ORAR EN EL MUNDO OBRERO 4º Domingo de Adviento C (22 de diciembre de 2019) (Comisión Permanente de la HOAC)
Me dispongo a la oración Aquel ¡Mirad cómo se aman! sigue siendo hoy tan operante como antes, y lo seguirá siendo siempre. Nuestra aspiración máxima consiste en ser la versión actual de «aquellos». Y así venceremos, mejor dicho: Dios con nosotros. (Rovirosa, OC, T.III. 369) Las preguntas de nuestro pueblo, sus angustias, sus peleas, sus sueños, sus luchas, sus preocupaciones, poseen valor hermenéutico que no podemos ignorar si queremos tomar en serio el principio de encarnación. Sus preguntas nos ayudan a preguntarnos, sus cuestionamientos nos cuestionan (GE 44).
Desde la vida Va finalizando este tiempo de Adviento y, por eso, al contemplar nuestra realidad, crece nuestra invocación, nuestro deseo de cercanía de Dios, nuestra necesidad de sentirlo con nosotros.
¡Ven, Señor!
(Adaptación del salmo 70) ¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora! Ven pronto, ven, que el mundo gira a ciegas ignorando el amor que lo sustenta. Ven pronto, ven, Señor, que hoy entre hermanos se tienden trampas y se esconden lazos. Ven, que la libertad está entre rejas del miedo que unos a otros se profesan. Ven, ven, no dejes ahora de escucharnos cuando tanto camino está cerrado ¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora! ¿No has de ser la alegría de los pobres, de los que en ti su confianza ponen? ¿No has de ser para el triste y afligido consuelo en su pesar, luz en su grito? ¿Quién pondrá paz en nuestros corazones si tu ternura y compasión se esconden? ¿Quién colmará esta hambre de infinito si a colmarlo no vienes por ti mismo? ¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? Ahora. (Rezandovoy) 18