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ORAR EN EL MUNDO OBRERO

6º Domingo del tiempo ordinario (12 febrero 2017) Comisión Permanente HOAC

El que está con Cristo y quiere seguir la corriente, que esté seguro de que está metido en un callejón sin salida. Tenemos que ir contracorriente. Y esto es fatigoso. Primero tendremos que remar para que el agua no se nos lleve y luego hemos de hacer otro esfuerzo para subir. Es un esfuerzo sobrehumano (Rovirosa, OC. T.V. 39).

La misma mundanidad espiritual se esconde detrás de una fascinación por mostrar conquistas sociales y políticas, o en una vanagloria ligada a la gestión de asuntos prácticos, o en un embeleso por las dinámicas de autoayuda y de realización autorreferencial. También puede traducirse en diversas formas de mostrarse a sí mismo en una densa vida social… donde el principal beneficiario no es el Pueblo de Dios… En todos los casos, no lleva el sello de Cristo encarnado, crucificado y resucitado, se encierra en grupos elitistas, no sale realmente a buscar a los perdidos ni a las inmensas multitudes sedientas de Cristo. Ya no hay fervor evangélico, sino el disfrute espurio de una autocomplacencia egocéntrica (EG 95). Hablando de mundanidad…

Seamos sinceros, hay mucho de eso entre nosotros. Dispuestos a rasgarnos las vestiduras y abolir toda ley, aunque, en el fondo, es porque somos incapaces de someternos a otra que no sea exclusivamente la propia, no porque nos duelan los pobres; no porque estemos decididos a vivir en la exigente plenitud del amor. Tan “radicales” podemos llegar a ser que acabamos justificándonos en todo para no tener que dar explicación de nada, mientras, inmisericordes, condenamos a los demás. Si somos de estos es que esa ha sido nuestra elección, porque la radicalidad de Jesús es otra. Pide al Señor que te haga consciente de donde estás en este momento de tu vida, y pide que te de su Gracia.

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Señor, se me van en gritar consignas sociales las fuerzas que me das, y se queda mi vida en la trastienda, a buen recaudo de cualquier mirada. Señor, me considero bueno por mis actos, pero no me pidas indagar mis intenciones. Saldría, muchas veces, mal parado. Mi justicia y mi misericordia distan mucho de ser como las tuyas. A menudo se trufan de odio y de venganza. ¡Cuando me sigue costando, Señor, acoger la bienaventuranza de tu amor y dejarme modelar por ti!


6º Domingo del Tiempo Ordinario

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

C.P.

Escucha la Palabra del Señor Mateo 5, 17-37

No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la gehenna del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo. Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la gehenna. Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la gehenna. Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer –no hablo de unión ilegítima– la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio. También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”. Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

Palabra del Señor

Acoge la Palabra; se dirige a ti

Radicalidad o mediocridad, ir al fondo o quedarse en la superficie, sanear actitudes o cumplir códigos externos; buscar justificaciones para nuestro pecado o saber reconocerlo para poder crecer; fiarnos de reglamentos o tener el coraje de abandonarnos en el amor; apostar por la vida, o seguir recreándonos en las muertes cotidianas; estar con Cristo o querer seguir la corriente. Ese es el desafío que presenta Jesús en el evangelio de hoy. La elección es solo nuestra. Lo recuerda la primera lectura de este domingo (Eclo 15, 16-21): delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja. 2


C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

6º Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús –sigue el Sermón del Monte– hace una interpretación de diversas normas a la luz del Reino de Dios y como explicitación del estilo de vida de las Bienaventuranzas que un poco más arriba ha presentado como síntesis del programa del Reino. Desde esa clave, la exigencia supera la norma porque nos sitúa más allá de ella. La norma es poco, no basta, no puede ser camino del Reino, sobre todo porque mira en otra dirección que no es la del Reino. No se trata de cantidad, sino de calidad. La exigencia del amor cristiano se sitúa en otra lógica: no basta con no matar, es necesario crear condiciones para hacer real la fraternidad como modo de vida social, y no hacerlo ya es elegir el camino de muerte. No basta con cumplir las convenciones sociales; las nuevas relaciones humanas del Reino solo pueden echar raíces en la consideración de la sagrada dignidad de cada persona, que no puede ser convertida en un objeto, y no hacerlo es atentar contra esa dignidad de las personas, haciendo inviable la fraternidad. No basta con cumplir determinados ritos y prescripciones religiosas, porque lo que se nos pide es la coherencia entre el vivir y sentir: una vida según el Evangelio, una vida conforme a Dios, y no hacerlo es estar utilizando a Dios (y al ser humano) a nuestra conveniencia, o vivir al margen de su proyecto de vida, por mucho que nuestras palabras digan lo contrario. Jesús nos propone un modo de vida mucho más radical que nuestras lógicas humanas. Incomprensible para nuestros criterios humanos y sociales. Contrario a lo que predomina en nuestro mundo como criterios de organización de la vida social, de la economía, del trabajo, de la política. Algo que solo puede acogerse desde la gratuidad con que se nos ofrece la vida, desde la lógica del amor desmesurado de Dios, desde una sabiduría que no es de este mundo, como nos dice S. Pablo en la segunda lectura (1Cor 2, 6-10). En esa clave no bastan, por tanto, las cosas que hacemos. No basta dar pan a los hambrientos, si no tenemos necesidad de construir con ellos el Reino. No nos basta desgañitarnos a favor de los pobres, si no estamos dispuestos a echar nuestra suerte junto a ellos y acompañar sus vidas. No nos basta estar dispuestos a cambiar el sistema o luchar contra la injusticia, si no estamos dispuestos a incorporar al amor tanto al que sufre la injusticia como al que la provoca. No nos basta aparecer como buenos, si no estamos dispuestos a dejarnos despojar por el que es, de verdad, bueno, para llenarnos de su bondad. La Palabra de Dios hoy nos pide poner en relación coherente las dimensiones de nuestros proyectos de vida: pensar como tú, trabajar contigo, y vivir en Ti. ¿Lo que pienso es lo que vivo? ¿Y, lo que vivo, es “mi” proyecto o es el del Reino? ¿A qué radicalidad me invita a caminar esta Palabra de Dios en mi vida concreta? ¿A qué cercanía vital con los empobrecidos, que permita surgir la fraternidad? Vuelve a releer despacio el Evangelio, Esta vez frente a tu proyecto de vida. Seguro que si lo haces, el Espíritu te sugerirá cómo concretar lo que te permita crecer. 3


6º Domingo del Tiempo Ordinario

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

C.P.

Agradece este encuentro con el Señor, orando

Cuando falta la experiencia de Dios, la Fe se convierte en defensa del dogma.

Cuando ser cristiano no es estar enamorado de Cristo, se hace imprescindible someterse a leyes y ritos.

Cuando el mundo deja de ser sagrado para el hombre, se busca fuera del mundo una salvación que ya no es humana.

Cuando el hombre pierde la fe en sí mismo, se termina creyendo en un dios enemigo del hombre.

Cuando la persona olvida su dimensión de vida interior, acaba haciendo ídolos de todos los placeres sensibles. Cuando cada hombre deja de ser mi hermano, comienzo a ser yo mismo mi primer y mayor enemigo.

Cuando la paz no es el camino para la justicia, se hacen imposibles las metas del bien común y del abrazo.

Cuando no soy consciente del Espíritu que me habita, me dejo fácilmente dominar por espíritus de mentira y violencia.

Cuando el Amor no es el eje dinamizador de mi entera existencia me incapacito para ver la presencia viva Señor, Jesús, de Dios todo en todas las cosas te ofrecemos todo el día,

nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas

A. López Baeza

Concédenos pensar como Tú, trabajar contigo, y vivir en Ti.

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María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros.


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