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ORAR EN EL MUNDO OBRERO 16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (17 julio 2011) Trigo y cizaña: la cizaña procede del corazón humano, tensado entre el miedo, fruto de su insuficiencia, y la proyección utópica, que le hace más humano. Grano de mostaza y levadura de la acción de amor al estilo del Dios Padre/Madre, humilde y mínimo, pero de inagotable e irrefrenable energía vitalista y humanizadora.
VER Unas 500 personas frenan el desahucio de un piso en Tetuán (C. Pérez-Lanzac, El País, 15/06/2011) «Anuar, su mujer y su hija adolescente no tendrán que abandonar hoy su casa, en el barrio de Tetuán (Madrid). Unas 500 personas han cortado la calle Naranjo, donde está la vivienda, y han impedido que el secretario judicial ejecute la orden de desahucio por impago. La convocatoria de la rama madrileña de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha contado con el apoyo de Democracia Real Ya, el grupo que convocó la manifestación del 15 de mayo que fue el origen del Movimiento 15-M. A la casa de este inmigrante libanés –en el paro desde que tuvo que cerrar su panadería– han empezado a llegar voluntarios ya desde las 6 de la mañana para coordinarse… A las 9.30, una hora antes de la cita judicial y con una treintena de personas apostadas ya en la puerta del edificio, ha llegado una lechera y se han vivido momentos de tensión. Un policía ha pedido la documentación de los presentes y ha avisado de que las personas no documentadas podían ser sancionadas. Como si de una película se tratara, justo en ese momento han empezado a llegar decenas de voluntarios que habían sido convocados a las 9.30 en la salida del metro Tetuán… Los asistentes han coreado consignas durante toda la mañana: “¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¡Que no tenemos casa!”, “¡No permitimos ningún desahucio más” … “¡Anuar, amigo, estamos contigo!”. Un miembro de la plataforma ha recordado a través de un megáfono que en el primer trimestre de 2011 se
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desahució a 15.450 familias. Sobre las 11.30 los portavoces de la PAH han confirmado que se había logrado el objetivo de posponer el desahucio, lo que ha sido recibido con grandes aplausos. “Hemos ganado una batalla, aunque no la guerra, si me permitís el símil”. Una vez que se han calmado los ánimos, la protesta ha cambiado de escenario. Un grupo menos numeroso de los concentrados han dejado la calle Naranjo para dirigirse a la sucursal del BBVA, que le concedió la hipoteca a Anuar. Allí han comenzado a gritar: “Esos de ahí enfrente, desahucian a la gente”. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca –que esta semana tiene previsto frenar seis desahucios en toda España– reclama que los bancos acepten los pisos en pago de la totalidad de la deuda pendiente de la hipoteca». Leemos las llamadas del Espíritu de Jesús en las pequeñas acciones de reivindicación de la justicia a favor de los empobrecidos y de discernimiento en la situación de postración, incluso conformista, del mundo obrero. En la oración nos toca preguntar a Jesús: Señor, ¿qué quieres que haga? Esa misma pregunta la dirigimos a nosotros mismos: en este medio humano, en estas instituciones, en la realidad del mundo obrero de mi barrio, ciudad o diócesis, ¿qué he de hacer a la luz del evangelio y desde la fuerza del Espíritu?
Testimonio (Discernimiento comunitario, Retiro de Alcalá junio, 2011) “El tema sindical, denostado. El tema político, peor. Labor día a día de hacer ver la realidad. No quieren una Plataforma de Parados. Buscan a alguien que les resuelva los problemas. Les falta cultura política. Tenemos acceso directísimo a los sindicatos mayoritarios; vienen a nuestras charlas. Tenemos campo de acción a nivel sindical, eclesial… Hemos de medir fuerzas hasta dónde podemos dar respuesta. Dar pasos en la línea marcada por la HOAC: ligar la Formación al QAC”. “… no siempre hemos contado con Él. Hemos estado centrados en el “hacer”, el “estar” y en nosotros mismos. Hemos confiado demasiado en nuestras fuerzas, olvidando que quien nos sostiene es el Señor. Abiertos al Espíritu. Somos instrumentos en su mano. Y así, el fracaso y el éxito tienen otro sentido… Nos cuesta la cercanía a las personas. No trabajar del tú a tú, sino desde la atalaya; para la gente pero sin la gente”.
Poema-Oración (Gloria Fuertes, Poemas del suburbio, Torremozas, 17-19) !"#$%&'()#*()+!",-. !"#$%&'&()*'"+,(-'.&'/&0','$,'(&'/&1' .+')&')+&$&$'23&'%&4+5'%,$%&'&()*'"+,(0'"+,('(&'6754871' "&'$7%7'/79&'23&')&'%+:7'23&'/+/&'&$')3':75:7$)71' ;3&'"+,('&()*'&$'97('<9,5&('='&$'9,(':57$,(0'&$'9,('>*?75,('='&$'97('997:7(0' &$'9,'<&,0'9,')5+()&0'&$'&9'7+5&0'&$'&9'7:37@' "+,('&()*'&$'&9'675'='7'/&4&('&$'&9')&6>9,0' "+,('&()*'&$'&9'%,9,5'23&'23&%7'='&$'&9'/+&?,'23&'>7(70'
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PALABRA DE DIOS Mateo 13, 24-33 Les propuso otra parábola: “Se parece el reino de los cielos a un hombre que sembró semilla buena en su finca; mientras dormían llegó su enemigo, sembró cizaña entre el trigo y se marchó. Cuando brotaron los tallos y se formó la espiga apareció también la cizaña. Los obreros fueron a decirle al propietario: - Señor, ¿no sembraste en tu finca semilla buena? ¿Cómo resulta entonces que sale cizaña? Él les declaró: - Es obra de un enemigo. Los obreros le preguntaron: - ¿Quieres que vayamos a escardarla? Respondió él: - No, por si acaso al escardar la cizaña arrancáis con ella el trigo. Dejadlos crecer hasta la siega. Al tiempo de la siega, diré a los segadores: Entresacad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla; el trigo, almacenadlo en mi granero”. Les propuso otra parábola: “Se parece el reino de los cielos al grano de
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mostaza que un hombre sembró en su campo; siendo la más pequeña de las semillas, cuando crece sale por encima de las hortalizas y se hace un árbol, hasta el punto que vienen los pájaros a anidar en sus ramas”. Les dijo otra parábola: “Se parece el reino de los cielos a la levadura que metió una mujer en medio quintal de harina; todo acabó por fermentar”.
PARA ENTENDER EL TEXTO Lo sorprendente y original de la parábola de la semilla buena y la cizaña no es la existencia omnipresente del mal, sino la indicación clara de dejar crecer juntos trigo y cizaña. Difícilmente se encontrará una expresión más alta de tolerancia y respeto a las actuaciones individuales y colectivas. Parece de entrada peligroso o contrapreventivo ese dejarlos crecer juntos. ¿No se corre con ello el grave riesgo de la contaminación del mal, de una permisividad relativista que generaría un tono ético bajo y confuso? En realidad, el proyecto de vida de Jesús no supone rebaja alguna en la fidelidad y la coherencia de vida personal y comunitaria. Pero, ese proyecto evangélico de plena libertad para vivir un amor también pleno, conlleva como un aspecto esencial del mismo, la comprensión, la misericordia, el perdón para los demás y también para uno mismo. Además, la forma de vida del seguidor de Jesús no es fruto primariamente de su voluntad sino de la experiencia gozosa del amor y la misericordia de Dios, que le acepta tal como es, le rehabilita y le conduce; y, por lo tanto, un cristiano nunca está en condiciones de juzgar a nadie desde su presunta bondad –que no es tal: Nadie es bueno más que uno, Dios (Lc 19, 19)–. Solamente puede contemplar a los demás con la misma mirada de ternura entrañable que el Padre le regala a él. No se trata de una orientación arbitraria, sino sabiamente ajustada a la realidad de la persona y de la historia humana. Porque es realmente imposible separar en las personas y en la sociedad el trigo del bien y la cizaña del mal. En una dosis mayor o menor trigo y cizaña se hallan siempre entreverados. Existe siempre una zona de opacidad oscura y refractaria en la persona, una zona de ambigüedad y dimensiones personales no suficientemente evangelizadas; y lo mismo sucede a nivel social. Igualmente existen en toda persona, colectividad y cultura valores humanizadores. Por ello, cualquier juicio sumario negativo carece de sentido. No juzguéis (Mt 7, 1). Si ni siquiera Dios nos juzga… Pero la razón última de esta orientación relacional tan abierta y generosa es de carácter teológico. Es Dios quien confía y espera en nosotros, en cada persona y en toda la humanidad mucho más que nosotros mismos. El Padre y Jesús mantienen siempre la puerta abierta, esperan incansablemente y sin límite de tiempo la respuesta positiva de las personas a su oferta de libertad, justicia y amor. Es el amor esperanzado de Dios que desea el encuentro íntimo de amor con nosotros/as. El Padre espera continuamente y siempre el retorno al hogar del hijo pródigo (Lc 15, 11-32). Jesús vino a curar a los enfermos y a llamar a los pecadores (Lc 5,32). Ofrece todavía tiempo a la higuera tanto tiempo infructuosa (Lc 13, 6-9). El texto muestra la paciencia inagotable de Dios con nosotros y nos propone que practiquemos nosotros la misma actitud con los demás. Muestra también la paciencia histórica con el proceso de la historia de la humanidad, que Dios conduce e impulsa interiormente, no desde la intromisión “desde arriba” y “desde fuera” en el curso de la historia.
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La parábola del grano de mostaza presenta el contraste entre el comienzo pequeño, casi imperceptible, y el final grandioso del reinado de Dios. ¡Qué cambio del grano al árbol! Además, junto con la parábola de la levadura, expresa la fuerza transformadora y el crecimiento irreversible del reino de Dios. Es la realidad paradójica de la debilidad y la fuerza del evangelio. Como decía Rovirosa: “La gran paradoja del cristianismo, que ha desconcertado, que desconcierta y desconcertará siempre la razón humana, es, precisamente, la de vencer a la fuerza con la debilidad, al poder con la mansedumbre y a las leyes con el amor” (Copin IV, 1, OC I, 142). Pero la siembra y crecimiento del reinado de Dios se efectúa a través de las personas: el hombre que sembró el grano de mostaza; la mujer que metió la levadura en la harina. Lo masculino y lo femenino conjuntado en igualdad en la acción del reinado de Dios. En oración, preguntémonos: - ¿Cómo soy semilla del Reino? ¿Cómo capto la presencia del Reino en la realidad actual de la sociedad, del mundo obrero? - ¿Busco efectos rápidos y llamativos o discierno y expreso signos pequeños pero embarazados de esperanza? ¿Prefiero lo pequeño y a los pequeños? - ¿Me dejo fermentar por el Espíritu para poder fermentar a los demás?
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA Somos muy propensos a proyectar la cizaña, el mal fuera de nosotros (Mt 7, 3-6). El mal brota de las tendencias egocéntricas posesivas y dominadoras enraizadas en cada persona y de las “estructuras de pecado”, que se plasman en valores y actitudes, leyes y costumbres, estilos y pautas de vida, estructuras organizativas de la vida social. Por lo tanto, hemos de evitar a toda costa achacar el mal a demonios o chivos expiatorios –por ejemplo, ¡cómo se demoniza hoy a los inmigrantes!– y hemos de promover la conversión o cambio personal, ambiental y estructural. Además de antídoto contra todo fundamentalismo, intolerancia y purismo integrista, la parábola de la cizaña nos previene contra la confianza en acciones espectaculares como medio de evangelización. El espectáculo arrastra a las masas por una especie de mímesis social y de culto a la personalidad. Jesús rehusó este tipo de actuación desde el principio (en el desierto: Mt 4, 6-7) al final (en la cruz Lc 23, 35.37) y a lo largo de su itinerario evangelizador a los últimos y desde los últimos. Es necesario discernir hoy en la Iglesia la conversión al evangelio de la sencillez, el servicio, la identificación con los últimos. Hemos ido acumulando un pesado lastre de realidades e imágenes de superioridad sacralizada, de patrimonio monumental, de rituales, de relaciones eclesiásticas a nivel interno y a nivel público y político… que chocan frontalmente con la pobreza y la pequeñez que encomia el evangelio.
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La palabra comunión o comunidad es muy hermosa, pero la comunión real está siempre amasada con la aceptación de los demás tal como son, de la valoración y reconocimiento de “su trigo”, de la esperanza sin tiempo ni condiciones en su crecimiento humano y cristiano. En la HOAC estamos llamados a vivir esta comunión, primeramente en el equipo, la HOAC diocesana, la HOAC general. ¡Qué difícil resulta a veces! Pero es la prueba dinamizadora y verificadora del amor a Dios en el amor a los hermanos/as. ¡Amar más a los hermanos/as “más difíciles”! Y esto supone respeto, escucha paciente, tiempo de compañía… a la vez que comunicación, diálogo, verdadera corrección fraterna (no acusación, juicio, descalificación…). La paciencia histórica de Dios… El Señor parece no tener prisa. Parece respetar escrupulosamente el ritmo que marca nuestra propia libertad y decisión. La historia es un proceso progresión de desarrollo y de crecimiento humano en todas sus dimensiones; pero un proceso en zigzag, de avances y retrocesos. Y siempre queda la llamada reserva escatológica: humanamente nunca alcanzaremos la plenitud de nuestro desarrollo, que solamente podrá ser culminado por Dios mismo. La persona humana se supera infinitamente a sí misma. Lo que ojo nunca vio, ni oreja oyó, ni hombre alguno ha imaginado, lo que Dios ha preparado para los que lo aman (1Cor 2, 9). Ello supone que ninguna utopía intramundana –incluida la Iglesia- pueda identificarse con el Reino de Dios y pueda, por tanto, reclamar la adhesión total e incondicional de las personas –sería una idolatría–. Pero Dios no es un simple espectador de la marcha de la historia y del proceso existencial de cada persona. Realmente, es el actor principal, a veces anónimo, siempre discreto y humilde. La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios y recreada como hija de Dios y hermana, tiene dentro de sí una estructura y una vocación dinamizada por el Espíritu de Dios e investida por la identificación personal con Jesucristo. Esta relación de amor filial-fraterno con Dios y con las personas es la mayor fuerza de progreso de la humanidad, que va impregnando y humanizando todas las dimensiones de la vida personal, social y cultural. El Espíritu suscita aspiraciones profundas y perdurables de renovación humana, eclesial y social. El Espíritu en persona intercede por nosotros con gemidos sin palabras (Rm 8,26).
“La levadura introducida en la masa es, ante todo, el mismo Jesús: no tuvo una actuación espectacular, sino que se metió en el sendero de los problemas del pueblo y actuó con sencillez, desde dentro de ellos, sin fasto, sin exhibirse. Su fuerza parecía pequeña, y fácilmente lo eliminaron, pero en su debilidad se escondía la fuerza transformadora de Dios. Dios obra desde dentro de la masa, en el corazón de la historia, no al margen de las realidades humanas y sociales. Por eso el Reino solo puede surgir cuando la levadura se introduce en la masa. Si la levadura no se mezcla e introduce en las realidades sociales, en el corazón del mundo, esta sociedad no fermentará y seguirá sin ser Reino. Estas parábolas… marcan los caminos de Dios para los cristianos y la Iglesia: humilde encarnación en la Historia, pero actuación enérgica desde dentro de ella, por la transformación de las personas y de las estructuras. Es una invitación a la acción, acción constante, paciente, enérgica, desde el interior del mundo. No vale la pasividad y esas vanas esperanzas de cambios rápidos y vistosos. ¡Ser fermento de humanidad, en el corazón del mundo! Para trabajar de esta forma es preciso llenarse de Jesús, seguir a Jesús” (Fl. Ulibarri, Conocer, gustar y vivir la Palabra, ciclo A, VD, 310).
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“Hay un sembrador generoso que expande su semilla por todo. Esa semilla está ya injertada en el campo de nuestra vida y nadie podrá arrebatarla. Es lo más verdadero de cuanto somos, esa vida de Dios en nosotros que va tomándonos poco a poco. Quisiéramos saber corresponder, vivir como merece tal sembrador, y sin embargo, palpamos una y otra vez nuestra fragilidad, la cizaña que viene acechando en todo, la que quisiéramos arrancar de una vez para siempre y no podemos. Luchamos, nos sentimos atrapados por ella y, a veces, corremos el peligro de llevarnos también el trigo, de no dejarlo crecer, de no confiar en su bondad. Las experiencias vienen mezcladas, nuestra propia realidad la sabemos ambigua, ¿será toda la vida esta lucha? Jesús propone el único camino que nos libera, recibir su gracia en el centro mismo de nuestra pobreza: Dejad que crezcan juntos. Aceptar la condición de nuestro campo humano, dejarnos reconciliar con nuestra sombra, aprender a querernos en medio de nuestra ambigüedad, ¿no es esto participar en su locura de amor por nosotros? Saber que hay alguien que nos acoge y recibe primero así, que no juzga nuestras malas hierbas sino que espera paciente a que nos pongamos en sus manos para mirar y cuidar el proceso del trigo, y algún día tomar su cosecha. Los comienzos son chiquitos, algunos pequeños pasos de crecimiento en la propia vida y en la de otros; y unas imágenes para mantener la esperanza: La semilla más diminuta será árbol precioso donde puedan descansar y cobijarse muchos; y nuestra pobre harina será fermentada definitivamente por el cuerpo amado de Jesús. Son manos de mujer las que la ponen, manos de madre, de hermana de amiga, de tantos hombres que han dejado brotar su lado femenino. Dispongamos nuestra vida sin miedo y sin vergüenza, como un campo a la espera, como una masa que se prepara para llegar a ser pan que parta el mismo repartidor; el que ama hasta el fondo nuestro corazón mezclado” (Mariola López, La voz, el amigo y el fuego, Narcea, 121-122). Mirémonos a nosotros mismos y miremos a los demás con la misma mirada positiva, estimulante, comprensiva, siempre amiga del Padre y de Jesús.
Guillermo Rovirosa (OC V 603, Bol 165) “El hombre de Cristo ve, como los demás hombres, los abusos, el egoísmo y la inmoralidad de las instituciones y de las personas. Pero ante el panorama de abusos que se le presenta, no reacciona oponiendo odio al odio, abuso al abuso, soberbia a la soberbia. El cristiano, al ver ese mundo corrompido y vil, comprende con Cristo que los intereses de clase, de grupo o de oligarquía, han hecho de la casa del Padre –casa de amor-
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nido de ladrones, y, sintiéndose poseído de la angustia del Señor en aquellos momentos, responde con su amor, con su entrega, con su vida. … Cuando el mundo vea que los cristianos nos amamos, y que amamos a todos los hombres… creerá que, en verdad, Cristo es el enviado del Padre. El reino de Dios en el mundo se presenta ante nosotros difícil, pero hacedero. Ir convirtiéndolo en realidad es sentir, ante la injusticia, el egoísmo y la explotación, la rebeldía santa de Jesús ante los mercaderes del templo. Rebeldía que es amor a todos los hombres. Amor que nos lanza por el camino del sacrificio y de la entrega” (Bol 215, OC V, 477-479).
JMJ en Madrid (J. Vitoria, Religión Digital 14/6/2011) “A mí me parece que esto de la Jornada (de la Juventud) es confundir la evangelización con el espectáculo para masas. Y además hay complicidades con los poderosos del mundo, con la banca... que me parecen realmente insostenibles. Y en tercer lugar, la utilización del crucificado de la manera en que se está utilizando me parece una manipulación. Estoy en desacuerdo con ese evento porque me parece que forma parte del error estratégico de nuestra iglesia jerárquica. Es un planteamiento sectario. Y la fe y la evangelización no tienen que ver con números de asistentes... A mí me da igual que vaya a reunirse tanta gente: ¡hay gente para todo! El problema es si ese grupo tiene una mentalidad de fermento, de sal, de luz, o si se alimenta a sí mismo de manera endogámica, viviendo parapetado en un muro invisible que encima se cree constantemente acosado”.
Poema-Oración (P. Loidi) !"-#/)&011-#2%"#,!#"%&'() IA'&5&(0'J&(A(0'97'>5+6&57'(&6+997' %&9'5&+$,'%&'"+,(1' IA'&5&('&9'>5+6&5'*5B,90' 97'>5+6&57'9&/7%3571' K9'5&+$,'%&'"+,('/+&$&'4,$)+:,1'
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L'(&5*'97')+&5570' >,5'$,(,)5,(0' 3$'>,4,'6*('23&'7$)&(' &9'5&+$,'%&'"+,(1' '
' ' ' “… lo que palpamos del reino de Dios es débil, amenazado, desbordado… pero resistente como nunca nada lo fue jamás” (Fructuoso Mangas, Homilética 2008/4, 319)
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