24º domingo TO

Page 1

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

24º Domingo del Tiempo Ordinario (17 septiembre 2017) Comisión Permanente HOAC

“Cada nuevo descubrimiento de mi traición y miseria, trae consigo un nuevo descubrimiento de la verdad del Amor infinito de Dios y de su misericordia, sintetizados en este hecho: Jesús me ama con locura” (Rovirosa, OC. T.I. 554).

Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar «setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable (EG 3). Mi vivir…

“Examen de conciencia” llamamos en la Iglesia a ese repaso consciente y sincero de nuestra vida, de nuestra relación Dios; de mi relación conmigo mismo, con los otros, y con la creación, que nos hace conscientes del pecado; que nos hace conscientes de cuánto necesitamos que nos perdone Dios. Sentirnos perdonados es el primer paso para hacer posible el perdón que estamos llamados a ofrecer a los demás. Comienza por examinar tu vida, por reconocer y dolerte de tu pecado. Confronta tu día a día con el Proyecto del Reino, con tu Proyecto personal de Vida, para reconocer tus incoherencias. Y recuerda, también, las tantas veces que has necesitado el perdón y has sido perdonado, cada día, a lo largo del día, y ora. AHORA HABLA DIOS

Ya no… Ya no crees tanto en mí, hijo, por culpa de mis fallos… Ya no crees en mí, hombre, por culpa de tus hermanos que me salieron mal –a veces pasa–.

¿Qué te habré hecho yo sin darme cuenta, hijo, que tan mal te sentó que no me perdonas? ¿Qué voy a hacer yo ahora, tu Dios y Padre si ya no crees en mí, si vas de luto, tú que al nacer te puse un traje elástico, suave, y apenas rosa?

1

¿Y qué voy a hacer yo –por muy Dios que yo sea– hombre, si no me amas? (Gloria Fuertes)


24º Domingo del tiempo ordinario

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

C.P.

Escuchamos la Palabra del Señor Mt 18,21-35: No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete

Acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Palabra del Señor

Interiorizamos esta Palabra La semana pasada decíamos que todo el capítulo 18 de Mateo es un discurso sobre la comunidad. Su destinataria es una comunidad en la que existen diversos grupos y hay problemas de convivencia. En este discurso se insiste en que el cuidado de los más pequeños y el perdón son normas básicas en la vida de la comunidad cristiana, pues son manifestaciones del amor. 2


C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

24º Domingo del tiempo ordinario

Hoy el texto insiste y se centra en la necesidad del perdón, el perdón de Dios para nosotros, y el nuestro con los hermanos y hermanas. Sin perdón no hay vida posible, ni esperanza, ni futuro. La experiencia de trasfondo es la de las “ofensas personales” (si mi hermano me ofende…) que amenazan con enfrentar a los miembros de la comunidad y romper su armonía. En la parábola todo es enorme y desproporcionado: las deudas, las reacciones… todo para que resuene una pregunta en quienes la escuchamos: ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti? El que se niega a conceder el perdón y se encierra en la deuda/ofensa se castiga a sí mismo. La experiencia humana del perdón es una experiencia humana tan fundamental que quien no conoce el gozo de ser perdonado corre el riesgo de no crecer como persona. Quien no se ha sentido perdonado, no sabe perdonar a los demás. Quien no ha gustado el perdón entrañable de Dios, corre el riesgo de vivir sin entrañas, como el siervo desalmado de la parábola, endureciéndose cada vez más, negando a todos la ternura y el perdón. Quien cree que el perdón es algo inútil, propio de personas débiles, estrangula la convivencia, y hace estéril el Evangelio. Perdonar no significa ignorar las injusticias cometidas, ni aceptarlas de manera pasiva o indiferente. Al contrario, si uno perdona es para hacer posible una justicia restaurativa, que no mire al pasado, buscando la venganza, sino al futuro, reconstruyendo a las personas y las relaciones, para hacer posible el futuro del Reino; para convertir al enemigo en hermano, y abrir posibilidades de vida donde el odio o el rencor las impiden. El perdón tiene una innegable dimensión social y política, porque el perdón es un gesto que cambia, cualitativamente, las relaciones entre las personas, y nos exige plantearnos la convivencia futura de manera nueva. Si no somos capaces de perdonar no avanzaremos a una sociedad más humana. Perdonar es una forma de amar, un elemento más del amor, porque solo quien ama es capaz de perdonar; solo se puede perdonar por amor. Dios nos ama perdonándonos, Nosotros hemos de perdonar para amar. El perdón, que es posibilidad ilimitada de relación y convivencia fraterna en el presente, también es la condición –gratuitamente ofrecida– para la comunión con Dios. Todo el final de la oración del Padrenuestro se encamina en esta dirección de apertura a la posibilidad del Reino de Dios: perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.

Incorpora en tu proyecto de vida la experiencia del perdón, y la práctica habitual del Sacramento de la Reconciliación. ¿Qué pasos puedes ir dando para esto?

3


24º Domingo del tiempo ordinario

C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Vuelve a poner en manos del Dios de la misericordia tu vida:

Yo, pecador

a ver tu vida, a ver tus hijos... Y que empiece a hablar, como los niños, –balbuceando–-, las dos palabras más redondas de la vida: ¡PADRE NUESTRO!

Señor, cuando me encierro en mí, no existe nada: ni tu cielo y tus montes, tus vientos y tus mares; ni tu sol, ni la lluvia de estrellas. Ni existen los demás ni existes Tú, ni existo yo. A fuerza de pensarme, me destruyo. Y una oscura soledad me envuelve, y no veo nada y no oigo nada.

Ignacio Iglesias, sj

Cúrame, Señor, cúrame por dentro, como a los ciegos, mudos y leprosos, que te presentaban. Yo me presento. Cúrame el corazón, de donde sale, lo que otros padecen y donde llevo mudo y reprimido el amor tuyo, que les debo. Despiértame, Señor, de este coma profundo, que es amarme por encima de todo. Que yo vuelva a ver a verte, a verles, a ver tus cosas

Termina haciendo canción tu oración de Acción de Gracias TU TERNURA https://youtu.be/WWwJyCXD-Ds

Ofrece tu vida al Señor

Tu ternura corretea y se cuela en cada rincón. Tu bondad tatúa mi imagen en cada palma de tus manos, Señor. Tu ternura corretea y me habita sin descansar. Y rehace cada ruina. Suavemente, me susurra: No, no te puedo olvidar.

Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día… María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros.

4


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.