ORAR EN EL MUNDO OBRERO
2º Domingo del Tiempo Ordinario (14 enero 2018) Comisión Permanente HOAC
El militante cristiano es una persona que ha experimentado un encuentro personal con Jesucristo que vive resucitado en su Iglesia. Se trata de un encuentro desde el que toda la vida sufre un replanteamiento inevitable. Esto es la conversión. Un proceso que se inicia un día y que ya nunca termina (Rovirosa, OC, T.I. 403).
Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque « nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor (EG 3). Una mirada a la vida
La vocación es algo que se va perdiendo en nuestra sociedad postmoderna. Como todo es fruto de mis decisiones y elecciones, me cuesta creer que hay un antes, una búsqueda, una llamada previa, una invitación, una vocación a la que responder vitalmente, un encuentro que me humaniza. Mari la ha descubierto. Así lo expresa ella: El trabajo me daba la oportunidad de servir a otras personas y desarrollarme como persona en todos los ámbitos, sobre todo amando lo que hacía, “mi Padre sigue trabajando, y yo también trabajo (Jn 5, 17) Charo lo dice de otra manera: Mi fe me ayuda a vivir cada día con dignidad, sabiendo que soy hija de Dios y que eso no me lo va a quitar nadie pese a todas las dificultades que podamos tener en este trabajo. ¿Y tú? ¿A qué vocación responde tu vida? Cuando te respondas, puedes seguir orando con este poema: Ven y lo verás
si quieres enredarme. Pero tú me dices: Ven y lo verás.
En eso de buscar excusas soy, Señor, especialista. Ante la urgencia de una respuesta encuentro siempre argumentos para escabullirme y no dar golpe. Pero tú me dices: Ven y lo verás.
Te aseguro, Señor, que miro, veo y respondo según mi conveniencia. En esto de mirar y ver hay muchas trampas, y pienso que llegas tarde
Muchos días miro y no veo nada. Estoy dormido, bien dormido, ante los marginados y heridos del mundo. Y creo que aquí no pasa nada, que eso es un invento para tenernos en vilo. Pero tú me dices: Ven y lo verás.
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Hay otros días en que veo doble, y una injusticia a cada paso. Pienso que esto no tiene arreglo,