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La lucha contra los accidentes de trabajo
HOAC.es • Nº 177 • abril 2017 • III Época • 0,80€
Toñi Guardado y Miguel González, militantes de la HOAC
Foto OIT
Hacerse prójimo E
s cierto que la economía del país experimenta una significativa «recuperación», pero también lo es que esas mismas políticas han dejado altos niveles de desasí lo igualdad, pobreza y exclusión social. Lo dice la Comisión Europea, en su Informe España 2017 reconociendo así un diagnóstico compartido con otros organismos. Es la consecuencia de un modelo económico que prima la rentabilidad sobre las necesidades humanas. «Hace tiempo enfrentamos la crisis del paradigma imperante, un sistema que causa enormes sufrimientos a la familia humana, atacando al mismo tiempo la dignidad de las personas y nuestra Casa Común para sostener la tiranía invisible del dinero que solo garantiza los privilegios de unos pocos», ha denunciado Francisco, esta vez, en su mensaje al Encuentro de Movimientos Populares de Estados celebrado recientemente. Frente a la exclusión y la indiferencia, el Papa propone hacerse «prójimo de quien se encuentra en la necesidad» y «ser como el hotelero al que el samaritano confía, al final de la parábola, a la persona que sufre». «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25, 35-36). En este sentido, la Conferencia Episcopal Esvemos pañola nos emplaza a «traducir en las relaciones personales, familiares y sociales estas palabras que son como el cuestionario para el examen final de la vida, a la tarde te examinarán del amor» al hacerse eco «de los jóvenes que aguardan años y años sin conseguir un empleo digno y estable; de la precariedad laboral, de las familias que están al borde de la pobreza, de la distancia preocupante entre ricos y pobres, de tantos refugiados en las fronteras de Europa, de quienes arriesgan sus vidas en la inmigración, sorteando barreras imposibles y mares.»
Inspiración también para aquellas personas solidarias, organizaciones sociales y populares, que se comprometen a «reconstruir una sociedad en que cada persona sea vista como un ser humano completo, que tenga voz en las decisiones que afectan a su vida y que pueda prosperar y alcanzar su potencial humano» .
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con Dios en la vida obrera
la calle
El Dios de los yayoflautas
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u oración es mecha para su compromiso. La edad no le ha hecho decaer. Está en todo. Es un activista por la gracia de Dios. Ese mismo Dios que hace unos años, junto a otros y otras de su misma calaña militante, los llevó a formar el colectivo de yayoflautas en su ciudad. Son la generación que luchó y consiguió una vida mejor para sus hijos. Y ahora no se conforman con ver cómo se la están arrebatando. Ellos han oído el grito de una juventud ninguneada. Y sin dudarlo se han unido a ella. Leer la Palabra de Dios es empuje para la movilización. Él, como sus compañeros, participan en cada manifestación, encierro, denuncia, apoyo... que haga aflorar la justicia. La celebración de la Eucaristía en su barrio obrero es alimento para su compromiso y su vida. Y es que en Él no se puede separar vida y fe, oración y lucha por el Reino de Dios. Su grupo de Pastoral Obrera, su vinculación con Cáritas, su compromiso incansable son muestras de ello. Él nos hace entender con su fe trabada y vivida en el acontecer humano que su Dios es también el Dios de los yayoflautas.
Teresa Jiménez Zamorano
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Corredores humanitarios: Una respuesta de acogida en una Europa que mira para otro lado Los corredores humanitarios impulsados por la Comunidad de SantÊEgidio, la Federación de las Iglesias evangélicas de Italia y la Iglesia Valdense, han permitido, un año después de su puesta en marcha, la llegada de forma segura de más de 700 refugiados sirios procedentes de campos situados en el Líbano. sto supone a fecha de hoy una respuesta mayor que la ofrecida por 15 países de la UE. Los corredores humanitarios tienen especial relevancia en un tiempo en que el mundo ha contemplado, impasible y resignado, el doloroso destino de los refugiados. Es una respuesta audaz, nacida de un amor capaz de encontrar soluciones y caminos reales más allá de la protesta y la indignación. Es la profecía de quien enciende una luz en lugar de maldecir mil veces la oscuridad. La iniciativa, la primera de este tipo en Europa, ha demostrado que los refugiados pueden llegar de forma legal y segura sin tener que arriesgar la vida en el Mediterráneo en los viajes de la muerte y sin dejar sus vidas en manos de las mafias. Sant’Egidio identifica a las personas en los campos de refugiados según el único criterio de tener especial vulnerabilidad y financia todos los gastos de los viajes. El gobierno italiano colabora en el ámbito de la seguridad y dando la aprobación a cada una de las llegadas, puesto que en la actualidad tenemos un acuerdo de concesión de 2.000 visados humanitarios en total. Una vez en Europa, Sant’Egidio se encarga de dar la primera acogida y de ofrecer soluciones a largo plazo a nivel educativo, sanitario, de integración…, labor que requiere la participación y la implicación de la sociedad civil. Después de un año, los refugiados que han ido llegando procedentes de los campos de
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Líbano aprenden el idioma, los niños van al colegio y los adultos se preparan para poder acceder a un puesto de trabajo. No solamente es una acción que garantiza la acogida, sino que se preocupa del acompañamiento y la integración en la sociedad. Esta integración protege más que todos los muros que se puedan levantar. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, ha dicho con motivo del primer aniversario: «Un año de corredores humanitarios demuestra que, frente al miedo, es necesario responder con sistemas que garantizan la seguridad y, al mismo tiempo, la solidaridad.» La apertura de los corredores humanitarios en Francia es inminente y el 14 de marzo se firmará el acuerdo entre la Comunidad de Sant’Egidio y el gobierno francés. En España la Comunidad de Sant’Egidio se encuenta en conversaciones con el Gobierno para implementar el mismo proyecto de acogida en España, y recientemente el cardenal Osoro y el cardenal Blázquez han mostrado su apoyo públicamente. Dice el Talmud que quien salva una vida, salva a la humanidad entera. Esperamos que este proyecto crezca y se multiplique en toda Europa muy pronto. Muchos siguen esperando.
Carlos Trujillo
@ctrujillot77
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política en zapatillas
«Utopija» nte la sensación de que todas las utopías habían fracasado, Galeano nos mostró que sirven para caminar. Avanzamos dos pasos, y la utopía se aleja más. Recorremos un nuevo trecho, y la utopía vuelve a distanciarse. Lo que muchos percibieron como un fracaso, el poeta lo vio como señal inequívoca del caminar de la humanidad. La poesía también es una manera de conocer. Las utopías no eran solo un proyecto de sociedad y de mundo, implicaban un proyecto de realización humana, una manera de ser. Se trataba de vivir con la mayor coherencia posible el ideal humano que se deseaba para todos, cuyo logro exigía y justificaba el dolor, sufrimiento y sacrificios necesarios para su advenimiento. Los fracasos políticos para desarrollarlas llevaron a muchos a tirar el agua sucia de la bañera, y el creciente bien-
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cultura
Cambiaron el sentido de las palabras: necesidad en lugar de deseo, libertad en lugar de capricho... seguridad en lugar de insolidaridad, posverdad en lugar de mentira
estar impidió darse cuenta de que con el agua tiraban al niño que había en ella. La fuerza humanista de las utopías quedó maltrecha. Cayeron en desuso palabras como sacrificado, honrado, encarnado, aburguesado, desclasado, incoherente, inmoral…, y cambiaron el sen-
Cuidar la vida en el trabajo
unca insistiremos bastante en un hecho esencial: en el trabajo, como en todo, las personas son lo más importante, el primer valor a defender. En el trabajo, la persona debe ser siempre lo primero, ninguna otra cosa: ni lo que se produce, ni la eficacia, ni la rentabilidad… Nada es comparable al valor de la persona, todo debe estar a su servicio. Que la persona sea lo primero es el principio que debería regirlo todo. De él, entre otras muchas cosas, se desprende un derecho fundamental de toda trabajadora y trabajador: el derecho a condiciones laborales y a lugares de trabajo seguros para su salud física y psíquica, saludables para su vida. ¿Es esto un sueño imposible? En absoluto, es un deber de justicia hacia la persona del trabajador o trabajadora. La inmensa mayoría de los accidentes y enfermedades laborales, o el deterioro cotidiano de la salud que sufren tantos trabajadores por hacerlo en malas condiciones, son una grave injusticia, una grave atentado contra la dignidad humana y un enorme fracaso social.
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tido de otras: necesidad en lugar de deseo, libertad en lugar de capricho, felicidad en lugar de aturdimiento, autoestima en lugar de vanidad, seguridad en lugar de insolidaridad, posverdad en lugar de mentira… Para no engañarnos, la utopía basada en estos «valores» deberíamos llamarla «utopija», algo amorfo, blando, sin fuerza, más estética que ética…, y debemos hacerlo porque la última palabra que hemos cambiado es populismo en lugar de fascismo. Todos, creyentes y no creyentes, deberíamos tener nuestra Cuaresma. Un espacio-tiempo para valorar, en nuestro caso, si hemos convertido nuestra utopía, el Reino de Dios y su justicia, en «utopija»; y si su fuerza humanizadora, el amor, nos inunda y nos trasciende hasta hacerse cultura. A.A. Maestre
Cuidar la vida en el trabajo es una muy seria responsabilidad social de la que, sin embargo, existe muy poca conciencia. Es responsabilidad de las empresas, de las autoridades públicas, de los trabajadores y sus organizaciones, del conjunto de la sociedad, que deberíamos ser mucho más exigentes en este sentido. Hemos de reconocer agradecidamente la labor de quienes sí se preocupan de cuidar la vida en el trabajo, porque son quienes nos ayudan a avanzar en el camino de la justicia y la dignidad: los empresarios que sí lo hacen, las autoridades públicas que sí lo hacen, muy particularmente los sindicalistas que se ocupan de que las condiciones laborales sean seguras, y las organizaciones que se preocupan por las víctimas de accidentes y enfermedades laborales y sus familias… Cuidar la vida en el trabajo, creando ambientes de trabajo seguros y saludables (mucho más en una situación como la que padecemos en la que tanto se han deteriorado las condiciones de trabajo) es esencial para la cultura de la prevención en el trabajo. Debería ser una prioridad social hacerlo posible para todos, no un lujo. Francisco Porcar
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la ventana del mes
La lucha contra los accidentes de trabajo El 28 de este mes es el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo promovido por la Organización Internacional del Trabajo1. Fechas tan señaladas como ésta pueden servir, siempre y cuando detrás hay un trabajo colectivo en pro de lo que promulgan y de la erradicación de la injustica denunciada. ebemos hacer de este día unas gafas de aumento que muestren al mundo una lucha profunda, constante, global y solidaria contra la falta de salud y seguridad en «los tajos» del mundo. De lo contrario, simplemente estaremos haciendo un brindis al sol. La seguridad laboral, la salud en nuestros puestos de trabajo, está ineludiblemente unida a la calidad de estos. Sin un empleo estable, digno, con ritmos de trabajo a la medida de las capacidades y necesidades humanas, sin un cuidado por las condiciones materiales y psicosociales en las que se desenvuelven nuestras jornadas laborales, sin unos cauces de representación sindical bien establecidos, sin un mínimo respeto por dichos cauces en las legislaciones laborales de nuestros países es prácticamente imposible que se den avances significativos.
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Los datos que maneja el ministerio de Empleo, hablando de todo el territorio español, nos lo dejan bastante claro. En 2016 sufrimos 607 muertes por accidente laboral. Más de tres muertos cada dos días. En este caso, se dio una ligera bajada con respecto a 2015, ya que fallecieron 22 personas menos. Pero todos los demás indicadores suben sin excepción, de tal manera que durante el año pasado: 3 10 trabajadores padecieron un accidente grave cada día. 3 Más de 1.300, tuvieron la «suerte» de sufrir un accidente leve, también cada día. 3 Más de 2.000, se vieron envueltos en un accidente sin baja laboral... diariamente. 3 Por si fuera poco, 62 personas al día contrajeron una enfermedad profesional en nuestro país.2 Además, no olvidemos dos cuestiones importantes:
3 Estos datos nos hablan de personas que tienen un contrato de trabajo legal. ¿Cuántos accidentes se estarán produciendo en el mundo de la economía sumergida? ¿Cuántas enfermedades profesionales estarán padeciendo quienes no disfrutan de un contrato de trabajo en condiciones? 3 Estamos hablando de España. Un país del primer mundo, con un «funcionamiento» que cumple con todos los estándares del mundo occidental civilizado. ¿Qué estará pasando en las maquilas centroamericanas, en las minas africanas, en las fábricas asiáticas? Para luchar contra esta dramática situación es imprescindible una legislación adecuada, mecanismos de vigilancia y control por parte del Estado y, por último y no menos importante, una presencia sindical fuerte, con garantías y capa-
cidad de actuación en los centros de trabajo. Actualmente, en España, contamos con un marco legal bastante avanzado y de calidad. Sin embargo, su cumplimiento deja mucho que desear, ya que se ciñe demasiado a cubrir un expediente y redactar una serie de planes y documentos para «pasar» la inspección. Pero se olvida de dar vida al espíritu de la ley, que recoge con insistencia el derecho de todo trabajador a que su integridad física y mental se respete en todo momento durante su vida laboral. En esto influye mucho la falta de voluntad política. Por otro lado, el mundo sindical tiene muchos problemas para cumplir con su cometido en un panorama donde prácticamente el 95% de las empresas son pymes o microempresas, donde su penetración es pequeñísima. Además, tenemos un mundo
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laboral cada vez más precarizado, con contratos temporales, mal pagados y con la espada de Damocles del paro siempre encima. ¿No es caldo de cultivo ideal para tener que correr con riesgos de todo tipo en el trabajo sin apenas capacidad de reacción? Por eso, y en unión con la lucha sindical, es importante que potenciemos el apoyo mutuo, la lucha coordinada, colectiva, de aquellas personas que sufran esta situación. Es muy necesario que el asociacionismo también crezca en este ámbito. Grupos de personas que puedan organizarse para crear redes de solidaridad, apoyo y asesoramiento. Redes que puedan ofrecer servicios jurídicos y psicológicos tanto a víctimas directas como a sus familias. Colectivos que puedan convertirse en interlocutores válidos ante las administraciones para luchar contra esta injusticia, que sean capaces de mostrarle a nuestra sociedad el verdadero rostro de la siniestralidad en el trabajo. Que tengan capacidad de concienciación sobre algo que, hoy por hoy, sigue oculto. Muy oculto. Es verdad. Se trata de un trabajo lento, callado y sin frutos a corto y medio plazo. ¡Pero es tan necesario! Hagamos de este 28 de abril unas gafas de muchos aumentos. Sigamos luchando. Miguel Cruz
@emezeese
Nota: 1 http://www.ilo.org/safework 2 Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Datos hasta noviembre de 2016.
¿Qué hacer ante el riesgo y el accidente? Ante riesgo grave e inminente, el empresario debe: Informar lo antes posible a todos los trabajadores y las trabajadoras de la existencia del riesgo y de las medidas preventivas adoptadas o que, en su caso, deban adoptarse. Tomar medidas y dar instrucciones para que los trabajadores puedan interrumpir su actividad, y en caso necesario, abandonar de inmediato el lugar de trabajo, sin poder obligar a los empleados a reanudar la tarea mientras exista el riesgo. Disponer lo necesario para que un trabajador que, sin la posibilidad de ponerse en contacto con su superior jerárquico, entrara en conocimiento de una situación de riesgo grave e inminente para él u otros, esté en condiciones de tomar las medidas necesarias para evitar las consecuencias de dicho peligro. Ante riesgo grave e inminente, los trabajadores tienen derecho a: Interrumpir su actividad cuando considere que entraña un riesgo grave e inminente para su salud, por decisión del propio trabajador o trabajadora, por votación del Comité de Empresa y por acuerdo de los delegados de prevención. Los trabajadores o sus representantes no pueden sufrir perjuicio alguno derivado de la adopción de las medidas mencionadas, salvo que se demuestre que han obrado de mala fe o cometido negligencia grave. Ante un accidente grave, mortal o leve que afecta a cuatro o más trabajadores: Mantener la calma en lo posible. Paralizar el trabajo que se está desarrollando y avisar a los servicios sanitarios. Ponerlo en conocimiento de los responsables de la empresa. Ponerlo en conocimiento de los representantes sindicales y si no existen de un sindicato. Ponerlo en conocimiento de la Inspección de Trabajo y del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Procurar que el escenario del accidente permanezca intacto hasta la intervención de los profesionales que investiguen las causas del mismo. Colaborar en la investigación de accidentes. Ante un accidente, los trabajadores pueden: Avisar al responsable de la empresa, al Servicio de Pre-
vención, a los Servicios de Emergencia y al Delegado de Prevención. Solicitar el parte de asistencia de la Mutua y en caso de no poder hacerlo directamente, realizarlo a través del Delegado. En caso de que los servicios de emergencia deriven al trabajador accidentado a la Seguridad Social: dejar bien claro que el accidente ha sido un accidente de trabajo y remitir todas las actuaciones a la Mutua de Accidentes. Solicitar al facultativo que facilite un informe médico por escrito, junto con el ejemplar del parte de baja. Reclamaciones ante un accidente de trabajo. La cobertura de los accidentes de trabajo recae en España en el empresario esencialmente a través de tres mecanismos: las prestaciones de la Seguridad Social, el recargo de esas prestaciones y la denominada indemnización civil adicional de daños y perjuicios. Pero además en determinadas circunstancias, esta responsabilidad puede incluso también penal. Una vez catalogados los hechos como accidente de trabajo hay cuatro vías para exigir responsabilidades: la vía Social, la vía Administrativa, la vía Penal y la vía Civil. Cuando la Administración aprecie que la infracción pudiera tratarse de un delito, se suspenderá el procedimiento por vía administrativa hasta que exista una sentencia firme o resolución. De no apreciase la existencia de un delito, entonces, la Administrador podría continuar con el expediente sancionador, aunque los hechos que se hayan tratado en la vía penal servirán de base al expediente administrativo. La responsabilidad penal es generalmente compatible con todos los otros tipos de responsabilidades, con la excepción de la responsabilidad administrativa. La responsabilidad civil es compatible con las restantes, aunque habrá que tener en cuenta el conjunto de indemnizaciones que perciba el perjudicado a la hora de aplicar la cuantía por esta vía.
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¿quién es?
Pilar Gallego
Ella vive en Cádiz y él en Toledo, una trabaja y otro está en paro. Pero coinciden en la trascendencia de las herramientas, la metodología y las vivencias que la HOAC pone a su disposición.
«La transformación desde el Evangelio exige compromiso»
Toñi Guardado tiene 58 años y más de 30 en la HOAC. Está casada con Paco González, también militante. Se conocieron en la HOAC y unieron su vida y compromiso. Lleva 38 años trabajando, la mayor parte en una contrata de limpieza en los colegios públicos de Cádiz. Durante nueve años, negoció el convenio de su sector a través del comité de empresa de UGT. Ahora está afiliada al sindicato Autonomía Obrera. Participa en el círculo feminista de Podemos en Cádiz. ¿Qué te atrajo de la HOAC? El compromiso obrero y cristiano de sus militantes. Transformó mi vida cristiana. Descubrí que la transformación de la realidad desde el Evangelio exigía un compromiso más profundo, sin dejar de reconocer que lo que hacía antes también tenía su valor. ¿En qué te ha ayudado tu vinculación a la HOAC? A comprometerme en la asociación de vecinos del barrio del Pópulo, entonces marginal, junto con las Hermanitas de la Asunción. Creamos la cooperativa de limpieza «Caleta», donde trabajé diez años con otra militante de la HOAC. Participé en la primera asociación feminista de Cádiz. Maduré la relación fe y compromiso, poniendo en manos del Padre todas las actividades que realizaba. En la actualidad estás muy implicada en la lucha contra… Sigo activa en mi lucha en el sector de limpieza, En estos momentos, se está negociando el convenio provincial con pocas perspectivas de mejora porque los empresarios no quieren mover nada. Desde el círculo feminista de Podemos acudo a las manifestaciones del 8 de marzo, 25 de noviem-
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«Estamos siempre en formación para ser torneados por Dios»
Miguel A. González tiene 45 años y es militante de la HOAC desde hace 14. Vive en Talavera de la Reina y está casado con Prado, también militante. Tienen dos hijas que son su orgullo, la pequeña tuvo problemas de salud y Prado dice que deben su recuperación a Rovirosa. Trabajó en la construcción y la crisis le llevó al paro. Es voluntario de Cruz Roja, de Cáritas, participa en la AMPA del colegio de sus hijas y entrena un equipo de fútbol infantil. También echa una mano en la parroquia de San Andrés.
bre y asisto a charlas y debates. En mi equipo de HOAC procuro animar los temas relacionados con la mujer y su situación laboral. ¿Cómo introduces la lucha contra la desigualdad en tu trabajo? Creando conciencia en las compañeras de que se nos debe respeto a nuestra dignidad de trabajadoras, animándolas a que participen en las asambleas y movilizaciones por la consecución de un convenio más justo. Intercedo ante la empresa y el comité por las compañeras. ¿Te sientes acompañada por la Iglesia en defensa de la dignidad de las mujeres trabajadoras? En estos dos últimos años no aparecen comunicados, cartas pastorales, ni pronunciamientos claros que muestren que la Jerarquía está acompañando a las militantes en este compromiso. Es verdad, que el secretariado diocesano de Pastoral Obrera organiza las jornadas del 8 de marzo y el 25 de noviembre.
¿Por qué te incorporaste a la HOAC? Después de una charla que nos ofrecieron unos militantes de la HOAC, entre ellos Pepe Martín. Nada más oírlos vi como Dios me llamaba a hacerle presente en mi lugar de trabajo. Poco a poco fui descubriendo, por mi condición de obrero, a Dios en situaciones y en personas del mundo obrero. La vida de Guillermo Rovirosa también me encandiló y desde entonces ha estado presente en muchas circunstancias de mi vida. La acogida tan maravillosa del equipo de ToledoIllescas fue determinante para iniciarme en el movimiento. Además nuestro párroco de entonces, Vicente Cerrillo, nos animó y acompañó en todo el proceso. ¿Qué representa en tu vida militante el equipo? Para mí, el equipo es mi apoyo cotidiano, es mi nexo y acercamiento a Dios. A través del equipo aprendo a mirar las situaciones y personas con los ojos de Dios. Además, me enriquece de manera formativa y he aprendido mucho de cada uno de ellos.
¿Qué significa que en la HOAC siempre estamos en proceso de formación? Creo que no terminamos nunca de formarnos ya que nuestra dinámica formativa y de grupo, especialmente la revisión de vida, nos va formando y torneando en las manos de Dios. Esta dinámica se ha convertido en un estilo de vida ya que nos enseña a descubrir lo que sucede a nuestro alrededor y mirarlo con los ojos de Dios. Sin duda todas las etapas formativas por las que he ido pasando me han ayudado y transformado a veces sin apenas apreciarlo y se llega a un punto en el que cualquier situación de nuestra vida se convierte en un momento de aprendizaje y reflexión. ¿Dónde centras tu acción cotidiana? Debido a mi s i t u a c i ó n actual de parado me centro mas en mi familia y en mi entorno, colaboro con algunas entidades y asociaciones como voluntario.
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¿sabías que...?
la mirada justa
Cuidarnos, cuidar la tierra
odemos estar absortos y agobiados por los problemas económicos y laborales de tantas personas y familias. ¡Es tremendo! Hay que solucionarlo aunque nos sintamos impotentes. Y nos quedamos encerrados en estas situaciones. También podemos estar sensibles y abiertos a otros problemas dolorosos: guerras, refugiados, inmigrantes… Hay que hacer algo. Y, ahora en abril, se celebra el Día de la Madre Tierra y sentimos una llamada a preocuparnos del deterioro de la tierra, del cambio climático, de la contaminación, del calentamiento de la atmósfera… Quizás nos sentimos lejanos de esta problemática. La encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la casa común (Laudato si’) ha sido un aldabonazo a nuestras conciencias. De las reflexiones más serias y completas que se han escrito. Nos vendría muy bien leerla y reflexionarla seriamente. El Papa nos quiere mostrar cómo las personas, los pobres, el trabajo, el mundo económico, el medio ambiente, el clima, la tierra están interrelacionados, dependen unos de otros. Hay que verlos
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de forma integral y unida. Por la especulación y por intereses económicos salen perjudicados el medio ambiente, el clima, el aire, la tierra…, igual que se explota a los trabajadores. «Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas» (LS 56). «El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podemos afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a causas que tienen que ver con la degradación humana y social» (LS 48). Igualmente, si no se escucha el clamor de los pobres, tampoco se acogerá el clamor de la tierra que es degradada. «Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que reclama otro rumbo» (LS 53). Respetemos la dignidad de las personas y de los trabajadores. Respetemos la tierra, la casa común. No explotemos a las personas, no explotemos la tierra. Si por las dos cosas luchamos, ganaremos todos. Gregorio Burgos
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a desigualdad entre el 20% más rico y el 20% más pobre es una de las más elevadas de la Unión y sigue al alza», dice el Informe de la Comisión Europea España 2017. El índice que mide la distancia entre la población más próspera y la más desfavorecida está «entre los más altos de la UE», antes y después aplicar la redistribución de los impuestos y las transferencias sociales. os avances en la reducción del desempleo se han traducido en «caídas mínimas de las tasas de pobreza y exclusión social», y solo a partir de 2015. Los niveles están por encima de la media europea. no de cada ocho trabajadores está en riesgo de pobreza. El 28% de los ciudadanos está en riesgo de exclusión social; un tercio de los niños entran en esa categoría. Uno de cada cuatro contratos firmados en 2016 tuvo una duración inferior a siete días. os altos índices de contratos temporales –el 27%, solo mejor que Grecia– «tienen consecuencias sociales negativas», «socavan el alza de la productividad y tienen implicaciones fiscales negativas», en especial sobre la Seguridad Social, que lleva cinco años en rojo. a Comisión Europea achaca los problemas sociales a la «falta de coordinación» entre los servicios de empleo y sociales, el escaso apoyo a las familias, relativamente bajo respecto a los estándares europeos y, sobre todo, a una tasa de temporalidad excesiva. A pesar de las reformas, muchas recomendadas por Bruselas, «el legado de la crisis en España no se ha superado y los desequilibrios existentes provocan una vulnerabilidad de su economía».
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evangelio en la calle
Resurrección: de la oscuridad a la luz
Así va el mundo
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Qué es la vida de la mujer y del hombre sino un intento permanente de pasar del no ser al ser, del vacío a la plenitud, de la cerrazón a la apertura, de la noche al amanecer? Cuando ese paso se dificulta por miles de obstáculos, al humano se le cierra la posibilidad de vivir. Hablemos más concretamente: si un parado busca infatigablemente contra tantas dificultades, no desaparece del todo para él la puerta al trabajo; si un obrero tiene un contrato de cuatro horas y trabaja ocho pero no se resigna, tiene un puente tendido; si un enfermo, con un diagnóstico complicado, no tira la toalla, ahí se le abre un puerto de luz. Si un barrio abandonado por la administración cuenta con un grupo de hombres y mujeres que luchan por su dignificación, ya ha dado un primer paso… Estas situaciones pasan por mi cabeza cuando leo el Evangelio de San Lucas 24, 1-12. Es una de las narraciones de la Resurrección del Señor. Y me fijo especialmente en estos versículos 10-12: «Fueron María Magdalena, María la de Santiago y las demás mujeres que estaban con ellas las que comunicaron estas cosas a los apóstoles. Pero ellos pensaron que se trataba de un delirio, y no las creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Al asomarse, solo vio los lienzos, y regresó a casa admirado de lo sucedido». Éste fue el principio de la «resurrección de Pedro»: levantarse y correr. La Resurrección de Cristo es una nueva vida y creación (ahí tiene su punto de partida todo tipo de cambio). Abre nuestros sepulcros sellados para que Cristo sea luz y vida, empuja hacia la esperanza, tiende puentes, derriba fronteras, libra del oscurantismo y cerrazón, fortalece frente al cansancio y explotación. Eso sí. Cristo Resucitado no nos resuelve los problemas, pero sí alumbra posibilidades infinitas. ¡Escuchemos de nuevo y siempre las palabras del ángel!: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (5-6). Él está a nuestro lado y no nos defrauda.
a Asamblea General de la ONU designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra en 2009, reconociendo así una expresión muy utilizada que pone de manifiesto la interdependencia entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos. En un momento en que nuestro planeta se encuentra amenazado por el cambio climático, la explotación insostenible de los recursos naturales y otros problemas creados por el ser humano, es necesario reforzar los compromisos en defensa de un entorno saludable y sostenible. Se trata de un deber ineludible para todas las personas, especialmente, si se consideran cristianas, como nos dice Francisco: «Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (Laudato si’, 217).
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