SEMINARIO ENRIQUECIMIENTO MISIONERO
CONECTADOS CON EL DISCIPULADO
HEYSSEN J. CORDERO MARAVÍ
¡HAGAN DISCÍPULOS! “La comisión evangélica es la magna carta misionera del reino de Cristo” (Elena G. de White). La gran comisión de Cristo es una orden, un mandato que se nos ha dado a todos aquellos que decimos llamarnos discípulos, de ahí el título de esta lectura: ¡Hagan discípulos! Puede que no se lea tan bien en español, pero Mateo 28:19 “por tanto id y haced discípulos” debe ser leída tal como estamos proponiendo. Elena G. de White dice al respecto: “El
mandato dado a los discípulos nos es dado también a nosotros […] Una misión sagrada nos ha sido confiada. Esta es la orden que nos ha sido dada: “por tanto, id, y haced discípulos a todos los gentiles...”.1 Es Dios quien nos ha dado esta misión. La misión tiene origen en Dios, y esa no es opcional, es urgente. Es un imperativo. El párrafo anterior puede resultar trillado y tan repetido, pero no te apresures. ¿Sabías tú que en la actualidad solo el 5% de la feligresía está involucrado en el cumplimiento de la misión? Imagina una iglesia de cien miembros, ¿ya lo hiciste? Pues bien, de esos cien miembros de todas las edades, solo cinco de ellos dan testimonio de su fe, enseñan la Biblia, están cumpliendo la misión, esto, según los datos al cierre del 2018.2 ¿Qué te parece? ¿Te parece un dato alentador?
Cuando era niño teníamos una chacra que se llamaba “El Naranjal”. Desde que tuve uso de razón siempre supe que se llamaba así. Sin embargo, un día de esos que uno reflexiona Elena G. de White, Servicio cristiano (Buenos Aires: ACES, 2005), 20. Véase en Adventist Church Management System (ACMS), sistema computarizado de secretaria de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en la División Sudamericana. 1 2
de todo, me pregunté: “¿Por qué mi chacra se llama “El naranjal” si no tenemos más que unos diez naranjos viejos por el tiempo?”. “¿por qué nuestra chacra se llama “El Naranjal” si tenemos contaditos de árboles de naranjas”? - le pregunté a mi mamá - Ella sonrió y me dijo: “Ahora no tenemos. Pero hubo un tiempo en que sí había, y había muchos árboles de naranjas, cientos y cientos de árboles de naranjas. Por eso tu abuelo llamó a esta chacra: “El naranjal””. Cuando terminó de hablar le dije: “Mamá, creo que en honor a la verdad, debemos cambiar el nombre de la chacra. Pogámosle “platanal, porque sí tenemos plátanos”, “el yucal, porque sí tenemos yucas”, pero dejemos de llamarle “El Naranjal””. ¿Te imaginas una iglesia llamada a HACER DISCÍPULOS que no hace discípulos? Los datos estadístico son fríos. Sin embargo, nos muestran nuestra realidad. ¿Cómo puede ser posible que el 95% de los miembros de iglesia no tengan participación directa en el cumplimiento de la misión? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿A dónde ir? Estas preguntas serán resueltas en la obra que tienes en tus manos. No buscaremos mucho, no inventaremos nada nuevo, simplemente iremos a la fuente inagotable de sabiduría: La Biblia, y en ella estudiaremos, cómo hizo discípulos el más grande y mejor discipulador de todos los tiempos, Jesús. Y tomando principios bíblicos, del Espíritu de Profecía y lo que la iglesia ya viene haciendo, intentaremos cumplir la orden: ¡HAGAN DISCÍPULOS! Pr. Heyssen J. Cordero Maraví Ministerio Personal, Escuela Sabática y Evangelismo UNIÓN PERUANA DEL SUR
LOS NÚMEROS SON FRÍOS Dicen que las estadísticas son como la balanza, simplemente nos mostrará cuánto es nuestro peso. Y aunque en algunas ocasiones calculamos cuánto pesamos, no sabremos exactamente sino hasta subirnos a la balanza. A algunos no les gusta saber su realidad y por ello prefieren no pesarse. Hace algunos meses hice un estudio muy sencillo que me reveló algunas cosas que intuía como pastor, o que se decía siempre, pero que jamás pensé que serían así. Encuestamos a 836 personas de 21 iglesias represetativas del sur del Perú, entre varias preguntas, yo quería saber en el fondo una sola cosas: ¿por qué los adventistas no dan estudios bíblicos para llevar personas a los pies de Jesús?
Las respuestas de este pequeño estudio sinceramente tocaron mi corazón. No podía creer lo que estaba viendo en los números:
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El 34% de los encuestados decía que NO SABÍA dar estudios bíblicos. El 27% de los encuestados decía que NO ERA SU DON dar estudios bíblicos. El 18% de los encuestados decía que NO TENÍA MATERIALES para dar estudios bíblicos.
Habían otras razones más, por supuesto, pero estas tres me revelan que estaba haciendo mal las cosas. En mis pocos años como pastor y como miembro de la iglesia, siempre creí que las personas darían más estudios bíblicos si tenían más materiales, si habrían más cursos variados… ¡No! Esta simple encuesta me dice que esa no es la causa mayor. La mayoría de hermanos no da estudios bíblicos porque NO SABEN. ¡Un momento! ¿Cómo no van a saber a dar estudios bíblicos? Se supone que somos “el pueblo de la Biblia”, y por lo tanto, de seguro que todos los adventistas saben compartir su fe abriendo la Biblia. ¡Es imposible que un adventista no sepa enseñar su fe! Pues aunque no lo crean, tenemos una feligresía mayoritaria de nuevos en la fe adventista. Pero eso no es problema, el problema es que como son nuevos en la fe, muchos de ellos pasan los años sin ser enseñados tampoco. HACIA UNA IGLESIA DISCIPULADORA Después de ver los datos del estudio, alguno podría decir que la muestra no es suficiente, que debe ser más grande para concluir con más exactitud, o que el estudio debe estar validado. Lo sé, y puede que tengan razón. Solo que tú y yo sabemos que la iglesia está adolesciendo de tres cosas básicamente, en estos últimos tiempos: (1) entrenamiento, (2) nuevas generaciones y (3) hechos y no palabras. En ese sentido, presentamos algunas reflexiones respecto a las necesidades mostradas:
SEMINARIO 1:
NECESITAMOS PASTORES ENTRENADORES Hay una gran necesidad de pastores como entrenadores, educadores y maestros. Rubén Jaimes diría que un pastor con visión de entrenador es “la auténtica misión bíblica del pastor, del genuino pastor maestro, del siervo fiel y ministro de Jesús”.3 Y es que cuando el pastor cumple la misión, la misión se cumple. ¿Cómo puede ser posible que le pidamos a la iglesia que cumpla la misión sin haberles entrenado? Es como enviar a la guerra a soldados bien armados, pero sin entrenamiento. Sábado a sábado, en reuniones y más, salen los expositores y predicadores motivando a la iglesia a salir a cumplir la misión pero no lograr mucho cambio, ¿la razón? No estamos entrenando. Estamos sermonenado mucho y entrenando poco o casi nada. ¿Cuál es la misión del pastor? Pablo en su epístola a los Efesios dice: “Y el mismo constituyó
a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Ef.4:11, 12). Claramente, el pastor – maestro no es una visión moderna de coaching pastoral, sino que es bíblica. El pastor es un maestro y el maestro es un pastor. Rubén Jaimes, Guerreros del gran conflicto (Lima: Fondo Editorial de la Universidad Peruana Unión, 2019), 53. 3
El pastor, es entonces, llamado a ser un entrenador. Esa es la visión bíblica. Elena G. de White tiene algunas citas que pueden ampliar la misión del pastor entrenador: “Cada iglesia debe ser una escuela práctica de obreros cristianos. Sus miembros deberían aprender a dar estudios bíblicos, a dirigir y enseñar clases en la Escuela Sabática, a auxiliar al pobre y cuidar al enfermo, y trabajar en pro de los inconversos”.4 “En toda iglesia, los miembros deben ser adiestrados de tal manera que dediquen tiempo a ganar almas para Cristo. ¿Cómo puede decirse de la iglesia: “Vosotros sois la luz del mundo”, a menos que sus miembros estén realmente impartiendo luz? Despierten y comprendan su deber los que están encargados del rebaño de Cristo, y pongan a muchas almas a trabajar”.5 “Cristo quiere que sus ministros sean educadores de la iglesia en la obra evangélica. Han de enseñar a la gente a buscar y salvar a los perdidos”.6 “Se necesita mucho menos predicación. Más tiempo debe dedicarse a educar pacientemente a los demás, dando a los oyentes la oportunidad de expresarse. Es instrucción lo que muchos necesitan, línea sobre, línea, precepto sobre precepto, aquí un poco y allá otro poco”.7
Elena G. de White, Ministerio de Curación,107. Elena G. de White, Joyas de los testimonios, 3:69. 6 Elena G. de White, El deseado de todas las gentes, 765. 7 Elena G. de White, El evangelismo, 248. 4 5
Todas las citas en las que Elena G. de White destaca al pastor como entrenador, adiestrador, educador, maestro y capacitador estñan en el contexto misionero. Eso es misión. No tengo tiempo para entrenar Algunos dicen que no hay tiempo para entrenar ni educar a la iglesia por la sobrecarga de actividades en el calendario eclesiástico. Sin embargo, no tienes que inventar más reuniones, usa las que la iglesia ya viene usando hace años: La Clase de Maestros de Escuela Sabática. Si tú ya estás convencido de que es necesario tener pastores entrenadores, debes tener en cuenta algo muy importante: No puedes entrenar si no eres entrenador. Recuerda que un entrenador puede llevar a su equipo a lograr el campeonato o a llevarlo a “la baja”. De ahí que deben entrenar con intensión, propósito y dirección. Un centro de entrenamiento debe tener tres elementos: Enseñanza, Entrenamiento y Evaluación. Pagar el precio Quizás te sientas tentado a decir. Está bien, Heyssen, vamos a entrenar a la iglesia, seré un pastor entrenador, pero no me pidas resultados. ¡Cuidado! Un pastor entrenador va a trabajar duro, y va a tener resultados, mejores resultados que cuando trabajaba sin entrenar a su iglesia. Cuando decirmos “pagar el precio”, es sinónimo de trabajar más, trabajar con el foco claro, pero no implica no tener resultados. No implica tener menos bautismos, tener una iglesia que no lea la Biblia o que no tenga más grupos pequeños y clases bíblicas. No. Eso no es pagar el precio. Pagar el precio es estar dispuesto a trabajar más y ser feliz
entrenando y preparando a una iglesia para el encuentro con su SEÑOR. Finalmente, si queremos tener una iglesia fuerte en el cumplimiento de la misión, entonces vamos a entrenar más y sermonear menos.
SEMINARIO 2:
NECESITAMOS NUEVAS GENERACIONES MISIONERAS En alguna ocasión, mi hijo Ariel Heyssen me jugar futbol. Al regresar a la casa me dijo: “Papá, de grande quiero ser un goleador como tú”. Eso casuó mucha gracia en mí, y le respondí: “No hijo. Jamás. Tú sí jugarás bien al futbol”. Quizás no entiendas bien lo que quiero decirte porque no me conoces en esas facetas. Yo no juego bien al futbol. Y es que aprendí a jugar en la adolescencia. Los mejores futbolistas como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo no empezaron a jugar de adolescentes, sino de niños. Si aprendes de grande, lo intentarás, harás tu mejor esfuerzo y quizás lo logres, pero las probabilidades son pocas. ¿Qué le estamos enseñando a los niños? Si haces un análisis de qué cosas les estamos enseñando a los niños en la iglesia te vas a dar cuenta que les estamos enseñando muchas cosas buenas, buenas y necesarias. Les estamos enseñando a orar, estudiar su Biblia, compartir alimentos, ayudar al prójimo, a ir de campamentos y retiros, paseos etc. ¡Alabados sea Dios por eso! Pero, ¿en qué momento le enseñamos a predicar, hablar a sus amigos, vecinos y familiares del amor de Dios a través de la Biblia? ¿A qué edad les pedimos que deben predicar y abrir la Biblia a sus amigos? ¿A qué edad les empezamos a
pedir cuentas de estudiantes de la Biblia? Sí. Tienes toda la razón. Recién les hablamos de ese tema, le hablamos de misión cuando son grandes, adultos. Es por eso que vamos a tener resistencia cuando hablamos de misión en no pocos. En la igelsia, la gran mayoría siempre va a preferir campamentos y conciertos a una campaña de evangelismo o dar estudios bíblicos. ¿Saben por qué? Porque no tenemos cultura misional en las nuevas generaciones. Nuevas generaciones Es bien sabido que los mayores donantes fieles en la iglesia son la feligresía mayores de sesenta años. Y si hacemos un análisis cuidadoso de quiénes son los que están involucrados en la misión caeremos en cuentas que son ese mismo grupo de hermanos en la fe. Los que en unos veinte o treinta años descansarán de sus obras. ¿Y después? ¿Qué generación le sucederá? La generación que hoy están en las clases de cuna, infantes, primarios, intermediarios, juveniles, los jóvenes, aventureros y conquistadores. Si queremos una generación fuerte, debemos empezar a entrenarlas hoy. La Biblia dice: “instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). La importancia de la educación en la edad temprana. Elena G. de White es categórica cuando se refiere a los niños como misioneros y evangelistas: “aun en sus tempranos años pueden ser misioneros para Dios”.8 “Por precepto y por ejemplo, los padres, han de enseñar a sus hijos a trabajar por los inconversos. Los niños han de ser educados de tal manera que simpaticen con los ancianos y los afligidos y traten de 8
Elena G. de White, Servicio Cristiano, 40.
aliviar los sufrimientos de los pobres y los desgraciados. Ha de enseñárseles a ser diligentes en la obra misionera: y desde sus primeros años, ha de inculcárseles la abnegación y el sacrificio, por el bien de otros y para el adelanto de la causa de Cristo, a fin de que puedan ser colaboradores juntamente con Dios”.9 “Cuando se desarrollen las escenas finales de la historia del mundo, muchos… niños y jóvenes [que hayan recibido una verdadera educación cristiana] asombrarán a la gente mediante el testimonio que den de la verdad con sencillez, aunque con vigor y poder… En un futuro cercanos muchos niños serán dotados del Espíritu de Dios; y efectuarán la obra de proclamar la verdad al mundo…”.10 “Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Vuestros jóvenes verán visiones…”. Las señales que se añaden a la mensaje confirman que está por cumplirse en su plenitud inmediatamente “antes que venga el día del Señor” (Hechos 2:17-20) Los niños son impulsados por el Espíritu para ir y declarar el mensaje de cielo”.11 Estamos a tiempo. Podemos tener una generación apasionada de niños y adolescentes evangelistas, una generación diferente. Pero está en nosotros como iglesia que, a través de padres y maestros, como líderes eduquemos a nuestros hijos y nuevas generaciones con ese celo y pasión por el cumplimiento de la misión. Elena G. de White, Servicio Cristiano, 255. Elena G. de White, Promesas de Dios, 25. 11 Elena G. de White, El Evangelismo, 508. 9
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SEMINARIO 3:
NECESITAMOS HABLAR MENOS Y HACER MÁS Había terminado de dar uno de los seminarios más poderosos, a mi parecer, sobre cómo ganar nuevos discípulos para Jesús durante un encuentro multitudinario en una ciudad del Perú. Casi mil líderes de iglesia respondieron a mi seminario con un fuerte amén y aplausos. Sin embargo, entre toda la multitud, vi una mano que se levantaba con un poco de dificultad pidiendo la palabra. Era una mujer de canas, muy conocida en la ciudad por su amor hacia las personas. Como todo un ponente respetuoso le cedí la palabra. Ella formuló su pregunta después de felicitarme por “tan notable intervención” (en sus propias palabras). No obstante, finalizó con una de las preguntas más opresivas y duras para un pastor dedicado un poco más a la teoría que a la práctica: “Pastor, usted como evangelista y director de Ministerio Personal, de seguro ha bautizado a decenas y hasta cientos de personas por su trabajo en la iglesia, pero, ¿a cuántas personas ha llevado al bautismo por su influencia? ¿a cuántas personas les está enseñando de la Biblia o dando estudios bíblicos actualmente?”. Finalizó su pregunta, para luego sentarse lentamente. Su pregunta me llevó rápidamente a sonreir para ocultar mi nerviosismo. En segundos traté de hilar fino. Hice un recorrido en mi memoria. La respuesta que daría repercutiría en mi liderazgo, mi autoridad y hasta mi reputación como líder de iglesia. ¿Había ganado almas para Cristo por mi “propia influencia”? Sí, cuando era líder en mi pequeña iglesia
de la ciudad de Pucallpa. También cuando fui colportor. Había ganado a muchas personas. Pero en casi diez años como pastor, únicamente a cuatro. Y a todos ellos cuando fui pastor distrital, pero no como departamental y evangelista. La multitud calló, un silencio invadió el auditorio entre murmullos. Todos esperaban una respuesta, la respuesta del evangelista… y respondí con la verdad:
“Querida hermana, gracias por su pregunta. He llevado a varias personas al bautismo como laico, colportor y pastor; pero desde que soy departamental, a ninguna. Actualmente no estoy dando estudios bíblicos, y si sigo así también moriré espiritualmente. Es por ello que hoy delante de Dios y de ustedes, le pido perdón a Dios y me comprometo a ser también un pescador de hombres, a cumplir la misión, pues ‘los pastores también podemos salvarnos’”. La Biblia dice que la verdad nos hace libres. Y a decir verdad, en ese momento yo me sentí libro por decir la verdad, por decir que necesitaba ser un pastor tanto práctico como teórico. Sin problemas habría podido evadir la respuesta, y hasta mentir para no manchar mi reputación como evangelista y departamental; pero no, en ese momento sentí que no era la hermana de canas quien me había hecho esa pregunta. Sentí que era Dios mismo quien me pedía cuentas. Es más fácil enseñar que practicar El sermón más difícil de ser practicado es el ejemplo. En los tiempos de Jesús, las cosas eran similares. Los escribas y fariseos eran campeones hablando, pero no cumplían lo que decían. Es por eso que Jesús dijo: “Así que, todo lo que os
digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen” (Mateo 23:3).
Cada sábado el pastor distrital, el anciano y el director de Ministerio Personal motivan a predicar a la iglesia. Exhortan a la feligersía de la iglesia de diversas formas para que compartan su fe con otras personas a través de un curso bíblico, y tristemente hay poca respuesta, casi nada. La gente quiere ver testiminos, ejemplos reales más que palabras. Es por ello que Jesús era admirado: “ Cuando Jesús
terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas” (Mateo 7:28). Autoridad.
¿Eres tú un pastor, anciano, maestro o líder? Entonces para un poco de hablar para hacer más. ¿Quieres que la iglesia de estudios bíblicos y se apasionada con la misión? Entonces empieza a dar el ejemplo dando estudios bíblicos y vuélvete un apasionado por la misión. El llamado es urgente Cada vez que leo la historia de Jonás piendo en mí. Tenemos la verdad, tenemos la misión clara, pero somos tercos para cumplir la voluntad de Dios. Preferimos ir en dirección contraria al mandato de Dios, y lo peor de todo es que el mundo puede estar cayéndose a pedazos pero no somos capaces de levantarnos de nuestro “sueño”. El barco esta a punto de hundirse y Jonás estaba durmiendo. Dios llamó a Jonás a hacer tres cosas: ¡Levántate! ¡Anda! ¡Y predica! La misión que Dios le dio a Jonás es la combianción de tres verbos imperativos que denotan el carácter de la misión. No es un llamado opcional, sino urgente, pronto. Y la razón es sencilla, la maldad era mucha. La gente está muriendo sin
esperanza y sin Salvador. Y es por eso que Dios envía a Jonás de manera urgente.12 ¿Cómo trabaja Satanás? Elena G. de White registra una visión: “Vi la rapidez con que se difundía el engaño espiritista.
Se me mostró un tren de vagones que marchaban con la velocidad del rayo. El ángel me mandó que observara cuidadosamente. Fijé la vista en el tren. Parecía que en él iba el mundo entero. Después el ángel me mostró al jefe del tren, un hermoso e imponente personaje a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Quedé perpleja y le pregunté a mi ángel acompañante quién era aquel jefe. Me respondió: “Es Satanás, disfrazado de ángel de luz. Ha cautivado al mundo. Este ha sido entregado a formidables engaños para creer en una mentira a fin de que se condene. Su agente, el que le sigue en categoría, es el maquinista, y otros agentes suyos están empleados en diversos cargos, según los va necesitando, y todos marchan con relampagueante velocidad a la perdición”.13 No hay tiempo que perder. Tenemos amigos, vecinos y familiares. ¿Ya conocen el evangelio todos ellos? El enemigo está trabajando a una velocidad impresionante, ¿y nosotros? ¿cómo estamos cumpliendo esa misión?
¡Vamos por una estrella! Seguramente ya leíste que en el cielo no habrá personas que no hayan ganado ninguna persona para Cristo. Pues bien, lee las siguientes citas:
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Heyssen J. Cordero Maraví, “El motivo de la misión en Jonás 1:1-3,
Estrategias para el cumplimiento de la misión 16, no. 1 (2018), 52-54. 13 Elena G. de White, Primeros Escritos, 263.
“En el mar de vidrio, los 144.000 formaban un
cuadrado perfecto. Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona”.14 “Vi después un gran número de ángeles que traían de la ciudad brillantes coronas, una para cada santo, cuyo nombre estaba inscrito en ella. A medida que Jesús pedía las coronas, los ángeles se las presentaban y con su propia diestra el amable Jesús las ponía en la cabeza de los santos”.15 “En el cielo no habrá ningún salvado con una corona
sin estrellas. Si entráis allí, habrá algún alma en las cortes de gloria que ha entrado por vuestro intermedio”.16 Si realmente queremos ir al cielo, debemos estar trabajando por nuestros semejantes. Aquél que no quiere llevar a nadie al cielo, es porque no está pensando ir para allá.
El cumplimiento de la misión es tarea de todos Apreciado pastor, anciano, maestro, líder, hemos llegamos a la parte final de este libro, y solo para decirte que el cambio debe empezar en nosotros. Somos tú y yo quiénes debemos empezar este movimiento rumbo al cielo. Continuar lo que empezaron los pioneros, ¿estás preparado? ¿estás listo? ¡Vamos juntos y conecta2!
Ibíd,16. Elena G. de White, Primeros Escritos, 288. 16 Elena G. de White, Eventos de los últimos días, 308. 14
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