Cestodos en equinos
De todos los tipos de parásitos internos que infestan a los caballos, el único que fue considerado de muy poca importancia fueron las tenias, un inocente espectador intestinal. Los parasitólogos sabían que los caballos así como muchos mamíferos albergan algunas especies de céstodos. Sin embargo, los pararasitólogos sintieron que las tenias no eran tan comunes y ocasionaban pequeños daños en los caballos. Como resultado había pocos medios químicos para dirigirse a las infestaciones por tenias; la inmensa mayoría de las drogas disponibles incluyendo la ivermectina y moxidectina, fueron desarrolladas para tratar nematodos que fueron considerados la amenaza real para la salud de los caballos. Sin embargo recientes investigaciones nos han dado noticias sorprendentes. No sólo las tenias son más comunes en los intestinos de los caballos de lo que se sospechaba, sino que son responsables de serios problemas en su salud. Los céstodos son característicos por su cuerpo plano y segmentado a intervalos regulares, como una cinta de medir. Cada cuerpo segmentado (denominado proglótido) es una unidad separada. Un solo proglótido o varios unidos pueden desprenderse del cuerpo del gusano sin matarlo y sus restos atacan las paredes intestinales del caballo. Debido a que los proglótidos se desintegran en el intestino grueso, es raro ver proglótidos intactos en las heces de los caballos. Este hecho hizo pensar por muchos años que la infestación por céstodos en los caballos no eran comunes. La parte de la boca de los céstodos es continua a un scolex, la cual tiene 4 ventosas habilitadas para atacar muy ferozmente la pared intestinal de los caballos. Bajo estas ventosas hay pliegues. Ellos no tiene un sistema digestivo como el de nosotros, cada proglótido absorbe los nutrientes a través de la piel. Todos los céstodos son hermafroditas, esto significa que cada gusano posee los dos órganos reproductores (tanto de hembra como de macho). Los huevecillos de los céstodos a diferencia de la mayoría de los parásitos vienen en paquetes que se separan del parásito cuando ha madurado, entonces los llevan fuera del caballo por medio de las heces. Todos los céstodos tienen ciclos de vida indirectos, esto significa que deben desarrollarse inicialmente dentro de un animal diferente antes de poder ser transmitido a su hospedero final. El primer animal en este ciclo se conoce como hospedero intermediario. Aparentemente, los cambios biológicos que ocurren en el hospedero intermediario hacen que el parásito sea capaz de infectar al hospedero final. Los hospederos intermediarios para los parásitos de los caballos son los ácaros, los cuales existen como forma de vida libre en las pasturas y seguido pueden encontrarse grandes cantidades de ellos. El ácaro del suelo (ácaro Oribatid) son más comunes en pasturas permanentes que en las cultivadas o las que recientemente fueron cultivadas. Los ácaros aparentemente tragan los huevecillos de los céstodos cuando se alimentan de la materia orgánica de las heces de los equinos, entonces los huevecillos se incuban y se desarrollan dentro del cuerpo del ácaro oribatid y se convierte en cisticerco. Los caballos obtienen los cisticercos cuando al momento de pastar ingieren ácaros, y ya dentro del caballo terminan de madurar. Especies de Cestodos Son tres las especies conocidas de céstodos en América Latina de que infectan a los caballos, cada uno delimita un apequeña área del intestino del equino. Anoplocephala perfoliata, es uno de los céstodos más comunes de los equinos, se encuentra comúnmente en la unión del intestino delgado y grueso. Tiene un longitud aproximada de 1 pulgada y puede acumularse en grandes cantidades. Paranoplocephala mamillana es el más pequeño de los céstodos, tiene media pulgada de largo y habita en el intestino delgado y estómago. Anoplocephala magna es el más grande de los tres, también se encuentra en el intestino delgado y estómago de los caballos infectados. Puede llegar a medir de 4-30 pulgadas de largo. La infestación por céstodos fue la primera descrita en Norte América durante finales de 1800. Curiosamente A. magna fue la más comúnmente descrita en esa época, sin embargo esta especie no es común hoy en día. Al contrario, A. perfoliata era rara encontrarla siglos atrás, pero ahora es la especie más prevalente mundialmente. La examinación de las heces es excelente para detectar ascáridos y estróngilos , pero frecuentemente no revela la presencia de huevecillos o segmentos de céstodos. Entonces es difícil para el veterinario probar que el caballos está infestado por céstodos.
Cestodos en equinos
La única forma definitiva para demostrar la infestación por céstodos, es la examinación directa del intestino, post mortem o durante una cirugía. numerosos estudios post mortem se han realizado en varias ciudades y muchos han reportado que del 50-60% de los caballos examinados fueron infectados con céstodos. La más completa investigación en EE.UU., fue hecha en Kentucky , donde en tres estudios se encontró que la prevalencia de infestación por céstodos en caballos adultos fue de 53% (1983), 54% (1984), 64% (1992). En 1995, investigaciones en el Reino Unido desarrollaron un test que podía detectar anticuerpos para A. perfoliata en la sangre de los caballos. Un resultado positivo indicaba exposición a ellos, pero no necesariamente una infestación presente. Los Cestodos causantes de problemas Sabemos muy poco acerca de la reacción de los caballos a los céstodos. Varios autores han expresado la opinión de que los caballos no desarrollan inmunidad adquirida a éstos parásitos. Algo de lo que se sabe es que la carga alta de céstodos, se asocia probablemente más a serias manifestaciones clínicas, como cólicos espasmódicos, cólicos severos debido a una impactación ileal o intususcepción ileocecal. Las patologías encontradas asociadas con céstodos, incluyen inflamación local en la válvula ileocecal, ulceración de la mucosa, aumento en la retención de líquido, engrosamiento de la pared intestinal y cicatrización local. Algunas veces las lesiones asociadas con el sitio de fijación pueden obstruir parcialmente el intestino del caballo. La infección típica por céstodos no es asociada con ningún signo clínico sutil o crónico que pudiera ser obvio para el propietario o para el médico. La mayoría de los eventos clínicos son agudos o severos. La infección por céstodos es una importante causa de varios tipos de cólico. Por muchos años la infestación por céstodos ha sido asociada con intususcepción ileocecal en caballos jóvenes. En ésta condición la última parte del intestino delgado (ileon) se mete en la primera sección del intestino grueso (ciego) y se inflama, bloqueando el paso del contenido intestinal. La condición es el resultado de la instalación del parásito en la unión ileocecal, donde sitúa sus partes bucales (las cuales utiliza para adherirse a la pared del intestino), causa intensa inflamación e irritación en un área pequeña del intestino. Eso estimula exageradamente el peristaltismo, dando por resultado que el intestino delgado se empuje el mismo hacia la apertura. Los céstodos son considerados ahora como la causa primaria de intususcepción, la cual puede ser corregida solamente por cirugía. Los céstodos también contribuyen a cólico por impactación ileal, en el cual la pared del ileon, se engrosa y pierde elasticidad, retardando o bloqueando el paso del material alimenticio (bolo). Este problema al igual que la intususcepción sólo puede corregirse por cirugía. En casos severos puede haber ruptura del intestino delgado. Los céstodos también han demostrado ser causa de cólico espasmódico (gas). La presencia de céstodos hace al caballo 8 veces más probable de experimentar estos problemas, que los animales no infestados. El cólico espasmódico es uno de los más comunes y puede ser tratado con medicamentos. Aún cuando no entendemos totalmente la relación entre la presencia de céstodos con algunos tipos de cólicos. De acuerdo a investigaciones realizadas se especula que los parásitos interfieren de algún modo la irrigación nerviosa normal del intestino. A. perfoliata ha demostrado contener grandes cantidades de un químico llamado acetilcolinesterasa, la cual puede interferir con la peristalsis normal del tracto gastrointestinal. Cualquier interrupción de la motilidad normal del intestino puede ser ciertamente una creíble explicación para los signos de cólico. Prazicuantel para el tratamiento de infestación por Cestodos Hasta hace poco, ningún antihelmíntico equino era probado para usarse contra céstodos. En la ausencia de productos, se recomendaba doblar o triplicar la dosis de pyrantel pasta o suspensión, por que a esas dosis fueron reportadas efectivas contra A. perfoliata. Limitados estudios han indicado que el pyrantel aplicado durante 30 días en el alimento es efectivo contra céstodos.
Cestodos en equinos
Se demostró años atrás que el prazicuantel es altamente efectivo contra infecciones por A. perfoliata a dosis mayores de 1mg/kg. El prazicuantel se ha usado en el tratamiento de céstodos en perros y gatos, pero su uso en caballos no había sido explorado. Cuando el prazicuantel tuvo patente, varias compañías farmacéuticas veterinarias simultáneamente comenzaron a desarrollarlo para su aplicación en equinos. Este esfuerzo culminó en el 2003 con la aprobación de 3 nuevos productos desparasitantes que ofrecían un amplio espectro antiparasitario incluyendo céstodos, gastrófilos y más tipos de nematodos. Todos estos productos eran combinaciones de ivermectina o moxidectina más prazicuantel . El prazicuantel es un componente seguro, la toxicidad es improbable dentro del rango de dosificación indicado. Prevención Uno de los métodos más simples para prevenir la infestación por céstodos sería negarles a los caballos el acceso a la pastura, sin embargo ésta no es una recomendación práctica de control. En la actualidad, no se conoce mucho acerca de la biología de los céstodos para hacer una recomendación definitiva. Si los céstodos son como la mayoría de los parásitos equinos, probablemente persisten mucho mejor en condiciones frías que en climas húmedos o calientes. Existen 2 teorías para la prevención de la infestación por céstodos. 1. La desparasitación a finales del invierno o principios de la primavera, antes de comenzar el ciclo anual de pastoreo, puede ayudar a eliminar la trasmisión de huevecillos provenientes de los ácaros. Un tratamiento subsiguiente 2 o 4 meses más tarde ayudará a reducir el número de céstodos que podrían acumularse en las pasturas. 2. Con tratamiento al final del otoño o principios del invierno se puede obtener la eliminación de los céstodos inmediatamente después de que terminó la trasmisión por la ingesta de los ácaros. Si se espera hasta el verano para desparasitar probablemente los céstodos tendrán más tiempo para causar daño y contaminar las pasturas con huevecillos. El prazicuantel es una clase completamente nueva de antihelmíntico para caballos, generalmente no hay problemas de resistencia. Tiene un alto margen de seguridad y casi 100% de eficacia.