ORAR EN EL MUNDO OBRERO
15º Domingo del Tiempo Ordinario (16 julio 2017) Comisión Permanente HOAC
La imagen correcta de la HOAC quizá sea la del campo, en que el padre deposita la semilla del buen trigo. La semilla que se deposita abundante en nuestro campo no es otra que la Gracia. Y el abono para que la semilla germine, se desarrolle y dé fruto abundantemente es el Amor. Ya que donde no hay amor, si ponemos amor, cosecharemos amor. Nuestra misión es sembrar y abonar. Sabiendo bien sabido que la cosecha no depende ni de la siembra ni del trigo, sino de la Voluntad Altísima del que da el incremento” (Rovirosa, OC. T.V. 217).
La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe « fructificar ». La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados (EG 24). Reconocer las semillas Mirando este curso que termina, es buen momento para revisar lo que has plantado. ¿Qué has sembrado con tu vida? ¿Qué espera crecer de tus relaciones y encuentros, de tus compromisos y de tu relación con Dios, de tus omisiones y pecados? Retoma tu proyecto de vida. Recógelo, hazte consciente de las siembras.
Semillas
Todo se reduce a sembrar. Guerra o paz. Libertad o cadenas. Comunión o soledad. Sembramos, aun sin saberlo, en miradas, silencios, opiniones, gestos…
Plantamos, a base de golpes o caricias, semillas que enraízan en otras tierras, y se riegan con el paso de los días, con memoria y nuevos encuentros. Lo sembrado germina, crece, se hace árbol, y sus frutos alimentan las ansias de otras gentes, el hambre de otras bocas, el latir de otros corazones. 1