Orientaciones universitarias 54

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Orientaciones Universitarias RASGOS DE IDENTIDAD


Bogotá

Orientaciones Universitarias

Publicación periódica de la Rectoría de la Pontificia Universidad Javeriana

www.javeriana.edu.co/archivo-historico/orientaciones Nº 54 RASGOS DE IDENTIDAD Director

Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J. Rector Pontificia Universidad Javeriana

Compilación y Coordinación editorial

Jairo Humberto Cifuentes Madrid Secretario General

Preprensa e impresión

Carlos Julio Cuartas Chacón Asesor del Secretario General Fundación Cultural Javeriana de Artes Gráficas – JAVEGRAF

Bogotá, D.C., julio de 2019


CONTENIDO

Presentación Jorge Humberto Peláez, S.J. Rector de la Universidad

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LA VOZ DEL RECTOR “88 años con la mirada puesta en el futuro” Jorge Humberto Peláez, S.J.

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Acto de entrega de la Cruz San Pedro Claver Jorge Humberto Peláez, S.J.

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Concierto conmemorativo del Día de la Universidad Jorge Humberto Peláez, S.J.

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Homenaje a los egresados javerianos llamados recientemente a ocupar altos cargos en el Estado Jorge Humberto Peláez, S.J.

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Acto de entrega de la Divisa de Honor Javeriana Jorge Humberto Peláez, S.J.

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“La complementariedad entre la Ex corde Ecclesiae y la Veritatis Gaudium” Jorge Humberto Peláez, S.J.

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“Los desafíos de la Universidad en el siglo XXI: Compromiso, inclusión y aprendizaje” Jorge Humberto Peláez, S.J.

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ETHOS Presentación de la tercera temporada de Ethos Jorge Humberto Peláez, S.J.

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Presentación de la cuarta temporada y de Ethos 100 Jairo Humberto Cifuentes

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NUESTRO MEDIO UNIVERSITARIO Posesión del Vicerrector del Medio Universitario Jorge Humberto Peláez, S.J. Luis Guillermo Sarasa, S.J.

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MAGISTERIO DE LA IGLESIA Carta a los jóvenes Papa Francisco

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“Educar al humanismo solidario para construir una 'civilización del amor' - 50 años después de la Populorum progressio” Congregación para la Educación Católica 85 Visita a la Pontificia Universidad Católica de Chile Papa Francisco Encuentro con los jóvenes, Palermo, Italia Papa Francisco

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III Encuentro Mundial de los jóvenes, Buenos Aires, Argentina Papa Francisco 111


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HOMENAJE AL P. JOSÉ GABRIEL MALDONADO, S.J. 30 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO “El profesional javeriano” José Gabriel Maldonado, S.J. Enrique Neira, S.J.

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“San Francisco Javier - Universitario ambicioso y apóstol ardiente” José Gabriel Maldonado, S.J.

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“Pastoral: proyección social” José Gabriel Maldonado, S.J.

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“Maldonado octogenario” Carlos Julio Cuartas

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“Señor, cuando Tú quieras” Gerardo Remolina, S.J.

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Centenario del natalicio del Padre Maldonado Joaquín Sánchez, S.J.

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Centenario del natalicio del Padre Maldonado Álvaro Silva Fajardo

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PRESENTACIÓN

Hace ya tres décadas, se inició la colección Orientaciones Universitarias. Su primer número recogió la homilía del P. Gerardo Remolina, S.J., Vice-Gran Canciller de la Universidad y Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, durante la Celebración Eucarística que tuvo lugar el 15 de septiembre de 1989 con motivo de la posesión del nuevo Rector de la Universidad, P. Gerardo Arango, S.J.; así como también los discursos pronunciados por estas dos autoridades universitarias en el acto que se llevó a cabo horas después. La presentación de ese primer número la hizo el Secretario General, P. Jaime Bernal, S.J., quien destacó el propósito de esta publicación en los siguientes términos: “que la Comunidad Universitaria Javeriana reciba vientos favorables que la conduzcan a conquistar la meta que sus Estatutos le señalan”. Treinta años después, nos complace entregar un nuevo ejemplar de Orientaciones Universitarias, el No. 54, que contiene una serie de textos que sirven de referencia para repasar y actualizar los rasgos esenciales de la Identidad institucional, nova et vetera, ahora que empezamos a prepararnos para conmemorar en 2020 los 90 años del restablecimiento de la Javeriana. En ese momento, se pudo retomar la labor emprendida en 1623 por los jesuitas, en la que entonces era la capital del Nuevo Reino de Granada, y que, como todos sabemos, fue interrumpida por decisión de la Corona Española en 1767. En un primer apartado, el lector encontrará siete discursos del Rector de la Universidad pronunciados en diversos momentos y escenarios, que nos ofrecen perspectivas diversas para apreciar lo que hemos llegado a ser con la mirada puesta en el porvenir. En seguida, hemos incluido los


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discursos de orden en las ceremonias de presentación de los Ethos de 2017 y 2018. Vale la pena destacar que en la última temporada, completamos 100 registros audiovisuales de igual número de personajes, forjadores insignes de la Identidad de la Javeriana. A continuación, presentamos los dos discursos pronunciados en la ceremonia de posesión del nuevo Vicerrector del Medio Universitario, en los cuales encontramos reflexiones relacionadas con el significado de esta dimensión de la Javeriana, que, sin duda alguna, es factor diferenciador fundamental de nuestra Universidad. Finalmente, cierra este cuerpo de textos recientes, una selección de mensajes del Papa Francisco y un documento de la Congregación para la Educación Católica, que iluminan y acotan el sendero de instituciones que se han formado en los cauces de la Iglesia y se inspiran en los valores del Evangelio. En un capítulo final, hemos querido rendir homenaje a un jesuita de grata recordación, que durante más de cinco lustros, a partir de 1963, consagró su vida a la educación de jóvenes universitarios y dejó tanto en Bogotá como en Cali, una huella que permanece. Fue el P. José Gabriel Maldonado, S.J., Decano del Medio Universitario en la Facultad de Ingeniería, fallecido el 17 de febrero de 1989, un hombre sencillo y alegre, de carisma excepcional, que hizo realidad el cuidado de las personas, la conformación de una Comunidad Universitaria, impregnada por los más altos valores humanos, ideales que son los que perseguimos con las actividades del Medio Universitario en la Javeriana. De esta forma, damos un paso más en esta noble tarea de publicar Orientaciones Universitarias, confiados en que así podemos animar y traer nuevas luces a la vida universitaria que, con sustento en raíces centenarias, se renueva cada día para poder dar respuesta oportuna y pertinente a los desafíos de un mundo que cambia a gran velocidad.


LA VOZ DEL RECTOR



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“88 AÑOS CON LA MIRADA PUESTA EN EL FUTURO” Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

En el lugar de la capital colombiana donde “La sabiduría construyó una casa”, hoy se celebran 88 años de historia. La Pontificia Universidad Javeriana, restablecida en 1930, se ha afianzado a lo largo de estas décadas como un referente educativo, de formación, como un escenario propicio para que la academia pueda incidir en la realidad nacional. Desde el reinicio de sus labores, numerosos cambios se han dado en su organización, en la apertura de nuevas facultades y en la incorporación de novedosas herramientas con las que cada día se fortalece este proyecto educativo de la Compañía de Jesús en nuestro país. Por su dirección han pasado importantes personajes de la educación *

Entrevista de Revista Javeriana al Rector de la Universidad con motivo de los 85 años de esta publicación, No. 849, octubre de 2018.

colombiana, y dentro de la lista de sus egresados se encuentran colombianos ilustres que han trabajado, desde su campo de acción, por el desarrollo del país. Con cada nuevo año de historia surgen inquietudes sobre el futuro, se formulan nuevos proyectos de crecimiento, pero sobre todo, se reafirma la misión con la que fue fundada originalmente por la Compañía de Jesús. Con motivo de esta celebración, hablamos con el Padre Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J., rector desde 2014, y miembro activo de la comunidad académica desde hace 37 años. Bajo su dirección, la Universidad ha fortalecido su presencia e impacto en el territorio colombiano, ha ampliado su oferta de formación profesional, ha consolidado la pertinencia de sus programas en el escenario laboral actual, y ha afianzado el poder de la academia como herramienta de


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transformación y desarrollo para Colombia y sus ciudadanos. Revista Javeriana (R.J.): ¿Cómo recibe la Pontificia Universidad Javeriana su aniversario número 88? Jorge Humberto Peláez Piedrahíta (J.H.P.P.): Con mucho optimismo porque tenemos la certeza de una historia muy bien lograda y un horizonte claro. Este es el resultado de un camino recorrido que nos hace sentir muy satisfechos, orgullosos, y en el que quedan grandes hitos que demuestran lo que se ha alcanzado en estas casi nueve décadas. R.J.: ¿Cuáles son algunos de los retos a los que se enfrenta la Universidad? J.H.P.P.: La Universidad tiene retos tan importantes como el de mantener la calidad y ser cada vez más incluyentes en una situación económica difícil que afecta seriamente a la población en general. Nuestra tarea es seguir apoyando los programas y procesos que permitan el acceso de muchas más personas, como Ser Pilo Paga, y las muchas modalidades de financiación que ofrecemos. Esto sigue siendo un gran reto: que estudiantes de diferentes sectores sociales y regiones del país puedan seguir viniendo a la Javeriana. R.J.: Sobre la calidad de la educación, ¿qué se ha logrado y qué retos hay para el futuro? J.H.P.P.: La Acreditación de alta calidad por parte del Ministerio de Educación Nacional es quizá uno

de los hitos más importantes a lo largo de la historia de la Universidad. En 2003, recibimos la acreditación institucional, después de un arduo proceso de evaluación, que fue resultado de un trabajo de varios años. En los tiempos de la rectoría del Padre Jorge Hoyos, S.J. (19831989), se realizaron seminarios de reflexión universitaria, donde se trataban temas como la calidad, la autoevaluación institucional y la acreditación. Poco después se creó el sistema de acreditación para todas las universidades. La Javeriana ha estado siempre a favor de una gran articulación entre las instituciones de tal forma que entre todos logremos una educación de calidad para Colombia. De hecho, en los tiempos del Padre Gerardo Arango, S.J. (1989-1998), se creó el Grupo de las 10, donde confluyen las mejores universidades del país, y seguimos reflexionando y trabajando sobre todos estos asuntos; lo mismo hacemos en escenarios como el que nos ofrece ASCUN, la Asociación Nacional de Universidades, de forma tal que las Universidades públicas y privadas podamos compartir nuestras experiencias y aprendizajes, y tracemos juntos el futuro de la Educación Superior del país. Eso es lo que más nos interesa, que el país como un todo, y sus universidades, sean cada vez mejor. R.J.: A lo largo de estos años la Javeriana ha estado directamente relacionada con el devenir público, político y social del país. ¿Cuáles considera que son los aportes de la Universidad a grandes temas como, por ejemplo, la lucha contra la corrupción?


"88 AÑOS CON LA MIRADA PUESTA EN EL FUTURO"

J.H.P.P.: El mayor aporte de la Universidad, sin duda, son sus egresados. Tenemos la fortuna de contar con personas muy valiosas que le han prestado grandes servicios al país a lo largo de toda su historia. En estos asuntos más concretos como la corrupción, la Universidad creó recientemente la Escuela Javeriana de Gobierno y Ética Pública que viene trabajando al respecto, promoviendo grandes debates. Ahora bien, la Universidad insiste, sobre todo, en la formación ética de los graduandos para que puedan ser ese germen que ayude a transformar la sociedad.

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R.J.: Pero este no es el único debate en el que ha tenido incidencia…

J.H.P.P.: Claro que sí. Quisiera referirme a la presencia de la mujer en la Universidad, y su papel en nuestra institución. En el año 1940, la Universidad abrió una sección femenina para la Facultad de Filosofía y Letras, que poco después se convirtió en las Facultades Femeninas y se estableció como una unidad dedicada especialmente a la educación de la mujer. En eso, de hecho, la Javeriana fue pionera a nivel continental, ya que fue la primera universidad que tuvo una facultad de esa naturaleza, algo que resultaba exótico en ese momento. Ya la Universidad Nacional había empezado a recibir estudiantes, pero la Javeriana fue la primera que abrió una Facultad independiente para ellas.

J.H.P.P.: Por supuesto que no. Otro aporte que consideramos muy valioso ha sido en el sistema de salud del país, uno de los temas más neurálgicos y problemáticos. Desde los años 40 la Javeriana se empeñó en tener su Facultad de Medicina y un Hospital Universitario. Este proyecto ha sido algo absolutamente valioso. Sin la menor duda, la infraestructura hospitalaria de la ciudad y del país se ha beneficiado notablemente con el Hospital Universitario San Ignacio. Ahora bien, debemos destacar además el proyecto de Javesalud, que es una red integral de servicios de salud de cuidado primario, que ha sido ya acreditada y reconocida, y que apoya nuestra investigación en ese campo. R.J.: Y, por supuesto, ha sido pionera también en muchas otras cosas.

Sobre ese tema hay varias anécdotas, entre ellas una que me gustaría compartir. Se trata de una carta de un estudiante de la Universidad Nacional, en el año 42, dirigida al Padre Félix Restrepo, S.J., que en ese momento era rector de la Universidad, cuestionando la decisión de recibir mujeres. La carta dice: “debe tenerse en cuenta que el centro de la mujer es el hogar y no la universidad ni el foro. Quien no entienda esto atenta contra las relaciones más sagradas de la familia y contra el fundamento de la patria”. Pues bien, la Javeriana no estuvo de acuerdo con tales críticas y abrió, incluso la carrera de Derecho, para las mujeres. Las primeras graduadas recibieron su título en Enfermería, y poco a poco se logró que las niñas quedaran plenamente incorporadas en todas las Facultades de la Uni-


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versidad; hasta que desaparecieron las célebres Facultades Femeninas. Este hito nos hace pensar en la apertura que ha caracterizado a la Javeriana. Esa idea de acoger y no excluir se ha mantenido a lo largo de los años y se ve reflejada también en la gran diversidad según el origen de nuestros estudiantes. Aún hoy, cuando la oferta universitaria en las regiones es tan amplia, siguen llegando muchas personas de fuera de Bogotá. No solo en los estudiantes, sino también en el profesorado se aprecia esta condición. Hoy, de hecho, la mayoría de estudiantes son mujeres, y nos enorgullece enormemente que la primera Vicepresidente de la República sea una abogada javeriana.

Para nosotros es un liderazgo enfocado en el servicio, no para tener poder, sino para poner a los otros en el centro de las preocupaciones y de las soluciones. R.J.: ¿Cómo se ve reflejado ese liderazgo en la vida pública?

R.J.: ¿Qué papel juega el concepto de liderazgo ignaciano en la formación universitaria?

J.H.P.P.: Eso me hace pensar en la influencia de la Universidad a través de medios como la Emisora Javeriana, o como la Revista Javeriana que promueve el “diálogo de la Universidad con el mundo”. ¿Qué quiere la Universidad?, esa presencia permanente, no solo de sus egresados y profesores, sino también de su pensamiento y opinión. La capacidad de poder influir en los debates. Esa es una forma de liderazgo que es muy importante. La Revista, por ejemplo, tiene 85 años trabajando en esto, pero también tenemos la Emisora desde 1977.

J.H.P.P.: La Universidad siempre ha querido que sus egresados se distingan especialmente por su ética y su preocupación social. Para que haya transformaciones se necesita liderazgo, personas que asuman un rol importante, que convenzan con su testimonio, que se distingan por su consagración. Hay ejemplos muy valiosos en la Universidad. Esto se hace desde todas las cátedras y en todos los espacios, porque está en el ADN de la Universidad. En Pastoral, por ejemplo, hay programas como Misión País Colombia donde los jóvenes tienen una experiencia profunda de servicio. Esa es una palabra clave para la Javeriana: servicio. La formación desde la Universidad la entendemos como servicio al país.

La Revista Javeriana fue un hito indudable de la Universidad, y por ello merece todo nuestro reconocimiento el Padre Félix Restrepo, S.J., quien la impulsó originalmente. Durante unos años la Revista estuvo a cargo de la Provincia colombiana de la Compañía de Jesús, pero ya llevamos varios lustros en los que es una publicación de la Universidad y orientada al análisis de los problemas colombianos. En la Revista hay una sección preciosa que es Vida Nacional, que fue trabajada especialmente por el Padre Juan Manuel Pacheco, S.J. Esos escritos constituyen una crónica de Colombia desde 1934, cuando empezó la sección, y son un aporte significativo de la Universidad al estudio del país.


"88 AÑOS CON LA MIRADA PUESTA EN EL FUTURO"

Después, se creó la Revista Universitas, en el año 51, que fue la primera publicación de corte académico, para Ciencias JurídicoSociales y Letras. El Padre Emilio Arango, S.J., rector de ese entonces, la presentó como “una cátedra para el profesor, antorcha y estímulo para el alumno, portavoz del esfuerzo común y de la inquietud investigadora para los extraños”. Esta es una forma de presencia de la Universidad, de liderazgo efectivo, de servicio. Después nació Eclesiástica Javeriana, para las facultades eclesiásticas, y hoy por hoy tenemos una colección de revistas indexadas que son un aporte muy valioso a la bibliografía del país. En esto también nos ha ayudado la Editorial Javeriana, un proyecto sumamente importante en el desarrollo de la Universidad en estos 88 años. R.J.: ¿Cómo cree que, desde la Universidad, se puede trabajar por lograr una mejor conexión entre la Colombia Rural y la Colombia Urbana? J.H.P.P.: Nosotros hemos tenido experiencias extraordinarias en este campo. Por ejemplo, Universidad Abierta. Este proyecto nació en los años 70, en la Facultad de Educación, bajo la dirección de ese gran rector que fue el Padre Alfonso Borrero, S.J. (1970-1977). Universidad Abierta era una especie de programa de educación continuada para maestros en regiones apartadas. Fue pionero en el país en la modalidad de Universidad Abierta y a Distancia, y les permitía a los maestros permanecer en sus lugares de origen, llevando a sus entornos los apren-

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dizajes adquiridos y promoviendo mejores prácticas. Esa es la idea que impulsa el Papa Francisco cuando habla de “una Iglesia en salida”. En este caso es la Universidad en salida, no encerrada en sus muros, sino trabajando en las regiones, yendo al encuentro de los problemas y de otras realidades. A lo largo de los años hemos mantenido ese ideal en diversas maneras. Fuimos con unos programas de extensión a Cali en los años 70 y terminamos con una seccional allí, en la capital del Valle. Se han abierto otros escenarios gracias a las impresionantes posibilidades que nos ofrece la tecnología. Por eso la Universidad impulsa especialmente la virtualidad, también ofrece posgrados en ciudades donde hay colegios de la Compañía de Jesús. Esta es una manera de aprovechar la infraestructura, no solo física, de las regiones para estar allá. Como puede apreciarse, se trata de una Universidad que tiene presencia nacional, con una condición particular: que cuando llegamos con programas a otras regiones buscamos el talento humano local para que sean ellos los encargados de mantener los proyectos vivos. R.J.: Retomando algo que menciona, ¿qué dejó la visita del Papa Francisco a Colombia en la Universidad? J.H.P.P.: El mensaje del Papa sobre la reconciliación es un tema en el que la Universidad viene trabajando fuertemente y que ha explicitado en la planeación que nos guía hacia el año 2021. La reconciliación es un asunto a largo plazo, es un proceso


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que toma tiempo y es muy complejo, en una sociedad tremendamente polarizada, afectada fuertemente por la corrupción. Desde la Universidad hemos defendido desde siempre la pluralidad, la diferencia, que es una riqueza inmensa. Entonces, dentro de esa misma pluralidad, la Universidad avanza no solo en la formación de sus muchachos sino en las distintas actividades para que haya espacio y promoción especialmente para la reconciliación. Uno de los grandes problemas del país es el odio entre sectores, un odio que lleva a decisiones en contra del futuro de Colombia. El paso del Papa para Colombia fue un llamado de atención para que insistamos en esa línea, para que renunciemos al conflicto y a la violencia, al odio. La Universidad lo viene trabajando con distintas actividades y de distintas maneras, con foros, investigaciones, con proyectos de impacto social. Insistimos en compartir el mensaje del Papa, en cuanto a que debemos aprender a perdonar, tratar de reconciliarnos para poder vivir en paz, es decir buscar alternativas para la convivencia pacífica en medio de las diferencias. Ese fue el gran aporte del Papa en su paso por nuestro país, el gran llamado, y la Javeriana está exactamente en la línea de Francisco. Además, que en los últimos años, antes incluso de la visita del Papa, nos propusimos hace eco de la Encíclica Laudato Si’. En ese extraordinario documento, el Papa nos dice que en el mundo solo hay una crisis, no una crisis ambiental y otra social, sino una sola crisis,

de humanidad, y que todo está relacionado con todo. Luego, tenemos que tener un pensamiento amplio, comprehensivo, que nos ayude a la reconciliación del ser humano con la naturaleza, con las demás personas que son sus compañeros de viaje en este planeta; una reconciliación con el mundo y con el Creador. R.J.: ¿Qué significa para la Universidad el enfoque interdisciplinario de su proyecto de formación? J.H.P.P.: Ese es otro de los hitos de la Universidad en su historia. En el año 1973, el Padre Alfonso Borrero, S.J., creó la Facultad de Estudios Interdisiciplinarios como un espacio para promover la articulación de distintos saberes alrededor de problemas específicos. Este trabajo venía de años atrás, pues ya en 1965 se planteó un marco teórico que sustentaba la necesidad de ese trabajo conjunto entre todos los saberes, para superar la visión de Facultades aisladas. En eso también fue pionera la Javeriana. En esa Facultad se estudiaban problemas particulares como población, vivienda, el desarrollo rural, donde se hacía un abordaje interdisciplinario. Después vino la Ex Corde Ecclesiae, la Constitución Apostólica del Papa Juan Pablo II en la cual se indicaba la importancia de la interdisciplinariedad en las universidades como diálogo de saberes. Así, en línea con lo que planteaba el Papa, se fortaleció este trabajo y se amplió como parte fundamental de todas las Facultades. Hoy seguimos impulsando la idea de que los sabe-


"88 AÑOS CON LA MIRADA PUESTA EN EL FUTURO"

res no pueden estar aislados, sino que deben apoyarse mutuamente. R.J.: Desde hace algunos años la Universidad se ha posicionado como líder en la consolidación de un ecosistema de innovación, emprendimiento e investigación a nivel local y nacional, ¿por qué trabajar sobre estos temas? J.H.P.P.: Ese es justo otro de los temas de planeación de la Javeriana hacia el 2021. La Universidad dio un paso muy importante cuando creó la Vicerrectoría de Investigación, donde está una oficina dedicada especialmente al tema de la innovación. El encuentro de Arte y Creatividad que acabamos de hacer tiene un componente específico de innovación, de emprendimiento, dos palabras que vienen incorporándose con fuerza en el debate cotidiano, para pensar las cosas de manera diferente, rompiendo esquemas y paradigmas, y apoyándonos en una tecnología que ofrece recursos fascinantes. No seguir pensando en resolver problemas de la manera tradicional, sino con soluciones novedosas y diferentes. En eso viene trabajando la Universidad, y en todas las carreras está presente este tema. Esto es definitivo para que el egresado no piense en salir a buscar un empleo, sino que explore alternativas para crear empresas y hacer aportes novedosos a la sociedad. R.J.: Ya que menciona el tema de Arte, ¿qué significa este conjunto de saberes para la Universidad?

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J.H.P.P.: Para la Javeriana las Artes y las Humanidades son un eje central de su proyecto. Desde el comienzo hemos apostado por el desarrollo de esta área del conocimiento. Hace tres años inauguramos el edificio de la Facultad de Artes, que da hacia el Parque Nacional, y que ha merecido reconocimientos a nivel nacional e internacional. Estos temas tradicionalmente se creían que eran exclusivos de las universidades públicas, y que una universidad privada trabajara sobre música, arte, se veía como un despropósito, algo muy costoso. Pero no, para nosotros no era así. Con la apuesta de ese gran rector que fue el Padre Gerardo Arango, S.J., una persona para quien la vida era osadía y pasión, se materializó un sueño que había nacido en la Facultad de Ciencias Sociales. Por eso, este nuevo edificio lleva su nombre, porque gracias a él se consolidó el programa de estudios musicales, al lado de programas como los de Historia y Literatura. Ese es otro gran espacio que merece especial atención por parte de la Javeriana. En días pasados entregamos el Premio de Novela Corta. A ese programa de música se le sumó el de artes visuales, y más adelante el de artes escénicas, con los cuales se conformó la que hoy es esa gran Facultad que trabaja sobre la sensibilidad, la creatividad, la expresión artística, sobre ese espacio particular de los saberes. La Javeriana siempre ha sido una Universidad que para cumplir sus sueños, enfrenta retos y supera temores. Así avanzamos hacia el


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futuro, con osadía, pero con mucha sensatez. De esa manera hemos logrado cumplir lo que prometemos, y seguimos trabajando para responderle al país, siempre con calidad, seriedad, y con responsabilidad. Eso es lo que queremos que hagan nuestros egresados también. R.J.: La tecnología es, hoy, un tema que no puede excluirse de ninguna actividad, incluso la educación. ¿Cómo enfrenta este panorama la Universidad? J.H.P.P.: La tecnología es algo que ya no es opcional, y la Universidad ha procurado siempre ir al paso de los avances de la tecnología, pero siempre cuidando que primero debe estar el ser humano. Recordemos que por encima está la sabiduría, le sigue el conocimiento, y la base es la información. Porque la tecnología le da unas posibilidades impresionantes al ser humano de acceso a la información y de su utilización. Pero eso tiene que tener sus límites, tiene que tener un sentido. Acuérdese que el lema de esta Universidad es “la sabiduría se construyó una casa”, no la tecnología, no el conocimiento, no la información. Y la sabiduría es ese nivel superior del ser humano donde el horizonte es la trascendencia, el horizonte es la humanidad, el destino, la suerte común y a largo plazo. Es pensar en las generaciones que vienen, reconociendo lo que está en nuestra historia, en nuestro pasado, pero

con ese horizonte inmenso. Es una proyección muy linda. La tecnología bienvenida, pero en el horizonte del ser humano, y de un ser humano que le apuesta a la sabiduría porque le da plenitud y trascendencia. ¿Cómo apoyamos este progreso? Solo miremos la Dirección de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, todo el cambio que ha habido en la Universidad. Todo para facilitar su funcionamiento y su quehacer académico. Este año estamos celebrando precisamente dos décadas de haber abierto nuestro portal web, y 26 años de incorporar el servicio de correo electrónico. Llevo mucho tiempo en la Universidad, y lo que he visto ha sido toda una transformación. La Universidad que conocí en los primeros años era de papel, nos tocó toda la llegada de los computadores, con unos programas y equipos enormes. La llegada de las calculadoras, del teléfono celular. Es decir, lo que hemos presenciado en términos de recursos tecnológicos en el lapso de esta vida es algo extraordinario. Ahora son posibles las teleconferencias, por ejemplo, tener a personas en distintas partes del planeta con las que podemos conversar e interactuar en tiempo real, apoyados en una sola pantalla. Es algo fascinante, pero que tiene que ser bien usado para beneficio de todos los seres humanos y no de la élite que tiene acceso a estas facilidades.


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ACTO DE ENTREGA DE LA CRUZ SAN PEDRO CLAVER Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

Entre las características de la juventud sobresalen la rebeldía y la protesta, expresiones de un individuo que cree que el mundo puede ser distinto, que puede ser mejor; y que, por lo tanto, hay que intentar transformarlo. Entonces, surgen banderas y divisas que señalan sueños y alternativas; se fortalecen la voluntad y el compromiso con el cambio para que las palabras den paso a los hechos. La Libertad y la Justicia, como todos los grandes ideales humanos, siempre han encontrado amigos en la juventud. No solo el vigor propio de esa edad, sino también la amplitud con que entonces aparece el horizonte, animan especialmente a los jóvenes a levantar su voz con

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Palabras del Rector de la Universidad, 7 de septiembre de 2018.

extraordinario entusiasmo, para hacerse sentir frente a sus mayores. Hace 50 años el mundo presenció en París un impresionante movimiento estudiantil que hundía sus raíces en la inconformidad frente a un mundo que parecía haberse detenido y había dejado de funcionar; un mundo que, a su juicio, exigía grandes reformas y un nuevo aliento, como el que pocos años atrás había querido para la Iglesia ese joven octogenario, que entró en la historia con el nombre de Juan XXIII. Hace 50 años también, el mundo se conmovió ante el asesinato de un joven y carismático líder de raza negra, que en los Estados Unidos encabezó con dignidad una poderosa protesta pacífica contra la discriminación racial que en ese país había llevado a una indignante desigualdad. Martin


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Luther King tenía 39 años cuando su sueño acerca de la Igualdad, consignado en ese inolvidable discurso pronunciado ante una impresionante multitud reunida en Washington, fue violentamente interrumpido. Con estas consideraciones, cobra mayor relevancia el acto que nos congrega en este día, cuando nos reunimos en la Javeriana para celebrar el compromiso eficaz, traducido en acciones concretas, de un puñado de jóvenes estudiantes que decidieron empeñarse en la transformación de la sociedad, que llevaron su rebeldía y su protesta a los surcos del trabajo para sembrar y forjar nuevas realidades que hablan de un mundo más humano, donde la Libertad y la Justicia encuentran abrigo seguro. Reciben hoy Ustedes la Cruz San Pedro Claver, distinción universitaria que lleva el nombre de un javeriano insignia, un hombre que es emblema de rebeldía y de protesta; que en Cartagena, “escenario de heroísmos”, según expresión del Padre Ángel Valtierra, S.J., se levantó contra los poderosos para consagrarse al servicio de cientos de africanos esclavizados, arrancados de su terruño y sometidos a oprobiosas condiciones. Claver llegó a la ciudad amurallada cuando tenía 35 años y denunció la injusticia, extendiendo sus brazos y abriendo sus manos para ayudar a esas personas maltratadas, procurando devolverles algo de la dignidad humana que les había sido arrebatada a la fuerza, con violencia. Con sus obras, Claver proclamó claramente y de manera

pacífica, los derechos inalienables de toda persona, anticipándose en más de un siglo a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en 1789, en tiempos de la Revolución Francesa; y a la Declaración Universal de los Derechos Humanos que aprobó en 1948, la Organización de las Naciones Unidas, luego de la Segunda Guerra Mundial. Hizo bien el Congreso de la República, mediante la Ley 95 de 1985, en señalar el 9 de septiembre, festividad de San Pedro Claver, como Día colombiano de los Derechos Humanos, conmemoración que desde hace unos años ha estado asociada en nuestro país a la Semana por la Paz. Para nosotros, en la Universidad Javeriana, es motivo de orgullo encontrar a estos muchachos que han dedicado tiempo valioso de sus vidas a una labor profundamente humanitaria, tiempo que perfectamente podría haber sido para el descanso o la diversión, incluso para otro tipo de actividades orientadas a su propio beneficio y bienestar. Pero no, estos jóvenes han pensado en los otros, en aquellos que nos necesitan, que nos llaman desde la distancia y que conocen lo que es, no solo la marginación, la exclusión, “el descarte”, sino también la indiferencia. Resulta oportuno compartir con Ustedes, parte del mensaje que el año anterior envió el Papa Francisco a los jóvenes, con ocasión del Sínodo de los Obispos, que se piensa realizar en el próximo mes de octubre. El Santo Padre hizo notar que “las


ACTO DE ENTREGA DE LA CRUZ SAN PEDRO CLAVER

palabras que Dios dirigió a Abrahán: «Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré» (Gen 12,1)… están dirigidas hoy también a ustedes”; y lo explicó en los siguientes términos: “son las palabras de un Padre que los invita a ‘salir’ para lanzarse hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones … Cuando Dios le dice a Abrahán «Vete», ¿qué quería decirle? Ciertamente no le pedía huir de los suyos o del mundo. Su invitación fue una fuerte provocación para que dejase todo y se encaminase hacia una tierra nueva. Dicha tierra, -les pregunta Francisco-, ¿no es acaso para ustedes aquella sociedad más justa y fraterna que desean profundamente y que quieren construir hasta las periferias del mundo?”. Esto es lo que ha ocurrido con Ustedes, queridos javerianos: se han dejado ‘provocar’, y entonces, no dudaron en abandonar su comodidad, el mundo conocido, el de las seguridades, para dirigirse “hacia una tierra nueva”, la de los más necesitados, como lo hizo Pedro Claver en la primera mitad del siglo XVII. ¿Con qué propósito? Edificar, calladamente, sin bullicio ni aspavientos, esa “sociedad más justa y fraterna”, de la que habla el Papa, uniendo su propio esfuerzo al de esos hombres y mujeres

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condenados a vivir en “las periferias del mundo”. Recordó también el Santo Padre, en el mensaje citado, una pregunta que hizo a los jóvenes en Cracovia, en la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud: “Las cosas, ¿se pueden cambiar?”, a lo que todos respondieron al unísono: “¡sí!”. Dijo entonces Francisco: “esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo!... Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos”. Queridos Javerianos: Ustedes han deseado sinceramente cambiar el mundo, con generosidad han hecho un aporte significativo que ha renovado la esperanza. Sí, el mundo tiene futuro mientras existan entre nosotros seres humanos como Ustedes, que con su gran sensibilidad, con su coraje y, sobre todo, con su trabajo tesonero hacen la diferencia, transforman la rebeldía y la protesta juvenil en hechos de solidaridad y auténtico progreso. Con nuestras efusivas felicitaciones, les expresamos también nuestra gratitud y reconocimiento.



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CONCIERTO CONMEMORATIVO DEL DÍA DE LA UNIVERSIDAD Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

Nos encontramos reunidos en uno de los más bellos escenarios de nuestro país, la Iglesia de San Ignacio, para conmemorar un aniversario más del restablecimiento de la Universidad Javeriana, acontecimiento que tuvo lugar el 1º de octubre de 1930, hoy hace 88 años. Fue aquí, precisamente, en este recinto sagrado, donde el 16 de febrero de 1931 se inauguraron de nuevo los estudios universitarios que los Jesuitas habían establecido en la época colonial y que hasta 1767 fueron un gran pilar del desarrollo en esta región del mundo, que entonces hacía parte de los dominios españoles de ultramar. Este momento es propicio para recordar al primer superior de la *

Palabras del Rector de la Universidad, Iglesia de San Ignacio, 1º de octubre de 2018.

Provincia Colombiana de la Compañía de Jesús, el P. Jesús María Fernández, S.J., artífice del restablecimiento de nuestra Alma Mater, quien presidió la reunión que se realizó en aquella memorable fecha, no lejos de aquí, en la sala rectoral del Colegio de San Bartolomé, con asistencia de los Padres Consultores de la Provincia y del Colegio, entonces dirigido por el P. José Salvador Restrepo, S.J., su Rector. Allí se encontraba otro destacado jesuita, que llegaría a ser una figura notable del Humanismo Colombiano, el P. Félix Restrepo, S.J., entonces secretario del Provincial, quien desde 1932, sería Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas, cargo en el que sucedió al Decano Fundador, el Padre Fernández. A estos hombres rendimos homenaje especial en esta noche. Ellos, acompañados de eminentes


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académicos como el P. José María Uría, S.J. y los doctores Esteban Jaramillo, José Arturo Andrade, Víctor Cock, Rodrigo Noguera, Alberto Zuleta Ángel y Francisco de Paula Pérez, pondrían los cimientos de una Universidad que, en la celebración de sus 88 años de vida, puede mostrar con legítimo orgullo un balance sumamente positivo, fruto de una labor que lleva la impronta del servicio al país. A los fundadores y a todas las personas que desde entonces han dado continuidad a su tesonero esfuerzo, haciendo realidad el Proyecto Educativo Javeriano, nuestro reconocimiento y gratitud. Se trata de muchos hombres y mujeres que, en la cotidianidad de sus vidas, han contribuido al desarrollo institucional y, de esa manera, a la transformación de la sociedad colombiana en términos de “civilización, cultura y justicia”, según los ideales consignados en nuestros Estatutos. Cabe aquí recordar las palabras del P. José Salvador Restrepo, S.J., primer Rector de la Javeriana, durante su intervención en la sesión inaugural de la Universidad, en 1931: “La Compañía no se ha contentado con la experiencia secular de las viejas universidades, y en los tiempos modernos ha continuado su marcha progresiva, abriendo en sus institutos docentes la puerta a todos los progresos y adelantos de las ciencias, de las industrias y de las artes”, lo que hoy expresaríamos como apertura e innovación. También hizo notar el Padre Restrepo cómo en estos claustros, regentados por los jesuitas, “no se rechaza nada

que sea razonable, que sea justo, que sea conforme a la dignidad humana y al verdadero progreso de la sociedad y del individuo: aquellas palabras que todavía hoy se leen sobre las puertas de nuestras antiguas aulas de Bogotá, «Sapientia aedificavit sibi domun», la Sabiduría se construyó una morada… No ambicionamos nada terreno y deleznable: buscamos solamente la Sabiduría, que es la mejor corona que puede adornar la frente de un hombre”. Permítanme que ahora haga una breve referencia a la Iglesia que nos acoge, esta imponente edificación que fue construida en la primera mitad del siglo XVII, según diseño del jesuita italiano Juan Bautista Coluccini, quien siguió los planos de la Iglesia del Gesú de Roma y estuvo al frente de las obras por varios años. Ese jesuita italiano, que fue astrónomo, arquitecto e ingeniero, músico y experto en la lengua de los chibchas, llegó a Santafé en 1604 y durante casi cuatro décadas contribuyó significativamente al progreso material y espiritual en la capital del Nuevo Reino de Granada. Ubicado en la conocida ‘manzana jesuítica’, este templo fue dado al culto en 1635, y desde entonces ha sido testigo privilegiado de la Historia Nacional. Entre sus muros y bajo sus techos, hoy se albergan tesoros extraordinarios del patrimonio cultural de Colombia. Aquí encontramos las huellas de artistas prominentes como los pintores Baltasar Vargas de Figueroa y Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos; como los escultores Pedro de Laboria, Pedro de Lugo Albarracín y el Hermano


CONCIERTO CONMEMORATIVO DEL DÍA DE LA UNIVERSIDAD

Diego Loessing, notable ebanista alemán, autor del púlpito. Entre las obras que guarda esta Iglesia, se deben destacar: la Capilla de San José, donde el P. Santiago Páramo, S.J. nos dejó los magníficos murales que tanto elogio han merecido; la Capilla del Rapto, considerada como la obra cumbre de Laboria, terminada en 1749, que recrea la experiencia de Ignacio de Loyola en el Hospital de Manresa, junto al río Cardoner; el Altar de San Francisco Javier, en el costado de la derecha, con ese inmenso óleo de Vásquez que exalta la labor misionera del santo, y que en la parte inferior, en preciosa talla, con la escena de su muerte en una isla, frente a las costas de China; y por supuesto, este grandioso Altar Mayor que sirve de fondo para el acto que nos congrega en esta noche. Si nos fijamos en el segundo nivel del altar, en el centro vemos que sobresale la imagen de San Ignacio de Loyola, Fundador y Capitán, que nos enseña con su mano derecha, el emblema de la Compañía, el IHS, abreviatura del nombre de Jesús, distintivo que ostenta también el escudo de nuestra Universidad. Al lado izquierdo de San Ignacio, podemos contemplar a San Francisco Javier, nuestro santo patrono; y en el extremo a San Pedro Claver, el jesuita javeriano que se hizo inmortal en Cartagena de Indias. Por su parte, al lado derecho, encontramos a San Francisco de Borja, y en el extremo, a San Alonso Rodríguez. También podemos contemplar en este altar, las imágenes de otros cuatro jesuitas santos: en el nivel superior, a

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los lados de una talla preciosa de la Inmaculada, San Juan Berchmans y San Estanislao de Kostka; y en el nivel inferior, flanqueando al Sagrado Corazón, San Francisco de Jerónimo y San Luis Gonzaga. Como podemos apreciar Arte y Fe se han unido aquí de manera portentosa para crear un espacio único, de gran belleza, que nos invita al recogimiento, a elevar nuestro espíritu y llevar la mirada a ese horizonte inmenso que nos habla de grandeza y trascendencia. Esa es también la propuesta de Ignacio de Loyola, que permanece vigente: despojarnos de todos los ruidos y esas pequeñeces que nos impiden avanzar por el camino que conduce hacia la verdadera libertad del ser humano. No podría haberse escogido un mejor escenario para escuchar en esta conmemoración del Día de la Universidad, dos piezas musicales del siglo XVII, la la Ópera de San Ignacio y la Misa de San Francisco Javier que serán interpretadas a continuación, gracias al trabajo de un grupo selecto de exalumnos de la Javeriana, especialistas en música antigua. Ellos han querido “mostrar y recrear la riqueza del patrimonio musical y cultural resultante de la presencia de la Compañía de Jesús en los territorios hispanoamericanos”. Estas dos obras se encuentran en los archivos de Sucre y Moxos, en Bolivia. Debemos destacar que la ópera no es obra de un solo compositor sino el resultado de sucesivas adiciones, y que la edición moderna que hoy


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se tiene se basa en los manuscritos que se conservan en los archivos de Chiquitos y Moxos. El argumento se desarrolla alrededor de “el amor de Dios hacia el hombre”, particularmente en la forma como se reflejó, primero, en la vida de Ignacio de Loyola, el antiguo soldado, y luego, en la de Francisco de Javier, el universitario de París; uno y otro, con toda su confianza puesta en Dios y dispuestos a descubrir su voluntad y cumplirla cabalmente. Como podremos apreciar, se trata de dos obras que nos recuerdan la importancia que tuvieron la música y la dramatización litúrgica en la evangelización de los misioneros jesuitas a lo largo del territorio de América del Sur.

Antes de terminar estas palabras, quisiera expresar nuestros sinceros agradecimientos a todas las personas que han participado en la organización de este concierto, lo mismo que a los Maestros de Música e intérpretes de las obras que vamos a escuchar. Que la conmemoración de los 88 años del restablecimiento de la Universidad, renueve nuestro compromiso de servicio al país, con un quehacer académico cada vez más vigoroso y acorde con las nuevas realidades del mundo y los avances en las ciencias, la tecnología, las artes, todos los saberes, que en la Javeriana tienen una referencia particular porque, hoy como ayer, reconocemos que esta es la casa que la Sabiduría se edificó para habitar en ella.


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HOMENAJE A LOS EGRESADOS JAVERIANOS LLAMADOS RECIENTEMENTE A OCUPAR ALTOS CARGOS EN EL ESTADO Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.* En este momento grato de la historia de nuestra Universidad, nos embarga un legítimo sentimiento de orgullo que surge al reconocer que un grupo muy distinguido de egresados de la Javeriana ha llegado a ocupar altos cargos en el Estado colombiano y, por lo tanto, no solo se valoran sus talentos y virtudes, sino que se les brinda la extraordinaria oportunidad de servir al país desde posiciones privilegiadas de los poderes públicos. Por otra parte, la ocasión es propicia para recordar la inmensa responsabilidad que tienen como individuos en cuanto al cumplimiento cabal de sus deberes, y de esa forma, corresponder a la confianza que ha sido depositada en cada uno de ellos; responsabilidad que compartimos de *

Palabras del Rector de la Universidad, 23 de octubre de 2018.

alguna manera en su Alma Master, el Centro de Educación Superior que al otorgarles ayer un título universitario, avaló su idoneidad profesional y su prestancia personal. En verdad me complace mucho ofrecer el homenaje que la Pontificia Universidad Javeriana tributa en esta tarde • a la Doctora Martha Lucía Ramírez, Vicepresidente de la República, • a los Doctores Gloria María Borrero, Juan Pablo Uribe y Ángela María Orozco, Ministros de Justicia, de Salud y de Transporte, respectivamente; • al Doctor Miguel Ceballos, Alto Comisionado para la Paz; • a la Doctora Cristina Lombana, Magistrada de la Corte Suprema de Justicia;


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• a los Doctores Iván Dario González, Juanita López, Laura Isabel Valdivieso, Luis Fernando Pérez y David Melo; Viceministros de Salud Pública y Prestación de Servicios, de Justicia, de Comercio Exterior, de Educación Superior, y de Cultura, respectivamente; • al Doctor Andrés Barreto, Superintendente de Industria y Comercio; • al Doctor Juan Miguel Villa, Presidente de Colpensiones; • a los Doctores Diego Fernando Hernández, José Andrés Romero, Susana Correa, Camilo Gómez, Martha Lucía Ospina, Directores de Colciencias, de la DIAN, del Departamento de Prosperidad Social (excusada por estar fuera del país), de la Agencia de la Defensa Jurídica del Estado, y del Instituto Nacional de Salud, respectivamente; • y a la Doctora Ana María Tribín, Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer. Es evidente que se trata de un grupo insigne de mujeres y hombres con las mejores credenciales para ejercer sus funciones en diversas instancias del Estado, labor que siempre debe desarrollarse, con respeto a la ley y con la mirada puesta únicamente en el interés general y el bien común. Ustedes hacen parte de esa “nueva generación” que, según el Presidente de la República, doctor Iván Duque Márquez, en su discurso de posesión, el pasado 7 de agosto, se encuentra: “motivada por el servicio y no por el ejercicio vanidoso del

poder, comprometida con el futuro y sin anclas en prejuicios del pasado, inspirada en la justicia social y en la seguridad como el cimiento de nuestras libertades, y dedicada a promover el entendimiento, el trabajo en equipo y la construcción de consensos. Es una generación, –concluye el Presidente–, llamada a gobernar libre de odios, de revanchas, de mezquindades”. ¡Cómo no expresarles a Ustedes la honda esperanza que tenemos nosotros, aquí en su Universidad, frente a la tarea que les ha sido encomendada! El país necesita de ciudadanos que den ejemplo de lo que significa ser un buen servidor público. De todos es sabido que la fortaleza de nuestras instituciones está condicionada, en buena medida, por la calidad de los funcionarios que están al servicio del Estado. Ciertamente, en su modo de proceder se juega toda la credibilidad de las instituciones. El buen servidor público escucha atentamente, no sólo la voz de los expertos y de los políticos, sino también la de la opinión pública; permanece bajo la claridad del día, no acepta trabajar bajo las sombras que ponen en duda la transparencia de sus actuaciones, y jamás evitará la rendición de cuentas que le corresponde. La Javeriana, Señoras y Señores, ha sido una Universidad que desde su primera fundación, en 1623, hace ya casi cuatro siglos; y desde su restablecimiento en 1930, ha estado comprometida con el desarrollo del país y el bienestar del pueblo colombiano. Nuestros Estatutos nos señalan con claridad


HOMENAJE A LOS EGRESADOS JAVERIANOS ...

un horizonte: “la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más justa, inspirada en los valores que proclama el Evangelio”. En otras palabras, podríamos decir que soñamos con • una sociedad en la cual todos tengamos cabida, y los conflictos, que siempre habrán de presentarse, se resuelvan pacíficamente, mediante el diálogo y los argumentos, y no mediante la violencia; • una sociedad en la cual la educación llegue a todos los ciudadanos, sin distingos de clases sociales o lugares geográficos, y promueva los valores humanos, la participación responsable en los procesos democráticos y una sana convivencia; • una sociedad en la cual se haga realidad plenamente el respeto a la dignidad humana de todas las personas, donde las oportunidades no sean privilegio de unos pocos y se asegure el imperio de la ley. Este horizonte que construyeron nuestros mayores, ha guiado los pasos de todos los javerianos en esa larga marcha que se inició en 1935, año en que terminaron sus estudios los alumnos de la primera promoción. Se trata de un sueño, un sueño inmenso, que demanda grandes esfuerzos, mucho tiempo y, sobre todo, perseverancia; un sueño que todos debemos ayudar a hacer realidad, en este maravilloso y también complejo país, “una patria densa e indescifrable donde lo inverosímil es la única medida de la realidad… una sociedad sentimental en la que

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prima el gesto sobre la reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza”, según la descripción magistral de Gabriel García Márquez en la Proclama que hizo parte del informe de la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, en 1994. A las ilusiones y las angustias de los colombianos de hoy, busca ahora responder el Gobierno Nacional, –el Gobierno del Bicentenario–, con la formulación del nuevo Plan Nacional de Desarrollo. Se trata de la carta de navegación para los próximos cuatro años, que tiene por título ‘Pacto por Colombia, pacto por la equidad’. Todo pacto conlleva acuerdos y compromisos entre las partes, la consideración de diversas perspectivas e intereses, así como también de la disponibilidad real de recursos. Los pactos se suscriben porque es posible cumplirlos en un tiempo definido; y sus términos deben servir de referencia para evaluar el trabajo realizado en el periodo correspondiente. Qué bueno, entonces, que hoy, en un momento de transición en la historia de nuestra Nación, hablemos de Pacto por Colombia, que sea la patria el punto de confluencia; y que la meta final consista en lograr la equidad, con base, fundamentalmente, en la legalidad y el emprendimiento. En este propósito, no solo el Gobierno cuenta con Ustedes, sino también todo el país, y en particular, esta Universidad, que es su Alma Mater. Tienen Ustedes el desafío de ayudar a “modernizar la política pública y buscar eficiencia y calidad


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de servicio en la administración pública”, compromiso que también fue planteado en el discurso de posesión del Presidente Duque. Cabe recordar aquí lo expresado por el Libertador Simón Bolívar en 1820: “la mejor política es la honradez”. Es de veras muy importante que en colombia recuperemos el sentido de lo público, de ese poder y de esos recursos que son patrimonio de todos los colombianos, sin excepción alguna, porque su origen proviene de cada uno de los ciudadanos, electores y contribuyentes. En este contexto, necesitamos convertirnos todos en celosos guardianes y verdaderos dolientes de ese patrimonio, para evitar que sea mal utilizado, despilfarrado o puesto al servicio de intereses particulares. Tenemos que impedir que los dineros de la Nación se presenten como el gran botín que atrae a bandidos sin escrúpulos. Ustedes, javerianas y javerianos, tienen que convertirse en adalides de la lucha contra la corrupción. El Presidente Duque manifestó su deseo de “gobernar a Colombia con valores y principios inquebrantables”; y advirtió que “la diplomacia sin principios es la hipocresía, la democracia sin principios conduce a la anarquía, la política sin principios se transforma en corrupción y el poder sin principios rápidamente muta al autoritarismo”. De principios y valores Ustedes oyeron hablar en su Alma Mater, como oyen hablar en la actualidad los estudiantes que acuden a esas mismas aulas; principios y valores que deben servir de rieles para guiar su gestión al frente de los despachos, las oficinas

y las entidades que han sido puestas bajo su dirección. Es indispensable también en este acto, hacer referencia a la reconciliación que el país requiere con urgencia. Nadie puede pretender que no existan diferencias a la hora de plantear soluciones para los grandes problemas del país. Esa diversidad de propuestas y perspectivas siempre enriquecerán los debates y nos permitirán escoger con mayor ilustración las mejores opciones. Sin embargo, en los últimos tiempos, se han abierto profundas divisiones en la clase política y en la opinión pública que han conducido a la polarización en el país, a un enfrentamiento obstinado entre bandos o facciones, que apela al odio y raya en la insensatez, poniendo en riesgo, las instituciones y también la democracia. Bienvenidas sean todas las iniciativas y todos los esfuerzos que promuevan la reconciliación en Colombia, el país que nos acoge y sirve de sustento para nuestra vida, el país que está empeñado en superar décadas de conflicto armado y mantiene su anhelo de seguridad y paz. Este camino es empinado, está lleno de obstáculos, pero es el único camino que tenemos si queremos avanzar en términos de desarrollo y progreso para todos los colombianos. En verdad, la reconciliación pone a prueba la grandeza y la generosidad de un pueblo, y en especial, las de sus dirigentes. Apreciadas Javerianas y Javerianos: permítanme, para terminar, que exprese también en esta tarde,


HOMENAJE A LOS EGRESADOS JAVERIANOS ...

unas pocas palabras en clave de sugerencia, ahora que los ojos del país se fijan especialmente en este grupo selecto de javerianos que ha ascendido a un nivel superior de responsabilidades en la sociedad colombiana; palabras que nacen del respeto, el afecto y el interés que la Universidad mantiene hacia sus egresados. No se olviden de los pobres de Colombia, de los millones de compatriotas que viven en la miseria, sin las mínimas condiciones que exige la dignidad humana, muchos de ellos sin techo y alimento. En nuestro país no pueden seguir existiendo “regiones olvidadas”, a donde llegan las promesas en tiempo de campaña electoral, pero el desarrollo no aparece. Háganle saber a todos, con sus ejecutorias, que el Estado no abandona ningún rincón del territorio nacional. Huyan de la demagogia y el populismo que en tiempos de malestar e inconformidad social son acogidos al margen de la razón; no se dejen atrapar por la gestión mediática y el afán de figurar, tentaciones todas que rondan sin

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descanso a quienes, como Ustedes, llegan a ocupar altas posiciones en el Estado. Tengan presente que una imagen favorable en las encuestas, no los convertirá necesariamente en personas dignas del respeto y de la gratitud de sus conciudadanos. Solo una conducta irreprochable y una consagración al trabajo traducida en resultados harán honor a sus nombres y aquilatarán su reputación personal cuando concluyan su labor como servidores públicos. Señoras y señores: la Pontificia Universidad Javeriana se siente profundamente orgullosa de este grupo de Egresados que han aceptado ejercer funciones públicas para servir al país. A ellos nuestras sinceras felicitaciones y los mejores augurios por una exitosa gestión. Que la alegría del momento presente, el entusiasmo y las ilusiones que hoy los acompañan, permanezcan y se fortalezcan con el paso de los días. Sepan que su Alma Mater estará a su lado, atenta a lo que sea necesario para que Ustedes puedan llevar a feliz término las tareas que se les han encomendado.



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ACTO DE ENTREGA DE LA DIVISA DE HONOR JAVERIANA Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

Esta ceremonia, en la cual tendré el gusto de entregar la Divisa de Honor Javeriana a 285 Profesores y Empleados Administrativos de la Universidad, constituye una ocasión propicia para reflexionar sobre la identidad institucional, más allá de los emblemas y los símbolos que se reconocen con facilidad: su escudo, el sello y la bandera tricolor. Les propongo, entonces, que pensemos en dos conceptos importantes relacionados con la identidad, que son complementarios. El primero de ellos se refiere a la semejanza, esa condición que nos habla de características compartidas por un grupo, por ejemplo, rasgos faciales, vestidos o costumbres, que asociamos a la *

Palabras del Rector de la Universidad, 26 de octubre de 2018.

región del mundo donde esas personas nacieron. Es así como al ver a un individuo, nos atrevemos a señalar que es oriental o nórdico, que parece ser de tal o cual país africano o latinoamericano, aunque a veces algunos logran despistarnos completamente. Lo mismo se podría decir en cuanto a sus creencias religiosas, y por eso hablamos de cristianos y musulmanes, o de judíos y budistas, porque hay ritos compartidos y textos que para ellos revisten carácter sagrado. El segundo concepto que, como lo anotaba, es complementario, es la diferencia, esa condición que expresa precisamente lo contrario, no lo que une a un grupo de personas, sino lo que lo hace distinto y genera contraste, condición que nos lleva a reconocer la diversidad que existe en el mundo y la riqueza que conlleva, evidente, por ejemplo, en la natu-


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raleza, en un paisaje con variada topografía y vegetación exuberante. Pues bien, la identidad de los javerianos se forja en la semejanza que se puede descubrir en todas las mujeres y los hombres que ostentan este adjetivo, ya sea porque se trata de un Egresado de esta pujante universidad, nacida hace ya casi cuatro siglos en el territorio de lo que hoy es Colombia; o porque actualmente trabaja en este centro de Educación superior, como Profesor o Empleado Administrativo; o porque está matriculado en un programa académico que ofrece la Javeriana y, por lo tanto, es uno de sus Estudiantes. ese es un primer requisito para que alguien pueda ser considerado como javeriano, requisito que solo se puede cumplir si se da un vínculo formal con la Universidad. Sin embargo, ¿puede decirse que esto es suficiente? No, en realidad no lo es. Entonces, ¿qué es lo que hace semejantes a los javerianos, más allá de poseer un carné que los identifique como tales? ¿Qué es lo que los diferencia de las personas que no son javerianas, que son egresadas de otra universidad, o trabajan o estudian en otra institución de Educación Superior? ¿Cuál es ese ADN qué corre por las venas de un javeriano y lo hace reconocible, sin necesidad de presentar su carné? En el Himno de nuestra Universidad, que entonamos en todas las ceremonias institucionales, encontramos un verso que proclama la equivalencia entre “servir” y “renacer”. Ciertamente, para todo ser humano el servicio que presta a una

persona, no solo enriquece al otro de alguna manera, sino que también lo engrandece a él mismo, lo nutre y lo llena de vida nueva, de nuevos recursos y potencialidades, es decir, lo hace renacer. Sí, es verdad, con el servicio a los demás, crecemos en humanidad. El servicio, queridos profesores y empleados administrativos que hoy reciben la Divisa de Honor Javeriana, es nuestro primer distintivo, marca inconfundible que se hace a todas luces evidente para los demás. Quien es movido por el servicio, tiene como centro focal de sus preocupaciones a los otros, en especial a quienes necesitan de su concurso para poder avanzar en la vida, y encuentran en él, no otro obstáculo, sino todo lo contrario, el apoyo requerido para dar ese paso adelante que a veces parece imposible. Quien de verdad está ‘en modo’ de servicio, no tiene un interés distinto al del necesitado. Ese es todo su interés. Para él no hay beneficios ocultos ni recompensas futuras. ¡No! Solamente la satisfacción que siente por el deber cumplido, el trámite atendido y, en tantos casos, el problema resuelto. Quien se ubica en la línea del servicio se convierte, entonces, en un bienhechor y eso lo engrandece profundamente. ¿Qué se opone al servicio? El egoísmo y el poder. Sí, la excluyente perspectiva personal e individualista que sitúa de manera arrogante a un hombre o a una mujer en particular, como centro de todas sus preocupaciones, con desconocimiento de las realidades, los afanes y las angustias de quienes lo rodean y se ven


ACTO DE ENTREGA DE LA DIVISA DE HONOR JAVERIANA

profundamente afectados por sus decisiones y comportamiento. De esta forma, ignora que “el verdadero poder es el servicio”, como lo ha afirmado en diferentes momentos el Papa Francisco. Cabe recordar que en la Javeriana, “la autoridad tiene el carácter de servicio a la Comunidad Educativa”. Así lo señalan nuestros Estatutos. De manera que en esta Universidad, el gobierno y toda función directiva, lejos de entenderse como ejercicio de poder sobre los demás, deben ser expresión de “un profundo respeto por la persona humana, de comprensión y estima por cada uno de los miembros de la Comunidad Educativa” (n. 60). Otro distintivo de un auténtico javeriano, es el cuidado, un proceder que tiene hondas raíces en la tradición educativa de los jesuitas y que va de la mano del servicio. Se trata de la cura personalis, que hace referencia a la atención personal que se debe dar a cada uno de los miembros de una comunidad, teniendo en cuenta su situación particular. Este es el antídoto contra la masificación y la despersonalización, que no son otra cosa que la deshumanización. Cuidar al otro, considerando su circunstancia concreta; preocuparse por él y por sus cosas, es expresión de solidaridad y también de generosidad. En este contexto resulta oportuno recordar “el cuidado de la casa común”, subtítulo de la Encíclica Laudato Si’, que recoge el llamado angustioso del Papa Francisco acerca del deterioro, no solo del medio ambiente, sino también de la sociedad y la cultura, un deterioro

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que ha llegado a niveles críticos y tiene origen en la actividad humana. Ante una realidad tan dramática como la que enfrentamos en la actualidad, es urgente retomar el cuidado de nuestro planeta, la madre tierra que procura el sustento de todos los seres vivientes. Nosotros, en la Javeriana, nos preocupamos por el cuidado de las personas y sus cosas, por el cuidado de la institución y su campus, el de la ciudad, el del país y su entorno natural. Es nuestro patrimonio, herencia extraordinaria que recibimos gratuitamente y es la base del legado que dejaremos a las futuras generaciones. En consecuencia, somos conscientes de la gran responsabilidad que tenemos al respecto. Queridos miembros de la gran familia Javeriana: Todos compartimos el maravilloso camino que nos ofrece la Javeriana; pasamos muchas horas de nuestras vidas en este entorno, rebosante de esperanza. Esta Universidad, más allá de su historia en el periodo colonial y en la época contemporánea, de su imponente infraestructura, sus edificios e instalaciones, de sus obras y sus sueños, es lo que nosotros todos hacemos en ella, día a día, desde el lugar que cada uno ocupa, en clave de servicio y de cuidado. Esta es la impronta que demuestra semejanza y nos fortalece como comunidad, y que al mismo tiempo, hace la diferencia. Cómo no darle toda la importancia al acto que nos congrega en esta tarde, en el cual reconocemos con inmensa gratitud la labor desarro-


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llada por un grupo de “Profesores y Empleados Administrativos que cumplieron 15 o 25 años de vinculación laboral a la Universidad, así no hayan sido continuos”; condición establecida en el Reglamento de Emblemas, Símbolos y Distinciones para recibir la Divisa de Honor Javeriana, que tendré el gusto de entregarles enseguida. A cada uno de Ustedes la Universidad les dice: ¡Muchas gracias! ¡Felicitaciones! A partir de ahora podrán portar con orgullo esa pequeña insignia, una barreta con los colo-

res de nuestra bandera, –amarillo, blanco y azul–; sobre la cual se halla fijada esa conocida abreviatura formada por tres letras, IHS, tomadas del nombre de Jesús, Buen Pastor, Maestro por excelencia del servicio y del cuidado. Quienes reconozcan la Divisa en su vestuario, sabrán que se encuentran frente a un javeriano cabal, que ha estado vinculado al Alma Mater por muchos años y ha dado testimonio de su amor a la institución, una persona que ha hecho suya la consigna formulada en nuestro Himno: “servir es siempre renacer”.


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“LA COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LA EX CORDE ECCLESIAE Y LA VERITATIS GAUDIUM” Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.* Deseo iniciar esta intervención agradeciendo de forma especial a Monseñor Angelo Zani, Secretario de la Congregación para la Educación Católica, su amable deferencia al invitarme a compartir con Ustedes unas ideas en torno a la complementariedad y plena articulación entre dos Constituciones Apostólicas, que de forma extraordinaria condensan, en un díptico, el magisterio, el munus regendi del Papa, en relación con la educación superior católica.

praxis, esta tarea –sé que ustedes lo entienden– no resulta fácil; presentar un razonamiento que resulte novedoso o identificar unos aspectos que no hubieran sido considerados previamente, ciertamente se escapa de las pretensiones y los objetivos de mi reflexión. La reflexión que les presentaré se hace desde la experiencia que he podido adquirir durante toda mi vida religiosa, en el apostolado educativo. Confío en que les resulte útil.

Ante un auditorio tan experto, profundo conocedor de la Educación Católica, tanto en su dimensión epistemológica como desde la

I. Punto de partida

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Palabras del Rector de la Universidad en el Encuentro Latinoamericano sobre la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium, Bogotá, 6 y 7 de noviembre de 2018. https://www.javeriana.edu. co/rectoria/veritatis-gaudium

Al iniciar estas palabras utilicé, ex professo, la figura de un “díptico”, que se define como un cuadro formado por dos tablas o dos superficies, que generalmente están unidas y se cierran como las tapas de un libro, para señalar mi visión de la plena articulación que presentan ambas Constituciones Apostólicas: la Ex


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corde Ecclesiae, promulgada por san Juan Pablo II, el 15 de agosto de 1995, para las universidades católicas, y la recientemente expedida Constitución Veritatis Gaudium, de Su Santidad, el Papa Francisco, sobre las universidades y facultades eclesiásticas; esto es, cada una de ellas, con un alcance y sentido propio, pero unidas, para formar un solo libro: el magisterio de la Iglesia sobre la educación superior católica.

misionera en salida, que invita, según la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, a:

Esta figura literaria me permite señalar que las dos constituciones apostólicas pueden leerse y considerarse como un continuum de principios, de elementos de un mismo proyecto educativo, y reflejan, a lo largo de los últimos 23 años, la visión y el pensamiento de la Iglesia sobre la educación superior católica.

• Acompañar a la humanidad en todos sus procesos;

De otra parte, y en lo particular, cada una de las Constituciones ofrece también normativas específicas para la organización institucional y la oferta de programas formativos, según su naturaleza. De otra parte, superando su carácter particular para las universidades, facultades y programas eclesiásticos, Veritatis Gaudium tiene la muy interesante característica de enriquecer, de subrayar y de poner en términos de las nuevas y actuales realidades, algunos de los elementos inspiradores de la Ex corde Ecclesiae. El exigente propósito de la Veritatis Gaudium de generar una renovación y relanzamiento de los estudios eclesiásticos tiene como fundamento la actual eclesiología que está impulsando el Papa Francisco con su visión de una iglesia

• “tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos”; • Involucrar a los suyos e involucrarse con los demás, aún en su vida cotidiana;

• Generar frutos de vida nueva, y • Celebrar y festejar cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. (EG, 24). En pocas palabras, es la exhortación a las universidades y facultades eclesiásticas, y también a sus programas de estudio, a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG, 20). II. Elementos transversales de la Ex corde Ecclesiae y de la Veritatis Gaudium Deseo ahora resaltar algunos de los elementos que identifico como transversales, por estar presentes en ambas Constituciones Apostólicas, advirtiendo que no es una enumeración exhaustiva. 1. La educación superior católica debe consagrarse, ir en la búsqueda desinteresada de la verdad. De acuerdo con la Constitución Ex corde Ecclesiae, “Es un honor y una responsabilidad de la Universidad


"LA COMPLEMENTARIEDAD ENTRE LA EX CORDE ECCLESIAE ..."

Católica consagrarse sin reservas a la causa de la verdad”. Esta búsqueda de la verdad en las universidades de la Iglesia Católica, se hace “Sin descuidar en modo alguno la adquisición de conocimientos útiles”, y las diferencian de otras opciones universitarias por “su libre búsqueda de toda la verdad acerca de la naturaleza, del hombre y de Dios.” Esta opción de identidad católica, más que restarle o limitarle su trabajo académico, fortalece su opción por la libertad, la justicia y la dignidad del hombre. (EcE, 4) Ahora bien, la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium, trae a tiempos de hoy y profundiza esta búsqueda desinteresada por la verdad enmarcándola en la alegría, que de acuerdo con San Agustin, se hace “…manifiesta (en) el deseo vehemente que deja inquieto el corazón del hombre hasta que encuentre, habite y comparta con todos la Luz de Dios.” En otras palabras, búsqueda con alegría de la verdad que se expresa en “… el corazón del hombre (que) experimenta ya desde ahora, en el claroscuro de la historia, la luz y la fiesta sin ocaso de la unión con Dios y de la unidad con los hermanos y hermanas en la casa común de la creación, de las que él gozará por siempre en la plena comunión con Dios. (VG, Pro 1) Esta Constitución apostólica avanza más. Señala que el diálogo, “no como una mera actitud táctica, sino como una exigencia intrínseca”, permite experimentar comunitariamente la alegría de la verdad, en todos sus niveles, que además ayuda a profun-

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dizar el significado y las implicaciones prácticas de la verdad. (VG, Pro 4b) La adopción del diálogo como forma privilegiada en la búsqueda de la verdad, se explicita, citando al Papa Benedicto XVI, en «la verdad que es “lógos”, que crea “diálogos” y, por tanto, comunicación y comunión». Lo anterior exige entonces “repensar y actualizar la intencionalidad y la organización de las disciplinas y las enseñanzas” con la lógica del diálogo y la intencionalidad de interpretar sus afirmaciones a la luz de la verdad revelada. (VG, Pro 4b) Implica, igualmente, “… el diálogo con los cristianos pertenecientes a otras Iglesias y comunidades eclesiales, así como con los que tienen otras convicciones religiosas o humanísticas, y que también se (mantenga) una relación «con los que cultivan otras disciplinas, creyentes o no creyentes», tratando de «valorar e interpretar sus afirmaciones y juzgarlas a la luz de la verdad revelada»” (VG, Pro 4b) Culmino este aparte, con la fuerte exhortación que Veritatis Gaudium hace a los filósofos y teólogos: “El teólogo que se complace en su pensamiento completo y acabado es un mediocre. El buen teólogo y filósofo tiene un pensamiento abierto, es decir, incompleto, siempre abierto al maius de Dios y de la verdad, siempre en desarrollo” (VG, Pro 3) 2. La integración del saber como reacción a visiones fragmentadas. La Ex corde Ecclesiae claramente opta por la integración del saber como elección de la formación cató-


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lica para contrarrestar un mundo de visiones fragmentadas. “… El incremento del saber en nuestro tiempo, al que se añade la creciente especialización del conocimiento en el seno de cada disciplina académica” hace más exigente, pero de ninguna manera exonera, la responsabilidad de la educación superior católica de buscar la integración del saber: una Universidad Católica, «debe ser “unidad viva” de organismos, dedicados a la investigación de la verdad ... Es preciso, por lo tanto, promover tal superior síntesis del saber, en la que solamente se saciará aquella sed de verdad que está inscrita en lo más profundo del corazón humano». (EcE, 16) Veritatis Gaudium, a su turno, da una mayor centralidad a esta búsqueda integradora del saber humano, ubicándola como elemento diferenciador de los estudios eclesiásticos: “El principio vital e intelectual de la unidad del saber en la diversidad y en el respeto de sus expresiones múltiples, conexas y convergentes es lo que califica la propuesta académica, formativa y de investigación del sistema de los estudios eclesiásticos, ya sea en cuanto al contenido como en el método”. (VG, Pro 4c) 3. Del anterior principio vital e intelectual, surge la opción por la inter- y la trans- disciplinariedad, ejercidas con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación, para lograr una visión comprehensiva y orgánica de la realidad y la aspiración de perfeccionamiento permanente de la persona humana. (VG, Pro 4c)

Hoy –como lo afirmó Benedicto XVI en la Caritas in Veritate, profundizando el mensaje cultural de la Populorum progressio de San Pablo VI– hay «una falta de sabiduría, de reflexión, de pensamiento capaz de elaborar una síntesis orientadora» En efecto, “Mientras cada disciplina se enseña de manera sistemática y según sus propios métodos, la interdisciplinariedad, apoyada por la contribución de la filosofía y de la teología, ayuda a los estudiantes a adquirir, (primero), una visión orgánica de la realidad y, (segundo), a desarrollar un deseo incesante de progreso intelectual.” Así, se enriquecerá el sentido de la vida humana y se conferirá una nueva dignidad. (EcE, 20) La anterior formulación de la Ex corde Eccleswiae, se concretiza en la Veritatis Gaudium, al aplicarla a los estudios eclesiásticos y, por interpretación extensiva, a toda la formación superior católica. Como nota de interés para el trabajo universitario, la Veritatis Gaudium ofrece una posición interesante e iluminadora de conceptualización de las opciones inter- disciplinariedad, multi- disciplinariedad y trans- disciplinariedad, asunto ampliamente discutido en las comunidades académicas. - “… es sin duda positivo y pro-metedor el redescubrimiento actual del principio de la inter- disciplinariedad: No sólo en su forma «débil», de simple multidisciplinariedad, como planteamiento que favorece una mejor comprensión


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de un objeto de estudio, contemplándolo desde varios puntos de vista; sino también en su forma «fuerte», de transdisciplinariedad, como ubicación y maduración de todo el saber en el espacio de Luz y de Vida ofrecido por la Sabiduría que brota de la Revelación de Dios.” (VG Proemio 4c) Con la opción por la inter- y la trans- disciplinariedad, se busca: - Ofrecer, a través de los distintos itinerarios propuestos por los estudios eclesiásticos, una pluralidad de saberes que correspondan a la riqueza multiforme de lo verdadero, a la luz proveniente del acontecimiento de la Revelación. - Garantizar cohesión, flexibilidad, organicidad y dinamismo, en relación con el panorama actual, fragmentado y no pocas veces desintegrado, de los estudios universitarios y con el pluralismo ambiguo, conflictivo o relativista de las convicciones y de las opciones culturales.” (VG Proemio 4c) De aquí que verdaderos abordajes y rigurosos ejercicios académicos interdisciplinarios y transdisciplinarios deben ser un gran aporte de la educación superior católica en el mundo fragmentado de hoy. 4. Según su propia naturaleza, la educación superior católica presta una importante ayuda a la Iglesia en su misión evangelizadora. (EcE, 49). Ahora bien, Veritatis Gaudium hace un especial llamado a este servicio señalándolo como “criterio prioritario y permanente” de nuestra oferta educativa, en “… la contempla-

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ción y la introducción espiritual, intelectual y existencial en el corazón del kerygma, es decir, la siempre nueva y fascinante buena noticia del Evangelio de Jesús.” (VG Proemio 4a) Según su propia naturaleza, señala San Juan Pablo II en su Constitución Apostólica,”… toda Universidad Católica presta una importante ayuda a la Iglesia en su misión evangelizadora. Se trata de un vital testimonio de orden institucional de Cristo y de su mensaje, tan necesario e importante para las culturas impregnadas por el secularismo o allí donde Cristo y su mensaje no son todavía conocidos de hecho.” Y explicita este servicio evangelizador, en las propias actividades académicas: “… todas las actividades fundamentales de una Universidad Católica deberán vincularse y armonizarse con la misión evangelizadora de la Iglesia: - la investigación realizada a la luz del mensaje cristiano, que ponga los nuevos descubrimientos humanos al servicio de las personas y de la sociedad; - la formación dada en un contexto de fe, que prepare per-sonas capaces de un juicio racional y crítico, y conscientes de la dignidad trascendental de la persona humana; - la formación profesional que comprenda los valores éticos y la dimensión de servicio a las personas y a la sociedad; - el diálogo con la cultura, que favorezca una mejor comprensión de la fe;


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- la investigación teológica, que ayude a la fe a expresarse en lenguaje moderno.” (EcE, 49) Por su parte, la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium, en el Proemio número 3., propugna, desde los estudios eclesiásticos, por una nueva etapa de la evangelización, que previo «un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma», contribuyan a la creación de lo que denomina un “laboratorio cultural providencial”. En efecto, señala que “la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico. De hecho, estos estudios no deben sólo ofrecer lugares e itinerarios para la formación cualificada de los presbíteros, de las personas consagradas y de laicos comprometidos, sino que constituyen una especie de laboratorio cultural providencial, en el que la Iglesia se ejercita en la interpretación de la performance de la realidad, … que se alimenta de los dones de Sabiduría y de Ciencia, con los que el Espíritu Santo enriquece en diversas formas a todo el Pueblo de Dios.” Esta es una expresión más de la invitación del Papa Francisco a una Iglesia en salida, en concordancia con su Carta Encíclica Laudato Sí: “puesto que hoy no vivimos sólo una época de cambios sino un verdadero cambio de época, que está marcado por una «crisis antropológica» [22] y «socio-ambiental», de ámbito global, en la que encontramos cada día más «síntomas de un punto de quiebre, a causa de la gran velocidad de los cambios y de la degradación, que

se manifiestan tanto en catástrofes naturales regionales como en crisis sociales o incluso financieras». Se trata, en definitiva, de «cambiar el modelo de desarrollo global» y «redefinir el progreso». «El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos». (VG, 3) En esta reflexión sobre la acción evangelizadora de la educación superior católica, conviene dedicar unas palabras a la pastoral universitaria definida por la Ex corde Ecclesiae, que ante las realidades secularizadoras presentes en el mundo de hoy, y a las urgencias eficientistas universitarias, no sobra volver con frecuencia a su concepto:

“La pastoral universitaria es aquella actividad de la Universidad que ofrece a los miembros de la Comunidad la ocasión de coordinar el estudio académico y las actividades para-académicas con los principios religiosos y morales, integrando de esta manera la vida con la fe. Dicha pastoral concretiza la misión de la Iglesia en la Universidad y forma parte integrante de su actividad y de su estructura. Una Comunidad universitaria preocupada por promover el carácter católico de la institución, debe ser consciente de esta dimensión pastoral y sensible al modo en que ella puede influir sobre todas sus actividades. (EcE, 38)

Concluyo este aparte con una invitación de la Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, n. 74, citada por Veritatis Gaudium: Hoy, en efecto,


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«se impone una evangelización que ilumine los nuevos modos de relación con Dios, con los otros y con el espacio, y que suscite los valores fundamentales. Es necesario llegar allí donde se gestan los nuevos relatos y paradigmas». (VG, Pro 4b) 5. Diálogo con la cultura La Ex corde Ecclesiae dedica un muy interesante capítulo a la relación de la universidad católica con la cultura. (EcE, 43 a 47) Sus orientaciones se pueden recoger en las siguientes afirmaciones: (1) Por su misma naturaleza, la Universidad promueve la cultura mediante su actividad investigadora, ayuda a transmitir la cultura local a las generaciones futuras. (2) La Universidad Católica, en sí misma, ofrece la rica experiencia cultural de la Iglesia (3) la Universidad Católica es el lugar primario y privilegiado para un fructuoso diálogo entre el Evangelio y la cultura. Ahora bien, la Universidad Católica asiste a la Iglesia mediante el diálogo evangelio-cultura, “… ayudándola a alcanzar un mejor conocimiento de las diversas culturas, a discernir sus aspectos positivos y negativos, a acoger sus contribuciones auténticamente humanas y a desarrollar los medios con los cuales pueda hacer la fe más comprensible a los hombres de una determinada cultura.” Este es un servicio fundamental y crítico de la educación superior católica a la Iglesia, pues como lo señala San Juan Pablo II, en sus

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palabras a los intelectuales, estudiantes y personal universitario en Medellín, Colombia, el 5 de mayo de 1986, citado en Ex corde Eclesiae, número 44: «Una fe que se colocara al margen de todo lo que es humano, y por lo tanto de todo lo que es cultura, sería una fe que no refleja la plenitud de lo que la Palabra de Dios manifiesta y revela, una fe decapitada, peor todavía, una fe en proceso de autoanulación». Por lo anterior, la Universidad Católica: - Debe estar cada vez más atenta a las culturas del mundo de hoy, así como a las diversas tradiciones culturales existentes dentro de la Iglesia. - Debe esforzarse en discernir y evaluar bien, tanto las aspiraciones como las contradicciones de la cultura moderna, para hacerla más apta para el desarrollo integral de las personas y de los pueblos. - Debe defender la identidad de las culturas tradicionales, ayudándolas a incorporar los valores modernos sin sacrificar el propio patrimonio, que es una riqueza para toda la familia humana. - Debe propiciar el diálogo entre pensamiento cristiano y las ciencias modernas, y - Debe ofrecer una contribución al diálogo ecuménico, con el fin de promover la búsqueda de la unidad de todos los cristianos, y al diálogo inter-religioso, ayudando a discernir los valores espirituales presentes en las diversas religiones.


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Hasta aquí la Ex corde Ecclesiae. Ahora bien, Veritatis Gaudium, enrique estos planteamientos entorno al diálogo con la cultura, convocando a la educación superior católica a promover una verdadera cultura del encuentro entre todas las culturas auténticas y vitales. (VG. Prom 4b) Es tremendamente asertivo, el relato del proemio de la Veritatis Gaudium sobre la riqueza pluricultural del cristianismo: “En realidad, «como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que, “permaneciendo plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y a la tradición eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado”. En los diferentes pueblos que experimentan el don de Dios según la propia cultura, la Iglesia manifiesta su genuina catolicidad y muestra “la belleza de este rostro pluriforme”. En las manifestaciones cristianas de un pueblo evangelizado, el Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y regalándole un nuevo rostro». (VG. Prom 4b) 6. Nuevos alcances de la investigación en la educación superior católica Este es quizás uno de los campos donde más avanza la Constitución Apostólica del Papa Francisco respecto a la Ex corde Ecclesiae. De manera convencional, la Ex corde Ecclesiae establece los siguien-

tes alcances a la investigación en las universidades católicas (EcE, 15): - Desde sus ejercicios investigativos, los estudiosos examinan a fondo la realidad con los métodos propios de cada disciplina académica, contribuyendo así al enriquecimiento del saber humano. - Cada disciplina se estudia de manera sistemática, estableciendo después un diálogo entre las diversas disciplinas con el fin de enriquecerse mutuamente. Con la investigación, la universidad católica busca específicamente, (a) la consecución de una integración del saber; (b) el diálogo entre fe y razón; (c) la generación de respuestas éticas, (d) brindar perspectivas teológicas al nuevo conocimiento, y (e) testimoniar la confianza que tiene la Iglesia en el valor intrínseco de la ciencia y de la investigación. La Constitución Veritatis Gaudium, por su parte, advierte la necesidad de dar un nuevo impulso a la investigación científica. A partir de un diagnóstico en el que señala que “los estudios eclesiásticos no pueden limitarse a transmitir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, deseosos de crecer en su conciencia cristiana, conocimientos, competencias, experiencias, sino que deben adquirir la tarea urgente de elaborar herramientas intelectuales que puedan proponerse como paradigmas de acción y de pensamiento, y que sean útiles para el anuncio en un mundo marcado por el pluralismo ético-religioso… (se) pide un aumen-


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to en la calidad de la investigación científica y un avance progresivo del nivel de los estudios teológicos y de las ciencias que se le relacionan. No se trata sólo que se amplíe el ámbito del diagnóstico, ni que se enriquezca el conjunto de datos a disposición para leer la realidad, sino que se profundice para «comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible»”.

facultades eclesiásticas a ser instituciones en salida: “La investigación compartida y convergente entre especialistas de diversas disciplinas constituye un servicio cualificado al Pueblo de Dios y, en particular, al Magisterio, así como un apoyo a la misión de la Iglesia que está llamada a anunciar la Buena Nueva de Cristo a todos, dialogando con las diferentes ciencias al servicio de una cada vez más profunda penetración y aplicación de la verdad en la vida personal y social.”

Veritatis Gaudium, avanza en proponer dispositivos para esta actividad:

7. Nuevo modo de proceder: colaboración y trabajo en red

(1) La creación de centros de investigación en los que estudiosos procedentes de diversas convicciones religiosas y de diferentes competencias científicas puedan interactuar con responsable libertad y transparencia recíproca… a fin de «entrar en un diálogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad. (2) La proyección de polos de excelencia interdisciplinares e iniciativas destinadas a acompañar la evolución de las tecnologías avanzadas, la cualificación de los recursos humanos y los programas de integración. (3) La creación de centros especializados que profundicen en el diálogo con los diversos ámbitos científicos. Coherente con su visión de una Iglesia en salida, el Papa Francisco, invita a las universidades y a las

En Ex corde Ecclesiae, la invitación explicita es la colaboración entre disciplinas e interinstitucional.

“En su esfuerzo por ofrecer una respuesta a (los) complejos problemas, que atañen a tantos aspectos de la vida humana y de la sociedad, la Universidad Católica deberá insistir en la cooperación entre las diversas disciplinas académicas, ... Además, puesto que los recursos económicos y de personal de cada Institución son limitados, es esencial la cooperación en proyectos comunes de investigación programados entre Universidades Católicas, y también con otras Instituciones tanto privadas como estatales.” (Nº 35)

Desde la Veritatis Gaudium, se llama “a la necesidad urgente de «crear redes» entre las distintas instituciones que, en cualquier parte del mundo, cultiven y promuevan los estudios eclesiásticos, y activar con decisión las oportunas sinergias


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también con las instituciones académicas de los distintos países y con las que se inspiran en las diferentes tradiciones culturales y religiosas” (VG, Prom 4) III. Los caminos que debemos empezar a recorrer La tercera y última parte de mi intervención se orienta a resaltar algunos de los caminos que como Universidades y Facultades Eclesiasticas debemos transitar para hacer realidad el magisterio, el munus regendi del Papa, en relación con la educación superior católica. El primer camino, está claramente señalado en la Veritatis Gaudium, al indicar el modo como debemos asumir su aplicación; asumirla como «un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración» (VG, 6)

“La Teología y la cultura de inspiración cristiana han estado a la altura de su misión cuando han sabido vivir con riesgo y fidelidad en la frontera. «Las preguntas de nuestro pueblo, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones poseen valor hermenéutico que no podemos ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan. Todo esto nos ayuda a profundizar en el misterio de la Palabra de Dios, Palabra que exige y pide dialogar, entrar en comunicación»”

El segundo camino que deberemos transitar se puede expresar como el desafío de articular creati-

vamente y con persistencia, las ideas inspiradoras del proemio y el aspecto jurídico normativo, especifico de los estudios eclesiásticos, asuntos que pueden parecer universos separados pero que no lo son, pues el segundo permite realizar, en lo práctico, en el quehacer cotidiano, las ideas inspiradoras y orientadoras del pensamiento educativo del Papa. Un tercer camino nos llevará a la invitación a abordar, desde la formación eclesiástica, nuevos campos del conocimiento, que nos lleva realmente a ser instituciones educativas católicas “en salida”. Muy pronto, deberemos dedicar nuestras reflexiones y estudios, inspirados en la búsqueda de la verdad, en nuevos y complejos asuntos que nos trae la bioética, la bioingeniería, la comunicación social, la familia y el matrimonio, entre otros. Un cuarto camino por recorrer estará en las nuevas formas que las tecnologías de la información y las comunicaciones nos ofrecen para generar nuevos alcances con nuestras propuestas formativas. Me refiero aquí, a la educación virtual y su amplio abanico de posibilidades que nos ofrece para llegar a hombres y mujeres deseosos de recibir nuestra palabra en lugares remotos y con limitaciones de tiempo. La Universidad Javeriana ha empezado ya a recorrer este camino con la preparación, por parte de nuestra Facultad de Teología, de un bachillerato en Teología y, desde la Facultad de Derecho Canónico, de un curso largo, denominado, diplomado, en derecho matrimonial canónico, ambos en modalidad virtual.


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El quinto camino nos llevará a transitar por los exigentes procesos de las acreditaciones y el aseguramiento de la calidad, opción de compromiso ético y de responsabilidad social de nuestros servicios educativos. Una palabra final. Al considerar los contextos y las exigencias que se plantean a los estudios eclesiásticos de realizar su renovación y relanzamiento, inspiradas en una Iglesia en salida misionera, es necesario valorar con objetividad y realismo las condiciones de posibilidad que tienen las Universidades y Facultades Eclesiásticas de realizar eficazmente este mandato de la Iglesia. Me refiero específicamente a la necesidad de reconocer y valorar que los retos de trabajo inter y transdiciplinario, de fortalecimiento de la investigación, del diálogo intercultural, de las opciones de trabajo colaborativo y en red, del compromiso con el mejoramiento continuo de la calidad, del abordaje de nuevas problemáticas humanas, sociales y científicas, para citar algunos de los retos señalados en la reflexión que he compartido con

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Ustedes, ciertamente tienen mayores posibilidades de abordaje en el contexto de instituciones sólidas y comprehensivas de educación superior, que se constituyen en poderosas plataformas académicas desde las cuales es posible encontrar las sinergias de recursos científicos y de soporte para atender tales desafíos. Sin restar valor y mérito alguno al esfuerzo y a los sobresalientes servicios que prestan algunas de nuestras instituciones eclesiásticas y católicas, no pocas veces en solitario, les corresponde realizar con las limitadas posibilidades, esfuerzos verdaderamente extraordinarios para lograr alguna respuesta en los desafíos que se les plantean. La invitación que deseo realizar es a considerar, de forma modulada, las posibilidades que unas y otras instituciones tienen de generar esa buena y exigente noticia de ser laboratorios culturales providenciales, en la nueva etapa de la evangelización, y a reforzar el llamado a un obrar colaborativo y en red que genere integración de capacidades e impactos más profundos.



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"LOS DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI: COMPROMISO, INCLUSIÓN Y APRENDIZAJE" Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

Un saludo muy afectuoso a la comunidad educativa de la Pontificia Universidad Católica de Paraná, y muy en particular a su Rector, Dr. Waldemiro Gremski, con quien me une una gran amistad. Agradezco inmensamente la invitación que se me ha hecho para participar en la semana dedicada a la formación docente. Expreso mi admiración hacia esta Universidad regentada por los Hermanos Maristas, que tiene una amplia oferta educativa, con un número de estudiantes parecido al de la Universidad Javeriana, con la que compartimos los mismos valores y con una presencia regional muy interesante.

*

Palabras del Rector de la Universidad en la Pontificia Universidad Católica de Paraná, Brasil, 13 de febrero de 2019.

El tema que se me ha propuesto desarrollar es Desafíos de la Universidad en el siglo XXI: compromiso, inclusión y aprendizaje. Mi aporte será desde la experiencia, pues compartiré con ustedes algunas reflexiones maduradas en los 38 años de trabajo en la Javeriana, donde he prestado un servicio como docente en el campo de la Teología Moral y de la Bioética, y también como Directivo Universitario como decano, vicerrector académico y rector. El tema que se me ha propuesto lo desarrollaré en los siguientes puntos: 1. Exploración del entorno social 2. Conocimiento de las culturas juveniles 3. Los rankings y su impacto en la marcha de las Universidades


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4. Desafíos que nos plantean los nuevos modelos de educación superior

Un canal privilegiado de comunicación son nuestros exalumnos. Es necesario revisar el tipo de relación que hemos establecido con ellos; 5. Desafíos de la inclusión con frecuencia, los encuentros del 6. Desafíos del aprendizaje Alma Mater con sus exalumnos se 7. Conclusión: ¿Cuáles son los reducen a eventos sociales o para grandes compromisos que tiene ofrecerles productos y servicios. la Universidad para dar respuesta Demos un paso adelante en esta relación; invitemos a nuestros exaa los desafíos del siglo XXI? lumnos para escucharlos, para que 1. Exploración del entorno social nos digan cuáles son las fortalezas y debilidades de la formación que Cuando hablamos de los Desafíos recibieron, cuáles son los nuevos de la Universidad en el siglo XXI, es conocimientos y destrezas que exievidente que necesitamos conocer el ge el mundo laboral, cuáles son los entorno social en el cual realizamos proyectos de desarrollo de la ciudad, nuestra misión. Tenemos que co- la región y el país que aparecen en nocer muy bien la problemática de la agenda de los próximos años. Si la ciudad o ciudades en las cuales queremos conocer cuáles son los estamos, las dinámicas regionales desafíos de la Universidad en el siglo que se mueven a nuestro alrededor; XXI, debemos escuchar atentamente tenemos que estar familiarizados con la voz de los antiguos alumnos. los grandes debates que se están Igualmente, debemos tener unos dando en el país; e igualmente coespacios sistemáticos, no simplenocer las tendencias internacionales mente esporádicos, de encuentro dominantes en educación superior. con actores sociales diversos que Inspirándonos en la invitación nos permitan calibrar la pertinencia que nos hace el Papa Francisco a ser de los programas académicos que una Iglesia en salida, podemos afir- ofrecemos y de la investigación que mar que debemos ser una Universi- realizamos. La creación de nuevos dad en salida, en permanente diálogo programas de pregrado y posgrado con los diversos actores sociales. El no se pueden dejar a la libre imaginaPapa Francisco critica a una Iglesia ción de los académicos. Es necesario cerrada, auto-referenciada, que solo pasarlos por el filtro de un Comité piensa en sus problemas internos. externo de líderes empresariales y Igualmente, debemos rechazar el sociales, de manera que la oferta acamodelo de comunidades académicas démica responda a las necesidades que sólo dialogan internamente, que de transformación de la realidad. En no establecen canales permanen- la Universidad Javeriana nos han tes de comunicación con el mundo sido de gran ayuda los aportes de exterior. Si queremos conocer los este Comité externo que nos asesora desafíos de la Universidad en el en el proceso de creación de nuevos siglo XXI, necesitamos salir de las programas; revisa cuidadosamente aulas de clase, los laboratorios y las la propuesta inicial y, al final del bibliotecas. proceso de formulación del nuevo


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programa, evalúa el documento antes de ser sometido a las aprobaciones dentro de la Universidad y en el Ministerio de Educación Nacional. En síntesis, si queremos conocer los desafíos de la Universidad en el siglo XXI, es necesario establecer canales de comunicación permanentes con el mundo exterior a través de nuestros exalumnos y con los actores de los procesos económicos y sociales. 2. Conocimiento de las culturas juveniles Una función esencial de las Universidades es la formación de profesionales. Además, el trabajo con la juventud pertenece al ADN de la comunidad de los Hermanos Maristas y de los Padres Jesuitas. Por esta razón, necesitamos conocer en profundidad ese complejo mundo de las culturas juveniles. Los expertos en el tema han establecido una compleja tipología, y hablan de diversas generaciones (la generación X, la generación Y o milenials, la generación Z, nacidos después del año 2000), cada una de ellas con sus particularidades, sus sensibilidades, su manera de leer el mundo y absolutamente conectadas con los medios digitales. El impacto de nuestra oferta académica dependerá, en gran parte, de nuestra capacidad de comprensión de estas culturas juveniles y la articulación que logremos con los procesos de aprendizaje. Esta tarea de conocer las culturas juveniles nunca termina, pues en el corto periodo de 2 o 3 años se produce un cambio de

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generación. Por eso hablar de los desafíos de la Universidad en el siglo XXI exige una capacidad de lectura de las diversas culturas juveniles y su impacto en los procesos de aprendizaje. 3. Los rankings y su impacto en la marcha de las Universidades Cada día los rankings tienen un mayor impacto en la conducción de las Universidades, y se han convertido en una potente herramienta para hacer el mercadeo de los programas. No son una moda pasajera. Los rankings llegaron para quedarse. Es importante que tengamos unos criterios claros para interpretarlos. Ciertamente, son un instrumento que nos permite compararnos con otras instituciones de educación superior, identificar fortalezas y debilidades, y elaborar planes de mejoramiento. Pero, ¡atención!, los rankings, y el puesto que ocupa nuestra Universidad en ellos, no pueden convertirse en la obsesión de un Rector ni en la justificación de las políticas académicas. Por encima de los rankings hay que privilegiar la Misión de la Universidad. La gran preocupación de las autoridades personales y colegiadas de gobierno no debe ser subir en los rankings, sino cumplir la Misión de la Universidad y ejecutar la Planeación que nos hemos propuesto. La Misión y la Planeación constituyen la hoja de ruta de la Universidad, y los rankings son una herramienta útil para saber cómo estamos avanzando por ese camino. El gran objetivo del gobierno universitario es el cumplimiento de la Misión.


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4. Desafíos que nos plantean los no utilizamos metodologías activas y nuevos modelos de educación si no centramos toda la atención en los resultados del aprendizaje, las superior Universidades tradicionales iremos Las Universidades somos ins- perdiendo terreno ante ofertas que tituciones altamente respetadas únicamente están interesadas en lo por la sociedad. Tradicionalmente, puramente utilitario, en el saber hacer el sueño de los jóvenes ha sido in- y descalifican la formación integral. gresar y graduarse en una buena Universidad, lo cual les abriría las 5. Desafíos de la inclusión puertas del éxito. En esta reflexión sobre los DeEsta aspiración de los jóvenes safíos de la Universidad en el siglo está cambiando ante la oferta for- XXI, el tema de la inclusión social mativa que están haciendo nuevos ocupa un lugar preferencial. Es imactores que no existían hace unos portante, entonces, que precisemos pocos años. Pensemos, por ejemplo, el sentido de la expresión inclusión en el impacto que tienen estas po- social. Entendemos como inclusión derosas corporaciones con ánimo social la determinación de ofrecer de lucro, que ofrecen programas oportunidades de acceso a la eduvirtuales cortos y, en ocasiones, a cación superior a aquellas personas menor costo que los nuestros, que que, por su condición de pobreza, conducen a la certificación de unas segregación o marginación, han escompetencias. Y los empresarios tado excluidas de ella y, por tanto, están manifestando un interés cre- no han tenido oportunidades para ciente por estas certificaciones en mejorar su calidad de vida. detrimento de los títulos universiTenemos que reconocer que, tarios obtenidos en Universidades acreditadas y que cumplen con altos durante muchísimos años, el acceso a la educación superior estuvo estándares de calidad. reservado a las élites económicas. Estos nuevos actores, que ofrecen La sociedad consideraba natural la certificación de competencias en que estas élites, que habían recibiperiodos cortos y a menor precio, do una buena educación básica y constituyen un gran desafío para secundaria, continuaran su proceso Universidades como la Pontificia de formativo. Los demás jóvenes, la inParaná o la Pontificia Javeriana, que mensa mayoría, debían contentarse creemos en la formación integral, con adquirir unos conocimientos en los valores éticos y en la justicia básicos, casi siempre empíricos, social. Estos son nuestros factores para ejercer un oficio. Esta mendiferenciadores frente a estas nuevas talidad generalizada reforzaba las ofertas que son tan atractivas para estructuras de un sistema social los jóvenes de hoy. ¿Qué significa esto excluyente. para nosotros? Si no cambiamos los Afortunadamente, la situación procesos pedagógicos, si no rediseñamos los espacios de aprendizaje, si ha cambiado, y cada año aumenta


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el número de jóvenes que terminan sus estudios de secundaria y aspiran a continuar su formación. ¿Qué deben hacer las instituciones de educación superior ante las expectativas crecientes de los jóvenes que provienen de diversos colectivos sociales, y no solamente de las élites urbanas, como sucedía en el pasado? Ante este cambio de escenario, las Universidades, a través de los grupos de investigación, debemos identificar cuáles son las nuevas cohortes de jóvenes que esperan ingresar a nuestras aulas. En concreto, la Pontificia Universidad Católica de Paraná debe explorar la demografía y las expectativas de los jóvenes de Curitiba, Londrina, Toledo y Maringá. Tenemos que conocer los perfiles de estos jóvenes que están ingresando a la Universidad, identificar las fortalezas y debilidades de la formación que han recibido y sus expectativas hacia el futuro. Como resultado de estas investigaciones sobre los perfiles y aspiraciones de estos colectivos juveniles, podemos tomar unas decisiones respecto al alcance que queremos darle a la expresión inclusión social, porque ella comprende realidades muy diversas. Cuando abrimos el debate sobre la inclusión social tenemos que preguntarnos si nuestras instituciones están en capacidad de acoger jóvenes que tienen serias limitaciones en cuanto a la movilidad; preguntémonos si tenemos los recursos para asegurar el aprendizaje de jóvenes privados de la visión. Estos dos ejemplos, movilidad y visión, se refieren a limitaciones

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físicas. Pero hay otro tipo de limitaciones, por ejemplo, las cognitivas, que son causa de exclusión. ¿Hasta dónde queremos y podemos llegar en este deseo de abrir la Universidad a otros grupos de jóvenes? El deseo de ser cada día una Universidad más incluyente, que nos lleva a acoger a otro tipo de estudiantes, nos exige revisar el modelo curricular que hemos adoptado durante años, para hacerlo mucho más flexible y permitir diversas rutas de aprendizaje. Pero no basta con conocer los perfiles diferentes de estos estudiantes que tocan las puertas de nuestra Universidad. Tampoco es suficiente con ajustar la flexibilidad de los currículos y ofrecer un acompañamiento personalizado a estos estudiantes. Es necesario trabajar en un cambio cultural dentro de la Universidad. Si no hace un gran esfuerzo para un cambio cultural que valore la diversidad, estos estudiantes que rompen los esquemas tradicionales, seguirán siendo diferentes y extraños, y serán marginados de muchas de las dinámicas universitarias. Es necesario trabajar en un cambio cultural profundo que no solo promueva la tolerancia, sino que reconozca el inmenso aporte de acoger las diferencias y abrir todos los espacios para que participen en la vida universitaria. Cuando hablamos de la incorporación a las dinámicas sociales de la Universidad, debemos evitar la tentación de quererlos absorber, de manera que desaparezcan los


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rasgos particulares de sus culturas, de sus costumbres y de su manera de ver la vida. Es lamentable que la inclusión social se confunda con la asimilación y el desarraigo de las singularidades culturales. En síntesis, cuando hablamos de los desafíos de la inclusión, debemos pensar en la importancia de conocer en profundidad los rasgos de estos colectivos que queremos acoger, tener claridad sobre las posibilidades reales que tenemos de formarlos, flexibilizar los currículos, trazar diversas rutas de formación, acompañarlos mediante la consejería o las tutorías, y crear una atmósfera de respeto y valoración de la diversidad. Todos estos desafíos se recapitulan en un concepto muy rico, como es la interculturalidad. 6. Desafíos del aprendizaje Demos un paso adelante en esta reflexión sobre los Desafíos de la Universidad en el siglo XXI, y abramos el debate sobre los desafíos del aprendizaje. Lo primero que tenemos que reconocer es que las Universidades somos muy conservadoras en cuanto a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Por el contrario, la educación básica y la educación secundaria han sido mucho más innovadoras. En general, las Universidades damos más importancia a los procesos relacionados con la enseñanza que a los resultados del aprendizaje. Por ejemplo, en Colombia existe un organismo del Estado que se llama Consejo Nacional de Acreditación. En las visitas que realiza para verificar

la calidad de los programas y de las instituciones, su atención está focalizada en los factores asociados con la docencia, por ejemplo, el número de profesores que tienen doctorado, los laboratorios, las bases de datos, el número de computadores, etc. Estos factores son importantes dentro de los procesos de calidad, pero no son suficientes. Lo más importante es verificar que los estudiantes están aprendiendo, que son capaces de resolver problemas, que son críticos, que identifican nuevos nichos de realización profesional. Reconozcamos que las Universidades hemos estado muy concentradas en los procesos de enseñanza; es hora de dirigir la mirada a los resultados del aprendizaje. En las Universidades hemos hecho grandes esfuerzos por mejorar la planta profesoral y hemos vinculado a un mayor número de doctores. El paso siguiente que debemos dar es hacer que esos doctores ser conviertan en buenos maestros. En la Universidad Javeriana, hace cuatro años creamos el Centro de Aprendizaje, Enseñanza y Evaluación CAE+E con el objetivo de capacitar a los docentes. En la actualidad ofrecemos los siguientes cursos: procesos y obstáculos del aprendizaje, motivación y compromiso académico, autonomía y cooperación en el aprendizaje, planeación y gestión de la enseñanza, estrategias de enseñanza, recursos para el aprendizaje: análogos y digitales, enfoques de evaluación para el aprendizaje, métodos e instrumentos de evaluación: analíticos e interpretativos; entre otros cursos, y hemos capacitado a 1.046 docentes. Esperamos que este esfuerzo


"LOS DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI ..."

nos ayude a mejorar la calidad de nuestros servicios educativos. En esta conversación sobre los desafíos del aprendizaje, queremos plantear la necesidad de avanzar en el conocimiento de los procesos de aprendizaje. Las Neurociencias han hecho aportes muy significativos. Los Hermanos Maristas y los Padres Jesuitas tenemos una amplia experiencia educativa. Debemos utilizar los recursos que tenemos; hemos desarrollado una importante masa crítica en Medicina, Educación, Ciencias de la Vida, Humanidades y Ciencia Sociales. Tenemos los recursos para desarrollar una potente línea de investigación interdisciplinaria sobre los procesos de aprendizaje basados en los hallazgos de las Neurociencias. Según el análisis realizado por LinkedIn, la red social orientada a empresas, negocios y empleo, las 10 habilidades más demandas en el 2019 son: • Las top 5 habilidades blandas o soft skills son: creatividad, persuasión, colaboración, adaptabilidad, gestión del tiempo. • Las top 5 habilidades duras o hard skills son: computación en la nube, inteligencia artificial, razonamiento analítico, gestión de personal, diseño de la experiencia del usuario (investigar al usuario, plantear la arquitectura de la información que se ofrecerá, realizar los primeros prototipos del producto, buscar soluciones). Estas competencias les permitirán moverse exitosamente en un entorno laboral cambiante.

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Uno de los mayores desafíos en los procesos de aprendizaje es el manejo de la abrumadora cantidad de información disponible en internet. Es necesario dar las herramientas para filtrar críticamente esta información y que los alumnos entiendan que Wikipedia no es la fuente más confiable de información. En las Universidades debemos favorecer la creación de programas interdisciplinarios de manera que los alumnos se aproximen a la solución de los problemas con una mente abierta y rechacen soluciones simplistas. La encíclica del Papa Francisco sobre el Cuidado de la casa común tiene una propuesta profundamente integradora del desarrollo social. Se trata del concepto de Ecología Integral, que nos hace caer en la cuenta de que todo está conectado con todo. Este concepto nos invita a superar la fragmentación del conocimiento especializado, que ha sido responsable de un modelo de desarrollo depredador del medio ambiente. La encíclica Laudato Si' aporta elementos muy ricos para la formación de nuestros estudiantes y nos ayuda a articular los currículos. 7. En conclusión, ¿cuáles son los grandes compromisos que tiene la Universidad para dar respuesta a los desafíos del siglo XXI? Ante la magnitud y complejidad de los problemas sociales, es muy difícil hacer una lista de los compromisos que tiene la Universidad. Llegamos a este punto de nuestra


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presentación con prudencia y humildad. Sin pretensiones, queremos proponer algunos tópicos que consideramos relevantes para invitar a una reflexión creativa. Ante todo, la Universidad debe estar comprometida con su ser y naturaleza universitaria. Desde sus orígenes, la Universidad viene sirviendo a la sociedad transmitiendo y generando conocimiento. Esto es lo que expresamos cuando hablamos de las tres funciones sustantivas de la Universidad de todos los tiempos: docencia, investigación y servicio a la comunidad. El conocimiento es lo que nos da la identidad. Con frecuencia, recibimos solicitudes para atender problemas que son responsabilidad de otras organizaciones. En esto debemos ser muy firmes porque tenemos el peligro de perder el rumbo. No somos ONG, no somos partido político, no somos organismo gubernamental, no somos un grupo religioso dedicado al proselitismo. Somos Universidad. De esta claridad sobre nuestro ser y naturaleza surge otro compromiso, el compromiso con la verdad. Debemos estar por encima de las ideologías. No podemos quedar atrapados en las redes de un grupo político o de otros intereses. Los resultados de nuestras investigaciones no pueden manipularse para satisfacer intereses particulares. Este compromiso con la verdad, que nos pone por encima de agendas particulares, exige que nuestra propuesta formativa no esté condicionada por el interés de formar profesionales que simplemente respondan a las demandas del mercado. El compromiso con la

verdad nos exige formar ciudadanos con conciencia crítica, que sean capaces de identificar las fracturas sociales y proponer soluciones. En un escenario mundial fuertemente polarizado, las Universidades Católicas debemos dar un claro testimonio de pluralismo y apertura a la diversidad. Debemos enseñar que es posible pensar de manera diferente y discutir nuestras ideas de manera civilizada y respetuosa. La diversidad de opiniones es un elemento esencial de la convivencia democrática. Otro compromiso esencial de la Universidad es con su Misión. En ella expresamos lo que somos, lo que queremos hacer, a quiénes queremos servir y hacia qué modelo de sociedad queremos avanzar. En la formulación de la Misión debemos expresar con claridad nuestra identidad como Universidad Católica, al servicio de la Iglesia, y lugar de diálogo entre el Evangelio y las culturas, entre la Teología y las Ciencias. La declaración misional no puede quedarse en simple retórica, sino que debe impregnar toda la actividad académica y el modo de gestión de la Universidad. Tenemos que buscar la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. El compromiso con la Misión nos salvará de ser esclavizados por los rankings y ser manipulados por las modas. La Misión es la que define el rumbo de la Universidad. Las Universidades debemos establecer unos vínculos muy sólidos con el entorno en que prestamos los


"LOS DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD EN EL SIGLO XXI ..."

servicios educativos. Este compromiso exige conocer en profundidad el medio social, identificar a los principales actores sociales y establecer relaciones de confianza con las comunidades que nos rodean. Se trata, pues, de ser Universidades en salida, según la expresión del Papa Francisco, y Universidades insertas en un contexto social, compartiendo los gozos y esperanzas, las incertidumbres y esfuerzos para lograr una mejor calidad de vida. La Universidad debe estar totalmente comprometida con los estudiantes y sus familias, que han depositado su confianza en nosotros. Nos buscan por la oferta de valor que les hemos hecho. Para poder cumplir este compromiso con los estudiantes y sus familias debemos generar una cultura de la auto-evaluación, que nos permita verificar la calidad y la pertinencia de la educación que ofrecemos y de la investigación que realizamos. Cultura de la auto-evaluación que nos hace muy sensibles a los cambios en el entorno social: nuevas profesiones y oficios, nuevas competencias que tenemos que desarrollar, teniendo muy centrada nuestra atención en

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los resultados del aprendizaje que es lo que, finalmente, interesa, Esta cultura de la auto-evaluación permanente nos lleva a cultivar, con extremada finura, unas relaciones de confianza y respeto entre todos los miembros de la comunidad educativa y un clima organizacional en el que no haya lugar para las discriminaciones y que acoja las diversidad y el pluralismo. Para terminar, quisiera enumerar los grandes temas que hemos tratado: 1. Exploración del entorno social 2. Conocimiento de las culturas juveniles 3. Los rankings y su impacto en la marcha de las Universidades 4. Desafíos que nos plantean los nuevos modelos de educación superior 5. Desafíos de la inclusión 6. Desafíos del aprendizaje 7. Conclusión: ¿Cuáles son los grandes compromisos que tiene la Universidad para dar respuesta a los desafíos del siglo XXI?



ETHOS



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PRESENTACIÓN DE LA TERCERA TEMPORADA DE ETHOS Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

En esta tarde nos hemos reunido para hacer una vez más, el ejercicio propio de la memoria, que es simple y llanamente recordar. La etimología de esta palabra de origen latino, ilustra bien lo que significa dicha acción: colocar ‘algo’ de nuevo en el recinto del ‘corazón’, como quien dice, enfrentar en el presente, con todos nuestros sentimientos, un hecho que pertenece ya al pasado, cosa que hacemos permanentemente, no siempre de manera consciente. Cuando escribimos, por ejemplo, fluyen las letras y palabras que de niños, con esfuerzo, aprendimos y que desde entonces reposan con vida en la memoria, esas que en un teclado nos permiten expresar nuestras ideas, habilidad que, no por ser de uso cotidiano, debería dejar

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Palabras del Rector de la Universidad, 23 de octubre de 2017.

de maravillarnos. ¡Es el prodigio de la memoria! En las instituciones, como en las personas, el recuerdo merece un lugar de privilegio porque con él se hace posible la experiencia, indispensable para progresar; y también, porque con él se forja la propia identidad. En esto consiste el poder que tiene la memoria. Sin embargo, no solo recordar es importante; también lo es el olvidar. Así lo señaló el escritor mexicano Juan José Arreola en una penetrante frase: “¿Qué sería de la memoria sin el olvido que la decanta y deslinda? ¿Qué sería del olvido sin la memoria que lo espanta y no lo abarca?”. Nuestra tarea consiste, entonces, en tomar partido en este inevitable enfrentamiento entre el recuerdo y el olvido, en esta lucha por el control territorial, porque el olvido tiene dos grandes aliados: la ingratitud y el paso del tiempo. No-


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sotros, en la Javeriana, hemos hecho opción por el recuerdo agradecido y perdurable. En este contexto, celebramos la llegada de la tercera temporada de ETHOS, el proyecto de memoria audiovisual que en buena hora acometió el Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J., con el apoyo del Centro Ático, bajo la dirección de la Secretaría General de la Universidad. De esta forma, hemos podido ir ‘atrapando’ en formato digital, “la imagen y la palabra de reconocidos miembros de la Comunidad Educativa Javeriana”. Además de escuchar su voz, con rasgos inconfundibles de lenguaje y entonación, acentos y dicción, podemos apreciar sus gestos, sus miradas, el ceño fruncido o la sonrisa distendida que sirven de marco a un determinado planteamiento. Así, en un puñado de minutos, se puede recoger una valiosa muestra de la expresión auténtica de un ser humano. Es memoria enriquecida porque logra superar el registro escrito o la fotografía instantánea, siempre valiosos, aunque limitados en sus posibilidades. Cabe resaltar cómo, gracias a Internet y las redes sociales, han venido aumentando las visitas a estos videos, no sólo en Colombia sino en el exterior. Hoy tenemos el gusto de presentar 30 nuevos protagonistas del Ethos javeriano, “grandes forjadores de la identidad institucional”. Sus nombres se unen a los 21 de la primera temporada, y a los 25 de la segunda temporada, que nos ilustran sobre el modo de ser específico de nuestra

Universidad. Su escogencia constituye un claro reconocimiento del Alma Mater. En ellos encontramos a hombres y mujeres muy distintos en su origen, su formación, sus ideales y sus gustos; que han sido artífices de lo que la Universidad ha llegado a ser en frentes muy diversos de su labor, ya sea en el ámbito académico, en las actividades del medio universitario o en la función administrativa. Se trata de una evidencia maravillosa de una de las características más valoradas en nuestra institución, la universalidad, porque estas personas, desde la diversidad que las identifica, han compartido opciones y valores de la Javeriana, y han empeñado lo mejor de su ser para hacer realidad nuestro Proyecto Educativo. Sí, se trata de sus vidas, una vida que no se puede relatar sin una referencia a los estrechos lazos establecidos con la Javeriana; una vida que refleja con claridad su amor al trabajo y sobre todo, su amor a la Universidad. Ahora bien, quisiera detenerme un momento en un detalle muy significativo de la serie. Para la grabación, se les ha solicitado a los protagonistas llevar al estudio algunos objetos de sus afectos, como fotografías, medallas, diplomas o libros, que evocan episodios de su vida. Al hacerlo, hemos constatado “El poderoso encanto de lo tangible”, título de una columna de Gabriel Silva Luján. Ciertamente, esas cosas materiales permiten conectar al personaje con un hecho histórico de su vida; son como el ancla que al fijarse señaliza un lugar determinado, que poco a poco, va quedando atrás.


PRESENTACIÓN DE LA TERCERA TEMPORADA DE ETHOS

Pues bien, queridos amigos, estamos de nuevo ante un extraordinario testimonio autobiográfico de un grupo egregio de javerianos que se ha convertido en referente para los demás miembros de la Comunidad Educativa. Se podría decir que, una vez más, la ‘alfombra roja’ de la Javeriana se ha extendido para

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recibir hoy a otro grupo selecto de sus protagonistas. A ellos nuestras sentidas felicitaciones y nuestra gratitud. Sus recuerdos son hilos esenciales de ese tejido fuerte y colorido que constituye la historia de la Javeriana, obra magnífica que a todos nos enorgullece, y también nos desafía frente al porvenir.



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PRESENTACIÓN DE LA CUARTA TEMPORADA Y DE ETHOS 100 Jairo Humberto Cifuentes Madrid*

Me complace inmensamente estar esta tarde, aquí con Ustedes, en la presentación de la cuarta temporada de Ethos. Aunque Ethos ha venido adquiriendo en la Javeriana su propio reconocimiento, considero conveniente iniciar estas palabras señalando, especialmente para los familiares e invitados especiales de nuestros personajes de Ethos, el propósito y alcance de este proyecto. Desde el 2015, consideramos fundamental en el Archivo Histórico Javeriano, desarrollar un proyecto orientado a la recuperación y la documentación de la memoria audiovisual de la Pontificia Universidad Javeriana. Específicamente, quisimos explorar la identidad de la uni*

Palabras del Secretario General de la Universidad, 13 de noviembre de 2018.

versidad que, por sentido común, se conforma de los ethos, de los modos de proceder de las personas que la integran, pues una universidad no es otra cosa, que una comunidad de personas dedicadas a los oficios relacionados con el saber, según la clásica definición de universidad. Ethos, en su definición etimológica, es el “conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la identidad de una persona” y, por su reunión estable, el carácter o la identidad de una comunidad. Pero la definición va más allá: “Debemos decir que la palabra griega ethos significa predisposición para hacer el bien”. (DRAL, 23a edición) Bajos estas ideas inspiradoras, surgió entonces el proyecto Ethos cuyo objetivo principal es hacer visible la trayectoria de javerianos


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y javerianas, cuya labor ha sido significativa en la conformación de la identidad Javeriana, a través videos cortos, que muestran el perfil de cada personaje, construido a partir de una investigación previa, y puesto en escena por medio de una entrevista. Para esto último, apoyados en el sobresaliente know how tecnológico de nuestro Centro Ático.

de nuestra identidad Javeriana. Primero, el de la pluralidad, pues como bien nos definimos, somos, como comunidad educativa, la unión estable (no ocasional, ni accidental) de personas distintas, en experiencia y en funciones, pero iguales en dignidad humana, comprometidas en la consecución de los objetivos de la Universidad.

Ethos busca directamente, sin rodeos, lo esencial del ser humano; descubre sus dones que, desde la experiencia particular, le entregan a la Universidad, y con ello hacen historia, y al hacer historia se hacen memoria.

El segundo elemento es el de la perseverancia, que habla de una Institución con una larga tradición, construida a lo largo de los años, a partir de su constancia en la búsqueda de lo que le corresponde hacer según su naturaleza universitaria. Nuestros 100 Ethos nos hablan de personas que, a partir de su constancia y su coherencia, han creído, a lo largo de sus vidas, en el inmenso valor social de su misión de educar, de generar conocimiento o de brindar el soporte necesario de gestión para realizar el proyecto educativo Javeriano.

Estos interesantes y valiosos testimonios, agrupados por temporadas anuales y en las unidades desde donde contribuyeron principalmente a hacer universidad, se conservan en el Archivo Histórico Javeriano, en la Colección Memoria Audiovisual Javeriana, y queda a disposición libre de investigadores y del público en general, interesados en conocer y en saber de sus protagonistas y, obviamente, en saber de la Universidad Javeriana. Además de los extraordinarios personajes de esta IV temporada de Ethos, es motivo de satisfacción el haber completado con ellos: 100 Ethos. 100 Javerianos caracterizados por su diversa riqueza personal y académica, y muy interesantes trayectorias de vida, de quienes nos sentimos supremamente orgullosos.

Créanme que nos sentimos orgullosos de presentarles a 100 grandes forjadores de la identidad institucional a partir de sus historias de vida. Hombres y mujeres de educación superior. Ellos nos han permitido acercarnos, (tal como se menciona en el folleto que ustedes tienen en sus manos), a su vida familiar, cotidianidad, formación y pensamiento javeriano. Nos acercamos a su vida académica y de gestión, al ser humano, social y cultural, que es cada uno de ellos.

Este número, que no tiene carácter cabalístico alguno, sí nos habla de dos elementos fundamentales

Personas que han transformado y enriquecido la educación en y para lo superior, según la recordada frase


PRESENTACIÓN DE LA CUARTA TEMPORADA Y DE ETHOS 100

del padre Alfonso Borrero. Han construido una historia universitaria, desde la participación y la palabra, a partir de su vida, desde la razón y desde el afecto generoso y desinteresado por el bien general; testimonios tan diferentes, tan diversos a lo que estamos viviendo en estos días, en el que personas con intereses oportunistas o políticos, o por ser peregrinos aspirantes a políticos, vanamente consideran transformar la educación superior, en días y meses, desde la acciones violentas, la generación del desconcierto ciudadano, los mensajes excluyentes, las polarizaciones y el miedo. Porque en la Universidad Javeriana, la participación es elemento de nuestra identidad. La Universidad, “procura que todos participen pensando y actuando, no que todos piensen y actúen de la misma manera. En este contexto de participación, el diálogo es (una) de nuestras prácticas determinantes, así lo afirmamos en nuestro Proyecto Educativo Javeriano. Por ello, nuestro recordado y querido profesor Luis Carlos Valencia Sarria, señala: “en la Javeriana siempre pude decir lo que pensaba y pensar lo que decía”. Luego de la presentación del Ethos de Luis Carlos Valencia Sarria, “tener la imaginación abierta para dejar de ser aburrido y dejar de ser provinciano para andar por el mundo”, continúo esta intervención con dos elementos más de nuestra identidad: las miradas universales y la alegría.

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De las miradas globales y universales; de las miradas que trascienden las fronteras culturales, nos habla nuestra Misión institucional, fortalecida en las propias opciones de las universidades jesuitas. Recientemente en Bilbao, a unos pocos kilómetros de la emblemática Loyola, en el mes de julio de este año, más de 200 universidades confiadas a la Compañía de Jesús, en los cinco continentes, se reunieron en su Tercer Encuentro Mundial de Universidades, bajo el sugerente lema: transformar el mundo juntos, y crear la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas – IAJU. De este extraordinario encuentro, un potente mensaje nos queda para nuestra opción identitaria de universalización: El reto de fomentar la interacción entre los grupos humanos culturalmente diversos; el reto por desarrollar tres dimensiones en el diálogo cultural; es decir concebir la universidad como un espacio para la inculturación, que es conciencia crítica de la propia cultura; de la multiculturalidad, o reconocer la cultura de otros, y de la interculturalidad, que es la voluntad de enriquecer la propia cultura con las otras. El último rasgo de nuestra identidad, al que deseo hacer referencia, es la alegría. Ya lo saben Ustedes: la Universidad Javeriana tiene una mirada alegre, positiva y de esperanza del mundo, de la sociedad y del ser humano. “Poner un granito de arena para que ellos pudieran ser felices, como


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yo era feliz”, escuchemos al padre Jorge Humberto Peláez Piedrahita: Con las imágenes y la voz del Ethos del P. Jorge Humberto Pelaez Piedrahita, S.J. vamos a concluir. Hoy estamos aquí para celebrar; para celebrar la vida y la experiencia, para rendir un homenaje a 24 javerianas y javerianos. En verdad, estamos muy contentos, porque los vemos acompañados de sus seres queridos, de sus colegas y amigos, de sus antiguos alumnos. Algunos Ethos, ya sabíamos que no podían acompañarnos porque se encuen-

tran fuera del país o de la ciudad. Nos han enviado mensajes en donde manifiestan su alegría por ser parte de este proyecto. Ellos saben que, a partir del día de hoy, sus historias de vida, así como las de sus compañeros en esta temporada, estarán visibles desde cualquier lugar del mundo. Gracias por acompañarnos en esta tarde de lanzamiento de la IV temporada de Ethos: “la imagen y la palabra de reconocidos miembros de la Comunidad Educativa Javeriana que han forjado la identidad institucional.”


NUESTRO MEDIO UNIVERSITARIO



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POSESIÓN DEL VICERRECTOR DEL MEDIO UNIVERSITARIO Jorge Humberto Peláez Piedrahita, S.J.*

Una de las manifestaciones más significativas de la solidez de una organización es su fortaleza institucional y su modo de gobierno. Con esto nos referimos a: la rigurosa aplicación de sus Estatutos y Reglamentos; la definición objetiva y transparente de las autoridades personales y colegiadas de gobierno; una planeación construida colectivamente que se sigue con fidelidad; unos claros procedimientos de selección, promoción, nombramientos, etc. Cuando no existe una institucionalidad madura, la arbitrariedad se apodera de las organizaciones, que terminan dominadas por grupos de interés, y persiguiendo objetivos ajenos a su naturaleza e identidad institucional.

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Palabras del Rector de la Universidad, 24 de enero de 2019.

La Universidad Javeriana se siente orgullosa de su institucionalidad, y sus prácticas de buen gobierno son un referente para otras Universidades, dentro y fuera del país. Dentro de nuestro devenir institucional, ha terminado su periodo como Vicerrector del Medio Universitario el P. Luis Alfonso Castellanos, S.J., y después de un cuidadoso proceso de consulta, ha sido nombrado el P. Luis Guillermo Sarasa, S.J. para ocupar esta alta responsabilidad universitaria. El Padre Castellanos condujo la Vicerrectoría del Medio Universitario en el contexto de una reforma estatutaria que introdujo cambios muy profundos en el gobierno de las Facultades, y de visión y alcance del Medio Universitario en la Javeriana. El Padre Luis Alfonso supo liderar estos cambios con sabiduría y firmeza.


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Gracias a su exitosa gestión, el Medio Universitario se ha fortalecido, y es absolutamente clara la identidad de la Universidad Javeriana como obra de la Compañía de Jesús. Para la comunidad educativa javeriana, el Medio Universitario es uno de sus mayores tesoros y es factor diferenciador de nuestra propuesta educativa. A raíz de la Reforma de los Estatutos, el Padre Luis Alfonso llevó a cabo una profunda reingeniería de los Centros de la Vicerrectoría, y las bondades de estas transformaciones son evidentes. Gracias, Padre Luis Alfonso. En el día de hoy asume como nuevo Vicerrector del Medio Universitario el P. Luis Guillermo Sarasa, S.J. quien goza de gran autoridad epistemológica entre todos los directivos de la Universidad, particularmente entre sus colegas Decanos. El Padre Luis Guillermo tiene una rigurosa formación en Teología y Sagrada Escritura, y además se ha destacado en los campos de le educación y de la música. Esta feliz convergencia de conocimientos y competencias le será muy útil en este servicio que hoy asume. Han sido muy importantes los avances del Medio Universitario en estos últimos años. Recordemos que la identidad de la Universidad se ve afectada, positiva o negativamente, por lo que hagamos o dejemos de hacer respecto al Medio Universitario. En las conversaciones sostenidas con los equipos que integran los Centros de la Vicerrectoría del Medio Universitario, con los Deca-

nos, los Vicerrectores y el Consejo Directivo Universitario, surgieron unos elementos muy inspiradores que ha recogido en su carta de nombramiento el P. Carlos Eduardo Correa, S.J., Vice-Gran Canciller de la Universidad, y que constituyen la hoja de ruta del nuevo Vicerrector. Ya escuchamos el texto de la carta. A continuación, deseo subrayar algunos puntos. • Los Decanos de las Facultades quieren sentir muy cerca de ellos al Vicerrector del Medio. Quieren escuchar su palabra de aliento e inspiración. Es importante, entonces, definir espacios formales de encuentro individuales y colectivos con los Decanos. Con frecuencia, ellos se sienten un poco abrumados por la amplitud de los frentes que deben atender y requieren de especial acompañamiento que bien pueden encontrar en el Vicerrector del Medio. • En estas conversaciones previas al nombramiento también surgió la necesidad de seguir articulando más estrechamente lo académico y el medio Universitario. Recordemos la riqueza de la palabra currículo, que se refiere a la totalidad de los procesos formativos vividos por los estudiantes. Que no demos la impresión de que la oferta formativa del Medio Universitario es algo paralelo y como de segunda importancia, algo que se relega para los tiempos libres. Luis Guillermo, tus credenciales académicas y artísticas te ayudarán a encontrar formas creativas de articulación.


POSESIÓN DEL VICERRECTOR DEL MEDIO UNIVERSITARIO

• Durante los años anteriores, los Centros del Medio Universitario ajustaron sus estructuras organizacionales y su portafolio de servicios. En los diálogos previos al nombramiento, se vio la conveniencia de avanzar hacia una nueva etapa de consolidación. Para llegar a esta consolidación será muy útil evaluar los impactos que tienen las actividades del Medio Universitario para así fortalecer las que tengan mayor impacto y ajustar lo que se vea conveniente. • Una tarea que sigue pendiente es el modo de trabajo con los posgrados de la Universidad. ¿Cómo posicionar el Medio Universitario dentro de las restricciones horarias de los posgrados? Hasta el momento no hemos encontrado una fórmula eficaz. • El entorno socio-cultural en el cual cumple su misión la Universidad vive en continuo movimiento. Por eso la Universidad debe reinventarse cada día. La Vicerrectoría del Medio Universitario debe tener activados unos sensores ultra-sensibles que nos permitan detectar las

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nuevas sensibilidades juveniles, sus gozos, sus extraordinarios dones y riquezas personales, sus esperanzas e incertidumbres para poder anticiparnos y ofrecerles oportunidades de acompañamiento y apoyo. Los jóvenes son terriblemente frágiles, signados por el consumismo, la competencia sin límites y el facilismo; los convencen con facilidad los extremismos y las posiciones “ideologizantes”; confunden fácilmente participación con activismo; las redes sociales los atrapan; muchos de sus hogares son disfuncionales; y las drogas les ofrecen aparentes válvulas de escape que se convierten en trampas mortales. Necesitamos una enorme creatividad para acompañar a estos jóvenes en el desarrollo de su autonomía. Luis Guillermo, asumes la dirección de una Vicerrectoría del Medio Universitario madura, respetada, con un formidable equipo de colaboradores. Que el Señor te bendiga en este nuevo servicio que prestarás. Que Ignacio de Loyola y Francisco Javier te inspiren en esta misión que lleva el sello de la cura personalis. ¡Cuentas con todo nuestro apoyo y confianza! Felicitaciones y muchas gracias.



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POSESIÓN DEL VICERRECTOR DEL MEDIO UNIVERSITARIO Luis Guillermo Sarasa Gallego, S.J.*

El Padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, en su intervención del pasado 10 de Julio, en Deusto, con motivo del Encuentro mundial de universidades encomendadas a la Compañía de Jesús se refirió, con mucha precisión y lucidez, al énfasis que estamos llamados a vivir en la Universidad de hoy. Decía: “El creciente compromiso de la Compañía de Jesús en el quehacer universitario adquiere su sentido en el deseo de contribuir efectivamente a hacer posible una vida digna, plena, para todos y cada uno de los seres humanos, en el presente y en el futuro”. Y agrega, “Una universidad como la que queremos, fuente de vida, comprometida a fondo en los procesos de reconciliación, experimenta en su propia existencia cotidiana las tensiones propias de la complejidad *

Palabras del nuevo Vicerrector del Medio Universitario, 24 de enero de 2019.

social y cultural en la que se inserta con todo su ser. La universidad vive también la incertidumbre de la historia en la que actúa, experimenta en su propio ser la fragilidad de la vida porque, además, ella misma se siente y se sabe frágil”. Hay en estas palabras profunda sabiduría y un derrotero sólido para la Universidad de hoy. Es a partir de estas ideas, que les comparto mi reflexión sobre ellas y sobre el impacto que producen en esta nueva tarea apostólica que asumo: 1. La universidad como fuente de vida digna y plena 2. La universidad comprometida en los procesos de reconciliación 3. La universidad inmersa en la realidad histórica 4. La universidad como institución que se reconoce frágil


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1. La universidad como fuente de vida digna y plena La universidad no es una institución que se prepare, cada semestre, para recibir estudiantes. La universidad es una comunidad viva que se piensa siempre, que se prepara siempre; que abre sus puertas para recibir jóvenes que quieren formarse. Ellos y ellas, llegan para continuar un proceso que iniciaron cuando, por el amor, llegaron al mundo. La universidad tiene que ser ese ámbito que los reciba, que los acoja, que los forme y que los transforme, que los cuide y que los ame. Sólo así podremos ser fuente de vida digna y plena. Pero, la universidad, configurada como está hoy, es una comunidad que es capaz de recibir porque tiene un gigante equipo humano que le da solidez. Rector, vigilantes, vice-rectores, barrenderos, decanos, quienes nos cuidan, docentes y maestros, jardineros, investigadores, secretarios, y muchos hombres y mujeres más que cumplen su propia función; todos excelentes, todos javerianos, todos permeados por la impronta ignaciana; todos conectados para un mismo fin: dejar el sello impreso en el alma de sus graduandos. ¿Qué ganamos recibiendo miles de estudiantes si sólo vinieran para aprender las ciencias? ¡La universidad tiene que regalarles su sabiduría! ¿De qué nos sirve crecer en tamaño si los jóvenes vinieran sólo a ocupar espacios sin alma?

¡La universidad tiene que ofrecerles, además de los mejores espacios, el alma, el ámbito, el medio, el lugar amable y más humano posible que podamos imaginar para cada uno! ¡Aquí tiene que ser posible el Buen Vivir! El medio universitario tiene ese reto enorme de cuidar a esas 25.000 personas que se mueven por este inmenso campus. Esta es una pequeña ciudad en la gran ciudad que aspira a ser un mundo mejor, una ciudad amable, una ciudad donde la gente se saluda, una ciudad que alimenta a miles; una ciudad con habitantes que se saben sujetos de derechos y deberes; un entorno respetuoso donde cada quien hace bien lo suyo. El estudiante tiene que aprender a estudiar, a investigar, a pensar y reflexionar, pero también queremos que aprenda a jugar, a orar, a descansar, meditar, cuestionar; que pueda mamar gallo (de vez en cuando), que aprendan a usar su tiempo libre y que, también de vez en cuando, pueda perder tiempo; que aprenda a celebrar; que aprenda a enamorarse, que pueda discutir sin violencia; que sepa escuchar y que sepa que siempre habrá quién lo ayude. Todos los demás, los que hacemos posible que este engranaje y este tejido social sea armónico para quien nos busca, tenemos la gran responsabilidad de transmitir este modo de ser de la javeriana. Quien tiene ciencia que la enseñe;


POSESIÓN DEL VICERRECTOR DEL MEDIO UNIVERSITARIO

quien gobierna que sepa discernir; quien cuida, que no piense más que en proteger; quien está en una ventanilla, que sirva con simpatía; quien venda un almuerzo, que lo haga con bondad; quien investiga, que lo haga con el firme propósito de que su hallazgo produzca el bien; quien enseña y estudia, que tenga como faro siempre la justicia. Que todos apuntemos a lograr alcanzar el fin para el cual fuimos creados: servir a los demás. La impronta javeriana está en el medio universitario y todos somos responsables de ella. 2. La universidad comprometida en los procesos de reconciliación La fatalidad del terror, de la violencia y de la muerte siguen siendo una amenaza en este difícil camino de reconciliación que hemos emprendido. La universidad tiene que aprender a discernir los signos de los tiempos. Tanto el llamado del Papa Francisco como de la Compañía de Jesús a hacer realidad la reconciliación con los otros, con el cosmos y con Dios tiene para Colombia y para nuestra universidad énfasis particulares que no podemos ignorar. Una formación integral para nuestros estudiantes requiere de altísimas calidades en lo académico, pero también en lo humano y en lo espiritual. Todas las dimensiones del ser: su mismidad, su relacionalidad, su deseo de lo trascendente, sus creencias, sus miedos y angustias, sus problemas, su salud; su sano deseo de estar bien. Tenemos que pensar siempre

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éste, como un espacio sagrado; en el cual todos nos realizamos, en el cual todos queremos ser felices. ¡Aquí tiene que ser posible el Buen Vivir! 3. La universidad inmersa en la realidad histórica Si nos sentimos responsables y co-partícipes de la transformación de nuevas generaciones, la obligación constante será vivir inmersos en la realidad histórica. La universidad recibe personas que no siempre perciben la realidad en toda su complejidad. En la universidad de hoy urge la necesidad de hacernos responsables de lo que sucede para encarar el futuro de lo que podemos transformar. En cada acción que propongamos tiene que existir un propósito formativo. Las acciones no pueden ser apéndices de una formación académica impecable para individuos que sólo sean receptáculos de ciencia. El verdadero ser humano, como persona, mira al otro desde lo más hondo del grito que le lanzan. A propósito, afirma el Padre General Sosa en el discurso referido al inicio de esta intervención: “Desde este modo de ver, de ubicarnos ante la realidad, encarnamos la opción preferencial por los pobres por la cual la universidad se convierte en un proyecto de transformación social para generar vida plena”. Y continúa, “La universidad concebida como proyecto de transformación social es una universidad que se mueve hacia los márgenes de la historia humana en los que encuentra a quienes son descartados por las estructuras y poderes dominantes.


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Es una universidad que abre sus puertas y ventanas a los márgenes de la sociedad. Con ellos y ellas viene un nuevo aliento vital que hace de los esfuerzos de transformación social fuente de vida y plenitud”. (Discurso A. Sosa). 4. La universidad como institución frágil Por último, como pequeña ciudad en la gran ciudad, la universidad tiene que reconocer, con humildad, que somos todos caminantes. Las ciencias no agotan el conocimiento, la tecnología avanza siempre, las sociedades cambian, la historia no se detiene y nos presenta nuevos signos, lo que es hoy no será mañana y el futuro está por construirse, por vivirse.

Querido Padre Provincial, querido Jorge Humberto, he leído con juicio la carta de nombramiento. Pueden contar conmigo y con que, tanto los retos que me han señalado como los que vayamos encontrando en el camino, serán mi faro para querer realizar esta misión con el más honesto deseo de ser siempre un hijo de san Ignacio que se sabe pecador, pero llamado. A todos los que, desde ahora, empiezo a liderar, les pido paciencia enorme, es tiempo de gozar de los frutos que deja el trabajo de muchos años y nuestro antecesor (Luis Alfonso) pero también, es tiempo de visualizar la nueva siembra porque la historia se mueve hacia adelante. Muchas gracias.


MAGISTERIO DE LA IGLESIA



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CARTA A LOS JÓVENES Papa Francisco*

Queridos jóvenes: Tengo el agrado de anunciarles que en el mes de octubre del 2018 se celebrará el Sínodo de los Obispos sobre el tema «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». He querido que ustedes ocupen el centro de la atención porque los llevo en el corazón. Precisamente hoy se presenta el Documento Preparatorio, que les ofrezco como una “guía” para este camino. Me vienen a la memoria las palabras que Dios dirigió a Abrahán: *

Mensaje del Santo Padre con ocasión de la presentación del Documento Preparatorio de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, 13 de enero de 2017.

http://w2.vatican.va/content/ francesco/es/letters/2017/ documents/papa-francesco_20170113_ lettera-giovani-doc-sinodo.html

«Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostraré» (Gen 12,1). Estas palabras están dirigidas hoy también a ustedes: son las palabras de un Padre que los invita a “salir” para lanzarse hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones, a cuyo encuentro Él mismo los acompaña. Los invito a escuchar la voz de Dios que resuena en el corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo. Cuando Dios le dice a Abrahán «Vete», ¿qué quería decirle? Ciertamente no le pedía huir de los suyos o del mundo. Su invitación fue una fuerte provocación para que dejase todo y se encaminase hacia una tierra nueva. Dicha tierra, ¿no es acaso para ustedes aquella sociedad más justa y fraterna que desean profundamente y que quieren construir hasta las periferias del mundo?


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Sin embargo, hoy, la expresión «Vete» asume un significado diverso: el de la prevaricación, de la injusticia y de la guerra. Muchos jóvenes entre ustedes están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de la tierra natal. El grito de ellos sube a Dios, como el de Israel esclavo de la opresión del Faraón (cfr. Es 2, 23). Deseo también recordarles las palabras que Jesús dijo un día a los discípulos que le preguntaban: «Rabbí […] ¿dónde vives?». Él les respondió: «Venid y lo veréis» (Jn 1,38). También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino? Estoy seguro que, si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo, esta llamada continua a resonar en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena. Esto será posible en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída, Dios, que es rico en misericordia, tenderá su mano para levantarlos. En Cracovia, durante la apertura de la última Jornada Mundial de la Juventud, les pregunté varias veces: «Las cosas, ¿se pueden cambiar?». Y ustedes exclamaron juntos a gran voz «¡sí!». Esa es una respuesta que nace de un corazón joven que no

soporta la injusticia y no puede doblegarse a la cultura del descarte, ni ceder ante la globalización de la indiferencia. ¡Escuchen ese grito que viene de lo más íntimo! También cuando adviertan, como el profeta Jeremías, la inexperiencia propia de la joven edad, Dios los estimula a ir donde Él los envía: «No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte» (Jer 1,8). Un mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos. No tengan miedo de escuchar al Espíritu que les sugiere opciones audaces, no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro. También la Iglesia desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Hagan sentir a todos el grito de ustedes, déjenlo resonar en las comunidades y háganlo llegar a los pastores. San Benito recomendaba a los abades consultar también a los jóvenes antes de cada decisión importante, porque «muchas veces el Señor revela al más joven lo que es mejor» (Regla de San Benito III, 3). Así, también a través del camino de este Sínodo, yo y mis hermanos Obispos queremos contribuir cada vez más a vuestro gozo (cfr. 2 Cor 1,24). Los proteja María de Nazaret, una joven como ustedes a quien Dios ha dirigido su mirada amorosa, para que los tome de la mano y los guíe a la alegría de un ¡heme aquí! pleno y generoso (cfr. Lc 1,38). Con paternal afecto.


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“EDUCAR AL HUMANISMO SOLIDARIO PARA CONSTRUIR UNA 'CIVILIZACIÓN DEL AMOR' 50 AÑOS DESPUÉS DE LA POPULORUM PROGRESSIO” Congregación para la Educación Católica*

Introducción 1. Hace cincuenta años, con la encíclica Populorum progressio, la Iglesia anunciaba a los hombres y a las mujeres de buena voluntad el carácter mundial que la cuestión social había asumido [1]. Dicho anuncio no se limitaba a sugerir una mirada más amplia, capaz de abarcar porciones cada vez más grandes de humanidad, sino que ofrecía un nuevo modelo ético-social. En ella se debía trabajar por la paz, la justicia y la solidaridad, con una visión que supiera comprender el

*

Lineamenta, 16 de abril de 2017

http://www.vatican.va/roman_curia/ congregations/ccatheduc/documents/ rc_con_ccatheduc_doc_20170416_ educare-umanesimo-solidale_sp.html

horizonte mundial de las opciones sociales. Los presupuestos de esta nueva visión ética surgieron unos años antes, en el Concilio Vaticano II, con la formulación del principio de interdependencia planetaria y del destino común de todos los pueblos de la Tierra [2]. En los años sucesivos, la validez explicativa de tales principios encontró numerosas confirmaciones. El hombre contemporáneo experimentó en muchas ocasiones que lo que ocurre en una parte del mundo puede afectar a otras, y que nadie puede –a priori– sentirse seguro en un mundo donde existe sufrimiento o miseria. Si en aquel momento se intuía la necesidad de ocuparse del bien de los demás como si fuera el propio, hoy tal recomendación asume una clara prioridad en la agenda política de los sistemas civiles [3].


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2. La Populorum progressio, en este sentido, puede ser considerada como el documento programático de la misión de la Iglesia en la era de la globalización [4]. La sabiduría que emana de sus enseñanzas continúa a guiar aún hoy el pensamiento y la acción de quienes quieren construir la civilización del «humanismo pleno» [5] ofreciendo –en el cauce del principio de subsidiariedad– “modelos practicables de integración social” surgidos del ventajoso encuentro entre “la dimensión individual y la comunitaria” [6]. Esta integración expresa los objetivos de la “Iglesia en salida”, que “acorta las distancias, se rebaja hasta la humillación si fuera necesario (…), acompaña la humanidad en todos sus procesos, por duros o prolongados que sean” [7]. Los contenidos de este humanismo solidario tienen necesidad de ser vividos y testimoniados, formulados y transmitidos [8] en un mundo marcado por múltiples diferencias culturales, atravesado por heterogéneas visiones del bien y de la vida y caracterizado por la convivencia de diferentes creencias. Para hacer posible este proceso –como afirma Papa Francisco en la encíclica Laudato Si’– “es necesario tener presente que los modelos de pensamiento influyen realmente sobre los comportamientos. La educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no se preocupa además por difundir un nuevo modelo respecto al ser humano, a la vida, a la sociedad y a las relaciones con la naturaleza” [9]. Con el presente documento la Congregación para la Educación Católica entiende proponer las líneas

principales de una educación al humanismo solidario. 1. Escenarios actuales 3. El mundo contemporáneo, multifacético y en constante transformación, atraviesa múltiples crisis. Estas son de distintas naturalezas: crisis económicas, financieras, laborales; crisis políticas, democráticas, de participación; crisis ambientales y naturales; crisis demográficas y migratorias, etc. Los fenómenos producidos por dichas crisis revelan cotidianamente su carácter dramático. La paz está constantemente amenazada y, junto a las guerras tradicionales que combaten los ejércitos regulares, se difunde la inseguridad generada por el terrorismo internacional, bajo cuyos golpes se producen sentimientos de recíproca desconfianza y odio, favoreciendo el desarrollo de sentimientos populistas, demagógicos, corriendo el riesgo de agravar los problemas y fomentando la radicalización del enfrentamiento entre culturas diferentes. Guerras, conflictos y terrorismo son a veces la causa, a veces el efecto, de las inequidades económicas y de la injusta distribución de los bienes de la creación. 4. Estas inequidades generan pobreza, desempleo y explotación. Las estadísticas de las organizaciones internacionales muestran las connotaciones de la emergencia humanitaria en acto, que se refiere también al futuro, si medimos los efectos del subdesarrollo y de las migraciones en las jóvenes generaciones. Tampoco se encuentran exentas de tales peligros las sociedades industriali-


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zadas, donde aumentaron las áreas de marginalidad [10]. De particular importancia es el complejo fenómeno de las migraciones, extendido en todo el planeta, a partir del cual se generan encuentros y enfrentamientos de civilizaciones, acogidas solidarias y populismos intolerantes e intransigentes. Nos encontramos ante un proceso oportunamente definido como un cambio epocal [11]. Este pone en evidencia un humanismo decadente, a menudo fundado sobre el paradigma de la indiferencia. 5. La lista de problemas podría ser más larga, pero no debemos olvidarnos de las oportunidades positivas que presenta el mundo actual. La globalización de las relaciones es también la globalización de la solidaridad. Hemos tenido muchos ejemplos en ocasión de las grandes tragedias humanitarias causadas por la guerra o por desastres naturales: cadenas de solidaridad, iniciativas asistenciales y caritativas donde han participado ciudadanos de todas partes del mundo. Del mismo modo, en los últimos años han surgido iniciativas sociales, movimientos y asociaciones, a favor de una globalización más equitativa cuidadosa de las necesidades de los pueblos con dificultades económicas. Quienes instauran muchas de estas iniciativas –y participan en ellas– son frecuentemente ciudadanos de las naciones más ricas que, pudiendo disfrutar de los beneficios de las desigualdades, luchan a menudo por los principios de justicia social con gratuidad y determinación. 6. Es paradójico que el hombre contemporáneo haya alcanzado me-

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tas importantes en el conocimiento de las fuerzas de la naturaleza, de la ciencia y de la técnica pero, al mismo tiempo, carezca de una programación para una convivencia pública adecuada, que haga posible una existencia aceptable y digna para cada uno y para todos. Lo que tal vez falta aun es un desarrollo conjunto de las oportunidades civiles con un plan educativo que pueda transmitir las razones de la cooperación en un mundo solidario. La cuestión social, como dijo Benedicto XVI, es ahora una cuestión antropológica [12], que implica una función educativa que no puede ser postergada. Por esta razón, es necesario «un nuevo impulso del pensamiento para comprender mejor lo que implica ser una familia; la interacción entre los pueblos del planeta nos urge a dar ese impulso, para que la integración se desarrolle bajo el signo de la solidaridad en vez del de la marginación» [13]. 2. Humanizar la educación 7. «Experta en humanidad», como subrayó hace cincuenta años la Populorum progressio [14], la Iglesia tiene ya sea la misión que la experiencia para indicar itinerarios educativos idóneos a los desafíos actuales. Su visión educativa está al servicio de la realización de los objetivos más altos de la humanidad. Dichos objetivos fueron evidenciados con visión de futuro en la Declaración conciliar Gravissimum educationis: el desarrollo armonioso de las capacidades físicas, morales e intelectuales, finalizadas a la gradual maduración del sentido de responsabilidad; la conquista de la verdadera libertad; la positiva y prudente educación se-


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xual [15]. Desde esta perspectiva, se intuía que la educación debía estar al servicio de un nuevo humanismo, donde la persona social se encuentra dispuesta a dialogar y a trabajar para la realización del bien común [16]. 8. Las necesidades indicadas en la Gravissimum educationis siguen siendo actuales. A pesar que las concepciones antropológicas basadas en el materialismo, el idealismo, el individualismo y el colectivismo, viven una fase de decadencia, todavía ejercen una cierta influencia cultural. A menudo ellas entienden la educación como un proceso de adiestramiento del individuo a la vida pública, en la que actúan las diferentes corrientes ideológicas, que compiten entre sí por la hegemonía cultural. En este contexto, la formación de la persona responde a otras exigencias: la afirmación de la cultura del consumo, de la ideología del conflicto, del pensamiento relativista, etc. Es necesario, por lo tanto, humanizar la educación; es decir, transformarla en un proceso en el cual cada persona pueda desarrollar sus actitudes profundas, su vocación y contribuir así a la vocación de la propia comunidad. “Humanizar la educación” [17] significa poner a la persona al centro de la educación, en un marco de relaciones que constituyen una comunidad viva, interdependiente, unida a un destino común. De este modo se cualifica el humanismo solidario. 9. Humanizar la educación significa, también, reconocer que es necesario actualizar el pacto educativo entre las generaciones. De manera constante, la Iglesia afirma que «la

buena educación de la familia es la columna vertebral del humanismo» [18] y desde allí se propagan los significados de una educación al servicio de todo el cuerpo social, basada en la confianza mutua y en la reciprocidad de los deberes [19]. Por estas razones, las instituciones escolares y académicas que deseen poner a la persona al centro de su misión son llamadas a respetar la familia como primera sociedad natural, y a ponerse a su lado, con una concepción correcta de subsidiariedad. 10. Una educación humanizada, por lo tanto, no se limita a ofrecer un servicio formativo, sino que se ocupa de los resultados del mismo en el contexto general de las aptitudes personales, morales y sociales de los participantes en el proceso educativo. No solicita simplemente al docente enseñar y a los estudiantes aprender, más bien impulsa a todos a vivir, estudiar y actuar en relación a las razones del humanismo solidario. No programa espacios de división y contraposición, al contrario, ofrece lugares de encuentro y de confrontación para crear proyectos educativos válidos. Se trata de una educación –al mismo tiempo– sólida y abierta, que rompe los muros de la exclusividad, promoviendo la riqueza y la diversidad de los talentos individuales y extendiendo el perímetro de la propia aula en cada sector de la experiencia social, donde la educación puede generar solidaridad, comunión y conduce a compartir [20]. 3. Cultura del diálogo 11. La vocación a la solidaridad llama a las personas del siglo XXI a


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afrontar los desafíos de la convivencia multicultural. En las sociedades globales conviven cotidianamente ciudadanos de tradiciones, culturas, religiones y visiones del mundo diferentes, y a menudo se producen incomprensiones y conflictos. En tales circunstancias, las religiones frecuentemente son consideradas como estructuras de principios y de valores monolíticos, inflexibles, incapaces de conducir la humanidad hacia la sociedad global. La Iglesia Católica, al contrario, «no rechaza nada que sea verdadero y santo en estas religiones» y es su deber «anunciar la cruz de Cristo como signo del amor universal de Dios y como fuente de toda gracia» [21]. Está también convencida que, en realidad, las dificultades son a menudo el resultado de una falta de educación al humanismo solidario, basada en la formación a la cultura del diálogo. 12. La cultura del diálogo no recomienda el simple hablar para conocerse, con el fin de amortiguar el efecto rechazante del encuentro entre ciudadanos de diferentes culturas. El diálogo auténtico se lleva a cabo en un marco ético de requisitos y actitudes formativas como así también de objetivos sociales. Los requisitos éticos para dialogar son la libertad y la igualdad: los participantes al diálogo deben ser libres de sus intereses contingentes y deben ser disponibles a reconocer la dignidad de todos los interlocutores. Estas actitudes se sostienen por la coherencia con el propio específico universo de valores. Esto se traduce en la intención general de hacer coincidir acción y declaración, en

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otras palabras, de relacionar los principios éticos anunciados (por ejemplo, paz, equidad, respeto, democracia...) con las elecciones sociales y civiles realizadas. Se trata de una «gramática del diálogo», como lo indica el Papa Francisco, que logra «construir puentes [...] y encontrar respuestas a los desafíos de nuestro tiempo» [22]. 13. En el pluralismo ético y religioso, por lo tanto, las religiones pueden estar al servicio de la convivencia pública, y no obstaculizarla. A partir de sus valores positivos de amor, esperanza y salvación, en un contexto de relaciones performativas y coherentes, las religiones pueden contribuir significativamente a alcanzar objetivos sociales de paz y de justicia. En dicha perspectiva, la cultura del diálogo afirma una concepción propositiva de las relaciones civiles. En lugar de reducir la religiosidad a la esfera individual, privada y reservada, y obligar a los ciudadanos a vivir en el espacio público únicamente las normas éticas y jurídicas del estado, invierte los términos de la relación e invita a las creencias religiosas a profesar en público sus valores éticos positivos. 14. La educación al humanismo solidario tiene la grandísima responsabilidad de proveer a la formación de ciudadanos que tengan una adecuada cultura del diálogo. Por otra parte, la dimensión intercultural frecuentemente se experimenta en las aulas escolares de todos los niveles, como también en las instituciones universitarias; por lo tanto es desde allí que se tiene que proceder para difundir la cultura del diálogo. El


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marco de valores en el cual vive, piensa y actúa el ciudadano que tiene una formación al diálogo está sostenido por principios relacionales (gratuidad, libertad, igualdad, coherencia, paz y bien común) que entran de modo positivo y categórico en los programas didácticos y formativos de las instituciones y agencias que trabajan por el humanismo solidario. 15. Es propio de la naturaleza de la educación la capacidad de construir las bases para un diálogo pacífico y permitir el encuentro entre las diferencias, con el objetivo principal de edificar un mundo mejor. Se trata, en primer lugar, de un proceso educativo donde la búsqueda de una convivencia pacífica y enriquecedora se ancla en un concepto más amplio de ser humano –en su caracterización psicológica, cultural y espiritual– más allá de cualquier forma de egocentrismo y de etnocentrismo, de acuerdo con una concepción de desarrollo integral y trascendente de la persona y de la sociedad [23]. 4. Globalizar la esperanza 16. «El desarrollo es el nuevo nombre de la paz», concluía la Populorum progressio [24]. Dicha afirmación encontró apoyo y confirmación en las décadas sucesivas, y se clarificaron las direcciones del desarrollo sostenible desde el punto de vista económico, social y del medioambiente. Desarrollo y progreso, sin embargo, siguen siendo descripciones de procesos, no dicen mucho sobre los fines últimos del devenir histórico-social. Lejos de exaltar el mito del progreso inmanente de la razón y la libertad, la Iglesia Católica relaciona el desarrollo con

el anuncio de la redención cristiana, que no es una indefinida ni futurible utopía, sino que es ya «sustancia de la realidad», en el sentido que por ella «ya están presentes en nosotros las realidades que se esperan: el todo, la vida verdadera» [25]. 17. Es necesario, por lo tanto, a través de la esperanza en la salvación, ser desde ya signos vivos de ella. ¿En el mundo globalizado, cómo puede difundirse el mensaje de salvación en Jesucristo? «No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor» [26]. La caridad cristiana propone gramáticas sociales universalizantes e inclusivas. Tal caridad informa las ciencias que, impregnadas con ella, acompañarán al hombre que busca sentido y verdad en la creación. La educación al humanismo solidario, por lo tanto, debe partir de la certeza del mensaje de esperanza contenido en la verdad de Jesucristo. Compete a ella, irradiar dicha esperanza, como mensaje transmitido por la razón y la vida activa, entre los pueblos de todo el mundo. 18. Globalizar la esperanza es la misión específica de la educación al humanismo solidario. Una misión que se cumple a través de la construcción de relaciones educativas y pedagógicas que enseñen el amor cristiano, que generen grupos basados ​​ en la solidaridad, donde el bien común está conectado virtuosamente al bien de cada uno de sus componentes, que transforme el contenido de las ciencias de acuerdo con la plena realización de la persona y de su pertenencia a la humanidad. Justamente la educación cristiana


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puede realizar esta tarea primaria, porque ella «es hacer nacer, es hacer crecer, se ubica en la dinámica de dar la vida. Y la vida que nace es la fuente desde donde brota más esperanza» [27]. 19. Globalizar la esperanza también significa sostener las esperanzas de la globalización. Por una parte, en efecto, la globalización ha multiplicado las oportunidades de crecimiento y abrió las relaciones sociales a nuevas e inéditas posibilidades. Por otro lado, además de algunos beneficios, ella causó desigualdades, explotación e indujo de manera perversa a algunos pueblos a padecer una dramática exclusión de los circuitos de bienestar. Una globalización sin visión, sin esperanza, es decir sin un mensaje que sea al mismo tiempo anuncio y vida concreta, está destinada a producir conflictos, a generar sufrimientos y miserias. 5. Hacia una verdadera inclusión 20. Para corresponder a su función propia, los proyectos formativos de la educación al humanismo solidario se dirigen hacia algunos objetivos fundamentales. Antes que nada, el objetivo principal es permitir a cada ciudadano que se sienta participante activo en la construcción del humanismo solidario. Los instrumentos utilizados deben favorecer el pluralismo, estableciendo espacios de diálogo finalizados a la representación de las instancias éticas y normativas. La educación al humanismo solidario debe tener una especial atención para que el

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aprendizaje de las ciencias corresponda a la conciencia de un universo ético donde la persona actúa. En particular, esta recta concepción del universo ético tiene que avanzar hacia la apertura de horizontes del bien común progresivamente más amplios, hasta llegar a toda la familia humana. 21. Este proceso inclusivo supera los límites de las personas que viven actualmente en la tierra. El progreso científico y tecnológico demostró en los últimos años, cómo las decisiones que se toman en el presente son capaces de influir en los estilos de vida y –en algunos casos– sobre la existencia de los ciudadanos de las futuras generaciones. «La noción de bien común incorpora también a las generaciones futuras» [28]. El ciudadano de hoy, de hecho, debe ser solidario con sus contemporáneos donde quiera que se encuentren, pero también con los futuros ciudadanos del planeta. Ya que «el problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis [...] y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender a las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras» [29]; entonces la tarea específica que puede realizar la educación al humanismo solidario es contribuir a edificar una cultura basada en la ética intergeneracional. 22. Esto significa que la educación extiende el ámbito clásico del alcance de su acción. Si hasta ahora se consideraba la escuela como la institución que forma los ciudadanos


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del mañana, si las agencias formativas responsables de la educación permanente se ocupan de los ciudadanos del presente, a través de la educación al humanismo solidario se cuida la humanidad del futuro, la posteridad, con quienes se debe ser solidarios tomando decisiones responsables. Es aún más verdadero con respecto a la formación académica, porque es a través de ella que se proporcionan las competencias necesarias para tomar las decisiones decisivas del equilibrio de los sistemas humano-sociales, naturales, ambientales, etc. [30]. Los temas desarrollados en los cursos universitarios, en este sentido, deberían realizarse según un criterio decisivo para la evaluación de su calidad: la sostenibilidad con las exigencias de las generaciones futuras. 23. Para que sea una verdadera inclusión es necesario hacer un paso ulterior, es decir construir una relación de solidaridad con las generaciones que nos precedieron. Lamentablemente, la afirmación del paradigma tecnocrático, en algunos casos, redimensionó el saber histórico, científico y humanístico –con su patrimonio literario y artístico– mientras que una visión correcta de la historia y del espíritu con el cual nuestros antepasados han ​​ enfrentado y superado sus desafíos, puede ayudar al hombre en la compleja aventura de la contemporaneidad. Las sociedades humanas, las comunidades, los pueblos, las naciones son el fruto del pasaje de la historia donde se revela una identidad específica en continua elaboración. Comprender la relación fecunda entre el devenir histórico de una

comunidad y su vocación al bien común y al cumplimiento del humanismo solidario implica la formación de una conciencia histórica, basada en la conciencia de la indisoluble unidad que lleva a los antepasados, a los contemporáneos y a la posteridad a superar los grados de parentesco para reconocerse todos igualmente hijos del Padre, y por lo tanto en una relación de solidaridad universal [31]. 6. Redes de cooperación 24. Así como la Encíclica Populorum progressio recomienda la elaboración de «programas concertados» [32], hoy es evidente la necesidad de hacer converger las iniciativas educativas y de investigación hacia los fines del humanismo solidario, con la conciencia que «no deberían permanecer dispersos o aislados, y menos aún opuestos por razones de prestigio o poder» [33]. Construir redes de cooperación, desde el punto de vista educativo, escolar y académico, significa activar dinámicas incluyentes, en constante búsqueda de nuevas oportunidades para introducir en el propio circuito de enseñanza y aprendizaje sujetos distintos, especialmente aquellos que les resulta difícil aprovechar un plan una formación adecuado a sus necesidades. Recordando también, que la educación sigue siendo un recurso escaso en el mundo, considerando que existen sectores de la humanidad que sufre por la falta de instituciones idóneas al desarrollo, el primer esfuerzo de educación al humanismo solidario es la socialización de sí mismo a través de la organización de redes de cooperación.


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25. Una educación al humanismo solidario desarrolla redes de cooperación en los distintos ámbitos donde se realiza la actividad educativa, particularmente en la educación académica. En primer lugar, solicita a los actores educativos que asuman una actitud que favorezca la colaboración. En particular, prefiere la colegialidad del cuerpo docente en la preparación de los programas formativos, y la cooperación entre los estudiantes en lo concerniente a las modalidades de aprendizaje y a los ambientes formativos. Aún más: como células del humanismo solidario, unidas por un pacto educativo y por una ética intergeneracional, la solidaridad entre quien enseña y quien aprende debe ser progresivamente incluyente, plural y democrática. 26. La universidad debería ser el principal crisol para la formación a la cooperación en la investigación científica, prefiriendo –en el lecho del humanismo solidario – la organización de investigaciones colectivas en todas las áreas del conocimiento, cuyos resultados puedan ser corroborados por la objetividad científica de la aplicación de lógicas, métodos y técnicas idóneas, como también por la experiencia de solidaridad realizada por los investigadores. Se trata de favorecer la formación de grupos de investigación integrados entre el personal docente, jóvenes investigadores y estudiantes, y también solicitar la cooperación entre las instituciones académicas ubicadas en un contexto internacional. Las redes de cooperación deberán instituirse entre sujetos educativos y sujetos de otro tipo, por ejemplo,

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del mundo de las profesiones, de las artes, del comercio, de la empresa y de todos los cuerpos intermedios de las sociedades donde el humanismo solidario necesita propagarse. 27. En muchos lugares se solicita una educación que supere las dificultades de los procesos de masificación cultural, que producen los efectos nocivos de nivelación, y con ella, de manipulación consumista. El surgimiento de redes de cooperación, en el marco de la educación al humanismo solidario, puede ayudar a superar estos desafíos, ya que ofrece descentralización y especialización. En una perspectiva de subsidiariedad educativa, tanto a nivel nacional como internacional, se favorece el intercambio de responsabilidad y de experiencia, esencial para optimizar los recursos y evitar los riesgos. De esta manera se construye una red no sólo de investigación sino –sobre todo– de servicio, donde uno ayuda al otro y se comparten los nuevos descubrimientos, «intercambiando temporalmente los profesores y proveyendo en todo lo que pueda contribuir a una mayor ayuda mutua» [34]. 7. Prospectivas 28. La educación escolar y universitaria estuvieron siempre en el centro de la propuesta de la Iglesia Católica en la vida pública. Ella defendió la libertad de educación cuando, en las culturas secularizadas y laicistas, parecían reducirse los espacios asignados a la formación de los valores religiosos. A través de la educación, continuó suministrando principios y valores de convivencia


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pública cuando las sociedades modernas, engañadas por los logros científicos y tecnológicos, jurídicos y culturales, creían insignificante la cultura católica. Hoy, como en todas las épocas, la Iglesia Católica tiene todavía la responsabilidad de contribuir, con su patrimonio de verdades y de valores, a la construcción del humanismo solidario, para un mundo dispuesto a actualizar la profecía contenida en la Encíclica Populorum progressio. 29. Para dar un alma al mundo global, atravesado por constantes cambios, la Congregación para la Educación Católica vuelve a lanzar la prioridad de la construcción de la “civilización del amor” [35], y exhorta a todos los que por profesión y vocación están comprometidos en los procesos educativos –en todos los niveles– a vivir con dedicación y sabiduría dicha experiencia, según los principios y los valores enucleados. Este Dicasterio –después del Congreso Mundial “Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva” (Roma-Castel Gandolfo, 18 - 21 de noviembre de 2015)– dio eco a las reflexiones y a los desafíos que surgieron ya sea por parte de los docentes, de los alumnos, de los padres, como de las Iglesias particulares, las Familias religiosas y las Asociaciones comprometidas en el vasto universo de la educación. 30. Estos lineamientos fueron entregados a todos los sujetos que trabajan con pasión para renovar

cotidianamente la misión educativa de la Iglesia en los diferentes continentes. Se desea, también, proporcionar una herramienta útil para un diálogo constructivo con la sociedad civil y los Organismos Internacionales. Al mismo tiempo, el Papa Francisco erigió la Fundación “Gravissimum educationis” [36] para aquellas “finalidades científicas y culturales dirigidas a promover la educación católica en el mundo” [37]. 31. En conclusión, los temas y los horizontes para explorar –a partir de la cultura del diálogo, de la globalización de la esperanza, de la inclusión y de las redes de cooperación– solicitan ya sea la experiencia formativa y de enseñanza que las actividades de estudio y de investigación. Será necesario, por lo tanto, favorecer la comunicación de dichas experiencias y los resultados de las investigaciones, con la finalidad de permitir que cada sujeto comprometido en la educación al humanismo solidario comprenda el significado de su propia iniciativa en el proceso global de la construcción de un mundo fundado sobre valores de solidaridad cristiana. Roma, el 16 de abril de 2017, fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Card. Giuseppe Versaldi Prefecto Arzbpo. Angelo Vincenzo Zani Secretario


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CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA (de los Institutos de Estudios)

[1] Pablo VI, Carta encíclica Populorum progressio (26 de marzo de 1967), 3.

[2] Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo (28 de octubre de 1965), 4-5. [3] Pontificio Consejo Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia (2004), 167. [4] También por ello, la Populorum progressio a menudo fue comparada, por el alcance de su discurso social, con la Rerum novarum de León XIII: cf. Juan Pablo II, Carta encíclica Sollicitudo rei socialis (30 de diciembre de 1987), 2-3; Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in veritate (29 de junio de 2009), 8. [5] Populorum progressio, 42. [6] Cf. Papa Francisco, Discurso a los Participantes al Congreso promovido por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral en el 50º aniversario de la “Populorum Progressio”, 4 de abril de 2017. [7] Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (24 noviembre 2013), 24. [8] “El amor en la verdad –Caritas in veritate– es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y penetrante globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no corresponda

la interacción ética de las conciencias y de las inteligencias, de la cual pueda emerger como resultado un desarrollo verdaderamente humano”. Benedicto XVI, Carta enciclica Caritas in veritate (29 junio 2009), 9. [9] Papa Francisco, Carta encíclica sobre el cuidado de la casa común Laudato si’ (24 de mayo de 2015), 215. [10] Cf. UNICEF, Informe de la condición de la infancia en el mundo 2016, UNICEF, Florencia 2016; UNICEF, Hijos de la recesión. EL impacto de la crisis económica en el bienestar de los niños en los países ricos, UNICEF-Office of Research Innocenti, Florencia 2014. [11] Cf. International Organization for Migration, World Migration Report 2015 – Migrants and Cities: New Partnerships to Manage Mobility, IOM, Ginebra 2015. [12] Benedicto XVI, Carta encíclica Caritas in veritate (29 de junio de 2009), 75. [13] Ibid., 53. [14] Populorum progressio, 13; Cf. Pablo VI, Discurso en las Naciones Unidas, 4 de octubre de 1965. [15] Cf. Concilio Ecuménico Vaticano II, Declaración sobre la Educación Cristiana Gravissimum educationis (28 de octubre de 1965), 1B. [16] Ibid., 1.


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[17] Papa Francisco, Discurso a los participantes a la Asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica, 9 de febrero de 2017. [18] Ver Papa Francisco, Catequesis del 20 de mayo de 2015 sobre la familia y la educación. [19] Ibid. [20] Papa Francisco, Discurso a los participantes al Congreso mundial “Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva” promovido por la Congregación para la Educación Católica, Roma, 21 de noviembre de 2015. [21] Concilio Ecuménico Vaticano II, Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas Nostra aetate (28 de octubre de 1965), 2, 4. [22] Papa Francisco, Discurso a los participantes a la Asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica, 9 de febrero de 2017. [23] Cf. Congregación para la Educación Católica, Educar al diálogo intercultural en la escuela católica. Vivir juntos para una civilización del amor, Ciudad del Vaticano 2013, n. 45. [24] Populorum progressio, 87. [25] Benedicto XVI, Carta encíclica Spe salvi (30 de noviembre de 2007), 7.

[26] Ibid, 26. [27] Papa Francisco, Discurso a los participantes a la Asamblea plenaria de la Congregación para la Educación Católica, 9 de febrero de 2017. [28] Papa Francisco, Carta encíclica sobre el cuidado de la casa común Laudato si’ (24 de mayo de 2015), 159. [29] Ibid, 53. [30] Cf. Juan Pablo II, Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae (15 de agosto de 1990), 34. [31] Populorum progressio, 17. [32] Ibid, 50. [33] Ibid. [34] Concilio Ecuménico Vaticano II, Declaración sobre la Educación Católica Gravissimum educationis, 12. [35] La expresión “civilización del amor” fue usada por primera vez por Pablo VI el 17 de mayo de 1970, el día de Pentecostés (Insegnamenti, VIII/1970, 506), y retomada varias veces durante su pontificado. [36] Papa Francisco, Quirógrafo para la erección de la Fundación “Gravissimum educationis” (28 de octubre de 2015). [37] Ibid.


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VISITA A LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE Papa Francisco*

Estoy contento por estar junto a ustedes en esta Casa de Estudios que, en sus casi 130 años de vida, ha ofrecido un servicio inestimable al país. Agradezco al señor Rector sus palabras de bienvenida en nombre de todos y también le agradezco a usted señor Rector, el bien que hace con su “sapiencialidad” en el gobierno de la Universidad y en defender con coraje la identidad de la Universidad Católica. Muchas gracias. La historia de esta Universidad está entrelazada, en cierto modo, con la historia de Chile. Son miles los hombres y mujeres que, formándose aquí, han cumplido tareas relevantes *

Discurso del Santo Padre, 17 de enero de 2018.

http://w2.vatican.va/content/ francesco/es/speeches/2018/january/ documents/papa-francesco_20180117_ cile-santiago-pontuniversita.html

para el desarrollo de la patria. Quisiera recordar especialmente la figura de san Alberto Hurtado, en este año que se cumplen 100 años desde que comenzó aquí sus estudios. Su vida se vuelve un claro testimonio de cómo la inteligencia, la excelencia académica y la profesionalidad en el quehacer, armonizadas con la fe, la justicia y la caridad, lejos de disminuirse, alcanzan una fuerza que es profecía capaz de abrir horizontes e iluminar el sendero, especialmente para los descartados de la sociedad, sobre todo hoy en que prima esta cultura del descarte. En este sentido, quiero retomar sus palabras, señor Rector, cuando afirmaba: «Tenemos importantes desafíos para nuestra patria, que dicen relación con la convivencia nacional y con la capacidad de avanzar en comunidad».


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1. Convivencia nacional Hablar de desafíos es asumir que hay situaciones que han llegado a un punto que exigen ser repensadas. Lo que hasta ayer podía ser un factor de unidad y cohesión, hoy está reclamando nuevas respuestas. El ritmo acelerado y la implantación casi vertiginosa de algunos procesos y cambios que se imponen en nuestras sociedades nos invitan de manera serena, pero sin demora, a una reflexión que no sea ingenua, utópica y menos aún voluntarista. Lo cual no significa frenar el desarrollo del conocimiento, sino hacer de la Universidad un espacio privilegiado «para practicar la gramática del diálogo que forma encuentro» [1]. Ya que «la verdadera sabiduría, [es] producto de la reflexión, del diálogo y del encuentro generoso entre las personas» [2]. La convivencia nacional es posible –entre otras cosas– en la medida en que generemos procesos educativos también transformadores, inclusivos y de convivencia. Educar para la convivencia no es solamente adjuntar valores a la labor educativa, sino generar una dinámica de convivencia dentro del propio sistema educativo. No es tanto una cuestión de contenidos sino de enseñar a pensar y a razonar de manera integradora. Lo que los clásicos solían llamar con el nombre de forma mentis. Y para lograr esto es necesario desarrollar una alfabetización integradora que sepa acompasar los procesos de transformación que se están produciendo en el seno de nuestras sociedades.

Tal proceso de alfabetización exige trabajar de manera simultánea la integración de los diversos lenguajes que nos constituyen como personas. Es decir, una educación –alfabetización– que integre y armonice el intelecto, los afectos y las manos –es decir–, la cabeza, el corazón y la acción. Esto brindará y posibilitará a los estudiantes crecer no sólo armonioso a nivel personal sino, simultáneamente, a nivel social. Urge generar espacios donde la fragmentación no sea el esquema dominante, incluso del pensamiento; para ello es necesario enseñar a pensar lo que se siente y se hace; a sentir lo que se piensa y se hace; a hacer lo que se piensa y se siente. Un dinamismo de capacidades al servicio de la persona y de la sociedad. La alfabetización, basada en la integración de los distintos lenguajes que nos conforman, irá implicando a los estudiantes en su propio proceso educativo; proceso de cara a los desafíos que el mundo próximo les va a presentar. El «divorcio» de los saberes y de los lenguajes, el analfabetismo sobre cómo integrar las distintas dimensiones de la vida, lo único que consigue es fragmentación y ruptura social. En esta sociedad líquida [3] o ligera [4], como la han querido denominar algunos pensadores, van desapareciendo los puntos de referencia desde donde las personas pueden construirse individual y socialmente. Pareciera que hoy en día la «nube» es el nuevo punto de encuentro, que está marcado por la falta de estabilidad ya que todo se volatiliza y por lo tanto pierde consistencia.


VISITA A LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Y tal falta de consistencia podría ser una de las razones de la pérdida de conciencia del espacio público. Un espacio que exige un mínimo de trascendencia sobre los intereses privados –vivir más y mejor– para construir sobre cimientos que revelen esa dimensión tan importante de nuestra vida como es el «nosotros». Sin esa conciencia, pero especialmente sin ese sentimiento y, por lo tanto, sin esa experiencia, es y será muy difícil construir la nación, y entonces parecería que lo único importante y válido es aquello que pertenece al individuo, y todo lo que queda fuera de esa jurisdicción se vuelve obsoleto. Una cultura así ha perdido la memoria, ha perdido los ligamentos que sostienen y posibilitan la vida. Sin el «nosotros» de un pueblo, de una familia, de una nación y, al mismo tiempo, sin el nosotros del futuro, de los hijos y del mañana; sin el nosotros de una ciudad que «me» trascienda y sea más rica que los intereses individuales, la vida será no sólo cada vez más fracturada sino más conflictiva y violenta. La Universidad, en este sentido, tiene el desafío de generar nuevas dinámicas al interno de su propio claustro, que superen toda fragmentación del saber y estimulen a una verdadera universitas. 2. Avanzar en comunidad De ahí, el segundo elemento tan importante para esta casa de estudios: la capacidad de avanzar en comunidad. He sabido con alegría del esfuerzo evangelizador y de la vitalidad

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alegre de su Pastoral Universitaria, signo de una Iglesia joven, viva y «en salida». Las misiones que realizan todos los años en diversos puntos del País son un punto fuerte y muy enriquecedor. En estas instancias, ustedes logran alargar el horizonte de sus miradas y entran en contacto con diversas situaciones que, más allá del acontecimiento puntual, los dejan movilizados. El «misionero», en el sentido etimológico de la palabra, nunca vuelve igual de la misión; experimenta el paso de Dios en el encuentro con tantos rostros o que no conocían o que no le eran cotidianos, o que le eran lejanos. Esas experiencias no pueden quedar aisladas del acontecer universitario. Los métodos clásicos de investigación experimentan ciertos límites, más cuando se trata de una cultura como la nuestra que estimula la participación directa e instantánea de los sujetos. La cultura actual exige nuevas formas capaces de incluir a todos los actores que conforman el hecho social y, por lo tanto, educativo. De ahí la importancia de ampliar el concepto de comunidad educativa. La comunidad está desafiada a no quedarse aislada de los modos de conocer; así como tampoco a construir conocimiento al margen de los destinatarios de los mismos. Es necesario que la adquisición de conocimiento sepa generar una interacción entre el aula y la sabiduría de los pueblos que conforman esta bendecida tierra. Una sabiduría cargada de intuiciones, de «olfato», que no se puede obviar a la hora de pensar Chile. Así se producirá esa


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sinergia tan enriquecedora entre rigor científico e intuición popular. La estrecha interacción entre ambos impide el divorcio entre la razón y la acción, entre el pensar y el sentir, entre el conocer y el vivir, entre la profesión y el servicio. El conocimiento siempre debe sentirse al servicio de la vida y confrontarse con ella para poder seguir progresando. De ahí que la comunidad educativa no puede reducirse a aulas y bibliotecas, sino que debe avanzar continuamente a la participación. Tal diálogo sólo se puede realizar desde una episteme capaz de asumir una lógica plural, es decir, que asuma la interdisciplinariedad e interdependencia del saber. «En este sentido, es indispensable prestar atención a los pueblos originarios con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios» [5]. La comunidad educativa guarda en sí un sinfín de posibilidades y potencialidades cuando se deja enriquecer e interpelar por todos los actores que configuran el hecho educativo. Esto exige un mayor esfuerzo en la calidad y en la integración, pues el servicio universitario ha de apuntar siempre a ser de calidad y de excelencia, puestas al servicio de la convivencia nacional. Podríamos decir que la Universidad se vuelve un laboratorio para el futuro del país, ya que logra incorporar en su seno la vida y el caminar del pueblo superando toda lógica antagónica y elitista del saber.

Cuenta una antigua tradición cabalística que el origen del mal se encuentra en la escisión producida por el ser humano al comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. De esta forma, el conocimiento adquirió un primado sobre la creación, sometiéndola a sus esquemas y deseos [6]. La tentación latente en todo ámbito académico será la de reducir la Creación a unos esquemas interpretativos, privándola del Misterio propio que ha movido a generaciones enteras a buscar lo justo, bueno, bello y verdadero. Y cuando el profesor, por su sapiencialidad, se convierte en «maestro», entonces sí es capaz de despertar la capacidad de asombro en nuestros estudiantes. ¡Asombro ante un mundo y un universo a descubrir! Hoy resulta profética la misión que tienen entre manos. Ustedes son interpelados para generar procesos que iluminen la cultura actual, proponiendo un renovado humanismo que evite caer en reduccionismos de cualquier tipo. Esta profecía que se nos pide, impulsa a buscar espacios recurrentes de diálogo más que de confrontación; espacios de encuentro más que de división; caminos de amistosa discrepancia, porque se difiere con respeto entre personas que caminan en la búsqueda honesta de avanzar en comunidad hacia una renovada convivencia nacional. Y si lo piden, no dudo que el Espíritu Santo guiará sus pasos para que esta Casa siga fructificando por el bien del Pueblo de Chile y para la Gloria de Dios.


VISITA A LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

Les agradezco nuevamente este encuentro, y por favor les pido que no se olviden de rezar por mí. [1] Discurso a la Plenaria de la Congregación para la Educación Católica (9 febrero 2017). [2] Carta enc. Laudato si’, 47.

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[3] Cf. Zygmunt Bauman, Modernidad líquida (1999). [4] Cf. Gilles Lipovetsky, De la ligereza (2016). [5] Carta enc. Laudato si’, 146. [6] Cf. Gershom Scholem, La mystique juive, París (1985), 86.



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ENCUENTRO CON LOS JÓVENES PALERMO, ITALIA Papa Francisco*

Queridos amigos, ¡buenas tardes! Estoy contento de encontraros al final de este día. Una jornada un poco cansada, pero hermosa, ¡hermosa, hermosa! ¡Gracias a los palermitanos! Gracias por las tres preguntas. Yo conocía las tres preguntas y había escrito alguna respuesta, pero me gusta subrayar y si viene otra idea meterla en el momento. La primera, la tuya, era sobre cómo escuchar la voz del Señor y madurar una respuesta. Pero yo preguntaría: ¿cómo se escucha al Señor? ¿Cómo se escucha? ¿Dónde habla el Señor? ¿Vosotros tenéis el número de teléfono del Señor, para llamarlo?... ¿Cómo se escucha al * Discurso del Santo Padre, 15 de septiembre de 2018. http://w2.vatican.va/content/ francesco/es/speeches/2018/ september/documents/papafrancesco_20180915_visita-palermogiovani.html

Señor? Os diría esto y esto en serio: el Señor no se escucha estando en el sillón. ¿Entendéis? Sentado, con la vida cómoda, sin hacer nada y quisiera escuchar al Señor. Te aseguro que escucharías cualquier cosa menos al Señor. Al Señor, con la vida cómoda, en el sillón, no se le escucha. Permanecer sentados, en la vida –escuchad esto, es muy importante para vuestra vida de jóvenes– permanecer sentados crea interferencia con la Palabra de Dios, que es dinámica. La palabra de Dios no es estática y si tú eres estático no puedes escucharla. Dios se descubre caminando. Si tú no estás en marcha para hacer algo, para trabajar por los demás, para llevar un testimonio, para hacer el bien, nunca escucharás al Señor. Para escuchar al Señor es necesario estar en marcha, no esperando que en la vida suceda de forma mágica algo.


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Lo vemos en la fascinante historia de amor que es la Biblia. Aquí el Señor llama continuamente a gente joven. Siempre, continuamente. Y ama hablar a los jóvenes mientras están en marcha –por ejemplo, pensad en los dos discípulos de Emaús o mientras se dan qué hacer– pensad en David, que pastoreaba el rebaño, mientras que sus hermanos estaban en casa tranquilos o en guerra. Dios detesta la pereza y ama la acción. Poneos esto bien en el corazón y en la cabeza: Dios detesta la pereza y ama la acción. Los vagos no podrán heredar la voz del Señor, ¿entendido? Pero no se trata de moverse para mantenerse en forma, de correr todos los días para entrenarse. No, no se trata de eso. Se trata de mover el corazón, poner el corazón en marcha. Pensad en el joven Samuel. Se encontraba día y noche en el templo y sin embargo estaba en continuo movimiento, porque no se quedaba inmerso en sus asuntos sino que estaba en búsqueda. Si tú quieres escuchar la voz del Señor, ponte en marcha, vive en búsqueda. El Señor habla a quien está en búsqueda. Quien busca, camina. Estar en búsqueda es siempre sano; sentir que ya se ha llegado, sobre todo para vosotros, es trágico. ¿Entendido? No sintáis que ya habéis llegado, ¡nunca! Me gusta decir, retomando lo del sillón, me gusta decir que es feo ver a un joven jubilado. Es feo. El joven debe estar en camino. La juventud es esto. Si te jubilas a los 22 años, te has envejecido muy rápido. Jesús nos da un consejo para escuchar la voz del Señor: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis» (Lucas 11, 9). Ya, pero, ¿dónde buscar? No en

el teléfono –como he dicho–: allí las llamadas del Señor no llegan. No en televisión, donde el Señor no posee ningún canal. Ni siquiera en la música ensordecedora ni en el ruido que aturde: allí la línea con el cielo está interrumpida. El Señor no se busca ni siquiera frente al espejo –esto es un peligro, escuchad bien: el Señor no se busca ni siquiera frente al espejo–, donde estando solos corréis el riesgo de quedar desilusionados de aquello que sois. Esa amargura que vosotros sentís, a veces, que lleva a la tristeza: «¿pero yo quién soy? ¿Qué hago? No sé qué hacer...» y te lleva a la tristeza. No. En camino, siempre en camino. No lo busquéis en vuestro cuarto, cerrados en vosotros mismos pensando en el pasado o vagando con el pensamiento a un futuro incierto. No, Dios habla ahora en la relación. En el camino y en la oración con los demás. No os cerréis en vosotros mismos, confiaos con Él, confiadle todo a Él, buscadlo en la oración, buscadlo en el diálogo con los demás, buscadlo siempre en movimiento, buscadlo en camino. Entenderéis que Jesús cree en vosotros más de lo que vosotros creéis en vosotros mismos. Esto es importante: Jesús cree en vosotros más de lo que creéis vosotros en vosotros mismos. Jesús os ama más de lo que os amáis. Buscadlo saliendo de vosotros mismos, en camino: Él os espera. Haced grupo, haced amigos, haced caminatas, haced encuentros, haced Iglesia así, caminando. El Evangelio es escuela de vida, el Evangelio siempre nos lleva al camino. Creo que este es el modo de prepararse para escuchar al Señor.


ENCUENTRO CON LOS JÓVENES DE PALERMO

Y después, escucharás la invitación del Señor a hacer una cosa u otra... En el Evangelio vemos que a alguno le dice: «¡Sígueme!» A otro dice: «Ve a hacer esto...». El Señor te hará sentir qué quiere de ti, pero con la condición de que no estés sentado, de que estés en camino y buscando a los demás, buscando diálogo y comunidad con los demás. Sobre todo en la oración. Reza con tus palabras: con lo que te sale del corazón. Es la oración más hermosa. Jesús siempre nos llama a despegar: no te conformes con mirar el horizonte de la playa, no, ve adelante. Jesús no quiere que te quedes en el banquillo, te invita a salir al campo. No te quiere entre bastidores espiando a los demás o en las tribunas comentando, sino en el escenario. ¡Entra en juego! ¿Tienes miedo de hacer el ridículo? Hazlo, paciencia. Todos lo hemos hecho. Mucho, mucho. Desprestigiarse no es el drama de la vida. El drama de la vida, en cambio, es no poner la cara: ¡ese es el drama! ¡Es no dar la vida! Mejor cabalgar los hermosos sueños con cualquier papelón que convertirse en jubilados de vida tranquila –panzones, allí, cómodos–. Mejor buenos idealistas que vagos realistas: ¡mejor ser Don Quijote que Sancho Panza! Hay otra cosa que os puede ayudar, lo he dicho de paso, pero quiero repetirlo: Soñad en grande, a lo grande, porque en los grandes sueños encontrarás muchas palabras del Señor que te está diciendo algo. Caminar, buscar, soñar. Y un último verbo que ayuda para escuchar la voz del Señor es servir, hacer algo por los demás. Siempre hacia los demás, no

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replegado sobre uno mismo, como aquellos que tienen por nombre «yo, mi, conmigo, para mí», esa gente que vive para sí misma pero al final termina como el vinagre, tan malo... La segunda pregunta. Veamos si he escrito algo... Realmente vuestra isla es un centro de encuentro de tantas culturas... Yo no conozco Sicilia, es la primera vez: he estado en Lampedusa y ahora, aquí. También vuestra lengua, vuestros dialectos tienen raíces de muchas lenguas, muchas, porque fue un cruce de caminos de culturas y todas dejaron un rastro cultural. Vosotros sois un pueblo [fruto del] encuentro de culturas y de personas. Me gustó sentir esto, escuchar decir de vosotros, de ti, que Sicilia, que está en el centro del Mediterráneo, es siempre una tierra de encuentro. No se trata solo de una hermosa tradición cultural, es un mensaje de fe. Vuestra vocación será seguramente ser hombres y mujeres de encuentro. Encontrar y hacer encontrar; favorecer los encuentros, porque el mundo de hoy es un mundo de desencuentros, de guerra... La gente no se entiende... Y la fe se funda en el encuentro, un encuentro con Dios. Dios no nos ha dejado solos, ha bajado Él a encontrarnos. Él viene a encontrarnos, Él nos precede, para encontrarnos. La fe se funda en el encuentro. Y [en el] encuentro entre nosotros, ¿cuánto cuenta la dignidad de los demás? Dios quiere que nos salvemos juntos, no solos, que seamos felices juntos, no de forma egoísta solos. Que nos salvemos como pueblo. Esta


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palabra, «pueblo»: Vosotros sois un pueblo con una identidad grande y debéis estar abiertos a todos los pueblos que, como en otros tiempos, vienen a vosotros. Un cristiano que no es solidario no es cristiano. Con ese trabajo de integración, de acogida, de respetar la dignidad de los demás, de la solidaridad... Para nosotros no son buenos propósitos para gente educada, sino rasgos distintivos de un cristiano. Un cristiano que no es solidario no es cristiano. La solidaridad es la marca del cristiano. Lo que hoy falta, de lo que hay carestía es el amor: no el amor sentimental, que podemos ver en las telenovelas, sino aquel concreto, el amor del Evangelio. Yo les diré a ti y a todos: ¿Cómo va tu amor? ¿Cómo está el termómetro de tu amor? Somos buenos haciendo distinciones, incluso justas y buenas, pero a veces olvidamos la simplicidad de la fe. ¿Y qué nos dice la fe? «Dios ama al que da con alegría» (2 Corintios 9, 7). Amor y alegría: esto es acogida. Para vivir no se puede solo distinguir, a menudo para justificarnos a nosotros mismos; debemos involucrarnos ¿Digo esto en dialecto? En el dialecto humano: ¡hay que ensuciarse las manos! ¿Habéis entendido? Si no sois capaces de ensuciaros las manos, nunca seréis acogedores, nunca pensaréis en el otro, en las necesidades de los demás. Queridos, «la vida no se puede explicar, ¡se vive!» Dejemos las explicaciones para más tarde; pero vive la vida. La vida se vive. Esto no es mío, lo dijo un gran autor de esta tierra. Es aún más válido para la vida cristiana: la vida cristiana se vive. La primera

pregunta es: ¿pongo a disposición mis habilidades, mis talentos, todo lo que puedo hacer? ¿Tengo tiempo para los demás? ¿Soy acogedor con los demás? ¿Activo un poco de amor concreto en mis días? Hoy todo parece estar conectado, pero en realidad nos sentimos demasiado aislados, distantes. Ahora os hago pensar, a cada uno de vosotros, sobre la soledad que tenéis en vuestro corazón: ¿con qué frecuencia os encontráis solos con esa tristeza, con esa soledad? Este es el termómetro que le dice que la temperatura de recepción, de ensuciarse las manos, de servir a los demás es demasiado baja. La tristeza es un índice de la falta de compromiso, ¡y sin compromiso nunca podréis ser constructores del futuro! ¡Debéis ser constructores del futuro, el futuro está en vuestras manos! Pensad bien: el futuro está en vuestras manos. No podéis tomar el teléfono y llamar a una compañía para que os haga el futuro: el futuro lo tienes que hacer tú, con tus manos, con tu corazón, con tu amor, con tus pasiones, con tus sueños. Con los demás. Acogedor y al servicio de los demás. Necesitamos hombres y mujeres verdaderos, no personas que hagan como que son hombres y mujeres. Hombres y mujeres verdaderos, que denuncien la mala vida y la explotación. ¡No tengáis miedo de denunciar, de gritar! Necesitamos hombres y mujeres que vivan relaciones libres y liberadoras, que amen a los más débiles y sean apasionados de la legalidad, reflejo de honestidad interior. Necesitamos hombres


ENCUENTRO CON LOS JÓVENES DE PALERMO

y mujeres que hagan lo que dicen –hacer lo que dices– y digan que no al gattopardismo difuso. Hacer lo que quiero llevar adelante, y no dar una pincelada de pintura y adelante así, no. La vida no se hace a pinceladas de barniz; la vida se hace en el compromiso, en la lucha, en la denuncia, en la discusión, al jugarse la vida por un ideal; en los sueños ... Tú haces esto, y así sucede. Ser acogedor significa ser uno mismo, estar al servicio de los demás, ensuciarse las manos y todo lo que dije. ¿De acuerdo? ¿De acuerdo, verdad? Y ahora, la última pregunta –he escrito algo mientras hablabas...–: ¿Cómo vivir el ser joven en esta tierra? Me gusta decir que estáis llamados a ser amaneceres de esperanza. La esperanza surgirá en Palermo, en Sicilia, en Italia, en la Iglesia a partir de vosotros. Vosotros tenéis en el corazón y en las manos la posibilidad de hacer nacer y crecer esperanza. Para ser amaneceres de esperanza hay que levantarse cada mañana con un corazón joven, esperanzador, luchando por no sentirse viejo, por no ceder a la lógica de lo irredimible. Es una lógica perversa: esto no funciona, no cambia nada, todo está perdido... Esta es una lógica perversa, es el pesimismo, según el cual no hay salvación para esta tierra, todo está acabado. ¡No! No al fatalismo, no al pesimismo, sí a la esperanza, sí a la esperanza cristiana. No a la resignación. Escuchad bien: un joven no puede estar resignado. ¡No a la resignación! Todo puede cambiar. «Pero, padre, ¿dónde debo llamar, para cambiar todo?» A tu corazón, a tus sueños, a tu capacidad de hombre, de mu-

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jer, de llevar adelante un fruto. De generar. Como generarás un hijo o una hija mañana, de generar una civilización nueva, una civilización acogedora, una civilización fraternal, una civilización del amor. ¡Todo puede cambiar! Sed hijos libres. Mientras hablabas, pensaba que estamos viviendo un tiempo de crisis. Es verdad. Todos lo sabemos. Tantas crisis diferentes, pero es el mundo el que está en crisis; muchas pequeñas guerras, pero el mundo está en guerra; muchos problemas financieros, pero los jóvenes están sin trabajo... Es un mundo de crisis; un mundo en el que también podemos ver la desorientación que te lleva a la crisis. La palabra crisis significa que te hacen bailar en la incertidumbre; la palabra crisis dice que no puedes permanecer quieto porque todo se cae, todo se pierde. ¿Cuáles son tus valores? He hablado de vuestra esperanza, del futuro: vosotros sois la esperanza. He hablado sobre el presente: vosotros tenéis la esperanza en vuestras manos. Pero os pregunto: en este tiempo de crisis, ¿tenéis raíces? Que cada uno responda en su corazón: «¿Cuáles son mis raíces?». ¿O las has perdido? «¿Soy un joven con raíces, o ya soy un joven desarraigado?». Antes he hablado de jóvenes en sillones, de jóvenes jubilados, jóvenes tranquilos que no se ponen en camino. Ahora te pregunto: ¿eres un hombre joven con raíces o desarraigado? Hablamos sobre esta tierra de tanta cultura: ¿pero estás arraigado en la cultura de tu pueblo? ¿Estás enraizado en los valores de tu gente, en los valores de tu familia? ¿O estás un poco en el aire, un poco sin raíces, –discul-


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pad la palabra– un poco «gaseoso», sin fundamentos, sin raíces? «Pero, padre, ¿dónde puedo encontrar las raíces?». En tu cultura: ¡encontrarás muchas raíces! En el diálogo con otros... Pero sobre todo, y quiero subrayar esto, hablad con personas mayores. Hablad con los ancianos. Escucha a los ancianos. «¡Padre, ellos siempre dicen las mismas cosas!». Escuchadlos. Discutid con los viejos, porque si discutes con los viejos, ellos hablarán más profundamente y dirán cosas. Deben darte las raíces, raíces que luego, en tus manos, producirán esperanza que florecerá en el futuro. De manera diferente, pero con raíces. Sin raíces, todo está perdido: uno no puede ir y crear esperanza sin raíces. Un poeta nos dijo: «Lo que el árbol tiene de floreado, proviene de lo que tiene enterrado», desde sus raíces. Buscad las raíces. Y si alguien piensa que las personas mayores son aburridas, que siempre repiten las mismas cosas, yo les aconsejo: ve a ellas, déjalas hablar, lucha con ellas. Y comenzarán a decirte cosas interesantes, que te darán fuerza, te darán fuerzas para continuar. «¿Pero tengo que hacer lo mismo que ellos hicieron?» ¡No! Toma de ellos fuerza, la pertenencia. Un joven que no pertenece a una sociedad, a una familia, a una cultura, es un joven sin identidad, sin rostro. En tiempos de crisis debemos soñar, debemos comenzar, debemos servir a los demás, debemos ser acogedores, debemos ser jóvenes para encontrarnos, debemos ser jóvenes con esperanza en las manos, con el futuro en las manos y debemos ser jóvenes que toman desde las raíces

la capacidad de hacer florecer la esperanza en el futuro. Os lo ruego, no seáis desarraigados, «gaseosos», porque sin raíces no tendréis pertenencia y no tendréis identidad. Me gusta veros aquí, en la Iglesia, portadores alegres de esperanza, de la esperanza de Jesús que supera el pecado. No os diré que sois santos, no. Vosotros sois pecadores, todos, como yo, como todos. Pero es la fuerza de Jesús la que vence al pecado y te ayuda a seguir adelante. La esperanza que supera la muerte. Soñamos y vivimos la cultura de la esperanza, la cultura de la alegría, la cultura de pertenecer a un pueblo, a una familia, la cultura que sabe cómo sacar de raíz la fuerza para florecer y dar fruto. Muchas gracias por escuchar, por la paciencia... Vosotros estáis de pie... Disculpad, os he hablado sentado, pero mis tobillos me dolían a esta hora. Gracias. Y no lo olvidéis: las raíces, el presente en las manos y trabajar para la esperanza del futuro, para tener pertenencia e identidad. ¡Gracias! Ahora quisiera daros la bendición. Sé que entre ustedes hay jóvenes católicos, cristianos, de otras tradiciones religiosas e incluso algunos agnósticos. Por eso, daré la bendición a todos, y pediré a Dios que bendiga esa semilla de inquietud que hay en vuestro corazón. Señor, Señor Dios, mira a estos jóvenes. Conoces a cada uno de ellos, sabes lo que piensan, sabes que quieren seguir adelante, para hacer un mundo mejor.


ENCUENTRO CON LOS JÓVENES DE PALERMO

Señor, hazlos buscadores del bien y de la felicidad, hazlos activos en el camino y en el encuentro con los demás; hazlos audaces en el servir, hazlos humildes en la búsqueda de las raíces y llévalos adelante

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para dar frutos, tener identidad, tener pertenencia. Que el Señor, el Señor Dios, acompañe a todos estos jóvenes en su camino y los bendiga a todos. Amén.



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III ENCUENTRO MUNDIAL DE LOS JÓVENES BUENOS AIRES, ARGENTINA Papa Francisco*

Queridos jóvenes de Scholas, hoy reunidos aquí:

que ser serio, con mucha alegría, pero serio desde el corazón.

Quiero celebrar junto a ustedes esta fiesta del encuentro, encuentro de personas: cada uno de ustedes es persona. Encuentro de diferentes credos, países, lenguas, realidades; encuentro de diferentes identidades, porque para encontrarse hay que estar seguro de la propia identidad. Vos no podés andar negociando tu identidad para encontrarte con el otro, no podés maquillar tu identidad, no la podés disfrazar, porque la vida no es un carnaval, es algo muy serio. Y un encuentro tiene

La palabra identidad no es fácil. Y es la pregunta por el “quién soy yo”. Y es una de las preguntas más importantes que uno puede hacerse: delante de sí mismo, delante de los demás, delante de Dios, delante de la historia. ¿Quién soy yo?

* Vídeomensaje del Santo Padre a los participantes en el evento organizado por “Scholas Occurrentes”, 1º de noviembre de 2018. https://press.vatican.va/content/ salastampa/es/bollettino/ pubblico/2018/11/01/sco.html

Es la pregunta que va junto a la pregunta por el sentido de mi vida, quién soy yo y qué sentido tiene mi vida. Pero atención, no es una pregunta para sacarse de encima ni para responderla rápido u olvidarla. Es una pregunta para mantener siempre, siempre. Y mantenerla abierta, mantenerla cercana: Yo, ¿quién soy? Nuestra identidad no es un dato que viene dado, no es un número de fábrica, no es una información que


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puedo buscar en internet para saber quién soy. No somos algo totalmente definido, establecido. Estamos en camino, estamos en crecimiento, y ese núcleo de identidad va creciendo, creciendo, y vamos caminando; estamos creciendo con un estilo propio, con una historia propia, con ese núcleo de identidad propio. Somos testigos, somos redactores y lectores de nuestras vidas y no somos los únicos autores: somos lo que Dios sueña para nosotros, los que nos contamos, los que nos volvemos a contar, los que los otros nos cuentan, siempre y cuando seamos fieles. Fieles a nuestra integridad personal, fieles a nuestra nobleza interior, fieles a una palabra que la gente le tiene miedo: fieles a la coherencia. No hay identidades de laboratorio, no las hay. Toda identidad tiene historia. Y al tener historia, tiene pertenencia. Mi identidad viene de una familia, de un pueblo, de una comunidad. Ustedes no pueden hablar de identidad sin hablar de pertenencia. Identidad es pertenecer. Pertenecer a algo que me trasciende, algo que es más grande que vos. El peligro, tan presente en estos tiempos, es cuando una identidad se olvida de sus raíces, se olvida de donde viene, se olvida de su historia, no se abre a la diferencia de la convivencia actual; ve al otro con miedo, lo ve como enemigo, y ahí comienza la guerra. Basta agarrar el diario de cada día o ver el tele informativo: guerra pequeña al principio, casi imperceptible, pero grande y terrible en su final. Por eso, para que la identidad no se vuelva violenta, no se vuelva autoritaria, no

se vuelva negadora de la diferencia, necesita permanentemente del encuentro con el otro, necesita del diálogo, necesita crecer en cada encuentro y necesita de la memoria de la propia pertenencia. ¿Cuáles son mis raíces? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es la cultura de mi pueblo? No hay identidades abstractas. Bueno, habría una, que es la cédula de identidad que es un papel. Pero esa no sirve, esa no te hace crecer. A lo más, te dejará tranquilo cuando alguien de seguridad te la pide: “basta, bien vaya”. No hay identidades de laboratorios, ni identidades quietas. ¿Quién soy?, volvamos a preguntarnos cada uno de nosotros. Recreémonos en el camino, crezcamos en el camino, con la memoria, con el diálogo, con la pertenencia y con la esperanza. Y así, nos enriqueceremos cada día más a nosotros mismos. Identidad es pertenencia. Por favor, cuídenla, cuiden la propia pertenencia. No se dejen embaucar. Cuiden la propia pertenencia. Y así, cuando vemos gente que no respeta nada entre nosotros. Cuántas veces oímos decir: “De ese no te fiés porque vende hasta la madre”. Cada uno pregúntese: ¿Yo vendo mi pertenencia? ¿Yo vendo la historia de mi pueblo? ¿Yo vendo la cultura de mi pueblo? ¿Yo vendo la cultura y lo que recibí de mi familia? ¿Yo vendo la coherencia de vida? ¿Yo vendo el diálogo con el hermano, aunque tenga ideas distintas, o hago ficción de diálogo? No vendan lo que es más hondo nuestro, que es la pertenencia, la identidad y que en el camino se hace encuentro de identidades diversas


III ENCUENTRO MUNDIAL DE LOS JÓVENES - BUENOS AIRES, ARGENTINA

para enriquecerse mutuamente. Se hace fraternidad. Quiero agradecer a todos los que hicieron posible este encuentro: padres y docentes de cada uno, por permitir y acompañar; autoridades, por abrir la puerta y posibilitar la experiencia; a las escuelas Bort y a todas las comunidades religiosas por enriquecer, desde la diversidad, el relato de este encuentro y de cada uno. Y agradecerles a ustedes, jóvenes de Scholas, por dejar que

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la vida les cuente a cada paso un nuevo capítulo. No le tengan miedo a eso. Por animarse a mezclar sus lenguajes, abrir sus historias sin renunciar a ellas, dejarse reescribir por el otro, por el diferente, por el desconocido, siendo siempre distintos y, a la vez, siendo siempre cada vez más ustedes mismos. Y haciendo de su identidad, de esa pertenencia que recibieron, una obra de arte. Es lo que les deseo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.



HOMENAJE AL P. JOSÉ GABRIEL MALDONADO, S.J. 30 AÑOS DE SU FALLECIMIENTO



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“EL PROFESIONAL JAVERIANO” José Gabriel Maldonado Camacho, S.J. Enrique Neira, S.J.*

No es, en lo más mínimo, propósito nuestro al escribir estas líneas establecer un escalafón de superioridad o una comparación, siempre odiosa, con otros Centros de Educación Superior del país que han merecido bien de la patria y han plasmado figuras, desde muchos puntos de vista dignas de merecidas alabanzas.

Con este fin recordaremos primero los objetivos de la Universidad Javeriana y señalaremos, en segundo lugar, los rasgos que han de caracterizar la figura del profesional javeriano.

Pero sí es intención nuestra canalizar los conceptos éticos ya expuestos, hacia la persona del estudiante javeriano, que habiendo escogido libremente integrarse a estos claustros, ha de compenetrarse con ellos y practicar luego, en su vida profesional, los principios religiosos, los conocimientos científicos, la seriedad de la vida y la responsabilidad de sus actos, que la Universidad ha querido, con sincero empeño, inculcarle.

La Universidad Javeriana se propone asegurar una presencia cristiana en el mundo universitario frente a los grandes problemas de la sociedad contemporánea. Como lo afirmaba el documento final del Segundo Congreso de Delegados de la Universidad Católica, ésta se distingue por las siguientes notas esenciales: 1. “Una inspiración cristiana, no solamente individual sino comunitaria.

* En: La Universidad Javeriana en 1976 - Principios - Realizaciones - Opiniones, Bogotá, 1976.

2. Un esfuerzo continuo de reflexión, a la luz de la fe católica, sobre las adquisiciones incesantes del

I. Los objetivos de la Universidad Javeriana


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saber humano, a las cuales ella se esfuerza por contribuir mediante sus propias investigaciones. 3. La fidelidad al mensaje de Cristo, tal como es transmitido por la Iglesia. 4. Un compromiso institucional al servicio del pueblo de Dios y de la familia humana en marcha hacia el fin trascendente que da un sentido a la vida”. (La Universidad Católica en el mundo moderno. Documento final del 2o. Congreso de Delegados de la Universidad Católica. Roma, 20-29 Noviembre 1972). Por su parte los Estatutos de la Universidad Javeriana declaran que ésta “es una comunidad de personas, distintas en la experiencia y en las funciones, iguales por su dignidad humana, comprometidas en la investigación científica y en la formación integral del hombre, para todo lo cual, como Universidad Católica que es, busca su inspiración en la verdad revelada (Estatutos 1.1). “Función primordial suya es la formación integral del hombre y la conservación, transmisión y desarrollo de la ciencia y la cultura; lo cual trasciende lo puramente informativo y técnico. Así, la Universidad se convierte en un factor positivo de desarrollo, orientación crítica y transformación de la sociedad en que vive. Para la Universidad Javeriana la meta de esta transformación es la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más justa, inspirada por los valores humanos que proclama el cristianismo” (Estatutos 1.2.1).

Por consiguiente, la Universidad Javeriana tiene como objetivo colaborar a la formación integral del universitario javeriano para que éste se encuentre en capacidad de servir mejor a nuestra sociedad colombiana y latinoamericana. Entiende la educación universitaria como una formación para un servicio eficiente y competente al país. Su ideal es formar hombres y mujeres que vivan para los demás; busca formar esos futuros Iíderes y agentes de cambio que nuestra sociedad actual necesita. II. Los rasgos del profesional javeriano De los anteriores objetivos de la Universidad Javeriana se deducen lógicamente las características que han de perfilar la imagen del profesional javeriano. 1. El profesional javeriano se distingue por su consagración a la ciencia El cultivo del entendimiento, don sublime hecho al hombre por la Providencia, crea en quien tiene facultad para perfeccionarlo, una obligación, parte como reconocimiento al mismo Dador de ese don, y parte como comunicación de esa riqueza espiritual con la sociedad en la cual se desenvuelve su existencia. Por consiguiente, el javeriano debe buscar afanosa y lealmente la verdad. Búsqueda afanosa y leal, decimos, pues constituye el mayor ejemplo de entereza moral. Significa el anhelo de penetración en los recónditos cauces


"EL PROFESIONAL JAVERIANO"

de las ciencias para encontrar la fuente pura y diáfana del saber. Como enseña León XIII, “no puede caber duda que sólo la verdad debe llenar el entendimiento porque en ella está el bien de las naturalezas inteligentes, su fin y su perfección” (Enc. Libertas, No. 32). Sabido es que la ciencia no teme al adelanto de las investigaciones en el campo religioso, antes por el contrario las estimula, teniendo presente que no puede haber contradicción entre ella y la verdad revelada. La verdad científica, objeto preclaro del entendimiento humano, supone en el universitario javeriano consagración, disciplina intelectual y orden en sus actuaciones, con miras a la acción que le espera.Por eso Pío XII se expresaba así en su alocución a los Universitarios Romanos, el 16 de junio de 1952: “Mucha gente necesitará de vuestros consejos, de vuestra ayuda y de vuestra mano; de vuestras resoluciones dependerá la vida de muchos enfermos, la paz de muchas familias, el triunfo de la justicia, la educación de tantos niños, la suerte de tantos obreros el progreso del país, la faz externa de la nación. Y de quién más, sino de vosotros y de vuestra inteligencia, puede esperar ésta los nuevos hallazgos de la ciencia, los benéficos descubrimientos, los inventos útiles, en una palabra, aquel progreso técnico y científico que honra al pueblo que se hace su promotor?”. 2. El profesional javeriano se distingue por sus convicciones religiosas Esa sincera y afanosa búsqueda de la verdad abraza en primer lugar

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la verdad religiosa que, conocida primero en el seno de una familia, debe fortalecerse con el cultivo de la ciencia y traducirse con las prácticas religiosas y el testimonio de vida. Por ello, la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericanoafirmabaque“lasuniversidades católicas deben instituir el diálogo de las disciplinas humanas entre sí, por una parte, y con el saber teológico por otra, en íntima comunión con las exigencias más profundas del hombre y de la sociedad, respetando el método propio de cada disciplina” (Doc. Educación, 21). De esta manera, el profesional javeriano será un hombre comprometido con determinada concepción de la historia humana y del mundo y sabrá integrar las diferentes ramas del saber dentro del horizonte más amplio que la revelación judeocristiana ha abierto el espíritu del hombre. En otras palabras, estará capacitado para interpretar su vida y la profesión que en ella juega, a la luz de la Palabra Divina, que confiere la última y plena significación al quehacer y al destino humanos. 3. El profesional javeriano se distingue por su compromiso en el cambio social Como consecuencia de sus convicciones religiosas, el profesional javeriano ha de optar por una actitud fundamental de servicio a los demás y de cambio hacia unas estructuras más justas de la sociedad, de modo que el día de mañana no busque para sí escalar puestos, ganar dinero y situarse, a veces explotadoramente, sobre los demás, sino, por el contra-


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rio, busque ante todo para los otros condiciones de vida más humanas y justas y adquiera un compromiso de servir eficazmente al país. Es así como el profesional javeriano, si bien tiene derecho a procurar el bien personal y de los suyos, no se cierra a las ingentes necesidades ajenas, desempeña su profesión con la más acrisolada honradez, ajena a los malos manejos, a las intrigas violatorias de los derechos de los demás. Por otra parte, el deber para con la Patria puede llevar al javeriano a la lucha en el campo político. Una cosa es la actuación política en la Universidad y otra fuera de ella. En efecto, sería inferior a la tradición javeriana quien no hiciese frente a los peligros y a los ataques que se tienden contra la familia, las instituciones sociales, los simples derechos humanos. Una adecuada y profunda formación llevará al profesional Javeriano a mirar a los demás, a quienes debe servir en la sociedad, en su dignidad de personas que gozan de sus derechos y deberes. Lejos de él debe estar la actitud del demagogo que quiere elevarse sobre los problemas ajenos proponiendo espejismos de ventura que cada vez se van alejando más, o del tenebroso intrigante o inquieto que no es capaz de lanzar ideas constructivas y fecundas. “Entiéndase bien –decía Pablo VI en el Populorum Progressio– la situación presente tiene que afrontarse valerosamente y combatirse y vencerse las injusticias que trae consigo. El desarrollo exige transformaciones audaces, profundamente innovadoras. Hay

que emprender, sin esperar más, reformas urgentes. Cada uno debe aceptar generosamente su papel, sobre todo los que por su educación, su situación y su poder tienen grandes posibilidades de acción (Nos. 30-32). 4. El profesional javeriano se distingue por su fidelidad y su amor a la universidad Se ha entender esta lealtad no sólo respecto a las personas que pasan sino también respecto de los principios que son bandera de la Universidad y que esperamos nunca sea arriada del mástil donde ondea. Lealtad para buscar en esos principios un apoyo en los momentos oscuros de la vida. Lealtad para ayudar a su Alma Mater, especialmente en su labor ardorosa y difícil en pro de un legítimo derecho a su autonomía dentro de la ley, en su afán por difundir la cultura espiritualista y el fecundo patriotismo. Lealtad para con todos sus colegas javerianos, de cualquier profesión. De aquí la importancia de participar en las Asociaciones de Antiguos Alumnos Javerianos de las distintas Facultades, y en la gran Asociación de Antiguos Alumnos Javerianos. Tales Asociaciones sirven para vincular a las familias de los exalumnos entre sí, aseguran el contacto con los claustros y los antiguos profesores, ejercen un influjo intelectual y moral de servicio a la sociedad. Por otra parte, sería ideal que el profesional javeriano dedique a su Universidad algunas horas de docencia, regrese a las aulas, ya no como estudiante, sino en calidad de


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profesor para compartir con las nuevas generaciones los conocimientos adquiridos en el transcurso de su vida profesional, ya en contacto con diversas experiencias, con tecnólogos y hombres de ciencia con quienes haya tenido vinculación fuera de la Universidad. Los que son llamados a ejercer fuera de Bogotá colaboración con el progreso regional, orientando el desarrollo de ciudades, poblaciones y conglomerados colombianos que necesitan de sus eficientes servicios.

Por consiguiente, el profesional javeriano ha de estar adornado de las siguientes cualidades:

Finalmente, vale la pena subrayar el espíritu de unión y ayuda mutua en los trabajos e investigaciones en grupo contínuo en el campo profesional. Este mutuo apoyo es especialmente eficaz para quienes en determinadas circunstancias estén descuidando el ejercicio digno de su profesión, a fin de que puedan encauzarse debidamente y sientan el apoyo del colega y del amigo que con buena voluntad se hace presente en el momento oportuno.

En Conclusión “Qué es ser javeriano? No es un hallazgo fortuito, sino algo largamente buscado; no es una lotería, sino un propósito a largo plazo; no es una marca de fábrica, sino un rasgo de familia; no es un mote, sino un distintivo que se lleva con orgullo; no es una palanca que mueve a Colombia, pero sí la llave que abre las puertas para grandes responsabilidades de servicio al país”. (E. Neira, S. J.)

En razón de su consagración a la ciencia: • Compromiso apasionado con la verdad; • Capacidad de razonar por sí mismo; • Dominio de los elementos de la cultura contemporánea y facilidad para difundirlos. En razón de sus convicciones religiosas: • Adhesión sincera a sus principios religiosos y coherencia de éstos con la totalidad de su vida.

En razón de su compromiso con el cambio social: • Aplicación de sus conocimientos y destrezas a su profesión, a la vida propia y de los demás; • Sentido de responsabilidad moral, valor para tomar y vivir las decisiones que juzgue justas; • Compromiso social-político con las realidades del país y conciencia profunda de que debe ser agente de cambio para lograr condiciones de vida mejores y más justas para todos y cada uno de los latinoamericanos.

En razón de su fidelidad y amor a su Universidad:

• Lealtad y servicio a la Universidad donde se formó, representada en la Institución y en las personas a ella vinculadas.



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“SAN FRANCISCO JAVIER UNIVERSITARIO AMBICIOSO Y APÓSTOL ARDIENTE” José Gabriel Maldonado Camacho, S.J.* El 2 de diciembre de 1552 en Sancian; 13 de junio de 1623 en Santa Fé de Bogotá, dos fechas tan separadas entre sí en el tiempo y en lugar y sin embargo tan profundamente relacionadas. La primera, la fecha de la muerte de un hombre, diario acontecer en la historia; la segunda, brote de una Institución Universitaria precisamente con el nombre de la persona fallecida. Y hoy, ambas fechas unidas para un momento de común regocijo y reflexión serena, pues el nombre del personaje fallecido entre las nieblas del Lejano Oriente, es Francisco Javier y la Institución Docente que irrumpió en la historia de América y de España es la Universidad Javeriana. La figura de Javier entrelaza tantas facetas: caballero español de recia estirpe, estudiante y profesor, maes* En: Hoy en la Javeriana Nº 871, 1984.

tro en artes de la Universidad de París, la más famosa del mundo en su tiempo, misionero y apóstol en el oriente, hombre de hoy y especialmente para la juventud universitaria. La ambición de Javier no son las armas sino las letras; no le llaman la atención los campos de batalla, sino las luchas de entendimiento en las aulas universitarias. Ambicioso, luego de su grado en Filosofía, aspira al Doctorado en Teología. Las dignidades le atraen y su inteligencia las prepara. Con otros jóvenes universitarios se hospeda en el Colegio de Santa Bárbara, costumbre que también en nuestros tiempos no es escasa. Aunque cristiano y de sanas costumbres, no entraba en sus planes el entregarse a Dios de una manera total. Si a Pablo, Dios lo detiene en el camino de Damasco para cambiarlo de perseguidor en Apóstol del


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mundo, a Francisco Javier lo detiene entre las aulas y los corredores del claustro universitario, para convertirlo en émulo del incansable apóstol. A las puertas del Colegio de Santa Bárbara, golpea otro español. Sus vestidos en nada se parecen a los vistosos trajes de Francisco y de los otros estudiantes de la Universidad. Macilento, refleja en sus facciones austeridad y concentración, pero se abre paso por sus pupilas el centellar de un genio. Es Ignacio de Loyola, futuro fundador de la Compañía de Jesús, que descubre en Javier la extraordinaria riqueza de su alma y resuelve ganarlo para más nobles empeños. No pocos años cuesta a Ignacio el hacer ver a Javier lo falaz y mezquino del fulgor del mundo, lo transitorio de su gloria, lo vacío del ansia del dinero. Una frase de Cristo va cayendo suavemente y rondando constante la dura corteza del alma del joven profesor. Qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? Acepta hacer los ejercicios espirituales bajo la guía de Ignacio y sale de ellos otro hombre. Macerado en su cuerpo, pero vigorizado en su espíritu, abandonada la ambición humana, pero abierto el corazón a nuevos ideales. Ve Javier que sobre el incierto horizonte de su vida, aparece la divina realidad de Jesucristo y a él se entrega. Junto con Ignacio y cinco compañeros, el 15 de agosto de 1534, en la dulce penumbra de la Capilla del Mont Martre, hace los votos de

obediencia, castidad y de peregrinar a tierra santa. Era la semilla de la Compañía de Jesús sembrada por Ignacio en los claustros universitarios de París y florecida ante el altar de Dios en una Capilla Parisiense. Es ordenado sacerdote en 1537 y tres años después recibe de Ignacio la orden que habrá de definir el rumbo de su vida. El Rey de Portugal Juan III pide a Ignacio miembros de la joven Compañía de Jesús para que vayan a la India a predicar a Jesucristo e Ignacio designa a Javier y a otro compañero jesuíta para viajar a Portugal y luego a la India. Después de nueve meses de permanencia en Lisboa, parte solo Javier para la India en abril de 1541. Y aquí comienza a aparecer la gigantesca figura de Javier. Largo y fatigoso viaje por el Oceano Atlántico; pasando por el Cabo de Buena Esperanza, el Océano Índico hasta llegar a Goa, en mayo de 1542, en donde establece su base de operaciones y de donde se lanza a llevar el conocimiento de Cristo a las más apartadas regiones. Primero en el Sur de la India y en un año recorre extensas regiones estableciendo centros cristianos y dos colegios para niños, consciente de la trascendencia de la Educación y Educación Cristiana. Luego entre 1542 y 1544 recorre las Islas del Pacífico, Malaca, Amboino, Ternate y lo que hoy es Malasia e Indonesia.


"SAN FRANCISCO JAVIER UNIVERSITARIO AMBICIOSO Y APÓSTOL ARDIENTE"

En 1549 y gracias a la información que recibiera de un joven japonés, decide embarcarse para ese país. Fue una empresa genial en la cual desplegó Javier todo su entusiamo y donde echó mano de su preparación académica, cuando en sus contactos con los Bonzos entabló con ellos discusiones sobre los más variados temas y respondió a sus interrogantes con toda claridad y agudeza del antiguo profesor universitario de París. No pudo realizar Javier sus ideales en este viaje tal como lo tenía planeado: entrevistarse con el Emperador en persona y presentarse en sus Universidades para llevar hasta ellas el mensaje de Cristo. Comprendió sin embargo la riqueza de la antiquísima cultura japonesa. Y no se crea que tales faenas se podrían realizar sin sacrificios y trabajos. Así describe un jesuíta compañero suyo en este viaje al Japón: "Los cinco o seis días que siguieron a nuestra partida de Hacata, fueron en extremo duros. Llevábamos en dos alforjas tres o cuatro camisas y una vieja cobija que nos servía de abrigo durante la noche, ya que no nos ofrecían en las posadas lecho alguno, sino a lo más una estera pajiza y una almohada de palo, transidos de frío no encontrábamos abrigo alguno. No pocas veces entumecidos por la nieve caíamos postrados en los montes. Pobres, extranjeros, mal trajeados, nos despreciaban los menores, nos burlaban los chicuelos y nos perseguían a pedradas". Y finalmente, su última empresa. Vuelto a la India después de dos

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años de permanencia en el Japón, Javier decide marchar a la China, el más grande imperio del Oriente. Su pensamiento vuela muy alto: Si el pueblo Chino se hace Cristiano, fácilmente su ejemplo arrastrará a los demás pueblos. Sin importarle que bajo pena de muerte esté prohibida la entrada al misterioso imperio, solo con dos criados emprende esa aventura. Era el 17 de abril de 1552. Llega a la Isla de Sancian, situada a pocas millas de la Costa China. Hay naves portuguesas ancladas en la isla, pero nadie se atreve a pasarlo al Continente. Contrata Javier un pescador chino para que lo lleve secretamente a la Costa, más este pescador se demora y mientras tanto Javier cae gravemente enfermo. Y comienza la lucha del incansable Apóstol. A lo lejos entre la bruma sus cansadas pupilas contemplan esa tierra anhelada por su empeño misionero. Su ánimo está pronto, pero los medios humanos fallan. Y allí en esa isla solitaria, lejos de su patria, de su padre San Ignacio, de sus compañeros jesuítas, acompañado únicamente por un joven indio y un joven chino, aterido por el frío en una humilde choza en la noche del 2 de diciembre de 1552, exhala Javier su último suspiro y entrega su inmensa alma a los brazos de Dios. Sus acompañantes lo entierran en una gruta cercana y más tarde su cuerpo incorrupto es llevado a Goa y su brazo derecho a Roma, donde se venera en un altar de la Iglesia del Gesú, enfrente del Altar de San Ignacio. El 12 de marzo de 1622 es canonizado Javier junto con Igancio de Loyola, el hombre que


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con palabras del Evangelio cambió a un lúcido caballero y profesor universitario, en el peregrino del Oriente que con si raída vestidura, sus pies descalzos y sus palabras de fuego prendió la llama de la fe cristiana en un mundo pagano. Y como toque final, quede el grito de Javier en una carta fechada el 15 de enero de 1544 y enviada a los jesuítas de Europa: "Muchos cristianos se dejan de hacer en estas partes, por no haber personas que en tantas santas cosas se ocu-

pen. Muchas veces me mueven pensamientos de ir a los Estudios de esas partes, dando voces como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la Universidad de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más conocimiento que deseo de dar fruto con ellos, cuántas almas dejan de ir a la gloria y van al infierno por negligencia de ellos". Así era el alma de Javier, universitario ambicioso y apóstol ardiente.

En la fotografía, tomada durante el VI Congreso Nacional de Ingenieros Javerianos realizado en Armenia en 1983, aparece el Padre Maldonado (a la derecha), junto al P. Álvaro González, S.J., su sucesor como Decano del Medio Universitario de la Facultad de Ingeniería a partir de ese año. En el grupo de Ingenieros se encuentra el entonces Ministro de Obras Públicas y Transporte, Hernán Beltz Peralta (a la izquierda).


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“PASTORAL: PROYECCIÓN SOCIAL” José Gabriel Maldonado Camacho, S. J.*

En 1979 el Papa Juan Pablo II dijo en México: “Para el cristiano no basta la denuncia de las injusticias, a Él le pide ser en verdad Testigo y Agente de la Justicia”. Así mismo en el mismo año en Puebla el Episcopado Latinoamericano afirmó: “En nuestro continente Latinoamericano, marcado por agudos problemas de injusticia que se han agravado, los laicos no pueden eximirse de un serio c o m promiso en la promoción de la justicia y del bien común, iluminados por la Fe y guiados por el Evangelio y por la Doctrina Social de la Iglesia’’. Y nuestra Universidad Javeriana en 1978 había establecido en sus Estatutos que “las funciones específicas de toda * En: Hoy en la Javeriana - Cali Nº 5, abril de 1986 (primera parte); Nº 7, septiembre de 1986 (segunda parte).

la Institución Universitaria en búsqueda del saber y abierta a todos los aspectos de la realidad, hace que la Universidad Javeriana busque servir a la comunidad humana, en especial la colombiana, procurando la instauración de una sociedad más civilizada, más culta y más justa inspirada por los valores que proclama el cristianismo”. No es una manía o una sicosis de pesimismo la que obliga a pensar que el mundo se debate en un agitado terremoto de pasiones, de venganzas, de muerte, de drogas, de guerra y que el cuadro que se presenta a la humanidad es un paisaje enmarcado en las sombras, por entre las cuales se filtra un tenue rayo de luz que trata de detectar las ruinas y buscar un punto de apoyo donde los hombres de buena voluntad, y digámoslo claramente, de espíritu cristiano, puedan sentar cimientos


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para salvar lo salvable, y reconstruir el edificio de la cultura cristiana, de la honestidad, de la paz, de la fe en Dios, única esperanza de la trajinada humanidad. Y de estas lobregueces, de esta tribulación, de estos escombros, pero también de este rayo de esperanza, no puede estar marginada la juventud, la juventud Javeriana. Juventud Javeriana: Son palabras que significan tanto. Pero no nos metamos por el camino sentimental, sino adentrémonos por los senderos de dura y escarpada trocha, para representar lo que el joven estudiante desea y espera encontrar en este claustro, y el que, a su turno, la entidad educativa pretende, más aún debe, entregar a quien le confía su formación profesional. El joven aspira a obtener una formación académica lo más completa posible, que le haga apto para ejercer una profesión honradamente, y que le dé un bagaje intelectual amplio para el trato con sus semejantes; y también espera el que se le forme el carácter con un trato amigable pero serio, exigente pero comprensivo, justo pero humano que le brinde una luz en la duda y un apoyo para su inquieto corazón. Esto quiere decir que el joven no debe buscar solamente obtener un título, sino que debe considerar que luego de sus años universitarios tendrá muchos seres que esperan que ese diploma que cuelga en su oficina rezuma savia de bienestar para los demás, y que le haga pensar que lo que dentro de él debe obtener

de su trabajo para sí y para los suyos ha de ser “un hombre, una mujer para los demás’’. Y esto nos lleva a ver lo que la Universidad debe entregar al alumno y lo que espera de él. Debe darle lo mejor de sí, por obligación de justicia y por el interés por los demás, y sobre todo hacer que comprenda el estudiante que él no es un ser aislado, que el rastrero egoísmo reseca el espíritu, como queda escuálida una planta sin el agua bienhechora. De aquí la importancia de la formación universitaria, como se desprende de lo que el antiguo general de los Jesuitas Padre Pedro Arrupe, S.J., hizo notar en 1974 a los Obispos reunidos en un sínodo,“que se había oído hablar mucho sobre la evangelización de las pobres, de los marginados, etc. Que sin embargo, debíamos evitar cuidadosamente una polarización que tienda a ser exclusiva. Que existe una categoría que puede llamársele marginados respecto a la evangelización, pero que se había hablado poco de estas en el Sínodo. La de los hombres de ciencias, los artistas, los políticos, etc.; que deberíamos evitar el peligro de insistir en ser la voz de los que no tienen voz, hasta llegar al punto en que le Iglesia a su vez, quede marginada y no sea escuchada en el campo del pensamiento y de las ideas que hoy día se difunden y dominan el mundo con tanta rapidez”. La Universidad Javeriana en sus Estatutos también pone el fin específico de la Institución que es


"PASTORAL: PROYECCIÓN SOCIAL"

la “formación integral del hombre y la conservación, transmisión de la ciencia y de la cultura trascendiendo lo puramente informativo y técnico, de tal suerte que el saber metódico quede integrado, por los más altos valores humanos y vivificados por la presencia del espíritu”. Lo dicho hasta aquí, aún en forma por demás suscinta, deja un puente tendido para estudiar más en detalle lo que el estudiante debe profundizar sobre los problemas de la sociedad y sobre la manera de palpar de cerca las variadas formas que exprimen el dolor humano. Esto debe verse no a través del prisma demagógico del agitador profesional, sino del criterio del hombre cristiano que piensa, consulta y obra. SEGUNDA PARTE “Pastoral: Formación y Proyección Social” El Papa Juan Pablo II dijo en México: “Para el cristianismo no basta la denuncia de las injusticias, a él se le pide ser en verdad testigo y Agente de la justicia”. La Universidad Javeriana, para lograr esto, presenta a los estudiantes lo siguiente: Formación personal con el estudio serio sobre la problemática social del país y trabajo experimental para palpar sobre el terreno de nuestros medios marginados y miserables, como se desenvuelve la vida del hombre en un ambiente infrahumano, y valorar así la realidad humana en su más baja y triste condición; con lo primero se estudian los problemas

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en el ambiente universitario, que más tarde podrán ser realizados en la política, en la economía, en la empresa; con lo segundo, se palpa lo que hay: lugares que no son los que frecuentamos habitualmente; manjares que no son los nuestros; viviendas que se desmoronan al lado de otras sólidas, quizás suntuosas de otros barrios; ambientes malsanos que no se respiran ni en los hogares ni generalmente en los sitios donde se reúne la llamada sociedad; rostros con rictus de desesperación; ojos que presentan infinita tristeza; labios que no tienen fuerza para dibujar una sonrisa. No se nos escapa la importancia de los programas académicos que el estudiante debe seguir y el peso de trabajo que ello comporta, si quiere tener éxito en sus estudios. Sí, la Universidad es eso: es el ambiente creado por una biblioteca, por la reflexiva lectura de la prensa, de revistas donde pueda adentrarse para captar los conceptos, analizar los problemas económicos, sociales, políticos y religiosos; es el trato con profesionales avezados en la brega diaria del pensamiento: paneles, mesas redondas que ocasionalmente se ofrecen, y donde se exponen y debaten ideas, donde discuten con amplia libertad académica distintos puntos de vista políticos, religiosos o económicos; en una palabra, ha de ser un foro abierto, como el areópago de la sabia Atenas, donde San Pablo habló de Jesucristo ante los infatuados filósofos de Grecia. Es, debemos decirlo, en una Universidad como la Javeriana, el estudiar, reflexionar y madurar la


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conciencia sobre la problemática social del país a la luz del pensamiento social de la Iglesia, donde ella presenta a la sociedad principios, normas, doctrinas, para hacer frente a situaciones del hombre, ya sea en el trabajo o en la familia, en la política y el manejo del estado, en la juventud obrera o estudiantil, en el campo de la justicia y de la caridad, confrontando, no enfrentando le abundancia de unos y la miseria de otros. La Iglesia a la cual, como en otra oportunidad escribimos, se quiera o no, el mundo mira, escucha su palabra, ausculta sus criterios. Si la juventud ha de ser alegre y festiva, ha de ser un suelo blando donde germinen las ideas, ha de ser igualmente un terreno roqueño, donde los aceros enemigos, al golpear, saquen chispas, pero sin resquebrajar su abroquelada recedumbre. La juventud colombiana reunida en Medellín en 1985 trazó un plan de actividades que alguna prensa publicó con el título "Qué piensa la juventud colombiana". Citamos algunos conceptos dignos de estudio y los presentamos a la juventud javeriana como meta de

actividades estudiantiles de nuestra Universidad.

“Lo que más reclama la juventud es la confianza en sí misma, la creatividad y Ia responsabilidad”; “un amor por la paz sin temor”; “organizar campañas para erradicar la drogadicción y la prostitución''; “reclamar del País la paz, justicia social, mayores fuentes de empleo, menos superficialidad y más conciencia de la clase dirigente”; “una verdadera política y menos politiquería y la conservación de los valores autóctonos”; “colaborar en la lucha por un país más igualitario y justo”; “la defensa de la dignidad humana”; “programas que realmente le den participación a los jóvenes”.

Dentro del ambiente de zozobra, los Javerianos no podemos permanecer tranquilos, dentro de la lucha no podemos dejar enmohecer nuestras armas del espíritu; la política de “sálvese quien pueda” es la política del cobarde. Nuestra Universidad debe poner al servicio del hombre, a nuestros hombres inteligentes, serios, batalladores; nuestra ciencia, sólida, práctica, profunda y nuestra fe en Dios imperturbable y conquistadora.


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“MALDONADO OCTOGENARIO” Carlos Julio Cuartas Chacón*

No sería fácil para mi hablar en esta hora de la vida, en la que tantas nubes que se ciernen sobre el cielo, crean inmensa incertidumbre; en esta hora, en la que la poca luz del sol que queda, destaca sobre todo, grandes males que hoy nos duelen en el alma. No sería fácil para mí hablar en esta noche si el asunto que nos reúne no fuera la celebración del octogésimo aniversario del natalicio del Maestro de la Ingeniería Javeriana. Cuando pensamos en Maldonado, recordamos la figura que nuestros *

Palabras pronunciadas por el Decano Académico de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana, en el Club de Ingenieros, durante el banquete ofrecido en honor del Padre Maldonado, con motivo de la celebración del Octogésimo aniversario de su nacimiento. Bogotá, 22 de abril de 1988.

ojos llevaron a la memoria, la imagen del patriarca, venerable, de cabeza blanca, de rasgos fuertes, esculpidos en la roca por una mano que desde entonces pensó en su vigencia histórica. Su cara, siempre dispuesta a la sonrisa tierna, que refleja la paz, la grandeza, el sosiego de su espíritu, cejas tupidas, blancas y rebeldes también, que permiten observar el ceño fruncido, en momentos de profunda preocupación y seriedad. Cuando pensamos en Maldonado, recordamos la voz que nuestros oídos llevaron también a la memoria, la dicción inconfundible de un hombre que en su afán de llegar a lo más hondo de pensamiento y sentimiento, a veces pierde en el camino, no pocas letras y palabras (1). Una voz que sirve al canario para entonar melodías italianas, una voz que sirve para expresar su picardía cuando no resiste la tentación de


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“echar un cuento” de su repertorio, respetable y sin igual, para reír después a carcajadas. Una voz que surge del Pecho de Piedra, amplio y generoso que sobradamente alberga el aliento que permite al cantor escalar alturas inalcanzables en el pentagrama musical. Pero recordamos también a Maldonado, en su caligrafía, igualmente inconfundible, que aprendimos con certeza a distinguir, no siempre a descifrar; fuerte, firme, recia como su carácter, todo un reto incluso para el asiduo lector. Una letra con apariencia de tormenta, que esconde la calma y la dulzura de su corazón (2). Esta es a grandes rasgos la expresión física que a lo largo de su vida, un camino hacia el cielo, ha logrado fijar para siempre, el alma de este hombre. Fechas y lugares Todo comenzó en el hogar de José Eugenio Maldonado y Carmen Camacho, cuando nació, el 24 de marzo de 1908, 80 años ha, el último de los tres varones que constituyeron su familia. Los nombres del artesano carpintero y del ángel de la encarnación, se fundieron en el suyo y así surgió para el mundo José Gabriel. Pocos años después le vemos en la Apostólica y luego en el San Bartolomé Nacional de entonces. No nos queda difícil imaginar al jovencito de esa época, que según sus palabras “(...) sintió la voz de Dios, que lo arrancó de sus sueños

infantiles, para trasladarlo a una luminosa realidad, que cerró tras él suavemente las puertas de su hogar familiar, para abrirle las de una familia valerosa e inmensa, para vivir con Él y trabajar para Él” (3). Así ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de marzo de 1923, este joven “quinceañero”. El año siguiente, fallecía la mamá de Maldonado. El papá había muerto antes de que su último niño cumpliera el primer año de vida. Transcurre un lustro y el joven, el hombre de 20 años se aleja de Colombia. Va a los Estados Unidos, domina la lengua inglesa y obtiene título de Doctor en Filosofía en el Weston College, y de Bachelor y Master of Arts en el Boston College. En 1930 se dirige a Filipinas para adelantar en el Ateneo de Manila sus años de magisterio, luego de viajar por Canadá, Honolulú, Japón, Shangai, Hong Kong. De vacaciones, visita la China para conocer un poco la gente, las costumbres y sobre todo, la lengua, que sin duda, no olvida jamás. Parte hacia Roma, en barco, “delicioso”, afirma él, siguiendo la ruta Colombo, Malaca, Singapur, Bombay, el Canal de Suez, Tierra Santa, Palestina, Nápoles. Del 33 al 37 reside en la Ciudad Eterna y allí recibe su ordenación sacerdotal el 25 de julio de 1936, de manos del eminentísimo señor Cardenal Francesco Marchetti, en la Iglesia de San Ignacio. Aunque estaba “destinado a la China”, regresa a Colombia en 1937,


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luego de nueve años de permanencia en el exterior. Y es entonces Padre Ministro de la Apostólica. Va a Santa Rosa de Viterbo para la Tercera Aprobación de la Compañía de Jesús y luego a Pasto. En 1940 es Prefecto en Barranquilla. Siete años después se dirige a Tunja y es Prefecto y Padre Espiritual. Luego, Barranquilla lo acoge nuevamente. Ahora es Ministro. Se encuentra por primera vez con la Ingeniería Javeriana, al conocer el joven alumno Montoya Mier, de quinto de bachillerato, a quien enseña inglés, y a quien años después la Universidad graduaría dentro de sus primeros Ingenieros Civiles.

Después de una gestión discreta, prudente, trascendente, deja la Decanatura, y la Universidad en reconocimiento, le confiere el título de Honoris Causa en Ingeniería en un acto en el que los aplausos se suceden sin descanso, en ovación que el auditorio, de pie, le tributó.

Vuelve a Tunja y es el Secretario del Obispo Ocampo antes de ser Rector del Ortiz. En 1959 regresa a las Costas del Caribe y es Superior en la Residencia de San Pedro Claver de Cartagena. Retorna finalmente el incansable viajero a Bogotá y ocupa la Rectoría de San Bartolomé Mayor hasta 1962.

Esta es la vida, en fechas y lugares de un · hombre que “ha trabajado lo que humanamente ha podido’’ (5) y que lo ha gozado de igual forma.

Esta etapa de su vida en Colombia, 15 años, termina al ser designado Ministro en el Colegio Pio Latino en Roma. Tan solo dos años después, ocurre el hecho histórico: Maldonado regresa a Colombia en 1963, hace veinticinco años, y se inserta para siempre en la Ingeniería Javeriana: inicia el Decanato de su Facultad que ha de durar gracias a Dios, dos décadas. Maldonado se convierte entonces en cimiento firme y seguro de nuestra institucionalidad. Con él se afianza la Facultad y nace la Asociación de Ingenieros Javerianos (4).

Esta rápida visión de la historia del Padre Maldonado nos permite explicar por qué extrañamos al jesuita que, de nuevo misionero, de nuevo peregrino, sigue los pasos de Ignacio y de Javier, y parte hacia Cali en el 86, para ser Director de Pastoral y de Espiritualidad de la Seccional de la Universidad.

Inolvidable anécdota Permítanme que deje por un momento el rigor académico para registrar algo que distingue a Maldonado: “su humor, que unido a una que otra gota de licor” (6), empaparon su vida de intensa humanidad. No me resisto a registrar en este texto, porque además no quiero que se pierda con el tiempo, una anécdota de Maldonado que para mí, no tiene igual, bajo expresa autorización que en forma previa me otorgó su autor. En el Congreso de Ingenieros Javerianos de Ibagué, el Padre Maldonado se hospedó en el Colegio de las Hermanas de la Presentación. Una mañana, al llegar a la sede de


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las reuniones del Congreso, se acercó y con reserva nos contó lo sucedido al amanecer de ese día.

una vida, para el ensanche de la fé, de la ciencia y del amor a los más altos valores del espíritu” (7).

Resultó que muy temprano, él aún dormía, golpeaban y una voz femenina decía suavemente, con cariño “papito, mijito, levántese”. Entonces despertó, y de nuevo golpearon y escuchó: “papito, mijito, levántese”. Confundido, súbitamente se incorporó en la cama y se preguntó: “¿Dónde estoy? ¿Abro o no abro?”. Decidió entonces mirar discretamente a través de la ventana y encontró con asombro, que la voz era de una monja pero que a quien despertaba, era un canario que dormía en el lecho de su jaula.

Me permito disentir en parte de su afirmación. Sin duda alguna, Maldonado es y será imprescindible porque allí donde obre un Ingeniero Javeriano, obrará siempre el espíritu de Maldonado.

Esta anécdota que podríamos titular la confusión de los canarios, deja ver la picardía de Maldonado. Un hombre que no ha dudado en subirse a una mesa para recibir los hurras que gritan sus alumnos o sobre sus hombros, para dar la vuelta al ruedo, después de una faena bien lograda. Este hombre que he descrito, sin embargo es real, no pertenece a la ficción, vive, vibra a nuestro lado. Ha cumplido ochenta años en plena juventud! En su opinión, lo que esta noche celebramos son sus Bodas de Consolación! Eterna aurora Este hombre afirmó no hace mucho:

“No éramos, ni somos imprescindibles, pero si pusimos entonces y ponemos ahora el esfuerzo de

Quiero finalmente citar una frase magistral de Maldonado. Dice él:

Me “toca llevar el farolito dentro de esta comitiva que va hacia la eternidad, como el último carro de un tren que lleva el farol rojo prendido para indicar que el último vagón va en camino; ese soy yo! Dios quiera que esa luz que llevo yo, cuando se apague, deje alguna luminosidad en el sendero que diga: por aquí pasó él, procurando hacer el bien como sacerdote, como religioso, procurando evitar el mal, procurando dejar semillas en los javerianos que sirvan para el porvenir, semillas que germinen frutos con sabor de eternidad” (8).

Padre Maldonado, puede su Reverencia tener certeza absoluta, de que ese farolito jamás se va a apagar. Si bien es cierto que usted pasó por aquí y que tiene un lugar en el pasado y en el presente, también es cierto que siempre ocupará un lugar en el porvenir, de renovada luminosidad. Notas (1) C.J. Cuartas. Las Bodas de Oro Sacerdotales del Padre Maldonado. 8 de agosto de 1986.


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(2) Id. (3) J.G. Maldonado, S.J. Palabras durante el Homenaje en la Casa de España. 15 de abril de 1983. (4) C.J. Cuartas. Palabras del Presidente de la Asociación de Ingenieros Javerianos durante el Homenaje en la Casa de España. 15 de abril de 1983. (5) Ver nota 3.

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(6) Proposiciones aprobadas en el VII Congreso Nacional de Ingenieros Javerianos celebrado en Ibagué en 1985. (7) Ver nota 3. (8) J.G. Maldonado, S.J. Palabras durante el Homenaje en el Club de Ingenieros. 8 de agosto de 1986.

El Padre Maldonado, vistiendo la capa de la Tuna Javeriana, se une a los estudiantes de la Universidad en la interpretación de conocidas melodías. Esta escena se repitió numerosas veces en actos de la Facultad de Ingeniería. En la fotografía de la página siguiente, se puede apreciar al Padre Maldonado durante una predicación desde el púlpito de la Iglesia de San Ignacio. A sus espaldas se ve un óleo de San Francisco Javier.



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“SEÑOR, CUANDO TÚ QUIERAS” Gerardo Remolina Vargas, S.J.* Los últimos meses de la vida del Padre José Gabriel Maldonado me han traído continuamente a la memoria las estrofas de uno de nuestros grandes Poetas, que condensan, a mi manera de ver, la elocuente lección cristiana que el Padre nos dejó como postrero y elo­cuente legado: "Señor hoy o mañana... El barco está ya listo y sólo espera tu orden para poder zarpar;" (...) "Señor cuando Tú quieras...¿A donde irá la nave? Lo ignoro, mas tus brazos abiertos siempre están..." (Ricardo Nieto, "Sicut Navis")

*

Homilía pronunciada por el Provincial de la Compañía de Jesús en Colombia, durante las exequias del Padre Maldonado. Bogotá, 18 de febrero de 1989.

En las Constituciones de la Compañía de Jesús, Igna­ cio de Loyola ofrece a sus hijos una serie de recomen­ daciones, útiles no sólo durante la vida, sino también en la enfermedad y a la hora de la muerte. El jesuita –dice San Ignacio en un lenguaje añejo, casi arcaico­– "mostrando su mucha humildad y paciencia, no menos procure edificar en el tiempo de su enfermedad a los que le visitaren, conversaren y trataren, que en el tiempo de su entera salud, a mayor gloria divina; usando palabras buenas y edificativas, que muestran se acepta la enfermedad como gracia de la mano de nuestro Creador y Señor, pues no lo es menos que la sanidad” (Ex., c. 4, n. 32). Por bondad de Dios. muchos de los aquí presentes pudimos gozar abundantemente de las últimas lecciones que el Padre Maldonado nos dejó como recuerdo imborrable, y por medio de las cuales hemos sido edificados en la fe, en la esperanza y el amor.


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El pasado 24 de diciembre, pocas horas antes da la Nochebuena, tuve la gracia del Señor de recibir por última vez, como Superior Provincial, la manifestación que él me hizo de su conciencia. Fue una conversación serena y tranquila. Sin prisas y con la naturalidad de quien narra un acontecimiento común y corriente de la vida, me dio todos los detalles de su enfermedad y me manifestó la paz profunda y la alegría que lo embar­gaba en esos momentos. No había la menor señal de aflicción y su conversación se deslizaba con la espon­taneidad de quien deja manar libremente la límpida corriente de su alma. Ni siquiera intentó quebrársele la voz. Me dijo que quería emplear los últimos días o meses que le quedaran preparándose para el gran encuentro con Cristo! Y con el humor que nunca le faltó me confesó que sentía curiosidad de conocer final­mente el más allá y, fueron sus palabras, el misterio “teándrico” de Jesús (es decir, la doble naturaleza humana y divina del Señor); y que si no fuera por el susto que podría darles, le gustaría venir a explicárselo a los Profesores de Teología. “Me hallo en medio de la cancha como el futbolista que ya ha jugado los 90 minutos; el árbitro hace girar el cordón de su silbato; está mirando el reloj, y yo sólo espero el pitazo final. Padre Provincial –me dijo interrumpiendo su frase con una risa un tanto pudorosa– quiero pedirle un favor: en la homilía de mis exequias no diga de mí muchos ditirambos”.

de todo hombre es un comentario vivo, si bien imperfecto, del Evangelio; y que esa vida se convierte para los demás en una interpelación del Señor y por consiguiente en su palabra, prefiero respetar su voluntad y apelar más bien a la memoria de todos ustedes, que lo conocieron y amaron, para que recuerden su vida y se edifiquen de ella.

Hoy quiero cumplir la promesa que le hice entonces. Y aunque estoy convencido de que la vida cristiana

Queridos hermanos en la Compañía de Jesús; queridos Javerianos; Profesores, Alumnos y Exalumnos;

Por ello, con ese mismo espíritu, quiero simplemente narrar un par de escenas más que recogen las leccio­nes de sus últimos días. En una de nuestras conversaciones me comentó que uno de sus médicos, antiguo discípulo suyo en el Colegio Mayor de San Bartolomé, le había dicho: “Padre: Usted nos ha enseñado muchas cosas: nos ha enseñado cómo vivir. Enséñenos ahora algo mucho más importante: cómo morir”. Yo quiero, añadió el Padre, responder con gusto a esa petición. Y así lo hizo efectivamente. El pasado 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor, después de una larga preparación espiritual que el calificó de sus últimos “Ejercicios Espirituales" y teniendo por guía la lectura y meditación del Ritual la Unción de los Enfermos. recibió la Extrema Unción y rodeado por sus compañeros y amigos Jesuitas renovó su Profesión solemne en la Compañía de Jesús. Lo hacia en señal de reconocimiento y de acción de gra­cias al Señor por el don invaluable de su vida: la voca­ción a la Compañía de Jesús y su perseverancia en ella.


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queridos familiares y amigos del Padre Maldonado; muchas lecciones nos dio él durante su vida... Muchas también en la hora de su muerte. Recojámoslas hoy y grabémoslas en nuestro corazón con las palabras del Evangelio de hoy: “Padre justo... Yo les di a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos y yo también esté en ellos” (Juan. 17: 25-26).

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Demos, pues, nuestra última despedida al amigo y al hermano con cariño y gratitud, y con el corazón hinchado por la fe, la esperanza y el amor que su vida nos dejó.

"Azul el mar tranquilo, azul también el cielo. La lona empieza a inflarse con un leve rumor... Señor, cuando Tú quieras agitaré el pañuelo a los que deja el barco sobre la playa negra del mar o del dolor!" (ib.).

En el Salón Rojo del Hotel Tequendama, el Padre Maldonado da lectura al discurso de agradecimiento luego de recibir el título de Doctor Honoris Causa en Ingeniería (18 de noviembre de 1983). En la fotografía aparecen, de izquierda a derecha, el Rector, P. Jorge Hoyos Vásquez, S.J., Jaime Arias Ramírez, Ministro de Educación, el Padre Maldonado y Gabriel Betancur Mejía.



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CENTENARIO DEL NATALICIO DEL PADRE MALDONADO Joaquín Sánchez García, S.J.*

En buena hora los Decanos de la Facultad de Ingeniería decidieron convocar esta reunión para rendir un homenaje a un jesuita muy especial, nacido hace cien años y que , en su paso por la Universidad Javeriana creó lazos fuertes de amistad que el tiempo no ha logrado debilitar. Fue José Gabriel Maldonado un hombre maravilloso. Permítanme que en esta breve intervención, además del saludo a todos Ustedes en esta noche memorable, les hable solamente de un detalle de su vida. En el registro recordatorio de sus Bodas de Oro en la Compañía de Jesús, aniversario celebrado el 25 de marzo de 1973, * Palabras pronunciadas por el Rector de la Pontificia Universidad Javeriana, durante el acto conmemorativo realizado en el Auditorio Félix Restrepo, S.J., Bogotá, 9 de mayo de 2008.

el Padre Maldonado hizo reproducir una frase de Pío XII, que mantiene toda su vigencia: “Cada día doy gracias a Dios por haberme hecho vivir en las circunstancias presentes. Una crisis tan profunda, tan universal, es única en la historia de la humanidad. Debemos sentirnos orgullosos, en cierto modo, de ser los testigos y los actores de este grandioso drama. El bien y el mal se hallan en lucha en el palenque de un gigantesco desafío. Nadie tiene el derecho de mostrarse mediocre”. La frase escogida por Maldonado para conmemorar ese histórico acontecimiento de su vida, está cargada de significado. En primer lugar plantea la gratitud, ese rasgo que puede llegar a caracterizar a un ser humano y que lo enaltece en gran medida. El Padre Maldonado fue un hombre agradecido, ante todo con Dios a quien debemos en primer


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lugar la vida y luego, tantos dones particulares que nos permiten forjar una identidad. También Maldonado fue un hombre agradecido con sus familiares y amigos, con sus discípulos que siempre correspondieron al cariño de ese hombre querido y sabio que compartía gozosamente ratos y jornadas en su compañía. En segundo lugar, Pío XII se refiere en esa frase a las circunstancias en que se desarrolla la vida, que en ocasiones como la mencionada por el Papa se convierten en crisis. Por supuesto, su pontificado, concluido precisamente hace 50 años, debió enfrentar la Segunda Guerra Mundial, en un largo período que cubrió no sólo las vísperas del conflicto, sino también los años de postguerra. A Maldonado le tocó presenciar las dos guerras mundiales del siglo XX con todas sus secuelas, y la violencia que por tantas décadas ha azotado a Colombia. Y sin embargo, su posición no fue ni la del escéptico ni la del abatido. Maldonado fue un hombre de esperanza, que se crecía ante las dificultades y no perdía la alegría de vivir.

Finalmente, la frase de Pío XII concluye con una advertencia que se arraiga profundamente en el espíritu de Ignacio de Loyola: “Nadie tiene derecho de mostrarse mediocre”. La apuesta del Papa, que coincide con la de Maldonado, es por la excelencia, por ese empeño que no cesa en hacer las cosas bien y tratar de resolver los problemas y aliviar las penas. Siempre en camino, Maldonado no se detuvo en su quehacer al servicio de los demás. Grato es el recuerdo de este hombre de Dios que en hora afortunada llegó a la Javeriana y por más de dos décadas hizo el bien entre nosotros. Su alegría, su cariño por todos los que tuvimos el placer de conocerlo, fueron siempre un reflejo y una verdadera transparencia de Dios. En esta noche de remembranza y reconocimiento, fijemos nuestra mirada en las lecciones del Padre José Gabriel Maldonado quien ejerció con maestría el poder de la bondad, logró que el mundo fuera más amable y señaló un camino que conduce con certeza hacia la plenitud de todo ser humano.


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CENTENARIO DEL NATALICIO DEL PADRE MALDONADO Álvaro Silva Fajardo* Cuando aparece en los medios universitarios y académicos un personaje de condiciones excelsas como el Padre José Gabriel Maldonado, este tiene la mejor de las oportunidades para trascender en medio del grupo de alumnos, profesores y directivos, tal como sucedió en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Javeriana con quienes tuvimos la suerte de trabajar con él y disfrutar a cabalidad de la amistad y la grata personalidad de quien fuera por muchos años el Decano de Estudiantes o del Medio Universitario. Hoy después que han pasado varios años de la ida de nuestro *

Palabras pronunciadas por el ex Decano Académico de la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana, durante el acto conmemorativo realizado en el Auditorio Félix Restrepo, S.J., Bogotá, 9 de mayo de 2008

amigo, valoramos mucho más y con verdadera admiración lo que fue el Padre Maldonado para nosotros y para la Universidad, especialmente en el último ciclo de su vida. Y hablando de su vida, no voy a repetir la brillante hoja de vida de este sacerdote Jesuita quien, desde muy joven ingresó a la Comunidad llegando a ocupar los más altos cargos en esta y culminado su carrera en la Javeriana con los Ingenieros que tanto lo apreciamos. Era de una sencillez tan grande que casi nunca hablaba de los cargos que ocupó y de las distinciones que recibió antes de vincularse con nosotros. Maldonado como le decían sus compañeros de comunidad, siempre fue un profundo conocedor de la idiosincrasia de los alumnos y sus clases magistrales eran un ejemplo de ilustración, profundidad y elocuencia, eso si, siempre matiza-


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das, como también lo hacía en su diario contacto con los que tuvimos la fortuna de estar cerca de él, de una simpatía sin límites y gracejo inimitables, llenos de cordialidad y amable sabiduría. Como compañero de trabajo y cogestor de la Dirección de nuestra Facultad, siempre tuve en él a la persona que prodigaba un gran respeto mutuo, inspiraba una autoridad sin imposiciones, con criterio y discreta persuasión, mesura en sus críticas y apertura para buscar soluciones; él nos enseñó a ver la vida con fe y optimismo y a manejar las dificultades con seguridad, prudencia y actitudes conciliadoras; pero siempre y sobre todo, a manejar la verdad, la sinceridad y la transparencia. Comprendía los problemas de sus amigos, compañeros y alumnos como Decano del Medio Universitario, sabía dar el consejo oportuno y talentoso, no sin antes preparar el camino con un apunte o algo gracioso. Y sea esta la oportunidad para recordar su chispeante amenidad y sus apuntes a flor de boca

que hicieron de muchas de nuestras reuniones algo inolvidable. Orador inigualable en sus homilías y discursos de graduación, hacia derroche de inteligencia y de conocimientos que deleitaban a su auditorio. Además de orador, cantaba en forma excelente comoquiera que algunos lo llamaban el canario por su voz de tenor. Me acompañó en las buenas y en las malas, y sabía que todo en la vida tendría un desenlace positivo gracias a una ejemplar fe en Dios. Yo le vivo eternamente agradecido porque fue el que más ayudó para que culminara en matrimonio el noviazgo con la que hoy es la madre de mis hijos, Yolanda. Que el recuerdo del Padre José Gabriel Maldonado sea imperecedero como lo fueron sus enseñanzas, especialmente en esta época en que los valores cada vez van perdiendo terreno. Que su espíritu y su legado iluminen a todos los que siguen el camino de la academia dentro de los claustros Javerianos.


COLECCIÓN ORIENTACIONES UNIVERSITARIAS


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1 - octubre de 1989 Posesión del nuevo Rector 2 - 1989 Tres discursos del Padre General 3 - enero de 1990 Planeación Universitaria 4 - febrero de 1990 Visita del Gran Canciller a la Universidad 5 - junio de 1990 Bogotá. La Universidad en cifras. 6 - agosto de 1990 Seccional Cali. Estadísticas generales. 7 - noviembre de 1990 Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae 8 - septiembre de 1991 La Universidad Jesuítica 9 - agosto de 1993 Los Profesores 10 - agosto de 1995 La Investigación en la Universidad 11 - febrero de 1995 Educación Jesuítica - Pedagogía Ignaciana 12 - agosto de 1995 Educación Jesuítica - América Latina 13 - noviembre de 1995 Los Profesores 14 - marzo de 1996 Congregación General 34 - La Seccional Cali - Posesión de Rector y Vicerrectores 15 - marzo de 1996 Proyecto Javeriana 98 16 - agosto de 1997 Discursos y Ponencias 17 - enero de 1998 Intervenciones del nuevo Vice-Gran Canciller 18 - marzo de 1998 Neoliberalismo y Universidad 19 - mayo de 1998 Los Profesores - La Formación Integral 20 - julio de 1998 Mensajes del Vice-Gran Canciller a la Universidad 21 - septiembre de 1998 Idea y visión de Universidad 22 - octubre de 1998 Nuevo Rector de la Universidad 23 - noviembre de 1998 Pablo VI - Juan Pablo II 24 - enero de 1999 La Universidad y el País 25 - mayo de 1999 Formación Integral - Pedagogía Ignaciana 26 - octubre de 1999 La Acreditación de la Universidad 27 - enero de 2000 La Universidad Jesuítica 28 - octubre de 2000 Los siete saberes necesarios para la educación del futuro - Edgar Morin 29 - abril de 2001 Formación Integral y Formación Social 30 - septiembre de 2001 La Educación Superior de la Compañía de Jesús 31 - octubre de 2001 El pensamiento universitario del Cardenal John Henry Newman 31 - febrero de 2003 Suplemento, El pensamiento universitario


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del Cardenal John Henry Newman 32 - noviembre de 2001 Inspiración y funciones de las universidades de la Compañía de Jesús 33 - abril de 2002 Reflexiones acerca del papel del Vicerrector Académico y de los Decanos 34 - enero de 2003 Ética y formación universitaria 35 - marzo de 2004 Bioética y Universidad 36 - enero de 2005 Los Antiguos Alumnos y sus asociaciones 37 - marzo de 2005 Globalización, mundialización y verdad como valores 38 - marzo de 2007 V Centenario del Natalicio de San Francisco Javier, Patrono de la Universidad 39 - agosto de 2007 Verdad, justicia y reparación 40 - septiembre de 2007 Homenaje al P. Pedro Arrupe, S.J., en el centenario de su natalicio 41 - septiembre de 2008 Actos de Posesión - Rector de la Universidad, 2007 - Vicerrector Académico de la Sede Central, 2008 42 - junio de 2009 Homenaje a Alfonso Borrero Cabal, S.J. 43 - junio de 2010 La interdisciplinariedad en la Universidad 44 - diciembre de 2011 Identidad de la Institución Universitaria 45 - enero de 2014 Discursos y textos 2012-2013 46 - agosto de 2014 Discursos 47 - agosto de 2014 Homenaje a Luis Carlos Galán Sarmiento 47 - agosto de 2014 Suplemento, Homenaje a Luis Carlos Galán Sarmiento 48 - agosto de 2015 Documentos 49 - noviembre de 2015 85 Años del Restablecmiento de la Universidad 50 - agosto de 2016 Homenaje al P. Félix Restrepo, S.J. en el 50º aniversario de su muerte 51 - julio de 2017 Poder - Servicio - Democracia 52 - julio de 2017 Homenaje al P. Manuel Briceño Jáuregui, S.J. en el centenario de su natalicio 52 - enero de 2018 Suplemento, Homenaje al P. Manuel Briceño Jáuregui, S.J. en el centenario de su natalicio 53 - agosto de 2018 Los Profesores y la Universidad 54 - julio de 2019 Rasgos de Identidad



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