sor María de la Cruz, con una hermosa lectura del profeta Isaías y luego una descripción del hábito dominicano, dándole su significado a cada parte; el rosario que ahora llevo, que ya ha pertenecido a dos monjas de esta comunidad, una ya fallecida, y la que lo venía usando hasta ahora que quiso regalármelo en esta ocasión. Es difícil explicar lo que esto significó para mí y por eso no digo más. Porque como dice santa Teresa de Lisieux: “...hay cosas que pierden su perfume en cuanto se las expone al aire, hay pensamientos del alma que no pueden ser traducidos al lenguaje de la tierra sin perder su sentido íntimo y celestial...”.

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Esa noche al llegar a la celda, la encontré adornada con pétalos de rosa y caramelos esparcidos por la cama y el escritorio y algunos regalitos. Al ver todo eso debo reconocer que mi primer pensamiento fue de alivio porque se me había ocurrido ordenar la celda antes de ir al coro y después me alegré y conmoví al ver el cariño de la comunidad manifestado hasta en esos detalles. Poco pude dormir esa noche, pero el despertar fue hermoso, con las voces de mis hermanas cantando a la puerta de la celda. Al salir, saludos, felicitaciones, besos, abrazos, chocolates... Después tuvimos oración, Laudes, Misa, acción de gracias y al fin en Tercia fue la ceremonia. El Padre Guillermo Juárez O.P. hizo una breve homilía en la que expresó cómo esta ceremonia encierra todo el programa de la vida religiosa: revestirse de nuestro Señor Jesucristo, tener sus mismos sentimientos y actos, meta a la cual se ordena toda la formación. Subrayó lo hermoso que es tomar el hábito en los días previos a la Navidad, acompañando a María en su espera, especialmente en el día de hoy en que se lee la Anunciación. Vemos la actitud de María que se abre al futuro que viene de Dios, no sólo al que ella podía imaginar. Y por último resaltó la disponibilidad activa de María con la prontitud propia del Espíritu Santo. Luego se desarrolló el diálogo entre Madre Priora y yo donde pedí la misericordia de Dios y la de la Orden, realizándose a continuación la vestición del hábito durante la que se cantó el Veni Creator. Después tuvo lugar la imposición del nuevo nombre: “Sor Anahí María del Espíritu Santo”. Como se podrán imaginar el hecho de que cantaran el Veni Creator y no algún otro canto como en un principio se pensó y que la ceremonia fuera en Tercia, y todo esto sin que yo dijera nada, además de que el evangelio del día fuera el de la Anunciación, donde el Espíritu Santo desciende sobre la Virgen, tuvieron un significado especial para mí. Siguió el emotivo saludo a la comunidad y a mi familia. ¡Lloraron hasta las paredes!, con eso lo digo todo. Y después de la bendición final entonamos la Salve donde volví a ponerme en manos de María en esta nueva etapa que comenzaba. El resto del día fue celebrar con alegría este gran don de Dios que es la vocación. Y aquí me despido, hermanas, encomendándome a sus oraciones y pidiéndole al Señor que nos conceda amarlo cada día más. Un abrazo grande a todas. Fraternalmente en nuestro Padre Santo Domingo Sor Anahí María del Espíritu Santo O.P.

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CALATAYUD

NOS INFORMA...…

Queridas Hermanas:

Queremos comunicaros que, junto a nuestra Comunidad orante y contemplativa, ha surgido otra de hermanos seglares que, ya hace unos años fue fundada por el P. Manuel Mª Gómez Cacho, op. Se llama I.P.A.C. que significa: “Interioridad. Paz. Contemplación”. Este grupo está abierto a quienes deseen participar en este tipo de oración contemplativa. Se reúnen fielmente cada sábado por las tardes en uno de nuestros locutorios, hacen oración comunitaria, personal y de intercesión, con silencios prolongados y luego tienen sus diálogos y comentarios. A pesar de que el P. Manolo no puede asistir por estar en Valencia, son fidelísimos a la cita. Dos o tres veces al año, se desplaza el Padre y los atiende. Ya forman parte, por así decirlo, de nuestra vida contemplativa, pero, en medio de la gente, dando ejemplo con su testimonio orante y ejemplar. Asisten diariamente a la Eucaristía que nos celebra el Capellán a las ocho de la mañana, no siempre pueden asistir todos sino los que, por su trabajo, pueden amoldarse al horario. Los consideramos una prolongación de nuestra Comunidad orante entre la gente. Nos ayudan siempre que pueden, en una palabra, somos Hermanos en Jesús. Como podéis apreciar es bonito. Tendríais que ver cómo se alegran cuando aparece en Calatayud el P. Manolo. Esto queríamos contaros para que, junto a nosotras, nos ayudéis a dar gracias a Dios por este grupo que comparten su fe en medio del pueblo. Dios está con su Iglesia, estos Hermanos nos lo dicen y nos estimulan a no perder la esperanza, a pesar de que los tiempos en que vivimos nos pueden resultar difíciles de comprender.

Vuestras Hermanas del Monasterio de San José Calatayud (Zaragoza)

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En las Bodas de Diamante de ingreso en la

Orden...

¡GRACIAS, SEÑOR! Te doy gracias, Señor, de todo corazón, por haber vivido mi vida religiosa precisamente en estos años, unos cuantos antes del Concilio, durante su realización y bastantes más disfrutando sus frutos. Todo empezó cuando yo tenía 10 años, estando en Bilbao. En el Catecismo estudiaba: «Hemos nacido para CONOCER, AMAR y SERVIR a Dios en esta vida y después VERLE y GOZARLE en la otra». Mi conclusión fue que si había nacido para eso, quería hacerlo de la mejor manera posible, con total dedicación. Fueron largos años de espera pero sin vacilación y por fin, el 19 de octubre de 1950, acompañada por toda mi familia pude entrar en el monasterio. En España se vivía entonces con gran austeridad, eran los años de la posguerra y como era natural en el convento aún se notaba más, por otra parte, en los monasterios el tiempo se había parado en la Edad Media en cuanto a Liturgia, formación, higiene, vestimenta, etc. Sí, doy gracias a Dios de haber conocido y vivido todo esto para más valorar y tratar de aprovechar lo que ahora tengo. Llegó el Concilio, entonces en los monasterios no teníamos TV, para estas grandes ocasiones pedíamos una prestada a algún familiar o conocido de la comunidad y así pudimos ver la apertura del Concilio, algo grandioso, impresionante, pero creo que más de uno se preocupó pensando que entre tantos obispos era muy difícil llegar a un acuerdo.

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Empezaron las sesiones. ¡Con qué entusiasmo se esperaba la revista Ecclesia y toda la información de lo que pasaba…! Nosotras tuvimos la suerte de tener dos peritos conciliares, el P. Marceliano Llamera op, y el P. Emilio Sauras op, que cuando venían nos ponían al corriente de sus impresiones, era un informe de primera mano. ¡Qué afortunadas éramos! Martín Descalzo también nos hacía vibrar con sus crónicas.

Por fin llegó la clausura y la aplicación. Creo que nosotras hemos sido uno de los sectores de la Iglesia más beneficiados. La Liturgia representa una parte muy importante de nuestra vida y este pasar de rezar en latín sin entender nada, a rezar en castellano entendiendo lo que decíamos, fue algo maravilloso. Al principio no había nada editado y la impaciencia era tremenda. El P. Vicente Galduf op, editó unos pequeños libritos con las tapas de plástico beig, sus hojas no estaban cosidas sino sólo pegadas, pero algo había que hacer para calmar tantas ansias. Al fin fueron saliendo los breviarios y también los folletos de Mosén Domingo Cols. ¡Qué gozada alabar al Señor sabiendo lo que decías! Pero no era sólo el rezo del breviario, la Misa entendiendo todo y el sacerdote de cara al pueblo. Fueron días estupendos el poder vivir todos estos cambios. Una cosa que ha ayudado mucho a vivir con sencillez y normalidad estos cambios ha sido el buen funcionamiento de nuestra Federación y éste es un bien que Dios nos ha proporcionado por medio del P. Marceliano Llamera, la M. Mª Teresa Muñoz y los demás superiores que les han sucedido en el gobierno de la Federación. Se ha ido viviendo con tanta naturalidad que casi no nos hemos dado cuenta, pero los frutos ahí están y me gusta recordar y agradecer tanto bien recibido. Han sido muchos los trabajos realizados por medio de asambleas, cursillos, encuentros… etc, fruto de todo ello ha sido la redacción de las Actas, del Directorio, y todas las orientaciones que llegaban a las comunidades y que nos han hecho ir cambiando en tantos aspectos, por ejemplo el de la formación

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permanente. Cuando yo ingresé, la formación se daba sólo en el Noviciado y ésta se reducía a una charla de la M. Maestra el domingo por la mañana. Al profesar ya no se hablaba más de formación, salvo las clases semanales del P. Llamera. Ha sido un cambio tremendo de mentalidad, entonces eran impensables estos horarios con tiempo libre, tiempo de estudio, vacaciones en verano,… etc. Es un bien inmenso que puede favorecer mucho nuestra vida contemplativa. Dicen que el Exmaestro, Fr. Carlos Azpiroz op, preguntaba en los Ejercicios de Caleruega: “¿Qué se han hecho nuestras ilusiones, nuestros sueños al entrar en la vida religiosa?” Yo soy feliz, pues puedo contestar que a los 81 años sigo con las mismas ilusiones y sueños pero corregidos y aumentados: CONOCER para más AMAR, pues aunque sé que ese conocer no es tanto intelectual como un no sé qué que da Dios, pero trato de estar alerta y para ello aprovecho el tiempo de estudio para leer por segunda vez “Jesús de Nazaret” del Papa Benedicto XVI y hacer un curso de Cristología. No se trata de buscar novedades o curiosidades sino sólo CONOCER para más AMAR. Ha habido tantos cambios y en tantas cosas, como el poder atender a los padres cuando son mayores y nos necesitan, el dar y recibir correspondencia cerrada, el poder tener mucha más comunicación con las otras monjas, el autoservicio en las comidas, etc, etc. Sí, he sido enormemente afortunada y quiero dar gracias a Dios por todo lo que me ha concedido a lo largo de estos 60 años vividos en su Casa. ¡¡GRACIAS, SEÑOR!! Sor Pilar Mª de la Stma. Trinidad Fuertes, op Santa Catalina, Paterna-Valencia 19-octubre-2010

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Desde Mendoza…

(Argentina)

“¡Qué hermoso eres, oh Jesús mío, en cuanto Dios para tus ángeles que te ven en los sagrados resplandores de tu eternidad…! ¡Y cuán gracioso para mí en el mismo despojo de tanta gloria! Pues donde tanto te anonadaste por mi amor, donde Tú, oh Luz indeficiente, de tus naturales resplandores te despojaste, allí brilló más tu piedad y resplandeció tu claridad con las irradiaciones de tu gracia… ¡Cuán luminoso naces para mí, oh Estrella de Jacob! ¡Qué flor graciosa brotando de Jesé! ¡Qué luz más alegre en medio de las tinieblas, viniendo de lo alto del cielo a visitarme! En todas partes, oh Jesús Dueño mío, te muestras hermoso a los ojos del alma amante: hermoso en el Cielo y hermoso en el Calvario, hermoso reinando entre ángeles y hermoso pendiendo entre ladrones; hermoso sentado a la diestra del Padre, y hermoso muriendo en la Cruz por nosotros”. Queridas Hermanas: Con una larga cita que el P. Arintero toma de San Bernardo, iniciamos estas líneas llenas de cariño. Hacen referencia al Esposo del Cantar de los cantares, que ha cautivado el corazón de la esposa con su Amor Eterno. Sí, verdaderamente en Cristo están UNIDAS nuestras vidas; en Él nuestra misión y vocación orantes en la Iglesia y en la Orden. Como todas ustedes saben, la vida de una dominica contemplativa está centrada precisamente en Jesús: La misión de la monja consiste en buscarle en el silencio, pensar en Él e invocarlo, de tal manera 27


que la palabra que sale de la boca de Dios no vuelva a Él vacía, sino que prospere en aquellos a quienes ha sido enviada. A fines de noviembre, la casa se “despobló” en parte, ya que al culminar el curso del Noviciado, las profesas simples regresaron a sus comunidades. Sólo quedaron las “pequeñas” de velo blanco, (dicho, por cierto, con todo cariño) hasta mediados de diciembre, para regresar a principios de febrero. Fue una gran alegría recibir a Sor Laura y a Sor Mariana, que ya se han incorporado definitivamente a nuestra comunidad al haber concluido la etapa del Noviciado. El tiempo vuela, pero es hermoso ir “siguiendo los pasos de las hermanas”, avanzar juntas, en una palabra, en esta caravana hacia la Vida Eterna. Ellas renovaron su profesión los días 8 de diciembre y 28 de enero, respectivamente, preparando el corazón desde ahora para el paso hermoso y total de la profesión solemne. Sí, ese “hasta la muerte” que un día pronunciamos con estremecido gozo sólo podemos darlo porque Él nos lo pide y porque su Voz resuena potente en lo más profundo de nuestro ser. Esas bodas consumadas en la completa configuración con Jesús las celebró nuestra querida Sor Ascensión el día 3 de enero. Cuando toda la Iglesia pronuncia con labios de esposa su Santísimo Nombre, el Señor vino a buscarla muy de madrugada para llevarla junto a Sí. La Misa de exequias fue presidida por Fr. Javier Pose op, y concelebrada por Fr. Carlos María Izaguirre, op.. En su homilía, Fr. Javier hizo una preciosa y profunda relación entre el significado de la Liturgia de difuntos y la Profesión religiosa. La Liturgia de difuntos —decía—, ofrece un mensaje de esperanza y penitencia. Evoca aquella Luz que quema, arde, transforma y consagra. Dejarse transformar a lo largo de toda nuestra vida para llegar al momento de la muerte como último acto de penitencia, es la clave. Es Dios mismo Quien recoge nuestra vida y perdona nuestro pecado. Unirnos indisolublemente a Cristo en su misterio pascual es lo que “profesamos” después del Bautismo: Lo buscamos, lo amamos, todo en un proceso largo y doloroso a veces, hasta el encuentro definitivo con Él. La muerte es un paso. La Meta es Él. Esto es lo que vivió nuestra querida Sor Ascensión después de tantos años de vida religiosa, después de largos años de enfermedad llevada con paciencia y fortaleza. La extrañamos, pero nuestro dolor es más que dolor, gozo sereno, pues ella descansa ya y contempla a su Dios, Señor y Esposo. Otro acontecimiento que vivimos intensamente fue la celebración de las Bodas de Plata de Profesión religiosa de Sor María Alicia Llaver. Aunque la fecha propia del aniversario es el 19 de enero, la Misa de acción de gracias fue celebrada el domingo 16 por el Padre Marcelo de Benedectis.

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Comenzó su homilía con una invocación preciosa a la Trinidad: «¡O Lux beata Trinitas et principalis Unitas!» para hacer un magnífico recorrido escriturístico en el que sobresalía el Dios Amor que llama y reserva gracia. Tres son las consignas que le dejó a nuestra hermana en su camino, en su itinerario del seguimiento de Jesús, válido también para todo discípulo: *Confianza: Toda la Escritura es una invitación entusiasta a dejarnos guiar siempre por Dios, a cumplir su Voluntad, aun en la noche oscura de la fe. *Humildad: Que nos hace servidores pacientes y felices. *Alabanza: Fruto de la fe viva. MARÍA es el perfecto modelo. Ella prorrumpe en su Magnificat; es feliz porque ha creído. Como pueden imaginar, el día transcurrió en un clima de alegría fraterna por el don de la vida y vocación de nuestra hermana. Sin embargo, tres días después, volvimos a reunirnos en una merienda fraterna para celebrarla junto a Sor María Norma, también de Bodas de Plata. Sor Alicia: te acompañamos siempre con nuestro cariño; cariño profundo que puedes encontrar resumido en un solo lugar: la Eucaristía, en la que estamos siempre unidas. ¡Qué hermoso cuando todo amor florece en el Pan Limpio e Incorruptible, en Jesús Sacramentado! Florece silencioso como las flores que aparecen en el desierto después de la lluvia: pequeñas, espléndidas, de Dios sólo vistas… Y así fue transcurriendo el mes de enero hasta que llegó un acontecimiento muy esperado, sobre todo para nuestras hermanas venezolanas: el encuentro entre ellas y con Fray Brian Pierce op. Provenientes de Copiapó: Sor Mª José y Sor María del Valle; de Catamarca: Sor Mª Lourdes y Sor Mª Esperanza; y de casa, Sor María Belén y Sor María del Mar. Lágrimas, abrazos, silencios,

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alegría. Y el deseo de seguir tras las huellas del Resucitado “donde quiera que vaya”. El día 29 compartimos todos juntos, las monjas y Fr. Brian, una merienda en la cual hubo testimonios y se expresaron también anhelos y sueños para el futuro. Las jornadas más intensas de trabajo para ellos fueron los días 30 y 31. Les acompañaron nuestras oraciones, pidiendo al Señor les concediera la Luz de su Espíritu. Al mismo tiempo, disfrutamos de las homilías de Fr. Brian, quien, como buen predicador, espigaba de los pasajes evangélicos profundas y hermosas reflexiones para la vida. Deseamos para nuestras queridas hermanas de Venezuela que la Fuerza y la Vida del Señor Jesús Resucitado siga animando sus pasos, encendiendo sus jóvenes corazones en ese Amor nuevo y eterno que animó también el corazón de Santo Domingo. «Llevemos los ojos fijos en Jesús», leíamos hace poco en la Liturgia siguiendo la Carta a los Hebreos. Llevémoslos fijos en María, Estrella de Esperanza. Esa es la clave para ser fieles al Amor Inicial… Por eso iniciábamos esta crónica con una larga cita referida a Cristo. Habrán comprobado que existía una razón y que los acontecimientos que les compartimos se enmarcan, de un modo u otro, en esa dimensión esponsal con Él. Nuestra vida y nuestra muerte están en sus manos… Queridas Hermanas: les deseamos un santo tiempo de cuaresma, tiempo de gracia para dejarnos renovar y transformar continuamente por el Autor de la gracia. Nosotras viviremos, Dios mediante, otro acontecimiento gozoso el día 19 de marzo, solemnidad de San José: la celebración de las Bodas de Plata de Sor María Norma, que como ya les dijimos más arriba, fueron junto con las de Sor Alicia el 19 de enero. Por nuestras dos queridas hermanas damos gracias al Señor, el Dueño de la viña y de los sembrados… Nos despedimos hasta cada Eucaristía: por Él, con Él y en Él. ¡Qué bendición beber del cáliz de Cristo y pregustar por anticipado las Bodas del Cordero! «Atráenos, Señor Jesús, y correremos tras el olor de tus perfumes…» Es la petición de la Esposa. De tu Iglesia. De cada una de nosotras.

Comunidad del Monasterio Nuestra Señora del Rosario

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Noviciado «Nosotros debemos dar continuamente gracias a Dios por vosotros, hermanos, a quienes tanto ama el Señor»

Muy queridas hermanas todas: Con mucha alegría les escribimos otra vez, desde el Noviciado, para compartirles lo vivido durante el año que, como ustedes saben, ha sido muy intenso, lleno de acontecimientos y novedades. Pero sobre todo un año de una hermosa experiencia de Iglesia, de vida religiosa y fraterna. Damos tantas gracias al Buen Dios que va tejiendo la historia de nuestras vidas con su infinito amor y misericordia, porque Él es Amor. En efecto, Él, más que nadie sabe lo que nos conviene y lo que necesitamos en orden a nuestra salvación, y para ello se vale de las realidades concretas que nos toca vivir en cada momento, lo que Él va marcando, lo que va mostrando, lo que va disponiendo. Éste año ha querido para cada una de nosotras este Noviciado, con todo lo que lo caracterizó; y a través de él no ha querido más que manifestarse Él mismo, su amor; es decir, a través de cada hermana y cada acontecimiento. Sí, un año para darle gracias al Dios de la Vida que siempre está brindándose, derramándose —aun en lo más doloroso e incomprensible—; que nos busca incesantemente y que, a la vez, nos exige una respuesta de amor, una correspondencia; y ¿por qué no?, también una mirada limpia para saber descubrirle presente en todo, y saber que todo lo que Él permite y dispone es para nuestro mayor bien, y que aunque de momento no comprendamos sus designios, siempre su Sabiduría nos precede y quiere algo más: espera que confiemos y nos abandonemos a su querer, a su voluntad, porque ése es el eje de nuestra vida. Desde el primer momento hubo un lindo ambiente, acogedor, alegre y fraterno; mucha disponibilidad para todo y espíritu de servicio; fruto esto de un verdadero deseo e intención de agradar al Señor que, como en toda comunidad, nos ayuda a superar todas las dificultades que se van presentando y tienen que surgir para el normal crecimiento.

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Ha sido muy hermoso el ver a las hermanas pendientes de las necesidades de cada comunidad, incluso de cada patria; compartir las preocupaciones y los sufrimientos. Esto se notó, por ejemplo, con lo del terremoto de Chile; o cuando fue lo del proyecto de ley de matrimonios homosexuales en Argentina; o con los mineros de Chile que quedaron atrapados en la mina de Atacama. También compartimos muy de cerca el sufrimiento de la comunidad de Córdoba por la enfermedad e internación de Sor Liliana. Y claro que también compartimos las alegrías de cada comunidad, con lo cual siempre teníamos un motivo de festejo (esto, como en toda comunidad, nunca falta; es decir, motivos de festejo). Estas realidades concretas nos unieron muchísimo, sobre todo en la oración, y nos hacía estar atentas a cosas más importantes, nos hacía darnos cuenta de que lo que nos une es mucho más que aquellas diferencias que a veces parecen separarnos; y sobre todo, descubrimos que es el Señor, nuestra fe, lo que más nos une, lo que nos hace mirar más allá de las pequeñeces cotidianas. Fue también un año difícil, en el sentido de que había que adaptarse a cosas y realidades nuevas; para varias fue un gran cambio, pues había que renunciar a muchas cosas. Y la verdad es que, además de las hermanas que recién comenzaban su Noviciado, había dos Noviciados distintos que se fusionaban, y esto fue un gran trabajo de integración que costó y llevó su tiempo. Una de las cosas que compartimos este año, y que a todas nos gustó mucho, fue el documento de La Vida Fraterna en Comunidad, de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica. Cada una trabajó el documento por su cuenta y preparó el tema que más le llamó la atención, relacionándolo con la Liturgia y la Sagrada Escritura, para luego compartirlo. Nos llamó muchísimo la atención, o más bien nos dio mucha satisfacción constatar que, a pesar de que cada hermana le había dado un enfoque particular, había una constante; y es que todas partíamos de una única verdad que es y debe ser el centro de toda nuestra vida: el sabernos amadas por Dios. Dice, en efecto el documento: “Cristo da a la persona dos certezas fundamentales: la de ser amada infinitamente y la de poder amar sin límites. Nada como la cruz de Cristo puede dar de modo pleno y definitivo estas certezas y la libertad que deriva de ellas. Gracias a ellas, la persona consagrada se libera progresivamente de la necesidad de colocarse en el centro de todo y de poseer al otro, y del miedo de darse a los hermanos; aprende más bien a amar como Cristo la ha amado, con aquel mismo amor que ahora se ha derramado en su corazón y la hace capaz de olvidarse de sí misma y de darse como ha hecho el Señor” (V.F.C., nº 22). Sí, éste debe ser el centro, el eje de toda nuestra vida. En esta certeza del amor de Dios es desde donde podemos amar a los hermanos, desde donde tiene que brotar toda la alegría; es la roca firme donde debemos cimentar toda nuestra vida y en la que debemos poner toda nuestra seguridad. En estas certezas el hombre, cada corazón, encuentra su plenitud; pero para llegar a esta convicción no es suficiente saberlo; es un trabajo, quizá de todo nuestro peregrinar; es fruto de toda una vida hecha oración y puesta en oración, en un profundo diálogo y encuentro con el Señor; es creer en la oscuridad de una fe que se va purificando; es un ir muriendo poco a poco, con mucho trabajo y correspondiendo a la gracia. Bueno, fue mucho más lo que compartimos con toda la riqueza que contiene este documento, pero este punto no se le escapó a ninguna; esto nos dio inmensa alegría al ver que cada corazón había descubierto esta verdad, y el Espíritu le daba una hermosa unidad y vida a la gran riqueza y diversidad de nuestros trabajos. Sobre los cursos que tuvimos durante el año ya se los compartimos en la crónica anterior, no tuvimos más. Continuamos, sí, con las clases de Madre Maestra que a todas nos gusta mucho porque son muy vivenciales. Además ella prepara mucho estas clases, pone todo de sí; y su experiencia y todos los ejemplos con que las ilustra son para no olvidarlos, muy didácticos, y a veces hasta con sentido del humor, picardía y con algo de “malicia sana”. También se destacó este año por los festejos patrios, que también les compartimos en la crónica pasada. Había que aprovechar este primer año de integración para un intercambio también cultural, y compartir así las riquezas de cada país y, en definitiva, acrecentar la comunión. Así es como surgió el

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“Ballet estable: Peor es Nada” de la comunidad del Noviciado que ya todas conocen al menos de oídas. En nuestra crónica anterior aún no habíamos festejado a Chile, pero nos dejó muy sorprendidas ver el amor que tienen nuestros hermanos chilenos por su patria, el gran patriotismo que se refleja aún dentro de las iglesias, a las que ornamentan con símbolos típicos y a la que asisten vestidos, también, con sus trajes típicos. Como es una fiesta tan querida para ellos la celebran no un día, sino dos y hasta tres días consecutivos. Nuestras hermanas, además de la comida y el baile que preparamos, nos compartieron cómo lo viven este día en sus comunidades. Claro que todo esto nos enriquece muchísimo, como el haber compartido este año también con nuestras hermanas peruanas, a las que no sabemos si volveremos a ver; pero es hermoso ver cómo el Señor cruza nuestras vidas, nuestros caminos, y luego no podemos ser indiferentes las unas de las otras porque un hermano siempre es una pequeña manifestación del inconmensurable amor de Dios, como dice aquel himno que cantamos en la Liturgia, “cada ser es mensaje y profecía”. Así se abren nuestros horizontes a otras realidades que no dejan de sernos muy cercanas y queridas porque son parte de la familia dominicana, de la Iglesia, de Dios. También tuvimos la agradable visita de Madre Federal, Sor Carmen María, y las Prioras de nuestros monasterios de Argentina: M. Georgina Llopart, M. María Sylvia Caballero y M. Mª Teresa Pérez; la M. Sandra, de Córdoba, no pudo viajar debido a la enfermedad de Sor Liliana. Se reunieron en Mendoza para partir todas juntas a la reunión de formación en Yerbas BuenasLinares. La comunidad del Noviciado se juntó una tarde con Madre Mª Teresa y sor Carmen María y en un clima de mucha fraternidad —y merienda— tuvimos una reunión muy hermosa sobre nuestra formación. Quería darnos un espacio para opinar sobre nuestra formación; fue tan amena la reunión, nos entretuvimos tanto, que terminamos cuando las monjas ya estaban cenando. En fin, disfrutamos mucho con la presencia de nuestras “Madres”, a quienes esperamos, también de regreso, luego de la reunión de formación. Fueron unos días de mucha fraternidad. Bien, y para fin de año siempre queda el broche de oro: el cumpleaños de Madre Maestra, a principios de noviembre, luego de varias semanas de preparación. El día anterior, por la tarde, nos dedicamos a preparar la sala para la exposición, y preparar el escenario para la función de la noche. Esa noche suprimimos el Oficio de Lectura (bueno, lo dejamos para el día siguiente) y rezamos Completas antes, para tener más tiempo en el recreo de la noche. Habíamos preparado dos representaciones; una fue el saludo en el refectorio, era un cantito que le había hecho una de las novicias contando cosas graciosas de la homenajeada; ella cantaba y el resto hacíamos de coro. Y para ello nos habíamos puesto unos sombreros de cotillón en la cabeza y unos moños. Fue graciosísimo, y las monjas se divirtieron mucho. Todo fue en el refectorio, lo habíamos acondicionado de tal manera que se nos viera a todas y nos pudieran escuchar. Después de la cena fuimos a vestirnos para la siguiente función, que para no perder el estilo de este año, era otro baile: “LOS 60”. Hicimos una serie de enganchados

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de música de los ´60; todo el escenario y el vestuario respiraba ésa época. Las monjas se divirtieron muchísimo; además, había personajes destacados muy bien representados, lo que le daba un tinte especial. Todo esto fue la noche anterior. Para el día siguiente también teníamos preparadas varias cosas; tenemos la costumbre en ese día de sorprenderla en cosas que no habíamos hecho antes. Por ejemplo, una novicia cantó el salmo invitatorio; otra cantó el salmo de la Misa; otra hermana tocó Tercia; otra se preparó para tocar Vísperas… y cositas como ésas. De paso salen a relucir las cualidades de cada una y Madre Maestra no deja pasar una; de todo toma nota y se empieza a aprovechar de esas cualidades. La verdad es que es para pensarlo dos veces, o más, a la hora de arrojarse. Ese día la despertamos con música. Después de la Misa, que la celebró Fr. Pablo Condrac op, y concelebró Fr. Guillermo Juárez op. (que estaba en Mendoza haciendo un curso de filosofía medieval), fuimos a saludarla al refectorio, donde las monjas le habían preparado una mesa con regalitos. Luego fuimos a ver nuestra exposición, que este año era mucho mas abundante, claro, porque somos más; y, como es ya un hecho, de allí pasamos a la exposición de la Madre, que este año tuvo la peculiaridad de que todos los regalos eran comunitarios, salvo dos: uno de ellos era helado en palitos para comer mientras seguíamos abriendo las bolsas; gracias a Dios, éstos no se hicieron esperar, eran el segundo de los regalos. Después de esto tuvimos un encuentro en el locutorio con algunos hermanos que habían venido a saludarnos; eran Fr. Juan José Herrera op, y tres estudiantes que habían venido de Tucumán, también al curso de filosofía medieval. Por la tarde estuvimos de merienda, el Noviciado, y aprovechamos para preguntarle de su vocación; algunas ya la habían escuchado varias veces, pero siempre con gusto, además de que siempre le pone un color distinto, cuenta cosas nuevas. Y por la noche fuimos también al recreo con las monjas, pero entonces ya casi ni la disfrutamos, puesto que el teléfono no descansó. Uno de los últimos días vinieron los frailes de la comunidad de Mendoza a despedirnos. Fue un lindo detalle fraterno que agradecimos mucho y que habla del aprecio que ellos tienen a las monjas.

Así transcurrió este primer año de “Noviciado Internacional”. Una rica experiencia para nuestras vidas. En la evaluación de fin del curso nos alegró ver cómo el Señor fue obrando a lo largo de todo el año en

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cada una de nosotras, y en todas como comunidad. Sabemos que ésta es una comunidad inestable, en el sentido de que siempre hay unas que recién comienzan y otras que terminan, pero es un buen entrenamiento para lo que será, si Dios quiere, el día de mañana en nuestras comunidades, cuando nos reincorporemos. Y por esto damos gracias especialmente a quienes hacen posible este espacio y tiempo de formación. Gracias a la generosidad y desprendimiento de nuestras comunidades que, aun pasando necesidad por escasez de vocaciones, ponen en primer lugar nuestra formación. Gracias a Madre Maestra, siempre disponible y entregada, generosa con su tiempo, y procurando darnos siempre lo mejor. Gracias a nuestra Submaestra, Sor Lucía, que aceptó este llamado del Señor y nos acompañó muy de cerca este año, siempre atenta a nuestras necesidades. También para ella muchas cosas han sido nuevas y tuvo que ponerse al corriente de cada movimiento y oficio del Noviciado para prestarnos su ayuda y servicio; esto requiere tiempo, esfuerzo y dedicación. Gracias a la comunidad de Mendoza, que siempre tiene el corazón ensanchado y generoso para acogernos con tanta alegría y cariño. Gracias a la Federación que hace posible todo esto, que nos apoya, nos acompaña y nos brinda todos los medios necesarios. Que Dios, dador de todos los bienes, recompense como sólo Él sabe hacerlo, produciendo verdaderos frutos de santidad en nuestras comunidades. Fraternalmente en María y Domingo, sus hermanas del Noviciado

«… Una forma de vida como ésta (la contemplativa) indica al mundo de hoy lo más importante, más aún, en definitiva, lo único decisivo: existe una razón última por la que vale la pena vivir, es decir, Dios y su amor inescrutable»

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“Verbum Domini, 83”


El periódico EL MUNDO, publicó en noviembre del pasado año 2010, este artículo sobre uno de nuestros hermanos dominicos, que reproducimos aquí.

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NUESTROS DIFUNTOS

Sor Rosa Mª Zarza Esteban, de la Comunidad de Calatayud (Zaragoza), que falleció en la de Santo Domingo-Zaragoza, el día 14 de julio de 2010. Tenía 88 años de edad, y ha vivido 62 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. Sor Concepción Fernández Corredor, de la Comunidad de Santa María del Pilar (Zaragoza), el día 17 de julio de 2010. Tenía 88 años de edad, y ha vivido 67 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. Sor Mª Carmen Sánchez Abadía, de la Comunidad de la Stma. Trinidad de Orihuela (Alicante), el día 23 de noviembre de 2010. Tenía 85 años de edad, y ha vivido 57 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. Sor Mª Aurora Conde Martín, de la Comunidad de Ntra. Sra. del Rosario en Daroca (Zaragoza), el día 14 de diciembre de 2010. Tenía 87 años de edad, y ha vivido 55 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. Sor Mª Ascensión Voces Blanco, de la Comunidad de Ntra. Sra. del Rosario en Mendoza (Argentina), el día 3 de enero de 2011. Tenía 78 años de edad, y ha vivido 52 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa.

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Sor Mª Nuria Escudé Cots, de la Comunidad de Santa Catalina de Siena, en PaternaValencia, el día 13 de enero de 2011. Tenía 91 años de edad, y ha vivido 58 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa. Sor Felisa Mª Navarro Belmonte, de la Comunidad de Sto. Domingo de Guzmán, en Zaragoza, el día 8 de febrero de 2011. Tenía 74 años de edad, y ha vivido 40 años consagrada al Señor por la Profesión religiosa.

D. Tomás Ramírez, hermano de Sor Hortensia de la Comunidad de Santa Catalina de PaternaValencia, el día 1 de diciembre de 2010. D. Oscar Raúl Ortega, padre de Sor Janette, de la Comunidad de Yerbas Buenas (Chile), falleció el día 6 de diciembre de 2010. Dª Francisca López, hermana de Sor Adela de la Comunidad de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), el día 4 de diciembre de 2010. D. José Blanquer, hermano de Sor Mª Asunción, de la Comunidad de La Inmaculada-Torrent, el día 9 de diciembre de 2010. D. José Ignacio Sirera, hermano de Sor Mª Carmen, Priora de la Comunidad de Calatayud (Zaragoza), el día 9 de diciembre de 2010. D. Vicente Rodríguez, padre de Sor Gema Mª, de la Comunidad de La Inmaculada-Torrent (Valencia), el día 30 de diciembre de 2010. Dª Elvira Casas Vila, hermana de Sor Angelina, del Monasterio de La Inmaculada-Torrent (Valencia), el día 23 de enero de 2011.

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