ORAR EN EL MUNDO OBRERO Domingo de Ramos (9 de abril de 2017) Comisión Permanente HOAC
Mi primer gesto para ser cristiano es abandonar radicalmente (no solo de palabra, sino en verdad) mi puesto de centro del Universo para colocar en él al único que puede ocuparlo: al Señor Jesús (Rovirosa, La virtud de escuchar. OC, T.II. 119)
Nos puede parecer muy lejano a nosotros el modo de actuar de Dios, que se ha humillado por nosotros, mientras a nosotros nos parece difícil incluso olvidarnos un poco de nosotros mismos. Él viene a salvarnos; y nosotros estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos encaminarnos por este camino deteniéndonos durante estos días a mirar el Crucifijo, es la “catedra de Dios”. Os invito en esta semana a mirar a menudo esta “Cátedra de Dios”, para aprender el amor humilde, que salva y da la vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y de la fama. Con su humillación, Jesús nos invita a caminar por su camino. Volvamos a él la mirada, pidamos la gracia de entender al menos un poco de este misterio de su anonadamiento por nosotros; y así, en silencio, contemplemos el misterio de esta semana (Francisco, Homilía Domingo Ramos 2016).
CONTEMPLAR
Aunque nos cuesta, porque no estamos acostumbrados, eso del silencio y la contemplación. Esta semana es para pocas palabras. Sobre todo es para escuchar, para contemplar, para acoger en silencio la Pasión del Señor, y la pasión del mundo obrero. Es tiempo para agradecer “el amor humilde (de Dios) que salva y da la vida” y contemplar cómo sigue actuando hoy en medio de la vida del mundo obrero. Mira esa vida: su dolor, su pasión, los lugares vitales en los que acompañar su pasión, el amor humilde que se siembra en ella… Escríbelo, y contémplalo. Entra en el interior de esa vida, sin prisa. Y ora…
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Domingo de Ramos
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Tiempo de nueva alianza y fidelidad por encima de lo que sabemos, queremos y podemos. Tiempo en el que Dios nos toma la delantera y nos ofrece la vida a manos llenas.
Este es el tiempo de la historia, de la historia dura y pura; de la pasión de Dios desbordada y de las realidades humanas.
Es tiempo de muerte y vida de salvación a manos llenas; del nosotros compartido, del todos o ninguno, y del silencio respetuoso y contemplativo.
Es el tiempo de todos los que han perdido, de los que han sufrido o malvivido y de los que han amado sin medida. Es el tiempo de la memoria subversiva, de Dios haciendo justicia y dándonos vida.
Tiempo de amor, tiempo de clamor; tiempo concentrado, tiempo no adulterado; tiempo para sorberlo hasta la última gota.
ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS
Is 50, 4-7 El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo; para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los discípulos. El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor Dios me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Palabra de Dios Mt 26, 14 – 27, 66: La pasión del Señor 2
C.P.
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Domingo de Ramos
ACOGE LA PALABRA; PARA ACOGER AL OTRO Somos discípulos, es lo que estamos llamados a ser. Aunque leer el cántico de Isaías hoy nos resulte difícil, solo tenemos que pararnos para caer en la cuenta de cuánta gente a nuestro alrededor, en nuestro entorno cotidiano, necesita una palabra alentadora; necesita una Iglesia, una HOAC, y militantes que tengamos esa lengua de discípulo, que sepamos ser discípulos. Escuchar es imprescindible para poder ser discípulo, para poder serlo de Jesús y a la manera de Jesús. Escuchar la Palabra, escuchar a Jesús, para poder escuchar a los hermanos. Era el recordatorio del papa Francisco para esta cuaresma: acoger (escuchar) la Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. No prestar oído a esa Palabra nos lleva a no a amar ya a Dios, y a despreciar al prójimo. Cerrar el corazón al don de Dios que habla provoca que cerremos el corazón al don del hermano. Hemos de saber escuchar para poder decir una palabra de aliento. Acoger la Palabra nos hace servidores, por amor, del prójimo; nos hace pronunciar con nuestra vida una palabra de aliento y esperanza que necesitan oír; no la nuestra, sino la de Jesús que se encarna en nuestra vida. El mundo obrero necesita escuchar en nuestra vida esa palabra de aliento. Hemos de seguir pidiendo al Señor que nos despierte al clamor del sufrimiento de tantos hermanos y hermanas. Este es tiempo para acoger nuestro ser discípulos como un don. Solo da vida quien la entrega libremente. Eso es lo que aprendemos –entre otras cosas- al escuchar a Isaías, al releer estos días la Pasión de Jesús, contemplando en ella la pasión de nuestro pueblo. Estar dispuestos a acoger el don que nos hace entrega nos pone en la senda del abatido, asumiendo las consecuencias. Nos hace entrar en la pasión de Dios, en la pasión del pueblo. Nos hace crecer en común-unión con quienes viven las situaciones de violencia, odio, exclusión, muerte, y nos hace tierra fértil capaz de acoger la llamada de Dios a ser con otros. Nos hace tierra generosa donde puede crecer la vida y la resurrección. De eso va la Semana Santa. De hacerse discípulo, de recorrer la vida sufriente del mundo obrero, junto con Jesús, Divino Obrero de Nazaret. De escuchar, de aprender, de hacer aliento de Dios nuestra vida, de abandonarnos al amor siempre mayor de Dios, de fiarnos del amor, de creer, a pesar de la machacona realidad. Va de esperanza y Vida, plena; con mayúsculas. Va de amor. Va de contemplar en el silencio para poder oír a Dios que nos sigue diciendo: “Yo no te olvidaré”. Contempla con esa actitud de discípulo tu vida, y la del mundo obrero. Contempla también la vida de la HOAC y de la Iglesia. Escucha en esa vida la llamada renovada a que seas discípulo. ¿Tu proyecto de vida es el de quien, como un discípulo, escucha la Palabra y acoge al hermano? ¿En qué dirección te llama a crecer la Palabra de Dios? 3
Domingo de Ramos
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Termina orando
En Cristo Jesús, Dios, no ha venido a la tierra para gritar: ¡Aquí estoy Yo! Más bien ha venido a gritar: ¡Aquí está el Hombre!: sabed, pues, que el que encuentra al hombre en esta vida, ¡ya ha encontrado a Dios!
Dios se oculta para mejor revelarse. Se oculta en el hombre para revelarse como Dios. se calla como Dios para decir su verdad en el hombre.
Dios ha escogido para comunicarse con sus cristuras el lebguaje de la carne: Amor que se dice dándose. ¡Amor que solo sabe amar!
En Cristo Jesús. Dios se ha hecho silencio, para mejor escuchar al hombre: los gritos desesperados del hombre, las preguntas inquietantes del hombre, las declaraciones de amor del hombre.
En Cristo jesús, Dios, es Palabra Viva, en la que queda definitivamente dicho el hombre: su dignidad inviolable y su destino etterno.
En Cristo Jesús, Dios es tan Humano como Divino, tan Divino como Humano ¡y no quiere ser divino sin ser al mismo tiempo plenamente Humano; ni quiere tampoco ser Humano, si no es para que todos los humanos puedan encontrar a Dios en la fidelidad a su propia humanidad! Dios se dice en el hombre, a fin de que el hombre sea capaz de decir, con todo su ser: ¡Dios! A. López Baeza
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Oración a Jesús Obrero
Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día: nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas… María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros.