Santisima Trinidad 2017

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ORAR EN EL MUNDO OBRERO Santísima Trinidad (11 junio 2017) Comisión Permanente HOAC

En realidad, para el cristiano no existe más que una sola virtud, que es el Amor Trinitario. Todo cuanto se designa como virtud lo es en la medida de la carga de Amor Trinitario que lleva consigo. Ni más, ni menos… El Amor Trinitario se construye a base de dos términos: Yo, que he de negarme a mí mismo para amar, no a mi manera, sino como Cristo ama en la Trinidad y en la Iglesia. Y el otro, que para mí es Cristo (Rovirosa, OC, T.II. 114).

Es el Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, quien transforma nuestros corazones y nos hace capaces de entrar en la comunión perfecta de la Santísima Trinidad, donde todo encuentra su unidad. Él construye la comunión y la armonía del Pueblo de Dios (EG 117). El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina (EG 178). Mirar la vida

Tenemos muchas imágenes de Dios: las que nos han inculcado desde pequeños, en casa, o las que tiene la gente de nuestros ambientes. La que nos hemos ido construyendo cada quien. Incluso las que la Iglesia hemos transmitido a lo largo de la historia. También las que nos hemos hecho cada uno de nosotros. Algunas de esas imágenes son imágenes distorsionadas de Dios… ¿Qué imagen es esa? ¿Qué imagen de Dios dirías que tiene el mundo obrero? ¿Y la tuya, cuál es? ¿Cómo dibujarías a Dios si tuvieras que hacerlo? Te invito a salir, a descubrir esas imágenes, a preguntar y dialogar con la gente de tu entorno. ¿Qué te dicen? Y, después, ora: ¿Por qué nos empeñamos en verte como antagonista en nuestra vida, amenaza para nuestra libertad, juez de nuestros amores, aguafiestas de nuestras alegrías, tropiezo de nuestros andares?

¿Por qué estás grabado tan fuerte como invisible vigilante, ley que se impone, conciencia que roe, castigo amenazante, miedo de muerte?

Oh Dios, Tú que eres Dios de vida y no de muerte ni de suerte, renuévanos y ponnos en sintonía con tu Espíritu de siempre y con los signos que te preceden. Borra nuestros retratos, graba los tuyos para siempre.

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Santísima Trinidad

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

C.P.

Escucha la Palabra del Señor Jn 3, 16-18: Tanto amó Dios al mundo

Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Palabra del Señor

Medita esta Palabra

Tanto amó Dios al mundo… Tanto que cuesta imaginarlo. Dios ama sin medida, desmesuradamente, con un exceso de amor. Todo lo que nos imaginemos se quedará corto. Todo lo que podamos decir no acabará de comprender la inmensidad de su amor. Y, sin embargo, nosotros somos eso; hemos sido creados a su imagen y semejanza. Hemos sido creados a imagen del amor desmedido. Nuestra capacidad de amar –que es nuestro núcleo constitutivo— tampoco conoce límites… aunque nosotros nos empeñemos en ponérselos, achicando así el amor, para acabar convirtiéndolo en otra cosa. Tanto amó Dios al mundo, que se puso en nuestras manos. Tanto que se entrega por amor. Aunque esto se sale de nuestros esquemas. Dios –su amor– se sitúa en una lógica distinta: la lógica del don. En esa lógica es en la que podemos experimentar la fe en el Dios Trinidad como fuente de vida que no nos permite conformarnos con sobrevivir, ni con que los otros simplemente puedan sobrevivir. Ni la precariedad de la existencia, ni el miedo o el dolor, ni la discriminación o la esclavitud, ni la injusticia o la deshumanización del ponernos uno sobre otro en esta vida, pertenecen al ser y al querer de Dios. Dios nos muestra que solo hay una forma de vivir, de recobrar la vida: entregarla por amor, entregarla para amar. Tanto nos ama, que se pone así de cerca, para salvarnos. Muchas veces olvidamos a ese Dios cercano al mundo y a cada persona, que toma la iniciativa de amarnos sin condiciones, a pesar nuestro o, precisamente, por nosotros mismos. Ese Dios que sostiene cada día de nuestra vida, y que nos lanza a una vida plena y libre, descubriéndonos nuevos horizontes, nuevas metas en nuestra vida cotidiana. Dios envió su hijo al mundo para que el mundo se salve por él. Porque es el Amor lo que nos salva, lo que de verdad puede salvarnos; lo único que puede salvarnos es recuperar la capacidad de amar que nos hace ser imagen del Dios Trinidad; imagen de ese Amor despojado para que otros puedan vivir. Así nos ama Dios; así es el amor de Dios Trinidad. Al adorar a Dios como Trinidad estamos confesando que Dios, en su intimidad más profunda es solo amor. 2


C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Santísima Trinidad

Solo cuando entendemos desde la fe que Dios es Amor, Comunión, Trinidad, y descubrimos que no puede ser otra cosa que ese amor palpitante en nuestra historia personal y en la historia comunitaria de un pueblo que busca su liberación, podemos comenzar a confiar en ese Dios, y a entender este Evangelio. Que Dios sea Trinidad (1+1+1 = 1) define de lleno cuál es la estructura de la vida humana, –la comunión– y es el mayor alegato contra el individualismo que se puede hacer. Es respuesta a nuestra existencia, algo que solo pueden entender los humildes y sencillos. Dios se nos da a conocer tal y como es, como Amor que necesita manifestarse, donarse. La Trinidad es una consecuencia del Amor. Un amor que se manifiesta en la capacidad de ser pobre, de ser humilde, de sacrificarse, y todo por el otro. No puede haber amor si no hay a quien amar. La forma que Dios elige para existir es, a la vez, la forma más humana de vivir, la que tiene que implantarse en nuestra sociedad, y por eso es la forma de vida que hemos de conseguir en nuestros equipos, en nuestras comunidades, en la Iglesia: aquella manera de vivir en la que todos somos uno. Y es la forma social de vida que hemos de construir con los demás. Por eso nuestro proyecto de vida solo es tal (de vida) si se sustenta en este Amor de Dios Trinidad, para ser una vida de amor, a su imagen. Repásalo una vez más. ¿Qué te falta para seguir creciendo en ese amor, en esa comunión, como forma de vida?

Vuelve a tu vida, reconociendo y agradeciendo al Señor

dándonos paz, justicia, verdad y amor; de tu brisa y nuestra historia, de tu presencia que nos plenifica, surge la eternidad.

Dios Padre, tu querer da la vida –el espacio, el aire, el cuerpo– a todo lo creado, a nosotros también aunque no lo sepamos, desde el principio de los tiempos, pasando por nuestros días, hasta la eternidad.

Dios Hijo, en tu Palabra bulle la vida que ayuda y consuela siempre al hermano débil; se hace carne para el hambriento y bebida para el sediento, santifica y alegra nuestra vida y es viático en nuestro vagar hacia la eternidad. Dios Espíritu Santo, tu presencia es la brisa que empuja la historia, y a todos nosotros, hacia la plenitud,

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Santísima Trinidad

C.P.

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Y termina, como siempre, ofreciéndote, por amor

Oración a Jesús Obrero

Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las minas en los campos, en el mar, en las escuelas, en los despachos, y en nuestras casas.

Señor, Jesús, te ofrecemos todo el día: nuestro trabajo, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas…

Concédenos, como a todos nuestros hermanos de trabajo, pensar como Tú, trabajar contigo, y vivir en Ti.

Danos la gracia de amarte con todo nuestro corazón y de servirte con todas nuestras fuerzas.

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Que los militantes que sufren desaliento permanezcan en tu amor. Y que los obreros muertos en el campo de honor del trabajo y de la lucha, descansen en paz.

María, Madre de los pobres, Ruega por nosotros.


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