"Vida y Milagros del Tío Paco" Francisco garcía jiménez (casa nueva, 1913 – quito, 2001) Por José Nevado de la Torre, S.J., Noviembre 2020.
Familia - Maestro - Guerra: l Reverendo Padre Francisco García Jiménez, de la Compañía de Jesús, más conocido por Tío Paco, nació el 3 de diciembre del 1913. Aunque ese día es el de la muerte de San Francisco Javier en el 1552, el Tío Paco se llamaba Francisco por el santo de Asís. Nació en Casa Nueva, anejo del municipio de Pinos Puente, en la provincia de Granada, España. Era de familia de labradores y él mismo trabajó en el campo de la familia. Pero el maestro de escuela primaria del pueblo le dijo a su padre que Paco debía estudiar, porque tenía cualidades. Y efectivamente estudió para maestro. Para hacer los estudios, tenía que ir a Granada, la capital: 40 km entre ida y vuelta ¡en bicicleta! E hizo de maestro de escuela, dos años, en Íllora, otro pueblo de la provincia. Allí se enamoró de Dolores, una joven de 22 años con la que pretendía casarse. Al comenzar la guerra civil española en 1936, fue alistado en el ejército como soldado raso.
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En la lucha por apoderarse de la ciudad de Granada, murieron muchos de uno y otro bando, en tres interminables días de combate. Pero él lo que quería era que la guerra terminara, para volver a su escuela de Íllora y casarse con Dolores.
con 32 años de edad. Por eso le abreviaron los años de formación. Hizo los dos años de noviciado y uno de estudios de latín y griego en El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz. Luego, tres años de Filosofía en Chamartín de la Rosa, a las afueras de Madrid. Antes de Teología tuvo dos años de Un día en que patrullaba por una de las práctica de magisterio en el colegio de los jesuitas calles de la ciudad, vio pasar un avión por encima en Málaga. Un día, a un joven que andaba de su cabeza. Se echó el fusil a la cara y apretó el fastidiando mucho le dio tres cachetadas. Fue al P. gatillo... pero la bala no salió y un muchacho le dijo: Rector y le dijo: - Pero, animal, ¿qué estás haciendo? Resultó que ese avión pertenecía al mismo bando que el defendía: el bando nacional, de derechas. Terminada la guerra en el 1939, no fue licenciado del ejército, sino que se le destinó a un hospital militar para atender a los heridos. El capellán militar era joven y de gran simpatía. A lo largo de muchas conversaciones con él, Paco se iba llenando de dudas respecto a lo que sería su vida futura. Así que fue a casa de Lola y delante de los padres de ella, les comunicó que retiraba su promesa de casamiento. Los padres y Lola lo echaron de la casa. (Andando el tiempo, Lola se casó con un primo de Paco).
Jesuita ntró en el seminario diocesano de Granada, pero pronto lo dejó para ingresar en la Compañía de Jesús, en 1945, casi
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- Mire, Padre, le he pegado a un niño. - Bueno, hombre, no se le debe pegar a un niño, pero se lo tendría bien merecido. Pero, ¿a qué niño le ha pegado? Pues, a Honorio Domecq. - Pero, ¿cómo se le ocurre pegarle a un joven de las mejores familias de Jerez de la Frontera? Hizo cuatro años en la Facultad de Teología, de Granada.
En ese tiempo le encargaron a él y a otros compañeros jesuitas que abrieran las tumbas del cementerio particular que allí había para sacar los restos y reunirlos en un espacio más reducido. Entre esos, sacaron el cráneo de un Padre que había sido un brillante y famoso orador sagrado,que tenía varios dientes de oro. Francisco fue a pedirle permiso al P. Rector de la Facultad para arrancarle los dientes, sacarles el oro y venderlos para tener fondos para las clases de catecismo de los parroquias urbanas y rurales de la provincia.
- No sea usted rácano, le dijo el P. Rector. (Diccionario de la RAE: rácano: taimado, tacaño, avaro). Hay que tener en cuenta que a Granada se la llama “la tierra del chavico”, del centavito. Pero, en esa ocasión, los catecismos se quedaron sin esa ayuda de los céntimos o las pesetas de la época. Se ordenó sacerdote el 15 de julio de 1953, casi con 40 años, y terminó la Teología al año siguiente.
A Ecuador os jesuitas tenemos por norma, heredada de nuestro Padre San Ignacio de Loyola, estar dispuestos “a ir a cualquier parte del mundo donde se espera mayor gloria de Dios y ayuda de las almas”. Conforme a ese espíritu, el P. Francisco, acompañado de dos estudiantes y dos novicios jesuitas españoles, se embarcó en Barcelona, rumbo al Ecuador. El barco italiano Antoniotto Usodimari era realmente incómodo; un barco de antes de la Segunda Guerra Mundial de 1939 - 1945; arreglado un poco, no mucho, para carga y pasajeros. En los 15 días de travesía por el Océano Atlántico, la comida tampoco era muy buena y el P. Paco se mareó con frecuencia, de manera que lo pasó mal. Tocaron puerto en La Guaira y de allí subieron a Caracas, donde fueron cariñosa y ampliamente recibidos por la comunidad jesuita de la Universidad Católica Andrés Bello. En el almuerzo tocó potaje de frejoles blancos, riquísimo. Cuando lo comió, el P. Francisco exclamó: - ¡Esto es lo que me estaba haciendo falta!
Pasado el canal de Panamá, cinco días después desembarcaron en la isla Puná (En el 1954 no existía el puerto marítimo de Guayaquil). En una barcaza llegaron al malecón, cerca de la Torre del Reloj. Y de allí, a la iglesia de San José, para descansar unos días antes de subir a Quito. Estuvo poco tiempo en la capital del Ecuador y el P. Provincial, que sería después arzobispo de Quito y cardenal, Pablo Muñoz - Vega, lo mandó a Santa Rosa de Viterbo, Colombia, a hacer la Tercera Probación: una especie de nuevo noviciado, cuando ya somos sacerdotes.
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Manta n el 1959 fue destinado a Manta, como vicario parroquial de la iglesia de La Merced. En aquellos tiempos, Cáritas Internacional proporcionaba harina de trigo y leche en polvo. El Tío Paco, hombre práctico, hizo un horno y organizó una cocina. Durante años dio centenares de desayunos, cada día, de leche y pan, a gente necesitada. Además, como las funerarias cobraban caro por los ataúdes, él fabricaba ataúdes, sencillos y dignos, que vendía a precios módicos o regalaba. Él mismo tenía uno de esos féretros debajo de su cama, primero en Manta y después en Guayaquil, para cuando a él le llegara la hora. Se hizo famoso por andar en moto. Un día, un perro persiguió a la moto en marcha y le mordió a Paco en una pierna. Anduvo una temporada cojeando y con bastón. Otro día salió en la moto para celebrar misa en San Mateo, a pocos kilómetros de Manta. Le iba a acompañar un joven. Arrancó la moto y, por todo el camino, fue hablando con él. Cuando llegó a San Mateo, ... el joven no estaba en el asiento de atrás: se había caído cuando arrancó la moto. Como Manta iba creciendo rápidamente, hubo que deshacer la iglesia de La Merced, que era de madera, para construir una más moderna. A la vez se comenzó hacer la capilla de La Dolorosa. Un día, el P. Pavón, superior y párroco, vio que el P. Paco estaba recogiendo unas tablas de la iglesia a medio deshacer para aprovecharlas en la capilla de La Dolorosa y le dijo: - Siga, P. García, que nadie lo ve. - Si, P. Superior, aquí estoy recogiendo unas tablitas que ya no sirven. Estuvo en Manta casi 11 años.
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Guayaquil - Viviendas Hogar de Cristo
n el 1970 lo tenemos ya en Guayaquil para comenzar la obra de Viviendas Hogar de Cristo. El P. Josse van der Rest, jesuita belga, radicado en Chile, fue el fundador de Servicio Latinoamericano de Vivienda Popular y el que trajo la idea y el apoyo a Ecuador. De llevar la obra le encargaron los superiores al P. García Jiménez. Se comenzaron a hacer casas de madera y caña en los patios del Seminario Arquidiocesano, contiguo al Colegio Javier. A la par, se le encargó al P. Paco y a su compañero, el P. Luis Mª Gómez de León, el cuidado espiritual del barrio de Mapasingue, que entonces se iba poblando. El P. Paco fue al Carmelo de Los Ceibos para pedirle a las monjas: - Madres, cuando miren para abajo, pídanle al Señor por la gente de Mapasingue. Padre, nosotras no miramos para abajo, miramos sólo para el cielo. Con las tablas costaneras que quedaban de la construcción de las casas, el Tío Paco fabricaba camas para regalarlas a los que no tenían. Los sábados, grupos de alumnos voluntarios del Colegio Javier le ayudaban a
armarlas. Uno de esos fines de semana, vieron volar un aparato y uno de los alumnos le dijo: - Mire, Padre, una helicóptera. - No, chico no es helicóptera, es helicóptero. - Padre, ¡qué buena vista tiene usted! El Tío Paco y el P. Gómez de León, aunque no trabajaban regularmente en el Colegio Javier, formaban parte de la comunidad del mismo que los acogía y los mantenía gustosamente. El P. Paco también aquí utilizaba la moto, siempre a velocidad muy moderada. Los chicos del Javier lo apellidaron Charles Bronson.
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Rosarios or aquel entonces comenzó a fabricar y regalar rosarios de guita, de piola. Mis hermanas vinieron a Guayaquil y el Tío Paco me preguntaba a cada rato: - José, ¿cuándo vuelven tus hermanas a España? - ¿Qué quieres encargarles? - Que le lleven unos rosarios de guita a mi hermana Virginia. - Paco, a tu hermana le dan mil pesetas por cada rosario de estos. - Ay, José, ¿y tú cómo lo sabes? - Porque te conozco a ti y a tu Virginia. Y como son para el misionero del Ecuador, ¡qué menos que mil pesetas! (Mil pesetas de ese entonces serían unos diez dólares de ahora). El P. Paco tuvo un año de descanso en que hizo un curso de actualización teológica en Madrid. Allí le enseñaron lo del método de la historia de las formas y lo de los géneros literarios en la Biblia, los principios de la Teología de la Liberación y cosas así. En la sesión de clausura
del cur so le dijo a los profesores y a los compañeros: - Vosotros, diréis lo que queráis, pero yo, cuando vuelva ahora al Ecuador, seguiré rezando todos los días mi rosario.
La obra se consolida y crece os estatutos de la Corporación Viviendas Hogar de Cristo fueron aprobados el 6 de octubre del 1971. Su primer presidente fue Mons. Bernardino Echeverría, que, como arzobispo de Guayaquil, recibió con entusiasmo la obra. En el directorio de la Corporación estuvieron desde el principio el Ec. José de Ycaza Coronel, el Dr. Teodoro Arízaga Vega, el Dr. José García, el Dr. Galo García Feraud y la Dra. Norma Plaza de García. En el año 1972 se hicieron 110 viviendas y
hasta el 1983 se produjeron una media de 160 al año. En el 1984 se aumentó la producción a 843 y un años sucesivos hasta 2.000 casas por año. En el año 1996 el Tío Paco calculaba que se habían construido hasta entonces unas 26.000 casitas, que habían dado techo a más de 150.000 personas. De los patios del seminario, el taller pasó, cinco años después, a La Atarazana, a orillas del río Guayas.
Eran mil metros cuadrados de superficie. Entre el cascajo y la tierra que echaba en la orilla el vecino de arriba y el aserrín que iba echando el Tío Paco, se convirtieron en dos mil. El Banco del Pacífico era el dueño de ese terreno y el P. Paco fue a hablar con Mauricio de Wind, para comprarlo. - ¿No me venderá muy caro? - No, diga usted. ¿Le parecería bien 600 sucres el metro? - Hecho, hecho. ¿En cuánto tiempo se lo pago? - ¿Le parece bien en dos años? - Hecho. En un minuto estaba hecho el contrato, gracias a la generosa contribución del Banco del Pacífico. (En ese terreno funciona ahora Un Techo para el Camino, que recibe emigrantes de paso, sobre todo venezolanos).
Relevo y retiro n día de septiembre del 1981 llegó a Guayaquil el H. Roberto Costa, S.J., que venía de España para ayudarle al Tío Paco. Cuando se encontraron en la comunidad de la iglesia de San José, el Tío Paco le dio un abrazo y exclamó: ¡Chiquillo, pero qué alegría y qué felicidad de verte! Y dirigiéndose a los otros miembros de la comunidad: Aquí está mi compadre. Al cumplir los 70 años, el P. Provincial le dijo que sería bueno que se retirara. Desde entonces se dedicó a ayudar al H. Roberto, quien tomó la dirección de Viviendas Hogar de Cristo. En el 1994 encontramos al Tío Paco, ya retirado, en la enfermería de los jesuitas en Cotocollao, Quito. Allí murió el 30 de julio de 2001 y el Padre Dios lo recibió en su casa grande del cielo, a él que había proporcionado tantas casitas de madera y caña a los que no tenían techo. Guayaquil, 10 de noviembre del 2020
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