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SAN JOSÉ DE NAZARET

Acudamos a José Arquidiócesis de Bogotá Zona Pastoral Episcopal de San José


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SAN JOSÉ DE NAZARET

Diseño e Impresión Instituto San Pablo Apóstol Cra 24B No. 29A - 02 Sur PBX: 202 0657 www.ispaeducacion.edu.co

(En hebreo. ‫ )שודקה ףסוי‬fue, en el cristianismo y según diversos textos neotestamentarios, el esposo de María, la madre de Jesús de Nazaret y, por tanto, padre terrenal de Jesús. Según los Evangelios, era de oficio artesano (en el original griego, «τεχτων»; Mt 13,55a), lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente se indica que era «artesano» (Mc 6,3a). De condición humilde, aunque las genealogías de Mt 1,1-17 y Lc 3,23-38, lo presentan como perteneciente a la estirpe del rey David. Se ignora la fecha de su muerte, aunque se acepta que José de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12 años pero antes del inicio de su predicación. En efecto, el evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya cuenta con 12 años (Lc 2,4150), pero no se menciona a José de Nazaret en los Evangelios canónicos durante el ministerio público de Jesús, por lo que se presume que murió antes de que éste tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José como «justo» (Mt 1,18), que implica su fidelidad a la Ley y su santidad. 3


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El evangelio de Mt 1,18-24 muestra parte del drama que vivió José de Nazaret al saber que María estaba embarazada. Iba a repudiarla, en secreto porque era justo, porque no quería que fuera apedreada según lo dispuesto en la Ley (Dt 22,20-21). La justicia de José consistió en no querer encubrir con su nombre a un niño cuyo padre ignoraba, pero también en que, convencido de la virtud de María, se negaba a entregarla al riguroso procedimiento de la Ley.[2] Según el Evangelio de Mateo, el ángel del Señor le manifestó en sueños que ella concibió por obra del Espíritu Santo y que su hijo «salvaría a su pueblo de sus pecados», por lo que José aceptó a María (Mt 1,20-24). Luego, antes que Herodes el Grande ordenara matar a los niños menores de dos años de Belén y de toda la comarca, José tomó al niño Jesús y a su madre y huyó a Egipto (Mt 2,13-18). Al morir Herodes, José entró nuevamente con el niño y su madre en tierra de Israel pero, al enterarse de que Arquelao, hijo de Herodes el Grande, reinaba en Judea, tuvo miedo de ir allí y se retiró a la región de Galilea, a Nazaret (Mt 2,19-23). []Según el evangelio de Lucas, Nazaret había sido el lugar de residencia de María, ya desposada con José, cuando acaeció la Anunciación (Lc 1,26-38). 4

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Numerosos autores cristianos, varios de ellos doctores de la Iglesia, se refirieron a lo largo de la historia a José de Nazaret (Beda el Venerable, Bernardo de Claraval, Tomás de Aquino en su Summa Theologiae) Sixto IV (1471-1484) introdujo la festividad de San José en el Breviario romano, e Inocencio VIII (1484-1492) la elevó a rito doble. También desde el comienzo de la Orden de Frailes Menores, los franciscanos se interesaron en José de Nazaret como modelo único de paternidad. Distintos escritores franciscanos desde el siglo XIII al XV (Buenaventura de Fidanza, Juan Duns Scoto, Pedro Juan Olivi, Ubertino da Casale, Bernardino de Siena, y Bernardino de Feltre) fueron sugiriendo progresivamente cómo José de Nazaret podría convertirse en un modelo de fidelidad, de humildad, pobreza y obediencia para los seguidores de Francisco de Asís. [.] Sin embargo, fue Teresa de Ávila quien dio a la devoción a San José el espaldarazo definitivo en el siglo XVI. Esta mística española relata su experiencia personal referida a José de Nazaret en el Libro de la Vida: “Y tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por

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medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide. Paréceme, ha algunos años, que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío. Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ello. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino.”

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la familia y es por antonomasia el patrono de la buena muerte, atribuyéndosele el haber muerto en brazos de Jesús y de María. El Papa Pío IX lo proclamó patrono de la Iglesia universal en 1870. Debido a su trabajo de carpintero es considerado patrono del trabajo, especialmente de los obreros, por dictamen de Pío XII en 1955, que quiso darle connotación cristiana a la efeméride del Día internacional de los trabajadores. La Iglesia católica lo ha declarado también protector contra la duda y el Papa Benedicto XV lo declaró además patrono contra el comunismo y la relajación moral. El 15 de agosto de 1989, el Papa Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica Redemptoris Custos, en ocasión del centenario de la encíclica Quamquam pluries del Papa León XIII. Ha sido proclamado patrono de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica, Bohemia, Croacia, Perú, Vietnam.

Teresa de Ávila, Libro de la Vida, Cap. 6, No. 6-8.

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Por la fidelidad a su esposa con la que, según la Iglesia católica, consumó el matrimonio manteniéndose casto, debido a que María estaba profundamente entregada al amor de su padre divino, San José recibió el don divino de la paternidad aun siendo verdadero esposo virginal, de ahí su dignidad y santidad. San José fue declarado patrono de

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¿QUE ES UNA DIÓCESIS?

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¿QUE ES UNA ZONA PASTORAL EPISCOPAL?

Las Zonas Pastorales Episcopales son estructuras de la única Arquidiócesis que facilitan el trabajo pastoral y la organización administrativa. Nuestra Arquidiócesis se encuentra organizada en cinco Zonas Pastorales, de sur a norte: San José, Espíritu Santo, Inmaculada Concepción, Cristo Sacerdote y San Pedro. Arquidiócesis de Bogotá Según el Código de Derecho Canónico, c. 369, “una diócesis es una porción del pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo con la cooperación del presbiterio, de manera que, unida a su Pastor y congregada por el en el Espíritu Santo mediante el Evangelio y la Eucaristía, constituya una Iglesia particular en la cual verdaderamente está presente y actúa la Iglesia de Cristo Una, Santa, Católica y Apostólica.”

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Nuestras Parroquias del sur oriente pertenecen a la Arquidiócesis de Bogotá, que por ser la Iglesia principal entre las Diócesis vecinas, recibe este título. Las Diócesis sufragáneas son: Facatativá, Girardot, Zipaquirá, Fontibón, Engativá, Soacha, a las cuales se une el Obispado Castrense de Colombia.

Nuestra Zona Pastoral Episcopal de San José, nació en el año 1969, tras la promulgación del Decreto 72 del Arzobispo de Bogotá, Monseñor Aníbal Muñoz Duque, quien le asignó el territorio del Arciprestazgo rural bajo la dirección del Párroco de Cáqueza, Monseñor Guillermo Álvaro Ortiz Carrillo, nombrado Obispo Auxiliar de Bogotá en 1986. A través de estos años empezó a crecer, mezclándose entre lo rural y lo urbano bajo el pastoreo de: Exmo Señor Guillermo Álvaro Ortiz Carrillo (1969 – 1989) Ilmo Monseñor Jesús María Rincón Rojas (1989 – 1990) Ilmo Monseñor Luis Vicente Gutiérrez Gutiérrez (1990 – 1994) Ilmo Monseñor Jaime Pinilla Monroy (1994 – 2008) Ilmo Monseñor Carlos Julio López Ramírez (2008 – 2011) Ilmo Monseñor Francisco Niño Súa (2012 – ). 9


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Nuestra Zona hoy en día cuenta con 7 arciprestazgos, 6 urbanos y 1 rural repartidos en 65 parroquias, 10 de las cuáles son rurales, atendidas por aproximadamente 100 sacerdotes. Limita al norte con las Zonas Pastorales de la Inmaculada Concepción, Cristo Sacerdote y la Diócesis de Zipaquirá; al sur con la Zona Pastoral del Espíritu Santo y con la Diócesis de Neiva; al oriente con las Diócesis de Soacha y Girardot, y al occidente con la Arquidiócesis de Villavicencio y la Diócesis de Granada. ARCIPRESTAZGOS

4.1. San Isidro, La Presentación de Nuestra Señora, Madre de los Creyentes, Madre del Divino Amor, San Martín de Tours, Santa Catalina de Labouré, Santa Edith Stein, María Auxiliadora, San Mario, Santa María Micaela. 4.2. San José Obrero, Jesucristo Luz del Mundo, Niño Jesús, San Juan Bautista de La Salle, San Ricardo Pampuri, Santos Reyes, San Gabriel Arcángel. 4.3. San León Magno, Santa Inés, San Alberto Hurtado, San Cristóbal, San Francisco Javier, Sagrados Corazones de Jesús y María, Señor de la Columna, Nuestra Señora de los Alpes. 10

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4.4. La Resurrección, Divino Rostro, San Judas Tadeo, San Luis Versiglia Mártir, Santo Toribio de Mogrovejo, San Ramón Nonato. 4.5. San Policarpo, San Valentín de Berriochoa, Santa María Madre de Jesús, Santo Tomás de Aquino, Beato Guillermo José Chaminade, Santa María de La Esperanza, Beato Luis Variara, Jesucristo de Betania, Nuestra Señora del Portal. 4.6. Cristo de la Paz, Madre Laura, María Estrella de la Evangelización, San Juan Neumann, San Marcelino Champagnat, Cristo Misionero, El Señor del Monte de Galilea, Jesús Misericordioso, Jesucristo Puerta de la Fe, María Madre de la Divina Misericordia, Nuestra Señora de Czestochova, Santa Joaquina de Vedruna, San Pedro de Usme. 4.7. Nuestra Señora del Carmen – Guayabetal, Nuestra Señora del Rosario – Chipaque, Nuestra Señora de Belén – Ubaque, Nuestra Señora de Chiquinquirá – Quetame, Nuestra Señora del Carmen – Gutiérrez, Nuestra Señora de la Concepción – Une, Inmaculada Concepción – Fómeque, Inmaculada Concepción – Cáqueza, San Antonio – Fosca, San Miguel – Choachí.

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NOVENA AL GLORIOSO PATRIARCA SAN JOSÉ «Si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen María, ya que por medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a San José, después de ella, una especial gratitud y reverencia.» San Bernardino de Siena Sermón 2 SÚPLICA A SAN JOSÉ

Glorioso San José, dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el 12

camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén. ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valimiento, a ti acudo para que seas mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Tu altísima dignidad de Padre adoptivo de mi amante Jesús hace que nada se te niegue de cuanto pidas en el cielo. Sé mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcánzame la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén. V/. Bondadoso San José, Esposo de María, protégenos; R/. Defiende a la Iglesia y al Sumo Pontífice y ampara a mis parientes, amigos y bienhechores. Amén. 13


Custodio Providente

HIMNO INICIAL

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Custodio providente y fiel del Hijo, amor junto al amor doquier presente. Silencio del que ve la gloria inmensa del Señor bondadoso omnipotente. Esposo enamorado de la Virgen, la mente ante el misterio reclinabas, rosal inmaculado que florece, es obra del Señor a quien amabas. Callada voluntad en Dios perdida, amor hecho mirada de confianza; constante en el trabajo y en la prueba, provéenos de amor y de esperanza. Protege la asamblea de los justos, unidos en la fe, cuerpo de Cristo; sé Padre que nos lleve a nuestro Padre, amor del gran amor que nos da el Hijo.

DÍA PRIMERO Amor de San José al prójimo Mt 22, 37 – 40. El mandamiento mayor de la ley es: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.

La devoción a San José se fundamenta en que este hombre “justo” fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José 14

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para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Los ejemplos de amor al prójimo que veía el Santo Patriarca José, en Jesús y María, bastaban para inflamarlo en este amor. La prueba más subida de amor es orar y perdonar a los que mal nos quieren, o nos han hecho daño. Dotado el Santo de un corazón noble y compasivo, socorría con larga mano a los menesterosos, repartiéndoles sus bienes y salario. El amor con que amamos a Dios y el amor con que amamos al prójimo es un solo amor: son dos ramas de una misma raíz porque si al prójimo no le amamos por Dios y con Dios no le amamos con amor verdadero. El amor de San José a Dios es el mayor que se puede encontrar después de la Virgen María; su amor al prójimo, por tanto, es también el mayor después del de la reina del Cielo. -¡Oh Santo mío! haz que yo te imite, y ejercita tu caridad con mi alma, que está muy necesitada. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José. GOZOS A SAN JOSÉ

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Pues sois Santo sin igual y del mismo Dios amado Sed José nuestro abogado en esta vida mortal

Antes que hubieses nacido ya fuiste santificado y destinado al eterno por la raíz de la verdad, naciste de esclarecido linaje de sangre Real. Tu vida siempre fue pura que en todo eres sin segundo después de María el mundo vio tan santa criatura y así fue vuestra ventura entre todos sin igual. Tu gran Santidad declara aquel caso soberano cuando en vuestra Santa mano floreció la seca vara y para que nadie dudara hizo el Cielo esta señal. A tu muerte tan dichosa estuvo siempre contigo el mismo humanado Dios con María vuestra Esposa y Gloria tan prodigiosa canta el coro Angelical. 17


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Con Cristo resucitaste en cuerpo y alma glorioso y a los Cielos victorioso a Jesús acompañaste y a su derecha te sentaste formando coro especial. Allá estás como abogado de todos los pecadores alcanzando mil favores al que te llama atribulado; ninguno desconsolado salió de este tribunal. ORACIÓN FINAL

Acuérdate, santísimo Esposo de María, dulce Abogado San José, que jamás se ha oído decir que ni uno solo de los que han acudido a tu protección e implorado tu socorro, haya quedado sin consuelo. Animado con esta confianza, vengo a tu presencia en este día y me recomiendo fervorosamente a tu bondad. ¡Oh Padre adoptivo de mi Redentor Jesús! no desatiendas mis súplicas, antes bien acógelas propicio, despáchalas favorablemente y socórreme con piedad. Así sea. 18

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San José, para pedirle protección

San José, elegido por Dios para ser en esta tierra el casto esposo de María y el padre de Jesús, intercede por nosotros que nos dirigimos a ti. Tú que fuiste el fiel custodio de la Sagrada Familia, bendice y protege a las familias de este mundo. Tú, que fuiste maestro de laboriosidad, intercede en favor de todos aquellos que trabajan. Tú, que tantas veces sufriste en tu vida la prueba, ayuda a los que sufren. San José, patrón de los trabajadores.

(Oración del Papa Juan XXIII) Oh José, tú que sufriste el peso del cansancio y la fatiga para procurar el sustento de Jesús y María, protege nuestro trabajo, aleja todo peligro; no permitas que nos falte el medio de alimentar dignamente a la familia. Alivia la angustia de los desempleados y la ansiedad de los inmigrantes; haz que en el respeto de los derechos y en la dignidad del trabajo, podamos imitar con tu ejemplo en nuestra vida los designios ocultos que Dios nos ha reservado.

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Humilde magisterio, bajo el que Dios aprende: ¡Que diga, si lo entiende, quien sepa de misterio, Si Dios en cautiverio se queda en aprendiz. ¡Aprende aquí la casa de David!.

Y, pues que el mundo entero te mira y se pregunta, di tú cómo se junta ser santo y carpintero, la gloria y el madero, la gracia y el afán, tener propicio a Dios y escaso el pan. Humilde Magisterio

HIMNO FINAL

Sencillo, sin historia, de espalda a los laureles, escalas los niveles más altos de la gloria. ¡Qué asombro hacer memoria, y hallarle a tu ascensión tu hogar, tu oficio y Dios como razón!.

DÍA SEGUNDO Fervor de San José Mt 1, 19 – 20. 24. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.” Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños, y le dijo lo que había que hacer. 20

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El fervor es la prontitud de la voluntad en el servicio de Dios. San José, siervo bueno y fiel, siempre vivió y trabajó por hacer con perfección y diligencia la voluntad de Dios, aunque le ocasionara grandes sacrificios. Los que aman como San José están dispuestos a sacrificar todo cuanto el Señor les pida. San José fue prontísimo en todo lo relacionado con el servicio de Jesús Hijo de Dios. Siervo bueno y fidelísimo, siempre vivió, padeció, trabajó y murió por hacer con prontitud la voluntad de Dios. Para un corazón que ama, como el de San José, los sacrificios son, cuanto más costosos, más apetecibles. ¡Oh devoto de San José! Aprende del Santo la verdadera devoción. Mira como dejas tus ejercicios de piedad, como dejas para lo último tus buenas obras. ¡Oh devotísimo y fervorosísimo San José! Alcánzame una centella de vuestro fervor.. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José.

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DÍA TERCERO Prudencia de San José Lc 2, 1 – 7. Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

Unos meses más tarde, llegó el momento para San José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augusto. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. En Belén tuvo que sufrir con la Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cuál sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y más tarde los magos de Oriente. Dotado San José de todas las virtudes, en grado heroico, no podía faltarle la que es reina de todas. Como oveja en medio de los lobos, se guardó y

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guardó a su Hijo Jesús y a su Esposa María sin recibir ningún daño. La prudencia es al virtud que dirige todas las cosas a buen fin. Ninguna virtud obra sin que ella le ordene el modo y el tiempo en que debe hacerlo. La prudencia sirvió de guía a san José para llevar a cabo felizmente la misión del Señor de ser custodio de Jesús y esposo de María, a pesar de los grandes trabajos y contradicciones que halló a su paso. En todo resplandeció la prudencia celestial del Santo. Mira y practica lo que te enseña San José. No seas fácil en prometer, ni precipitado en hablar y obrar, y el Señor te ayudará y bendecirá tus proyectos. Así nos enseña el glorioso y prudentísimo San José. Imítale. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José.

DÍA CUARTO Fortaleza de San José

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Mt 2, 13 – 15. El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar el niño para matarle. Él se levantó, tomó al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes.

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La fortaleza es una firmeza de ánimo, una presencia de espíritu, contra todos los males y contrariedades. La vida de San José, después de la de Jesús y María, fue la que mayores contradicciones experimentó; debía ser también varón fuerte. Belén, Nazaret, Egipto, demostraron el heroísmo de la fortaleza del Santo, que sufrió con constancia todos los dolores y trabajos de su vida. Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel, y por encima de las adversidades protegió a su familia. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado. San José sentía en el alma las penas e incomodidades de Jesús y de María y procuraba suavizarlas con su diligencia y ardiente amor, enteramente olvidado de sus penas. Imita la fortaleza de San José. Acógete a su poderoso patrocinio, y serás con él fuerte con la fortaleza de Dios, vencerás a todos tus enemigos, y morará tu alma en la región serena de la paz, preludio de la eterna que has de gozar en el cielo.. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José. 25


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DÍA QUINTO Paciencia de San José Mt 2, 19 – 23. Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños José en Egipto y le dijo: “Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino a la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.” Él se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret

Es esta una virtud que nos hace sobrellevar con alegría y paz todos los males de la vida por amor de Dios. San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada. Es necesaria la paciencia para alcanzar el cielo; y no hay virtud de más frecuente ejercicio desde que existe el pecado. En la vida de san José hubo muchas penas pero él padeció con paz, con alegría y completamente resignado a la voluntad de Dios. 26

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La vida de San José fue un prolongado y continuo martirio. Mas ¡cómo padeció el Santo! Con entereza, con paz, con alegría, completamente sumiso a la voluntad del Altísimo.- Sufre, devoto de San José, todos los trabajos que Dios te envíe, si no con alegría, a lo menos con paciencia y fortaleza cristianas. Mira que todo pasa y con estos trabajos momentáneos, si bien los sufres, te ganas la gloria del cielo. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José.

DÍA SEXTO Pobreza de San José 2Co 8, 7 – 9. Y del mismo modo que sobresalís en todo: en fe, en palabra, en ciencia, en todo interés y en la caridad que os hemos comunicado, sobresalid también en esa generosidad. No es una orden; sólo quiero, mediante el interés por los demás, probar la sinceridad de vuestra caridad. Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cuál, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza.

Bienaventurados son los pobres de Cristo, que viven desprendidos de los bienes de este mundo y dan a sus hermanos aún de lo preciso. San José tenía ante sí el ejemplo de María y el ejemplo de

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Jesús, hijo de Dios, que para predicar el desprendimiento y amor a la pobreza se hizo pobre, teniendo por cuna un pesebre en su nacimiento. Vivió pobre San José y dio de su pobreza a los más necesitados. San José es modelo de pobreza. La pobreza material de San José es condición para la riqueza sobrenatural de su alma. Jesucristo se hizo pobre por amor a nosotros, para enriquecernos con su pobreza. San José realiza el sentido cristológico de la pobreza. Por eso, vive de la Providencia e, identificado con la pobreza de Cristo, nos transmite la riqueza del conocimiento y el amor del mismo Cristo.

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La pobreza de San José es prototipo para los más comprometidos con el Evangelio. Se trataría de vivir abandonados en la Providencia, sin seguridades humanas, como Jesucristo, para ser cauce de la riqueza de la santificación para la Iglesia y para el mundo. La pobreza cristológica es clave para la libre entrega al Evangelio y poder proclamar la Verdad y el Bien sin ataduras. Vivió pobre San José, y se hizo pobre dando todos bienes que tenía. Pobre, voluntario y santísimo obrero es San José, para ser en verdad el padre de los pobres, el consuelo de los indigentes y el socorro de huérfanos y desvalidos. ¡Qué felices seríamos en este mundo si

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imitásemos tan divinos ejemplos!- Ojalá seas dadivoso o limosnero por amor de Jesús, María y José, apreciado devoto, y no te pesará jamás. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José.

DÍA SÉPTIMO Mansedumbre de San José Lc 2, 46 – 50. Y sucedió que al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: “Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.” Él les dijo: “Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

La mansedumbre no es una opción, sino que está mandado en el evangelio. Es el control sobre sí mismo, es el cómo reaccionamos ante lo que nos violenta o nos irrita. Manso es el que logra interiormente la paz, el que no se irrita gratuitamente, el que se domina, que no se altera en forma desmedida ni se descontrola aunque le sobren motivos para hacerlo. Toda la antigüedad educó en las virtudes especialmente a los guerreros, que debían

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ser valientes, austeros, leales, apuntando a una dimensión superior del hombre. Una vez más por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes, y por precaución decide radicarse en Nazaret. Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la “pérdida” de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería. San José fue perfectísimo en esta virtud. San José fue manso en su trato con el prójimo, afabilísimo y dulcísimo en la conversación, grave y suave en su porte exterior. Su templanza en acciones y palabras, y su aspecto que reflejaban una santidad y vida celestial, fue el imán suavísimo que cautivó los ánimos de cuantos le trataban. Admira en silencio tan hermosa virtud en el Santo, confúndete o imítale.. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José. 30

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DÍA OCTAVO Silencio y Pureza de San José Lc 2, 51 – 52. Jesús bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

San José es modelo de silencio. El silencio de S. José se entiende como exigencia de su unión contemplativa con Dios. Es el clima que la envuelve. Impresiona el silencio de San José aceptando el misterio de la concepción virginal de María, contemplando al Niño Jesús entre los brazos de la Virgen Madre, admirando la adoración de los Pastores y de los Reyes Magos, protegiendo al Niño y a su Madre en la huida a Egipto, respetando a Jesús cuando, con María, lo encuentra en el Templo… San José fue custodio de Cristo Jesús, y verdadero esposo de la más pura criatura, María Madre de Dios. San José apareció a los ojos de Dios adornado con tanta pureza que el Señor le confió sus más grandes tesoros. Con este ejemplo sublime de pureza. ¿No nos animaremos a ser puros en pensamientos, palabras y obras? 31


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San José, por su pureza angelical, mereció ser esposo de la más pura de las vírgenes. Los dos lirios de virginal fragancia son María y José, con quienes Jesús moró y conversó familiarmente como hijo por espacio de treinta años.- ¿Eres puro y casto devoto de San José? Sólo siendo puro y casto, serás admitido en el reino de los cielos. Pídelo al castísimo Esposo de María y Padre adoptivo de Jesús. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José.

DÍA NOVENO Conformidad de San José con la voluntad de Dios Lc 10, 21 – 22. Se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.

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San José es modelo de oración. La oración de S. José es la oración contemplativa, la del amigo predilecto de Dios. Sabe tratar de amistad permaneciendo a solas en la presencia de Dios, adorando

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el Misterio. Permanece a la escucha de la Palabra revelada, la acoge en su corazón y la traduce en obras. La oración sella el estilo de su vida. Se deja amar por Dios y se entrega a sus exigencias para dar testimonio del amor. Por ello, San José viene a ser como el maestro, el formador y el modelo de la oración para el cristiano. Todos tenemos absoluta necesidad de esta santa virtud, pues con ella nuestra vida se hace un cielo y sin ella se vuelve un infierno. San José, modelo acabado de todas las virtudes, lo es especialmente de la conformidad con la voluntad de Dios. Toda su vida sembrada de alegrías y de penas, hace que sea escogido por Dios Padre para que hiciese sus veces en la Sagrada Familia, asociado a la suerte de Jesús y de María, practicando constantemente esta virtud. Toda la vida de San José esta resumida en estas palabras: “Hágase siempre en mí y de todas mis cosas vuestra santísima voluntad”.- Has, devoto de este gran Santo, de la necesidad virtud: conforma en todas las cosas tu voluntad con la de Dios, y tu corazón morará en abundancia de paz y reinará eternamente con Jesús, María y José en la gloria. Ahora se rezan dos Padrenuestros, Avemarías y Glorias, en memoria de San José. 33


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Un texto de San Josemaría Escrivá de Balaguer: “Tratad a José y encontraréis a Jesús”

“Quiere mucho a San José, quiérele con toda tu alma, porque es la persona que, con Jesús, más ha amado a Santa María y el que más ha tratado a Dios: el que más le ha amado, después de nuestra Madre. –Se merece tu cariño, y te conviene tratarle, porque es Maestro de vida interior, y puede mucho ante el Señor y ante la Madre de Dios. (Forja, 554) José ha sido, en lo humano, maestro de Jesús; le ha tratado diariamente, con cariño delicado, y ha cuidado de El con abnegación alegre. ¿No será ésta una buena razón para que consideremos a este varón justo, a este Santo Patriarca en quien culmina la fe de la Antigua Alianza, como Maestro de vida interior? La vida interior no es otra cosa que el trato asiduo e íntimo con Cristo, para identificarnos con El. Y José sabrá decirnos muchas cosas sobre Jesús. Por eso, no dejéis nunca su devoción, ite ad Ioseph, como ha dicho la tradición cristiana con una frase tomada del Antiguo Testamento.

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el mundo. Tratad a José y encontraréis a Jesús. Tratad a José y encontraréis a María, que llenó siempre de paz el amable taller de Nazaret. La Iglesia entera reconoce en San José a su protector y patrono. A lo largo de los siglos se ha hablado de él, subrayando diversos aspectos de su vida, continuamente fiel a la misión que Dios le había confiado. Por eso, desde hace muchos años, me gusta invocarle con un título entrañable: Nuestro Padre y Señor. San José es realmente Padre y Señor, que protege y acompaña en su camino terreno a quienes le veneran, como protegió y acompañó a Jesús mientras crecía y se hacía hombre. (Es Cristo que pasa, nn. 56)”

Maestro de vida interior, trabajador empeñado en su tarea, servidor fiel de Dios en relación continua con Jesús: éste es José. Ite ad Ioseph. Con San José, el cristiano aprende lo que es ser de Dios y estar plenamente entre los hombres, santificando 34

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LETANÍAS A SAN JOSÉ

V/. Señor, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros. V/. Cristo, ten piedad de nosotros. R/. Cristo, ten piedad de nosotros. V/. Señor, ten piedad de nosotros. R/. Señor, ten piedad de nosotros. V/. Cristo, óyenos. R/. Cristo, óyenos. V/. Cristo, escúchanos. R/. Cristo, escúchanos. V/. Dios, Padre celestial. R/. Ten piedad de nosotros. V/. Dios Hijo, Redentor del mundo. R/. Ten piedad de nosotros. V/. Dios Espíritu Santo. R/. Ten piedad de nosotros. V/. Santa Trinidad, un solo Dios. R/. Ten piedad de nosotros. 36

V/. Glorioso San José, R/. Ruega por nosotros. V/. Ilustre descendiente de David R/. Ruega por nosotros. V/. Luz de los patriarcas R/. Ruega por nosotros. V/. Esposo de la Madre de Dios R/. Ruega por nosotros. V/. Custodio purísimo de la Virgen, R/. Ruega por nosotros. V/. Nutricio del Hijo de Dios R/. Ruega por nosotros. V/. Diligente defensor de Cristo R/. Ruega por nosotros. V/. Jefe de la Sagrada Familia R/. Ruega por nosotros. V/. José justo R/. Ruega por nosotros. 37


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V/. José casto R/. Ruega por nosotros.

V/. Sostén de las familias R/. Ruega por nosotros.

V/. José fuerte R/. Ruega por nosotros.

V/. Consuelo de los desdichados R/. Ruega por nosotros.

V/. José obediente R/. Ruega por nosotros. V/. José fiel R/. Ruega por nosotros. V/. Espejo de paciencia R/. Ruega por nosotros. V/. Amante de la pobreza R/. Ruega por nosotros. V/. Modelo de obreros R/. Ruega por nosotros. V/. Gloria de la vida doméstica R/. Ruega por nosotros. V/. Custodio de vírgenes R/. Ruega por nosotros. 38

V/. Esperanza de los enfermos R/. Ruega por nosotros. V/. Patrono de los moribundos R/. Ruega por nosotros. V/. Protector de la santa Iglesia R/. Ruega por nosotros. V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, R/. Perdónanos, Señor. V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, R/. Escúchanos, Señor. V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, R/. Danos la paz. V/. Lo nombró administrador de su casa. R/. Y señor de todas sus posesiones. 39


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Oremos. ¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

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OREMOS POR NUESTROS SACERDOTES

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Mons. Francisco Antonio Niño Súa Carlos Anderson Acevedo Medina Edgar Oswaldo Alarcón Manrique William Eduardo Alfonso Gómez Gonzalo Amaya Otero, S.J. Carlos Julio Aponte Carreño Santiago Diego Aragón Bueno Carlos Arévalo Gil Weymar Francisco Ardila Borda Raúl Guillermo Baca Díaz Alexander Báez Mora Carlos Julio Barragán Martínez, S.M. Jairo Gilberto Bayona Zamora, S.J. José Daniel Becerra Sepúlveda, F.M.I. Eduar Hernando Bonilla Arango Ramón Bueno Ballesteros Joselin Alirio Buitrago García Josué Jedeón Caldas Bustamante Pedro Nel Cancino Useda José Saúl Cano Soler Luis Alfredo Cárdenas Caro, S.D.B. César Iván Carrillo Rey Darío Gustavo Casas Abril Luis Alfredo Castellanos Avendaño Fidel Castro Roa Gildardo de Jesús Ciro Montoya Luis Alfonso Ciro Montoya

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Esneider Claros Castro, O.P Jasuán David Baloco Tapias Yarold Dalberto Contreras Morantes Carlos Adelmo Cubillos Moreno, S.D.B. Heldirbrando Cuellar Amézquita Agustín Damonte Isetta, F.M.I. Dino De Zan de Luca, M.I. Mario Farfan Antoine Leonel Fernández Herrera Jorge Guillermo Flórez Villa Edgar Alberto Galeano Pérez, CC.SS. Jair Galindo Velandia Edgar Enrique Galvis Higuera Germán Augusto Gómez Sarmiento Abelardo Gómez Serrano Angelmiro Granados Acevedo, C.P.P.S. Luis Antonio Granados Gutiérrez, S.D.B. Arnulfo Guaraca Narváez, O.D.A. Elkin Iván Guevara Romero Juan Francisco Gutiérrez Duarte Roger Marcel Hallé, O.M.I. Rubén Darío Hernández Perdomo Víctor Alfonso Herrera Gutiérrez, S.J. Pedro Ernesto Herrera Hurtado Gregorio Huerta Velasco, F.M.I. Jhon Álvaro Jimenez Carvajal Edgar José Juez González José Gabriel Leguízamo Díaz Alejandro Londoño Posada, S.J.

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Crisanto Antonio López Durango Víctor Manuel López Molina, S.D.S. Juan Abelardo López Zabala Oscar Enrique Lozano Sandoval José Alexander Matamoros González Jairo Alberto Merlo Pinzón Wilson Alexander Mora González Jhon Fredy Morales Amaya José Álvaro Moreno Moreno Alejandro de Jesús Olivera Manjarrés Max Antonie Oreste Onías Ossa Coronado Andrés Pérez Lizarazo Edson Johan Pino Romero Pedro Antonio Prado López Jairo Humberto Pulido Pinzón Héctor Manuel Quintero Galvis César Augusto Quiñones Molano, O.P. Eduar Alfredo Riascos Cárdenas Pedro Ángel Rincón Rincón José Armando Rivas Jiménez, C.P.P.S. Guillermo Andrés Rodríguez Giraldo Agustín Rodríguez Trujillo José Raúl Rojas Bohórquez, S.D.B. Jorge Rojas Pacheco Carlos Julio Rozo Rubiano, C.M.F. Héctor Augusto Rúa Vélez Roddy Salas Pulido Justiniano Sanabria Torres

David Sánchez, S.J. Hugo Alfredo Santana Delgado, O.M.I. Jorge Alberto Simbaqueva Beltrán Ramiro Soler Herrera Jorge Alberto Suárez Salcedo Faustino Torres Millán Pablo José Tovar Arias Over Rafael Tovar Galindo, M.C.M. Gabriel Vallejo Mejía, S.J. Lucinio Vásquez Daza Alejandro Velásquez Díaz Carlos Alberto Wanumen Martínez Jhonny Nicolás Yacelli Madrid, S.D.S.

Eminentísimo Señor Cardenal Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá.

Ilustrísimo Monseñor Francisco Niño Súa, Vicario Episcopal de San José. 45


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Notas

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