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ORACIÓN
Rovirosa
Causa de canonización de Padre, tú llamaste a Guillermo Rovirosa, le mostraste la grandeza de tu amor, manifestado en Jesucristo, el obrero de Nazaret entregado hasta la muerte y resucitado, y lo enviaste como apóstol al mundo obrero.
Guillermo
HOAC
HOJA INFORMATIVA Nº 2
Concédenos vivir, con su misma coherencia, el bautismo que nos ha hecho hijos tuyos, de modo que en el trabajo de cada día lleguemos a transformar la sociedad según tu voluntad y a transmitir la alegría de la fe a nuestros hermanos.
SU VIDA
Te pedimos, por su intercesión, ayuda ante la necesidad que te presentamos (...) y el gozo de agradecértela con un mayor compromiso a favor del amor y la justicia.
Busca formarse para ello, pero la sociología católica que le presentan le decepciona totalmente al no verla enraizada en el Evangelio. Será en plena guerra civil cuando descubra el esplendor de la fe en Jesús y su mensaje iluminando la problemática social. Él nos cuenta:
Por Jesucristo, nuestro Señor. (para uso privado)
Con licencia eclesiástica, de conformidad con el decreto de Urbano VIII
Para recibir más información, enviar testimonios o comunicar agradecimientos, dirigirse a:
HOAC-Causa de G. Rovirosa C/ Alfonso XI, 4-3º. 28014 MADRID Tfno.: 91 701 40 80. Fax: 91 522 74 03 Correo electrónico: rovirosa@hoac.es Para aportar ayudas a la causa, pueden hacerlo mediante giro postal a la dirección arriba citada o mediante ingreso en la siguiente cuenta: Caja Madrid, c/c 2038-1590-29-6000054839 Promotora de la causa: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)
Su proceso de canonización se abrió el 8 de julio de 2003
JUNIO 2006
Tras su conversión a la fe cristiana (Navidad de 1933) Guillermo Rovirosa se siente llamado al apostolado obrero.
“La guerra española fue una sacudida que me hizo descender de las cumbres y me enterró en las catacumbas. Aquello fue maravilloso; y algunos que estábamos en Madrid pudimos vivir los esplendores de los primeros cristianos en Roma. Nunca daré bastantes gracias a Dios por aquellas experiencias inefables de cristianismo”.
Alude al hecho de las misas clandestinas que diariamente se celebraban en su casa, a la responsabilidad y convivencia con los trabajadores de su empresa y al hallazgo casual, al evacuar su residencia hacia el interior de Madrid, del sótano donde estaban amontonados los libros de “Fomento Social”, de los jesuitas; se propuso ordenar esa amplia biblioteca y empezó a interesarse al entrar en contacto con el pensamiento de Pío XI y de otros autores, de tal modo que durante dos años fue profundizando en la Doctrina Social de la Iglesia, entendida como exigencia de Comunión, y se entusiasmó con su planteamiento: “Fue mi segunda conversión, y representa con la primera un conjunto armonioso. La primera me hizo encontrarme a mí mismo en Cristo; la segunda me hizo sumergirme en el Cuerpo Místico. Los aspectos personal y social se complementaban el uno al otro. (...) Terminada la guerra yo ofrecí mi vida al Señor para quemarla en el fuego de su servicio; me puse en manos de su Providencia para no rehusarle nada, pidiéndole cada mañana que me dijera lo que quería hacer de mí.”
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En coherencia con ello, la experiencia de la prisión —en 1939 es condenado a seis años y un día por su condición de presidente del comité obrero de su empresa, de los que cumple uno— la vive como una gracia de Dios: se pone al servicio de sus compañeros, especialmente de los más abandonados y enfermos, experimenta la tragedia de la condición obrera y de la militancia obrera, y ve con claridad lo que debe ser y lo que no debe ser el apostolado obrero. En 1940 se incorpora a la Acción Católica en la parroquia de S. Marcos y más tarde al Consejo Diocesano de los Hombres de A.C. como vocal social. Su trabajo apostólico en este tiempo lo realiza en el Secretariado Social de este Consejo y en el Barrio de las Latas, en Vallecas, movido por el ideal que se ha ido abriendo camino en su corazón: “devolver a Cristo a los pobres,
SUS ESCRITOS ¡Oh Dios! Que me diste libertad
ante tu llamada, y responda siempre,
ante tus llamadas,
siempre, siempre: ¡¡Sí!!
para contestar: ¡¡Sí!! como la humilde esclava del Señor,
Concédeme
y como Abraham, tu siervo,
que el pequeño detalle
y como todos tus santos;
de cada día,
O para contestar: ¡¡No!!
de cada hora,
como Luzbel y sus ángeles,
de cada minuto,
y todos los que moran en la gehena.
no esté nunca ofuscado por la pereza, con nombre de descanso;
Oye mi súplica;
por la avaricia, con nombre de previsión;
acude a mi socorro,
por la cobardía, con nombre de prudencia;
y acepta mi holocausto.
por la soberbia, con nombre de dignidad;
Esta libertad, que es mía, bien mía,
por la envidia, con nombre de emulación;
porque Tú me la diste,
y con segura lucidez,
TESTIMONIOS
como diste Isaac a Abraham,
vea pecado donde hay pecado;
la pongo en el altar del sacrificio
para huir lejos, lejos, a distancia inmensa.
“Rovirosa fue un gigante. La Biblia compara al justo a la palmera. Así me represento a Rovirosa, como una palmera; rectilíneo, sin hojarasca, sin engaño, de una pieza, desafiando tempestades, con la cabeza siempre erguida. (…) El Señor lo marcó con la inconfundible señal de los escogidos. Contradicción, incomprensión, humillación, impotencia física. ¡Qué hombre gigante fue en todo sentido! Como siempre sucede, ahora harán justicia a sus méritos. Fue un innovador, un precursor. Terminarán por incoar su proceso de beatificación. Por mi parte no rezo por él, sino que le rezo a él y le imploro protección. Hará milagros”.
para que arda en un gran fuego de amor,
¿Adónde iré?
y su olor suave
Me postraré ante tu tabernáculo,
sea grato ante tu acatamiento.
y allí seguiré clamando,
al mundo obrero”
P. Luis Madina, Fundador de la Ciudad de los Muchachos
para que tu fortaleza me proteja, Y reviste a tu siervo
y cuando llegue tu llamada
de tu Fortaleza,
responda siempre, siempre, siempre:
para que mi pecho
¡¡Sí!!
no tenga más que un eco
(Oración de Rovirosa)
AGRADECIMIENTOS
“ Me alegra saber que mantenéis viva la memoria de nuestro Guillermo, glorioso intercesor de la causa obrera junto al Obrero de Nazaret. (...) Tengo su imagen en la mente y en el corazón como la de un laico cristianamente apasionado por la causa obrera, enamoradísimo de Jesucristo, hombre de frontera en el diálogo de la Iglesia con el mundo, entusiasta y esperanzado siempre, contagiador”.
“Mi esposa debía someterse a una intervención quirúrgica. Por mi propia delicada salud dependo de ella en gran manera. Encomendé esta situación a Rovirosa, a quien conocimos y con quien nos unió una buena amistad. Ya en el quirófano se evidenció que no era necesaria la intervención prevista y mi esposa fue dada de alta. Agradezco este desenlace y así os lo comunico”.
Pedro Casaldáliga, Obispo de Sao Felix de Araguaia
C.C. (Ferrol)