La Eucaristía Objetivo del Plan Diocesano de Pastoral 2010-2011
La Eucaristía El objetivo del Plan Diocesano de Pastoral de este curso es cuidar la eucaristía, la pastoral sacramental y la dimensión espiritual de nuestras comunidades. Por ello
dedicamos un suplemento especial de Hoja Parroquial a este sacramento que es fuente y culmen de la vida cristiana. En este folleto se encuentran
texto del magisterio, del Catecismo de la Iglesia Católica, un vocabulario básico de la Misa, y la resolución de algunas confusiones frecuentes.
El Sacramento de la Caridad Benedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía es el origen de toda forma de santidad, y todos nosotros estamos llamados a la plenitud de vida en el Espíritu Santo. ¡Cuántos santos han hecho auténtica la propia vida gracia a su piedad eucarística! (…) La santidad ha tenido siempre su centro en el sacramento de la Eucaristía. Por eso es necesario que en la Iglesia se crea realmente, se celebre con devoción y se viva intensamente este santo Misterio. El don de sí mismo que Jesús hace en el Sacramento memorial de su pasión, nos asegura que el culmen de nuestra vida está en la participación en la vida trinitaria, que en Él se nos ofrece de manera definitiva y eficaz. La celebración y adoración de
la Eucaristía nos permiten acercarnos al amor de Dios y adherirnos personalmente a él hasta unirnos con el Señor amado. El ofrecimiento de nuestra vida, la comunión con toda la comunidad de los creyentes y la solidaridad con cada hombre, son aspectos imprescindibles del culto espiritual, san-
to y agradable a Dios (cf. Rom 12,1), en el que toda nuestra realidad humana concreta se transforma para su gloria. Invito, pues, a todos los Pastores a poner la máxima atención en la promoción de una espiritualidad cristiana auténticamente eucarística. Que los presbíteros, los
diáconos y todos los que desempeñan un ministerio eucarístico, reciban siempre de estos mismos servicios, realizados con esmero y preparación constante, fuerza y estímulo par ael propio camino personal y comunitario de santificación. Exhorto a todos los laicos, en particular a las familias, a encontrar continuamente en el Sacramento del amor de Cristo la fuerza para transformar la propia vida en un signo auténtico de la presencia del Señor resucitado. Pido a todos los consagrados y consagradas que manifiesten con su propia vida eucarística el esplendor y la belleza de pertenecer totalmente al Señor. Cf. Sacramentum caritatis. Conclusión. 2007
Confusiones frecuentes en los medios de comunicación
1º. La Eucaristía o la Misa no es una “homilía”. Se denomina únicamente “homilía” a la parte de la Misa en la que el obispo o sacerdote que la preside, después de la lectura del Evangelio explica la Palabra de Dios. Sustituir “homilía” por “Eucaristía” o “Santa Misa” es tomar la parte por el todo. 2º. Las Misas no se “dan”. Se celebran. Es incorrecto por tanto decir que un sacerdote “da la misa”. Tam-
poco las bodas y otros acontecimientos “se dan”, sino que “se celebran”. 3º. La Sagrada Comunión se distribuye. Lo correcto es decir: Se distribuyó la Sagrada Comunión y “recibió” la Comunión. 4º. La Misa no la preside ni las autoridades civiles ni las Reinas de las Fiestas. La preside un sacerdote. En todo caso las autoridades y otras representaciones “asisten” y “participan” de la Misa.
5º. Igualmente las procesiones no son presididas por las autoridades, ni por las representaciones festivas. Todos ellos “asisten” y “participan” en lugares destacados. Tampoco las preside una imagen. Como en la Misa, las preside siempre un sacerdote o el obispo y se celebran como manifestaciones de fe, en las que desfilan imágenes u otros elementos. En la procesión del Corpus, dentro de la
custodia, procesiona el Cuerpo de Cristo bajo la especie eucarística del pan consagrado. 6º. Es absolutamente incorrecto calificar a la Santísima Virgen o a los Santos como “la deidad”. Esta palabra, como bien se supone, se refiere únicamente a Dios. No es tampoco correcto aplicar a todas las santas del calendario cristiano el calificativo de “vírgenes” (p.e “la Virgen de la Magdalena”)
Suplemento de la Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 1
La Eucaristía
La enciclopedia de la Misa
Altar: lugar en forma de mesa rectangular donde se celebra el santo sacrificio de la Misa y se prepara la sagrada Comunión. El altar principal de una iglesia debe ser tallado de piedra, se consagra con el crisma y se ubica en el centro del presbiterio.
Misal: es el libro litúrgico oficial para la celebración de la misa, junto al leccionario, es el libro más importante de la liturgia.
Ambón: es el lugar reservado en la liturgia para la proclamación de la Palabra de Dios y la predicación.
Cáliz: vaso en forma de copa de material sólido y precioso, en el que se deposita el vino mezclado con un poco de agua para consagrarlo en la celebración Eucarística.
Patena: plato pequeño y redondo de metal precioso donde se deposita la hostia del presidente para la Eucaristía.
Campanillas: el toque de campanillas se utiliza para llamar la atención en el momento de la elevación del pan y el vino consagrado en la Misa.
Acetre: Recipiente litúrgico en forma de caldereta, donde se deposita el agua bendita. El hisopo es el complemento formado por una bola hueca y agujereada, al extremo de un mango, con el que se aperja agua bendita. Con el Atril: Soporte en forma de plano inclinado, de agua bendita se asperja a los fieles, somadera o metálico, para sostener los libros li- bre todo en tiempo Pascual y también turgicos sobre el altar, facilitando su uso a quien a los objetos, imágenes o cualquier otra realidad que deba ser bendecida. preside la acción liturgica.
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Sagrario: tabérnaculo donde se reserva el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles y para la comunión de los enfermos. La presencia real de Cristo en el sagrario se señala con el uso del conopeo. Junto al sagrario arde siempre una lamparilla.
Custodia: objeto de metal precioso y artístico, en forma circular como un sol con rayos, que se utiliza para exponer la hostia consagrada en el centro para la adoración de los fieles o para llevarlo en procesión.
Copón: es una copa grande con tapa, de material sólido y precioso, que guarda las hostias consagradas y sirve para dar la comunión eucarística a los fieles. Alba: vestidura larga de lino blanco que usan para la celebración litúrgica desde los acólitos hasta el presidente. Cíngulo: es un cordón grueso que ciñe el alba por la cintura. Estola: es una banda larga de tela que cuelga del cuello de los presbíteros y obispos cuando celebran. Los diáconos se la colocan terciada. Al igual que la casulla es del color del tiempo litúrgico o de la fiesta que se celebra.
La Eucaristía
Capa pluvial: vestidura litúrgica que utilizan los ministros ordenados para las procesiones y celebraciones litúrgicas que no sean la Misa.
Corporal: es un lienzo cuadrado de lino sobre el que se colocan la hostia, la patena, el copón y el cáliz.
Incensario: es como un brasero metálico suspendido por unas cadenas y una tapa en cuyo interior se quema el incienso para la celebración litúrgica. Se inciensa la hostia, la cruz, el altar, las ofrendas, las reliquias, el evangeliario, las imágenes de los santos, los ministros ordenados, los fieles, el cirio pascual y el cuerpo del difunto.
Casulla: es la vestidura propia del presbítero y del obispo para la celebración de la Eucaristía. La casulla es del color litúrgico del tiempo o fiesta correspondiente.
Hostia: es el pan ácimo blanco, redondo y del- Cruz: colocada en el centro gado que se consagra en la Eucaristía y contiene del altar para la celebración de la Misa recuerda el sacrila presencial real y sustancial de Cristo. ficio de Cristo en la cruz que se actualiza en la celebración de cada Eucaristía.
Lavabo: Lavamanos o lavatorio. Recipiente metálico sobre el que se echa agua de una jarra, para lavar las manos o los dedos tras el Ofertorio y antes del inicio de la Plegaria Eucarística. También puede ser usado en otras acciones liturgicas.
Leccionario: es el libro que contiene de forma ordenada, según los tiempos y los ciclos litúrgicos, las lecturas bíblicas que se proclaman en la Misa.
Purificador: lienzo de lino para la purificación de los vasos sagrados: el cáliz, la patena y el copón.
Vinajeras: son dos recipientes de vidrio o metal que contienen el vino y el agua necesarios para la Eucaristía.
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La Eucaristía
La Eucaristía celebrada
Todos se reúnen. Los cristianos acuden a un mismo lugar para la asamblea eucarística. A su cabeza está Cristo mismo que es el actor principal de la Eucaristía. (…) Él mismo es quien preside invisiblemente toda celebración eucarística. Como representante suyo, el obispo o el presbítero (actuando in persona Christi capitis) preside la asamblea, toma la palabra después de las lecturas, recibe las ofrendas y dice la plegaria eucarística. Todos tienen parte activa en la celebración, cada uno a su manera: los lectores, los que presentan las ofrendas, los que dan la comunión, y el pueblo entero cuyo “Amén” manifiesta su participación. La liturgia de la Palabra comprende “los escritos de los profetas”, es decir, el Antiguo Testamento, y “las memorias de los Apóstoles”, es decir sus cartas y los Evangelios; después la homilía que exhorta a acoger esta palabra como lo que es verdaderamente, Palabra de Dios (cf 1 Ts 2,13), y a ponerla en práctica; vienen luego las intercesiones por todos los hombres. La presentación de
las ofrendas (el ofertorio): entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. (…) Colecta: Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta (cf 1 Co 16,1), siempre actual, se inspira
1415 El que quiere recibir a Cristo en la Comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibido previamente la absolu-
ción en el sacramento de la Penitencia. 1416 La Sagrada Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta la unión del comulgante con el Señor, le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados gra-
1418 Puesto que Cristo mismo está presente en el Sacramento del Altar es
preciso honrarlo con culto de adoración. “La visita al Santísimo Sacramento es
en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos (cf 2 Co 8,9). La Anáfora: Con la plegaria eucarística, oración de acción de gracias y de consagración llegamos al corazón y a la cumbre de la celebración. En el prefacio, la Iglesia da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo, por todas sus obras. Toda la asamblea se une entonces a la alabanza incesante que la Iglesia celestial, los ángeles y todos los santos, cantan al Dios tres veces santo. En la epíclesis, la Iglesia pide al Padre que envíe su Espíritu Santo sobre el pan y el vino, para que se conviertan por su poder, en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, y que quienes toman parte en la Eucaristía sean un solo cuerpo y un solo espíritu. En el relato de la institución, la fuerza de las palabras y de la acción
La Eucaristía comulgada
ves. Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo. 1417 La Iglesia recomienda vivamente a los
La Eucaristía adorada
una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber de adoración hacia Cristo,
de Cristo y el poder del Espíritu Santo hacen sacramentalmente presentes bajo las especies de pan y de vino su Cuerpo y su Sangre, su sacrificio ofrecido en la cruz de una vez para siempre. En la anámnesis que sigue, la Iglesia hace memoria de la pasión, de la resurrección y del retorno glorioso de Cristo Jesús; presenta al Padre la ofrenda de su Hijo que nos reconcilia con Él. En las intercesiones, la Iglesia expresa que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia del cielo y de la tierra, de los vivos y de los difuntos, y en comunión con los pastores de la Iglesia, el Papa, el obispo de la diócesis, su presbiterio y sus diáconos y todos los obispos del mundo entero con sus Iglesias. En la comunión, precedida por la oración del Señor y de la fracción del pan, los fieles reciben “el pan del cielo” y “el cáliz de la salvación”, el Cuerpo y la Sangre de Cristo que se entregó “para la vida del mundo” (Jn 6,51). Art 1348-1355 del Catecismo de la Iglesia Católica.
fieles que reciban la sagrada comunión cuando participan en la celebración de la Eucaristía; y les impone la obligación de hacerlo al menos una vez al año. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica
nuestro Señor”. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica
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