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Historia de la Ingeniería

LA BIOGRAFÍA arma poderosa de la civilización Carlos Julio Cuartas Chacón Profesor de la Pontificia Universidad Javeriana Socio Vitalicio de la Sociedad Colombiana de Ingenieros Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia de la Ingeniería y de las Obras Públicas

20 de agosto de 2001 - 2004, 2015, 16, 17, 18 8 de marzo y 11 septiembre, 2020

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1. No es fácil conocer a un ser humano, y menos lo es si no se tiene la posibilidad de un encuentro personal, de horas compartidas que nos permitan obtener directamente impresiones acerca de él. Esto ocurre cuando se estudia la vida de individuos que ya han fallecido. Entonces, nos vemos forzados a construir el personaje en nuestra memoria a partir de lo que nos dicen o lo que podemos leer, ya sea sus escritos o lo que sobre él se haya publicado. Con mucha razón Franklin afirmó lo siguiente1: “If you would not be forgotten, as soon as you are dead and rotten, either write things worthy reading, or do things worth the writing”.

2. Aparece entonces la biografía como una herramienta esencial, por supuesto con sus limitaciones, para el estudio de la Historia. En las librerías, esta es una sección muy atractiva para mí. En un texto que preparé recientemente sobre Ignacio de Loyola (2015), un personaje histórico sobre el que se han escrito numerosas obras, anotaba que “ninguna biografía podrá responder con plenitud a la pregunta ¿Quién era Ignacio de Loyola?, porque como bien lo señala el Padre Dhõtel2, «nunca se ha conseguido agotar todo el misterio de un ser humano»”. Al respecto, vale la pena recordar las frases de Louis Massigon3, “La verdadera, la única historia de una persona humana es la emergencia gradual de su compromiso secreto a través de su vida pública”; y de Madame Cornuel (1605-1694)4, “No hay gran hombre para su ayuda de cámara.”

3. Ahora bien, lo que es “una buena biografía” se puede entender de diversa manera. En el artículo “Biografía de la Biografía – género en alza”, Mario Jaramillo analiza algunos reveses que ha tenido que enfrentar este género literario que nos permite relacionarnos con figuras del pasado y que “pasa ahora [1998] por una etapa saludable”5.

4. Los expertos en la materia se refieren con frecuencia a la obra del griego Plutarco (46?-c.120) Vidas Paralelas, con la que comenzó este tipo de producción escrita y cuya lectura, según Fernando Savater6, sirvió durante mucho tiempo para “iniciar en la virtud” a los educandos, pues como lo afirma este autor español contemporáneo, “en [los] ejemplos vivos” de grandes figuras de la historia “aprendemos las limitaciones trágicas de la virtud, sus conflictos frecuentemente irreconciliables, los desenlaces finalmente desastrosos de las vidas mejor orientadas”. El propio Plutarco anotó que “la historia de los grandes hombres es como un espejo que miro para intentar en alguna manera dirigir mi vida y conformarla a la imagen de sus virtudes”7. De manera similar a Plutarco, el escritor e

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Benjamin Franklin (1706-1790). En: Kaplan, Justin (Gen. Ed.). Bartlett’s Familiar Quotations (1855), Boston, Litlle, Brown and Company, Inc., 1992, p. 309. [Poor Richard’s Almanac, mayo de 1738].

2 Dhõthel, S.J., Jean-Claude, ¿Quién eres tú, Ignacio de Loyola?, Santander (España), Editorial Sal Terrae, 1984 (Colección Servidores y Testigos 17), p. 7.

3 Citado en Serrou, Robert, Pío XII – El papa-rey, Madrid, Ediciones Palabra, S.A., 1996, p. 9.

4 Vega, Vicente. Diccionario Ilustrado de Frases Célebres y Citas Literarias, Segunda ed., Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S.A., 1952.

5 Jaramillo, Mario. «Biografía de la Biografía», en El Tiempo, Lecturas Dominicales, Bogotá, 13 de septiempre de 1998, p. 2.

6 Savater, Fernando. El contenido de la felicidad (1986), Madrid, Grupo Santillana de Ediciones, S.A., 1996, p.94.

7 Serres, Michel. Historia de las Ciencias, Madrid, Ediciones Cátedra, S.A., 1991, p. 122.

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historiador griego Diógenes Laercio (siglo III) fue el autor de la obra Vida, opiniones y apotegmas de Filósofos célebres, que en sus 10 libros creó “una de las fuentes más valiosas para la historia del pensamiento griego desde sus orígenes hasta comienzos del siglo III d.C.”8.

5. Entre los biógrafos célebres figuran, como lo anota Juan Castillo Muñoz 9, se encuentran Emil Ludwig, Stefan Zweig y André Maurois. De los dos primeros tuve noticia gracias a papá, amigo de este tipo de libros; él me dejó en su biblioteca las biografías de Napoleón, escrita por Ludwig, la de María Estuardo, por Zweig, y la de Voltaire, por Maurois. Años después adquirí la de Bolívar, del primero, la de Erasmo, del segundo, así como también, la de Disraeli escrita por Maurois.

6. Una referencia como ésta quedaría incompleta sin la mención de James Boswell, autor de la Vida de Samuel Jonhson (1791), “modelo de biografía por su estilo objetivo y mesurado”, según Manuel Crespo10.

Tal fue el impacto de esta obra, que la palabra «boswell» se ha usado como sinónimo de biógrafo. Es pertinente también registrar obras que reúnen notas biográficas como el Diccionario Collins Gem (contiene alrededor de 4.000 entradas) y el de World Almanac (con cerca de 8.000 entradas). En nuestro país, la publicación Quién es quién en Colombia - 1948, responde al mismo objetivo y constituye de algún modo un directorio de personalidades.

7. En relación con las características de este género literario, se debe tener presente que “hacer biografía es artesanía y no profesión”, como concluye Brenda Maddox en un escrito publicado en The New York Times Book Review.11 Por otra parte, Jaramillo advierte que hasta hace un siglo, en la mayoría de los casos las biografías pretendían exaltar “las virtudes del biografiado”, producir “un modelo a seguir por los demás” y el autor llegaba incluso a expresar sus propias ideas más que a referirse a las del personaje de su obra. En este sentido, la obra permitiría conocer más al autor que al biografiado.

8. Otra característica que debe tener presente el lector al enfrentar una biografía, no señalada por Jaramillo, es la objetividad del autor, pues así como existen los áulicos, también los personajes tienen enemigos que se dedican a destacar especialmente sus aspectos negativos, tal como se deduce de una reciente [1993] biografía sobre Einstein12.

Al respecto Oscar Wilde afirmó que “[los biógrafos] son la peste de nuestros tiempos, ni más ni menos. Todos los grandes hombres tienen sus discípulos, mas siempre es Judas el que escribe su biografía”13. Por supuesto, no siempre ocurre así.

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Centro de Estudios Filosóficos de Gallarate, Diccionario de Filósofos [1976], Madrid, Ediciones Rioduero, de la Editorial Católica, S.A., 1986,. p. 350.

9 Castillo Muñoz, Juan. «La nueva biografía», en El Espectador, Bogotá, 16 de noviembre de 1996, p. 3-A. 10 Botting, Douglas. Humboldt y El Cosmos (1973), trad. por Manuel Crespo, Barcelona, Ediciones del Serbal, S.A., 1985.

11 Maddox, Brenda. «Biography: A Love Affair or a Job?», en The New York Times Book Review, 1999.

12 Carreras, Manuel, «A grandes hombres, grandes defectos», en El Espectador, Bogotá, 21 de enero de 1994, p. 3A. La biografía mencionada es Las vidas privadas de Albert Einstein (Peter Highfield y Paul Carter).

13 Citado en Goicoechea, Cesáreo, Diccionario de Citas [1961], 10ª. edición, Madrid, CIE DOSSAT 2000, 2001.

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8a. Una fuente importante para las obras biográficas son los panegíricos y escritos con ocasión de la muerte de un personaje, así como los obituarios (óbito) y las notas necrológicas (Argelino Durán Quintero y Alfonso Dávila Ortiz); lo mismo que los textos publicados para conmemorar efemérides como el centenario del natalicio de una persona destacada (Pablo de Narváez Vargas).

9. Aunque Nietzsche advirtió que “una cosa soy yo, otra mis escritos”14, no hay duda de que los libros, las cartas y los discursos de un personaje constituyen una fuente valiosa para aproximarnos con rigor a su conocimiento. Al respecto, Jefferson, de quien se conservan cerca de 60.000 cartas, afirmó15: “Las cartas de una persona, y especialmente de las de una persona que ha tratado sus asuntos principalmente por carta, constituyen el único registro de su vida (journal) que es completo y genuino”. Junto a este tipo de documentos se encuentran obras de corte autobiográfico (Víctor E. Caro y Roberto Cadavid) y las memorias (C. Obando16 y A. Dávila17).

10. Después de la Segunda Guerra Mundial y hasta finales de la década del 70, la biografía, según Jaramillo, “perdió espacio y comodidad” y finalmente “quedó reducida a género menor, sin importancia científica”. El fenómeno colectivo fue más importante que el itinerario individual, la relación de los hechos quedó por debajo de los análisis estadísticos. Tal fue el sentido de la historiografía: de “lo individual” hacia la historia social o estructural. Este fue “el primer revés importante del género”. Sin embargo, a partir de los años 80 renació el énfasis en la historia personal y la biografía cobró de nuevo gran importancia.

11. También Jaramillo nos recuerda los tres elementos que, a partir del concepto de Ortega y Gasset, no pueden faltar en una buena biografía: “el propio proyecto personal –el yo–, su entorno –las circunstancias–, su propia habilidad para influir en ese entorno –su ingenio–”. De esta forma, la lectura y el estudio de la biografía de un hombre o una mujer nos permiten hacernos a la experiencia de vidas pasadas que nos crean motivos para orientar el curso de nuestras propias vidas y el del mundo que nos rodea en una determinada dirección. En las biografías encontraremos modelos o propuestas de lo que debemos o no debemos hacer de acuerdo con una escala particular de valores. La civilización está sujeta en gran medida, no sólo a las decisiones de personajes sobresalientes, sino también a la afirmación o negación posterior de sus gestas.

Biografías de Ingenieros 12. En relación con la Ingeniería, debe recordarse la obra del escritor escocés Samuel Smiles, Lives of the Engineers (1861), en tres volúmenes, y en nuestro país, la de

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Riezu, Jorge. Nietzsche: estética, religión y moral – Una antología, Salamanca, Editorial San Esteban, 2000, p. 13.

15 Carta a Robert Walsh (5 de abril de 1823). En: Jefferson, Thomas, Autobiografía y otros escritos (1944), Madrid, Editorial Tecnos, S.A., 1987, p. 757.

16 Una sopa para el diablo 17 Confidencias a mis hijos y mis nietos 4

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Alfredo D. Bateman, Galería de Ingenieros Colombianos, que constituye la segunda parte y la más extensa de su libro Páginas para la Historia de la Ingeniería Colombiana (1972); incluye reseñas biográficas de 90 figuras importantes en el desarrollo de la Ingeniería en Colombia. También a él se debe el folleto Ingenieros de Cartagena (1964), con notas biográficas sobre doce Ingenieros que participaron en las obras de la Ciudad Heroica; y por supuesto la biografía de Caldas (1959), que puede considerarse como un clásico.

12a. En cuanto a la obra de Smiles (1812-1904), publicada en dos volúmenes (1861), Thomas Parke Hughes18 nos advierte que su elaboración tuvo lugar entre 1858 y 1861. Este renombrado autor inglés, en 1857, había publicado la biografía de George Stephenson, punto de partida de su dedicación al estudio de la vida de “los hombres que fundaron la grandeza industrial de Gran Bretaña” (pp. 7-8). Smiles creía que “el ingeniero no era solamente su héroe, sino un héroe de la era victoriana y un individuo (subject) valioso (worthy). Consideró que con su obra, podía ofrecer un modelo para el hombre en desarrollo y las áreas en desarrollo” (p.8). “…fue más que un biógrafo de Ingenieros, -su Lives… es una historia de la tecnología, el desarrollo económico y el cambio social” (p.16).

13. Existen, pues, las biografías de numerosos Ingenieros, algunos de Colombia, unas extensas, como la de Herbert Hoover, en varios volúmenes; otras en libros de diverso formato, como son las de Gustave Eiffel, Isambard K. Brunel, John Smeaton, Thomas Alva Edison, Werner von Braun, Neil Armstrong, Andrew Grove y Shinji Sogo, padre del tren bala. En nuestro país contamos con biografías de los presidentes Virgilio Barco, Laureano Gómez, Mariano Ospina Pérez y Gustavo Rojas Pinilla. Junto a estos libros, figura la biografía de un Ingeniero colombiano, más conocido por su gran obra en el campo de la Literatura, que por su profesión: Rafael Pombo (Beatriz Helena Robledo, Vergara, 2005).

13a. Además, la literatura nos ofrece biografías para público infantil, que en nuestro país hace unos años promovió especialmente Colciencias y que incluyen las de 8 personajes sobresalientes en la Ingeniería Nacional: Francisco José de Caldas (1995), Lino de Pombo (1998), Agustín Codazzi (1997), José María Villa (1997), Francisco Javier Cisneros (1997), Julio Garavito (1998), Alejandro López (1998), y Mauricio Obregón (2000).

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(Ed. Selections,.., 1966 X) 5

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En el caso de Garavito, aparte de los estudios biográficos realizados por Jorge Álvarez Lleras, publicados en revistas, hoy se cuenta, por fortuna, con el trabajo de Gonzalo Garavito Silva (Sociedad Geográfica de Colombia, 2017), autor también de un cuento para niños (2020). Cabe anotar que en el Diccionario de Colombia (Norma, 2005) se encuentran muchas reseñas sobre grandes personalidades del país. Mención especial merecen los dos tomos de la Gran Enciclopedia de Colombia (Círculo de Lectores, 1994), dedicados a biografías, en los cuales se recogen ensayos algo detallados, especialmente preparados para esta publicación. Entre ellos está el de Garavito, de José Eduardo Rueda Enciso. De igual manera, un grupo de Ingenieros destacados figura en la publicación especial de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (2012), dedicada a reseñar la vida y la obra de sus miembros, lista que encabeza Jorge Acosta Villaveces.

13b. En los Estados Unidos se han publicado varios títulos para niños sobre Hoover, en colecciones sobre Presidentes de ese país. De Leonardo da Vinci, por supuesto se encuentran numerosas obras. No se debe olvidar en esta referencia, la publicación de historietas, -el modelo que se ha retomado recientemente con la novela gráfica-, en colecciones como las de Vidas Ilustres y Vidas Ejemplares, que tuvo su apogeo a mediados del siglo XX. Uno de estos números se dedicó a Edison. Sobre Caldas se publicó una en 201919.

14. Como puede verse, este género de la Literatura nos ofrece una fuente de primer orden para adentrarnos en el estudio de la vida y la obra de los Ingenieros que se han destacado en la historia de la Humanidad, y, en particular, en la de nuestro país. En un bello libro ilustrado, con un sugestivo título, Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir, (Lumen, 2018), la autora, Carmen G. de la Cueva, hace la siguiente anotación: “La biografía, explica la escritora Janet Malcolm en La mujer en silencio, es el medio por el cual los secretos que aún quedan de los muertos famosos les son arrebatados y se ofrecen a la vista del mundo. Es como si el biógrafo, en este caso, la biógrafa, fuera una ladrona profesional que irrumpe en la casa, rebusca en los cajones y tiene motivos para creer que hay joyas, dinero, manuscritos inéditos valiosos y cartas reveladoras que arranca de su lugar y se lleva triunfante como un botín. Cuando la ladrona se abre paso en esa casa lo hace como si caminara por una habitación a oscuras. Intuye lo que puede haber, fantasea y sueña con lo que puede encontrarse, pero carece de certezas. Contar una vida, -concluye la autora-, se parece bastante a esos primeros pasos de la ladrona de la habitación a oscuras”.

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https://revistablast.com/noticias/una-historieta-del-sabio-caldas/ 6

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Lives of the Engineers Samuel Smiles (1812-1904) Fueron diez personajes en principio (●● Libro aparte; ● Edición de MIT Press;…); luego añadió cuatro; y además, aparecen otros dos Ingenieros destacados en notas de pie de página (□).

1. Cornelius Vermuyden (1595-1677)▲, -seis cortas biografías (p.28), antes de 1760-.

2. Hugh Myddelton ▲ (1559-1631).

3. Captain John Perry ▲(1669-1732), naval and civil eng.

4. James Brindley (1716-1772) ●, the first great Bristish canal eng. En 1760 inició las obras del canal para el Duque de Bridgewater (p.16); así comenzó una etapa de “transformación destacada”, que corresponde a la conocida Revolución Industrial.

5. John Smeaton (1724-1792) ●●→: “the greatest civil eng. of the 18th century, was principal founder of the profession in Britain and an eng. scientist of international repute”. Constructor del faro de Eddystone , Z, y primero en usar la expresión ‘Ingeniero Civil’, su biografía no aparece en Selections… (1966); solo se encuentran tres (ellos “no tuvieron educación formal en Ing.”, p. 10; “los gigantes de una época heroica de la Ing. Británica…”, p. 11); tampoco aparecen las reseñas cortas▲. La vida de Smeaton apareció en un libro editado por A.W. Skempton (Bicentennial edition, 1981) Y. 6. John Rennie ●(1761-1821), … puertos, y puentes de Londres (Waterloo…).

7. John Metcalf ▲(1717-1810), a pesar de su ceguera, … caminos en zonas difíciles.

8. Thomas Telford ●→ (1757-1834), … puentes, canales y caminos… tumba en la Abadía de Westminster. Primer presidente (1818) de la Institution of Civil Engineers , inicialmente Society of Civil Eng. (1771), “Engineers Club” o “Smeatonian Society”, 9. William Edwards ▲.

10. Andrew Meikle ▲ 11. George Stephenson ▼→, obra extensa; 12. Robert Stephenson ▼(1857 en Lives… de 1862).

13. James Watt ▼→; 14. Matthew Boulton ▼→ (edición de 1865). Socio de Watt, su célèbre frase: “I sell here, Sir, what the world desires to have - power” (1776), en History (DK, 2007), p. 292, y en Engineers (DK, 2012), p.121.

15. William Jessop □ C.E. (-1814), “among the most eminent engineers of his day” (p. 256); 16. John Loudon Macadam □ (1756-1836) roadmaker, “…the streets were Macadamised…” (p. 364).

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COLECCIÓN COLCIENCIAS PANAMERICANA 1 Caldas, 1995

2 Pombo, 1998

3 Codazzi, 1997

4 Villa, 1997

5 Cisneros, 1997

6 Garavito, 1998

7 López, 1998

8 Obregón, 2000

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