Discurso Arizio - 30 años Reapertura

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Palabras Ing. Osvaldo Arizio 30 años de la Reapertura de la UNLu En primer lugar quiero agradecer la presencia de todos ustedes acompañando este festejo de los 30 años de la reapertura de nuestra universidad, de vuestra universidad, porque cada universidad pública es la de todos y pertenece a la sociedad en su conjunto. Estos treinta años de la reapertura de nuestra institución nos invitan a reflexionar sobre lo que hemos vivido, pero, más importante, a pensar cómo enfrentar el futuro, aspecto de la vida social que nuestra Universidad nunca dejó de atender. Cuando fue creada, según algunos historiadores, era la intención de ciertos sectores de la sociedad utilizarla como herramienta de descompresión de la población de otras instituciones, atomizándolas y despolitizándolas. No fue eso lo que sucedió, por el contrario, lejos de volverse una herramienta del Poder se convirtió en un espacio crítico, comprometido y que por pensar en futuro se volvió una amenaza. En efecto, su nacimiento cuestionó al sistema universitario tradicional con un fuerte contenido innovativo. Su sistema departamental para formar desde las disciplinas a profesionales preparados para actuar en la interdisciplina, su sistema de evaluación sin calificaciones numéricas para formar en la solidaridad y no en la competencia, su apertura a dar oportunidad a los mayores de 25 años sin secundario concluido, su visión sobre el derecho a la educación superior que le planteo llevar la misma a aquellos espacios geográficos donde por distancia y condición social existían jóvenes no podían acceder a ella, su carácter regional dando respuesta a demandas insatisfechas y generando ofertas académicas novedosas, como la primer carrera de Ing. en Alimentos de América Latina. Es por ello que esta universidad fue vigilada, cuestionada, intervenida y finalmente cerrada. Es de público conocimiento que nuestra UNLu fue abierta por una dictadura y cerrada por otra. Fue reabierta y reparada por la democracia. Este último aspecto nos interesa. El valor de la democracia a la hora de elevar el rol de las instituciones. Decía Raúl Alfonsín en Campana, cuando reabríamos nuestras aulas: “tienen razón los amigos de Luján (…) era realmente un acto de justicia reabrir ésta universidad, y por ello lo han logrado. Tendremos que seguir trabajando también para que la Universidad vincule cada vez más a los profesionales con la sociedad en la que actúan, de modo que cuando se reciban no piensen en servirse de la sociedad, sino en servir a la sociedad”. Las palabras de Alfonsín tienen vigencia. La expresión “servir en sociedad” es fuertemente democrática, integrativa, comprometida e inclusiva.Todos ellos pilares que desde nuestra institución buscamos llevar adelante. Servir en sociedad es solidaridad y compromiso político, académico y humano. Sólo así las sociedades avanzan. Sólo así se construye futuro. Desde hace treinta años venimos, con amenazas, crisis y bienestar, dependiendo del momento histórico concreto, edificando una democracia que hoy se puede decir es más sólida. De igual manera nuestra universidad, que aún gestiona la Reparación Histórica alegremente concebida. La Memoria, la Verdad y la Justicia se construyen, día a día, desde los derechos humanos, desde la educación, la solidaridad, la expresión política y el trabajo tantas veces anónimo, dedicado y complejo de entidades como el “Archivo Nacional de la Memoria” que en esta


jornada nos trae revalorizado un fragmento importante de nuestra historia. Su tarea, que llevó largos y laboriosos meses, fue la de digitalizar estos documentos que son parte de nuestra vida institucional compuesta por seres humanos. Muchas gracias a ellos por tamaña expresión de generosidad en dedicar su tiempo y recursos en nosotros. Desde hoy y por un lapso de tiempo, el Archivo de la Memoria de la UNLu digitalizado será expuesto en este ámbito para el conocimiento de todos. Las huellas de la democracia y la dictadura están en nuestro Gen. Hemos crecido a la par de la democracia y hemos sufrido pérdidas irreparables durante la Dictadura. Nuestra historia es única por ello. No fuimos una más de las Casa de Educación Superior. No se adaptó la UNLu a los supuestos mandatos originales del Poder, sino, por el contrario, supo construir su identidad. La de la Comisión Pro Universidad, la de Mignone, la de su cuerpo docente, la de sus no docentes y sus estudiantes. La identidad de la región en que se encuentra inserta. Miramos desde el conurbano hacia el interior de la provincia, y con ello nos enorgullecemos. Hablar de identidad es hablar de la construcción democrática. Llevamos 30 años ininterrumpidos. Hace unos días esa democracia nos regalo un momento de enorme satisfacción colectiva, al enterarnos que esa mujer que es un ejemplo magnífico de amor, lucha, integridad y dedicación, Estela de Carlotto, tras 36 años, logró recuperar a su nieto robado por la última dictadura cívico militar. Una muestra contundente de cómo con la democracia mejoramos socialmente. La identidad, construida y no impuesta, es un valor inagotable. En este caso individual, pero, como Nación, lo hacemos colectivamente cada día. La Universidad Nacional de Luján es parte de la identidad democrática de la región. Con su docencia que forma en contenidos y valores, su investigación y extensión aporta su granito de arena para mejorar a los individuos que ingresan a ella cada año, y al mejorarlos y devolverlos a la sociedad con el valor agregado que la educación y el conocimiento científico nos da a cada uno, aportamos a la construcción de una comunidad más justa. Justicia fue su reapertura y su reparación. Justicia social es lo que ahora, cada día, debemos construir con cada paso institucional que demos para que ese futuro del que hablamos al principio sea próspero y de progreso en todos los órdenes. Muchas gracias por ser parte de éste encuentro que no hace más que ratificar nuestra decisión y deseo de ser parte de la comunidad, trabajando con y para ella y, como decía con su indudable humildad hace 30 años Raúl Alfonsín: “no gracias a un gobierno, sino al esfuerzo de todos, como el esfuerzo de hoy, de los hombres de Luján, hemos enderezado al país y vamos rumbo seguro hacia nuestro destino de grandeza”. Nuevamente, muchas gracias.


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