Rovirosa
Causa de canonización de
Guillermo
HOAC
HOJA INFORMATIVA Nº 11
2012
SU VIDA: SERVIR En la Navidad de 1933 Guillermo Rovirosa recibe su «segunda primera comunión» (así se expresa él) y se siente de nuevo en el seno de la Iglesia, después de muchos años alejado. Durante la reflexión y la oración de las semanas anteriores ha formulado junto a su esposa Catalina un «contrato con Dios»: se comprometen a ponerse al servicio del apostolado y a vivir pobremente. Incluso se plantean la posibilidad de irse a las misiones. Guillermo tiene 36 años de edad. Los años siguientes, al mismo tiempo que ejerce su trabajo profesional en Madrid, dedica mucho tiempo a su formación cristiana. Tiene la oportunidad de conocer el pensamiento social cristiano que, unido a algunas experiencias personales como la de haber pasado unos meses en la cárcel al final de la guerra civil española, le hace ver que su apostolado ha de ser un servicio a las clases trabajadoras. A ello se entrega como vocal de la Comisión Diocesana de Acción Católica, de Madrid. Pero el momento en el que la decisión de servicio de Guillermo Rovirosa se concreta definitivamente llega en mayo de 1946. El Arzobispo de Toledo, Cardenal Enrique Pla y Deniel, en nombre de los Obispos promulga unos Normas de Especialización de la Acción Católica. Guillermo es el encargado de poner en marcha en nuestro país un Movimiento Especializado para la evangelización del mundo obrero. Nace la Hermandad Obrera de Acción Católica. Guillermo Rovirosa tiene 49 años. Está a gusto en su trabajo, con un futuro profesional prometedor…, pero ve con claridad la llamada de Dios. Inmediatamente abandona su trabajo y las seguridades que comporta para dedicarse exclusivamente a la evangelización del mundo obrero. Cree que esa es la voluntad de Dios y a ella se entrega con total disponibilidad. En 1952 contesta a una carta que Jaume Quitart le ha escrito desde Menorca para consultarle sobre lo que debe hacer ante la propuesta de ir a Madrid a formar parte de la Comisión Nacional de la HOAC. En ella podemos ver la respuesta que le da Guillermo Rovirosa y que sin duda es la expresión de su propia experiencia. Dice así: