La Hoja del 21 de junio 2020

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La Hoja PARROQUIAL

21 de junio de 2020

SEGORBE·CASTELLÓN

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Descansen en paz

Misa funeral por los fallecidos a causa del coronavirus Una de las experiencias más dolorosas durante el confinamiento ha sido la imposibilidad de poder despedirse de los familiares que han fallecido por el coronavirus. Las medidas de sanidad impusieron que en muchos casos los enfermos dejaran esta vida solos, los funerales no estaban permitidos, tampoco los desplazamientos, y solo un máximo de tres personas podían acompañar al féretro para un responso en el cementerio. Los sacerdotes han estado disponibles para acompañar el duelo, pero “formalizar” la despedida con un rito religioso es importante. Por eso, y sobre todo para rezar por los difuntos y pedir el consuelo para los familiares, el Obispo invita a una Misa funeral el próximo sábado, 27 de junio, a las 11h en la S.I. Concatedral de Santa María, en Castellón. Las cifras oficiales han registrado en las poblaciones de la Diócesis de Segorbe-Castellón 176 fallecidos. En Burriana, con 39 casos, es la tercera más afectada por detrás de Castellón y de Vila-real. (Continúa en la página 2)

La noticia de la semana:

Entrevista a: Amparo Villoria, Testimonio de la viuda de Ismael Romero, fallecido por coronavirus

@segorbecastello

Diócesis Segorbe-Castellón

www.obsegorbecastellón.es

Memoria y futuro de la acción caritativa de la Iglesia Diocesana en la Semana de la Caridad 2020


Punto de mira (Viene de portada)

Antonio Losas, párroco de la Virgen del Carmen, explica su experiencia: “He seguido de cerca a dos familias, una que ha perdido a los abuelos y otra muy vinculada con la cofradía del Cristo. La gente, en general, está muy dolida y con miedo. Como sacerdote les he asistido acompañándolos al cementerio y rezando. Mucha gente se ha unido en cadenas de oración por ellos. Ahora que ya es posible, el funeral será el homenaje que los cristianos podemos hacer a los difuntos, porque no son cifras, sino historias de personas y de relación con Dios”.

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Federico Caudé, párroco de San Pedro, en Segorbe, recibió la semana pasada la llamada de una feligresa. Su esposo ya estaba delicado de salud, pero el coronavirus complicó su situación y falleció. En el momento de la defunción no fue posible celebrar el funeral, y ahora ella pide que se ofrezca una Misa por él. “La vi muy serena y con paz -asegura Federico Caudépero es cierto que las familias han sentido mucho no poder hacer el entierro y despedirse. Al menos ahora, con el funeral podrán tener ese recuerdo”. En Castellón, Recaredo Salvador, párroco de San Cristóbal, recuerda cómo han sido los

responsos en los tanatorios: “Quedas a una hora fija. Esperabas en el pasillo y en el momento fijado, se abrió la puerta y entró la familia. Saludos, los mínimos. Tras un vidrio estaba el ataúd cerrado. El acompañamiento familiar y espiritual, el de los amigos, todo este arropamiento de un funeral se pierde y queda un vacío muy grande. Siempre hay un dolor, pero si es acompañado se encuentra un consuelo. Y no ha sido el caso”. Quizás porque la pérdida es muy reciente, quizás porque aún hay miedo al contagio. El caso es que hay familias que no han contactado con los párrocos. Estos días los sacerdotes están buscando a los vecinos que han perdido a sus seres queridos para invitarlos, de parte del Obispo, al funeral del sábado. Llevan en la mano una carta

que D. Casimiro López Llorente les dirige: “Con este escrito quiero mostraros antes que nada mi cercanía sincera y mi condolencia en vuestro dolor (…) Durante todo este tiempo he rezado mucho por todos en la Misa diaria, en mi oración al Señor en el Sagrario y en mi Rosario diario. (…) He pensado en vosotros, sus familiares queridos, y le he pedido a Dios consuelo y esperanza para vuestros corazones rotos. (…) Sigo rezando todos los días por los fallecidos y por vosotros, sus familiares queridos, aunque no conozca a todos los que han fallecido. (…)". FALLECIDOS A CAUSA DEL CORONAVIRUS DE NUESTRA DIÓCESIS A 5 DE JUNIO DE 2020

Castellón de la Plana: 45 Vila-real: 43 Burriana: 39 Villahermosa del Río: 13 Montán: 5 Segorbe: 6 Benicàssim: 5 Oropesa: 4 La Vall d'Uixó: 4 Almassora: 3 Almenara: 3 La Llosa: 3 Onda: 3 Benicarló: 3 Morella: 23 (Alguno puede ser de nuestra Diócesis)

JornadaDiocesanaporlosafectadosdelapandemia Se celebrará el 26 de julio fiesta de San Joaquín y Santa Ana. Los objetivos de este evento son múltiples: Orar por el eterno descanso de todos los difuntos, por el consuelo y esperanza de los familiares,

por la rápida recuperación de los enfermos, dar gracias por el trabajo y el sacrificio realizado por tantas personas durante el tiempo de pandemia, rezar por los mayores y las residencias de ancianos, y pedir

a Dios los dones de la sabiduría, comunión, fortaleza y entrega fraterna, desinteresada y generosa ante la crisis social y económica provocada por la pandemia y el confinamiento.

Despedida de los sacerdotes José Blasco y Roque Herrero Durante las semanas de confinamiento han fallecido dos sacerdotes, José Blasco Aguilar y Roque Herrero Marzo, por los que el Obispo no pudo celebrar el funeral, como tiene costumbre con todos los presbíteros que dejan este mundo. Para orar por ellos se ha programado una Misa el sábado 4 de julio en la S.I. Catedral de Segorbe a las 11 de la mañana. Esta

Eucaristía también se ofrecerá por los fallecidos a causa del Covid-19, por lo que se puede invitar a los familiares que por una razón u otra no hayan podido participar en el funeral general del próximo sábado en la Concatedral. José Blasco nació en 1929 y fue ordenado en 1952. Durante 27 años fue capellán castrense, y de

1996 a 2004 Canónigo Prefecto de Música en la Catedral de Segorbe. Fue autor del libro “Salmos responsoriales Populares. Roque Herrero nació en 1934 y ordenado en 1960. Su último cargo pastoral fue el de párroco de La Asunción de Ares del Maestre, que ejerció durante 19 años hasta su jubilación en 2007.


El foco Mons. Casimiro López Llorente Obispo de Segorbe-Castellón

Queridos diocesanos: Durante estos meses de pandemia estamos viviendo momentos amargos, llenos de dolor, de sufrimiento y de oscuridad. Hemos sufrido muy de cerca la muerte de muchos familiares, amigos y conocidos. El número tan elevado de fallecidos nos ha hecho caer en la cuenta de que somos frágiles, vulnerables y mortales. La muerte de tantas personas ha sido como un mazazo muy fuerte para todos y, en especial, para sus familias. Y así lo ha vivido nuestra sociedad y nuestra Iglesia, y así lo estamos viviendo. Creo que es un deber de caridad cristiana y de justicia que oremos por nuestros fallecidos y por sus familiares, que, en muchos casos, han quedado desolados. Lo hemos venido haciendo desde un primer momento. A los fallecidos y a sus familias nunca les ha faltado nuestra oración

Oración-funeral por los fallecidos a causa del Covid-19

En estos momentos miramos a Dios y hacemos profesión de nuestra fe: “Señor yo creo en la otra vida, la vida eterna”. Porque esta vida terrenal se nos va de las manos, como con toda su crudeza hemos visto estos días. Esta vida hemos de cuidarla y vivirla con intensidad. Es buena y bella, porque está hecha por Dios. Se nos da para vivirla y gastarla en el servicio de los demás. Pero cuando la muerte viene de una manera tan sorprendente y tan cruel, nos parece injusta. Y en realidad es así. La fe nos dice que la muerte no la ha inventado Dios. Dios es el Dios de la vida, es un Dios de vivos y no de muertos, es Señor y dador de vida. Por ello nos dice san Pablo que ya vivamos ya muramos somos del Se-

“Es un deber de caridad cristiana y de justicia que oremos por nuestros fallecidos y por sus familiares” personal, la de las familias y de comunidades religiosas y parroquiales. Ahora que ha amainado la pandemia y las circunstancias lo permiten, queremos orar como Iglesia diocesana por todos los fallecidos a causa del Covid-19, junto con sus familiares tan necesitados de consuelo. Y lo hacemos con la celebración de la Eucaristía, en la que actualizamos la Pascua de Jesucristo,

colme con el gozo que tenía preparado antes de la creación del mundo para cada uno de ellos. Oramos para que, traspasado ya el umbral de la muerte, Dios se lo conceda después de purificarse si han de hacerlo. Y oramos a Dios, Padre de Misericordia, para que les perdone sus pecados y les conceda la vida feliz.

su muerte y resurrección de Jesús para la Vida del mundo, fuente de esperanza y de consuelo.

ñor. Porque Jesucristo ha muerto y ha resucitado para recordarnos a todos que la muerte ha entrado en el mundo como consecuencia del pecado; y que su resurrección ha sido como el premio que Dios Padre ha dado a su Hijo, que se ha ofrecido libremente en la Cruz y ha pagado por los pecados de todos y cada uno de los humanos. Por eso miramos a Jesucristo. Y

vemos que Él mismo ha tocado esta realidad humana de la muerte. No con meras palabras sino entrando en esa misma experiencia y viviendo su pasión y muerte por amor hacia todos y cada uno de nosotros. Y, resucitando, ha vencido la muerte. Nadie más que Él ha vencido la muerte. Al fin y al cabo, la muerte es el verdadero problema de todo ser humano en el camino por esta vida. Y ¿qué sentido tiene la muerte? Seguro que en estos meses nos lo hemos planteado más de una vez. La oración nos abre un portillo de luz y de esperanza en Dios. Dios no se ha desentendido de nuestra situación. Dios está muy cerca de cada uno de nosotros cuando sufrimos. Dios está en especial cerca de los que han padecido la enfermedad y la muerte. Y ha venido en su ayuda para ofrecerles en Cristo otra Vida: la vida que no acaba, la vida eterna. A partir de esta perspectiva y de esta certeza de fe oramos a Dios. Es decir, entramos en esa órbita de fe. Oramos por nuestros hermanos difuntos. Oramos para que Dios les

Nuestro funeral por los fallecidos a causa del Covid-19 no es pues un mero recuerdo del pasado, sino un acto en que celebramos con fe la Eucaristía por todos ellos. Sólo la fe en Cristo Jesús, “la resurrección y la vida”, puede enjugar nuestras lágrimas, dar consuelo a nuestros corazones rotos y despertar en nosotros la esperanza de una vida nueva, de una vida eterna, junto a los que nos han precedido en el Señor. La muerte no es la última palabra. La persona humana no es un ser para la muerte, sino para la vida. Hemos nacido para vivir eternamente felices. La muerte es un precio que tenemos que pagar. Pero Jesucristo nos hace entender que ese precio no es inútil, sino que nos abre de par en par las puertas de la vida eterna. En el sufrimiento no olvidemos que nada ni nadie ni tan siquiera la muerte nos puede separar del amor de Dios, ofrecido en Cristo, muerto y resucitado para la Vida del mundo. Él es nuestra esperanza y nuestro consuelo. Dios nunca nos abandona. Con mi afecto y bendición.

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El pulso de la Diócesis El Obispo preside la celebración del Corpus Christi en la Concatedral de Santa María de Castellón y en la Catedral de Segorbe

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El sábado pasado, el Obispo D. Casimiro López Llorente, presidió la celebración del Corpus Christi en la Concatedral de Santa María de Castellón, con una procesión claustral y con aforo limitado a causa del coronavirus, pero no por ello con menos intensidad y alegría.

También realizó una invitación a contemplar y a adorar el Misterio Eucarístico, “en la Eucaristía, el Señor se ha querido quedar real y permanentemente presente entre nosotros, de muchos modos, pero en la Eucaristía lo está de un modo eminente”.

D. Casimiro explicó que “Jesús se hace y está realmente presente en la Eucaristía, en su divinidad y en su humanidad gloriosa. Por ello el sacramento del altar contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, a Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo”.

Advirtió de que “sin la Eucaristía, sin la comunión sacramental de Cristo, el cristiano se debilita y termina muriendo en su fe, en su vida y en su misión cristiana. No se puede afirmar que para ser un buen cristiano no es necesario participar en la Misa y comulgar”.

“y la caridad de Cristo nos apremia (2 Cor. 5, 14) ante la profunda crisis que padecemos, a ser testigos comprometidos de la caridad. Nos insta a atender a aquellos que en número creciente pasan hambre, se quedan sin trabajo, pierden sus empresas; nos urge a atender a las familias enteras sin medios para subsistir”, y por ello se realizó la colecta extraordinaria de Cáritas. El domingo también presidió la celebración de la Solemnidad del Corpus en la Catedral de Segorbe, invitando a los fieles a poner a los pies de Cristo Eucaristía sus intenciones, en particular los enfer-

mos, los niños y jóvenes, las autoridades de la sociedad, y los difuntos y sus familias, por los que el sábado 27 oficiará un funeral. El Obispo evocó el tiempo del confinamiento, durante el cual el Pueblo de Dios no pudo comulgar: “¡Cómo lo hemos echado en falta durante esta pandemia!, aunque sabíamos que Jesús andaba con nosotros”, y añadía, “no lo dudéis, el Señor estaba sufriendo con los que sufrían”. Al finalizar, en ambas celebraciones bendijo con el Santísimo en la puerta a ambas ciudades y a la diócesis.

“Hoy, celebramos el Día de la Caridad”, continuó,

El Consejo de Pastoral trabaja sobre los objetivos específicos del Plan Diocesano para el próximo curso El sábado 13 se tendría que haber celebrado el tercer y último consejo Diocesano de Pastoral del curso. El acto no se suspendió pero los 43 representantes de los diversos estamentos y realidades diocesanos trabajaron las cuestiones desde casa con sus grupos de referencia. El orden del día preveía una evaluación de lo hecho durante este curso, marcado por las semanas de confinamiento, y la preparación del próximo año pastoral. La Vicaría de pastoral está

elaborando el programa del curso próximo con la colaboración de las realidades diocesanas. En este sentido, el Consejo de Pastoral considera el seguimiento del Plan de Pastoral con el cuarto objetivo específico: “Vivir

el mandamiento del amor y el compromiso por la justicia como servicio a los más necesitados y testimonio de la fe”. También se está pensando en añadir un objetivo extraor-

dinario que permita avanzar en la aplicación del congreso Nacional de Laicos, y se continúan asumiendo las orientaciones del documento de la Conferencia Episcopal “Iglesia, servidora de los pobres”: promover una actitud de continua renovación y conversión, cultivar una sólida espiritualidad que dé consistencia al compromiso social, profundizar en la dimensión evangelizadora de la caridad y la acción social, y defender la familia y la vida como bienes sociales fundamentales.


El pulso de la Diócesis Mª Elena Doménech comenta la carta que el Papa Francisco dirige a las virgenes consagradas El Papa Francisco ha escrito un mensaje a las mujeres consagradas con ocasión del 50° aniversario de la promulgación del Rito de la Consagración de las vírgenes, “que vuestra consagración virginal, con esta cercanía específica a los hombres y mujeres de hoy, ayude a la Iglesia a amar a los pobres”. Mª Elena Domenech, virgen consagrada de nues-

tra diócesis, explica qué significa para ella ser consagrada en la Iglesia y para la Iglesia: «Nos dice el Papa Francisco: ‘Estáis llamadas a experimentar y testimoniar que Dios, en su Hijo, nos ha llamado primero, que su amor es para todos y tiene la fuerza de transformar a los pecadores en santos’. ¿Qué suce-

derá, qué sucede si eso te lo has creído; si eso se fue haciendo carne en tu inteligencia y corazón...en mis afectos?, ¿Qué sabes que la fragilidad, tu precariedad, tu realidad de mujer está dotada especialmente para ser amada, para amar?, pues que aquella ”llamada” que un día se me regaló y llenó el corazón, hoy, que ya han pasado muchos años, si-

gues creyendo y experimentando que ¡se puede ser posesión de Dios, pertenencia de Dios!. Y, desde esta fe, sabiendo que nunca va a depender de mi coherencia, de mi perfección, cada mañana y cada noche querré decirle siempre a Jesús: “¡Ven!” (Ap. 22,17). Y permanecer así en la fuerza de su respuesta: “¡Sí, vengo pronto!” (Ap. 22,20).»

Aniversario de la toma de posesión de D. Casimiro López Llorente, 14 años pastoreando a la diócesis de Segorbe-Castellón El próximo miércoles, 23 de junio, será el aniversario de la toma de posesión de D. Casimiro López Llorente como Obispo de Segorbe-Castellón. Son ya 14 años que llegó desde la diócesis de Zamora. Entrando por Barracas, y coincidiendo con la So-

lemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, una fiesta con mucho significado para la Iglesia, tomó posesión en la Catedral de Segorbe, con la celebración de la Eucaristía, para posteriormente presentarse en la Concatedral de Santa María de Castellón.

Nueva conferencia de JECCxM: “La santidad en un mundo posmoderno”, de José Pedro Manglano La semana pasada se celebró la última conferencia del “Ciclo Cristianismo y Postmodernidad”, organizada por Jóvenes en el Corazón de Cristo por María (JECCxM) con el apoyo de la delegación diocesana de Infancia y Juventud y de la Asociación Católica de Propagandistas. A través de la aplicación Zoom, alrededor de 40 personas pudieron escu-

char al sacerdote José Pedro Manglano, que habló de “La Santidad en el Mundo Postmoderno”. Charla en la parroquia de El Salvador de Castellón También, el martes 9 de junio, más de 70 personas, la mayoría de ellos jóvenes universitarios, celebraron una Hora Santa en la parroquia de El Salvador de Castellón, para a continuación escuchar la

charla de Don José Pedro que llevaba por nombre “El Arma Ignorada: La Ale-

gría”, organizada por Pastoral Universitaria y por Hakuna.

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La noticia de la semana Memoria y futuro de la acción caritativa de la Iglesia Diocesana en la Semana de la Caridad 2020

Proyecto del nuevo complejo para la casa de acogida y los locales de los Santos Evangelistas

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La Semana de la Caridad de este año ha sido especial. La pandemia, con el confinamiento y las aún vigentes medidas de seguridad, han obligado a adaptar el programa de actos. Pero sobre todo ha forzado a redoblar esfuerzos para responder a miles de personas que están sufriendo a causa

de las consecuencias de la crisis sanitaria, rápidamente mutada en crisis económica y social. En dos meses y medio se han atendido a tantas personas como a la mitad de las que se acogieron durante todo el año pasado; la mayoría pedían ayudas para comer y el 35% acu-

dían a Cáritas por primera vez. Por esta situación, junto con la Memoria del 2019 se ha adjuntado un documento que expone la respuesta dada por las Cáritas parroquiales ante la crisis del Covid-19. El compromiso de la Iglesia Diocesana con los necesitados es constante. Atiende a las necesidades urgentes, pero pone un acento particular en acompañar a las personas - participantes, según la terminología interna de Cáritas - para que realicen un proceso de plena inserción en todos los niveles: social, laboral y personal, en la que entra la dimensión espiritual.

De ahí que el viernes anterior al Corpus -solemnidad que es fuente y da sentido a la caridad de la Iglesia- el mismo Obispo presentase el nuevo proyecto del hogar de acogida El Pati, en Vila-real. Con el nuevo complejo, que también cuenta con una capilla y locales de la parroquia de los Santos Evangelistas, se triplicará la capacidad, pudiendo acoger a 32 personas que están saliendo de la calle. El Obispo ha manifestado su satisfacción por esta iniciativa, al tiempo que recordaba que “la Iglesia siempre acoge a los más pobres”.

¿Quién acude a Cáritas? El perfil de personas que llegan a Cáritas es el de familias o individuos que viven en hogares donde no entra ningún salario por empleo o que es precario, jóvenes y menores de familias en exclusión social, personas drogodependientes, enfermos crónicos, personas en situación de sin ho-

gar, personas mayores e inmigrantes. El tiempo de acompañamiento de las personas que acuden a las Cáritas es cada vez más largo. Como ejemplo, el 52% de las mujeres acompañadas en los proyectos de mujer, permanecen una media de 3 años en los recursos. Son familias

cuyas condiciones de vida han sufrido dificultades en diferentes dimensiones (empleo, vivienda, salud, relaciones sociales, etc.) que necesitan acciones integrales en varias de las dimensiones afectadas, lo que explica que los acompañamientos se prolonguen en el tiempo y sean cada vez más intensos.

Memoria

Complemento Covid-19


Entrevista «Me mantiene saber que Ismael está en el cielo velando por nosotros, porque creo en la vida eterna» ¿Cómo estás ante este acontecimiento, del fallecimiento de Ismael?

Amparo Villoria Testimonio de la viuda de Ismael Romero, fallecido por Coronavirus

Ismael Romero, de 69 años de edad, nació en Serradilla (Cáceres). Desde bien pequeño se fue a vivir a Salamanca, donde conoció a Amparo, su mujer. Por motivos laborales se vinieron a vivir a Castellón hace 36 años. Tienen dos hijos, Myriam, casada con David, e Ismael, casado con Sandra; y 5 nietos. Juntos, Ismael y Amparo han vivido su fe en la parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón, en la segunda comunidad del Camino Neocatecumenal, y también han estado comprometidos con la parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón. Ismael estuvo 49 días en la UCI y 4 días en planta. Falleció el 16 de mayo en el Hospital General de Castellón.

Me he sentido mal, por el dolor que tenía tan grande, pero a la vez me he sentido muy apoyada por la oración, porque he tenido mucho tiempo para orar, y me he sentido muy apoyada por todos los hermanos y por tanta gente que ha estado rezando por nosotros. La comunión de los santos se nota, yo lo he notado, y gracias a esas oraciones me he podido mantener firme y esperando en el Señor. He estado dos meses y medio completamente sola en casa porque no podía entrar nadie, pero gracias al Señor, dentro de este sufrimiento he podido vivir la soledad en paz. Por eso digo que la oración de los hermanos es lo que más me ha acompañado. ¿Qué es lo que te está sosteniendo durante todo este tiempo? Pues al principio yo tenía la esperanza de que Ismael se iba a curar y que iba a salir, pero cuando ves la gravedad... empecé a pensar que nos dejaba y se iba con el Señor. Ahora me mantiene el saber que Ismael está en el cielo, y que está velando por todos nosotros, porque creo en la vida eterna. ¿Te está ayudando la fe en Cristo resucitado? Por supuesto que me está ayudando, y mucho. El Señor nos ha regalado que Ismael no muriera solo, pues los 4 días que estuvo en planta pudo estar acompañado por nuestra hija Myriam, ya que había pasado el coronavirus y tenía anticuerpos. Y ella le hablaba continuamente, rezaba mucho con él hasta el día que falleció. El ratito antes de fallecer, Myriam no dejo de rezar ni un minuto, para que sucediera lo mejor para su padre y que fuera lo que Dios quisiera. Ismael ha muerto con el Rosario en la mano y con mi hija acompañándole, y para mí eso es un don del Señor. Otra cosa muy importante para nosotros fue el entierro, poderle dar sepultura y que no fuera incinerado. También, que por un día, gracias al cambio de fase, pudimos asistir quince personas en lugar de tres. Éramos pocos, pero se le hizo un entierro muy digno, con las oraciones, con cantos y salmos, y no le faltó de nada, y para mí eso es un don del Señor. También, después del cementerio yo me fui a hacer la prueba del Covid y di positivo, después de tanto tiempo encerrada en casa, y fue duro, porque yo ya pensaba que me podía juntar con mis hijos y mis nietos después de tanta soledad. No lo entendí, pero cuando llegue a mi casa reflexioné. Estuve sola a ratos, pues mi hija venía algún momento, y eso me ha ayudado muchísimo, y rezar juntas, lo que para mí ha sido otro don del Señor. Ahora sigo en casa, ya he dado negativo y no tengo el virus, pero no tengo muchas ganas de salir. Recuerdo muchísimo a Ismael, pero de todo esto que hemos pasado me quedo con lo bueno, con todas las bendiciones que nos ha regalado el Señor, por tantas cosas por las que le quiero dar las gracias y decir “Amén”. ¿Ha podido Ismael recibir la unción de enfermos? Pues sí, Ismael recibió la unción de enfermos cuando estaba en la UCI muy grave, y la verdad que para mí eso fue otro don del Señor. También me gustaría recordar y dar las gracias a todos los trabajadores del Hospital General de Castellón por el trabajo que han realizado y que están realizando con todos los enfermos. Ismael ha estado muy bien cuidado y muy bien atendido, y espero que Dios les ayude a todos a seguir adelante lo mejor posible.

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Edita: Obispado de Segorbe-Castellón Coordinador: Héctor Gozalbo Redacción: Guillem Farré (610 493 950) · Juan Gozalbo (682 27 91 23) medios@obsegorbecastellon.org / www.obsegorbecastellon.es C/Gobernador Bermúdez de Castro, 8. 12003. Castellón de la Plana Impresión y reparto: Grupo Zona · Pol. Ind. Ronda Sur, C/ Sierra de Irta · Castellón / Teléfono 964 210 339 · www.grupozona.es

«No tengáis miedo»

Suplemento del B.O. del Obispado Dep. Legal: CS 971960 Nº 3029

El Papa

Domingo XII del Tiempo Ordinario (4ª Semana del Salterio)

de cerca

1ª LECTURA Jer 20, 10-13

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Dijo Jeremías: «Oía la acusación de la gente: “Pavor-en-torno, delatadlo, vamos a delatarlo”. Mis amigos acechaban mí traspié:”A ver si, engañado, lo sometemos y podemos vengarnos de él”. Pero el Señor es mi fuerte defensor: me persiguen, pero tropiezan impotentes. Acabarán avergonzados de su fracaso, con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor del universo, que examinas al honrado y sondeas las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos, pues te he encomendado mi causa! Cantad al Señor, alabad al Señor, que libera la vida del pobre de las manos de gente perversa». SALMO Sal 68, 8-10. 14 y 17. 33-35 R. Señor, que me escuche tu gran bondad. Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre. Porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí R. Pero mi oración se dirige a ti, Señor, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mi. R. Miradlo, los humildes, y ale-

Papa Francisco

La Eucaristía nos sana

graos, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. R. 2ª LECTURA Rm 5, 12-15 Hermanos: Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron... Pues, hasta que llegó aunque la Ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir. Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.

EVANGELIO Mt 10, 26-33 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por uno céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones. A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

La Eucaristía sana nuestra memoria cerrada. Las heridas que llevamos dentro no sólo nos crean problemas a nosotros mismos, sino también a los demás. Nos vuelven temerosos y suspicaces; cerrados al principio, pero a la larga cínicos e indiferentes. Nos llevan a reaccionar ante los demás con antipatía y arrogancia, con la ilusión de creer que de este modo podemos controlar las situaciones. Pero es un engaño, pues sólo el amor cura el miedo de raíz y nos libera de las obstinaciones que aprisionan. Esto hace Jesús, que viene a nuestro encuentro con dulzura, en la asombrosa fragilidad de una Hostia. Esto hace Jesús, que es Pan partido para romper las corazas de nuestro egoísmo. Esto hace Jesús, que se da a sí mismo para indicarnos que sólo abriéndonos nos liberamos de los bloqueos interiores, de la parálisis del corazón. El Señor, que se nos ofrece en la sencillez del pan, nos invita también a no malgastar nuestras vidas buscando mil cosas inútiles que crean dependencia y dejan vacío nuestro interior. La Eucaristía quita en nosotros el hambre por las cosas y enciende el deseo de servir. Nos levanta de nuestro cómodo sedentarismo y nos recuerda que no somos solamente bocas que alimentar, sino también sus manos para alimentar a nuestro prójimo. Homilía del Corpus Christi. 14 de junio del 2020


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