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ejercicio (caminata o yoga), “mientras hago ejercicio escucho audios educativos), desayuno, trabajo: consultas, terapias, redes sociales, videos, por la noche comparto con mi esposo o salimos a cenar o compartir con amigos. Actualmente trabajo mucho, algunos 10 horas diarios en promedio”.
Para finalizar, esta extraordinaria mujer de origen ruso, cuyo corazón quedó atrapado en un hermoso país caribeño, regala una gran reflexión para las mujeres modernas:
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“No sacrificar su felicidad en pareja y su realización como madre por su éxito profesional. ¿De qué valen tus éxitos y triunfos si no tienes un corazón cerca con quién compartirlo?
La naturaleza femenina está hecha con la necesidad de satisfacer la realización de su energía femenina y cuando esto no ocurre le produce una sensación de inmensa frustración, soledad y baja autoestima.
No hace falta sacrificar tu vida en pareja por el éxito como empresaria. Es perfectamente posible disfrutar de ambos. Las mujeres modernas hemos perdido las habilidades y conocimientos que han funcionado durante siglos de la historia de la humanidad, porque nos hemos concentrado exclusivamente en las habilidades profesionales y en copiar el modelo del éxito masculino. Pero es posible vivir el éxito al estilo femenino, con mucho menos estrés y mucha más satisfacción con tu vida. Es solo cuestión de aprender las herramientas y aplicarlas a tu vida”.
“Yo estoy segura de que el estado natural de cada mujer es ser feliz en pareja. La soledad afectiva es perjudicial para el bienestar de la mujer”.
Virginia Dröm La fogata
Sentada frente a la inmensa ventana de su despacho, Paula, intentaba comprender como había pasado todo lo que en esos momentos tanto la preocupaba.
Parecía que su exitosa vida estaba empezando a ser un caos y no entendía “el como”podía haber llegado hasta allí, ella era una mujer trabajadora, comprometida con el mundo y siempre procuraba ejercer bien su papel de madre y esposa. Pero lo cierto es que su vida no estaba en su mejor momento.
Se sentía triste y ya nada a su alrededor la hacía tan feliz como hacía solo unos meses, sus hijos seguían siendo los mismos niños dulces y cariñosos que solo le daban alegrías y su atractivo esposo, aparentemente, continuaba enamorado de ella, en realidad, nada había cambiado, en cambio empezaba a preguntarse si la que había cambiado era ella.
Moviéndose de un lado a otro en su elegante silla de piel blanca en su despacho, miraba la ciudad desde una altura, en la que el propio vértigo te da la sensación de ser alguien importante, pero en cambio ella se sentía sola, sentía un vacío incapaz de explicar a nadie y eso la hacía sentir muy insignificante. Como verbalizar que todo aquello con lo que el resto de mujeres sueñan, a ella, ya no le motivaba, ni le interesaba, ni siquiera le producía alegría.
Entonces se quedó mirando un pájaro que volaba frente a ella, frente a su enorme cristalera, revoloteaba de un lado a otro hasta que se paró en la cornisa de su ventana y la miró. Sintió un escalofrío en el cuerpo y rápidamente se giró de nuevo hacia su mesa, cogió el bolígrafo y empezó a golpearlo con pequeños rebotes en la mesa, se levantó, se arregló su falda de tubo negra a media rodilla, colocó su bonita camisa blanca de marca bien puesta dentro de su falda y se miró al espejo…. Algo había cambiado en ella.
Una mujer de apenas 40 años, en pleno esplendor de la vida, con un cuerpo diez y una imagen espectacular, cualquier prenda que se ponía le caía bien, hasta un simple vaquero con una camiseta blanca de mercadillo, era aquella mujer que cualquier otra desearía ser, licenciada en economía y derecho además de ejercer como directora de una multinacional internacional. Si lo tenía todo, pero algo le faltaba.
Y en ese momento recordó que cuando era pequeña una tarde de invierno sentada frente al fuego en casa de su abuela, ésta le dijo:
Abuela-¿Paula estas embobada con el fuego hija, en que piensas?
Paula-¿Si abuela, te has dado cuenta que un momento hemos encendido este fuego y lo bonito que son sus colores? Soy tan feliz Abu.
Abuela-Si hija, pero debes pensar que antes de encender este fuego que te hace ahora tan feliz, hemos ido tu y yo al bosque a buscar las ramas necesarias, lo bastante secas y no de cualquier árbol y mientras tanto tu madre ha ido preparando con cuidado la chimenea para que estuviera limpia y lista para encenderla. El resultado es hermoso porque entre las tres hemos hecho posible que sucediera algo importante y todo lo que ha rodeado ese momento ha sido vivido con gran amor.
En ocasiones podemos sentarnos delante de algo que nos parece maravilloso, que a cualquiera le haría soñar, pero a nosotras no y nos preguntamos el por qué. El por qué después de haberlo soñado tanto tiempo no nos hace feliz, no es el fuego lo que ya no nos hace felices quizás no es el momento o tal vez tan solo eres tú misma la que ha cambiado.
Las mujeres somos especiales y tenemos la capacidad de lograr todo aquello que nos proponemos, nuestra capacidad de dar a otros es inmensa y siempre desde niñas queremos la felicidad y el bienestar de nuestros seres queridos, pero en ocasiones lo que ayer nos hizo felices hoy apenas nos transmite nada. Por esta razón no hay nada que debamos dejar de vivir con intensidad y aun sabiendo que en ocasiones seremos las verdugas de sentimientos de personas que nos amen y quieran seguir viviendo su historia con la nuestra, eso, no debe de ser el freno que no permita dejar volar nuestras ilusiones y sueños.
Trabajo en equipo
Mauro Ariel Danzi
Hay tareas que puede realizar una persona sola (por ejemplo, lavar un auto). Pero hay tareas más complejas que exceden las posibilidades de lo que un individuo es capaz de llevar a cabo solo (por ejemplo, fabricar un auto). En estos casos se impone la necesidad de trabajar en equipo. El trabajo en equipo sirve, pues, para acometer tareas que por su complejidad no pueden ser completadas por una única persona. Y consiste en dividir las tareas complejas en distintas subtareas, que serán desarrolladas cada una por una persona distinta. Cada una de estas tareas individuales tendrá sus propios objetivos, los cuales serán, a su vez, medios para la consecución de los objetivos globales del grupo.
Un equipo de trabajo no es una mera suma de personas: no se trata de apilar, acopiar o amontonar los resultados de las tareas individuales como quien apila cajas en un depósito. Las distintas tareas están interconectadas y se influyen mutuamente en una dinámica interactiva. Por esta razón, el trabajo en equipo no supone un simple acopio de individualidades sino una interacción sinérgica entre sus integrantes. Así como el organismo no es la suma de brazos, piernas, cabeza y demás partes, sino un todo integrado, interconectado y de funcionamiento armónico, lo mismo sucede con los equipos de trabajo: son “cuerpos” de trabajo en los que cada parte es esencial y repercute en el funcionamiento de las demás partes y del todo.
En el ámbito de la empresa y de las organizaciones en general, la necesidad del trabajo en equipo constituye la regla más que la excepción.
Claves para el éxito del equipo
Formar un equipo de trabajo no es, por sí solo, garantía de éxito. Para que el equipo consiga resultados positivos debe satisfacer una serie de condiciones. Así, sus miembros deben estar abiertos a aceptar nuevas ideas y deben poder adaptarse a los cambios; y el grupo debe tener la capacidad de compatibilizar las características de personalidad de cada uno de sus integrantes.
El compromiso es el elemento fundamental en el armado de todo equipo, ya que cuando un colaborador no se compromete con el equipo, se transforma en un problema. La crítica constructiva es una herramienta que, además de favorecer la comunicación dentro del grupo, permite una mirada sobre las tareas y objetivos desde un abanico de puntos de vista y promueve la generación de nuevas alternativas.
El autoconocimiento es la habilidad y capacidad de cada persona de tomar conciencia de sus propias fortalezas y debilidades, lo que le permitirá saber qué cualidades debe trabajar, tanto para hacer crecer las cualidades positivas como para minimizar las negativas e impedir que estas últimas interfieran negativamente con su trabajo. Este crecimiento hará que sepa utilizar sus cualidades de la mejor manera en lo referido al beneficio del equipo de trabajo.
La responsabilidad es un valor ético que debe estar presente en la totalidad de la organización, ya que cuando todos actúan responsablemente, se genera un clima laboral de confianza, en el que cada uno de los colaboradores pone lo mejor de sí para
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el beneficio colectivo. Por esta razón, dentro de un equipo de trabajo la responsabilidad debe ser la característica más valorada y mejor recompensada. Para obtener resultados positivos, la clave está en contar con un clima laboral positivo. Si no se satisface esta condición, decae el ánimo de los miembros, y ello influye de modo directo (y negativamente) primero en el rendimiento individual, y luego en el colectivo.
Un buen integrante
En todos los equipos de trabajo hay buenos y malos colaboradores y miembros. Pero sólo un buen miembro logra crecer personalmente y sumar dentro del grupo. Un buen integrante da prioridad a las necesidades, expectativas y objetivos del equipo de trabajo. Se expresa verbalmente en plural, y sus acciones van siempre en la dirección que favorece al conjunto. Es una persona dispuesta a afrontar diversas situaciones, siempre que ello resulte necesario para la consecución efectiva de las metas del equipo. Está dispuesto a brindar información e ideas, y a no escatimar esfuerzos, por lo que los demás lo perciben como una persona madura, segura de sí misma y con deseos de crecer. Acepta la diversidad y sabe lo enriquecedor que resulta el intercambio de ideas, experiencias, conocimientos y habilidades con los demás miembros del equipo y de la organización en general. Se lo percibe como una persona activa que participa de manera constante y continua en la búsqueda de mejores alternativas para el logro de los objetivos. Y se empeña en encontrar al
ternativas para maximizar la eficiencia en el desempeño individual y grupal, lo que lo convierte en una influencia positiva dentro del equipo.
Funciones del Líder
Todo equipo necesita un líder, del mismo modo que toda orquesta sinfónica necesita un director. Un líder no puede ser cualquier persona. Por eso, además de tener cualidades personales muy positivas para ser aceptado por el grupo, debe cumplir determinadas funciones si se quiere que el trabajo colectivo llevado adelante por el grupo sea también positivo.
Un líder debe capacitarse constantemente en relaciones humanas, y estar muy actualizado para poder mantener al grupo comprometido y motivado en los objetivos grupales. Es capaz de medir y evaluar los resultados individuales y grupales, no con intenciones de elogiar méritos ni descalificar deméritos, sino cen
trándose en los resultados que va logrando el equipo, lo que potenciará la productividad del conjunto. Sabe llevar el control del plan de trabajo y optimizar los tiempos, ya que el tiempo es uno de los recursos más valiosos con los que contamos para lograr resultados.
El líder debe saber orientar a cada miembro sobre cómo potenciar sus aspectos positivos y corregir sus aspectos negativos, de modo de equilibrar la participación de cada individuo dentro del grupo. Debe ser responsable y saber cómo enfrentar los conflictos que se produzcan dentro del grupo, mediante estrategias que permitan generar un clima de confianza, de tal manera que todos puedan exponer los problemas que encuentren de forma respetuosa, para buscar la mejor manera de solucionarlos. Es hábil en el manejo de las relaciones humanas, lo que le permite generar un clima laboral positivo, ya que sabe que el bienestar dentro del grupo es un factor fundamental: cada integrante tiene que sentir la confianza depositada en él, condición esencial para que pueda crecer como ser humano dentro del equipo.
Y finalmente, el líder debe saber planear y administrar las acciones del equipo de modo de lograr que su dinámica pueda adecuarse a un ritmo de trabajo en el cual la solución de problemas y la toma de decisiones redunden en un resultado positivo.
En resumen
Un equipo de trabajo es un todo que no equivale a la mera suma de sus partes. Para que el equipo funcione y logre sus objetivos, cada uno de los integrantes debe no sólo realizar las tareas que le han sido delegadas, sino también comunicarse y cooperar con los demás integrantes. Hay que tener muy en claro, para su éxito, de qué manera se arma y construye un equipo, cuáles son sus funciones, qué cualidades deben exhibir sus integrantes y sus líderes, cuáles son las características necesarias que debe poseer para su buen desempeño, de qué manera repercute en el grupo la formación permanente de sus miembros, y cuáles son las claves para que el equipo logre sus metas y no pierda de vista su razón de ser: cumplir con los objetivos para los que ha sido creado, así como los nuevos objetivos que puedan surgir a lo largo de su existencia.