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Conclusiones 19

Figura 2. Comparación de las producciones de las especies de fruta dulce en España en los períodos 1985-1986 y 2019-2020. Fuente: elaboración propia

2. Precios, inputs y costes de producción

Los costes de producción unido a la producción y al precio de venta constituyen los factores determinantes de la rentabilidad de las empresas frutícolas. Los precios percibidos por los productores constituyen el caballo de batalla del sector productor, en particular de melocotonero, pero también en manzana, ciruelo y cereza. Considerando el período que se inicia con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) 2002-2020 y las especies melocotón y manzano (Figura 3), el precio medio percibido en el Valle del Ebro no ha sido no muy superior a los costes de producción expuestos en la Figura 3. En la misma Figura 2, se exponen los precios anuales medios percibidos por los productores correspondientes a la variedad ‘Golden’. En ambos casos se observa una tendencia claramente bajista y divergente de la inflación alcista (línea punteada azul). Si se analizan para el mismo periodo los precios de dos importantes inputs como son la mano de obra y el gasóleo, se observa que la tendencia es inversa con una tendencia alcista superior a la inflación (Figura 3). Se han considerado en ambos casos precios corrientes. Además de la tendencia altamente inflacionista de la mano de obra, esta es cada vez más escasa y menos especializada, por lo que es hay que pensar en una fruticultura con labores fáciles de explicar y de ejecutar. Los datos de la Figura 3 muestran que nos encontramos ante un largo período, desde la entrada de España en la CEE en 2002, con una tendencia alcista de los costes de los inputs (mano de obra, gasóleo, electricidad, maquinaria, agua, fertilizantes, etc.) y bajista de los precios percibidos por los agricultores (Figura 3). Esta tendencia se consolidará desafortunadamente en 2021 con el fuerte encarecimiento de la electricidad, de los carburantes y fertilizantes. Como consecuencia, la supervivencia, continuidad y competitividad de las empresas frutícolas, ante la imposibilidad en la práctica de incidir en los precios, pasa por la reducción de los costes de producción mejorando la eficiencia en el uso de los inputs en el proceso productivo y aumentando la productividad de las plantaciones, objetivos no siempre fáciles de alcanzar tras décadas de ajustes. La eficiencia en el uso de inputs se ha mejorado continuamente desde hace más de 30 años gracias a la mejora genética (nuevos patrones y variedades), a la intensificación de las plantaciones, a sistemas de formación basados en

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