Boletín Septiembre 2017

“Pedernales 16A, encierra uno de los tantos testimonios en los que manos humanas, tan de barro y egoístas, se pudieron transformar en constructoras del Reino” María Josefa Coronel

“PEDERNALES 16A, el terremoto por dentro” Arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera.

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Prólogo María Josefa Coronel

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Pedernales 16 A : Historias Positivas Tania Tinoco

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Aviso Clasificado

Rotarios equipan taller de confección y calzado

Proyecto vitaminiza leche de soya para 900 niños -

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“PEDERNALES 16A, el terremoto por dentro” Mons. Luis Cabrera (Arzobispo de Guayaquil y Presidente Nato de Hogar de Cristo )

La presentación de esta obra nos lleva a reflexionar sobre el valor humano de la casa. Esta, como bien sabemos, tiene muchos y variados significados de acuerdo con las culturas, épocas y lugares. Cada una de ellas refleja la manera cómo nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás, con la naturaleza y con lo trascendente. En este contexto, los diseños arquitectónicos y sus usos son de una riqueza cultural muy grande: basta observar la diversidad de viviendas en nuestras ciudades antiguas, modernas y contemporáneas. Sin entrar en mayores detalles, en cada casa descubrimos al menos tres significados de suma importancia: La casa como un espacio físico, social y espiritual.

La casa como “espacio físico” es un lugar protegido de las inclemencias de la naturaleza, como el exceso de temperaturas (calor, frío), de las amenazas de las fieras y de las aves de rapiña, como también de los atentados de personas ajenas a sus habitantes. Un lugar seguro donde se puede descansar, alimentarse, jugar, llorar, sonreír, ser uno mismo, libre de miradas indiscretas o intrigantes y de tantas máscaras sociales, políticas y hasta religiosas.

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La casa como “espacio social” es el ideal para la convivencia con las personas más cercanas: la familia, los amigos, los compañeros. Un sitio donde es posible compartir los sueños y las realizaciones, las alegrías y las tristezas. Las prolongadas y amenas tertulias con los seres que amamos marcan y dan sentido a la vida.

Las visitas de los amigos son más profundas si son en casa y no tanto en lugares públicos o de trabajo. No hay prisas ni temores, tan solo se goza de libertad, espontaneidad, creatividad, al margen de las preocupaciones del trabajo y del trajín agitado de cada día. La casa está revestida de intimidad, respeto y transparencia.

La casa como espacio social, sin embargo, está en crisis: los encuentros son cada vez más virtuales que personales, los diálogos se convierten en monólogos y las respuestas serenas y cálidas en monosílabos exasperantes. Hablamos del amor y de la amistad “on line”. Por ello es necesario redescubrir y cuidar los espacios sociales de la casa. Caso contrario, nos convertiremos en robots, víctimas implacables de la cibernética, o también hacemos de las casas espacios físicos amurallados, donde la convivencia

está controlada por sensores y alarmas, como fruto del miedo y la sospecha.

La casa como “espacio espiritual” crea las condiciones para la escucha y la acogida serena y gozosa de lo trascendente. Desde la visión cristiana, en el momento en que el Verbo se hizo carne y acampó o puso su tienda entre nosotros, la casa se transforma en un espacio de encuentro con el Dios de la historia, de lo cotidiano, con el Dios compasivo y solidario con los más pobres, con un Dios que comparte la vida con todas sus limitaciones y potencialidades. Jesús nos revela a un Dios cercano que se hace presente y se identifica con los más más necesitados.

Gran parte de los encuentros más significativos de Jesús se realizan en casa: por ejemplo, en las bodas de Caná,

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con Martha, María y Lázaro en Betania, con Zaqueo, la última cena.

Más tarde, con el nacimiento y el desarrollo de las comunidades cristianas, se pasa de la casa domestica a las casas parroquiales, como espacios de encuentro con los hermanos y con Jesús en la fracción del pan.

La casa como espacio espiritual también puede desvirtuarse, especialmente, por la presencia de espiritualismos desencarnados, individualistas e intimistas.

Espiritualismos que llevan a las personas encerrarse en sí mismas y a perder toda responsabilidad social y relación comunitaria.

diseño, los materiales con que se cuenta, los presupuestos económicos, el financiamiento, la dirección técnica, la mano de obra, entre otros.

Una construcción en la que participan muchas personas y son Esta breve descripción de la casa como espacio físico, social y espiritual nos ayuda a comprender mejor la magnitud del terremoto vivido el 16 de abril. No se trata, por ello, tan solo del desmoronamiento o de la pérdida de un espacio físico, sino también de esos lugares sociales y espirituales donde la vida humana transcurría, de una manera armónica, en medio de las inherentes dificultades que cada uno de esos significados conlleva.

La participación de Hogar de Cristo en la reconstrucción de las viviendas de emergencia, por su parte, supone dos etapas anteriores: la construcción y la destrucción.

La construcción de una casa, como bien sabemos, está llena de sueños y temores, de esfuerzos diarios, comenzando por la adquisición del terreno, la elaboración del

testigos de cómo la obra avanzaba desde sus cimientos hasta la colocación del último detalle que haga posible un espacio habitable. Una construcción donde se quedan la mente, el corazón, el sudor, las lágrimas de alegría al contemplar la obra concluida o también de decepción cuando no corresponde a la idea primera.

La destrucción de una casa, por diversos motivos, en este caso como efecto de un terremoto, está marcada por momentos de miedo, de angustia, de impotencia e incertidumbre; y, luego, de dolor y desesperación ante las heridas o la muerte de las personas queridas.

Sentimientos de soledad y vacío, una sensación de quedarse sin horizontes, sin un motivo para seguir creyendo y luchando. Los sueños transformados en escombros. Una situación nada fácil de asimilarla. Muchos se quiebran anímica y

espiritualmente en medio del silencio no solo de las personas que les rodean, sino incluso del mismo Dios. Estos y otros sentimientos nos narra el libro “Pedernales 16A. El terremoto por dentro”; realidades que son contadas por las personas que vivieron el impacto directo del terremoto y cuyas imágenes quedan plasmadas en sus páginas.

La reconstrucción, por su parte, marca una nueva etapa en la existencia. Es el momento de volver a confiar en sí mismos, de abrirse a la esperanza, de creer en sus potencialidades, de superar la autocompasión y ponerse manos a la obra, de levantarse literalmente de los escombros. En este contexto, se despiertan los grandes valores como la sensibilidad social y la solidaridad, libres de las barreras ideológicas, políticas, económicas y hasta religiosas. Las mentes, las voluntades y las manos se unen una vez más en una sola causa: Afrontar la adversidad para seguir adelante.

Las casas construidas o reconstruidas, de este modo, se convierten en un canto a la vida, a la solidaridad sin condiciones, a la acción organizada y al empuje sin límites; acciones que hacen posible afrontar no solo los efectos del terremoto, sino la precariedad en que viven miles de personas; un canto que viene, especialmente, del sector rural de Manabí y Esmeraldas, de allá donde las organizaciones políticas no se hacen

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presentes no solo por la distancia geográfica, sino también por su aparente insignificancia. En esta tarea de la construcción de viviendas participaron muchas personas voluntarias y empresas, organizaciones sociales y educativas y las autoridades de las provincias afectadas. Más de dos mil familias beneficiadas recuperaron, así, su dignidad. Sus casas, poco a poco, se fueron transformando una vez más en espacios físicos, sociales espirituales, donde es posible compartir la vida con todos sus proyectos y realizaciones; espacios seguros y cálidos, marcados por la libertad y la solidaridad, por el respeto y la escucha, que nos invitan no solo soñar, sino a experimentar ya una convivencia más humana y fraterna entre personas de las más diversas etnias y culturas.

Concluyo esta presentación con las palabras de Minta Sabando, de Pedernales: “Los manabas somos muy trabajadores, emprendedores, valientes, no se cruzan los brazos, seguimos luchando, arrimándonos unos a otros para seguir levantándonos” y con las de Mireya y Roxana Tenorio: “Nosotros los esmeraldeños somos sinceros, un carácter alegre y guerrero para salir adelante”. (Pedernales 16A, 21. 23)

“PEDERNALES 16A ES LA HONDURA DEL DOLOR Y EL ABRIGO DE LA ESPERANZA” María Josefa Coronel, Miembro de la Asamblea de HdC

¿Desde dónde se inicia el prólogo de un texto tan lleno de humanidad?

Tengo a mi alcance un abanico de posibilidades y todas llevan a una realidad con tantas raíces como un árbol, al que si bien admiras, y en el que te proteges, sabes que no alcanzas a descubrir toda la hondura y el laberinto de sus raíces; así de ciega me siento, contradictoriamente así de agradecida después de esta lectura. La hondura del dolor y el abrigo de la esperanza.

Este libro trata de la gente, de los pobres, de los que no conocemos, de quienes, de alguna manera, no queremos recibir la enseñanza de valor y coraje que tienen a manos llenas. Trata de los dueños del reino de Dios, de los que cuentan con aquello que escondieron a los sabios y cautos, trata sobre los preferidos de Jesús.

Luis Távara, su autor, ha podido entrelazar con su palabra la experiencia de quienes, con las manos encendidas por el deseo de servir, se despojaron de su comodidad y se lanzaron a los otros, al dolor y angustia de los otros.

“Pedernales 16A, el terremoto por dentro”, nos recuerda que el trabajo social no es algo que se improvisa. Nos comparte generosamente su “saber-hacer” para intervenir en emergencias, para lo cual se requiere de una estrategia, pues la buena voluntad no basta. La humildad, como primera herramienta de trabajo, mantener los ojos abiertos en medio del caos, estar conscientes de que con la vivienda no iban a solucionar todo, ni que podían contar con un solo tipo de estructura frente a tanta diversidad de necesidades, que se deben evitar las reubicaciones, porque como sabemos se desvanecen las redes de apoyo que garantizan la cohesión social; y, la importancia de las alianzas con los gobiernos para obtener sostenibilidad y no duplicar esfuerzos en las soluciones.

Los voluntarios encontraron en sí mismos muchas oportunidades de liderazgo, varias organizaciones sociales brincaron de su confort hacia las zonas más afectadas.

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Para un servidor público de San Vicente, por ejemplo, la presencia de Hogar de Cristo fue la presencia de una mano amiga, “fue como una luz de esperanza para la gente, que vivía deprimida con la situación. Eso los animó a continuar luchando…”

Cuando terminé la lectura sentí que era un gesto inmerecido el que me hayan pedido escribir un prólogo, nunca he pisado la zona de desastre. Asimismo, inmediatamente recordé eso de que la palabra de Dios no es la que está escrita en piedra sino en el corazón de los humanos. Frases como “Desde que tengo memoria he sido pobre”, “De esta vamos a salir” o “Esta tierra (Manabí) es mi futuro, donde me voy a levantar” te provocan ver, aunque no lo hayas visto, la mirada de quien saca de las entrañas de su corazón la esperanza suficiente para cubrir su dolor. Esa mirada que te asegura que Jesús no se ha ido, que está con nosotros y que es real eso de lo bienaventurados que son los pobres.

Según el testimonio de los voluntarios siempre encuentras solidaridad profunda entre los afectados que, por cierto, vivían en condiciones de pobreza mucho más complejas de lo que esperaban encontrar; que son bienaventurados porque no pueden, no saben y no tienen como adherirse a nada más y así viven del modo más humano en el que se puede vivir. Cuando lees esto, te rindes, sucumbes, sientes una especie de “caer de rodillas”, ante la presencia de un Dios que está más cerca de lo que crees.

“Pedernales 16A encierra uno de los tantos testimonios en los que manos humanas, tan de barro y egoístas, se pudieron transformar en constructoras del reino “.

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PEDERNALES 16A

TANIA TINOCO: UN LIBRO CON HISTORIAS POSITIVAS , DE ENTREGA, GENEROSIDAD Y VERDAD “Tras esa tragedia de aquel 16 de abril, vimos levantarse a ese gigante de nombre solidaridad y en casos como los de Viviendas Hogar de Cristo”, palpamos la mutación de ese gigante, convirtiéndose en casa, piso, techo, puente, escalera, esperanza y bendición.

En este Ecuador en que asistimos a una pseudonovela de millones y mentiras, publicar un libro testimonial, que transparenta la asistencia efectiva que dieron, casi parece un acto de heroísmo. Sirve de ejemplo para una sociedad que no puede y no debe creer que aquella pseudonovela de corrupción es normal y nos la merecemos.

Ni es normal ni la merecemos.

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Ustedes: directivos, religiosos, voluntarios, colaboradores de Viviendas Hogar de Cristo, sigan proveyéndonos de historias positivas, de entrega, generosidad y verdad. Ahí estaremos también los que nos emocionamos en este oficio, al contar y mostrar historias de amor y fecunda transformación”, señaló en su discurso la periodista Tania Tinoco invitada al evento, frente a un centenar de personas de diferentes sectores (autoridades, representantes de empresas, voluntarios y colaboradores) El libro impulsado desde el Proceso de Comunicación de Hogar de Cristo (Hdc) y escrito por Luis Távara Director Social, responde a la solicitud de la Dirección Financiera para agradecer y rendir cuentas a los benefactores y todas las personas que intervinieron en el proceso. La Unidad Educativa Javier, en la persona de su director padre Fabricio Aldaña, S.J., (d) apoyó el financiamiento de la publicación. Sus estudiantes también fueron parte activa de la reconstrucción.

La elaboración llevó siete meses y tuvo diferentes fases.

Desde el levantamiento de información (entrevistas con las familias, donantes y colaboradores), redacción, edición, pasando por la selección de fotografías, diseño, publicación y lanzamiento.

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PEDERNALES 16A

UN LANZAMIENTO CÁLIDO Y EN FAMILIA Apenas caía en mano el libro, automáticamente los asistentes ojeaban las páginas. Entonces las emociones afloraban y los rostros se matizaban.

Recordaban, sonreían, asentían, empatizaban, retornaban…Viajaban al 16 A, a la desolación, a las ruinas, pero también a los días de esa gran manifestación humana llamada solidaridad.

El auditorio de la Unidad Educativa Javier olía a familia, a hogar, el mismo ‘olor´ que percibían los damnificados que recibieron nuestra vivienda emergente, tras la catástrofe del 2016.

El libro nació como una rendición de cuentas a todos los que confiaron en el quehacer de nuestra obra, a aquellos que nos permitieron ser parte de la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, levantando más de 2 mil casas, principalmente en las zonas rurales.

El “Amar y Servir” (San Ignacio de Loyola) por parte de todas las personas que se sumaron a la labor, merecía este detalle (libro) con el que decimos GRACIAS por la confianza en nuestra institución y por permitirnos canalizar su ayuda que llegó sin fronteras, ni límites y plagada de misericordia

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PEDERNALES 16A

AVISO CLASIFICADO Este espacio representa las páginas que nos gustaría escribir para seguir contando #HISTORIASDERECONSTRUCCIÓN. Aún hay miles de personas viviendo en refugios a la espera de empezar una nueva etapa, a la espera de ese punto de partida que les !permita reconstruir sus vidas.

MANABÍ Y ESMERALDAS AÚN NOS NECESITAN!!!

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ALIANZAS

ROTARIOS IMPULSAN TALLER DE CALZADO Y CONFECCIÓN Gracias al Club Rotario Guayaquil Norte se llevó a cabo la dotación de equipos para el taller de Calzado y de Confección en las instalaciones de Hogar de Cristo.

El evento presidido por el director general de la institución jesuita, padre Eduardo Vega, S.J., tuvo la presencia de representantes de la institución guayaquileña y los integrantes de las asociaciones beneficiadas por el proyecto.

En total son 28 máquinas entregadas en una primera etapa. En la segunda, se prevé capacitación para potenciar el trabajo y fortalecer la experiencia.

Al respecto, el padre Eduardo Vega dijo: “Nos toca hacer una labor de suplencia; esto no es de Hogar de Cristo, es de ustedes. Nosotros estamos facilitando un espacio.

Agradecemos a los clubes Rotarios, ojalá la suplencia sea pasajera. La idea es que hagamos talleres en las comunidades”.

Las beneficiarias, por su parte, también expresaron su gratitud. María Casa, de ACOMPRETESU (asociación de confección) calificó el gesto como una bendición de Dios. “ Esta oportunidad nos permite darle a nuestro trabajo un mejor acabado. En su alocución agradeció al mismo tiempo a HdC por ser “nuestros primero maestros”. En el mismo contexto, Luis Aldana, del gremio de calzado, destacó que la organización de origen jesuita les dio la mano y les enseñó a persistir.

“Hoy sabemos que las cosas hay que pelearlas y sufrirlas”, agregó Aldana de origen colombiano. El responsable en impulsar el proyecto en representación de los Rotarios fue Javier Reyes, apoyado por su contraparte en HdC, Mercedes Nieto, del área de Proyectos.

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NOTICIAS

ASOCIACIÓN DE GASTRONOMÍA APOYADA POR HDC SE ESPECIALIZA Con la presencia de la directora financiera, Bethsaida Hidalgo y la responsable de Iniciativas Económicas Solidarias, Jenny Mera, además de representantes de otros procesos: Denisse Avilés y Jéssica Ochoa, de Ventas y EPS, respectivamente, se realizó la clausura del taller de Gastronomía impulsado por el programa de Economía Popular Solidaria en colaboración de la Prefectura del Guayas, aliado estratégico desde marzo de 2016.

VITAMINIZACIÓN DE LECHE DE SOYA AYUDARÁ A 900 NIÑOS

El taller estuvo enfocado a la enseñanza de platos para eventos sociales, las participantes personalizaron este espacio y lo denominaron “La Buena Sazón de HdC”. Alrededor de 27 personas participaron del taller que sirve como especialización para el grupo que apunta a generar una fuente de ingreso a partir de esta actividad.

Desde hace un año nos embarcamos en una iniciativa para vitaminizar la leche de soya que se entrega dentro del Programa de Salud y Seguridad Alimentaria y que es elaborada en nuestra fábrica.

Como cierre las participantes brindaron platos a los invitados poniendo a prueba sus conocimientos con diferentes paladares.

La iniciativa impulsada por la Universidad Brigham Young y Hogar de Cristo para beneficiar a los niños y niñas que reciben la colación escolar surgió como parte de la intervención que realizamos en seis escuelas de la Perimetral Noroeste para disminuir los índices de anemia y desnutrición que impide a los niños un aprendizaje oportuno.

La alianza con la Universidad Brigham Young, quien además realiza dos controles anuales en esta población – en donde chequea peso, talla y hemoglobina- para supervisar el proceso, ha tenido resultados importantes como lograr la disminución de anemia en un 20% en los grupos atendidos. A la fecha continúa la iniciativa en fase de investigación. Se arrancó con 500 niños y desde agosto se atendió casi el doble (900 ).

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NOTICIAS

COOPERACIÓN Y SOLIDARIDAD ENTRE JÓVENES IGNACIANOS

Bajo esa misma premisa, Fernando Insua impulsó el enlace con Fe y Alegría (Tío Paco) y un grupo de voluntarios que apoyarán a los jóvenes en este proceso.

Trabajar en red, este es el horizonte que siguen los procesos (Pastoral y Desarrollo Comunitario) y obras de la Compañía de Jesús (Colegio San Ignacio y Fe y Alegría) que tienen el mismo objetivo o grupo de interés.

Para que los jóvenes pudiesen “encontrarse”, planificaron actividades en conjunto que pusieron en escena el 10 de Agosto, en las instalaciones del Colegio Fe y Alegría (Sergio Toral). El evento que sirvió para acercar a los grupos y contribuir a la integración, fue también una vitrina para conocer las actividades que realizan .

En ese sentido, aprovecharon el Día de la Juventud para establecer “lazos de amistad, cooperación y solidaridad”, explican los facilitadores responsables Mónica Martínez y Cecilia Cortez de Pastoral y Desarrollo Comunitario (Misión), respectivamente.

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