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ORAR EN EL MUNDO OBRERO 7ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO (20 febrero 2011) Porque Dios nos ama como hij@s, reconocemos a todos como herman@s, sin exclusiones de clase alguna. Y, como herman@s amados, no reservamos nada para nosotros, sino que damos y compartimos todo. No nos reconocemos enemigos de nadie. Reconocemos solamente a personas, como nosotros, a las que ofrecer amistad y fraternidad. Tal como así suena el Evangelio.
TESTIMONIO (Pepe Tornel, militante consiliario HOAC) “Respondo a tu propuesta telefónica, realizada esta mañana, sobre el acontecimiento ocurrido ayer, miércoles, 19 enero, por la mañana en el Barrio Los Rosales de Murcia, donde, como ya sabes, estoy como párroco en la Parroquia de Santa Rosa de Lima. TEMA: DESAHUCIO DE LA VIVIENDA A UNA FAMILIA MARROQUÍ, CON DOS HIJOS, POR NO PAGAR LA HIPOTECA AL EL BANCO, POR ESTAR EN PARO. La iniciativa intentada por el Banco para sacarlos de su vivienda no lo consiguió gracias al “piquete de vecinos” que nos opusimos, desde primera hora de la mañana. Cuando el funcionario de la entidad bancaria, BBVA, llegó acompañado con la policía al edificio, en la plaza del Laurel nº 1, allí estábamos esperándolos un grupo de unas cien personas, vecinos y de otras organizaciones, que se ha constituido una Plataforma para impedir la ejecución del desalojo de la casa. Ellos, como otros muchos del barrio, se encuentran en esta situación y dicen: “No podemos pagar; si pagamos no comemos y si no comemos no pagamos”. El préstamo contraído con el banco mencionado es de 98.500 € y ahora les reclaman 120.000 €, sumando los intereses y las costas judiciales. La presencia de los vecinos del barrio con las distintas pancartas denunciadoras impidió el acceso a la vivienda familiar, donde se encontraba el niño de seis años, que esta mañana no había ido al colegio, extrañado de tanta movida y sonidos de las expresiones que oía por la megafonía de la calle y en la escalera del edificio: “Paro no, trabajo sí”, “La vivienda es un derecho, no un lujo”. Su hermanita de diez meses se 1
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encontraba en brazos de la madre, Khadija, asustada, con dificultad para hablar español, pero con todos los bultos preparados por si subían a la vivienda, como una aceptación anticipada de esta injusticia, ante la que sentía impotencia al mismo tiempo, al no tener otra casa donde habitarla con sus hijos y marido, Abdellah Magrache. No pudieron dormir en toda la noche, esperando el amanecer de este, para ellos, doloroso día. Pero sus deseos terminaron cumpliéndose, cuando llegaron los representantes de la Oficina Judicial, Servicio Común de Actos de Notificaciones y Embargos de Murcia, acompañados con el Procurador, el cerrajero y dos policías locales, para hacer efectiva la orden del Juzgado de Instrucción nº 7, y no pudieron tener acceso a la vivienda por la oposición masiva de solidaridad de los vecinos, españoles, magrebíes, subsaharianos, latinoamericanos, de organizaciones obreras, de sindicatos, de la parroquia, donde estaba yo, con intervenciones de los medios de comunicación presentes, que se interesaron por saber mi opinión. Fue una satisfacción y alegría para todos conseguir la suspensión de desahucio, al menos de momento, pero especialmente para la familia desahuciada. Este hecho es el segundo que se ha conseguido, el anterior fue unos días antes de Navidad, con una presencia de fuerza pública mucho mayor que en esta ocasión, dejando a la familia, en aquel caso nigeriana, con tres hijos y una señora mayor en la vivienda. Hemos tenido varias concentraciones en la ciudad de Murcia, denunciando esta situación y exigiendo a las autoridades políticas que intervengan y no permitan a los bancos que actúen de esta manera, que se busque otra forma de negociar la deuda contraída”. Pasar de la lucha por la existencia a la colaboración por la existencia, decía G. Rovirosa. Así podemos empezar la oración: abriendo el corazón al amor de Dios para saciar nuestra sed de amor y,así, amar a todos, a los más desprotegid@s.
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ORACIÓN DE FRANCISCO DE ASÍS Señor, haz de mí instrumento de tu paz: donde haya odio, que yo lleve el amor, donde haya ofensa, que yo lleve el perdón, donde haya discordia, que yo lleve la unión, donde haya duda, que yo lleve la fe, donde haya error, que yo lleve la verdad, donde haya desesperación, que yo lleve la esperanza, donde haya tristeza, que yo lleve la alegría, donde haya tiniebla, que yo lleve la luz. Oh, maestro, haz que yo nunca busque ser consolado, sino consolar, ser comprendido, sino comprender, ser amado, sino yo amar. Porque es dando como se recibe, es perdonando, como se es perdonado, y muriendo se resucita a la vida eterna.
POEMA-ORACIÓN SOLO ANTE EL HOMBRE (Angela Figuera Aymerich) Sí, yo me inclinaría ante el definitivo contorno de los lirios.
Pero solo ante el hombre, hijo del hombre, reo de origen, ciego, maniatado, los pies clavados y la espalda herida, sucio de llanto y de sudor, impuro, comiéndose, gastándose, pecando setenta veces siete cada día, solo ante el hombre me comprendo y mido mi altura por su altura y reconozco su sangre por mis venas y le entrego mi vaso de esperanza, y le bendigo, y junto a él me pongo y le acompaño.
Sí, yo me extasiaría con el trino del pájaro. Sí, yo dilataría mis ojos ante el mar y la montaña. Sí, yo suspendería el soplo de mi pecho ante un arcángel. Sí, yo me inclinaría ante la faz de Dios, tocando el polvo si con su mano convocara el trueno.
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PALABRA DE DIOS Mateo 5,38-48 Os han enseñado que se mandó: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale también la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, déjale también la capa; a quien te fuerza a caminar una milla, acompáñalo dos; al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda. Os han enseñado que se mandó: “Amarás a tu prójimo… y odiarás a tu enemigo”. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos. Si queréis solo a los que os quieren, ¿qué premio merecéis? ¿No hacen eso mismo también los recaudadores? Y si mostráis afecto solo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos? Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo.
PARA ENTENDER EL TEXTO La ley del talión (Ex 21,23-25; Lv 24,20; Dt 20, 21) era un avance, pues frenaba la dinámica de la venganza, la violencia desatada y desproporcionada. Jesús propone una “desproporción positiva”: no devolver la ofensa y responder con total generosidad al que pide, exige o, incluso, obliga. Esta generosidad relativiza el valor del honor (abofetear en la mejilla), alcanza hasta el despojamiento o propia desnudez, hasta ayudar incluso al invasor, y se traduce en dar todo incondicionalmente y a todos. Pero poner la otra mejilla no significa claudicar ante el ofensor, renunciando a la propia dignidad violentada. Jesús interpela a quien le abofetea: ¿Por qué me pegas? (Jn 18,23). Ello significa, además, enfrentar al ofensor consigo mismo, con su propia conciencia. Es un bien que se hace al maltratador. El Antiguo Testamento no contemplaba el amor y el perdón a los enemigos; solamente establecía el control de la respuesta violenta a través de la ley del talión. Ordenaba el amor al prójimo y la negativa a la venganza: no serás vengativo ni guardarás rencor a tus conciudadanos; amarás a tu prójimo como a ti mismo ( Lv 19,18).
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Amad a vuestros enemigos… Ya no es posible tener enemigos. No hay cabida para el odio; solamente para el amor. El odio es negativo, deshumanizador, destructor, factor no de vida sino de muerte. Solo cabe el respeto a la integridad de la persona, la valoración y potenciación de la persona. Sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo. En la bondad universal y jamás deficiente del Padre radica la razón, la motivación y la facultad misma de poder amar a todos, incluidos los enemigos. No basta imitar la bondad de Dios, sino que es necesario acoger y experimentar el don de su amor. Podemos amar a todos de verdad porque vivimos entrañados en el corazón del Padre e inundados de su amor. En la cruz de Cristo se dio muerte a la enemistad (cf. Ef 2,16). En la cruz Cristo transformó la enemistad en perdón: Padre, perdónalos, que no saben lo que se hacen (Lc 23,34). Nos toca orar con mucha humildad. Es tanta la maravilla y felicidad del amor auténtico, que no estamos a su altura y enturbiamos continuamente su bellísimo esplendor. Oremos como Pedro: Jesús nos pregunta cómo le amamos y nosotros le decimos con emoción humilde y gozosa a la vez: ¡Señor, tú sabes que te amo! Pero, digámosle también, al igual que el ciego que le pedía poder ver: ¡Señor, haz que pueda amar de verdad a los herman@s, a los cercanos y a los que yo mismo alejo de mí o he utilizado o mal-tratado, a los que no reciben reconocimiento de su dignidad, a los que viven sometidos a abusos de utilización egoísta o explotación injusta, a las víctimas de la sociedad…! Miremos rostros, pronunciemos nombres… Pensemos en quienes no queremos tener presentes: los que nos han herido, han abofeteado nuestra dignidad, nos han traicionado o nos han fallado… Proyectemos sobre ellos la mirada de amor del Padre, que puede encender también nuestra mirada.
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA El amor auténtico está amasado, por una parte, de donación, gratuidad, disponibilidad, acogida, servicio, entrega, perdón permanente…; por otra, de descentramiento personal o superación del egocentrismo, renuncia a sí mismo, liberación de toda atadura y posesividad, amor extremo hasta la muerte… a todas las personas –amigas y enemigas-, y sin condiciones ni medidas. El amor verdadero es don/gracia recibida, experimentada y gozada. Es el verdadero milagro, una experiencia que la persona no puede vivir ni compartir desde sus solas fuerzas y capacidad, sino desde la presencia transformadora y liberadora del Espíritu, que derrama el amor en el corazón. Solamente quien, de una u otra forma, sea receptivo al amor de Dios, tiene capacidad para amar de verdad. Su vocación, entonces, es el amor. Y la medida de su amor será la medida de su felicidad. Las personas solamente cambiamos y crecemos a través del amor. El amor, para las personas, es como la luz y el agua para las plantas. Solamente entendemos el lenguaje del amor. Niños y ancianos, amigos y enemigos, también los animales… Amar a los enemigos es romper la cadena destructora del mal y provoca en ellos la necesidad de ser amados y de amar. El amor es más difusivo, fuerte y eficaz que el odio. 5
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Voluntarios: “Anónimos Artistas” Ser voluntario es ser un ser humano, humano. Ser voluntario es entrar en la calle, en la casa, en el hospital, en la cárcel, en el pueblo y en la aldea donde haya un ser que sufre. Ser voluntario es entrar en el corazón, en el corazón del que lo pasa mal. Cuando el voluntario visita a alguien que está solo, le cura la soledad; cuando habla, le ayuda, le escucha y le siente: el solitario mejora de la soledad… Se sabe que el voluntario va a trabajar gratis, no va a ganar nada. Yo quiero negar esto: el voluntario va a ganar muchísimo, va a ganar el placer de ser útil, la risa de un anciano, la sonrisa de un enfermo, el abrazo de un niño sin padres, la amistad de un paralítico o el cariño de un preso. … Al mal solo lo destruye el bien. Al dolor le puede destruir el amor – no solo la farmacia” (Gloria Fuertes, en
Adviento-Navidad 2010-2011, Caritas, 220-221).
“¿Queréis una definición más completa del prójimo? El que no tiene nada que me agrade, el que no se impone a mi respeto ni embelesa mi admiración, aquel de quien nada espero porque está en la miseria; en resumen, aquel a quien, esté bien o mal, no quiero. ¡A ese debo “amar como a mí mismo”! Pero ¿por qué no puedo contentarme con amar mejor a los que amo y tengo que obligarme a amar al que no amo? Porque lo que amas es todavía tú y el que no amas, en cambio, es otro. Y ¿por qué debo amar al otro? Para salir de la cárcel, para no morir, para tener vida eterna. ¿Salir de la cárcel? De la del yo que dice “yo” (Lanza del Vasto, Umbral de la vida interior).
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“La no violencia es quizás la más correcta de todas las formas de lucha, no solamente porque exige en primer lugar que uno esté dispuesto a sufrir el mal e incluso afrontar el riesgo de muerte sin revancha violenta, sino también porque excluye el más mínimo interés propio. En el sentido más real, quien practica la resistencia no violenta debe comprometerse no a la defensa de sus propios intereses o los de un grupo particular: debe comprometerse a la defensa de la verdad objetiva y recta sobre todo hombre… … En vez de intentar utilizar al adversario como palanca del propio esfuerzo para realizar un ideal, la no violencia busca solamente entrar en diálogo con él para obtener, juntamente con él, el bien común del hombre… Aquí es donde la genuina humildad tiene la mayor importancia. Esta humildad, unida a la verdadera valentía cristiana (porque está basada en la confianza en Dios y no en la propia ingenuidad y tenacidad), es un camino de comunicación del mensaje de que uno está interesado solamente en la verdad y en los verdaderos derechos de los otros. Inversamente, nuestro auténtico interés en el bien común para todos nos ayudará a ser humildes y a desconfiar de nuestro camino oculto de autoafirmación” (Th. Merton, Catholic Worker, set.oct.2009).
Tender puentes “… el puente es lugar de verdaderos e insospechados encuentros. Para llegar a ellos ayuda el situarse desde la carencia; las búsquedas insatisfechas y, por ello, incansablemente atentas; reaccionar compasivamente ante los imprevistos que afectan a las vidas personales; privilegiar lo más humano frente a las normativas; una cierta capacidad de riesgo ante el temor a lo impuro; compartir con los otros lo que ellos no tienen; dejarse interpelar y afectar, evitando el miedo a la contaminación; ponerse en la piel del otro; conocer la propia fragilidad; nombrar las propias parálisis… Una cosa voy clarificando. Lo que permite y posibilita permanecer en el puente es el diálogo y la caridad… En palabras de F. Torralba; “Nunca jamás regresamos al lugar donde estábamos después de haber dialogado auténticamente; lo cual no significa que hayamos dimitido de nuestras convicciones, sino que las vemos desde una nueva perspectiva. Somos más críticos, más profundos, más flexibles” (Alicia Ruiz López de Soria, ST enero 2011).
La moral evangélica.-“Todo el Evangelio está empapado de una moral nueva muy superior a la de entonces conocida. Se caracteriza por lo siguiente: a.- La superación de la ley natural y de la ley judaica. Para un griego la norma suprema era la ley natural, y para un judío era el decálogo. Jesús, sin embargo, propone como norma moral la JUSTICIA con un sentido nuevo y trascendente, buscar el Reino de Dios, que siempre es lo que queda por hacer; sentirse injusto para superarlo con una justicia que a la vez es injusticia. De aquí que se proponga una meta inalcanzable: ´Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto…`. La moral del Evangelio es la de las Bienaventuranzas, ´la página más sublime que se ha escrito en el mundo` (Gandhi …
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b.- Es una moral centrada en el amor trascendente: El punto de partida para amar no es ya el aprecio humano a los demás y sus cualidades, sino la trascendencia del otro, manifestación de la trascendencia de Dios. Al amar al otro por ser otro amo a Cristo, sin medida. Se antepone el otro a uno mismo sin mezcla de odios… Se predica el amor desinteresado y sacrificado, incluso a los enemigos. c.- Es una moral de santidad en el mundo. El sentido de la santidad ya no es el legal o clerical, sino que es el vivir la trascendencia del otro y de Dios en una acción constante en el mundo como fruto de la misericordia y de la fe… El bueno no es el justo, sino el que lucha por el hermano; la moral ya no es un fin sino un medio. Es pues una moral de libertad en el amor. ´Ama y haz lo que quieras`” (T. Malagón “Jesús y el hombre de hoy”, MCC 2009, 29).
ORACIÓN-POEMA VIDA EN EL AMOR (A. López Baeza, Canciones del hombre nuevo, 156) Mi corazón ha gustado -en conciencia de pertenencia a tique la paz solo se alcanza venciendo el mal con el bien, y que solo acierta a obrar el bien en este mundo aquel que sabe reconocerlo y amarlo en la vida y en la acción de cuanto le es ajeno. Odio la mínima manifestación de violencia -abuso siempre de podery busco tu voluntad, fundamento y meta de toda vida que no se pierde en arideces de negatividad y sinsentido. Pues creer en ti, Dios de la superación de todos los contrarios, es esperar de tu amor la fuerza que no puede venirnos de ninguna postura fanática y condenatoria. Yo te alabo, Creador de toda la vida, que todo lo hiciste bueno para el hombre. Cuantos te contemplan vivo en tus criaturas alcanzan profundidades de armonía alimentadas en los veneros de tu eternidad hecha comunión. (En un solo acto de verdadero amor a ti se abraza el universo).
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Señor, quiero pertenecerte, entregando mi vida a tus designios de un tiempo abierto a la gratuidad de tu incesante venir a nuestra historia, para que la religión de la Cruz y del sacrificio por amor nos convierta en cimientos de una humanidad en abrazo.
“Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero decir este “gracias”, y este „A-Dios‟ en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. ¡AMÉN! IM JALLAH!” (Christian de Chergé, monje de Tibhirine, asesinado)
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