Breve historia de la literatura infantil y juvenil

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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO” Quinto semestre Literatura infantil

“Evidencia de lectura” Breve historia de la literatura infantil y juvenil La literatura infantil tiene hoy en día el mismo estatus que la adulta, es objeto de análisis de la crítica y de estudio por parte de los círculos académicos. Los niños son una audiencia lectora reconocida por la industria, que representa una parte sustancial de los ingresos que genera el mundo editorial. Sin embargo, la literatura dirigida a niños es un fenómeno bastante reciente. Antes del siglo XVI no había libros para niños. Los niños aprendieron a leer con textos religiosos o con libros para adultos. No había diferencias entre escribir un libro para niños o un libro para adultos. Los primeros libros que podríamos considerar dirigidos a un público infantil fueron, además de los religiosos, las colecciones de cuentos tradicionales y cuentos de hadas, recogidos de la tradición oral, aunque también estaba pensado para que lo leyeran las personas de la tercera edad. la primera vez que un escritor se planteó hacer un libro dirigido a niños nunca tuvo en mente la idea de entretener sino de instruir y educar. Con esa intención se hicieron las primeras recopilaciones de cuentos tradicionales en 1658, se publicaba el Orbis Pictus de Juan Amos Comenius, el filósofo y teólogo considerado como el padre de la educación moderna. Este libro, cuyo título en latín podría traducirse como El mundo en imágenes, puede considerarse como el primer libro ilustrado para niños Las innovaciones de Newbery fueron tan importantes en el nacimiento del género que, de hecho, se lo conoce como el padre de la literatura infantil. La Medalla Newbery, otorgada cada año a una destacada obra de literatura infantil estadounidense, fue nombrada en honor a él. De ahí ya pasaríamos a principios del siglo XIX, momento en el que Hans Christian Andersen viajó por toda Europa recopilando cuentos de hadas A mediados del siglo XIX, concretamente en 1865, apareció una de las novelas infantiles más importantes de la historia de la literatura: Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. La obra, considerada una obra maestra maestra casi desde su aparición, los presentó de una manera insólita, llena de imaginación y extravagancia, jugando además con otros componentes como las matemáticas, la lógica o el lenguaje. Baste decir que el libro de Carroll cambió para siempre las


reglas de la literatura para niños y sirvió de inspiración para infinidad de escritores posteriores. Los libros de Milne, centrado en uno temas característicos del género como es la fugacidad de la niñez y el difícil paso a la edad adulta, continúa siendo una fuente de inspiración para el cine, la música, los cómics o la televisión. La importancia que tuvo Milne en la literatura solo encontraría parangón en la obra de Dr. Seuss. En 1937 tuvo un brillante debut con Y pensar que lo vi por la calle Porvenir, pero lo que estaba por venir, nunca mejor dicho, era algo impensable. Después llegarían sus grandes éxitos, llenos de imágenes surrealistas e icónicas ilustraciones J.R.R. Tolkien también en las décadas de 1920 y 1930, concretamente al final de una y al principio de la siguiente, un escritor revolucionaba la historia de la literatura, y no solo la infantil y juvenil. las siguientes décadas, las de los sesenta y los setenta, están dominadas sobre todo por Roald Dahl, autor de Charlie y la fábrica de chocolate, Junto a Dahl, que puede ser considerado como uno de los escritores británicos más importante de todos los tiempos, aparecen otros autores como Susan Cooper o Judy Blume. El término «Young Adult», aplicado a jóvenes de entre 12 y 18 años, fue acuñado en 1975, cuando la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos dio lugar a la Asociación de Servicios de Bibliotecas para Jóvenes Adultos. Hasta ese momento, los adolescentes tenían que recurrir a libros para adultos, con excepciones como El guardián entre el centeno. La tendencia continuó en la década de 1980, cuando aparecieron series de libros como las de Sweet Valley High o El club de las canguro. Pero no solamente iba dirigidos a un público femenino, los lectores masculinos también contaban con autores como Robert Cormier o Walter Dean Myers. La literatura YA experimentó una pequeña depresión en los años 90, pero aun así vieron la luz algunos clásicos que los adolescentes siguen leyendo hoy en día. Y así llegamos hasta la actualidad. Como un fénix renaciendo de sus cenizas, la literatura YA resurgió en el nuevo milenio, con más vida incluso que en las décadas anteriores, gracias en gran parte a Harry Potter, que vendió tantas copias en su día que hizo que la literatura infantil y juvenil pasara a tener su propia lista de bestsellers, separada de la lista para adultos. Pero los lectores adolescentes de J.K. Rowling necesitaban otros libros para leer y los editores estaban muy dispuestos a complacerles. Con más libros infantiles y juveniles que nunca en la historia de la literatura, podemos decir que estamos asistiendo a un boom del género sin precedentes, no solo en cantidad sino en calidad y en cuidado de la edición. Las tendencias actuales en literatura YA favorecen las novelas independientes, con una mayor diversidad de autores y personajes de todas las identidades raciales, étnicas y


sexuales. En los últimos tiempos hemos visto incluso cómo editoriales se han arriesgado a dar voz a realidades que hasta hace poco hubieran sido impensables en este tipo de libros. Solo el tiempo dirá hacia dónde evolucionará el género para adaptarse a los nuevos lectores.


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