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34ª semana T.O.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO 34ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (21 noviembre 2010) Puede parecer locura o necedad reconocer como Mesías Liberador a un Crucificado. Pero ahí radica el misterio “crucial”: solamente una vida humana fiel al amor hasta la muerte –y muerte de cruz– puede expresar y comunicar la acción salvadora y resucitadora de Dios. Jesús es el Mesías-Rey Liberador porque vivió ese amor, y nos dio su vida para que vivamos en Él, por Él y como Él.
TESTIMONIO “Anita y Fredy son dos emigrantes peruanos, y tienen dos hijos de 8 y 13 años. Sus únicos ingresos son 420€ y tuvieron que alquilar un piso por el que pagan 750€. La solución, urgente, que veíamos en Caritas, era encontrar un trabajo para Anita. Entonces, nos llamó una señora, muy angustiada, que necesitaba una mujer, interna, para cuidar a su madre. Le pagaría 1000€. Me acordé de Anita, a pesar del sacrificio que tendría que hacer de dejar a sus hijos solos toda la semana. Le pedí a la señora que me diera de plazo dos días, pero que si encontraba a alguien me lo hiciera saber enseguida. Hablo con Anita. A la hora me llama, muy contenta, aceptando el trabajo. Se lo comunico enseguida a la señora, para librarla de su angustia, y muy fríamente me contesta que ya tenía otra persona y que sentía mucho no habérmelo dicho. Yo sólo pensaba en Anita y cómo decirle que ya no tenía trabajo. A la señora le digo, enfadada, que las personas no son objetos de usar y tirar, que Anita había puesto su ilusión en ese trabajo que necesitaba. 1
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Estaba muy preocupada de cómo decirle a Anita lo ocurrido, cuando suena el teléfono. Era Anita: - Verás, me acaban de ofrecer un trabajo de 9 de la mañana a 9 de la noche, que me viene mejor, porque puedo ver a mis hijos todos los días y acostarlos; pero no he querido cogerlo, no quiero dejar tirada a la otra señora. Yo me quedé helada. Es la providencia, el Señor puso su mano. Yo me alegré mucho y le dije: “No lo pienses, Anita, este trabajo es mejor que el otro, acéptalo”. Ella aún seguía preocupada y, al fin, la convencí de que no teníamos nada con la otra mujer. Anita sí que es toda una señora” (Marisa Martín, militante HOAC). En la trama cotidiana de la vida de los pobres actúa y se revela el Dios de Jesús. La vida hecha oración significa vivir esa experiencia del amor gratuito de Dios en nuestra vida y en la vida de los pobres.
VER “¡Qué suerte, sólo perdí mi piso!” “Hay quien dice que las hipotecas son una condena. La crisis ha apretado la soga. Cientos de inmigrantes han dejado de pagar las letras de sus hipotecas a los bancos. La mayoría han perdido sus empleos y no tienen dinero con que pagarlas. Los más afortunados sólo pierden un sueño, los pisos que compraron durante los años del boom inmobiliario. Pero otros se ven encadenados a los bancos durante el resto de sus vidas. Algunas entidades, además de embargar las viviendas, exigen el pago del resto de la hipoteca con los crecientes intereses correspondientes. En España, el deudor debe responder con todo su patrimonio hasta cancelar su préstamo. Además, el pinchazo inmobiliario ha provocado que muchos pisos valgan ahora menos que las hipotecas que pidieron por ellos. En la Comunidad de Madrid solo un tercio de los inmigrantes está al día en el pago de sus préstamos, según un estudio de la Coordinadora Nacional de Ecuatorianos. Precisamente, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, cargó hace un par de semanas contra los excesos de la baca española. Los gabinetes jurídicos de las ONG que trabajan con inmigrantes están colapsadas por este 2
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problema. América España y Solidaridad (Aesco)… ha tenido varias reuniones con los bancos para pedirles que el embargo del piso zanje la hipoteca” (El País, 1/11/2.010). ¡Quienes provocaron la burbuja inmobiliaria y se lucraron de ella, siguen aprovechándose de la ruina de los empobrecidos! ¿Cómo ve y siente el Dios de los pobres este atropello? Imaginemos, contemplemos y empaticemos con el corazón dolido y solidario del Padre.
ORACIÓN DE LA REBELDÍA (F. García Salve) Llego a Ti, Señor, con humildad, a pedirte rebeldía. Quiero vivir comprometido con la verdad; no venderme por nada ni ante nadie; resistir la tentación de buscar la felicidad externa y de admitir la paz injusta. Hazme un inconforme con el error, la injusticia y el odio; un insatisfecho con la farsa del mundo, pero con deseo de trabajar con amor por mejorarlo. Hazme un indómito de tu Reino, digno de oír aquellas palabras de tu evangelio (Jn 16, 33): “En el mundo tendréis dificultades; mas tened buen ánimo, que Yo he vencido al mundo”.
PALABRA DE DIOS Lucas 23, 35-43 El pueblo lo presenciaba. Los jefes, por su parte, comentaban con sorna: - A otros ha salvado; que se salve él, si es el Mesías de Dios, el Elegido. También los soldados se acercaban para burlarse de él y le ofrecían vinagre diciendo: - Si eres tú el rey de los judíos, sálvate. Además, tenía puesto encima un letrero: “Este es el rey de los judíos”. Uno de los malhechores crucificados lo escarnecía diciendo: - ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. Pero el otro le increpó: - ¿Ni siquiera tú, sufriendo la misma pena, tienes temor de Dios? Y la nuestra es justa, nos dan nuestro merecido; en cambio, éste no ha hecho nada malo. Y añadió: - Jesús, acuérdate de mí cuando vuelvas como rey. Jesús le respondió: - Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
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PARA ENTENDER EL TEXTO Lucas contempla a Jesús actuando como el “rey” que Dios quiere en una situación desconcertante. Está en la cruz propiciada por los “reyes” de este mundo. A esta cruz le ha llevado su pretensión de vida fraterna desde el amor del Padre. Había recorrido el país como mesías de Dios, convocando a todos a vivir unidos en libertad y amor, sentados fraternalmente a la mesa de la vida. Los pobres, excluidos y marginados eran llamados a ocupar la cabecera de la mesa. Pero el sistema religioso, social y político, que mantenía la dominación del pueblo, la injusticia y la exclusión, ha provocado la eliminación de Jesús. Y ahí lo tienen, despreciado, burlado, en medio de dos malhechores. Uno de los malhechores desprecia también a Jesús, porque es incapaz de librarse y librarle de la muerte física. Pero, para Jesús, la salvación va más allá: el que quiera salvar su vida, la perderá, el que pierda su vida por mi causa, la salvará (Lc 9,24). El otro, en cambio, exclama: éste no ha hecho nada malo. Reconoce en Jesús lo que realmente cuenta y vale, lo único que puede salvar: la fidelidad, la integridad de vida, la justicia, la bondad. Ésta es la humanidad verdadera, el reinado de Dios. Por eso pide a Jesús compartir su destino final, su Reino. Y Jesús le asocia ya, hoy mismo, a su gloria final. Sumerjámonos en el “misterio” de la cruz de Jesús, de la entrega y ofrenda total de su vida, del amor más grande. Que el Espíritu nos haga “comprender” la belleza “in-comprensible” del amor de Dios en Jesucristo muerto en la cruz. “Por nuestro amor murió el Señor; en la cruz murió el Señor”
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA A otros ha salvado; que se salve él.Toda la acción salvadora de Jesús fue una entrega de su propia vida, que llega ahora a su momento culminante. Jesús no liberaba sino en oferta libre a la acogida de las personas, exponiéndose a la incomprensión, la hostilidad y el rechazo. Esa fue la trayectoria de su acción liberadora. La cruz de Jesús significa la realización última del reinado de Dios en Jesús y por Jesús. Significa la fidelidad total al Padre y a la humanidad. Es la manifestación suprema del amor, el amor hasta el extremo, que no se deja doblegar por la condena injusta y ni siquiera por la muerte atroz y humillante en la cruz. Jesús salva a todos y realiza plenamente su misión liberadora –en cierto modo, también se salva a sí mismo, como pedían los jefes religiosos-, precisamente asumiendo la prueba final de la muerte en cruz. Jesús Crucificado es, pues, el único Rey, el único Señor, el único Salvador. 4
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Por eso Pablo predica un Mesías crucificado… que es portento de Dios y sabiduría de Dios, porque la locura de Dios es más sabia que los hombres (1Cor 23-25). Jesús es “rey” no de dominación sino de servicio: … este Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida… (Mc 10, 44-45) “… el servicio no se impone, sino que se ofrece, inquiriendo cuáles son las necesidades de aquellos a los que se sirve. El que sirve no domina convirtiéndose en el centro, sino que anima e integra lo diverso. El que sirve, en fin, se despoja de sus intereses privados y pone en juego su vida (hasta la muerte, si es preciso) por el bien de todos. … todos los miembros de la Iglesia… han de volver siempre al manantial de donde brota el auténtico ser de la Iglesia, que es la palabra y la acción de Jesús. No debe existir poder en la Iglesia que esté por encima de la acción del Espíritu y que pueda buscar otra cosa que la vinculación de todos los miembros de la Iglesia en el amor y en el servicio mutuo. Un poder que se desvincula del “carisma de autoridad” del Espíritu tiende siempre a convertir la institución en un fin, olvidando que sólo puede ser justificada en la medida en que sirve a la obra del Espíritu” (Diego M. Molina, ST oct. 2010). ¿Cómo vivimos el amor hecho de disponibilidad y servicio gratuito, sin esperar nada a cambio? ¿Cómo participamos de/en la redención de Cristo, que supone pagar un precio de renuncia a uno mismo, aceptar y amar a quienes no nos reconocen, arriesgar lo que sea por los empobrecidos, los últimos, las víctimas? Oremos acogiendo la libertad, la paz y la fuerza motivadora del Espíritu de Jesús.
ORACIÓN (Rufo González, Homilética 2010/5, 524-525) Jesús, crucificado por amor. Cerramos hoy el ciclo litúrgico contemplándote como rey nuestro: tu venida fue la aparición del Amor inaudito; tus palabras eran convocatoria para vivir en amor; tus hechos eran amores concretos para los enfermos, para los marginados, para los que “no eran nadie”, para los que no podían consigo mismos, para los desposeídos de la vida, para todos… Te hemos visto anunciar la mejor noticia: Dios es un misterio de amor; Dios es Padre que ama a todos, al margen de su bondad o malicia; Dios está en lo profundo de cada persona: ahí le podemos decir lo más íntimo; siempre nos escucha y quiere nuestro bien. Dios nos regala lo más profundo de sí mismo: su Espíritu. 5
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Este Espíritu te llenó a ti y te acompañó durante toda tu vida. Este Espíritu te enardeció con su amor y alegría. Este Espíritu te hizo consciente de que eras el Hijo de Dios, hecho hombre para manifestar su amor y su proyecto de vida. Este proyecto de vida era el Reino de Dios: la fraternidad universal; la pobreza voluntaria o renuncia a acaparar lo que necesitan otros para vivir; la libertad que nace del amor y respeto a todos; la tierra para todos, y a todos deben llegar sus bienes; mientras no sea así, el Reino es hambre y sed de justicia; prestar ayuda a todo el que la necesita, sin discriminación; ser transparente en intención y vida, donde Dios habita; procurar la dicha personal y social, como hijos del Padre. Enseguida te diste cuenta que nuestra historia resiste la voluntad de Dios: el afán de riqueza, el poder y encumbramiento sobre los demás se oponen al Reino. Llamaste a todo tipo de personas para que compartieran tu pretensión: pacientemente los educaste en las actitudes del Reino; tus obras de amor desinteresado iban avalando tus palabras; tus comidas eran parábolas en acción de la voluntad divina; tu oración a solas y en compañía alimentaba el Reino: venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad… En un momento determinado decides “encararte con Jerusalén”: es la institución religiosa que mantiene ciego al pueblo; el templo, los sacerdotes, los teólogos… están al servicio de ellos mismos; el pueblo sencillo está marginado, con hambre, ignorante, supersticioso; el Reino de Dios no lo promueve quien dice representar a Dios mismo; denuncias su hipocresía, su afán de riqueza, su apego a los honores mundanos; enseguida te identifican como su enemigo y buscan deshacerse de ti. El Reino de Dios está en medio de vosotros, le habías dicho a la gente: te faltaba hacerlo presente también en la persecución y la muerte; ahora lo estás realizando, en medio de dos malhechores: el obstinado, que no ve la coherencia de tu vida, sólo cree en esta vida; el penitente, que percibe tu vida de amor, ruega incorporarse a tu Reino. Hoy estarás conmigo en el paraíso: es otro acto de amor gratuito, como el Padre que hace salir el sol y bajar la lluvia… es el Reino en acción que vives en esta vida y se prolonga eternamente. Gracias, Jesús del reino, Jesús rey de nuestras vidas: haz verdad esta palabra sobre nosotros hoy; danos hambre y sed de tus bienaventuranzas, las leyes del Reino.
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SALMO 13 Piensa el necio: - No hay Dios. El Señor se asoma desde el cielo sobre los hijos de Adán para ver si hay alguno sensato que busque a Dios.
-Pero ¿no aprenderán los malhechores que devoran a mi pueblo como quien come pan y no invocan al Señor? Pues tendrán que temblar porque Dios está con los justos; el designio del desvalido los confunde, porque el Señor es su refugio.
Se corrompen cometiendo execraciones, no hay quien obre bien. Todos se extravían igualmente obstinados, no hay uno que obre bien, ni uno solo.
¡Ojalá venga de Sion la salvación de Israel! Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, se alegrará Jacob, hará fiesta Israel.
Aunque parezca que triunfan los poderosos, que devoran al pueblo, Dios está con los justos y avala la causa y el destino –designio- de los desvalidos. Oremos al Señor desde la opacidad inquebrantable del actual sistema neoliberal. Nuestro proyecto evangelizador, encarnado en la pobreza y debilidad del mundo obrero, es una verdadera acción humanizadora acompañada y sostenida por el mismo Dios.
COMENTARIO (cfr. N. Quesson) Decir que no queda un solo hombre que busque a Dios, ¿no es acaso una exageración oriental? Pero, Jesús un día lanzó la pregunta: Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra? (Lc 18,18). Pablo recoge el salmo: No hay justo, ni siquiera uno; no hay un sabio, no hay quien busque a Dios. Todos se han extraviado, todos están corrompidos; no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta (Rm 3,10-13). Se ha de mirar el mal de frente. Pero, las palabras finales del salmo están llenas de esperanza de la salvación universal. El ateísmo real es el ateísmo práctico de vivir como si Dios no existiera. Ante el sufrimiento, la muerte, el dinero, ¿no somos a veces como aquellos que no tienen esperanza? (1Te 4,13). El Señor, refugio del desvalido. Evidentemente, cuando un pobre confía su suerte a Dios, su opresor está tentado de reírse: “no hay Dios; la prueba está en que yo prospero”. Pero el salmo reafirma: Dios está de parte de los pobres y desgraciados, y amenaza duramente a los malhechores que devoran al pueblo (“mi pueblo”). 7
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En Jesucristo se revela, a la vez, la perversión suma que puede alcanzar la libertad humana y la realización efectiva de la opción liberadora de Dios a favor de los empobrecidos y oprimidos. La resurrección de Jesús significa la superación final y definitiva de la injusticia que produce muerte, la muerte incluso del Hombre-Hijo de Dios. Pero nosotros participamos ya ahora de la vida gloriosa de Jesús, vivimos su amor filial y fraterno y somos agentes de su libertad, su justicia y su paz.
POEMA-ORACIÓN (P. Casaldáliga) Mi Fuerza y mi Fracaso eres Tú. Mi Herencia y mi Pobreza. Tú, mi justicia, Jesús. Mi Guerra y mi Paz. ¡Mi libre Libertad! Mi Muerte y mi Vida, Tú. Palabra de mis gritos, Silencio de mi espera, Testigo de mis sueños,
¡Cruz de mi cruz!, Causa de mi amargura, Perdón de mi egoísmo, Crimen de mi proceso, Juez de mi pobre llanto, Razón de mi Esperanza, ¡Tú! Mi Tierra Prometida eres Tú… La Pascua de mi Pascua, ¡nuestra gloria por siempre, Señor Jesús!
“Los bautizados fieles a su Bautismo ya han trascendido la muerte, y se encuentran en la región de la Vida y de la Luz. No pueden morir porque ya murieron en el Bautismo… El bautizado consciente sabe que ha recibido el tesoro de los tesoros, que es la Gracia, a cambio de su herencia de pecado” (G. Rovirosa, Dimas, OC I, 372)
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