ORAR EN EL MUNDO OBRERO
32º Domingo del tiempo ordinario (6 noviembre 2016) Comisión Permanente HOAC
Entre los que andamos en el apostolado ¿quién saborea las delicias bienaventuradas de sufrir persecución por defender la justicia? ¿Y quién se extasía ante la perspectiva de que su muerte pueda ser tan esplendorosa, tan vital y vivificadora como la de Cristo? ¿Y queremos persuadir a los demás de que tenemos fe, y se la queremos transmitir y todo? (Rovirosa, OC, T.V, 439).
[Hay un] relativismo todavía más peligroso que el doctrinal. Tiene que ver con las opciones más profundas y sinceras que determinan una forma de vida. Este relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibieron el anuncio, no existieran (EG 80) . Desde el encuentro que me transforma
Nuestro horizonte muchas veces es tan corto y rastrero como el de la mayoría. Nuestras miradas tan estrechas y nuestras esperanzas tan alicortas, que no pueden suscitar vida alrededor. ¡Cuántas veces somos muertos que caminamos, sin más!... sin horizonte ni destino… ¿Cómo acompañar así la vida nuestras hermanas y hermanos? Que vuelva hoy a resonar en nuestro corazón: “No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.”… Y que nos empeñemos en hacer surgir la vida. ¡No nos dejemos robar la vida! Párate a reconocer aquellos aspectos de tu vida obrera y creyente tocados de muerte, de desesperanza, que necesitan revivir. Hazte consciente de ellos, y ponlos ante el Señor. Atiende, Señor, a nuestras voces. Escucha nuestra oración. Desde lo más profundo del dolor te imploramos.
A veces nos pesa la vida y vemos el futuro lleno de fracaso y desesperanza entre las piedras del camino. Planta, Señor, semilla nueva, afina nuestra sensibilidad, para que tu agua de vida traiga luz a nuestros ojos.
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