RESEÑA DEL LIBRO “Dignidad y esperanza en el mundo del trabajo. A los XX años de Pastoral Obrera” ALFONSO ALCAIDE MAESTRE Madrid, Editorial EDICE 2016 La publicación del libro “Dignidad y esperanza en el mundo del trabajo. XX años de Pastoral Obrera” no parte de cero sino que representa un paso más en la senda del Departamento de Pastoral Obrera de la CEAS. Uno de los medios para cumplir la tarea recibida de la Conferencia Episcopal es proveer de espacios de reflexión, análisis, lectura creyente y propuestas para avanzar en la evangelización del mundo obrero. La celebración de las XX Jornadas Generales de Pastoral Obrera organizadas por el Departamento de Pastoral Obrera de la CEAS supuso un momento de reconocimiento y gratitud del camino recorrido por la Iglesia en España en la evangelización del mundo obrero y, a la vez, la toma de conciencia de que el cambio que se ha producido en la configuración del trabajo humano afecta radicalmente a la vida de las personas y las familias, y afecta, igualmente, a la construcción de nuestra sociedad. Las ponencias recogidas en esta publicación, que fueron objeto de exposición y reflexión en dichas Jornadas invitan a recorrer una nueva etapa de presencia de la Iglesia en el mundo del trabajo, orientada por los desafíos a los que hemos de responder hoy para hacer posible un proyecto de humanización que ponga, de nuevo, en el centro de la vida económica, política y social, a las personas y sus necesidades, y quieren ser una contribución de la Iglesia al diálogo social para construir el bien común, desde la dignidad de la persona. Este libro aborda el hecho de que el conflicto capital-trabajo ha dejado de afectar sólo a las relaciones laborales para afectar a la entraña misma del ser humano, a quien convierte en un producto más en el circuito de la producción: flexible, sustituible y prescindible. El modo como está organizado el trabajo en este sistema económico supone un atentado al ser humano. El papa Francisco lo dice con claridad: “Hoy tenemos que decir NO a esta economía de la exclusión y de la inequidad. Esa economía mata” (EG 53). Es lo que llamamos problema antropológico, que le incumbe a la Iglesia en primer plano porque para los creyentes el ser humano es sacramento de Cristo. A su vez este libro plantea el trabajo como ejercicio de la vocación humana a realizarse en el amor, a humanizarse humanizando el mundo. Eso supone abordar las propuestas de pasar de seres competidores, a colaboradores; de estar dominados por la racionalidad del dinero, a la ética del bien común; de ser indiferentes ante el sufrimiento y la injusticia, a buscar la comunión con los empobrecidos del mundo; de productores consumidores, a ser seres sociales.
Eso supone también una manera de evangelizar que incluye la transformación de la manera de pensar, de sentir y vivir dominada por la idolatría del dinero para ir creando una nueva cultura. Nuestra Iglesia pude aportar mucho en la construcción de un proyecto de humanización integral. La Doctrina social dela Iglesia atribuye al trabajo la capacidad de realizar el derecho a la vida, a los derechos sociales y familiares, en definitiva, al derecho a “ser”. La teología del trabajo aporta elementos cristológicos valiosísimos a la dignidad del trabajo, no sólo a los derechos laborales, como nos ha puesto de relieve S. Juan Pablo II: “Aquel que siendo Dios se hizo semejante a nosotros en todo, dedicó parte de los años de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero“ (LE 6) Jesucristo eleva la dignidad del trabajo a su culmen en el misterio de la Encarnación. Otros capítulos de aportaciones de la teología al trabajo son los elementos bíblicos y litúrgicos. Este libro enraíza el trabajo en el sentido cristiano del domingo y del descanso. La versión del Sábado en la creación (Gn 2,2) y en el Decálogo argumenta que nadie, en nombre de Dios, puede aprovecharse imponiendo un trabajo explotador “ni a tus hijos, ni a tus siervos, ni a tu ganado, ni al forastero” (Ex 20, 10) Del Día del Señor “brota el sentido cristiano de la existencia y un nuevo modo de vivir… las relaciones, el trabajo, la vida y la muerte” (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, 73) El domingo libera al resto de la semana laboral del “dios capital”: “El trabajo es esencial, pero es Dios, no el trabajo, la fuente de la vida del hombre” (CDSI 257)