ORAR EN EL MUNDO OBRERO Santísima Trinidad (27 de mayo de 2018) Comisión Permanente HOAC
La Comunión preside las relaciones de las tres divinas Personas de la trinidad Beatísima, y por esta Comunión podemos decir que Dios es amor, y porque es amor es Comunión (Rovirosa, OC, T.I. 121).
El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no podemos realizarnos ni salvarnos solos. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora. La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás (EG 178). MIRANDO LA VIDA
La Comunión es nuestro camino y nuestra meta. Es nuestra tarea. Es la manera de ir construyendo la promoción humana. Frente al individualismo que deshace nuestra humanidad, la comunión trinitaria es el camino misericordioso para construirla.
La experiencia (que puedes leer íntegra en Noticias Obreras del pasado abril) de la familia de Iñaki y Fátima, junto con sus hijos Amanda, Yara y Omar, al acoger a través de un programa de acogimiento temporal a Antonio, de cuatro años, como un miembro más, tras un discernimiento familiar y comunitario realizado también con su equipo de la HOAC, es una muestra de comunión y humanidad como tantas que hay a nuestro alrededor, más grandes y más pequeñas.
Seguro que en tu entorno también las hay, incluso en tu vida. La vida está más llena de comunión de lo que parece. Acógelas, deja que te impregnen, agradécelas, deja que te interpelen… y ora. 1
Santísima Trinidad
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
C.P.
Invocación a la Trinidad
¡Oh Trinidad Santísima!, origen de todo. Misterio tan profundo, que me hace exclamar del fondo de mi corazón: ‘Santo, Santo, Santo’.
Te encuentro en el fondo mismo de mi ser amándome, creándome, trabajando por mí, para mí, conmigo en una comunión misteriosa de amor. Dame, Señor, que yo comience a ver con otros ojos todas las cosas…
(Pedro Arrupe)
En esa vida nos habla Dios Mateo 28, 16-20: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo
Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».
Palabra del Señor
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C.P.
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
Santísima Trinidad
PARA AYUDARTE A ACOGER LA PALABRA Nos han repetido tantas veces que lo de la Santísima Trinidad es un misterio (que lo es) que nos hemos habituado a vivir sin entenderlo, sin hacer el mínimo esfuerzo por saber qué era eso, y así nos hemos perdido lo más nuclear de nuestra fe y de nuestra vida cristiana. Pero resulta que hemos sido creados a imagen de Dios, a imagen de un Dios Trinidad, Comunión, Familia. Luego lo de la Trinidad tiene más que ver con nuestra vida cristiana de lo que pensamos. Es más: sin Trinidad no hay fe ni vida cristiana. Somos bautizados en la Trinidad: “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Nuestra vida de bautizados es una vida que ha de vivirse en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El bautismo nos vincula inseparablemente a este Dios que es Amor, solo Amor, Amor comunicado. Nos recuerda que esa es nuestra imagen, a la que a través de nuestra vida nos vamos acercando para reflejar en nosotros su misma vida de comunión. El bautismo nos vincula con ese Dios, no con otro. Nuestra vida de bautizados es una vida de comunión, para la comunión, que se realiza en la comunión que cada gesto cotidiano de amor va entretejiendo. La Trinidad no es solo ideal y modelo de comunión que la Iglesia debe realizar entre sus miembros, sino que es también la fuente de nuestra vida e identidad cristiana. Dios en su misterio más hondo es comunión, es familia. Desde Dios Trinidad podemos comprender nuestra vida como encuentro, como envío, como promesa, presencia y paciencia, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. La comunión trinitaria es el mayor alegato contra el individualismo que se puede hacer, y eso es algo que solo pueden entender los humildes, y nunca entenderán los sabios y poderosos. Esa es la forma más humana de vivir, la que tiene que implantarse en nuestra sociedad, y para eso es necesario que se viva primero en nuestras comunidades y equipos. Es, en verdad, un misterio. Ese es el relato que concluye el evangelio de Mateo. Un encuentro de Jesús resucitado con sus discípulos –el que narra este texto del evangelio– en el que tiene lugar el envío como continuación y participación en la vida del Resucitado, y por eso también en la relación filial con el Padre, y en la acogida del Espíritu. El fin de la misión es hacer discípulos: que otros se puedan encontrar también con el Resucitado y crean, estableciendo la misma relación con él, con el Padre y el Espíritu; que puedan entrar en la comunión amorosa de Dios mediante el bautismo y la vida. La promesa de Jesús: “yo estoy con vosotros todos los días” es la que alienta nuestra vida y misión, la que se cumple en la presencia del Espíritu que anima la vida de la Iglesia, que sostiene la misión, y transforma nuestra vida, encaminándola a la comunión. No estamos solos en medio de la historia. Necesitamos rehacer la experiencia continuamente: él está con nosotros. Olvidarlo es arriesgarnos a debilitar la raíz de nuestra esperanza. Él está con nosotros todos los días y por eso podemos aprender a caminar al ritmo de la vida, habitando el tiempo “que es superior al espacio”, recorriendo pacientemente nuestro camino. La Trinidad es la mejor expresión para comprender nuestra vida cristiana, para descubrir lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Y para descubrir que ese camino de realización se recorre en equipo. La razón de ser del equipo está en construir una vida nueva que se expresa en el compromiso, en la misión evangelizadora, en la celebración de la fe y en la formación. 3
Santísima Trinidad
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C.P.
Qué buena ocasión para revisar tu vida de equipo, para agradecer la experiencia de comunión de vida que posibilita, la vida trinitaria del reino que se va moldeando en él. Qué buena ocasión para orar desde esa experiencia aquello en que puedes seguir creciendo para que el equipo viva y transparente esa vida de comunión. Retoma tu proyecto personal de vida y tu proyecto de equipo. ¿Qué puedes aportar para crecer en esa vida de comunión?
RECOGE TODO LO REFLEXIONADO Y ORADO Al Cristo de la Trinidad Tus manos sobre los Pobres, por Ti llegados a Dios y acogidos en familia de igualdad comunitaria.
Tus manos en las del Padre, corriente de un mismo Espíritu.
Tus manos en cruz, tendidas hacia las manos del Mundo, villas del Tiempo Nuevo, Camino, Verdad y Vida. Trinidad venida a menos para hacernos todo a todos. Manos/Casa, Llagas/Pascua, Alas/Vuelo ¡Uno y nuestro!
¡Trinidad que nos arrastra lucha adentro, Pueblo adentro, con el Hijo, pobre Hermano, también muerto! (Pedro Casaldáliga)
OFRECEMOS NUESTRA VIDA
Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día, nuestros trabajos, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas. Que tu Reino sea un hecho… María, madre de los pobres, Ruega por nosotros. 4