ORAR EN EL MUNDO OBRERO
14º Domingo del Tiempo Ordinario (9 julio 2017) Comisión Permanente HOAC
Descansamos de las fatigas del cuerpo empleándonos en los trabajos del Espíritu. El militante auténtico, cargado de hijos, de obligaciones, con jornal escaso, sin tiempo para “formarse” a la manera burguesa, se entrega sin descanso al descanso de la HOAC. Y sin explicarse demasiado cómo ha ocurrido la cosa, se encuentra en la intimidad de Aquel que dijo: “Venid a mí los que andáis cargados” (Rovirosa, OC. T.V. 250).
El problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable. De ahí que las tareas cansen más de lo razonable, y a veces enfermen. No se trata de un cansancio feliz, sino tenso, pesado, insatisfecho y, en definitiva, no aceptado (EG 82). De cansancio a cansancio
Esa parece ser la historia de nuestra vida. Saltamos de un cansancio a otro. Pero, como recuerda Francisco, a veces no es un cansancio feliz. Ahora que el calor aprieta, busca un lugar fresco y tranquilo, para revisar el curso que termina, y reconocer tus cansancios: los que son felices, fecundos, y los que son estériles, pesados, no aceptados. Estos habrá que despedirlos. Te puede servir de guía repasar tu proyecto de vida, repasar las motivaciones profundas de lo que haces… Y ponerlo todo en manos de Dios. Empieza a des-cansar.
Señor, me cansa la vida, tengo la garganta ronca de gritar sobre los mares, la voz de la mar me asorda. Señor, me cansa la vida y el universo me ahoga. Señor, me dejaste solo, solo, con el mar a solas.
O tú y yo jugando estamos al escondite, Señor, o la voz con que te llamo es tu voz.
Por todas partes te busco sin encontrarte jamás, y en todas partes te encuentro sólo por irte a buscar.
Antonio Machado
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