ORAR EN EL MUNDO OBRERO 15ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (10 julio 2011) Evangelio del proyecto de Dios en parábolas de vida humana. Porque el Evangelio de Jesús es la vida misma, la semilla de vida del Espíritu de Dios, encarnada por Jesucristo en la vida humana y que, inexorablemente, va gestando la verdadera humanidad.
VER La “amenaza” (Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger, Rel. Dig., 12 /6/2011) Si el titular me dejaba asombrado: “Crimen organizado e inmigración ilegal, nuevos objetivos de la seguridad nacional” (ABC, 31 de mayo de 2011), el contenido de la información me dejaba tristeza e indignación: “España contará por primera vez con una Estrategia Española de Seguridad, en el que se contemplan como amenazas los flujos migratorios no controlados, el terrorismo internacional, el crimen organizado, la inseguridad financiera, las catástrofes naturales o artificiales y la proliferación de armas de destrucción masiva”. Según la información, el Consejo de Defensa Nacional, reunido para analizar ese “documento que aborda todos los retos de seguridad que afectan a España”, le había dado su visto bueno. Días después morían ahogados en aguas de Túnez doscientos prófugos, hombres, mujeres y niños que, según la propaganda, huían de penurias y bombardeos, pero que en realidad eran parte de “un flujo migratorio no controlado”, una amenaza para nosotros, para nuestros intereses, para nuestra vida, algo peligroso, tanto como pudiera serlo el terremoto de Lorca, un tsunami, un Chernobil, o una forma mutante de virus mortal al asalto de nuestro bienestar. Con su visto bueno al documento, el Consejo de Defensa Nacional mantiene en forma a la ciudadanía, para que interiorice dulcemente, entre otras cosas, naufragios y muertos: el mar no se ha quedado con la vida de hombres, mujeres y niños, sino que nos ha liberado de una terrible amenaza.
… Y algo me dice que la supuesta Estrategia Española de Seguridad, ésa sí representa una amenaza para la dignidad del ser humano. En oración personal y comunitaria nos toca discernir constantemente, en la realidad que va aconteciendo, las semillas portadoras de vida, sembrarlas y cultivarlas hasta que germinen y se desarrollen. Veamos ante el Señor qué, dónde, cómo, a quiénes y con quiénes podemos contribuir a favorecer procesos de vida digna y feliz.
ORACIÓN-POEMA SOIS SEMILLAS DEL REINO (Fl. Ulibarri, Conocer, gustar… ciclo A, 305) Sois semillas del Reino plantadas en la historia. Sois buenas y tiernas, llenas de vida. Os tengo en mi mano, os acuno y quiero, y por eso os lanzo al mundo. ¡Perdeos! No tengáis miedo a tormentas ni sequías, a pisadas ni espinos. Bebed de los pobres y empapaos de mi rocío.
Fecundaos, reventad, no os quedéis enterradas. Floreced y dad fruto. Dejaos mecer por el viento. Que todo viajero que ande por sendas y caminos, buscando o perdido, al veros, sienta un vuelco y pueda amaros. ¡Sois semillas del Reino! ¡Somos semillas de tu Reino!
PALABRA DE DIOS Mateo 13, 1-9 Aquel día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Acudió tanta gente que tuvo que subir a sentarse en una barca; la gente se quedó en la orilla. Les habló de muchas cosas en parábolas: - Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, unos granos cayeron en la vereda; vinieron los pájaros y se los comieron. Otros cayeron en terreno rocoso, donde apenas tenían tierra; como al tierra no era profunda, brotaron enseguida; pero en cuanto salió el sol se abrasaron y, por falta de raíz, se secaron. Otros cayeron entre zarzas; las zarzas crecieron y los ahogaron. Otros cayeron en tierra buena y dieron granos: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. ¡Quien tenga oídos, que oiga! Se le acercaron los discípulos y le preguntaron: - ¿Por qué razón les hablas en parábolas?
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Él les contestó: - Vosotros podéis ya comprender los secretos del reino de los cielos; ellos, en cambio, no pueden. Y al que produce se le dará hasta que le sobre, mientras al que no produce se le quitará hasta lo que tiene. Por esa razón les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchar sin oír ni entender. Se cumple en ellos la profecía de Isaías: “Por mucho que oigáis no entenderéis, por mucho que miréis no veréis, porque está embotada la mente de este pueblo. Son duros de oído, han cerrado los ojos, para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure” (Is 6,9-10). ¡Dichosos, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís vosotros, y no lo oyeron. Escuchad vosotros la parábola del sembrador: Siempre que uno escucha el mensaje del Reino y no lo entiende, viene el Malo y se lleva lo sembrado en su corazón; eso es lo sembrado en la vereda. Lo sembrado en terreno rocoso es ese que escucha el mensaje y lo acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto surge una dificultad o persecución por el mensaje, falla. Lo sembrado entre zarzas es ese que escucha el mensaje, pero el agobio de esta vida y la seducción de la riqueza lo ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena es ese que escucha el mensaje y lo entiende; ese sí da fruto y produce en un caso ciento, en otro sesenta, en otro treinta.
PARA ENTENDER EL TEXTO A lo largo de tres domingos proclamaremos el Evangelio del Reino a través de las parábolas de Jesús, las siete parábolas contenidas en el cap. 13 de Mateo. Mateo va describiendo en capítulos sucesivos cómo Jesús había enseñado el proyecto del evangelio de Reino de Dios (Mt 5-7), lo había ratificado con signos reales de liberación (Mt 8-9), había lanzado a los apóstoles a una campaña evangelizadora (Mt 10) y había verificado el cuestionamiento e, incluso, el rechazo de su misión (Mt 11-12). Ahora, a través de las parábolas (Mt 13), Jesús viene a decir que el Reinado de Dios realmente no fracasará, sino que ocultamente irá germinando y transformando la realidad. El evangelio de Reino sí que pondrá a prueba la forma de sentir, pensar y actuar, la forma de ser de cada una de las personas. La Palabra del Reino se dirige a todos, pero en unas condiciones personales, socioculturales y religiosas que, en muchos o la mayoría
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de los casos, suponen una barrera refractaria a la comprensión y aceptación del evangelio. ¿Cuál es el mensaje de la parábola del sembrador y la semilla? Lo más importante no son las dificultades sino la afirmación de que la semilla produce un fruto muy positivo (cien, sesenta o treinta por uno) en la tierra buena. La semilla fructifica espléndidamente en: -
los discípulos, que cumplen la voluntad del Padre (Mt 12, 48-50; 13,11);
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los pequeños (sencillos, insignificantes, pobres), a quienes el Padre ha revelado estas cosas del Reino (Mt 11,25).
Jesús invita a la perseverancia y a la esperanza en un proceso paciente del crecimiento del Reino. La semilla se entierra (como la levadura, el grano de mostaza), pero lenta y ocultamente va transformando a las personas, a la sociedad y a la propia Iglesia. Es un canto a lo pequeño, a las pequeñas cosas que se hacen: palabras, detalles, gestos… pequeños, pero aquilatados en autenticidad humana y, por ello, penetrantes, estimulantes. Los restantes colectivos humanos no están en disposición de entender el mensaje y acoger la presencia del Reino. Son: -
terreno duro de camino pisoteado, camino de vida ya hecho y consolidado aunque deshumanizado, personas prácticamente incapaces de entender el sentido y valor del mensaje: cómo el actual sistema de producción y consumo, empobrecedor y deshumanizador, compra no solo el cuerpo y el trabajo, sino también la mente y el alma de las personas, marcadas unidimensionalmente por la cosificación del productivismo, el hedonismo y el consumismo;
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tierra liviana entre rocas, sin identidad ni densidad ni profundidad, sin raíces: cómo anda por la vida tanta gente sin criterios personales, sin verdadero sentido de lo verdaderamente justo y humano, manipulada por las instancias ideológicas, económicas, publicitarias…;
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tierra colmada de maleza, de zarzas ardientes y devoradoras de tantas adicciones, actitudes posesivas, autoimagen engañosa…
Jesús hace lo inimaginable para acercar el mensaje a la capacidad de comprensión de la gente, pero ésta tiene la mente embotada y no capta el sentido de las parábolas. Es impresionante cómo con tan pocas líneas y palabras se puede presentar una radiografía visual tan nítida, profunda y real de la forma de ser de las personas y de sus actitudes existenciales. Jesús quiere que vean, oigan y entiendan, pero se reconoce impotente ante la cerrazón del corazón. El Evangelio creído, practicado y anunciado es una siembra de vida en el mundo, un acompañamiento fraterno de la vida de las personas, especialmente de las que padecen una peor calidad de vida por la deshumanización y el empobrecimiento. Como cristianos y militantes de la HOAC, hemos optado por acoger, como tierra buena, la semilla de la Palabra viva y vivificadora de Jesucristo; y, a la vez, ser sembradores de esa vida nueva, una vida humana digna en el amor del Padre y de los hermanos, la libertad, la justicia, la paz. La oración no es más que la toma de conciencia y la vivencia refleja y agradecida de esta comunicación de vida divina y humana en nosotros.
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ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA La fuerza fecundadora de la semilla, de la Palabra, no radica en la acción ni en la voz humanas, sino en la acción de Dios, de Jesús. Es palabra, siempre, cargada de fuerza eficaz (Isaías 55,10-11; Hebreos 4,12-13). La Palabra acogida germina dentro de la persona, la renueva, la libera, la hace crecer en humanidad, la enriquece humanamente, la va llenando de honda felicidad. Quien no la acoge o no la cuida con esmero, cae en un proceso de empobrecimiento como persona y de esterilidad social. El bien, el amor es acumulativo. ¿Cómo acoger y cultivar la semilla de la Palabra de Jesús en uno mismo y en los demás? Desde: -
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la comunión de vida/bienes/acción, el amor afectivo y efectivo, en la comunidad de la HOAC y con los empobrecidos del mundo obrero; los valores evangélicos, auténticamente humanizadores, de las bienaventuranzas, especialmente la pobreza y el hambre y sed de justicia, y afrontando la persecución en sus diversas formas; la humildad de los pequeños o grandes gestos, palabras o acciones; las “grandes acciones” el humilde las realiza sencilla y gratuitamente; las “pequeñas acciones”, en las que brilla el amor gratuito, la solidaridad efectiva, la amistad de la comunión interpersonal sin fondo, tienen un valor humanizador enormemente “grande”; las actitudes de sencillez, transparencia, verdad, libertad de palabra, de vida y de acción; la oración como comunicación confiada, abierta, en total disponibilidad, en compañía de Jesús y de los hermanos/as; la eucaristía, como sacramento de Jesús que convoca, reconcilia, se nos comunica, nos une en su ofrenda al Padre en la entrega a los hermanos/as, nos hace decir con el corazón alegre Abba, nos abraza, nos regala toda su vida, nos envía; la “capacidad de escucha, la mirada para atisbar los signos de los tiempos, la cercanía para hacernos eco del dolor del otro” (Antonio L. García, Homilética 2008/3, 301); el sufrimiento asumido, la práctica de la resistencia o la resiliencia en tiempos de inclemencia e invierno; “convirtiendo las dificultades en oportunidades; tal vez en la dificultad se nos revela la antesala de un parto y el alumbramiento de una nueva vida; ciertamente el dolor ayudará a ser más humanos, más sensibles, más comprensivos, más humildes…” (Id); “el agradecimiento y la alegría, porque todo es gracia” (Id).
“Por sus llagas habéis sido curados” (1Pe 2,24) “De hecho, ´la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto es válido tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana`(Spe salvi 38). ´Sólo un Dios que nos ama hasta tomar sobre sí nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el inocente, es digno de fe` (Mensaje urbi et orbi, Pascua 2007)…
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A la prepotencia del mal opuso la omnipotencia de su Amor. Así nos indicó que el camino de la paz y de la alegría es el Amor… San Bernardo afirma: ´Dios no puede padecer, pero puede compadecer`” (Benedicto XVI, Mensaje para la XIX Jornada Mundial del Enfermo 21/11/2010). La compasión y solidaridad con los que sufren es oración viva, canalizadora de la gracia liberadora de Dios. El sufrimiento aceptado y ofrecido con fe y amor a Dios por el bien de los demás es, además, corredentor, es completar las penalidades del Mesías por su cuerpo, que es la Iglesia (Colosenses 1, 24).
“Estamos en un momento de la historia de la emancipación humana y un gran número de iniciativas aparentemente aisladas pueden formar con el tiempo una masa crítica que incline la balanza a favor de la humanidad y no solo de unos pocos. Como afirma Susan George, “puedo escribir algo o llegar a alguien con una idea; puedo actuar e inspirar a otros para que actúen por su cuenta. Puedo ser el crucial, bien que insignificante grano de arena que haga que el sistema se reajuste conforme a un patrón a la vez más seguro, más verde, más justo, más humano y más civilizado. Y vosotros también” (Lucia Ramón, VN 2.757-2011). Nuestra oración ha de ser muy humilde, puestos ante la dignidad suprema de los pequeños y humillados, que Dios reconoce y ensalza, y que quizás nosotros olvidamos fácilmente; porque llegamos a acostumbramos a todo. Un amor hondo y verdadero se enardece y se muestra más vivo hacia las personas amadas más frágiles o desgraciadas. Pidamos al Espíritu ese amor hacia nuestros hermanos/as víctimas de tantos abusos en el trabajo y en la vida social. Nuestro PE y QAC tienen como finalidad ofrecer dignidad y justicia a las víctimas del mundo obrero de nuestro entorno social y local. ¿Cuál es nuestra implicación concreta?
Semillas (G. Rovirosa, Bol. 118, OC V, 217) “La imagen correcta de la HOAC quizá sea la del campo, en el que el Padre de Familias deposita (por intermedio de sus trabajadores, los hoacistas) la semilla del buen trigo. Al mismo tiempo que los operarios del Enemigo van sembrando la cizaña… La semilla, que se deposita abundante en nuestro campo, no es otra que la Gracia. Y el abono para que la semilla germine, se desarrolle y de fruto abundantemente es el Amor. Ya que: donde no hay amor, si ponemos amor, cosecharemos amor. Nuestra misión no es, pues, estrictamente
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´construir`, sino sembrar y abonar. En primer lugar, en nuestra mente y en nuestro corazón. Sabiendo bien sabido que la cosecha no depende ni de la siembra ni del trigo, sino de la Voluntad Altísima del que da el incremento. … ¡Qué tarea tan grande: ser sembrador de Cristo!”.
SALMO 18 Los cielos proclaman la gloria de Dios, Pregona el firmamento la actividad de sus manos. Un día le pasa el mensaje a otro día, una noche le informa a otra noche.
la norma del Señor es límpida: da luz a los ojos; el respeto del Señor es puro: dura para siempre; los mandamientos del Señor son genuinos: justos sin excepción;
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que se oiga su voz, a toda la tierra alcanza su discurso, a los confines del orbe su lenguaje.
son más valiosos que el oro, que el metal más fino; son más dulces que la miel que destila un panal.
Allí le ha plantado su tienda al sol: él como un esposo sale de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino.
Aunque tu siervo se alumbra con ellos y guardarlos trae gran recompensa, las inadvertencias ¡quién las percibe!; absuélveme de culpas ocultas;
Asoma de un extremo del cielo y su órbita llega al otro extremo. Nada se esconde de su calor.
de la arrogancia preserva a tu siervo, para que no me domine. Entonces quedaré íntegro e inocente de grave pecado.
La ley del Señor es perfecta: devuelve el respiro; el precepto del Señor es fiable: instruye al ignorante;
Que te agraden las palabras de mi boca, acepta mi meditación, ¡Señor, Roca mía, Redentor mío!
los mandatos del Señor son rectos: alegran el corazón;
COMENTARIO (Schökel, Quesson) Las dos partes del salmo están profundamente ligadas: aquel que hace las leyes físicas del mundo es el mismo que hace las leyes morales del hombre. La admirable evocación del cosmos, que habla a quienes saben mirarlo, es sólo una introducción a esta afirmación increíble: Dios ha hablado a un pueblo y le ha revelado sus planes sobre la humanidad… El autor del salmo oía día y noche dos coros fantásticos que alternaban y se respondían uno a otro. Sí, los cielos… ¡hablan! ¿Qué dicen?: ¡la gloria de Dios! ¿Cómo la
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dicen? ¡En el silencio! Dios habla en el silencio: su creación, precisamente, es su primera palabra. Basta mirar y escuchar. Y este Dios prodigioso no se ha limitado a esta brillante sinfonía de astros. Ha decidido hacer alianza con el hombre, dándole su ley. Esto debería asombrarnos de amor. Pero precisamente, Dios es amor y el amor es la ley constitutiva del universo y del hombre (T. de Chardin). El día es el resplandor, la acción, la vida. La noche es la discreción, el descanso, el misterio. ¡Oh noche, qué profundo es tu silencio! Si es placentero estar al sol, lo es también sumergirse en la noche como en un baño de silencio. Hacer el vacío en sí mismo, hacer callar las voces discordantes, recogerse. Para la oración. En el ámbito cósmico, espacios siderales y tiempos (día y noche) revelan a Dios en acción. El cielo, el firmamento entona un pregón silencioso pero clamoroso a la gloria y a la obra de las manos de Dios. El sol es el heraldo de Dios que recorre el espacio universo. En el ámbito humano, el salmo ensalza de modo casi ilimitado, la ley del Señor (su plan o palabra a la humanidad). La ley es lúcida, no exige obediencia ciega, sino que ilumina los ojos. La ley da alegría interna, no es carga insoportable. Cuando recibía tus palabras, las devoraba; tu palabra era mi gozo y mi alegría íntima (Jr 15, 16). Lo comí (el rollo de la Palabra) y me supo en la boca dulce como la miel (Ez 3,3). Como contrapunto a la maravillosa armonía cósmica y a la perfección suma del plan de Dios, la persona humana no está a la altura y viene a poner una sombra en medio de tanto esplendor. Se expresa sin reservas la condición humana de pecado con sincera objetividad y con una profunda agudeza personal. Antes de Freud, el salmo expresa la inoculación de la culpa, del pecado más allá de la autoconciencia del mismo. Señala tres tipologías de pecado: -
de inadvertencia, de falta de consciencia de la propia realidad de pecado;
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pecados ocultos, arraigados a un nivel más profundo, difíciles de percibir: pusiste nuestras culpas ante ti, nuestros secretos a la luz de tu mirada (salmo 90,8);
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insolencia, como grave pecado, pecado a sabiendas y premeditado, que puede dominar a la persona (que piensa que es dueña de la situación): ese animal agazapado, que viene contra ti; pero tú puedes dominarlo (Gn 4,7).
Es una confesión sincera y humilde, que invoca la misericordia absolutoria y la ayuda preventiva de Dios, reconocido como Señor, Roca mía, Redentor mío. La persona será perfecta solamente por la gracia de Dios. Tal es la música primera, primordial, de la armonía universal. El mundo entero es música, cuyo compositor e intérprete es Dios (Gregorio de Nisa).
“… ser cristiano, seguir a Jesús es fuente de vida y alegría. Lo más importante es el compromiso con lo humano y lo humanizador, abrir los ojos y el corazón de las personas a la contemplación del misterio y no ocultar la cruz florida de Cristo”.
(Josep Mª. Margenat, El Ciervo, junio 2011)
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