Cuaderno Rovirosa 12

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ISBN 978-84-92787-48-7

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Si hay un tema nuclear en la experiencia de fe de Guillermo Rovirosa es el Bautismo, así, con mayúscula, porque es el punto de partida de la fe y de la vida consciente del bautizado. Rovirosa lo vive con una intensidad tal, que resulta enormemente llamativa, personalmente interpelante, porque muestra la única posibilidad para todo cristiano de vivir con fidelidad su propia condición, en un camino de santidad al que todos estamos llamados.

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El bautismo


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El bautismo


Causa de Canonización de Guillermo Rovirosa Para recibir más información, enviar testimonios o comunicar agradecimientos, dirigirse a: Fundación Guillermo Rovirosa y Tomás Malagón. Causa de Canonización de Guillermo Rovirosa C/ Alfonso XI, 4-4º. 28014 MADRID Tfno.: 91 701 40 80 Correo electrónico: rovirosa@hoac.es www.fundacionrovirosaymalagon.es

Si usted quiere ayudar a la Causa, puede hacerlo mediante giro postal a la dirección arriba citada o mediante ingreso en la siguiente cuenta ES65 2038 1109 3760 0081 6747 Promotora de la causa: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Su proceso de canonización se abrió el 8 de julio de 2003

Edita: HOAC. Comisión Permanente. www.hoac.es © Ediciones HOAC. Alfonso XI, 4, 4.º 28014 Madrid Tel.: 91 701 40 80 publicaciones@hoac.es Acceso a su compra en la tienda online de www.edicioneshoac.es Colabora en este cuaderno: Alfonso Gil Montalbo, Fernando C. Díaz Abajo

ISBN: 978-84-92787-48-7 Depósito legal: M. 21071-2019

Preimpresión e impresión: Arias Montano Comunicación www.ariasmontano.com


Índice

Página

Presentación  .............................................................................................................................................................................. 5 El Bautismo, ¿qué es?  ............................................................................................................................................. 7 Las traiciones al Bautismo  ........................................................................................................................  11 La vida nueva que brota del Bautismo  ...................................................................................... 15 ¿Qué se promete en el Bautismo?  ................................................................................   22 El compromiso bautismal del bautizado consciente  ................................... 25

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Presentación

Si hay un tema nuclear en la experiencia de fe de Guillermo Rovirosa es el Bautismo, así, con mayúscula, porque es el punto de partida de la fe y de la vida consciente del bautizado. Rovirosa lo vive con una intensidad tal, que resulta enormemente llamativa, personalmente interpelante, porque muestra la única posibilidad para todo cristiano de vivir con fidelidad su propia condición, en un camino de santidad al que todos estamos llamados, como recordaba recientemente el papa Francisco en su exhortación Gaudete et exultate. El Bautismo es un tema nuclear porque nos sitúa en la clave de reconocimiento de nuestras propias traiciones y mediocridades y nos hace conscientes del infinito amor de Dios por cada uno de nosotros, de modo que experimentemos nuestra vida como la total donación de Dios que, a cambio de darse todo, solo nos pide toda nuestra vida vivida en el amor. Para Rovirosa es, sobre todo, una experiencia de la Misericordia de Dios que marca toda la existencia. De esa experiencia de vida nueva habitada por el Espíritu Santo solo puede surgir, precisamente, la vida del Amor y la Comunión Trinitaria que se manifiesta en el espíritu de pobreza, en el espíritu de humildad y en el espíritu de sacrificio, como una triple manifestación de un mismo Amor. Y de esa vida de Amor solo puede nacer la actitud vital de colaboración por la existencia que haga palpable el Reino de Dios. Ser militante cristiano, por eso, no es más que vivir con plena consciencia y libertad y en permanente fidelidad lo que significa nuestro Bautismo. 5


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Hoy, como en tiempos de Rovirosa, también observamos cuántas veces se malbarata la Gracia de Dios en tanto bautizado inconsciente de su Bautismo. Y hoy, como en tiempos de Rovirosa, seguimos descubriendo que el laicado que la Iglesia necesita es el de hombres y mujeres agradecidamente conscientes de su Bautismo, y empeñados, libremente, en vivirlo con todas sus consecuencias. La experiencia y la reflexión de Guillermo Rovirosa, expresada en la selección de textos que siguen, puede ayudarnos a vivirlo así a quienes queremos ser militantes cristianos, y también a nuestras compañeras y compañeros de trabajo, y a nuestras hermanas y hermanos de Bautismo. Como en anteriores cuadernos, las referencias de los textos corresponden a la edición de las Obras Completas de Guillermo Rovirosa. La Comisión Permanente de la HOAC

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El Bautismo, ¿qué es? En primer lugar hay que destacar que el Bautismo de los cristianos no es una versión actual de la circuncisión de los judíos (a la que el mismo Jesús se sometió). No, es algo absolutamente nuevo y diferente, aunque la grandísima parte de los bautizados crea que así como la circuncisión incorporaba al recién nacido varón al Pueblo de Dios, el Bautismo es algo por el estilo, que abre las puertas del cielo al que lo recibe, y poca cosa (o nada) más 1. El Bautismo es la continuidad histórica de la Encarnación y de la Redención. El Bautismo no es solamente un signo y un símbolo, sino un hecho de una trascendencia única, que lo sitúa en el centro de la historia de cada bautizado, y en el centro de la historia de la humanidad 2. El Sacramento del Bautismo es la entrada plena, consciente y libre en el mundo del Amor de Dios. Por el Bautismo (se nos dice en el catecismo) se nos cura la llaga del pecado original, y por la Gracia que se recibe se nos infunde la vida de Jesús, que nos hace hijos de Dios y herederos del cielo. Se suele presentar el Bautismo como un contrato, y no seré yo quien lo niegue. Lo que quiero decir es que se trata de un contrato que no se parece a ningún otro, pues se trata de un contrato de Vida y de muerte. Cristo da su Vida divina a cambio de la muerte mística del bautizado 3.

1  Obras Completas. Guillermo Rovirosa, Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 521. 2  Ibidem, p. 525. 3  Ibidem, p. 267.

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El hecho es que el Bautismo es un contrato entre Dios y el bautizado en el que por parte de la divinidad se producen todos los dones y todas las maravillas de las que todavía se habla y se escribe (¡gracias a Dios!) y en el que por parte del bautizado han de realizarse ciertas condiciones…4 Sabiendo que el Bautismo, que ciertamente es un contrato, no es como los demás contratos, en los que se ceden ciertas cosas a cambio de otras cosas que se reciben, sino que es un contrato de una naturaleza tal que lo hace «único», ya que lo que se da y lo que se recibe no son cosas, sino que es la vida (con mayúscula) y es la muerte. En el Bautismo Jesús se me da Él mismo, que es la vida, a cambio de mi muerte mística. En lugar de eliminar la vida física, lo que se quiere matar es la concepción orgullosa que se tiene de la vida, en la que todo se refiere al Yo, poniendo en su lugar a Jesús resucitado, con su maravillosa y sobrenatural concepción de la vida humana y con el poder de su omnipotencia5. El Bautismo es la herencia que el Hombre-Dios dejó en la tierra a los que quieran negarse a sí mismos, morir místicamente en la cruz de Cristo y seguirle en su vida gloriosa de resucitado. Jesús resucitado, solamente permaneció cuarenta días entre «los suyos»; pero después de Pentecostés, los bautizados conscientes (que si lo son verdaderamente son santos) son el testimonio permanente en la historia del triunfo de Jesús, y proclaman incesantemente que la muerte es la vida y que la vida es la muerte 6. El Bautismo cristiano nos hace nacer a la vida (con mayúscula, que es la vida de Dios), mediante el agua y el Espíritu, como dijo Jesús a Nicodemo, y esto se realiza simultáneamente 7. Fundamentalmente, el Bautismo cristiano implica por parte del bautizado consciente la disposición y la decisión firme de buscar a Jesús y no buscarse a sí mismo; de seguir a Jesús y no seguir las propias apetencias y fantasías.

Ibidem, p. 526.   Ibidem, pp. 526-527. 6  Ibidem, p. 487. 7  Ibidem, p. 512. 4 5

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La fidelidad y el cumplimiento de estas decisiones y de estos compromisos va tejiendo, día a día, lo que denominamos vida cristiana; que no es mi vida en Cristo, sino la vida de Cristo en mí. Dos cosas muy diferentes; tan diferentes como la cara y la cruz 8. El Bautismo, que presupone una adhesión total de nuestra voluntad y de nuestro entendimiento a todo el nuevo Testamento, además de librarnos del Pecado original, nos introduce la Virtud original, que es el amor de Cristo, expresado en Su Mandamiento nuevo, del cual derivan las demás virtudes, que son verdaderas «virtudes» por cuanto expresan de alguna manera el amor de Cristo 9. El acto trascendental en que cada uno «firma» la Nueva alianza es el Santo Bautismo, y su nota distintiva es la libertad . 1 0 Cada Bautismo es una nueva encarnación del Verbo de Dios, más maravillosa y sorprendente todavía que la que se realizó en el seno de la Virgen. Entonces Dios se sujetó a la naturaleza humana que Él había creado, haciéndose uno de nosotros, semejante en todo a todos, excepto en el pecado. En el Bautismo se va más allá, pues ya no es a la naturaleza humana que Dios se sujeta, sino a la naturaleza personal del bautizado. La persona de Jesús era la encarnación del Verbo y nadie más. En el bautizado encarna la trinidad beatísima y se somete al neófito, sin coaccionar su libertad en lo más mínimo. Esto da el vértigo, pero es así. Cada bautizado recibe no sólo los dones de Dios, sino al mismo Dios trino y uno •.1 1 El Bautismo es el milagro más grande del poder divino; mucho más grande que la creación, y que la misma encarnación, ya que ésta se ordenaba precisamente a que los hombres pudieran participar de la Vida divina •. 1 2

Ibidem, pp. 512-513.   Obras Completas. Guillermo Rovirosa, Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/ La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 80. 10  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 523. 11  Ibidem, p. 267. 12  Idem. Guillermo Rovirosa, Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 309. 8 9

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La verdadera dignidad del hombre, no consiste ni en el dinero, ni en la posición social, ni en las «dignidades» humanas, sino en la dignidad asombrosa, que Jesucristo nos ganó en la Cruz, de poder ser hijos de Dios, mediante el Bautismo y la fe •. 1 3

Idem, Tomo IV. La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 2000, p. 318.

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Las traiciones al Bautismo Hoy, el ambiente general entre los cristianos de todas las confesiones es de una desvalorización casi total del Bautismo; y no me parece temerario hacer esta afirmación. Muchos cumplen para ir al cielo; otros por el miedo al infierno; otros para mantenerse dentro de la ley, de lo que está mandado; otros por no desentonar en su ambiente… Me parece que son poquísimos los que cumplen como una exigencia de su Bautismo •. 1 4 Es que no hemos dado casi ningún valor a los gravísimos compromisos que libremente hemos contraído con Dios y con su Iglesia en las solemnes ceremonias de nuestro Bautismo y sobre todo de nuestra Confirmación •. 1 5 Por lo que he podido observar en mí mismo y a mi alrededor, el Bautismo es ocasión para una fiestecita familiar muy agradable, en la que nadie se compromete a nada serio, y mediante unos gestos y unas palabras «mágicas» si el niño se muere irá al cielo (¡vaya «ganga»!) y si vive le bastará con confesarse antes de morir para gozar de la gloria por toda la eternidad. ¡Una pura «ganga»! Con que el bautizado no mate, ni robe, ni cometa adulterio…, asista a misa los días festivos, reciba de vez en cuando los Sacramentos de confesión y comunión, pague las cuotas de alguna asociación piadosa…

Idem, Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 372.   Idem, Tomo V. Plan Cíclico/Artículos. Ediciones HOAC, 2009, p. 205.

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Es lo suficiente para que pueda presentarse públicamente como cristiano ejemplar•.1 6 Para poder administrar el Santo Bautismo la Iglesia exige previamente que el bautizado acepte a Jesús como Hijo de Dios, igual al Padre, con todas las consecuencias, entre las que se destaca la renuncia a Satanás, a sus pompas y a sus obras. Esta expresión (como veo por propia experiencia y por lo que observo a mi alrededor) se toma únicamente como una fórmula mágica que abre las puertas del cielo, pero que no compromete a nada, fuera de portarse como persona decente y asistir a ciertos actos rituales cuyo sentido profundo no interesa más que a los «especialistas». El Bautismo se toma como una «ganga» que no cuesta prácticamente nada y que ofrece sus ventajas, no solamente para la otra vida (que tiene poco interés mientras se esté en ésta) sino también en este mundo. Hay que bautizar a los recién nacidos, pues lo contrario está mal visto, ya que siempre se ha hecho así, y para evitar complicaciones a la criatura en el día de mañana…• 1 7 Sería demasiado largo (y demasiado personal) el contar cómo se produjo mi descubrimiento del Bautismo. Pero puedo decir que el punto de partida fue mi consternación ante la presente situación del mundo, motivada por la escasísima penetración del Espíritu de Cristo en la actual sociedad humana •.1 8 Judas traicionó su Bautismo. Ya que el Bautismo cristiano exige, por parte del bautizado, la decisión firme y el compromiso solemne de negarse a sí mismo, abrazarse a su cruz y seguir a Jesús; y por parte de Jesús la promesa (que se hace la realidad más tremenda y escalofriante del universo) de introducirle en su Amor y en el del Padre, que toman como morada el corazón del bautizado, infundiéndole, con la Gracia, las virtudes teologales de Fe, Esperanza y amor divino, al tiempo que se recibe el Espíritu Santo con sus dones.

Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 144.   Idem, Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 524. 18  Ibidem, p. 525. 16 17

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Después de un Bautismo «serio» estas relaciones del hombre con Dios pueden desarrollarse de diversas maneras, y no por «culpa» de Dios, que es siempre fiel, sino por culpa del hombre, que no lo es. El bautizado puede tomar la actitud correcta de negarse a sí mismo y de no negarle nada a Dios. La traición al Bautismo se produce cuando el bautizado afirma algo «suyo» y lo antepone a lo de Dios. Este fue el caso de Judas, no queriendo seguir el camino de Jesús, antes bien intentando que Jesús siguiera el camino de Judas •. 1 9 Aunque en seguida me referiré detalladamente a las traiciones de toda mi vida, he de referirme aquí aunque sólo sea de paso, a mi Bautismo, que recibí como todos los críos en agosto de 1897. Debió celebrarse la consabida chocolatada y ya no se pensó más en ello. El hecho es que apostaté a los dieciocho años. Pronto contaré las vicisitudes de los siguientes dieciocho años; baste ahora consignar que caí en un escepticismo religioso total, después de haberme abrevado en todas las fuentes y naufragado en todas las playas •.2 0 Después de lo que se podría llamar mi conversión bautismal, todo tomó otra dirección: y ya no fue cuestión de pecados y virtudes, de méritos y de faltas, ni de sacrificios, mortificaciones, generosidades… todo quedaba reducido a dos polos antagónicos: fidelidad y traición. Fidelidad o traición al compromiso sagrado (y sacramental) de no vivir más la vida agónica que maté en el Bautismo para vivir la vida esplendorosa de Jesús resucitado. Si soy fiel y vivo la vida de Jesús, ya no somos exteriores el uno al otro, sino que la fidelidad me sitúa en su mismo corazón inmenso. Y la comunión sacramental es el gran viático para que yo pueda entrar dentro de Él, y no Él dentro de mí, como yo creía antes. Pero anda por medio mi libertad; mi maldita y bendita libertad, que Jesús respeta hasta lo inconcebible. Esta libertad que me permite entrar y fundirme en el corazón de Cristo cuando soy fiel, o salir a vivir por mi cuenta cuando traiciono mi Bautismo. Y soy fiel siempre que (en verdad) digo: que se haga tu voluntad, que es   Ibidem, p. 512.   Ibidem, p. 524.

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vida, y no la mía, de agonizante. Y traiciono siempre, siempre que (diciéndolo o sin decirlo) hago mi voluntad y no la de Jesús • . 2 1 La traición al Bautismo se produce cuando el bautizado afirma algo suyo y lo antepone a lo de Dios • Los cristianos traicionan su vocación bautismal cada vez que actúan «como todos»•. 2 22 3 La conversión es auténtica cuando el convertido está plenamente convencido de todo lo contrario, y grita bien alto y públicamente: Apiadaos de mí, pues soy el asesino máximo por haber sido causa de la muerte de Cristo, ya que los infelices que lo asesinaron no fueron más que mis mandatarios; y soy el ladrón máximo, ya que he pasado mi vida robando a Dios todo lo que he podido, empezando por mí mismo … Entonces el Bautismo toma todo su significado, y, ¡oh maravilla!, Cristo no solamente perdona, sino que abraza, y con este abrazo nos da todos los tesoros de la creación visible e invisible y se nos da Él mismo, con toda la Santísima Trinidad. Esto da el vértigo •. 2 4 Si mi vida no arde por la bondad, por la belleza, por la justicia, soy un traidor a mi Bautismo •. 2 5

Ibidem, p. 529.   Ibidem, p. 566. 23  Ibidem, p.179. 24  Ibidem, p. 399. 25  Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 199. 21 22

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La vida nueva que brota del Bautismo La Gracia, que se recibe en el Santo Bautismo y se envigorece o se restaura o se especifica en los demás sacramentos, se puede definir como la inoculación del Amor p or el Amor. La Gracia nos hace posible amar con Cristo, por Cristo y para Cristo. Y nada más, pues de aquí nace cualquier otro valor•. 2 6 Para el no bautizado (y para el bautizado inconsciente) la vida sobre la tierra es un estado agónico permanente. Si definimos la agonía como el tiempo y la situación que precede a la muerte, no hay duda que la agonía empieza exactamente en el momento de nacer y respirar el primer aliento. Para los bautizados conscientes, la agonía terminó con la muerte bautismal. Desde entonces, si son fieles, ya no viven ellos, sino que es Cristo quien vive en ellos. La muerte física no será más que un incidente, indispensable para la resurrección física •. 2 7 La fidelidad del bautizado consciente se fundamenta en la fe, en la confianza que se pone en Jesús, porque es Dios, haciendo pasar la fe por delante

Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, pág. 90 27  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, pág. 527 26

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de nuestra recta razón y de nuestra ley natural, diciendo que «se haga tu voluntad y no la mía»•. 2 8 Cuando aparece alguien fiel a su Bautismo (es decir, fiel a la vocación a la santidad)… el Bautismo sitúa los bautizados dentro de la Iglesia Militante, que no es el cielo, pero es el camino del cielo. Pero un camino tiene dos cabos y se puede andar en dos direcciones. el Bautismo, que nos sitúa en el buen camino, tiene que ayudarse de nuestro entendimiento y de nuestra voluntad para poder seguirlo en la dirección buena: la que conduce al cielo con humildad, pobreza y sacrificio, siguiendo las huellas del Gran Guía, del Único Guía, que es Cristo •. 2 9 Cada fidelidad atrae nuevos dones del Espíritu, lo cual a su vez provoca mayor fuerza y conocimiento para reducir las traiciones al Bautismo. Este es el gran «círculo virtuoso» que puede únicamente librarnos (y romperlos) de tantos círculos viciosos en que nos revolcamos •. 3 0 Para hacernos participar de su gloria, Jesús exige que le ofrezcamos conscientemente nuestra nulidad, y así se va renovando constantemente la maravilla del Bautismo. Este juntar estiércol y tierra con semillas de vida hace que la santidad de Dios florezca entre los hombres; el gran milagro •. 3 1 Esto es lo que han hecho los santos, por fidelidad a su Bautismo, y a esto estamos llamados por el mismo Bautismo, que no hay más que uno para todos •. Por la fidelidad a «mi» Bautismo vivo para la hermandad y el progreso de todos •.3 23 3 El momento culminante de la vida humana no es ya la muerte «natural» sino el nacimiento sobrenatural. Para el hombre animalizado, todo termina

Ibidem, p. 539.   Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 90. 30  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 540. 31  Ibidem, p. 557. 32  Ibidem, p. 212. 33  Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 198. 28 29

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con la muerte. Para el hombre cristificado todo empieza con el Bautismo, para no terminar jamás. El Bautismo abre las puertas del cielo, para poder gozar en él de la misma gloria divina, formando comunidad con la comunidad perfecta; integrada por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Pero antes de entrar en la iglesia triunfante hay que pasar y hacer el «noviciado» en la iglesia militante, que es la que nos bautiza. El haber recibido el Bautismo no basta para poder entrar en la gloria divina si se sobrevive después de haberlo recibido. Los que mueren poco después de ser bautizados ciertamente que su destino seguro es el cielo, y por esta consideración se adelantó la administración de este sacramento, que al principio sólo recibían los adultos. El intervalo que media entre la muerte física y el Bautismo, lleno de altos y bajos de caídas y de elevaciones, es el que va tejiendo, día a día y hora a hora, la tela con que nos cubriremos a la hora de rendir cuentas •. 3 4 El sacramento del Bautismo, sin más, entraña unas exigencias ilimitadas de perfección; nada menos que esto: morir para el mundo y vivir plenamente la nueva vida de Cristo •. 3 5 El Bautismo nos hace hermanos de Cristo, divinizados con Él. ¡Asombroso! El bautizado no solamente es hijo de Dios en el sentido de que todo lo creado es hijo de su poder creador, sino hijos en cuanto participamos de su Naturaleza divina, por la unión en Cristo que nos da este Sacramento al introducirnos en el Cuerpo Místico. El Bautismo nos redime de la esclavitud del pecado y nos introduce en la libertad santa de los hijos de Dios. Es el Sacramento de la liberación y de la libertad. Sólo cuando un cristiano es fiel al Bautismo gusta de luchar por la libertad y la justicia •.3 6

Ibidem, p. 196.   Idem, Tomo V. Plan Cíclico/Artículos. Ediciones HOAC, 2009. p. 358. 36  Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. pp. 196-197. 34 35

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El Bautismo nos introduce en lo más paradójico de la vida humana; renunciando, nos hace propietarios •.3 7 El amor de Dios se hizo presente en el mundo con el Verbo encarnado, y sigue irrumpiendo en el mundo en cada bautizado que quiere ser fiel a su Bautismo. Amando con el amor de Cristo que vive en él, cumplirá el mandamiento Nuevo. Y entrará de lleno en el Plan de Dios, que consiste en recapitularlo todo en Cristo. Por el Bautismo yo me injerto en Cristo, y si soy fiel los frutos no serán los amargos del tronco, o de los renuevos, sino los del injerto. Y «los otros» son Cristo para mí para servirle en la medida en que ellos lo necesitan y que yo pueda •. 3 8 Cuando el Bautismo se ha aceptado conscientemente, aparece como la mayor «ganga» que el hombre pudo nunca imaginar al mismo tiempo que como el negocio de la máxima «mala pata» en que uno se podría meter. Intentaré explicarme. Objetivamente el Bautismo produce el milagro (el mayor de todos los milagros imaginables) de dar la vida divina, con todo lo que esto significa, a una criatura humana creada, que hoy es y pudo no ser, corrompida en su origen, sin merecimiento alguno por su parte…, ¿no da esto el vértigo? ¿Podría pensarse jamás en una «ganga» así? Subjetivamente, para que la maravilla objetiva del Bautismo sea una realidad viva es preciso que el bautizado se niegue a sí mismo, tome su cruz siga a N.S. Jesucristo. Esta es la única condición que impuso quien podía imponerla, sin que ofreciera rebajas ni «chalaneos»; se toma o se deja. Sin arreglos ni medias tintas. ¿Nos damos cuenta de lo que significa realmente el negarse a sí mismo? ¿No conspira constantemente toda mi naturaleza propia a afirmarme a mí mismo? Si yo mismo niego mi yo, ¿quién lo afirmará? ¿Qué queda de mí? ¿Puede imaginarse (humanamente) un «negocio» más desastroso? Esta es la situación vital del bautizado consciente. No se trata de unos conceptos y unas ideas que hay que aprenderlas de memoria para saberlas exponer

Ibidem, p. 198.   Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 268.

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correctamente cuando haga falta, sino de una realidad grandiosa que no se puede eludir ni un solo momento. En cuanto mi Yo se afirma en lo que sea y como sea, ya he traicionado mi compromiso sacramental, contraído ante la Santísima trinidad y toda la iglesia militante y triunfante, y quedo en una situación más infeliz que la de todos los no bautizados. ¿Qué puedo arrepentirme de mi traición y recobrar la situación posbautismal? ¡Ya lo sé! Pero ello es por un exceso de la misericordia de Dios, que no hace más que aumentar la abyección de mi infidelidad a la palabra dada y al compromiso libremente aceptado. La muerte mística no es más que la primera condición que el Señor nos pone para poder ser «de los suyos»: negarse a sí mismo. No es más que lo que decimos al renovar las promesas del Bautismo: Renunciar a Satanás, a sus pompas y a sus obras. El que ha muerto místicamente hace las mismas cosas que los de la agonía permanente: va y viene, trabaja y descansa, duerme y vela… Parece que todo sigue igual que antes y que no se diferencia en nada de los demás. No ha cambiado el hacer; lo que ha cambiado radicalmente es el ser. San Pablo nos lo precisará con frase lapidaria: Vivo yo, pero no soy yo quien vive, sino Cristo el que vive en mí. El que ha muerto y resucitado místicamente con Cristo mediante el Bautismo, ya no quiere pensar, hablar y obrar por su cuenta (como los agonizantes) sino que todo su afán se centra en pensar, hablar y obrar como Cristo lo hizo en su vida mortal•. 3 9 Para estar en el cristianismo de Cristo hay que tomárselo así. Cualquier otra forma ya no es la de Cristo •.4 04 1 El camino, para los cristianos, es la conversión a Dios por medio del Bautismo y de las tres dimensiones del amor cristiano: pobreza, humildad y sacrificio •. [Jesús] redescubre las dimensiones del Mandamiento

Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 204.   Ibidem, pp. 143-144. 41  Ibidem, p. 179. 39 40

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nuevo y busca en el Bautismo la raíz de la máxima dignidad a que puede aspirar la criatura humana y liga el compromiso bautismal con el temporal y hurga en la trinidad del Único Dios el modelo de la comunión humana •. 4 2

Pobreza Los que son fieles a su Bautismo y se abrazan a la pobreza del creador, en seguida entran en concordancia con Él, y se percatan des que todas las cosas son buenas para los hombres… si se comparten •. 4 3 Pero, ¿qué es el espíritu de pobreza? Si partimos de que es una de las tres dimensiones del Espíritu de Amor que (desde Pentecostés para acá) se nos infunde en el Bautismo para que pueda realizarse la comunión de los hombres entre sí, a base de la comunión de todos y cada uno con Cristo, para entrar en la Comunión de la Trinidad Beatísima, podemos decir que el espíritu de pobreza es el espíritu de Comunión manifestándose de mí hacia los demás, y me inclina a compartir todo lo que tengo (en el orden físico, en el metafísico y en el sobrenatural), con los que carecen de ello o tienen menos que yo •. 4 4

Humildad [Cristo] me injerta su naturaleza en el Bautismo y además se sitúa en cada ser humano para recibir a través de ellos mi amor y mis servicios •. La humildad, consiste en asumir como propio todo lo de los demás: lo bueno y lo malo. A esto empuja el espíritu de humildad •. 4 54 6

Ibidem, p. 181.   Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 147. 44  Ibidem, p. 391. 45  Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 194. 46  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 147. 42 43

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El cristiano con espíritu de humildad mira y recibe como don de Dios todo lo bueno, noble y santo que percibe en los demás, ya que todo ello Dios se lo pone en su camino para su propia perfección •.4 7

Sacrificio Para el bautizado consciente y consecuente no hay ninguna tarea puramente humana…•4 8 Por la muerte mística bautismal resulta que el cristiano ya no es nada más que cristiano: «mi vivir es Cristo»•. 4 9 El espíritu de sacrificio es la tercera dimensión del Espíritu de Amor, y nos inclina a renunciar a nuestros propios criterios (por convenientes y ajustados que nos parezcan) cuando difieren de los criterios evangélicos •. 5 0

Oración Y así se llega a la oración más perfecta (para el común de los mortales) que es la oración activa; la que ha santificado a los santos, aun a aquellos que menos pudiera parecerlo, como Santa Teresa del Niño Jesús, por ejemplo. Es la oración (presencia de Dios) hecha vida, tratando de que las propias operaciones sean las de Cristo puesto en nuestra situación, y esto por fidelidad al propio Bautismo y viendo en los demás al mismo Cristo, como exigencia del Mandamiento Nuevo •. 5 1 Fidelidad al propio Bautismo, fidelidad a la Iglesia… ¿hay quién dé más?•5 2

Ibidem, p. 148.   Ibidem, p. 67. 49  Ibidem, p. 73. 50  Ibidem, p. 391. 51  Ibidem, p. 175. 52  Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 318. 47 48

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¿Qué se promete en el Bautismo? En el Evangelio, el Señor nos propone un trato: el que quiera ser de los míos (ser cristiano) niéguese a sí mismo tome su cruz y sígame. El aceptar esto es la parte que corresponde al neófito en el acto bautismal. En la medida que lo cumple consistirá su fidelidad. Es «fiel» el que cumple sus promesas y es «infiel» el que no las cumple. Ciertamente, el renovar las promesas del Bautismo no es un acto banal, como de «relleno» de unas ceremonias muy bonitas. No solamente es el acto más serio de la vida, sino que es el único acto serio de la vida, ya que la seriedad de los demás actos serios (trascendentes) depende de la seriedad con que uno se toma su Ser Cristiano •. 5 3 Dios se da a sí mismo en Cristo y por Cristo. El don fundamental que la divinidad comunica al hombre a partir de la Gracia bautismal es su Amor trinitario. Por el mismo Bautismo (que nos «lava») nos eleva hasta Él. Nos comunica su Naturaleza para que nos sea posible cumplir con su único Mandamiento: el Amor•.5 4 Para quien es consciente de su Bautismo el Amor lo invade todo. El «vencido por Cristo» se halla en el Camino del Amor ya que el Amor es el Camino. Todo su vivir quiere ser un vivir de Amor y para el Amor. El mismo universo y la misma humanidad son una explosión de Amor para el que vive su Bautismo •. 5 5 Jesús nos da una segunda naturaleza con la Gracia Bautismal. Él nos invita constantemente con su eterno «si quieres…». Cuando se le responde: «¡claro que quiero! Pero no puedo…» Él podría decirnos: «no te pregunto si puedes, sino si quieres; la libertad que te di no es para poder, sino para querer. Si en verdad me quieres yo te daré el poder, que sigue estando en mis manos».

Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, pp. 200-201.   Ibidem, pp. 205, 207. 55  Ibidem, p. 210-211. 53 54

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El que quiere a Cristo, y además quiere otras cosas, no ha entendido el «trato» bautismal. Hay que renunciar a todo, empezando por lo más costoso, que es negarse a sí mismo, para poseerlo todo. Cuando uno ha renunciado a todo por Cristo, el Señor nos lo devuelve todo transmutado. El que se negó a si mismo se encuentra con que sigue viviendo, pero con Cristo en él•. 5 6 Todos los bautizados formamos la Gran Comunidad que es la Iglesia, que nos prepara, nos enseña y nos conduce para que tengamos un solo corazón y una sola alma en el Amor y el Alma de N. S. Jesucristo •. 5 7 Cuando dos o más bautizados conscientes de su Bautismo se reúnen en nombre de Jesús, cada uno esforzándose en ser Cristo y viendo a Cristo en los demás, no hacen otra cosa que estar en la realidad, pues, después de la encarnación, la realidad es que Cristo lo invadió todo y está en todos. Cuando no vivimos esta realidad (no hay otra), todo termina mal, cualesquiera que sean las satisfacciones aparentes y los éxitos momentáneos. Nuestra experiencia constante (y la ajena) nos confirma esto rotundamente. Reunión de bautizados conscientes, en nombre de Cristo… ¡el cielo en la tierra! • 5 8 Una comunidad de cristianos, animados de un gran deseo de espíritu de pobreza, de humildad y de sacrificio es lo más importante que puede darse a los ojos del mundo. Formando un solo corazón y una sola alma en Cristo reproduce el misterio de Cristo, quien, no teniendo una piedra donde reclinar la cabeza, era el Señor del universo. Esta es la fuerza de los débiles: la fuerza del Señor Omnipotente •. 5 9 Teóricamente, la parroquia es la comunidad de los bautizados que radican en su demarcación. Que si son conscientes de su Bautismo, tendrán como aspiración y deseo fundamental el formar un solo corazón y una sola alma entre sí y con el corazón y el Alma de Cristo •. 6 0

Ibidem, p. 212.   Ibidem, pp. 218-219. 58  Ibidem, p. 221. 59  Ibidem, pp. 232-233. 60  Ibidem, pp. 241. 56 57

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El compromiso bautismal del bautizado consciente En el Bautismo de adultos se exige que el neófito conozca suficientemente la teoría, pero esto no basta si delante de la asamblea de los fieles no se manifiesta dispuesto a ajustar su práctica vital a la teoría cristiana. Esta decisión firme, decidida, responsable y libre es lo que constituye la conversión bautismal, indispensable para que el adulto pueda recibir la Vida divina con el Bautismo, e ingresar en las filas de la Iglesia •. 6 1 El cristianismo, por medio del Bautismo, introduce el elemento sobrenatural en la vida humana, al poner el amor de Cristo como agente fundamental en todo pensamiento, palabra y obra de cualquier bautizado. Al ser el mismo Cristo el motor de los pensamientos, palabras y obras, todo es virtud, todo es trascendente y todo contribuye a la construcción del reino de Dios y de Su Justicia•. 6 2 Para el bautizado consciente, todo su vivir (tanto en lo «pequeño» como en lo «grande») consiste en optar entre ser fiel o ser traidor a su Bautismo. No hay situaciones neutras o indiferentes; cuando no se es fiel (cuando no se vive en Cristo) se traiciona. Cuando se desprecia el don de Dios y se antepone lo mío a Cristo en mí•. 6 3

61  Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 308. 62  Ibidem, p. 78. 63  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 268.

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El bautizado consciente de su Bautismo desea morir, en todo momento, a todo cuanto no es puro amor de Cristo en su Mandamiento nuevo, y constantemente halla su resurrección gloriosa, vive en ella, cualesquiera que sean las circunstancias en que se encuentra •. 6 4 Toda la ascética consiste en realizar progresivamente esta muerte y esta resurrección. La lucha (la única lucha gloriosa) pasa al interior del hombre, entre las tendencias del hombre viejo, que siempre persisten, y Cristo, que siempre está presente mientras el hombre no lo expulse. El arma de Cristo en esta lucha es el amor, pues Él rehúsa cualquier coacción física o moral. Para perseverar en este amor, Cristo se hace presente en nosotros, después del Bautismo, por la Gracia, y nos ofrece como ayuda los Sacramentos, la oración (individual y colectiva) y el amor del Mandamiento nuevo que damos y recibimos de los demás cristianos. Amor que constantemente es comunión, pues la manifestación del amor es la comunión, tanto en la Trinidad Beatísima, como en los bautizados en la tierra, pasando por los santos que están en el cielo •. 6 5 Cuando los seglares nos percatemos de la grandeza y de las exigencias de nuestro Bautismo cristiano, por el que morimos (místicamente) al mundo y resucitamos en Cristo; que desechamos la lucha como ley de vida y entramos en el mundo divino del amor (siempre en sus tres dimensiones de pobreza, humildad y sacrificio, para que sea amor real y no apariencia de amor); que nuestra vida religiosa no es cuestión de un ratito de vez en cuando, sino que dura veinticuatro horas cada día; entonces las tareas aparecerán claramente como las tareas propias de los seglares cristianos fieles al espíritu que recibieron en el Bautismo. Ahí es donde entrará plenamente en juego nuestra responsabilidad, nuestra dignidad y nuestra libertad; en aquellas tareas de recapitularlo todo en Cristo •. 6 6

64  Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 89. 65  Ibidem, p. 84. 66  Idem. Tomo I. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995, p. 184.

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Todo cuanto hacen los cristianos como exigencia del amor de Cristo en el Mandamiento Nuevo, por fidelidad al propio Bautismo, es virtud y contribuye positivamente (ya que es Cristo quien actúa) a la implantación del reino de Dios y a la construcción del Cuerpo Místico •. 6 7 El compromiso temporal nos obliga a un hacer; el compromiso bautismal nos obliga a ser: ser Cristo. El compromiso temporal se refiere siempre a una parte; el compromiso bautismal, firmado y rubricado mediante el Sacramento de los sacramentos, ante la Trinidad y toda la Iglesia temporal y eterna, se refiere a Todo. En el orden sobrenatural la mayoría de edad empieza cuando el bautizado acepta conscientemente y sin restricciones los compromisos que otros aceptaron provisionalmente en su nombre en el momento trascendental e inaudito de su Bautismo sacramental•. 6 8 El pacto con Dios es individual y se renueva en cada Bautismo. Y lo paradójico es que este principio no conduce al individualismo, ni al solitarismo, sino al polo opuesto: a la comunidad, a la comunión. Por la fidelidad a «mi» Bautismo vivo para la hermandad y el progreso de todos •. 6 9 Es maravilloso darse cuenta de cómo y hasta qué punto el Señor respeta la voluntad del ser humano: quiere que vaya a Él libremente y por amor. N.S. Jesucristo en su mensaje y en su vida nunca obliga ni coacciona a nadie. Siempre, siempre, siempre va diciendo a cada uno: si quieres…• 7 0 La conversión de vida empieza exactamente en el momento que uno le dice SÍ al Señor, con conciencia suficiente de lo que este Sí significa y al que se compromete, para el Bautismo de adultos este Sí es indispensable para recibir el Sacramento. Para los bautizados recién nacidos, este Sí es indispensable cuando estén en edad para hacerlo con plena responsabilidad de sus actos.

67  Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 81. 68  Idem, Tomo II. Cooperación y comunidad. Ediciones HOAC, 1995. p. 172. 69  Ibidem, p. 198. 70  Ibidem, p. 199.

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A lo mejor resulta que el Bautismo cristiano tomado en serio tiene más fuerza y más virtualidad que todos los reglamentos juntos•. Lo que hace falta no es complicar el «tinglado», sino dar al Bautismo el valor que tiene. Ahí está todo •. 7 1 7 2

Ibidem, p. 526.   Idem. Tomo III. Reflexión cristiana/Escritos socioeconómicos/La construcción de la HOAC. Ediciones HOAC, 1996, p. 319. 71 72

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Títulos publicados

«Cuadernos Rovirosa» n  Cuaderno Rovirosa n.º 1: La vivencia de la triple comunión. n  Cuaderno Rovirosa n.º 2: Dialogando con Rovirosa. n  Cuaderno Rovirosa n.º 3: La vivencia de la mística. n  Cuaderno Rovirosa n.º 4: La cercanía al mundo obrero y del trabajo. n  Cuaderno Rovirosa n.º 5: La vivencia de la Iglesia. n  Cuaderno Rovirosa n.º 6: Derechos y justicia. n  Cuaderno Rovirosa n.º 7: La virtud de escuchar. n  Cuaderno Rovirosa n.º 8: Testimonios. n  Cuaderno Rovirosa n.º 9: Cartas. n  Cuaderno Rovirosa n.º 10: El amor de comunión. n  Cuaderno Rovirosa n.º 11: La extensión en la HOAC. n  Cuaderno Rovirosa n.º 12: El bautismo. En www.edicioneshoac.es puedes acceder a los cuadernos de Guillermo Rovirosa.

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ISBN 978-84-92787-48-7

9 788492 787487

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Si hay un tema nuclear en la experiencia de fe de Guillermo Rovirosa es el Bautismo, así, con mayúscula, porque es el punto de partida de la fe y de la vida consciente del bautizado. Rovirosa lo vive con una intensidad tal, que resulta enormemente llamativa, personalmente interpelante, porque muestra la única posibilidad para todo cristiano de vivir con fidelidad su propia condición, en un camino de santidad al que todos estamos llamados.

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Alfonso XI, 4-4º. 28014 MADRID Teléfono: 91 701 40 80 e-mail: rovirosa@hoac.es www.edicioneshoac.es www.fundacionrovirosaymalagon.es

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