laHoja PARROQUIAL
SEGORBE-CASTELLร N
26 de agosto 2018
LA COMUNIDAD Notas de Santidad
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Diรณcesis Segorbe-Castellรณn
Punto de mira
Punto de mira ORACIÓN
LA FE DE UN CRISTIANO EN COMUNIDAD Tal y como ha exhortado la Iglesia a lo largo de los tiempos a la luz del Evangelio de Cristo, el hombre requiere de un pueblo para caminar, para convertirse y para llegar a Dios
Como se ha visto, la comunidad es el lugar donde un cristiano se encuentra con el verdadero sentido de su existencia, a través del conocimiento de sus pecados, del amor con los hermanos en los sufrimientos y de la intimidad con Cristo. Hablar de comunidad es también recuperar grandes testimonios de los santos de la Iglesia a lo largo de los siglos. He aquí algunos de los más destacables:
N OTA S D E S A N T I D A D
Esto es lo que señala Lidón, que ha visto cómo el Señor le ha llamado a un encuentro con Cristo a través del Camino Neocatecumenal: “es donde debo estar, donde tanto he pecado y he podido retornar como el Hijo pródigo”. Según cuenta, la comunidad le ha enseñado a conocer tanto a los hermanos como a sí misma y “a poder justificarlos, quererlos en la debilidad y sentirme amada en mi pequeñez”. “Mi evangelización y mi testimonio pasan por la unidad de la comunidad, que ésta sea testigo de los frutos, el amor y la unidad”. Así de rotunda se muestra Lidón cuando expresa qué significa esta parte de la santidad a la que tanto insta el Papa Francisco en su exhortación. Del mismo modo señala “son mis hermanos en la Fe, muchas veces más que los de la carne; con ellos he podido compartir los bienes, los sufrimientos y las alegrías a lo largo de casi 40 años”. Y es que parte de los frutos de los que habla son los más de 100 hijos nacidos de los matrimonios de su comunidad y los tantísimos nietos. 2
- “Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras; no faltemos a las asambleas, como suelen hacer algunos, sino animémonos tanto más cuanto más cercano veis el Día” (Hb 10, 24-25).
“Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Dt 6. 4-5), “y amarás al prójimo como a ti mismo” (Lv 19, 18). Esta profesión de Fe es mucho más que una expresión de intenciones, es una de las bases sobre las que se fundamenta la experiencia de un judío con su Dios, y también la de un cristiano con su Padre.
ca Gaudete et exsultate. Desde los orígenes Dios ha querido que el hombre fuera para otro, viviera la misma relación de amor trinitario que viven las tres personas que le forman, Dios Padre, Dios Hijo Jesucristo y Dios Espíritu Santo. Por eso formó a Eva del costado de Adán, para que no se sintiera solo por más tiempo, para que tuviera una igual para donarse y de este modo experimentar la verdadera profundidad del amor.
Es por esto que el Shemá encarna a la perfección una de las notas que el Papa Francisco caracteriza como uno de los cinco puntos clave de la santidad en su Exhortación Apostóli-
Para el Sumo Pontífice, la santificación de cada persona pasa por el otro, el paso del yo al tú, la relación interpersonal que posibilita la conversión de cada día. Uno no puede santificarse ais-
lándose y dejándose a merced de los tres enemigos del alma: la carne, el mundo y Satanás. El prójimo es una pieza clave en el puzle que es la vida en Dios. Y en esto incide mucho el Santo Padre, en huir de la propia concupiscencia para llegar al otro a través de algo tan maravilloso como es la comunidad cristiana. “La santificación es un camino comunitario, de dos en dos”, esto es, que el cristiano va acompañado de otros cristianos con los que vive “heroicamente el Evangelio”, que son totalmente diferentes pero viven juntos de la piedra angular que es Cristo muerto y resucitado para su salvación. Y es que “la co-
munidad está llamada a crear ese espacio teologal en el que se puede experimentar la presencia mística del Señor resucitado”; es un pueblo que camina unido por el desierto esperando el maná que Dios le envía, que fraternalmente y en la cotidianeidad llega a la plenitud de la Fe, tal y “como ocurría en la comunidad santa que formaron Jesús, María y José, o éste con sus discípulos, donde se reflejó de manera paradigmática la belleza de la comunión trinitaria”. No es tiempo de grandes sacrificios ni oblaciones, el Señor habla al pequeño, es amigo del pecador que se arrepiente, camina con el sencillo de espíritu. Dios
habla en la historia, en el día a día, en la vida rutinaria que el demonio tanto intenta tergiversar. Y es aquí donde un cristiano se santifica, en los pequeños detalles que van construyendo la Fe, que se viven “en la familia, en la parroquia y en la comunidad religiosa” y que, compartiendo la Palabra y celebrando la Eucaristía, “ nos hace más hermanos y nos va convirtiendo en comunidad santa y misionera”. El Papa Francisco muestra esta santidad vivida en comunidad haciendo referencia a los efímeros momentos que Jesús utiliza para mostrar la conversión cotidiana, tales como cuando se terminó el vino en las bodas de Caná, pide a sus
discípulos que cuenten el pan que queda para comer o cuando les espera con un pescado junto al fuego en la orilla, y cuando realiza metáforas sobre la oveja perdida, la viuda que ofrece sus dos únicas monedas o las vírgenes prudentes que esperan al esposo con las lámparas encendidas. Por supuesto, tal y como señala el Santo Padre, se trata de diminutos gestos de entrega que contravienen la actual “tendencia al individualismo consumista que termina aislándonos en la búsqueda del bienestar al margen de los demás”, en vez de escuchar a Cristo cuando dice “que todos sean uno, como tú Padre en mí y yo en ti”.
- “Pues, así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros cumplen la misma función , así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros” (Rm 12, 4-5). - “Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos” (Sal 133, 1). - “Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir” (1 Cor 1, 10). - “Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). - “Tened todos el mismo sentir, sed solidarios en el sufrimiento, quereos como hermanos, tened un corazón compasivo y sed humildes” (1 Pe 3, 8). - “Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” (Hch 2, 46-47). 3
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“Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna” Domingo de la 21ª semana de Tiempo Ordinario (1ª Semana del Salterio) 1ª LECTURA: Josué 24,1-2a.1517.18b SALMO: Sal 33, 2-3.16-17.18-19.2021.22-23 R. Gustad y ved qué bueno es el Señor. 2ª LECTURA: Efesios 5,21-32 Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y 4
Die Lesungen der Masse
calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. EVANGELIO: Juan 6,61-70 En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: -«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: -«¿Esto
os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.» Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: - «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Les lectures de la Messe
Readings for the Mass Entonces Jesús les dijo a los Doce: - «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: - «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»