La reforma financiera Creando empleo para los últimos Edita HOAC - Nº 139 - JUNIO 2012 - III ª Época - 0,60 € - Suscripción anual: 6 €
Rescatar el empleo, ¿cuándo? así lo vemos
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ras meses de aplicación de la Reforma Laboral, el paro y la precariedad van a más –hay pronósticos que indican que a final de año habrá seis millones de desempleados–. El despido, ahora más fácil y más barato, sigue siendo la principal estrategia de los directivos para capear la crisis. En el 90% de los casos, las empresas prefieren reducir su plantilla a adoptar medidas de flexibilidad interna –de las cuales, la más utilizada es la rebaja del salario–. Según la patronal, se debe a que se trata de «una manera de estabilizar a las empresas» que no lo tienen fácil, pues «caen todos los días, como los parados».
Con la esperanza de encontrar un puesto de trabajo –sin importar en qué condiciones– y mejorar la competitividad de nuestras empresas –en un mundo en el que el abaratamiento de la mano de obra parece no conocer límites–, las necesidades vitales de las personas y las familias están siendo sacrificadas. Una renuncia que podría resultar estéril, dada la dificultad para crear empleo con derechos, e injusta, pues unos pocos mantienen su privilegida situación. La prioridad del poder público debería ser la de generar oportunidades para que el trabajo decente y el ejercicio de los derechos sociales alcance a todos y cada uno de los miembros y colectivos de nuestra sociedad.
la calle
Banca mala, banca buena La nacionalización de parte de Bankia y la salida del que fuera el ministro del «milagro español» de la cuarta entidad financiera del país tiene perplejos a los ciudadanos. El Estado salva, una vez más, al sistema financiero mientras cientos de miles de familias pierden la vivienda; miles de pequeñas y medianas empresas cierran y se recorta sin piedad la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales.
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ariano Rajoy se ha visto obligado a incumplir otra promesa electoral. La de no dar más dinero público a los bancos y cajas (concederles crédito casi ilimitado, sin total seguridad de devolución a cuenta de los presupuestos públicos suena muy parecido). Además, ha convertido en acciones los préstamos anteriores que no han sido devueltos, de modo que la matriz de Bankia, la que concentra los activos tóxicos, ha quedado nacionalizada. Por el camino, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, nombrado unilateralmente por el PSOE, ha perdido buena parte de su credibilidad. Bankia –el negocio en teoría más saneado resultante de la fusión de varias cajas, entre ellas Cajamadrid y Bancaja, y la concentración de los activos y préstamos de más difícil cobro en una matriz llamada BFA–, ha sucumbido ante la burbuja inmobiliaria, el partidismo de sus gestores y una pésima dirección financiera. Para algunos, su caso es sim-
plemente «un claro exponente de la situación de quiebra general de las entidades financieras del país que solamente se sostienen por la intervención pública en forma de inyecciones de capital directas, avales o financiación blanda procedente del Banco Central Europeo». Benedicto XVI, en su última encíclica «Caritas in Veritate» ya alertaba de que «la economía y las finanzas, al ser instrumentos, pueden ser mal utilizados cuando quien los gestiona tiene solo referencias egoístas» (35) y sugería que las finanzas también «han de renovar necesariamente sus estructuras y modos de funcionamiento tras su mala utili-
zación, que ha dañado la economía real» (65). Dice el profesor Juan Torres que «lo que está ocurriendo es el resultado de la larga connivencia entre las autoridades, los bancos y los grandes empresarios españoles, especialmente promotores y constructores. Entre todos ellos montaron un negocio extraordinariamente lucrativo en torno a la burbuja inmobiliaria de los últimos años, propiciada a su vez por los bajos tipos de interés que necesitaba Alemania». Según este economista, «ahora se nacionalizará el capital contaminado de Bankia mientras que se dejará expedito el camino para que en un futuro más o
menos inmediato el capital limpio sea absorbido por otras entidades o se mantenga como una entidad jibarizada». Lo que necesitamos, según Joseph Ratzinger son «personas y operadores, en todos los niveles –social, político, económico y profesional– motivados por el valor de servir y promover el bien común mediante una vida buena» (71). El mismo Pontificio Consejo Justicia y Paz, en su nota sobre los sistemas monetarios y las finanzas internacionales, proponía una autoridad mundial capaz de ordenar los flujos monetarios y las inversiones hacia el Bien Común. En concreto, pedía una entidad global capaz de «favorecer también la existencia de sistemas monetarios y financieros eficientes y eficaces, es decir, mercados libres y estables, disciplinados por un marco jurídico adecuado, funcionales en orden al desarrollo sostenible y al progreso social de todos, e inspirados por los valores de la caridad y de la verdad». Ese debería ser el horizonte de una verdadera reforma financiera al servicio de los más débiles y desamparados (sin acceso a una vivienda digna y sin ahorros con los que defenderse de las contingencias de la vida). Si la pretensión fuera salvaguardar el patrimonio de los banqueros, grandes accionistas y propietarios del «stock» inmobiliario, entonces, nos estaríamos encaminando hacia una sociedad profundamente injusta e inhumana. José Luis Palacios
Quiénes hacemos el ¡Tú! Coordina: Mª Dolores Medina
Colaboran: José Ignacio Gámez, A. Berges, Roger Torres, A. A. Maestre, Chipola, Francisco Porcar, José Luis Palacios, Cristina López, Gregorio Burgos y Antonio Hernández. El ¡Tú! se imprime en papel couché de 100 gr/m2, ecológico, 100% libre de cloro y de otros compuestos sulfurosos. Nuestra dirección: Periódico ¡Tú!, Alfonso XI, 4 -4º, 28014 Madrid, y nuestros teléfonos son: 91 701 40 80, y 91 522 74 03 (fax) Edita: Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). Depósito legal: M.40919–1996 La tirada de este número ha sido de 12.000 ejemplares.
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política en zapatillas
¡¡¡Qué no hay veinte!!! Y
a ha pasado la primera ola de vehículos que transporta a los privilegiados que tienen empleo, precario pero empleo. Ahora, mientras llega el transporte escolar y los desplazamientos de los trabajadores del comercio, el silencio se acompasa con las personas que caminan despacio hacia la tienda más próxima donde se encontrarán con el pan nuestro de cada día, el que Dios ha dado con bondad infinita y los mercaderes han secuestrado con impunidad absoluta. Dos mujeres discuten ante el nuevo dios. El movimiento de sus manos indica que no se ponen de acuerdo. La pantalla espera paciente la orden que no llega. En su lugar, un grito rompe toda la quietud de la mañana y paraliza los pasos que esperan encontrarse con el pan nuestro de cada día: ¡Qué no hay veinte euros!
Ahora sabemos en torno a qué pelean las dos mujeres: es la pelea de la pobreza, de la impotencia, de la angustia de no tener, de no poder, de no tener nada que esperar porque lo más dramático de todo es que este hecho ocurre a princi-
pios de mes, no al final. Estas mujeres no esperan que le ingresen una paga, una ayuda, algo. No esperan nada. Pelean entre ellas cuando todos deberíamos unirnos para reventar el dichoso cajero, porque estas mujeres son el fruto maduro de una política de recortes para satisfacer la usura de los mercaderes y la imagen de lo que nos espera. Hace falta un nuevo San Juan Crisóstomo que, como dice nuestro catecismo en el número 2446, nos recuerde vigorosamente que: «No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que tenemos no son nuestros bienes, sino los suyos».Y por ser suyos, debemos «satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia». A.A. Maestre
cultura
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Una cruel inhumanidad
ay formas de pensar, actitudes, principios, prácticas…, que nos hacen posible caminar hacia una sociedad más justa y humana. El trato justo a las personas en el respeto debido a sus derechos básicos es uno de esos principios y prácticas. El reconocimiento efectivo de la igual dignidad de todas las personas es otro. La falta de respeto a los derechos de las personas y las desigualdades en el trato de las personas solo nos pueden llevar a una sociedad rota, más injusta, a una cruel inhumanidad. Muy especialmente, el trato justo hacia los empobrecidos, débiles y vulnerables, que consiste en dar prioridad por encima de todo lo demás a sus necesidades, es lo que nos permite crecer en humanidad. Muchas personas inmigrantes en nuestro país se encuentran en esa situación de pobreza y vulnerabilidad, particularmente aquellas a las que unas leyes injustas han dejado en una situación irregular. La Doctrina Social de la Iglesia lo plantea con toda claridad: «Todo emigrante goza de derechos fundamentales inalienables que deben ser respetados en cualquier situación» (Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes, EM 5). «Para la Iglesia, el emigrante, inde-
pendientemente de la situación legal, económica, laboral, en que se halle, es una persona con la misma dignidad y derechos fundamentales que los demás, es un hijo de Dios (…) El inmigrante no es “una fuerza de trabajo”, sino una persona. Con esto está dicho todo lo que a dignidad y derechos fundamentales se refiere» (Conferencia Episcopal Española, «La Iglesia en España y los Inmigrantes», 5). Por eso, la decisión del Gobierno de España de negar, desde el próximo 1 de septiembre, la tarjeta sanitaria a las personas inmigrantes que no tienen regularizada su situación administrativa y, por tanto, negarles la asistencia sanitaria gratuita que puedan necesitar (salvo las urgencias y la atención a menores y mujeres embarazadas), es una injusticia y una inmoralidad, un acto de cruel inhumanidad que destroza los fundamentos de una sociedad justa y humana. Nada puede justificar una decisión como esa. Ante ella sólo cabe una postura, trabajar por modificarla para volver a lo que nunca debería discutirse: toda persona, por el simple hecho de serlo, sin ningún requisito más, tiene derecho siempre y en toda circunstancia a la debida atención sanitaria. Francisco Porcar
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la ventana del mes
Fundación El Sembrador
Al rescate de los últimos de l «Hay que dar el salto y crear empleo en sectores no tan interesantes para el sector privado», así se expresa Rafael López, gerente de la Fundación El Sembrador, impulsada por Cáritas de Albacete y volcada en la inserción sociolaboral de colectivos vulnerables.
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n 2007, Cáritas, la Cámara de Comercio e Industria de Albacete y la Universidad de Castilla-La Mancha se unieron para crear la Fundación El Sembrador, una herramienta para ligar «la inclusión social con el desempeño del un trabajo o la realización de una actividad económica», dado que el empleo «es el único medio para que una persona recupere su dignidad y ejerza el derecho que le asiste como ciudadano para gobernar su vida y ser independiente». Los desempleados más frágiles Los servicios de Empleo de la entidad diocesana venían constatando, mucho antes de la irrupción de la crisis, que las acciones formativas destinadas a mejorar las perspectivas de encontrar un trabajo entre los desempleados más frágiles, no acababan en muchos casos en la ansiada inserción en el mercado laboral. A aquellos que componen el «núcleo duro» del desempleo –los sistemáticamente rechazados por las empresas, los que carecen de los hábitos, habilidades y destrezas mínimas necesarias en el entorno laboral– no les valía de mucho pasar por los cursos y talleres. En palabras de Rafael López, «faltaba el paso intermedio entre el pre-taller y la in-
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A aquellos que componen el «núcleo duro» del desempleo no les valía de mucho pasar por cursos y talleres serción: la experiencia de trabajo en una empresa, en condiciones reales, con los requisitos habituales». De ahí nació la necesidad de poder ofrecer una práctica laboral significativa para los desempleados más en precario y el desarrollo de bienes y servicios de interés social para la comunidad. Pero «solos no podíamos y con otros sí, en Cáritas sabemos mucho de inserción y poco de empresa», recuerda López.
Por eso, desde un principio se apostó también por el concurso de la Universidad y del tejido empresarial. Además, indica este abogado metido a gerente, «queríamos influir en las empresas, hacerlas corresponsables de la vida de la gente que peor lo pasa y fomentar su responsabilidad corporativa». «El Sembrador» cuenta con una empresa dedicada al reciclaje de ropa de segunda mano, «Fueradeserie», que ofrece 28
contratos de inserción y 10 «normalizados». Está presente en la ciudad de Albacete, Almansa, La Roda, Caudete y Hellín. La Asociación «R que R» participa en este proyecto que se dedica a recoger los «residuos textiles» a través de los contenedores ubicados en las poblaciones de más de 5.000 habitantes, selecionarlos, tratarlos y poner a la venta lo recuperado. «Cortijo Covaroca» da empleo a 9 personas en proceso de inserción, con la colaboración de 4 empleados homologables al mercado laboral habitual. Gestionan el albergue y zona de campamento del ayun-
la cola del paro Acostumbrados a recibir los portazos del mercado laboral, su paso por las distintas empresas sociales de Cáritas supone «un gran salto en sus vidas» tamiento de Nerpio, en la sierra del Segura, pero también se han lanzado a la producción de mermelada ecológica que les permita mantener la actividad productiva más allá de los fines de semana y época de vacaciones, gracias a la cesión de una fábrica que la firma Valle del Taibilla no podía explotar convenientemente. «Corral Colorao» administra una cafetería de la Casa de la Cultura en Elche de la Sierra, además de encargarse de los jardines municipales, gracias a las cláusulas sociales incluidas en los procesos de adjudicación de los servicios del ayuntamiento. En ella trabajan ocho personas, con contratos de inserción, y tres con contratos estándar. En «Viveros El Sembrador» confluyen las energías de la fundación, del ayuntamiento de Hellín, que ha cedido terreno en la pedanía de Nava de la Campaña y la empresa Naturtec, que aporta su conocimiento en el cultivo de planta forestal como parte de su política de Responsabilidad Social Corporativa. En ella trabajan cuatro personas en situación de exclusión social y 2 personas en circunstancias normalizadas. La última iniciativa ha sido la asunción de la gestión de la «Tienda Romero de Comercio Justo», un espacio con más de 10 años de historia
relacionado con diversas asociaciones que han optado por traspasar la dirección a la Fundación «El Sembrador». Por ahora, no ha cambiado su fórmula jurídica por la de una empresa de inserción, pero todo se andará. Un proyecto claro Este despliegue de energías no hubiera sido posible sin infinidad de voluntades conectadas y una idea común: «Hay que tener claro el proyecto, pero también encontrarte con personas dispuestas», reconoce Rafael López, quien, no obstante, admite haber quedado sorprendido ante «las respuestas tanto de los miembros de la fundación como de los colaboradores». Eso sí, aclara, para mantener algo así, «hay que tener la suficiente inteligencia emocional para dar a cada uno su espacio». Con todo, esta larga e intensa crisis proyecta su sombra también sobre «El Sembrador». Como dice su gerente: «Ya el año pasado se notó mucho el parón en las subvenciones y las ayudas que nos permiten ser viables. Nosotros hacemos un "producto" muy especial, personas que necesitan trabajar». Sin respaldo externo, el objetivo se vuelve más costoso. Por eso, se impone «buscar más financiación del sector privado y aprender a trabajar
de otra manera; es difícil porque en el mercado compites con otros en condiciones desiguales, por nuestro carácter eminentemente social, al que no queremos renunciar y al final se imponen el precio, los plazos y la calidad, por encima de las sensibilidades que puedan hacer que nos miren de otro modo». Portazos en el mercado de trabajo Explica Rafael López que «a pesar de que nuestra gente tiene ahora más garantías de inserción que cuando entraron en la fundación, y los posibles empleadores saben que están preparados, en la mayoría de las ocasiones todo se queda en buenas palabras, porque no hay trabajo para nadie». Los ex-reclusos o en libertad condicional, las víctimas de la violencia doméstica, las mujeres con difi-
cultades de inserción laboral, las minorías étnicas, los parados de larga duración y mayores de 45 años, las personas sin hogar, las que han tenido alguna adicción a estupefacientes y las personas con baja empleabilidad –los colectivos objetivos derivados por los servicios de acogida y orientación de Cáritas y la propia administración a los que se dirigen especialmente las acciones de «El Sembrador»– están acostumbrados a recibir los portazos del mercado laboral, comenta el gerente de la fundación, por lo que su paso por las distintas empresas sociales de Cáritas supone «un gran salto en sus vidas», dice Rafael López, quien añade que «cuando oyes cómo dice una chica "voy al polígono a trabajar" te das cuenta de lo que esto supone para ella». José Luis Palacios
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¿quién es? Brígida Moreta, carmelita misionera:
«No podemos olvidar al que sufre» Esta carmelita misionera que ha dedicado 40 años de su vida a promover la salud en Malawi, Sudáfrica o Nigeria ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas a través de internet que ya lleva cerca de 20.000 adhesiones, para que los inmigrantes irregulares que viven en España no dejen de recibir asistencia sanitaria de las administraciones públicas. –¿Cómo surgió la idea de promover esta campaña? –Nada más oír en la radio la noticia de que el Gobierno estaba pensando quitar a los inmigrantes sin papeles la tarjeta sanitaria me acordé de lo que he vivido tantos años en África y me dije que tenía que hacer algo. Cuando vi a la gente de «Pueblos Unidos», donde soy voluntaria, se lo comenté y entre todos decidimos que había que hacer algo. Por mi experiencia misionera y mi profesión como enfermera les pareció que era la persona más indicada para ello. Ellos me ayudaron a entenderme con internet. –¿Pero no es algo necesario para salvar el sistema público sanitario? –Lo que se van a ahorrar no sirve para acabar con la crisis financiera en la que estamos. Pero es que además no es de sentido común. Yo me he pasado la vida apostando por la educación y la prevención, porque resulta más barato y más eficaz, ya fuera para reducir la mortalidad materno-infantil o combatir el SIDA. Luchábamos mucho por la vida de los recién nacidos y luego veíamos que su vida no pasaba de los once años. Calculé que con lo que costaba el tratamiento de una persona con SIDA en su último año de vida podía atender a seis personas que no hubieran desarrollado la enfermedad y que podían vivir más tiempo. –Dicen que hay muchos abusos...
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–Pensemos que los que llegan aquí, después de un duro viaje, son los más fuertes. Han aguantado el calor y el frío, la dura travesía del Estrecho. Apenas necesitan médico. En los seis años que llevo colaborando en un piso de acogida para inmigrantes he ido a las urgencias en dos ocasiones. Al ministro de Sanidad de Malawi le explicamos que por falta de una sanidad pública para todos se estaban perdiendo generaciones enteras. Los afectados por SIDA no eran precisamente los que vivían en aldeas perdidas, sino gente de la ciudad, formada, educada, joven... Aquí se abusa, tal vez, de los fármacos. Pero eso es otra cosa. –También dicen que los que tengan que ir a urgencias serán atendidos, igual los que padezcan cáncer o tengan el virus del SIDA... –En Sudáfrica, había misas solo para blancos y misas solo para negros, lo mismo pasaba en los hospitales, en los autobuses... Imagínate a un inmigrante entrando en un centro de atención primaria, los demás lo miran y piensan en lo que ha dicho la ministra y que a lo mejor tienen algo grave..., harían sitio para que no se sentara a su lado. ¿Es eso lo que de verdad queremos? A lo mejor es una exageración, pero no podemos iniciar un camino sumamente resbaladizo que nos podría estar llevando al «apartheid». –Además de las razones económicas, de salud pública y de justicia, ¿hay algo en su
fe que le impulse a tomar esta postura? –Desde nuestras creencias es algo indiscutible, incontestable... No podemos pasar por la vida sin darnos cuenta de los que sufren a nuestro alrededor. El cristiano, si de verdad lo es, debe ser acogedor, generoso, luchador por la Justicia... Es la religión del Amor y la Entrega. Los musulmanes que conocí en África cuidaban mucho a sus niños y sus mayores porque el Corán dice que serán premiados en el último día. Los católicos sabemos que Cristo hizo eso, que pasó por la vida atendiendo a la viuda, al enfermo, al necesitado... Los católicos deberíamos unirnos. Podemos hacer mucho bien juntos, una gota no hace océano, pero el océano se hace con las gotas. –Hay expertos, políticos y comentaristas que no ven otras opciones...
–Si tuviera que explicarle esto al presidente del Gobierno o a sus ministros, lo haría. Lo que no se dice, no se oye; y lo que no se hace, se queda sin hacer. Me he tenido que quedar en España y veo que no tengo excusas, porque África también está aquí. Por «hache» o por «be», los españoles, incluso los menores de 26 años, seguramente no nos quedemos sin atención médica, pero sí este colectivo que es de los más vulnerables, que son los leprosos del siglo XXI. No podemos admitir esa desigualdad, hay que luchar por lo básico y lo que es ético... José Luis Palacios
Para firmar la petición, hay que entrar en: www.change.org/es y buscar la etiqueta: apartheidsanitarioNO
Aparato crítico El genio de la época
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unca me gustó del todo la frase «una imagen vale más que mil palabras». Tal vez porque pertenezco a una cultura que venera la «palabra» y tiene sus propios «libros sagrados». Reconozco que hay imágenes impactantes que me provocan mil palabras, y más; otras que me dejan directamente sin habla; y unas pocas que, efectivamente, resumen mil discursos. Tal vez, el problema de la frase resida en poner a competir dos lenguajes distintos que, en realidad, se llevan muy bien entre ellos. Es lo que hacen los buenos dibujantes, como los que han logrado explicar mejor la actual situación de crisis y desorientación que cualquier sesudo ensayo. Ahí están Aleix Saló y su «Españistán» y «Simiocracia» o Paco Roca y su «Crónica de una crisis anunciada». Hacen lo propio con la teología autores como José Luis Cortés o Nando, que
conmueven los corazones mejor que muchas homilías... Son dignos herederos de Mingote o Gila; compañeros de Máximo y Peridis y tantos otros que pueblan algunas muy «leídas» páginas de la prensa actual. También son continuadores de una tradición que podríamos remontar a los romanceros de ciego que se acompañaban con telas dibujadas, a los grafistas revolucionarios o los diseñadores de los carteles políticos. Con el apoyo de las nuevas tecnologías, que no solo ahorran mucho papel a los autores, sino que permiten una difusión por medios digitales que de otro modo sería muy costoso, la historia gráfica se ha convertido en un vehículo muy eficaz para captar el espíritu de nuestro tiempo, las angustias y los anhelos del hombre y la mujer de hoy. Dar con los códigos y símbolos, con el idioma y los mitos de cada época es la misión de los artistas. Solo los genios lo consiguen. Cristina López
¿Sabías que.. ? A
demás de los 5,6 millones de parados hay en España 411.800 personas que no cuentan como parados porque han perdido la esperanza de buscar empleo y se han convertido en inactivos. esde el comienzo de la crisis, casi 300.000 personas se han unido a ese grupo de personas que hacía ya tiempo, había llegado al convencimiento de que no tiene hueco en el mercado laboral, ni ilusión por aportar algo a la sociedad con un empleo remunerado.
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La mirada justa
¿Se venden las personas como mercancía?
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o sé si la historia se repite o si siempre acaba pasando lo mismo o si las personas tropezamos en las mismas piedras. Hace más de 100 años se discutía mucho si el contrato laboral, por el que un trabajador ofrece su fuerza o saber por un salario, era moral y justo o inmoral e injusto. Para muchos, someter a un trabajador a los vaivenes de la ley de la oferta-demanda, era una especie de «vender» o «alquilar» a una persona, tratarla como mercancía, algo no propio de la dignidad de la persona. Hay que tener en cuenta que eran tiempos muy duros para los trabajadores con bajos salarios y malas condiciones de trabajo. ¿Cómo se resolvió este problema? A partir de 1931, la enseñanza social de la Iglesia afirma que es inexacto decir que el sistema de salariado es inmoral. Seguramente, por ser una forma de organizar con legalidad y claridad una relación laboral. Pero, como siempre queda sobrevolando esa impresión del trato del trabajador como una mercancía más, se
propone que se introduzcan unos nuevos elementos del llamado contrato de sociedad: Que, respecto al salario, no se trate al trabajador como una mera persona individual, sino como persona social, es decir, que tiene una familia y necesita unas relaciones sociales. Que incluya la seguridad social en cuanto a la salud y a la sanidad, la pensión, los seguros de accidente, etc. Que se promuevan y se respeten los derechos laborales de la persona en cuanto a unas buenas condiciones de trabajo, a la participación… Esta solución construida desde hace tantos años, ¿se está hoy deshaciendo? ¿Hasta qué punto? Sería grave tropezar en las mismas piedras de hace más de 100 años, volver de una manera lamentable al trabajador como mercancía. No habría progreso sino retroceso y deshumanización. Todo este asunto necesita ser muy reflexionado y debatido. Gregorio Burgos
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ambién ha aumentado el número de personas que tienen un trabajo a tiempo parcial, unos pocos por elección y la mayoría, por obligación, hasta llegar a los 1,4 millones. l paro de larga duración se ha disparado al saltar de los 400.000 parados en el verano de 2007 a los 2,8 millones en el primer trimestre de este año. nos 46.300 autónomos lograron entre enero a marzo, hacerse «autónomos», como una vía para conseguir el empleo que las empresas y la administración no les ofrecen.
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evangelio en la calle
Así va el mundo
Un curso de costura es buena noticia
Día Mundial contra el trabajo infantil
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l Consejo de la Parroquia decidió por unanimidad entregar a Cáritas los tres mil euros que estaban destinados para empezar la restauración del retablo de la Virgen del Rosario y poder realizar (con ese dinero) un curso de formación para diez parados del pueblo. Este grupo resultó estar compuesto por madres de familia paradas. Ellas pidieron que el curso fuera sobre costura y así, con la ayuda de tres voluntarias, se han reunido durante tres meses en los locales de la Parroquia para aprender lo pedido y, al mismo tiempo, hablar de temas interesantes y contarse sus muchas penas y alguna que otra alegría. Cáritas parroquial les iba dando el dinero antes citado. Llama la atención (¡duele!) oírlas contar cómo se arreglan sus familias (sus maridos también están parados) para salir adelante sin ningunos medios económicos. Las pequeñas pagas de abuelos y padres y la olla familiar son el apoyo decisivo. La pequeña historia narrada tiene valor y humanidad y rezuma la fuerza del Evangelio: en primer lugar, porque las necesidades humanas están por delante del arte religioso; en segundo lugar, porque la decisión fue tomada por la comunidad (el Consejo). El dinero no se da como limosna sino como aportación a la formación, ésta es otra buena razón. Además, el grupo crece y crece en amistad, comunicación y ganas de vivir en medio del inmenso drama del paro y decide, y esto es lo más importante, seguir reuniéndose para formarse más, ampliar el grupo y animarse en su dura situación. Este acontecimiento tan insignificante lleva inmediatamente a la Buena Noticia, al Evangelio, a Jesucristo: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la libertad a los presos, a dar la vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor» (Lucas 4, 18-19). La misión de la Iglesia siempre irá por ese camino. ¡No nos equivoquemos!
El 12 de junio es el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, un recordatorio de que todavía hay en todo el mundo 215 millones de niños y niñas desarrollan alguna actividad laboral, la mitad, en entornos peligrosos para su integridad o en condiciones que recuerdan la esclavitud. Gracias al esfuerzo de algunos gobiernos, comunidades y organizaciones civiles entre 2004 y 2008 el trabajo infantil ha disminuido un 3%. Sin embargo, la crisis económica mundial podría frenar la lucha contra las peores formas de trabajo infantil, si se desvían fondos y energías a otros objetivos. El mundo no puede equivocar sus prioridades, si quiere un futuro más humano y más decente.
Antonio Hernández-Carrillo
2ª Edición
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