Filósofo, teólogo, crítico de arte y literatura, académico de la lengua, sociólogo, escritor eminente, defensor de la fe… pensador de vigorosa originalidad, nació en Ubalá, Cundinamarca, el 30 de junio de 1891. P. Ospina, tercero de izquierda a derecha
P. Ospina, primera fila, quinto de izquierda a derecha
Libro de Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana
Boletín 006 Abril 2011
Realizó sus estudios de primaria en el Colegio de la Salle y de secundaria en el Colegio de San Bartolomé, una vez terminados ingresa a la Compañía de Jesús en el Colegio-Noviciado de Chapinero el 20 de junio de 1908, allí realizó sus estudios de humanidades, una vez terminados continuo su formación con filosofía y teología entre 1913 y 1924 en el Colegio Máximo de Oña, España y Valkenburg, Holanda, donde se ordena sacerdote en 1923, en 1916 y 1918 realizo su magisterio como profesor en Chapinero, en 1928 y 1938 se doctoró en Letras con una alabada tesis sobre el romanticismo en Múnich, Alemania. Para ella trajo de Europa en 1928 grabados antiguos quien los adquirió en Europa en la primera mitad del siglo XX y que están registrados en la publicación “Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana”, Colección Eduardo Ospina, S.J. de Villegas editores . De vuelta a la patria, se dedicó de lleno a la formación en Humanidades, fue profesor de Teología dogmática en el Colegio Máximo de Chapinero y tiempo después Rector, Ministro de Juniores y Rector del Colegio Sagrado Corazón en Santa Rosa de Viterbo.
Fue miembro de número de la Academia de Lengua. En 1951 el sumo Pontífice concedió al P. Ospina el “aureum nomisma” por su labor en la defensa de la fe. Maravilloso de su obediencia y de su abnegación en los diversos campos de su trabajo, dirigido siempre al bien de la Iglesia y a la gloria de Dios. En los últimos años añadió todavía a su trabajo el cuidado espiritual y el mejorar la situación material de los habitantes de un barrio obrero. El 8 de junio de 1965 falleció santamente en Bogotá, el P. Ospina: estaba para cumplir los 74 años de edad y acababa de cumplir los 57 de vida en la Compañía. El Senado de la República consignó en su acta del 9 de junio de 1965 su pesar por su muerte “quien sobresalió dice, no sólo por el esplendor de sus virtudes y por sus grandes servicios a la educación de la juventud y a la redención de las clases desvalidas, sino también por su obra de ejemplar humanista, cuyos estudios como el estudio sobre el romanticismo han merecido el aplauso de la crítica americana y europea” En homenaje al profesor, al jesuita y a su obra, el Museo Nacional de Colombia abre el próximo lunes 2 de mayo, la exposición “Grabado en el alma. Clases de Arte con el P. Eduardo Ospina, S.J.” con una muestra de los grabados que conserva y gestionó el Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J.
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