Boletin Junio 2018

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“ Un Techo para el Camino”, una iniciativa que acoge a la población en Movilidad Humana

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En marcha primer Centro de Acogida Temporal para personas en Movilidad Humana

Coordinadores hablan sobre Centro de Acogida

Entrevista al Padre Eduardo Vega, S.J.

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Propuesta del proyecto: Acoger, proteger, promover e integrar

Testimonios: Venezolanos de paso

Un Techo para el Camino en cifras

CRÉDITOS

Somos parte de:

Edición y Redacción: Jéssica Maridueña G. - Diseño y Diagramación: Gabriela Chica G. Boletín Junio 2018 - Responsable del Impreso: Proceso de Comunicación de HC Coop. Sergio Toral - Av. Casuarina Mz. 101 Sl. 1 Bloque 1 Teléfono: 04 390 44 49 Correo electrónico: contacto@hogardecristo.org.ec


UN TECHO PARA EL CAMIN UN TECHO PARA EL CAMINO

La propuesta coincide con el Día Mundial del Migrante y Refugiado.

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Techo Camino para el

Hogar de Cristo

Abre sus puertas el primer Centro de Acogida Temporal de la Costa para personas en Movilidad Humana.

Conmemoramos este próximo 20 de junio Día Mundial del Migrante y Refugiado, haciendo nuestras las palabras del Papa Francisco hacia el migrante y refugiado: “Acoger, Proteger, Promover e Integrar”. Bajo esta premisa surge la iniciativa de la Compañía de Jesús en la figura del director general de Hogar de Cristo, Padre Eduardo Vega, S.J, Un techo para el camino, el centro de acogida temporal para personas en Movilidad Humana que tomó forma gracias al equipo que construyó con ilusión la propuesta y a todos aquellos benefactores que creen en

ella y en la posibilidad de transformar la humanidad teniendo una mirada contemplativa frente a estos grupos. “Las palabras de san Juan Pablo II nos alientan: «Si son muchos los que comparten el “sueño” de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en Casa Común”. Papa Francisco. Liderados por el padre Eduardo, Roger Arosemena, Anastasio Gallegos, Antonio Sotomayor,

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UN TECHO PARA EL CAMIN UN TECHO PARA EL CAMINO

Manuel Huayamave, Bethsaida Hidalgo, Patricia Moreira, Ronald Borges y Jéssica Maridueña, pusieron en marcha la propuesta, que, en el camino se concretó con aliados estratégicos, obras hermanas de la Compañía de Jesús empresas, colaboradores y voluntarios. Para este fin, se puso a disposición nuestras antiguas instalaciones, ubicadas en la ciudadela La Atarazana. No había un plan ambicioso, solo poner un granito de arena frente a las masas que se movilizaban en la frontera Norte. Los primeros días, las cifras nos abrumaban (2500 venezolanos), al cierre de nuestra edición no logramos reponernos, ahora son 5000. No podemos ser indolentes frente a este drama humano, por el que Ecuador ya pasó en su historia reciente y cuyas consecuencias todavía se sienten (el último episodio de dolor por la inmigración en Ecuador fue en 2000 cuando cientos de familias quedaron desmembradas).

Llegan en bus, a pie o montados en bicicleta; agobiados, incrédulos, desnutridos, enfermos y algunos deprimidos, pero sobre todo con fe. Esa es la luz que se vuelve su horizonte y que los motiva a alcanzar sus metas y continuar en tránsito. En Un Techo para el Camino encuentran un lugar digno para dormir, asearse, alimentarse y renovar energías.

“Acoger, Proteger, Promover e Integrar”

Hoy llegan a la Terminal de Guayaquil 600 personas diariamente, casi el 12% del total de venezolanos que transitan por el Puente Rumichaca.

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UN TECHO PARA EL CAMINO

UN TECHO PARA EL CAMIN

Testimonios Hogar de Cristo

En la gráfica, el Arzobispo de Guayaquil y presidente ato de la Asamblea de Hogar de Cristo, Monseñor Luis Cabrera, animó a los presentes a seguir acogiendo a los migrantes con misericordia. Su alocución se realizó durante el acto de sociabilización de la iniciativa Un Techo para el Camino, espacio al que acudieron representantes de la Compañía de Jesús, Directorio de HdC, Diakonìa, Fundaciòn Ecuador, Universidad Católica, Organizaciones de venezolanos y aquellas que trabajan en favor del migrante (HIAS, CDH y CVX).

“Un techo para el camino es un acto de amor, de entrega al desesperanzado, angustiado, al del corazón partido por haber dejado a padres, hijos o a su compañera de vida, con libertad de trabajo y de salud para reencontrarse pronto con su familia. Un techo para el Camino fue un sueño de nuestro director general, como nos unimos a su sueño, hoy es una realidad. Han pasado en pocos días, sin haberlo inaugurado oficialmente, más de cien personas. Como dijo el santo San Alberto Hurtado “esos dolores son nuestros, no podemos desentendernos de ellos. Nada humano me es ajeno”. En Un Techo para el Camino, les renace la esperanza y el ánimo de luchar por mejores y justos días. Que nuestro Señor les siga mostrando el camino”. Roger Arosemena, Presidente del directorio del HdC

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UN TECHO PARA EL CAMIN UN TECHO PARA EL CAMINO

Diseño de las áreas

Rediseñar las áreas fue un trabajo en equipo. Por un lado, nuestro jefe de Obra Civil, Eduardo Robles y, por el otro, integrantes de Arkavid, el estudio liderado por Manuel Huayamave, miembro del directorio.

“Ante tremenda tragedia humana, Dios nos da la oportunidad de no quedarnos solo como observadores, sino de participar también con solidaridad, responsabilidad y compromiso, poniendo de nuestro equipo Arkavid (estudio arquitectura) los mejores recursos y conocimientos al servicio del proyecto y, al mismo tiempo, estando atentos para conocer, aprender y compartir con nuestros hermanos venezolanos” Manuel Huayamave, integrante del directorio HdC

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“Para mí es emocionante volver al sitio de donde nacimos (antigua sede de la Atarazana) para rehacer las instalaciones y darle vida otra vez. Hogar de Cristo es mi casa, entonces siento que lo que hago es para mí y lo tengo que hacer como se debe. El lugar abandonado ha cogido vida, está en funcionamiento y sigo aportando. Lo que más me dejó marcado es la Planta Baja –antes estaba el área de Ventas y ahora está asignado a los hombres- y las antiguas oficinas de Don Mario Quiñones (+), integrante del Directorio, que hoy son para familias. Eso era lo que estaba más deteriorado y ahora está listo para su uso”

Eduardo Robles, Jefe de Obra Civil HdC

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UN TECHO PARA EL CAMINO

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“No tenemos aspiraciones de otra índole, simplemente, restituir algo de la humanidad perdida por el dolor y el sufrimiento.”

¿Cómo aterriza en Hogar de Cristo la iniciativa Un techo para el camino? Según la tradición Católica recogida en el Viacrucis, una mujer del pueblo que acompañaba a Jesús que la identifican como Verónica sale dentro de la multitud, rompe las seguridades y el cerco que imponía la guardia romana para limpiar el rostro sudado y ensangrentado de Jesús (Sexta estación y Viacrucis). La Verónica nunca pretende cambiar la vida de Jesús, ni su destino, simplemente busca aliviar el dolor y el sufrimiento, lo hace con valentía, generosidad, arriesgándose a todo: a que los guardias la golpeen, insulten, griten (…) quiere aliviar el dolor; sabe que no puede hacer otra cosa. Esta imagen es la que nos lleva a nosotros a acoger migrantes, en especial a los de origen venezolano, que llegan a Guayaquil en condiciones de extrema vulnerabilidad: con hambre, cansancio, sin ilusiones, ni esperanza. Es devolverle la humanidad a quien sufre, se siente abandonado, perdido en el camino. No tenemos aspiraciones de otra índole, simplemente restituir algo de la humanidad perdida por el dolor y el sufrimiento.

Podría ser que estamos desenfocando nuestra razón de ser como una organización que trabaja en iniciativas de Desarrollo Humano Sustentable? Más que el Desarrollo Humano Sustentable, lo que estamos buscando son perspectivas al desarrollo, un desarrollo cada vez más cuestionable, porque no pone en el centro ni al hombre ni a la naturaleza, sino que pone en el centro el lucro, el dinero; por eso, cuando hablamos de alternativas para el desarrollo hablamos de colocar la vida -y cuando hablo de la vida no hablo solo de la vida humana, sino de todas las expresiones de vida, de nuestra casa en común que es la naturaleza-, esta perspectiva de alternativas al desarrollo en ningún momento se contradicen con aliviar el dolor, hay momentos en los cuales nosotros tenemos que reconstruir la humanidad, cuando hablo de la humanidad hablo de los valores que nos hacen vivir.

Un techo para el camino sería también regresar a nuestro origen: techo para los más vulnerables? Más que nuestro origen es recuperar diferentes formas de servicio, no por transformar podemos descuidar aliviar, curar y sanar.

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UN TECHO PARA EL CAMINO

UN TECHO PARA EL CAMIN

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Fragmento del Mensaje del Papa Francisco para la 51 Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2018). «Acoger» recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no

expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: «No olvidéis la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles».

«Proteger» nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable

de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mujeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que llegan a convertirles en esclavos. Dios no hace discriminación: «El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda».

«Promover» tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Entre los muchos instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles de educación. La Biblia nos enseña que Dios «ama al emigrante, dándole pan y vestido»; por eso nos exhorta: «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto». Por último, «integrar» significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales. Como escribe san Pablo: «Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios».

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Desde hace quince días dos personas están a la cabeza del Centro de Acogida Temporal (CAT). Ambos, acompañados por el Servicio Jesuita de Refugiados, impulsan el proceso atentos a la realidad que se presenta y a todos los nuevos aprendizajes que se generan en esta nueva experiencia de vida.

es org B d al n “Es un espacio que propone a los Ro migrantes venezolanos y de otras nacionalidades poder descansar en su trayecto de viajes hacia otros destinos distintos a Ecuador. Es un espacio en donde la persona puede hacer una pausa, repensar su horizonte y, de esa manera, poder continuar en esa búsqueda de un mejoramiento de su calidad de vida. Es un espacio de humanidad para personas que vienen pasando por procesos de deshumanidad”

tricia Morei a ra P

UN TECHO PARA EL CAMINO

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Un espacio de humanidad

El Gobernador de la Provincia del Guayas, José Cevallos, visitó las instalaciones y ofreció su contingente.

“Esta hospitalidad con los venezolanos es el amor a Cristo, a Dios, es sentir ese amor al prójimo que uno lo ve tan distante, tan lejos, en ese próximo que llega; en atenderlos y hacerlos sentir que en su caminar, en sus largas horas de viaje, en su peregrinaje hay un espacio a donde te dicen esta es tu casa: siéntete cómodo, duerme, tómate un baño, come, descansa con toda la tranquilidad para salir renovados, además, con esas palabras de fe y ese abrazo cálido que dice: bendiciones y ¡suerte!”

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Vengo en una travesía con un grupo desde Cúcuta, Venezuela hasta la frontera con Ecuador y desde ahí llegamos hasta acá (Guayaquil) en bus, porque estábamos muy cansados; llevamos 16 días de caminata y nuestra meta es llegar a Lima. ¿Qué nos motiva a caminar? Nuestra familia, , nuestro país, nos impulsa la fe para un cambio y para crecer como persona, de manera espiritual y física. Queremos un cambio para ser alguien más en otro sitio, porque no se puede ser nada allá en Venezuela. Cuando camino pienso en lo que dejé, en mi familia, mi mamá, mi hijo que tiene 8 años; en qué peligros vendrán, que suertes habrán. Pienso en el futuro: a quién conoceré en el camino, a quién me pondrá Dios en el paso, las culturas de otras países ¿Qué encontré en el viaje? Madurez, amistades, personas que luchan por sus metas para ayudarse a ellos mismos, para ser una persona normal en la vida; es decir, tener su comida, su ropa, un celular para poder comunicarse con la familia, comodidad, dormir y sentirse bien, porque es algo que no disfrutamos en nuestro país en los actuales momentos.

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(Migrante Ciclista)

Elizabeth Delgado, 22 años

Llevo 2.200 km en dos fronteras recorridas Cucutá (Venezuela) y Rumichaca (Ecuador). Hacemos este parón en Guayaquil para alcanzar la siguiente frontera. Llevamos 35 días en bici. ¿Por qué salir en bicicleta? Hay quienes se van en bus, otros en avión. Mi particularidad fue la bici, practico ciclismo hace dos años y quería llegar a otro país en bici. El sueño se anticipó. ¿Cómo ha sido ese recorrido? Excelente, bellísimo. En bus o en avión no hubiésemos palpado el contacto con la gente, la cultura. Gracias a Dios hemos conocido ángeles humanos que nos han ayudado en el recorrido. ¿Cómo fue llegar al centro de acogida? Genial, cuando me bañe, no quería salir del baño. Hemos durado hasta tres días sin asearnos. Dormimos en gasolineras, a la intemperie y con lluvia. Llegar aquí fue toda una bendición, teníamos días que no dormíamos en cama, fue delicioso. ¿Cuán reparador puede ser una cama, un cobijo, un techo? La sociedad nos lleva a esto. No nos damos cuenta que lo esencial no es material, ni tiene que ver con dinero. Las cosas que llenan el alma son invisibles a la vista del ser humano. ¿Cómo ves el camino? Con el favor de Dios encontraremos mejores oportunidades. Los jóvenes no tenemos un futuro con el que podamos contar en Venezuela.

(Migrante Caminante)

Nicolás Manyelli, 32 años

Roybert Ortíz, 24 años

(Migrante Ciclista)

Soy Técnico en Mecánico Automotriz, me faltaban unos semestres más para sacar la Ingeniería Mecánica. Viajo rumbo a Perú en bicicleta ¿Cómo te sientes en esta experiencia? Al principio me sentía un poco nostálgico. Salir del país, dejar a tu familia, la tierra, tu gente, pero en el trayecto el paisaje bonito y la gente nos animaba. Es una belleza. La gente en Ecuador y Colombia se ha portado calidad, como decimos en mi tierra. Falta poco para la meta (Perú), el trayecto ha sido bastante positivo y hemos tenido mucho apoyo ¿Cómo resumes este trayecto? Siempre hay algo algo positivo o negativo. Lo negativo –como te comenté- es dejar la tierra y empezar de cero, lo positivo es lo mucho que vamos a aprender, cosas nuevas que nos van a servir más adelante y podemos seguir aportando a este mundo. Si el mundo se acabara mañana yo aún sembraría un árbol, para mí se trata de dejar nuestra huella para los próximos que vienen. ¿Qué visualizas en el futuro? Uno piensa en ese mañana. Volver a tu tierra, a tu gente. Levantar el país entre todos nuevamente, queda ese sentimiento hacia la patria, palante siempre! buscando el lado positivo de las cosas. ¿C fórmula para subir las cuestas en bicicleta y con peso? Resistencia y amor, esa es nuestra fuente de motivación.

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Testimonios Venezuela


UN TECHO PARA EL CAMINO

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Un Techo para el camino en cifras… 110 personas 87 varones

Tiempo de peregrinaje: entre 15 a 20 días 17 mujeres

Foto tomada del internet.

6 familias

Perfil: Jóvenes profesionales Edad promedio 20-35 años

Datos desde el 12 de mayo hasta el 7 de junio, 2018.

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Colaboradores de HdC empáticos con Venezuela En el Hogar de Cristo no pasa desapercibida la necesidad del colectivo. Los camisetas verdes conscientes de las necesidades de estos grupos, proporcionaron material de aseo para los migrantes venezolanos. El llamado tuvo eco y los colaboradores también se mostraron cercanos a esta realidad entregando su contribución. Entre ellos tomaba fuerza la frase: “hoy por ti, mañana por mí” .

Unidad Educativa Javier Fue en la misa de La Dolorosa. Aquel día los alumnos de la Unidad Educactiva Javier se volcaron a la ayuda. Liderados por el Padre Fabricio Alaña, S.J., respondieron todos al llamado del Papa Francisco en favor de los migrantes y refugiados. Durante la ceremonia religiosa, los alumnos se mostraron sensibles ante esta temática, más cuando Alaña, delegado de la Compañía de Jesús en Guayaquil, los invitó a ponerse en los zapatos del otro y a reflexionar sobre la actual realidad de los grupos: “Uno no tiene que salir de su país para sufrir”, señaló el religioso. La campaña se mantendrá a lo largo del año con dos enfoques sensibilizar a los estudiantes y contribuir con donativos al Centro de Acogida de Temporal (CAT) Al igual que la Unidad Educativa Javier, FASMAD, Fe y Alegría y el Hogar San José se han sumado a esta iniciativa solidaria en favor de las personas en Movilidad Humana.

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“La sabiduría de la fe alimenta esta mirada, capaz de reconocer que todos, «tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuya destinación es universal, como enseña la doctrina social de la Iglesia. Aquí encuentran fundamento la solidaridad y el compartir»[9]. Estas palabras nos remiten a la imagen de la nueva Jerusalén. El libro del profeta Isaías (cap. 60) y el Apocalipsis (cap. 21) la describen como una ciudad con las puertas siempre abiertas, para dejar entrar a personas de todas las naciones, que la admiran y la colman de riquezas.

Foto tomada del internet.

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Papa Francisco propone una mirada contemplativa para el migrante y refugiado

Necesitamos ver también la ciudad donde vivimos con esta mirada contemplativa, «esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas [promoviendo] la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia»[10]; en otras palabras, realizando la promesa de la paz. Observando a los migrantes y a los refugiados, esta mirada sabe descubrir que no llegan con las manos vacías: traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen. Esta mirada sabe también descubrir la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio de incontables personas, familias y comunidades que, en todos los rincones del mundo, abren sus puertas y sus corazones a los migrantes y refugiados, incluso cuando los recursos no son abundantes. Por último, esta mirada contemplativa sabe guiar el discernimiento de los responsables del bien público, con el fin de impulsar las políticas de acogida al máximo de lo que «permita el verdadero bien de su comunidad»[11], es decir, teniendo en cuenta las exigencias de todos los miembros de la única familia humana y del bien de cada uno de ellos.”

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UN TECHO PARA EL CAMINO

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VIDA RESPETO

PROTECCIÓN

IGUALDAD

AMOR 20

DÍA MUNDIAL DE LOS REFUGIADOS DE JUNIO


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