ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Santa María, Madre de Dios (1 de enero de 2017) Comisión Permanente HOAC
El caso más sublime de comprensión –como siempre– nos lo da Cristo encarnándose. Esconde su forma divina y viste la forma humana. Con la Encarnación, el Hijo de Dios comprendió al hombre… acomodándose a su manera de ser fue posible que el hombre escuchara a Dios y lo entendiera (Rovirosa, OC, T.V. 510).
Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre… la misericordia suscita alegría porque el corazón se abre a la esperanza de una vida nueva (Francisco, Misericordia et Mísera). Dios con nosotros. Esto seguimos celebrando casi sin creer que Dios, todo Dios, se haya querido hacer lo más necesitado para que descubramos que necesitarle a Él, da sentido a toda nuestra existencia. Seguimos celebrando el Amor de Dios que se concreta en caminos de Paz y de Justicia para el mundo obrero empobrecido. Lo hacemos de la mano de María, la muchacha de Nazaret que supo acomodarse como ninguna otra a la forma de ser de Dios, en la escucha de su Palabra. COMENZAMOS EL AÑO DESDE LA GRATITUD
Te damos gracias, Señor, porque tu Palabra, pronunciada hace más de dos mil años, está viva y eficaz en medio de nosotros.
Reconocemos nuestra impotencia e incapacidad para comprenderla y dejarla vivir entre nosotros. Ella es más poderosa y más fuerte que nuestras debilidades, más eficaz que nuestra fragilidad, más penetrante que nuestras resistencias.
Por eso te pedimos que nos ilumines con tu Palabra, para que la tomemos en serio y nos abramos a aquello que nos manifiesta, para que confiemos en ella y le permitamos actuar en nosotros de acuerdo con la riqueza de su poder. Madre de Jesús, que confiaste sin reservas, pidiendo que se cumpliera en ti la Palabra que te fue dirigida, danos el espíritu de disponibilidad este año que comienza, para que volvamos a encontrar la verdad sobre nosotros mismos.
Haz que ayudemos a hombres y mujeres a encontrar la verdad de Dios sobre cada uno. Haz que la encuentre plenamente el mundo obrero, la sociedad en que vivimos, las personas a las que queremos, humildemente, acompañar y servir. 1
Santa María, Madre de Dios
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C.P.
Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, tu Palabra encarnada, por su muerte y resurrección, y por el Espíritu Santo, que renueva constantemente en nosotros, la fuerza de esta Palabra.
Como María, nos ponemos a la escucha de la Palabra Lc 2, 16-21
Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción. Palabra del Señor Para interiorizar y vivir la Palabra Comenzaremos el año nuevo escuchando la bendición de Dios sobre nosotros (1º lectura, Núm. 6, 22-27): ¡Que el Señor te bendiga y te proteja! ¡Que el Señor ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor! ¡Que el Señor se fije en ti y te conceda la Paz! Una triple bendición que expresa mucho más que los típicos buenos deseos que intercambiamos como saludo estos días. Son una bendición concreta, llamada a realizarse cada día de este año que estrenamos. Llamada a ser realidad en la vida de todas las personas. Una bendición que, para nosotros y nosotras, se hace carne palpable, de modo pleno, en la persona de Jesús de Nazaret. Una bendición que transforma nuestra condición apesadumbrada y errante en la luminosa condición de hijos e hijas de Dios con sagrada dignidad, y hermanos y hermanas que solo podemos ser quienes somos si vivimos en fraternidad nuestra vida social. La bendición de Dios es así: siempre llega y solo llega a través de personas concretas; personas portadoras de paz, de compasión, misericordiosas, transparencia del cariño de Dios. Personas apasionadas por la justicia, doloridas con la injusticia que sufren los pobres, el mundo obrero. Personas a quienes les duele más la vida ajena que la propia. El Evangelio muestra tres personas que son bendición de Dios hecha carne: Jesús (salvación de Dios) María, su madre, y José, que se deja configurar por el amor entrañable. Tres personas pobres. Alrededor de un pobre pesebre, en las afueras de la aldea. Tres personas cuya entrada en el templo, al circuncidar a Jesús es inadvertida por todos. Tres personas que son portadoras de la bendición de Dios para nosotros. El Evangelio nos muestra también, humildes, a los pastores, que tras encontrarlo, y llenar su vida de ese encuentro, hacen de ella un compromiso para anunciarlo. Es importante guardar la buena noticia en nuestro corazón, pero anunciarla con la vida es nuestra misión. 2
C.P.
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Santa María, Madre de Dios
La bendición de Dios llega a nuestra vida a través de personas así, pobres, débiles, inadvertidas, humildes. Son los humildes quienes nos traen la salvación de Dios a nuestra vida. Son los pobres quienes nos acercan a la bendición de Dios. Nuestra vida está llamada a ser bendición de Dios para los demás, y el camino para llegar a serlo pasa necesariamente por la humildad de nuestra vida, y por una vida de misericordia. Estamos llamados a ser los inadvertidos que nos hacemos portadores de la bendición de Dios para el mundo obrero empobrecido. Nos recuerda el papa Francisco (MeM) que cada uno lleva consigo el peso de la propia historia que lo distingue de cualquier otra persona. Nuestra vida, con sus alegrías y dolores, es algo único e irrepetible, que se desenvuelve bajo la mirada misericordiosa de Dios. Una misericordia bajo la que iniciar este año nuevo, haciendo de ella una realidad social, que nos obliga a no quedarnos inmóviles y a desterrar la indiferencia; que nos empuja a hacer crecer una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás, que no aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de los hermanos. Empezamos un nuevo año bajo la mirada de misericordia de Dios. Este es el tiempo de la misericordia, para todos y todas. María conservaba todas estas cosas en su corazón… Mi proyecto personal ha de ser transparencia de la misericordia de Dios en mi vida, orientada a hacer crecer esa cultura de la Misericordia que propone el papa Francisco. Al comienzo de este año, ¿qué puedo plantearme para hacer crecer mi vida en esa dirección?
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C.P.
Termino este encuentro con el Señor, orando AÚN PODEMOS SOÑAR
Nos dijeron un día: “se acabaron los sueños” Pero aún podemos soñar mientras quede un niño en el mundo y un rayo de luz en el firmamento. Nos manifestaron: “Estáis equivocados”. Pero aún podemos buscar la verdad mientras sigamos compartiendo y no cerremos las puertas al diálogo.
Nos certificaron: “No valéis para nada”. Pero aún podemos esperar mientras sigamos caminando y atisbando el futuro entre la niebla.
Nos aseguraron: “terminaréis fracasando”. Pero aún nos quedan fuerzas mientras haya pobres en la cuneta y corazones solidarios.
Nos gritaron: “moriréis entre humos y palos”. Pero aún podemos vivir mientras luchemos por la paz y la justicia y crezca una flor a nuestro lado. Nos llamaron parias e ilusos. Pero aún tenemos dignidad mientras alguien nos vea como hermanos a pesar de nuestra debilidad.
Nos declararon: “no sois nada”. Pero seguimos creyendo y guardando tu recuerdo mientras Tú sigas susurrando nuestro nombre.
Padre nuestro, que conoces nuestros sueños, no nos dejes caer en la tentación de no creer ya en tu Espíritu ni en nosotros y líbranos del canto de las sirenas y del “malo”. 4
Señor, Jesús, te ofrecemos, todo el día, nuestro trabajo… María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros