REFLEXIÓN DEL SECRETARIADO DIOCESANO DE PASTORAL OBRERA Y DEL TRABAJO DE GRANADA ANTE LA CONVOCATORIA DE HUELGA GENERAL En un contexto de crisis y reforma laboral Vivimos una crisis moral y ética sin precedentes cuyo principal exponente es la crisis económica que ha provocado el cierre de numerosas pequeñas y medianas empresas, ha condenado a 5,3 millones de trabajadores al desempleo, especialmente entre los jóvenes y los mayores, y ha dejado a un millón y medio de familias con todos sus miembros en paro. En esta situación, el Gobierno ha realizado una profunda Reforma Laboral, aplaudida por los empresarios y por los sectores económicos más importantes, que la consideran fundamental para crear empleo; y rechazada por los sindicatos y numerosos especialistas argumentando que la creación de empleo no depende fundamentalmente de la legislación laboral, y que lo que ésta pretende es eliminar derechos fundamentales de los trabajadores, para abaratar el coste de la mano de obra y obligarlos a aceptar unas condiciones indignas de trabajo si desean trabajar o seguir trabajando. Numerosas manifestaciones y la convocatoria de una huelga general para el próximo día 29 de Marzo es la respuesta de los sindicatos, que piden diálogo al Gobierno para cambiar aquellos aspectos de la reforma que consideran más lesivos e inaceptables. No corresponde a la Iglesia emitir un juicio técnico sobre dicha reforma, pero estas realidades están en el corazón de las preocupaciones y oraciones de la Iglesia porque las ‘tristezas y las angustias’ de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren... son tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (Gaudium et spes 1). El derecho a la huelga está reconocido en nuestra Constitución, es por lo tanto un derecho cuyo ejercicio debe ser posibilitado y protegido por todos. Es un derecho reconocido también por la Doctrina Social de la Iglesia (Laborem Exercens 20). Sólo debemos exigir a quienes lo ejercen que se haga por medios pacíficos, respetando el derecho de cada cual a decidir libremente su participación o no en la misma y buscando la justicia para todos pero de una manera especial para los que más lo necesitan.
Nuestra primera preocupación siempre La primera preocupación de todos debe ser los 5,3 millones de parados, los jóvenes sin futuro, las familias con todos sus miembros en paro, los parados de larga duración. Que puedan