Hermandad Obrera de Acción Católica de córdoba Córdoba. 9 de diciembre de 2011.
Otro día negro. Dos muertes en el trabajo.
Carolina Torres, de 35 años de edad, se dirigía a su trabajo: una sucursal de “la Caixa” en Castro del Río. Casada. Madre de dos niños y vecina de Doña Mencía, chocó frontalmente contra otro coche en el término municipal de Baena. Su muerte ha sido producto de uno de tantos accidentes laborales 'in itínere'. Ese mismo día, en Peñarroya-Pueblonuevo, se estrelló con su camión Jorge Gragera. Pequeño empresario de 35 años y natural de Linares (Jaén), también encontró la muerte en la carretera. Esta vez el accidente es de los denominados 'en misión'. Para el Estado, éste no es un accidente laboral ya que Jorge no trabajaba por cuenta ajena. Para nosotros, se trata de un pequeño empresario que también se estaba ganando la vida. Carolina y Jorge fueron víctimas, el pasado 30 de noviembre, de lo que se llama técnicamente, Siniestralidad Laboral Vial. Según Mapfre, este fenómeno ha supuesto, desde el 2005 al 2009, en todo el territorio español, sólo el 10% de toda la siniestralidad laboral. Sin embargo, su “agresividad” es muy alta. El 40% de los accidentes laborales mortales, han sido viales. Eso sin que sepamos, a ciencia cierta, cuántos accidentes laborales viales han sido contabilizados únicamente como accidentes de tráfico. ¿Quizá por falta de medios para aclarar sus circunstancias, o por una misteriosa tendencia a maquillar las estadísticas de Siniestralidad Laboral en nuestro país? En épocas de claro retroceso de las conquistas sociales, que tantas lágrimas, sudor y sangre han costado al Mundo Obrero... ¿Qué pensarán los regidores del poder financiero (el que realmente nos gobierna en esta democracia “solamente” formal) de la seguridad y salud laborales?¿Será tratada igual que las pensiones, la educación, la sanidad, etc. ? Es decir, ¿como si fuera un coste del que hay que desprenderse, sin importar las consecuencias en las capas más desfavorecidas de la población?¿o como predica la propia Doctrina Social de la Iglesia, donde se afirma que...”es precisamente la consideración de los derechos objetivos del hombre del trabajo (…) lo que debe constituir el criterio adecuado y fundamental para la formación de toda la economía” ?(Laborem exercens) Como cristianas y cristianos inmersos en el mundo del trabajo, nos inquietan tremendamente las consecuencias de la crisis sobre el empleo. Pero igualmente nos preocupa cómo afecta, esa misma crisis, a la salud laboral. Sabemos que las causas de esta situación son estructurales, aunque puntualmente baje la siniestralidad por la escasa actividad económica. Y tenemos claro que el desmantelamiento del Estado de Bienestar hace peligrar la aplicación seria de las leyes y convenios colectivos, favorece los ritmos de trabajo excesivos, las jornadas laborales interminables, la precariedad laboral desbordada, una pobre Inspección de Trabajo,... es decir, va a hacer que las causas profundas que provocan muerte y sufrimiento en la población obrera, se vean acentuadas. Por eso, cuando otros hablan sólo de primas de riesgo, cuentas generales del Estado y bonos europeos, ignorando todo el sufrimiento que están provocando, nosotros seguimos gritando: