José Agustín Blanco Carros El legado de un Geógrafo

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José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo

Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Gran Canciller P. Adolfo Nicolás, S.J. Vice-Gran Canciller P. Carlos Eduardo Correa Jaramillo, S.J. Rector de la Universidad P. Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J. Vicerrector Académico Luis David Prieto Vicerrectora de Investigación Consuelo Uribe Mallarino Vicerrector del Medio Universitario P. Luis Alfonso Castellanos Ramírez, S.J. Vicerrectora Administrativa Catalina Martínez de Rozo Vicerrector de Extensión y Relaciones Interinstitucionales P. Luis Fernando Álvarez Londoño, S.J. Secretario General Jairo Humberto Cifuentes Madrid Director del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J. P. Jairo Bernal Parra, S.J. Subdirectora del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J. Alma Nohra Miranda Leal


José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Hernando Castro Vargas

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Documentos Javerianos es una publicación seriada que presenta temáticamente algunos de los documentos contenidos en los fondos documentales y colecciones que conserva el Archivo Histórico y que dan cuenta del actuar histórico javeriano, de sus rectores, directivos, profesores, estudiantes y egresados; su vida académica y cotidiana; proceso de creación de sus grupos de investigación y programas académicos, y de su presencia en la vida nacional.

Reservados todos los derechos

Diseño y diagramación:

© Pontificia Universidad Javeriana

Paola Andrea Pineda Sánchez

Primera edición: Noviembre 2014 Bogotá, D.C.

Fotografías John Jairo Oviedo Capera

ISSN: 2027-632X Número de ejemplares: 1000 Impreso y hecho en Colombia

Diseño de cubierta: Paola Andrea Pineda Sánchez

Printed and made in Colombia Impresión: Javegraf Textos y Curaduría documental: Hernando Castro Vargas Revisión de Textos: Alma Nohra Miranda Leal

Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.


Contenido Presentación 9 Prólogo  11 Introducción   15 Primeras bases intelectuales Estudios Primarios y la Escuela Normal del Litoral Atlántico Docencia en Piojó y Sabanalarga

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Sus estudios en la Escuela Normal Superior José Agustín Blanco Barros y la Escuela Normal Superior

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Consolidación de su pensamiento académico Estudios en Japón  Su trabajo como docente universitario e investigador  El general Francisco Javier Vergara y Velasco

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Su trayectoria intelectual Metodología en su investigación

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Imágenes  81 Bibliografía  85

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Presentación

Detrás del reconocimiento, la trayectoria académica, la investigación científica y los conocimientos transmitidos por mi padre José Agustín Blanco Barros a los que serían los futuros profesores e investigadores colombianos, se encuentran sus archivos. Pensando en las generaciones futuras hemos puesto a disposición sus manuscritos, mapas y fuentes recopiladas a lo largo de su vida para que sean conocidos y permanezcan en la memoria de todos los colombianos. Desde pequeña he tenido la oportunidad de compartir con esta mente brillante e inquieta la cual no solo se conformó con lo evidente, sino que además profundizó los temas del Atlántico buscando retratar una sociedad desde el punto de vista físico, geográfico, lugares de asentamiento y las transformaciones del espacio pensando en un posible retrato futuro. Es asombroso cómo a través de documentos históricos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, mi padre a través de sus investigaciones dio nuevamente vida a personajes de otras épocas, individuos que de alguna manera u otra constituyeron las bases de las regiones del Caribe y de Colombia. Para mí, que he sido testigo de algunas de sus disertaciones, escritos y publicaciones, es importante que otros conozcan sus documentos, los compartan y los lean. Debo resaltar que el desarrollo de este maravilloso ser humano fue bajo las enseñanzas de mi abuelo José Agustín y el amoroso cuidado de mi abuela Dominga en el caluroso Caribe colombiano, en una fresca casa de Sabanalarga junto con sus hermanos con los cuales compartió libros, lecturas, tertulias y comentarios. Su inquietud por pro-

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fundizar el conocimiento lo trajo a estas frías tierras bogotanas, donde con disciplina y a través de la guía de profesores europeos, adquirió una formación sólida e investigativa. Los primeros recuerdos que tengo de mi padre son con su gabardina y su portafolio, distribuyendo su día entre la clase, la casa, la biblioteca, sus libros, sus papeles y sus mapas. Recuerdo cuando se sentaba en el escritorio revisando los exámenes con un lápiz negro y otro rojo. El primero para calificar el conocimiento y el segundo la ortografía. Aún con sus obligaciones en las noches sacaba tiempo para ayudarme en mis tareas, como aquel dinosaurio negro de tela que debía presentar para la clase. Aún hoy me asombra la manera como aborda los temas de estudio, sumergiéndome en el pasado, reviviendo los personajes y relatando sus situaciones como si acabaran de pasar. Leer con él la Bitácora del primer viaje de Colón o la Biografía de Magallanes de Léonce Peillard es una aventura y una reconstrucción del pasado. Al Archivo Histórico Javeriano donamos sus amados documentos, muchos de ellos de su puño y letra. A pesar de su mala visión que lo acompaña hoy en día, su mente sigue ágil queriendo volar a esos lugares que conoció a través de los documentos. Quedan sus escritos, pero sobre todo su ejemplo para los colombianos y extranjeros que en el futuro quieran conocer como se hace viva la historia del país y como desde todos los ángulos debemos estudiar y ahondar en la investigación. En todos estos libros y trabajos siempre estará su amor por Colombia pero particularmente por ese hermoso rincón del Atlántico donde él nació: Sabanalarga.

María Melania Blanco Barón

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Prólogo

Conocí al profesor José Agustín Blanco Barros en Barranquilla en el año de 1986, cuando su obra comenzaba a despertar inquietudes intelectuales e investigativas en un grupo conformado por profesores universitarios, jóvenes licenciados en Ciencias Sociales y un reducido grupo de personas que se interesaban por la historia de Barranquilla. Desde mediados de 1984 el profesor José Isaías Lobo Romero (q.e.p.d.) convocó a un grupo de jóvenes que nos inquietábamos por los estudios históricos, para que lo acompañáramos en un proyecto de investigación que le había encargado la Subgerencia Cultural del Banco de la República para investigar las biografías de Miguel Antonio Vives Orrantia y Juan Campo Serrano, delegados por el Departamento de Bolívar a la Asamblea Nacional de Delegatarios, esa especie de pequeña constituyente que redactó la Constitución de 1886. Gracias al profesor Lobo descubrimos los archivos de las notarías, del Concejo Municipal y de otras oficinas públicas de Barranquilla, como también el fondo de prensa y de publicaciones periódicas de la Biblioteca Departamental del Atlántico. De la relación con los archivos surgieron inquietudes como la de inventariar esos repositorios documentales y pensar en la posibilidad de crear un archivo histórico, lo que se logró bajo la gobernación del historiador Gustavo Bell Lemus. Pero también nos permitió empezar a divulgar en los medios académicos la existencia de ese patrimonio documental, con el fin de alertar sobre los riesgos que corrían y así estimular la investigación. Por ese entonces seguía en pie la invitación hecha en 1940 por Ramón Vinyes a investigar la historia de Barranquilla y “hundir las manos en las sombras”. Un brillante grupo de historiadores profesionales integrado por Adolfo Meisel Roca, Eduardo Posada Carbó y Gustavo Bell Lemus había comenzado a enfrentar el desafío planteado por el sabio catalán de la novela Cien Años de Soledad, acicateados por los graves problemas José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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económicos, políticos y administrativos que afrontaban Barranquilla y la región costeña. El énfasis de sus investigaciones, al igual que el de los jóvenes que girábamos alrededor del magisterio del profesor José Isaías lobo Romero, estaba puesto en la historia económica de esa ciudad y de la región Caribe, en especial en los siglos XIX y XX. Por varias razones dejamos de lado cualquier posibilidad de investigar la historia colonial de esa ciudad y de su entorno. Primero, porque la documentación histórica de Barranquilla se inicia con el primer libro de protocolos de la Notaría Primera, el de 1815. En consecuencia, suponíamos que no existían materiales para llevar a cabo un estudio del pasado colonial de esa ciudad y de la región. Segundo porque el peso abrumador de los pasados coloniales de Cartagena, Santa Marta y Mompox hacía suponer que el estudio de la Barranquilla colonial no arrojaría resultados de interés. Tercero, porque lo que debía ser el archivo matriz para el estudio del pasado colonial de la región (el de Cartagena) estaba reducido a documentación del siglo XIX y XX. Cuarto, porque desconocíamos que documentación podía existir en los archivos Nacional de Colombia (que en ese entonces se encontraba en la Biblioteca Nacional de Colombia) y en los archivos extranjeros como el General de Indias y Sevilla en España. Quinto, porque el imaginario liberal decimonónico nos había hecho creer, con razón justificada, que Barranquilla era hija de la República, y que por tanto todos los esfuerzos investigativos debían concentrarse en los siglos XIX y XX. Y sexto, aunque ya se habían publicado los cuatro tomos de la Historia Doble de la Costa de Orlando Fals Borda, lo que evidenciaban los tomos 1 y 2 (Mompox y Loba y El Presidente Nieto), era que en la región costeña eran escasos los repositorios documentales. En total, en el parecer de todos nosotros, la historia colonial de Barranquilla y del Departamento del Atlántico estaban condenadas a quedar reducidas a lo que había escrito Domingo Malaber en 1872 y 1882 sobre los orígenes de la ciudad y los terrenos del común que la rodeaban, las anotaciones del padre Pedro María Revollo, Miguel Goenaga, Itic Croitorum Rotbaum y de otros, o lo que decía la tradición oral sobre los orígenes de cada población atlanticense. Y todo esto sucedía pese a que desde el decenio de 1970 el profesor Blanco Barros había comenzado a publicar ensayos sobre la historia colonial del Departamento del Atlántico. En 1972 publicó la Noticia Historial de la Provincia de Cartagena escrita por el obispo Diego de Peredo en 1772. En ese año también publicó su estudio El censo del Departamento del Atlántico (Partido de Tierradentro) en 1777. En 1977 publicó el libro Sabanalarga, sus orígenes y su fundación definitiva. En 1980 el ensayo Santa Ana de Baranoa: de pueblo de indios a parroquia de vecinos libres (1745). La mayoría de estos 12

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trabajos nos pasaron desapercibidos en parte porque era muy restringida la circulación de revistas en nuestro país, pero sobre todo porque las inquietudes de los historiadores de Barranquilla estaban centradas en los siglos XIX y XX bajo las indagaciones de la historia económica y social. No deja de ser paradójica esa actitud frente a los trabajos del profesor Blanco Barros como el centro de las preocupaciones de los jóvenes historiadores, pues por esos años Germán Colmenares, historiador colonialista que ejercía mucha influencia en los medios académicos, venía insistiendo en la necesidad de abocar el estudio de los procesos de poblamiento del territorio colombiano, en especial señalaba la necesidad de estudiar el origen y la evolución de las poblaciones que no habían sido capituladas (es decir villas y ciudades fundadas mediante actos legales por conquistadores), sino las que habían surgido de manera espontánea, al interior de las haciendas o en áreas libres. Esta digresión a propósito de las circunstancias en que se encontraba nuestra historiografía antes de conocer los trabajos del profesor Blanco Barros es lo que permite comprender el impacto que tuvo su obra El Norte de Tierradentro y los orígenes de Barranquilla, publicada en 1987 por el Banco de la República. Primero, porque develó que el área norte del Departamento del Atlántico tenía una detallada historia colonial representada en encomiendas y resguardos indígenas, en sitios de vecinos libres que se transformaron en parroquias y en haciendas y formas de poblamientos dispersos y semidispersos. Segundo, porque nos mostraba que esos temas podían ser objetos de investigaciones y que en el Archivo General de la Nación existían muchos documentos para adelantar los estudios. Tercero, porque nos enseñaba la importancia de la geografía histórica a través de sus estudios de las relaciones dinámicas entre los hombres y los espacios. Cuarto, porque sus trabajos también representan un llamado a desafiar las tradiciones como era el conjunto de mitos fundacionales relativos a varios poblados atlanticenses. Quinto, porque nos mostró la importancia del análisis de los documentos, el trabajo exhaustivo en los archivos. Y sexto, que por encima de las enseñanzas anteriores está la de la pasión, la entrega y la dedicación al estudio. Bastaba con verlo en los distintos seminarios en los que participamos: la voz del maestro, la vivacidad en sus ojos pequeños cuando desarrollaba los temas, el magisterio sobre cualquier tema que fuera de su dominio, la apertura para escuchar sugerencias o posibilidades investigativas, la generosidad para sugerir pistas, ceder información de archivos que muchas veces transcribía de su puño y letra. A las bibliotecas de cada población sobre las que investigó, les cedió copias de los documentos que consultó en el Archivo General de la Nación. Todo esto lo hace ver como un hombre heredero del José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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pensamiento ilustrado del siglo XIX y el cual siempre ha creído que la historia debe tener una utilidad social. El profesor José Agustín Blanco Barros no recogió del suelo esa actitud frente al estudio y la enseñanza. Como bien señala el autor de esta biografía, el profesor Blanco Barros proviene de una familia de educadores. Mi padre, hombre que está en los 85 años de vida, fue su alumno en su tierra natal, Sabanalarga. Cuando mediando los años de 1980 le hablé por vez primera del profesor Blanco Barros lo recordó como miembro de una familia de intelectuales. Y en efecto, recuerdo que en el año de 1909, uno de sus ascendientes, Wulfran Blanco Cervantes, publicó en el periódico El Siglo de Barranquilla una colección de artículos en los que corregía la Geografía del Departamento del Atlántico que en ese mismo año había publicado Manuel Benito Revollo. También recuerdo haber leído en varios periódicos de la Barranquilla de comienzos del siglo XX, diversidad de artículos escritos por los Blanco Cervantes sobre temas monetarios y de división político-administrativa. Su obra ha transformado la forma como vemos y entendemos la historia del Departamento del Atlántico. También ha estimulado a jóvenes historiadores a continuarla. Ahí están los estudios de Jorge Conde Calderón sobre las reformas poblacionales en la provincia de Cartagena a mediados del siglo XVIII, la que de alguna u otra manera se ve en los trabajos del profesor Blanco Barros. O el trabajo de Armando Arrieta y Ruth Hernández sobre los orígenes de Barranquilla. Para fortuna de la historiografía de Colombia las obras completas del profesor Blanco Barros están siendo publicadas por la Universidad del Norte de Barranquilla y sus documentos ya pueden ser consultados en el Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J.

Sergio Paolo Solano D. Universidad de Cartagena

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Introducción

En el año 2011 tuve la oportunidad de conocer el trabajo de José Agustín Blanco Barros a través de su libro Atlántico y Barranquilla en la época colonial. Las circunstancias por las cuales llegué a su obra fueron dadas por un listado de milicianos y soldados de finales del siglo XVIII que encontré casualmente en el Archivo General de la Nación y cuyo análisis me llevó a formular una investigación sobre los milicianos libres de todos los colores en el partido de Tierradentro. La primera inquietud que me surgió al revisar el documento, fue encontrar que gran parte de las poblaciones que actualmente integran el departamento del Atlántico, para el siglo XVIII estaban bajo la jurisdicción del Partido de Tierradentro. Para ello inicié una búsqueda de fuentes secundarias en donde lograra comprender la división jurídica del Caribe en el siglo XVIII, inquietud que resolví al encontrar el libro del profesor José A. Blanco. A pesar de mis trabajos sobre el Caribe colombiano y los lazos de amistad que he constituido con gran parte de los académicos de la región, nunca pensé el poder compartir con el autor que me ayudó a esclarecer mis inquietudes geopolíticas del Atlántico de finales del siglo XVIII. Las amplias jornadas que pasé con él junto con su esposa Beatriz Barón y su hija María Melania Blanco bajo la hospitalidad de su casa, me llevaron a entender el sentido humano que caracteriza a José A. Blanco. Este encuentro se dio al interés que tuvo por donar sus documentos al Archivo Histórico Javeriano. La debilidad en su visión llevó a que tuviera la fortuna de estar a su lado seleccionando y leyendo cada documento que iba a constituir su fondo dentro del Archivo. En la medida que le iba leyendo una fotocopia, un manuscrito o una fuente José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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primaria, aparecía una anécdota sobre su encuentro con el documento finalizando con una detallada explicación de su contexto geográfico e histórico. Fue así como en una de las jornadas de selección hallamos una fotocopia de un mapa de Baranoa y Mompox del siglo XVIII. Con la nitidez que lo caracteriza, me explicó la forma de trasladar la información de un mapa colonial a la cartografía moderna, haciendo énfasis en la necesidad de tener presente las coordenadas actuales y los distintos nombres que pudo tener una población. De esta manera logré identificar los distintos nombres de las poblaciones, sus rutas de conexión y una aproximación a su densidad poblacional. El primer encuentro que tuvo José A. Blanco Barros con tuvo la academia fue a través de la guía de su padre José Agustín Blanco Vásquez, hecho que le permitió consolidar unas sólidas bases intelectuales, las cuales amplió durante sus estudios en la Escuela Normal Superior y en el continuo desarrollo de su profesión como geógrafo, profesor e investigador. Gracias a esto logró recopilar una extensa colección de mapas los cuales analizaba bajo la perspectiva de la geografía física y humana, al mismo tiempo que complementaba su investigación con las múltiples fuentes primarias que encontraba en los fondos del Archivo General de la Nación. En la medida que se revisaban sus documentos aparecían múltiples manuscritos con sus ideas, proyectos, transcripciones, textos y correcciones, la mayor parte de ellos centrados en la constitución, adaptación y desarrollo de la población en los diferentes espacios del Departamento del Atlántico. Su trabajo como docente no solo se observa en los croquis, discursos y anotaciones sueltas, sino también en el interés por consolidar un conocimiento geográfico en la población colombiana; de ahí que dedicara gran parte de su tiempo en realizar un continuo seguimiento de prensa a los problemas limítrofes del país, relacionando el actual territorio de Colombia con el mapa del Plan geográfico del Virreinato de Santafé, el cual fue realizado por Francisco Moreno y Escandón y José Aparicio Morata en el año de 1772 en donde se muestra el extenso territorio que estuvo en algún momento bajo jurisdicción de Santafé de Bogotá. En cada charla, anécdota y momento compartido me iba dando una idea de cuales habían sido sus bases académicas durante su proceso intelectual, fundamentos que 16

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me sirvieron de apoyo para desarollar una entrevista y cuyo resultado es el presente Documentos Javeriano 6: José Agustín Blanco Barros. El legado de un geógrafo. Más que una biografía es una construcción de su pensamiento como estudiante, académico e intelectual a través de sus experiencias y documentos.

Hernando Castro Vargas Pontificia Universidad Javeriana

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Primeras base s intelectuales


Img. 1 Mapa Departamento del Atlántico (1939)

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Nacimiento y educación en Sabanalarga (1922-1938) – Formación en la Escuela del Litoral Atlántico, Barranquilla (1938-1941) – Docencia en Piojó (1941-1943) – Colegio La Concentración Simón Bolívar, Sabanalarga (1943-1946)


José Agustín Blanco Barros nació en Sabanalarga el 8 de noviembre de 1922 en el seno de una familia tradicional del Caribe colombiano. Su hogar estaba constituido por sus padres José Agustín Blanco Vásquez y Dominga Isabel Barros Polo, su tía materna Raquel Barros y sus seis hermanos Francis, Alfredo, Delma, Elsa, Lázaro y Teresita. Desde muy temprana edad su madre y tía le inculcaron amplios valores y un gran sentido de responsabilidad frente a los compromisos adquiridos, principios que le fueron afianzados por su padre en la primera etapa de su formación académica. Gracias a que su padre era filósofo y maestro de profesión, José A. Blanco tuvo la oportunidad de formarse en un ambiente académico logrando adelantar los dos primeros años de enseñanza primaria en su casa.

Img. 2 José Agustín Blanco Barros en 1924

En esta etapa de la vida, José A. Blanco iniciaba el día colaborándole a su madre en las labores diarias de la casa, al mismo tiempo que repasaba las lecciones que tenía que presentarle a su padre después del almuerzo. Cuando llegaba la hora de las clases, siempre estaba atento ante los diversos procedimientos que su padre utilizaba para enseñarle geografía, ortografía, lenguaje y literatura.

Img. 3 Sus padres, José Blanco Vásquez y Dominga Barros Polo

Dichos procedimientos los adquirió su padre a partir de la relación que tuvo con dos comunidades religiosas. La primera con los Padres Eudistas cuando cursó la carrera de filosofía en el Seminario de Cartagena y la segunda con los Hermanos de la Salle durante su formación

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Img. 4 José Blanco Vásquez

secundaria en el Colegio San José, actual Colegio Biffi-La Salle en Barraquilla y en el periodo que fue docente una vez se retiró del Seminario. Algunos de estos métodos consistían en ubicar nombres de lugares en mapas sin rotulación para temas de historia y geografía o el uso de prensa en sus clases explicando a sus alumnos, una vez leídas las noticias, los acontecimientos nacionales y mundiales. De las clases con su padre aprendió a diferenciar el latín vulgar del clásico y su relación con el idioma español, además de adquirir un amplio conocimiento en literatura española con énfasis al Siglo de Oro y algunas nociones de la lengua francesa, elementos que lo identificaron durante su trayectoria académica. 22

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Img. 5 Plano estelar

Era habitual en su padre reunirlo en las tardes con su hermano Lázaro para leerles la obra de Tito Livio en latín. Así mismo cuando el tiempo lo permitía, los llevaba en las noches a las lomas del norte de Sabanalarga, en ese entonces deshabitadas, para enseñarles las principales constelaciones y algunos principios de cosmografía. La amplia biblioteca de la casa le permitió conocer obras de literatura clásica y europea, gramática española, revistas y periódicos, entre los que se destacan: Historia de Roma de Tito Livio, Las Catilinarias de Cicerón, Gramática Castellana de Andrés Bello, Apuntamientos al lenguaje bogotano de Rufino José Cuervo, Los sueños de Luciano Pulgar de Marco Fidel Suárez, La divina comedia de Dante Alighieri, El criterio de Jaime Balmes, Historia de Colombia de José María Quijano Otero, Historia de la Edad Media del abate Drioux, El perro de Baskerville de Sir Arthur Conan Doyle, la saga de Arsenio Lupin sobre Maurice Leblanc, poesías de Julio Arboleda y Rafael Maya, las revistas Bohemia de Cuba y los periódicos La Prensa, El Heraldo, El Tiempo y El Siglo.

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Población del Caribe antes de su nacimiento Departamentos

Bolívar

Provincias

Habitantes

Cartagena

26.652

Lorica Carmen Magangué

30.078 20.513

Mompox Corozal

20.873

Sincelejo

31.915 2.025 53.254

San Andrés Atlántico

Magdalena

Barranquilla Sabanalarga

21.173 37.220

44.450

Padilla

20.250

Santa Marta Valle de Upar

40.428

Banco

15.000

Total

403.470

19.639

Fuente: Volumen del Centenario. Bogotá, 1910. pp. 352.

Estudios Primarios y la Escuela Normal del Litoral Atlántico Con el fin de consolidar las bases intelectuales adquiridas en el hogar, su padre lo inscribió en la Escuela Segunda de Varones de Sabanalarga lugar donde terminó sus estudios primarios en 1933 para luego continuar su formación secundaria en el Colegio Superior de Sabanalarga.

Img. 6 Casa de la familia Blanco - Barros en Sabanalarga, Atlántico

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Una vez concluído el bachillerato se inscribió a la Escuela Normal del Litoral Atlántico teniendo que trasladarse a Barranquilla en 1939, cursando así dos años más de formación académica.

Img. 7 Certificado de estudios de José A. Blanco de la Escuela Segunda de Varones

El objetivo principal de la Escuela Normal del Litoral Atlántico era formar docentes de primaria con alumnos de los departamentos del Caribe colombiano. Esta propuesta se fortaleció en el primer gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938), quien a través de su reforma educativa y en apoyo a la enseñanza gratuita en las escuelas estatales incentivó la formación de docentes para primaria y bachillerato (Plazas, 1998, pp. 224).

Escuelas Primarias en el Caribe Colombiano 1910 Departamentos No. de Escuelas

Alumnos

Bolívar

301

11.260

Atlántico

94

5.333

Magdalena

60

2.548

Total

455

19.141

Fuente: Volumen del Centenario. Bogotá, 1910. pp. 348.

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En un principio, la Escuela Normal contaba con estudiantes de los departamentos del Atlántico, Cesar, Sucre, Guajira, Córdoba y Magdalena, ampliando en 1940 un cupo especial para alumnos de San Andrés y Providencia, proyecto que no pudo continuar por el poco apoyo gubernamental. En la institución José A. Blanco aprendió los modelos pedagógicos de Enrique Pestalozzi y María Montessori, afianzándolos con autores franceses, ingleses y alemanes. De este período la persona que más recuerda es el profesor Pedroza, quien combinaba la exigencia de sus clases con un trato amable hacia sus alumnos.

“[El Departamento del Atlántico] cuenta con 21 municipios, 18 inspecciones de Policía y 29 Corregimientos. Está dividido en dos circuitos judiciales en lo civil: Barranquilla y Sabanalarga. Hay tres juzgados superiores, [además de] cuatro en lo penal y cuatro en lo civil en Barranquilla. Uno civil y uno penal en Sabanalarga. Al circuito de Barranquilla corresponden: Galapa, Malambo, Palmar de Varela, Puerto Colombia, Sabanagrande, Santo Tomás, Soledad y Tubará; en cada uno de ellos hay un juzgado civil y uno penal. Al circuito de Sanalarga corresponden: Repelón, Campo de la Cruz, Juan de Acosta, Candelaria, Manatí, Piojó, Polonuevo, Suán, Luruaco y Usiacurí.” Departamento del Atlántico. Mecanografiado. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 7.

Img. 8 Mapa del Departamento del Atlántico (1906)

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Img. 9 Ciudad de Barranquilla (1897) Img. 10 Ciudad de Barranquilla (1983)

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Puesto que la Escuela Normal del Litoral Atlántico funcionaba como un internado, Blanco destinaba la mayor parte de su tiempo al estudio compartiendo escasos momentos con sus compañeros de clase. En este lugar conoció a su entrañable amigo León Bolívar con el cual realizó extensos recorridos por Barranquilla los días sábados, momento en el que la Escuela dejaba salir a los estudiantes. Sus recuerdos sobre la ciudad son de un área urbana relativamente mediana, con un puerto recién inaugurado y caminos que se encontraban en medio de la vegetación. La ubicación de la Escuela le permitía observar la llegada de los buques entrando al puerto de Barranquilla, hecho que no pasó desapercibido por Blanco. El interés despertado por su padre en el lenguaje, le permitió identificar las expresiones que adoptaron los barranquilleros de los tripulantes cubanos, dominicanos y puertorriqueños, como fue el caso de chévere expresión para referirse a algo de gran notoriedad.

Img. 11 Puerto de Barranquilla en la década de 1940

Img. 12 Calle de Barranquilla en la década de 1940

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Docencia en Piojó y Sabanalarga En 1941 terminó sus estudios en la Escuela Normal del Litoral Atlántico obteniendo el título de licenciado para educación primaria y al año siguiente comenzó a trabajar como docente de primaria en la Escuela Pública de Piojó, encargándose de los tres grados que tenía la institución. En las primeras horas de la mañana dictaba la clase a los estudiantes de 3º de primaria para luego concentrar su atención en los dos grados restantes. En las tardes volvía a reunirse con el tercer grado revisando las tareas y respondiendo preguntas. Su trabajo en Piojó tan solo duró un año regresando a Sabanalarga en 1943 como director del colegio La Concentración Simón Bolívar. Este cargo le fue asignado por el Ministerio de Educación para dar directrices de orden psicopedagógico, al no tener la institución profesores graduados de escuelas normales. Entre 1945 y 1946 José A. Blanco Barros alternó su cargo de director con el de docente de 5º de primaria, grado que fue incorporado por el Departamento del Atlántico a la formación básica para mejorar los conocimientos de los estudiantes antes de ingresar al bachillerato.

“Piojó. La población de Piojó está situada sobre el declive estratigráfico de una capa dura que forma una escarpa pronunciada inmediatamente al oeste del pueblo. La continuación hacia el norte es insegura; tal vez las pequeñas escarpas discontinuas abajo de la gran cuesta de Tubará, cerca de Azucena, y las otras en Ferú, Las Ventanas y Camarón - Corrales (entre Tubará y Puerto Caimán) corresponden al mismo horizonte. Abajo de la tabla inclinada de Piojó se representa un horizonte duro (de marga o calizas fosilíferas, según Henao, p. 24) se encuentra una zona más blanda (...). Otra posibilidad es que el horizonte duro de Piojó se extienda más al occidente pasando por la loma “Bajo de Agua Salada” a las escarpadas de San Diego, más de acuerdo con el mapa de Henao. El Piojó blando ocuparía en este caso la depresión, cubierta de aluviones del caño de Cascabel entre las lomas de San Diego y Mahates. Raasvelt, H. C. Algunas anotaciones al croquis fotogeológico del Departamento del Atlántico. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 24.

En el período que estuvo como docente en Piojó y director en Sabanalarga, tuvo que ser testigo de cómo los políticos controlaban a los maestros de escuela e intervenían en el sistema educativo para lograr sus propios intereses. A pesar que su padre era conservador, la experiencia que tuvo como docente lo alejó de la política llevándolo a rechazar cualquier vínculo con los directorios conservadores o liberales.

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Las limitaciones en su trabajo y la intervención de la política en la educación, lo llevaron a buscar alternativas para continuar su formación como profesor. Su oportunidad se presentó en 1946 con la visita de Jorge Báez Cortés, funcionario del Ministerio de Educación encargado de examinar las condiciones de la enseñanza en los municipios del Atlántico. Durante la inspección del colegio, Blanco tomó la decisión de solicitar a Báez una ayuda para continuar sus estudios en Bogotá y fortalecer su carrera en la docencia. La respuesta fue casi inmediata con la llegada de un telegrama en noviembre de ese mismo año informándole que era aceptado para continuar sus estudios en la Escuela Normal Superior de Bogotá, noticia que le daría un cambio rotundo a su vida.

Censos de Población del Atlántico durante la primera etapa de formación de José A. Blanco Municipios

Habitantes

Municipios

Habitantes

Barranquilla

152.343

Barranquilla

279.627

Baranoa

8.795

Baranoa

10.828

Campo de la Cruz

5.758

Campo de la Cruz

9.306

Candelaria

4.018

Candelaria

4.300

Galapa Juan de Acosta Malambo Manatí

3.583

Galapa Juan de Acosta Malambo Manatí

4.465

Palmar de Varela Piojó Polonuevo

3.271 4.620 5.573 3.865 2.404

4.989 5.489 2.903 4.022

Puerto Colombia

8.172

Repelón

Repelón

7.349

Sabanagrande

2.587

Sabanagrande

3.087

Sabanalarga

26.659 4.231 12.055 5.448 3.382 3.277

Sabanalarga

34.570

Santo Tomás

5.482

Soledad Suan Tubará Usiacurí Total

20.914 6.340 4.014 3.942 428.249

Santo Tomás Soledad Suan Tubará Usiacurí Total

268.409

Fuente: “Censo de 1938”, carpeta 9.

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Piojó Polonuevo

4.509

3.128 7.151 6.256

Puerto Colombia

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Palmar de Varela

4.121

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Fuente: “Censo de 1951”, carpeta 9.


Img. 13 Manuscrito de José A. Blanco sobre el Partido de Tierradentro

José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Sus e studios en la Escuela Normal Superior


Img. 14 Mapa del Departamento de Cundinamarca (1929)

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Antecedentes de la Escuela Normal Superior (1900-1936) – Estudios en la Escuela Normal Superior, Bogotá (1947-1950)


José A. Blanco sintetiza en una sola frase el período en el cual se formó como estudiante y profesor: “Colombia estaba en la etapa donde tenía que trabajar aprendiendo”. Esto es fácil de entender al analizar el sistema educativo colombiano durante las primeras décadas del siglo XX: falta de docentes para primaria y bachillerato, escuelas rurales con un solo profesor para dictar clases en todos los grados, traslado de los estudiantes a la capital de los departamentos en caso que quisieran continuar con su educación básica y métodos de enseñanza donde los alumnos más avanzados ayudaban a la formación de sus otros compañeros. Para afrontar esta situación se implementaron varias reformas educativas que formaran ciudadanos especializados en distintos oficios y tuvieran una conciencia nacional para impulsar el desarrollo del país (Jaramillo, 1989, pp. 90-93 y Silva, 1989, pp. 75). La primera reforma fue en la presidencia de José Manuel Marroquín (1900-1904) con la expedición de la ley 39 de 1903 y el decreto 491 de 1940, reglamentos elaborados por el Ministro de Instrucción Pública Antonio José Uribe y conocidos con el nombre de reforma Uribe (Silva 1989, pp. 75).

Img. 15 Mapa de Colombia (1906)

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La reforma Uribe tenía la finalidad de establecer la primaria como base fundamental del sistema educativo. Para ello se elaboró un plan que consistía en instalar en cada departamento una escuela normal, construir colegios financiados por los municipios, el pago de salarios de los profesores por parte de los departamentos, un suministro de material pedagógico proporcionado por el Estado y ciclos de enseñanza para las escuelas rurales y urbanas en cuatro y seis años, respectivamente (Prieto, 2000, pp. 15 y Silva, 1989, pp. 76). Estos cambios no pudieron aplicarse en su totalidad debido a la falta de instituciones dedicadas a formar docentes para primaria y bachillerato. En 1919 el país tan solo contaba con 28 escuelas normales y 1228 alumnos inscritos para la formación docente, brecha que se acentuaría cada vez más teniendo en 1921 un sistema educativo con 882 docentes, de los cuales tan solo 242 tenían una carrera en pedagogía (Silva, 1989, pp. 76).

Img. 16 Colegio Pinillos en Mompox en la década de 1930

Todos estos problemas fueron plenamente reconocidos por Pedro Nel Ospina una vez llegó a la presidencia en 1922. Su primera acción en este tema fue contratar una misión belga que identificara los problemas en la enseñanza del país y así poder elaborar leyes enfocadas a la reestructuración educativa. La iniciativa no fue bien recibida por la Iglesia obligando al gobierno reemplazar la comisión belga por una alemana, cuya llegada al país se dio en 1924 bajo el nombre de Segunda Misión Pedagógica Alemana (Herrera y Low, 1994, pp. 21 y Silva, 1989, pp. 85). 36

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El informe presentado por la Segunda Misión propuso establecer la educación primaria obligatoria con libertad de los padres para elegir las escuelas, instauración de tres énfasis dentro del bachillerato (clásico, comercial y científico), formación de los docentes a través de cursos de información pedagógica, una mayor autonomía a los colegios para ofrecer educación a las mujeres, la implementación de un sistema de control para la educación y la fundación de una escuela normal nacional en Bogotá (Herrera y Low, 1994, pp. 21 y Silva, 1989, pp. 85).

Img. 17 Proyecto del Edificio Escolar en Bogotá (1916)

A pesar que el proyecto se elaboró cuidadosamente para evitar cualquier crítica de la Iglesia, las propuestas fueron rechazadas en los sectores conservadores del país dando como resultado su desaprobación en el Congreso y Senado (Silva, 1989, pp. 85). Ante la negativa Ospina se vio forzado a aplicar parte del informe únicamente en instituciones educativas. Fueron varios los cambios implementados en las instituciones, destacándose la designación del alemán Julius Sieber como director de la Escuela Normal de Varones de Tunja en 1926, quien se encargó de formar docentes bajo nuevos métodos pedagógicos; la fundación José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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del Instituto Pedagógico Nacional, lugar dedicado exclusivamente a la instrucción de mujeres para la docencia; y un plan de apoyo para los alumnos de Boyacá, basado en el acceso a bibliotecas escolares y centros médicos (Herrera y Low, 1994, pp. 22-25 y Silva, 1989, pp. 85).

Img. 18 Instituto Pedagógico para Señoritas, 1923 y 1927

A pesar del nivel institucional de las modificaciones, estas sirvieron de base a los gobiernos de Enrique Olaya Herrera (1930-1934) y Alfonso López Pumarejo (1934-1938) para impulsar nuevos cambios en el proceso de enseñanza colombiano. La segunda reforma a la educación se dio bajo la presidencia de Olaya Herrera comenzando en 1932 con la fundación de la Inspección Nacional Educativa, idea que fue desarrollada por el Ministro de Educación Julio Carrizosa Valenzuela y el Inspector Escolar Agustín Nieto Caballero con el fin de tener una entidad capaz de realizar seguimientos a las instituciones y plantear mejoras a la enseñanza (Uribe, 1989, pp. 88).

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La Inspección Nacional se dividió en las secciones de Escuela Primaria, Bachillerato y Establecimientos de Educación Profesional. Sin embargo, la crisis económica del país provocada por el descenso del precio del café, la reducción del crédito externo y la caída de las reservas internacionales del Banco de la República entre 1928 y 1933 (Posada, 1989, pp. 72-82), generó un recorte presupuestal llevando a que solo la Sección de Escuela Primaria funcionara de manera adecuada (Jaramillo, 1989, pp. 88). Tan pronto se puso en marcha la Inspección Nacional, el Ministro Carrizosa y el Inspector Nieto comenzaron a diseñar un nuevo sistema educativo que eliminara las diferencias generadas por la reforma Uribe respecto a los años de formación entre escuelas rurales y urbanas. Para ello se expidió el decreto 1487 de 1932 el cual estableció una formación primaria para ambos sectores educativos “en un ciclo general de cuatro años y uno complementario de dos” (Jaramillo, 1989, pp. 88). Al mismo tiempo se desarrolló una política para la formación de docentes, exigiéndoles un título de bachiller y dos años de estudios pedagógicos en caso que fueran profesores de primaria o cuatro años más de formación para aquellos que quisieran enseñar en la secundaria (Jaramillo, 1989, pp. 89). Con el fin de alcanzar este objetivo, el gobierno se vio en la necesidad de reformar las escuelas normales existentes y concentrar el proceso de formación docente a través de facultades de educación (Herrrera y Low, 1994, pp. 23).

Img. 19 Proyecto de Escuela de Oficios (1941)

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Es así como entre 1933 y 1934 se expidieron los Decretos 301, 1990 y 857 con los cuales se fundaron la Facultad de Educación de la Escuela Normal de Institutores de Tunja, la Facultad de Educación en la Universidad Nacional de Colombia y la Facultad de Ciencias de la Educación del Instituto Pedagógico Nacional (Herrera y Low, 1994, pp. 23-24 y Jaramillo, 1989, pp. 90). La institución que más se beneficio en su cuerpo docente fue la Facultad de Educación de la Universidad Nacional, al incorporar no solo a gran parte de los egresados que recibieron el modelo educativo que implementó Sieber en la Escuela Normal de Varones de Tunja, sino además a reconocidos intelectuales y pedagogos de la época: Félix Restrepo, S.J., Agustín Nieto Caballero, Germán Arciniegas, Tomás Rueda Vargas, Luis López de Mesa, Raymond Crist, Henri Pieron, Leo Walter, entre otros (Jaramillo, 1989, pp. 90 y Herrera y Low, 1994, pp. 24). El triunfo de Alfonso López Pumarejo en las elecciones de 1934 con su proyecto político denominado Revolución en Marcha, dio un nuevo impulso a la educación a través de varias reformas que buscaban desarrollar una conciencia nacional y una preparación de los ciudadanos para trabajos técnicos, industriales y agrarios tecnificados (Jaramillo, 1989, pp. 90-93).

Img. 20 Transportadora de laminadoras en la Empresa Siderúrgica de Medellín (1944)

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Para llevar a cabo estas metas, López Pumarejo promulgó la ley 12 de 1934 ordenando destinar el 10% del presupuesto nacional para la educación e introdujo la reforma constitucional del artículo 14 autorizando la intervención del Estado en la educación pública y privada (Jaramillo, 1989, pp. 93). Fue por intermedio de esta reforma que el gobierno pudo establecer los contenidos y las orientaciones pedagógicas en la enseñanza primaria, secundaria y universitaria, así como la reestructuración de las escuelas normales (Jaramillo, 1989, pp. 93). Dicha reestructuración comenzó con el control administrativo del Estado en todas las normales eliminando cualquier tipo de participación religiosa (Jaramillo, 1989, pp. 103) . Al mismo tiempo el gobierno, a través del Decreto 1917 de 1935, suprimió la Facultad de Educación en la Escuela Normal de Varones de Tunja y en 1936 con la promulgación de la ley 39 del 21 de febrero promovió la Facultad de Educación de la Universidad Nacional en una institución controlada bajo el Ministerio de Educación y cuyo nombre sería la Escuela Normal Superior.

Img. 21 La Escuela Normal Superior década de 1940

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José Agustín Blanco Barros y la Escuela Normal Superior El 19 de febrero de 1947 José A. Blanco llegó a Bogotá para continuar su formación académica en la Escuela Normal Superior. Su residencia fue una pensión de estudiantes en el centro de la ciudad, permitiéndole un rápido desplazamiento entre la Escuela Normal, la Biblioteca Nacional de Colombia y las distintas librerías del centro de Bogotá.

Img. 22 José A. Blanco en su época de estudios en la Escuela Normal Supeior

Sus estudios los realizó junto con Humberto Alvarado, Beatriz Cajigas, Candelaria Gómez, Oscar Serna, Auxilio Hernández, Uldarico D’Silvestri, Carmen Serna y Blanca Wilches, teniendo de profesores a Rudolf Hommes en la materia de doctrinas económicas, Ernesto Guhl en cartografía, Julio César García en historia Carlos Trujillo en Edad Media, Rafael Bernal Jiménez en filosofía, Gordaneli Carrasquilla en economía, Miguel Fornaguera en geografía física, Luis Duque Gómez en antropología, Vicente Castellanos en psicopedagogía y Roberto Pineda Giraldo en antropología cultural.

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La Escuela Normal estaba dividida en los departamentos de Biología y Química, Matemáticas y Física, Ciencias Sociales y Económicas, Idiomas y Literatura, y Educación Física. En un principio Blanco Barros estuvo inclinado a ingresar al Departamento de Idiomas y Literatura; sin embargo al no estar seguro de sus conocimientos en esta área decidió en el último momento matricularse al Departamento de Ciencias Sociales y Económicas.

“En la historia de Bogotá se han dado diferentes tipos de tertulias, algunas de las más populares han sido literarias. Sin embargo, en algunas de ellas se conjugaba la música con la literatura y con otros temas relacionados con el cotidiano vivir de Bogotá, como fue la tertulia El Mosaico.” Burbano Arias, Grace. “La tertulia en Bogotá, 1885-1910”. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 4.


En esta nueva etapa de formación José A. Blanco adquirió de sus profesores la disciplina académica para la investigación, la cual consistía en sustentar los trabajos en fuentes primarias y no en resultados parciales o de dudosa justificación, al mismo tiempo que afianzó métodos de consulta en la biblioteca de la Escuela Normal con el apoyo de su director Rubén Pérez Ortiz. La Escuela Normal Superior contaba con una de las mayores bibliotecas orientadas a la educación. Hacia 1947 la Escuela contaba con 50.000 libros especializados en las áreas de sociología, antropología, filosofía, geografía, sociología, literatura, historia, artes y ciencias (Herrera y Low, 1994, pp. 34). Todas las obras se encontraban rigurosamente clasificadas bajo la responsabilidad de Pérez Ortiz, quien no solo tenía una habilidad para atraer a los estudiantes para consultar la bibliografía existente, sino además les enseñaba a utilizar las fuentes secundarias para las investigaciones.

Img. 23 Manual Escolar de José A. Blanco durante su época de estudios

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Fue en la biblioteca donde José A. Blanco, con la orientación de Pérez, adquirió los métodos de consulta en una biblioteca, la forma como se realiza una citación de referencias bibliográficas de libros y fuentes primarias y la selección de obras para la redacción de un trabajo. Todos estos conocimientos los aplicó con las visitas que realizaba a la Biblioteca Nacional de Colombia, lugar donde conoció las primeras fuentes primarias en la sala de Libros Raros y Manuscritos y las cuales le ayudaron a fortalecer sus trabajos de la Escuela Normal Superior. Sus primeros hallazgos fue el documento sobre la geografía de la Provincia del Darién del siglo XVII y el libro Noticia historial de la provincia de Cartagena, escrita por el obispo Diego de Peredo en 1772. El nivel de exigencia de la Escuela Normal a sus alumnos, obligaba a José Agustín Blanco distribuir su tiempo libre entre la elaboración de los trabajos de clase, las visitas a la Biblioteca Nacional y el recorrido de las librerías del centro de Bogotá buscando bibliografía actualizada. Img. 24 Noticia Historial de la Provincia de Cartagena (1772)

Ante la ausencia de investigaciones colombianas sobre temas de ciencias sociales, tuvo que recurrir a editoriales producidas en el exterior especialmente la del Fondo de Cultura Económica. Durante esta etapa Blanco fortaleció sus conocimientos con los libros Geografía de América de Oscar Schmieder, La encomienda indiana de Silvio Zavala y El hombre prehistórico y los orígenes de la humanidad de Hugo Obermaier. Su graduación fue el 14 de diciembre de 1950 en el Teatro del Colegio Nacional de San Bartolomé junto con 55 estudiantes más. Este grupo fue el último en recibir un título de la Escuela Normal Superior debido a su cierre al siguiente año bajo las acusaciones de ser una institución que formaba profesionales con ideales de izquierda.

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En la Escuela Normal Superior José Agustín Blanco adquirió los últimos conocimientos vanguardistas de la época, así como herramientas para organizar sus pensamientos y poder plantear investigaciones novedosas. Fue en sus instalaciones donde surgió su interés por la geografía histórica y la cartografía, elementos que lo acompañarían durante toda su carrera intelectual.

Img. 25 Título de José A. Blanco como Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas de la Escuela Normal Superior

Así mismo tuvo la oportunidad de entablar una cercana relación académica con Ernesto Guhl, quien le enfatizó la funcionalidad de la geografía, la necesidad de establecerla como campo de estudio en las universidades colombianas, fomentar su investigación en el campo científico del país e incentivar el conocimiento del espacio físico en los ciudadanos.

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Consolidacion de su pensamiento academico


Img. 26 Mapa de Japón (1958)

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Docencia en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja (1952-1963) – Estudios en Japón (1958-1959) – Regreso a Bogotá y su vinculación con el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Universidad Nacional de Colombia y Pontificia Universidad Javeriana (1960-actualidad)


En el último semestre de estudios de la Escuela Normal, el Ministerio de Educación convocó a José A. Blanco para ser profesor de historia de Colombia en el Colegio Externado Nacional Camilo Torres. Desde un principio quiso aplicar con sus alumnos los métodos de enseñanza adquiridos en la Normal Superior, incentivando la investigación y transmitiendo el conocimiento por fuera de los parámetros tradicionales dados en los textos escolares de la época.

Img. 27 Títulos de tierra de Saco y Mahates

Para ello desarrolló su materia con documentos de archivos, contradiciendo en la mayoría de los casos los argumentos de los libros. Esto no fue bien visto por los padres de familia quienes acusaron este método ante el rector Manuel Ignacio Ruiz, considerándolo una forma de querer cambiar el partido político de los hijos en la clase de historia, hecho que sería denunciado ante el directorio del Partido Liberal. José A. Blanco defendió su posición frente al Rector demostrando con los documentos originales los errores cometidos en los textos al mismo tiempo que solicitó un cambio inmediato a las clases de geografía.

El interés de José A. Blanco por sustentar sus argumentos a partir de fuentes primarias lo llevó a recopilar un gran número de documentos sobre el Caribe colombiano, en especial del siglo XVI y XVII, los cuales se encuentran en su fondo documental.

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En 1952 comenzó a alternar las clases del Colegio Camilo Torres con cursos de cartografía en la Normal Femenina, actual Universidad Pedagógica Nacional. Uno de sus mayores problemas era encontrar libros en español para sus alumnos, obligándolo a realizar sus clases de forma magistral. A finales de ese mismo año recibió la visita de Juan N. Segura, ex profesor de la Escuela Normal Superior y en ese entonces rector encargado de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), quien le propuso hacerse cargo de las cátedras de cartografía, geografía física de Colombia y geografía física general de la UPTC. Ante las mejores condiciones académicas y laborales, José A. Blanco aceptó la propuesta mudándose a Tunja en 1953.

“La región entre Tunja y Chiquinquirá en Boyacá está ocupada casi exclusivamente por depósitos cretáceos incluyendo la F. Guaduas (Maestrichtiano Paleoceno). Estas capas forman dos pliegues principales dirigidos de NNE a SSW. (...) La población está situada al pie occidental del Macizo de Arcabuco. En sus alrededores la vegetación es muy pobre y generalmente está restringida a los valles y depresiones del terreno”. En: Fondo José A. Blanco, carpeta 63.

Estudios en Japón Estando en Boyacá José A. Blanco recibió una llamada de Vicente Castellanos, funcionario del Ministerio de Educación y antiguo profesor de la Escuela Normal Superior, informándole que quería postularlo para una beca de estudio de la UNESCO en la Universidad de Beirut o la Universidad de Tokio. Ante la noticia, José A. Blanco le solicitó un breve período de tiempo para seleccionar la institución que más se adaptara a su interés como geógrafo. Su atracción por la cultura oriental y los estudios geofísicos realizados por la comunidad académica del Japón, llevaron a que su decisión final fuera la Universidad de Tokio. El programa de estudios consistía en realizar una especialización para comprender la cultura occidental y oriental a partir del intercambio entre estudiantes de América Latina, Estados Unidos y Europa con Japón e India. La beca le fue otorgada en 1958 en el departamento de Geografía bajo la dirección de Sinsho Kiuki.

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Durante el tiempo que estuvo en Tokio, José A. Blanco fue testigo de los cambios realizados en la ciudad para reconstruir las áreas bombardeadas en la II Guerra Mundial, muchas de las cuales se encontraban cercadas con láminas de metal para ocultar las construcciones devastadas por los incendios. Su estadía fue en la casa de la familia Kayetami, convivencia que lo ayudó a sobrellevar los temblores con la misma tranquilidad que lo tomaban los japoneses. La primera instrucción que recibió de la familia Kayetami fue la de cómo resguardarse de los temblores: tan pronto sintiera un movimiento de gran magnitud debía subir inmediatamente al segundo piso, puesto que la casa estaba diseñada para que los soportes del piso superior cayeran deslizándose sobre las columnas hasta reposar al nivel del terreno, al tiempo que los muros externos caían hacia la zona externa de la unidad.

Img. 28 José A. Blanco con la familia Kayetami (1958)

Durante su período de estancia en Tokio tuvo que vivir casi todos los días con un temblor. Muchas veces observaba como los ciclistas continuaban su trayecto al tiempo que mantenían el equilibrio durante el sismo. En su curso tuvo la oportunidad de escuchar José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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la tradición antigua que tenía la cultura japonesa frente a estos movimientos; según las leyendas, Japón había sido creado por los dioses sobre el lomo de un pez y cada vez que este se movía la tierra temblaba. La tradición fue explicada científicamente por su profesor Kiuki en medio de un temblor cuando estaba en mitad de la clase. Sin inmutarse, Kiuki se incorporó del asiento, extendió un brazo y dejó caer una regla. Tan pronto terminó el movimiento telúrico, empezó a determinar la dirección en la cual se propagaban las ondas sísmicas teniendo como referencia la dirección en la que cayó la regla.

Img. 29 De izquierda a derecha: Profesor Fudjio Suzuki, Decano Sinsho Kiuki, Profesor Osamu Nishikawa, José A. Blanco y Profesor Hiroshi Kababe

La experiencia que tuvo durante sus estudios en Japón, lo ayudó a compartir con sus compañeros de clase ideas sobre la geografía física y humana, al mismo tiempo que veía en hechos concretos los aspectos teóricos que había adquirido en su formación como estudiante. En las clases tuvo la oportunidad de aprender el sistema cooperativo de producción para el arroz, las perlas y el té, afianzando este conocimiento con las visitas a las plantaciones 52

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en zonas cercanas a Tokio. Al mismo tiempo, recibió amplios conocimientos sobre la distribución física de la población dentro del espacio geográfico japonés y sus formas de producción a través del tiempo.

Img. 30 Cuaderno de estudios en Japón

Debido al control ejercido por los Estados Unidos sobre Japón durante este período, gran parte de la academia nipona estaba influenciada por la historiografía norteamericana. Es por esta razón que José A. Blanco adquirió elementos de análisis en obras japonesas y norteamericanas, logrando un amplio margen comparativo entorno a la geografía. José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Img. 31 Becarios de la Unesco (1958)

“Nagoya: son áreas agrícolas aprovechadas desde el siglo XVII. Los canales de riego sirven de forma natural para drenaje según la necesidad. El agua para riego fluye al contrario de la corriente y luego es bombeada tras los diques. Antes de la Segunda Guerra Mundial, el 40% de los agricultures pagaban a los propietarios. Después de la guerra vino la reforma agraria y ahora los campesinos son dueños de la tierra”. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 155.

Img. 32 Diploma de graduación en la Universidad de Tokio

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José Agustín Blanco regresó al país en 1959, fecha en la que terminó su especialización. Tan pronto hizo el reintegro a la UPTC, se encontró con un nuevo cambio administrativo el cual estaba siendo liderado por Rafael Azula Barrera, ex ministro de Educación Nacional en el gobierno de Laureano Gómez. La idea de Azula era desarrollar un plan educativo universitario que fuera capaz de ampliar el número de profesionales en Boyacá, para lo cual comenzó a contratar profesores de muchas regiones del país. En la medida que se fue consolidando su trayectoria como educador en el campo de la geografía y cartografía, aparecieron nuevas oportunidades laborales en Bogotá. Para el año de 1963 recibió una llamada de Ernesto Acevedo Latorre ofreciéndole trabajar en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi como director de la oficina de estudios geográficos, todo esto gracias a la recomendación hecha por Img. 33 Ciudad de Tunja (1969) el padre Jesús Emilio Ramírez, S.J., quien conocía de cerca la trayectoria académica de Blanco. La respuesta no se hizo esperar trasladándose nuevamente a Bogotá, esta vez acompañado por su esposa Beatriz Barón y sus cuatro hijos. A su llegada al Instituto Geográfico, se encontró con una entidad dedicada más al trabajo cartográfico y de suelos que a las áreas de geografía. Dentro de sus funciones estaba la coordinación del Atlas General de Colombia, la revisión del contenido y presentación de los mapas que producía el Instituto y responder a las inquietudes de profesionales y estudiantes universitarios. En 1965 recibió dos importantes ofertas las cuales lo vincularon nuevamente a la vida universitaria. La primera fue a través de sus ex profesores de la Escuela Normal, Ernesto Ghul y Rafael Bernal Jiménez quienes se encontraban vinculados a la Universidad Nacional José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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de Colombia en calidad de docente y Decano de la Facultad de Educación respectivamente. La propuesta consistía en ingresar a la Universidad Nacional como profesor; sin embargo por su vinculación al Instituto Geográfico tan sólo se pudo comprometer con algunas horas de clase.

Img. 34 Nombramiento en la Pontificia Universidad Javeriana como docente de dedicación exclusiva y Nombramiento como profesor honorario en la Universidad Nacional de Colombia

La segunda oferta la recibió en el mes de abril por parte de Jorge Hoyos Vásquez, S.J., para participar en la Universidad Javeriana como docente. Antes de aceptar, Blanco expuso sus dificultades de dictar clases durante el día, por lo cual el padre Hoyos le planteó la opción de trabajar en horas de la noche como tiempo parcial, vinculándose a la universidad con dedicación exclusiva de medio tiempo en julio de 1974. De esta manera pudo distribuir su tiempo entre los cargos de directivo y profesor universitario. Su desplazamiento a Bogotá le permitió validar algunas de las materias realizadas en Tokio y obtener su Doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Pedagógica Nacional a finales de 1965.

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Su trabajo como docente universitario e investigador Un año después de su ingreso a la Universidad Nacional, José A. Blanco fue testigo de la reforma académica del rector José Félix Patiño, cuyos puntos darían las bases para constituir el Departamento de Geografía. Antes de 1966, la enseñanza de geografía en la Universidad Nacional se encontraba bajo la coordinación de la Facultad de Educación. Con la reforma de Patiño se constituyó la Facultad de Ciencias Humanas, dando paso a la fundación del Departamento de Geografía en el año de 1967, nombrando a Ernesto Guhl como su primer director.

Img. 35 La región geográfica y económica del Caribe de Ernesto Guhl

En el año de 1971 el nuevo rector de la Universidad Nacional Luis López Gómez, lo nombró director del Departamento de Geografía, cargo que desempeñó hasta 1973. Durante su gestión no solo se dio un considerable aumento de alumnos, pasando de 800 a 1200 estudiantes inscritos, sino que además trató de gestionar la creación de la Carrera de Geografía. Desafortunadamente esta idea no encontró un apoyo dentro de

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las directivas de la Universidad, bajo el argumento de ser innecesaria puesto que los estudiantes recibían clases de geografía en el bachillerato. Ante esta negativa, José A. Blanco buscó un respaldo a través de entidades gubernamentales, gestión que culminó al contactar el comisionado del Ministerio de Francia en el Instituto de Estudios de Lima. Fue a partir de esta reunión que se logró un vínculo entre el Ministerio de Educación francés con la Universidad Nacional para constituir una carrera de geografía, consolidando el proyecto en 1991 bajo la administración de Antanas Mockus.

Img. 36 Ponencia de José A. Blanco sobre la creación de la carrera de geográfia en la Universidad Nacional (1988)

A medida que fue trabajando en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, la Universidad Nacional de Colombia y la Pontificia Universidad Javeriana, comenzó a reflexionar sobre un método que pudiera aplicarse en el Caribe colombiano aplicando la geografía histórica. Sin embargo sus obligaciones en el Instituto Geográfico impedían dedicarse de lleno a esta investigación, por lo que en 1969 tomó la decisión de renunciar al Instituto y concentrar sus esfuerzos a este nuevo proyecto. 58

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Img. 37 Carta de Agustín Codazzi (1858)

Utilizando la metodología del geógrafo estadounidense Carl Ortwin Sauer, la cual consistía en integrar la geografía física y la geografía humana con un análisis histórico, Blanco comenzó a reconstruir los paisajes geográficos del Departamento del Atlántico a partir de la integración de la tierra y la sociedad desde su descubrimiento hasta el período de la independencia. Debido a la fuerte tradición oral que existía en el Caribe sobre fenómenos históricos, Blanco comenzó a buscar fuentes primarias que sustentaran de forma precisa los hechos históricos y geográficos del Departamento del Atlántico. Para ello comenzó su investigación en el Archivo Histórico Nacional, actual Archivo General de la Nación, encontrando sólidas evidencias que debatían los planteamientos existentes para la región Caribe. José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Durante su trayectoria como investigador, transcribió distintos documentos donde se evidencia el asentamiento poblacional, las estructuras políticas y los cambios en el espacio en la zona del Departamento del Atlántico y parte del Caribe colombiano.

Img. 38 Transcripción sobre el Capitán Martín Camacho del Higo (1597)

Con el fin de perfeccionar su metodología, Blanco optó por investigar el poblamiento de Sabanalarga, trabajo que le llevó seis años de búsqueda documental y entre la que se destaca el hallazgo del censo del Atlántico de 1777, publicado en el Boletín de la Sociedad Geográfica en 1972. De esta revisión surgió su primer libro Sabanalarga: sus orígenes y su fundación definitiva, editado por el Instituto Colombiano de Cultura en 1977. Contrario a lo que esperaba, su trabajo no fue bien recibido por los académicos del Departamento del Atlántico. Era tal la tradición oral en la educación del Caribe que se oponían a aceptar los resultados presentados por Blanco a partir de fuentes primarias en el desarrollo histórico y geográfico de la región. Esto no desanimó a Blanco, quien siguió publicando diversos artículos sobre el Caribe y la consolidación de su segundo libro: El norte de Tierradentro y los orígenes de Barranquilla. 60

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Img. 39 Documento final del libro Sabanalarga: sus orígenes y su fundación definitiva

Para este trabajo se tomó un mayor tiempo en los archivos. Encontró para el norte del Departamento del Atlántico toda la documentación archivística, excepto documentos sobre la ciudad. Su encuentro con la documentación restante fue debido a una casualidad, la cual le dio la luz para mirar el fondo Testamentarias de Bolívar. Allí encontró los documentos sobre la Hacienda de San Nicolás de Tolentino, lugar donde se originó Barranquilla. Desde un principio Blanco anheló que su trabajo sobre el Partido de Tierradentro tuviera el apoyo de la Presidencia de la República. Para ello consiguió que el presidente Belisario Betancur (1982-1986) le asignara de evaluador a Marco Palacios, el cual dio un concepto muy favorable en su estructura, contenido y metodología utilizada. Sin embargo la falta de presupuesto detuvo su impresión, la cual sería realizada finalmente por el Banco de la República en 1987.

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El general Francisco Javier Vergara y Velasco A mediados de la década de 1980, José A. Blanco decidió revisar con detenimiento los trabajos geográficos hechos para Colombia por investigadores nacionales y extranjeros. En la medida que fue leyendo cada una de las obras, quedó altamente sorprendido en la rigurosidad y el análisis geográfico del general Francisco Javier Vergara y Velasco Fue así como en 1986 decidió investigar más a fondo la vida de este personaje, encontrando un mundo académico e intelectual olvidado en Colombia y cuyos aportes a la geografía del país pasaban desapercibidos en el ámbito académico. Una de sus primeras impresiones fue la exactitud con la cual Vergara y Velasco realizó sus trabajos en una época donde los instrumentos de medición apenas se encontraban en desarrollo. Estas conclusiones las realizó rápidamente al revisar sus primeros mapas publicados en 1893 y su obra Atlas completo de geografía colombiana de 1903. La fascinación causada en José A. Blanco por la vida de Vergara y Velasco, lo incentivó a buscar sus descendientes para poder ampliar valiosa información que no se encontraba en archivos nacionales. Fue así como conoció a Ignacio Vergara García, nieto del general y en cuya propiedad se encontraba gran parte del archivo personal de Vergara. Gracias a esto, logró ampliar la información que venía recopilando por mucho tiempo y cuyo resultado fue el libro El general Francisco Javier Vergara y Velasco y sus obras, publicado por la Academia Colombiana de Historia en el 2006.

Img. 40 Francisco Javier Vergara y Velasco

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Su amistad con Ignacio Vergara junto con el desconocimiento de las obras del Vergara y Velasco en Colombia, llevaron a que la documentación personal fuera donada al Archivo General de la Nación, lugar donde actualmente se encuentra. El anonimato de Vergara y Velasco ha generado que sus obras se encuentren fuera del


país, principalmente en la Biblioteca de Berlín, la Sociedad de Geografía en Suiza, el Museo Británico y las bibliotecas de París, Madrid, Lima y Santiago de Chile.

Img. 41 Publicaciones de Francisco Javier Vergara y Velasco

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Su trayectoria intelectual


Img. 42 Croquis del Partido de Tierradentro

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Trabajos acadĂŠmicos y reconocimientos de su trayectoria


Escribir sobre José A. Blanco es reconocer los aportes que realizó a la historia colonial del Departamento del Atlántico e identificar las fuentes primarias que utilizó para sus análisis. Todos los historiadores del Caribe advierten el aporte que ha hecho con sus trabajos a partir de la seriedad en la metodología y el argumento de sus tesis basándose en documentos de la época colonial. Aunque para un historiador, cuya formación haya sido en la década de 1980 o posterior, las anteriores declaraciones son de uso normal dentro de la metodología de la investigación; en la década de 1970, período en el que comenzaron a aparecer los primeros trabajos de José A. Blanco sobre el Atlántico, esta técnica era prácticamente desconocida por los intelectuales de la región, quienes centraban su interés en el crecimiento portuario de Barranquilla de mediados del siglo XIX y la publicación de documentos tradicionales del Caribe colombiano. El hecho de observar a Barranquilla como punto central de crecimiento del Departamento del Atlántico, llevó a que el análisis de la región se redujera al fenómeno económico de la ciudad, articulando el desarrollo de los municipios a las dinámicas portuarias de Barranquilla y omitiendo el pasado colonial al no existir evidencias en la región sobre este período. Fueron las publicaciones de José A. Blanco las que demostraron la existencia de un pasado colonial del Atlántico a partir de las fuentes halladas en el Archivo General de la Nación, debatiendo en muchos casos la idea de fundación, expansión y desarrollo del departamento. Img. 43 José A. Blanco (1958)

Cabe anotar que todos estos aportes los ha realizado desde su profesión como geógrafo, siendo los análisis históricos un resultado de su metodología de investigación cuyas bases se desarrollan desde la geografía histórica y la geografía humana. Al analizar José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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su trayectoria intelectual, esta se puede clasificar en los siguientes campos de estudio: geografía, poblamiento y apropiación del espacio, cartográfico, climatología, traducciones y transcripciones; biográfico, cultural, enseñanza de la geografía en Colombia1. Geografía. A pesar que en todos sus trabajos la geografía es un tema recurrente, existen investigaciones orientadas a temas específicos sobre este campo. La primera es su tesis de doctorado Estudio sobre la clasificación climática de Colombia (1965), en la cual analiza los distintos sistemas que existen para clasificar la bioclimatología y su aplicación en los estudios del país. En segundo lugar se encuentra Geoformas colombianas debidas a organismos vivos (1968) donde analiza la formación del terreno en los arrecifes de San Andrés y Providencia y cuya ampliación la realizó en el trabajo Batimetrías del Archipiélago de San Andrés y Providencia (s.f.).

1 Los manuscritos y ponencias que se muestran a continuación se encuentran en el Fondo José A. Blanco Barros en las carpetas 151-153.

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Gracias a la amplia biblioteca que tenía el Instituto Agustín Codazzi publicó Investigaciones geográficas de extranjeros en Colombia después de la Segunda Guerra Mundial (1970), texto donde realiza un balance general sobre los trabajos de geografía colombiana realizada en revistas nacionales y extranjeras. No obstante, el trabajo donde se puede apreciar con mayor detalle sus conocimientos geográficos es el de Regiones naturales (1992) en el cual analiza las seis regiones de Colombia a partir de su geología, relieve, geología, hidrografía, clima, población y evolución histórico-económica.

Poblamiento y apropiación del espacio Durante su trayectoria académica este ha sido el mayor campo de estudio, el cual comenzó con El censo del Departamento del Atlántico (Partido de Tierradentro en el año de 1777) (1972), donde analiza el porcentaje de la población del Partido de Tierradentro y los asentamientos urbanos que lo constituían. El interés despertado en él por la demografía se observa en trabajos posteriores en donde centra su análisis en la población y su asentamiento en distintas áreas del Atlántico. Entre estas se encuentra Santa Ana de Baranoa, de pueblo de indios a parroquia de vecinos libres 1745 (1980); Investigaciones acerca del primer censo en Colombia (1990); Atlántico José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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y Barranquilla en la época colonial (1994)2; Tubará. La encomienda mayor de Tierradentro (1995); Juan de Acosta y Saco: tierra y sociedad (2007); San Nicolás de Barranquilla, embrión de Barranquilla (s.f.); y la lectura en la Academia Colombiana de Historia Las dos fundaciones de Sitionuevo (s.f.)

2 Este libro es producto de la recopilación de los trabajos El censo del Departamento del Atlántico (Partido de Tierradentro) en 1777, Santa Ana de Baranoa: de pueblo de indio a parroia de vecinos libres (1745), Algunos aspectos sociales y económicos de la Barranquilla colonial, Mujeres en la agricultura colonial del Departamento del Atlántico, Dos haciendas del siglo XVII en la Provincia de Cartagena, San Luis Beltrán en la historia y en la geografía del Departamento del Atlántico y Notas sobre el origen de “Isabel Lopez”.

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Su trabajo en el campo de la geografía histórica se observa en la ponencia “San Blas”, la hacienda agropecuaria del Departamento del Atlántico fundada en 1585 (1977) en donde realizó una ubicación espacial de San Blas, identificando su relieve, las condiciones climáticas y finalizando con su fundación. El vínculo con la educación se observa en su ponencia Sabanalarga celebra los 250 años de su fundación definitiva (1994), en donde realiza un rápido recorrido de la población y el sistema político del municipio, centrando su análisis en La Escuela Normal Santa Teresita.

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Por último se encuentra un informe que realizó para la Sociedad Geográfica de Colombia, Historia de Bogotá (2009), en el cual expone la apropiación del espacio a partir del ordenamiento urbano de Bogotá desde su fundación hasta el siglo XX.

Enseñanza de la Geografía en Colombia Durante el proceso que lideró para constituir la Carrera de Geografía en la Universidad Nacional de Colombia, realizó tres conferencias en donde expuso la importancia de tener a profesionales en geografía en el país. Acerca de la creación de la Carrera de Geografía en Colombia (1988) es el resultado de una profunda reflexión sobre los problemas que tenía la educación colombiana sobre la apropiación del espacio y la necesidad de especializar a profesionales en varios de los campos que ofrecía la disciplina para ese momento. Lo anterior lo complementó con Ante la geografía (2004) donde realiza un balance de los pioneros en la docencia de la geografía en Colombia durante la primera mitad del siglo XX, la forma de abordar el estudio de la geografía en la Universidad Pedagógica y 72

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Tecnológica de Tunja, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Pontificia Universidad Javeriana, Universidad Nacional de Colombia y los problemas que enfrenta su difusión en los planteles educativos. Finaliza este campo de estudio con Obras generales de geografía y textos geográficos de enseñanza del siglo XIX en Colombia (1992), en donde realizó un balance de las publicaciones del siglo XIX sobre la geografía colombiana y los principales aportes al estudio de esta ciencia.

Cartografía A partir de su relación con el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y las universidades del país, detectó la existencia de un alto grado de desconocimiento por parte de los colombianos sobre los límites marítimos y terrestres del país. Esta reflexión la hizo junto con Gustavo Contreras y Henry González en la ponencia El uso de motivos cartográficos en la publicidad en Colombia (1977) durante el II Congreso Colombiano de Cartografía, mostrando la manera errónea como se utilizaban los materiales cartográficos en las propagandas comerciales, turísticas y de publicación técnica, acentuando la incomprensión geográfica en los receptores. José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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En el año 1991 durante las actividades previas que se tenían previstas por motivo de los 500 años del descubrimiento de América, el Archivo General de la Nación lo delegó para realizar el Atlas histórico geográfico de Colombia (1992). Este trabajo lo desarrolló con el antropólogo Augusto Gómez a partir de la Sección Mapoteca del Archivo General, seleccionando los mapas más importantes en donde se mostraran los cambios que sufrió el territorio colombiano desde la colonia hasta la actualidad y fomentar de esta manera una reflexión sobre los límites del país.

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Biográfico El interés despertado por los intelectuales en el estudio geográfico del país lo llevó a realizar tres investigaciones, siendo la última la de mayor importancia: Entrevista de Eduardo Acevedo Latorre (1977); Don Antonio de Ulloa (1716-1795) en el bicentenario de su muerte (s.f.) y El general Francisco Javier Vergara y Velasco y sus obras (2006), centrando su análisis en los aportes realizados por cada uno de estos científicos en la geografía del país. Como reconocimiento especial a su padre, decidió realizarle una biografía titulada El profesor José Agustín Blanco Vásquez (2006), la cual repartió a los miembros de su familia. El trabajo está dividido en dos partes; la primera hace referencia al apellido Barros y su vínculo con la región Caribe. La segunda se centra en la vida de su padre, los aportes a la educación en Sabanalarga y los recuerdos que guarda de él en su niñez.

Traducciones y transcripciones Durante gran parte de su vida académica realizó múltiples transcripciones de fuentes sobre el Caribe. A pesar de esto tan solo publicó dos textos, el primero resultado de las investigaciones durante su época de estudios en la Escuela Normal Superior y el segundo por la importancia geográfica que tiene la Sierra Nevada en el Caribe: Noticia historial de la Provincia de Cartagena de las Indias, año 1772 (1971-1972) y Dos colonizaciones del siglo XVIII en la Sierra Nevada de Santa Marta (1996). 76

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Metodología en su investigación Las investigaciones documentales eran tan solo un complemento a su trabajo como geógrafo, el cual lo realizaba con una estricta metodología. Como primera medida seleccionaba un área y adquiría mapas o planchas cartográficas en la mayor escala posible. Después realizaba una primera exploración en la cual detallaba el recorrido en los planos y luego se remitía al Archivo General de la Nación en búsqueda de documentos históricos correspondientes a la zona de estudio. Por último, recorría nuevamente permitiendo identificar los poblacionales en el espacio y la transformación geográfica a través del tiempo. Gracias a esta metodología, Blanco comprendió la importancia de otorgar una dimensión de tiempo a la geografía para reconstruir históricamente el paisaje. De ahí su interés por el uso de cartografía colonial y su traslado a la cartografía actual apoyándose en crónicas, fuentes documentales coloniales y planchas cartográficas modernas. Los recorridos los aplicó en sus clases motivando a sus estudiantes a comprender el espacio de las zonas del país, sus condiciones climáticas y los cambios geológicos. Todo esto lo complementaba con temas geográficos, históricos, filosóficos y astronómicos.

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Img. 44 Salida de campo con estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia

Su principal objetivo como profesor, era transmitir a sus alumnos amplios conocimientos sobre el país para que adquirieran una conciencia ciudadana y una autonomía en sus decisiones como ciudadanos, evitando el manejo político a través de mecanismos de poder. La experiencia adquirida como estudiante, profesor e investigador lo ayudó a plantear un nuevo parámetro como geógrafo. Para Blanco no solo existe la geografía física y humana sino también la geografía regional, la cual se constituye por su población, el espacio, las condiciones climatológicas y sus accidentes geográficos. Su interés por los cambios geográficos que se generan en las regiones con el paso del tiempo, lo ayudó a plantear una relación entre la geografía física y humana. La geografía física sigue ciertas leyes tales como procesos de erosión, formaciones de cordilleras, cubierta de suelos, entre otras. No obstante, esta geografía no cumple un objetivo si no se analizan las poblaciones que la habitan, de ahí que sus estudios abarquen un espacio y un tiempo determinado, complementándolos con la organización política y económica existente.

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Reconocimientos El aporte a la historiografía regional le ha valido grandes reconocimientos durante su carrera, entre los que se destacan: miembro de número de la Sociedad Geográfica de Colombia; miembro de número de la Academia Colombiana de Historia; miembro de la Association of American Geographers; miembro de la Orden Javeriana en el Grado Caballero, miembro honorario de la Asociación de Profesionales de Sabanalarga, medalla de la Orden de Barlovento de la Asamblea del Departamento del Atlántico, medalla profesor honorario de la Universidad Nacional de Colombia y Condecoración Centenario del Atlántico.

Img. 45 Orden Javeriana, medalla Félix Restrepo, S.J., 50 años de la Restauración Pontificia Universidad Javeriana y Condecoración Centenario del Atlántico

En 1987 Blanco se jubiló de la Universidad Nacional de Colombia al cumplir 65 años de enseñanza en la institución. Continúo sus labores de docente en la Universidad Javeriana retirándose definitivamente en el 2004 debido a sus condiciones de salud. José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Imágenes Img. 1 Mapa Departamento del Atlántico (1939). En: Fondo José A. Blanco Barros, rollo 143 - Mapas del Caribe colombiano. Img. 2 José Agustín Blanco Barros en 1924. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 3 Sus padres, José Blanco Vásquez y Dominga Barros Polo. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 4 José Blanco Vásquez. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 5 Plano estelar. En: Fondo José A. Blanco Barros, rollo 165 - Mapas astronómicos. Img. 6 Casa de la familia Blanco - Barros en Sabanalarga, Atlántico. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 7 Certificado de estudios de José A. Blanco de la Escuela Segunda de Varones. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 8 Mapa del Departamento del Atlántico (1906). En: Atlas Completo de Geografía colombiana. Bogotá, 1906. Fondo Francisco Javier Vergara y Velasco, caja 3. Img. 9 Ciudad de Barranquilla (1897). En: Barranquilla Gráfica, Abril de 1979. No. 194. Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 10 - Barranquilla, Atlántico. Img. 10 Ciudad de Barranquilla (1983). En: Fondo José A. Blanco Barros, Carpeta 122 - Mapas de Barranquilla.

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Img. 11 Puerto de Barranquilla en la década de 1940. En: Barranquilla Gráfica, Abril de 1979. No. 194. Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 10 - Barranquilla, Atlántico. Img. 12 Calle de Barranquilla en la década de 1940. En: Sobres postales Colombia. Fondo Miguel Fornaguera i Ramón, caja 20. Img. 13 Manuscritos de José A. Blanco sobre el Partido de Tierradentro. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 8 - Departamento del Atlántico. Img. 14 Mapa del Departamento de Cundinamarca (1929). En: Fondo José A. Blanco Barros, rollo 154 - Mapas del Departamento de Cundinamarca. Img. 15 Mapa de Colombia (1906). En: Atlas Completo de Geografía colombiana. Bogotá, 1906. Fondo Francisco Javier Vergara y Velasco, caja 3. Img. 16 Colegio Pinillos en Mompox en la década de 1930. En: Sobres postales Colombia. Fondo Miguel Fornaguera i Ramón, caja 20. Img. 17 Proyecto del Edificio Escolar en Bogotá (1916). En: Revista Cromos, Noviembre 18 de 1916. Img. 18 Instituto Pedagógico para Señoritas, 1923 y 1927. En: “El Instituto Pedagógico para Señoritas en la Avenida Santiago de Chile”. Anales de Ingeniería, Junio y Julio de 1923. p. 80 y 81; Instituto Pedagógico Nacional 50 años. 1977. p. 11. Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 150 - Escuela Normal Superior e Instituto Pedagógico Nacional. Img. 19 Proyecto de Escuela de Oficios (1941). En: “Todos los niños de las escuelas primarias aprenderán un oficio”. Anales de Ingeniería, Enero de 1941. p. 61. Img. 20 Transportadora de laminadoras en la Empresa Siderúrgica de Medellín (1944). En: “Labores del Instituto de Fomento Industrial”. Anales de Ingeniería, Abril de 1944. p. 147. Img. 21 La Escuela Normal Superior década de 1940. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 22 José A. Blanco en su época de Estudios en la Escuela Normal Supeior. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco.

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Img. 23 Manual Escolar de José A. Blanco durante su época de estudios. En: Fondo José A. Blanco Barros, caja 17. Img. 24 Noticia Historial de la Provincia de Cartagena (1772). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 152 - Artículos ponencias y escritos de José A. Blanco Barros. Img. 25 Título de José A. Blanco como Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas de la Escuela Normal Superior. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 26 Mapa de Japón (1958). En: Fondo José A. Blanco Barros, rollo 159 - Mapas de Japón. Img. 27 Títulos de tierra de Saco y Mahates. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 80. Img. 28 José A. Blanco con la familia Kayetami (1958). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 29 De izquierda a derecha: Profesor Fudjio Suzuki, Decano Sinsho Kiuki, Profesor Osamu Nishikawa, José A. Blanco y Profesor Hiroshi Kababe. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 30 Cuaderno de estudios en Japón. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 155 - Estudios en Japón. Img. 31 Becarios de la Unesco (1958). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 32 Diploma de graduación en la Universidad de Tokio. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 33 Ciudad de Tunja (1969). En: Fondo José A. Blanco Barros, rollo 149 Mapas del Departamento de Boyacá. Img. 34 Nombramiento en la Pontificia Universidad Javeriana como docente de dedicación exclusiva y Nombramiento como profesor honorario en la Universidad Nacional de Colombia. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. José Agustín Blanco Barros El legado de un Geógrafo Universidad Javeriana Femenina. Primeros años

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Img. 35 La región geográfica y económica del Caribe de Ernesto Guhl. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 67 - Caribe colombiano. Img. 36 Ponencia de José A. Blanco sobre la creación de la carrera de geografía en la Universidad Nacional (1988). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 147 - Carrera de geografía en la Universidad Nacional de Colombia. Img. 37 Carta de Agustín Codazzi (1858). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 70 - Cartas de Agustín Codazzi (Fotocopias). Img. 38 Transcripción sobre el Capitán Martín Camacho del Higo (1597). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 82 - Transcripciones. Img. 39 Documento final del libro Sabanalarga: sus orígenes y su fundación definitiva. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 97. Img. 40 Francisco Javier Vergara y Velasco. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 168 - Investigación Francisco Javier Vergara y Velasco. Img. 41 Publicaciones de Francisco Javier Vergara y Velasco. En: Fondo Francisco Javier Vergara y Velasco, caja 3. Img. 42 Croquis del Partido de Tierradentro. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 118 - Mapas del Atlántico. Img. 43 José A. Blanco (1958). En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 44 Salida de campo con estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco. Img. 45 Orden Javeriana, medalla Félix Restrepo, S.J., 50 años de la Restauración Pontificia Universidad Javeriana y Condecoración Centenario del Atlántico. En: Fondo José A. Blanco Barros, carpeta 90 - Datos biográficos José Agustín Blanco.

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Bibliografía Barranquilla Gráfica, Abril de 1979. No. 194. “El Instituto Pedagógico para Señoritas en la Avenida Santiago de Chile”. Anales de Ingeniería, Junio y Julio de 1923. Herrera, Martha Cecilia y Low, Carlos (1994). Los intelectuales y el despertar de cultural de un siglo. El caso de la Escuela Normal Superior. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional. Instituto Pedagógico Nacional 50 años. Bogotá, 1977. Jaramillo Uribe, Jaime (1989). “La educación durante los gobiernos liberales (1930-1946)”. En: Nueva Historia de Colombia. Vol. 4. Bogotá, Editorial Planeta. “Labores del Instituto de Fomento Industrial”. Anales de Ingeniería, Abril de 1944. Posada, Carlos Esteban (1989). “La gran crisis en Colombia: el período 19281933”. En: Nueva Historia de Colombia. Vol. 5. Bogotá, Editorial Planeta. Prieto, Víctor Manuel (2000). El Gimnasio Moderno y la formación de la elite bogotana 1914-1948. Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional. “Todos los niños de las escuelas primarias aprenderán un oficio”. Anales de Ingeniería, Enero de 1941. Vergara y Velasco, Francisco Javier (1906). Atlas Completo de Geografía colombiana. Bogotá.

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Documentos Javerianos 06 Se termin贸 de imprimir en Noviembre de 2014, en los talleres de Javegraf, Bogot谩, D.C., Colombia. Fue compuesto con tipos Adobe Garamond Pro, Univers Condensed, Helvetica Neue, Cash Currency y BernhardMod BT, e impreso en papel esmaltado 115 gr 4x4 y propalmate 240gr a 4x0.


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