Hermandad Obrera de Acción Católica de córdoba Córdoba. 9 de septiembre de 2011.
La tragedia continúa. Dos muertes en un sólo día. EL TRABAJO ES PARA LA VIDA... Trabajar es un derecho. Trabajamos para vivir mejor, para progresar. Trabajamos para sustentar nuestra casa, familia, hijos,... Trabajamos para construirnos un porvenir sobre el que asentar nuestras vidas. Porque el trabajo es para la vida. Para una vida llamada a construir, en colaboración con otras, el lugar común donde nos ha tocado vivir. A través del trabajo nos integramos en la sociedad, obtenemos reconocimiento de nuestros conciudadanos y, a la vez, nosotros mismos reconocemos el aporte de esos mismos vecinos. Gracias al trabajo, contribuimos a que siga evolucionando nuestro entorno... colaboramos con el Padre para mejorar su Creación, nuestra casa común, el mundo en el que vivimos. Eso es lo que hacían, el pasado día 31 de agosto, R.A.C. Y M.M.R., de 45 y 40 años respectivamente. Estaban trabajando para la vida. Para progresar, para construir su futuro y el de su familia. Trabajaban mientras contribuían a mejorar este mundo a través de su esfuerzo... Pero encontraron la muerte.
NI UN MUERTO MÁS... Nosotros y nosotras, mujeres y hombres cristianos y pertenecientes al mundo obrero no podemos permitir que el trabajo siga siendo sinónimo de muerte en tantos casos. Por eso queremos denunciar que: –
Aún atravesando una crisis económica donde los trabajadores estamos pagando, con el paro y la precariedad, la sinvergoncería del Capital y la gran Banca, seguimos sufriendo aproximadamente 3 muertes por accidente laboral, cada 2 días en este país.
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Cuando la moda política habla de estabilidad presupuestaria, y prioridad en el pago de la deuda pública sobre el mantenimiento de los servicios básicos a la ciudadanía, se siguen accidentando en España más de 1.600 personas, todos los días, en su puesto de trabajo.
R.A.C. Y M.M.R., el primero aplastado por su tractor en Adamuz, y el segundo accidentado en la carretera cuando se dirigía a su trabajo, son ejemplos mudos que nos están gritando para que esta sangría se detenga. Porque no es humana (ni agrada a Dios) ninguna actividad económica o laboral, donde lo primero no sea la seguridad de la persona ni el cuidado de la vida humana. No en vano, “el trabajo tiene un valor ético,(...) vinculado directamente a que quien lo lleva a cabo es una persona.” (Juan Pablo II. Fragmentos de la encíclica Laborem exercens, 6)
Por todo esto, seguimos luchando. Seguimos gritando...