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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 2.11.2013

FIDEL MUNNIGH

En defensa del apátrida... porque el nacimiento y la patria misma son cosas impuestas, no elegidas

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Entrega de los Premios Fundación Corripio 2013

Págs 4 y 5

Impresionismo o transformación

¿Bueno o malo? lo que dice la Iglesia

Un viaje de retorno a la conciencia

Las prácticas artísticas, como pintura, música y cine, así como otras expresiones sociales como las señales de tránsito y códigos de navegación, pertenecen a la semiótica, y eso hay que explicarlo.

En sus debates sobre la naturaleza humana, Mu-Kien Adriana Sang se vale esta vez de la Iglesia para ver al hombre como bueno por antonomasia, a imagen y semejanza de su Creador.

Aimé Césaire tendió un puente de palabras entre las islas caribeñas y el continente con una dimensión lírica y visual que con cada verso enciende el espíritu.

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HOY

AREÍTO

Sábado 2 de noviembre de 2013

Zona Areíto Areito

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Octavio Paz (poeta y ensayista mexicano) Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio.

Aporte

FIDEL MUNNIGH

DEFENSA DEL APÁTRIDA 1 Saberse de un tiempo y de un lugar. Saber que se tiene un país en donde por puro azar se ha nacido. Y, sin embargo, sentirse siempre apátrida, extranjero solitario, habitante del universo.

2 El hombre sin patria es mil veces superior al nacionalista. Le supera en visión, en bondad, en favores a la humanidad. Sólo piénsese en los incontables horrores cometidos en nombre de algún oscuro nacionalismo. Hasta ahora ningún crimen se les ha podido imputar a las ciudadanías del mundo.

3 Pocos sentimientos son tan perniciosos como ese fetichismo de las identidades que hoy enloquece a tribus y pueblos. Los diversos particularismos del nuevo siglo se siguen erigiendo sobre montones de cadáveres, dejando el suelo regado de sangre inocente.

Obra de José Pelletier

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Hay tantas razones para retornar a la patria como para permanecer en el exilio. Con la sola diferencia de que las primeras son acaso más fuertes y más antiguas. Apelan directamente al corazón, a las raíces del alma, a los recuerdos de infancia. Se confunden con los mismos orígenes, con el espacio de origen. Pesan más.

Hay días en que me levanto sintiendo gran amor por la humanidad. Esos días me asombro de sentir cierto “orgullo de ser de aquí”. Después de todo, existen motivos para enorgullecerme, me digo a mí mismo. Para enorgullecernos, pluralizo. Pensemos que hemos tenido buenos poetas y escritores, buenos artistas y músicos, buenos atletas. Sólo nos ha faltado tener buenos gobiernos y buenos gobernantes.

Sentir orgullo por ser de aquí y no de otra parte es tan ridículo como sentirse orgulloso por haber nacido. El nacimiento y la patria misma nos son cosas impuestas, no elegidas. Más bien deberíamos sentirnos orgullosos de los empeños personales, libremente decididos y llevados a cabo, y casi sólo de éstos.

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Incluso después de haber retornado a la patria, combatir el provincianismo de espíritu, mantener la amplitud de miras y seguir sintiéndose ciudadano del mundo.

Si no somos mejores no es porque no podamos, sino porque no queremos.

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6 Con el país en donde por puro azar se ha nacido no se puede tener otra relación que de amor y odio. Ahora se le quiere y un segundo después se le maldice. Nos duele y nos harta. Es algo casi esquizoide. No se puede vivir en él y tampoco se quiere vivir sin él. Amo este país, lo amo con tormentoso amor, como se ama a algunas mujeres. Si no lo amara, jamás habría regresado a él. Pero confieso que cada vez más me gusta menos.

11 La obsesión por la identidad propia parece haberse apoderado de nuestros intelectuales. No les escucho más que hablar y discutir de la dominicanidad. Y eso dice tan poco a mi espíritu…No haríamos mejor en asumir la crítica honesta de nuestros males y deficiencias, de este presente miserable, que en pensar una identidad siempre fugitiva y gelatinosa?

17 Y, sin embargo, escribo. Escribo sin mucha fe, sin mucho entusiasmo, sin hacerme demasiadas ilusiones; escribo porque me gusta, porque no sabría hacer otra cosa, porque es lo único que puedo hacer más o menos bien.

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Este no es un país patriótico sino patético…y carnavalesco.

Frase de un personaje de novela que uno quisiera hacer suya. Preguntado por sus planes para mañana, responde llanamente: “Ya no tengo ilusiones. Las perdí en el curso de mis viajes”.

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George Steiner acierta al decir que nuestro tiempo está marcado por la pérdida de todas las patrias y el destierro de los más íntimos paraísos. Considérese, por ejemplo, el caso de la literatura contemporánea. Lo mejor de ella nos habla de una época de desarraigo cultural, espiritual y verbal. No en vano Cioran, el aforista lúcido y desesperado, se definía “apátrida”, condición que tenía por la “preferible para un intelectual”.

Motivos para encontrar una muerte rápida y absurda: salir a la calle, rozar el vehículo de lujo de algún troglodita, caminar por la acera debajo de un cable de alta tensión suelto, discutir con alguien. Aquí en cualquier momento a cualquiera acecha una bala aburrida. La vida se ha depreciado demasiado. Dentro de poco valdrá menos que nada.

Fórmula de lo que somos: una suma de defectos, una resta de virtudes.

Escribo en un país donde cincuenta y dos de cada cien dominicanos jamás me leerán, sencillamente porque no saben leer ni escribir. Entre nosotros, la escritura no puede ser sino un acto superfluo y completamente inútil, cuando no un gesto vanidoso.

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14 “Por eso brindo contigo. ¡Qué bueno que soy de aquí!”. La frasecita esa sólo se la cree su autor.

19 No ser nadie, no tener nada. No aspirar a nada, ni siquiera al reconocimiento y la estima. Vivir como si no se tuviera lugar propio en el mundo. Vivir como un apátrida. Y, no obstante, consumar en esa carencia la mayor victoria del ser y sentirse el hombre más feliz de la tierra. No ser nadie, no tener nada: precioso motivo para ser alguien y tenerlo todo.

LA HISTORIA

1808

NACIÓ 2 DE NOVIEMBRE JULES AMÉDÉE BARBEY D’AUREVILLY, novelista y ensayista francés, uno de los más importantes de su época, con obras fascinantes como “Las diabólicas. Hijo de una familia monárquica truncada por la Revolución francesa. _

2009

FALLECIÓ 3 DE NOVIEMBRE FRANCISCO AYALA GARCÍA-DUARTE, jurista, sociólogo y brillante creador. Fue uno de los escritores españoles más longevos, prolíficos y premiados. Destacó como narrador en el relato corto y la novela.

1873

NACIÓ 4 DE NOVIEMBRE IZUMI KYOKA, escritor japonés de cuentos y novelas de temas de la época feudal. Idealizó el mundo de las geishas, y se casó con una. Autor de obras como “Cuentos góticos japoneses”. MURIÓ 5 DE NOVIEMBRE PIERRE CHODERLOS DE LACLOS, militar y escritor francés, considerado un escritor tan escandaloso como el marqués de Sade. Su obra maestra, “Las amistades peligrosas”, está considerada como una de las novelas más conocidas en el mundo.

1803

1880

NACIÓ 6 DE

NOVIEMBRE ROBERT MUSIL, escritor austríaco. Es, junto con Thomas Mann y F. Kafka, uno de los más importantes novelistas en lengua alemana del siglo XX. Su primera novela, “Los extravíos del alumno Törless”, le dio gran popularidad.


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www.idg.org.do/ Por Milcíades Núñez.

Los Grateró / Gratereaux de La Vega

Encuentros

CÁPSULAS GENEALÓGICAS

Sábado 2 de noviembre de 2013

Instituto Dominicano de Genealogía

MU-KIEN ADRIANA SANG

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irilo Grateró Aquino fue bautizado con 15 días de nacido el 13 de febrero de 1825 en La Vega, lugar donde vivió y desempeño funciones públicas. En 1868 fue elegido como elector de la común por mayoría de votos junto a San Julián Despradel, Enrique Guzmán Galicia, entre otros. N4/H1 Cirilo Grateró también casó con Marcelina Rodríguez Clisante (1830-1920), hija de Fermín Rodríguez y María José Clisante, el 14 de julio de 1856 en La Vega y fueron padres de: Bn4/N4 José Antonio, quien casó con Juana María Ogando Batista; Bn5/N4 María Augusta Agripina, (1857-1907), casó con Federico Moya; Bn6/N4 Marcelina de Jesús Grateró Rodríguez, nacida el 17 de mayo de 1863; Bn7/N4 Eliseo Grateró Rodríguez, quien casó con Ofelia Lisandro Veloz. Este fue padre, entre otros, de Tn5/Bn7 Josefina Altagracia Gratereaux Lisandro (n. 1902), quien casó con Francisco Henríquez Pérez (n. 1901) y es la madre del intelectual y periodista 4°N1 Federico Henríquez Gratereaux (n. 1937). H2 Lucas Eduviges Grateró García, nacido en 1797 en Santo Domingo, vivió en Azua para 1827 y en San Juan de la Maguana para 1828. También vivió muchos años en Jarabacoa. Los Grateró de “las lomas de La Vega” descienden de él y su esposa, María Benita Chapella (1797-Jarabacoa 1877). El matrimonio Grateró Chapella procreó a: N8/H2 Anselmo, N9/H2 Francisco, N10/H2 José Francisco y N11/H2 Trinidad Grateró Chapella, quien casó con Fermín Abreu. N8/H2 Anselmo Grateró Chapella, nació en 1830 y se estableció en Jarabacoa, donde fue sacristán de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen por muchos años, desde su fundación en 1858, y testigo de múltiples sacramentos. Murió soltero, siendo sepultado en el cementerio municipal de Jarabacoa el 8 de junio de 1910; N9/H2 Francisco Grateró Chapella. Era Ayudante de la plaza en 1873. Casó en Jarabacoa con Evarista Matías el 13 de agosto de 1878. Fue de los fundadores de Constanza. Allí fue jefe de puesto en 1896 y el primer alcalde cuando fue elevada a categoría de común en 1900. Fue padre de: Bn8/N9 Emilia Grateró Matías, quien casó en Jarabacoa en 1884 con Francisco Javier Collado Filián, hijo de Eugenio Collado y Secundina Filián, quienes también se establecieron en Constanza; Bn9/N9 Cleotilde Grateró Matías, nacida alrededor de 1865 y quien casó en 1889 en Jarabacoa con José Avelino Cabral Durán, estableciéndose también en Constanza; Bn10/N9 Francisco Antonio Grateró Matías, quien casó con Claudina Suriel, hija de José María Suriel y Juana Suriel; Bn11/N9 Joaquín Rafael Grateró Matías, n. 1872; Bn12/N9 Ramón Antonio Grateró Matías, n. 1874. Y N10/H2 José Francisco Grateró Chapella, quien casó con Isabel Cartes Burgos en 1866. Estos últimos fueron padres de Bn13/N10 Emelina Antonia (m. Jarabacoa 1882), Bn14/N10 Zeverino, (n. 1869); Bn15/N10 María Merced, (n. 1867); Bn16/N10 Joaquín, (n. 1871); Bn17/N10 Joaquín Arturo (n. 1872), y Bn18/N10 Ramona Elisa (n. 1875), todos Grateró Cartes y todos nacidos en Jarabacoa. Como hemos visto este es un apellido de origen francés con casi tres siglos en nuestras tierras. En los documentos parroquiales más antiguos desde siglo XVIII la grafía fue Grateró, forma que algunas ramas conservan, mientras a partir de la segunda mitad del siglo XIX se inicia la mutación a Gratereau y Gratereaux, las que ya representan casi el 70% de los actuales Grateró/Gratereaux dominicanos.

¿Bueno o malo? La gran pregunta. Lo que dice la Iglesia Católica “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó” (Gn 1,27). El hombre ocupa un lugar único en la creación: “está hecho a imagen de Dios”(I); en su propia naturaleza une el mundo espiritual y el mundo material (II); es creado “hombre y mujer” (III); Dios lo estableció en la amistad con él (IV).

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A imagen de Dios De todas las criaturas visibles sólo el hombre es “capaz de conocer y amar a su Creador” (GS 12,3); es la “única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma” (GS 24,3); sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta es la razón fundamental de su dignidad: Véase Catecismo de la Iglesia Católica en la página del Vaticano.

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a religión ha existido siempre en el mundo, y nos ha brindado las pautas necesarias para encontrar sentido a nuestras existencias. En las sociedades primitivas y en la antigüedad, ante la incapacidad de entender la propia existencia, los pobladores primitivos buscaron explicaciones convirtiendo en dioses a los fenómenos naturales o humanos inexplicables para ellos. Los sucesos inexplicables de la naturaleza fueron convertidos en deidades: la lluvia, el sol, la tierra, el mar… Durante la antigüedad, el politeísmo siguió, pero los dioses de entonces comenzaron a tener cierta forma humana, hasta que en Grecia, y posteriormente en Roma, los dioses fueron humanizados de tal manera que casi tenían los mismos sentimientos que los humanos. Cada dios o diosa tenía una función importante en la vida griega. Los romanos copiaron los dioses griegos, pero los bautizaron con otros nombres. Por ejemplo, Zeus, el Rey de los dioses y el gobernante del monte Olimpo, era Júpiter en Roma. Lo interesante de esta visión griega primero y romana después, es que entre los dioses se producían los mismos conflictos y enemistades que en la vida humana. Así, al igual que plantearon los filósofos chinos o griegos, la maldad o bondad humana era un asunto intrínseco al ser humano, y era, sobre todo, una opción libre elegir una de las dos actitudes. En el Imperio Romano nació la religión que cambió al mundo: el catolicismo. Nacida en la clandestinidad, fue perseguida sin compasión, por los emperadores romanos. Los cristianos de entonces se constituyeron en las carnes frescas de los leones y despedazados en los coliseos como centro en los espectáculos macabros de una Roma decadente. Con el tiempo la religión se hizo dominante y se afianzó tanto, que en la Edad Media creó la Inquisición para hacer lo que a ella años antes le hicieron: perseguir a los que profesaran otras religiones. Recordemos que el Santo Padre Juan Pablo II pidió perdón por los pecados cometidos durante ese tramo vergonzoso de la historia de la Iglesia. Independientemente de los problemas y dificultades que pueda tener la Iglesia como institución constituida por seres humanos pecadores, quise buscar los fundamentos del catolicismo. Y para hacerlo recurrí al Catecismo de la Iglesia Católica que está colgado en la página del Vaticano. El artículo de esta semana está encabezado por un fragmento del Génesis citado en el primer capítulo del catecismo. Una lectura somera de estos planteamientos nos induce a pensar que el ser humano por antonomasia tiene que ser bueno, pues fue creado a imagen y semejanza de Dios; más aún, ha sido la única criatura que Él ha amado de manera casi exclusiva. En ese mismo capítulo aparece una importante pregunta ¿Qué cosa, o quién, fue el motivo de que establecieras al hombre en semejante dignidad? Y la respuesta no se deja esperar, para lo cual utilizan el pensamiento de Santa Catalina que decía: “Ciertamente, nada que no fuera el amor inextinguible con el que contemplaste a tu criatura en ti mismo y te dejaste cautivar de amor por ella; por amor lo creaste, por amor

le diste un ser capaz de gustar tu Bien eterno» (Santa Catalina de Siena, Il dialogo della Divina providenza, 13).” Este punto de partida, de que el ser humano por haber sido creado a imagen de Dios, ostenta, o debe ostentar, la dignidad de persona; pues es ALGUIEN, no algo, no una cosa. Tiene conciencia, tanto así que es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar. Partiendo de esa premisa, se preguntan ¿Cuál debía ser, pues, ese ser humano creado con tanta consideración? No tiene más alternativa que ser grande y admirable, pues es la figura viviente, más preciosa a los ojos de Dios que toda la creación entera. “Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (GS 22,1): El Concilio Vaticano II, el gran concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el Papa Juan XXIII, fue anunciado en enero de 1959 y desarrollado y clausurado por su sucesor, el Papa Pablo VI, durante los años 1962-1965. Es considerado como el gran acontecimiento de la Era Moderna de la Iglesia Católica. Se buscaba hacer una reflexión colectiva para hacer una verdadera puesta al día de la Iglesia, renovándose y revisando el fondo y la forma de todas sus actividades. Este trascendente Concilio reitera la convicción de que el género humano debe vivir en la unidad de su origen en Dios, pero sobre todo “en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y de un alma espiritual; en la unidad de su fin inmediato y de su misión en el mundo; en la unidad de su morada: la tierra, cuyos bienes todos los hombres, por derecho natural, pueden usar para sostener y desarrollar la vida; en la unidad de su fin sobrenatural: Dios mismo a quien todos deben tender; en la unidad de los medios para alcanzar este fin; [...] en la unidad de su Redención realizada para todos por Cristo”(Pío XII, Enc. Summi Pontificatus, 3; cf. Concilio Vaticano II, Nostra aetate, 1). El catolicismo defiende que la unidad de la persona humana está compuesta de dos elementos: el cuerpo y el espíritu, como lo plantea el mismo Génesis: «Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él, estos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día» (GS 14,1). Pero ojo, aclara el Catecismo Católico, aunque nos hemos acostumbrado a distinguir entre alma y espíritu, es imposible separarlos pues son una unidad indisoluble.

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Aporte

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DIÓGENES CÉSPEDES/ DCESPEDES@CLARO.NET.DO

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Impresionismo y transformación ¿ Qué obliga a colocar las prácticas artísticas (pintura, música, cine, escultura, dibujo) y otras prácticas sociales como las señales del tránsito, los códigos de navegación aérea o marítima, el alfabeto gráfico, el alfabeto de Braille o Morse, la publicidad, etc., en el dominio de la semiótica? Primeramente, el hecho incontrovertible que tanto esas prácticas artísticas no usan, para su realización, el lenguaje humano, y humano aquí es un pleonasmo, pues no hay más que un lenguaje, que es el de los seres humanos, ya que los demás usos de la palabra “lenguaje” son metafóricos. En segundo lugar, lo ha teorizado ya Benveniste en su célebre ensayo “Semiología de la lengua”, que tales prácticas artísticas o sociales, para que los humanos las puedan entender, deben ser interpretadas por otro sistema semiótico especial: la lengua en función de discurso, en razón de que esta posee la doble calidad de ser a la vez sistema semiótico y sistema lingüístico, o sea, que ella es el interpretante por excelencia de los demás sistemas de signos de la sociedad. La lengua es transistemática: interpreta los demás sistemas semióticos y se interpreta a sí misma, algo que los otros sistemas semióticos no pueden realizar. ¿Tiene la pintura como sistema una unidad mínima y puede descomponerse, a semejanza del signo lingüístico? No. La unidad mínima de significación de la pintura es el cuadro. Benveniste se planteó el problema: “¿hay algo en común en el fundamento de todas estas artes, de no ser la vaga noción de ‘plástica’? ¿Se halla en cada una, o siquiera en una de ellas, una entidad formal que pudiera ser la unidad de la pintura o del dibujo? ¿La figura, el trazo, el color? Formulada así, ¿tiene aún algún sentido la cuestión?” (“Problemas de lingüística general II”. México: Siglo XXI, 1979, art. citado, p. 60). Él acota: “Ninguna de las artes plásticas consideradas en su conjunto parece reproducir semejante modelo. Cuando mucho pudiera encontrarse alguna aproximación en la obra de tal o cual artista; entonces no se trataría de condiciones generales y constantes, sino de una característica individual, lo cual una vez más nos alejaría de la lengua.” (Ibíd.) La observación de Benveniste nos remite a la unidad e irrepetibilidad de la obra pictórica o cuadro y a su realización por un sujeto único y contradictorio. El pintor orienta su estrategia a transformar la significación de la práctica que ha encontrado en el contexto de su época y, si es creativo, innovador, a inventar lo desconocido, explotando al máximo los códigos pictóricos hasta hacerlos reventar a través del valor, el que incluye una crítica radical, total o parcial de los sistemas ideológicos donde descansa el mantenimiento del orden social. El pintor que no realice esta transformación pinta como Benveniste dice: “La unidad y el signo deben ser tenidos por características distintas. El signo es necesariamente una unidad, pero la unidad puede no ser un signo. Cuando menos de esto estamos seguros: la lengua está hecha de unidades y esas unidades son signos. ¿Qué pasa con los demás sistemas semiológicos? (Ibíd, p. 60). La música tiene en la nota su unidad discreta, pero esta no es un signo. Razón por la cual “los sistemas fundados en unidades se reparten entre sistemas de unidades significantes y sistemas de unidades no significantes. En la primera categoría pondremos la lengua; en la segunda, la música. (…) En las artes de la figuración (pintura, dibujo, escultura) de imágenes fijas o móviles, es la existencia misma de unidades lo que se torna tema de discusión ¿De qué naturaleza serían? Si se trata de colores, se reconoce que componen también una escala cuyos peldaños principales están identificados por sus nombres. Son designados, no designan: no remiten a nada, no nombran nada de manera unívoca. El artista los escoge, los amalgama, los dispone a su gusto en el lienzo, y es solo en la composición donde se organizan y adquieren, técnicamente hablando, una ‘significación’, por la selección y la disposi-

Gervex Rolla 1878

Manet. Almuerzo sobre la hierba

ción.» (Ibíd, pp. 61-62) “Almuerzo sobre la hierba”, de Manet, 1863 (Cat. P. 87) es un guiño a un cuadro similar de Monet pintado en 1860. Pero en este último no aparece la fractura a la ideología moral del bonapartismo, es decir, la mujer desnuda frente a dos hombres que conversan con la mayor naturalidad del mundo, como si esa inquietante mujer desnuda que posa mirando al público y al pintor que la pinta, fuera lo más natural. La hipocresía del Segundo Imperio tenía su jurado “ad-hoc” para excluir, con el sambenito de indecente, a este tipo de obra. Cuando Enrique Gervex creyó que por haber sido premiado anteriormente por el jurado del Salón se iba a salir con la suya, pero los miembros de ese tribunal rechazaron, por indecente y atentatorio a la moral y las buenas costumbres su cuadro titulado “Rolla”, 1878, Cat. P. 132, inspirado en el poema del mismo título de Alfred de Musset escrito en 1833. La hipocresía del Segundo Imperio sabía perfectamente que un miembro de su clase, Jacques Rolla, había dilapidado su cuantiosa fortuna en juegos, prostitución y desenfreno y que arruinado, Gervex lo capta en un último instante de su vida, antes de suicidarse con veneno en la misma habitación de la cortesana Marion, muy costosa para su bolsillo y quien aparece durmiendo a pierna suelta, totalmente desnuda, en su cama, mientras Rolla, deprimido, con los ojos fijos en su última aventura, trama su muerte. El poema de Musset idealiza a Rolla. Los atuendos que adornaban a Marion (ropa interior, corpiño, etc.) aparecen por el suelo, atravesados por el obligado bastón del

joven burgués como símbolo del acto sexual y el indiferentismo de la prostituta que parece decir: “Haz lo que quieras.” No es la desnudez de la mujer lo que castiga y reprime el jurado. La pintura de los siglos XVII y XVIII era inseparable del desnudo neoclásico, pero sin la presencia masculina sugeridora del acto sexual. Esa es la fractura operada por el realismo de Courbet, el impresionismo y el pos impresionismo que lograron evidenciar la hipocresía de la sociedad de su tiempo. Lo mismo ocurrió con el cuadro “Un domingo en la tarde en el Gran Cuenco”, (1888/89 Cat. P. 268) de Jorge Seurat, pos impresionista en la variante creativa llamada puntillismo, otro ataque sutil y no menos violento a la hipocresía de la burguesía bonapartista del Segundo Imperio y su incapacidad para “divertirse con naturalidad”. Los analistas coinciden en identificar como prostitutas a las mujeres que aparecen pescando en la isleta del Sena. Los hombres que figuran en el fondo del cuadro son los pargos. La figura principal a la izquierda está formada por un burgués (el atuendo le delata: sombrero de copa, monóculo, flor en el ojal, bastón y traje propio de esa clase) y la prostituta que viste como burguesa para darse aire de respetabilidad y, a imitación de las señoras de esa clase, anda con un perrito (símbolo de la intercomunicación con los clientes). Pero lo que la identifica perfectamente como prostituta es la mona que está delante del vestido. Más que el perrito, la mona es el símbolo del libertinaje. En lenguaje familiar de la época, se decía “singesse”. (Continuará).


DELIA BLANCO

De señal a señal

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HOY

AIMÉ CÉSAIRE

UNA VOZ PARA AMÉRICA LATINA

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os versos de Césaire nacieron de su pensamiento, libres, aéreos, vehementes y consonantes con el sentido danzante como el trópico, observó a fondo su realidad criolla y la hizo verso. Dentro del ambiente postcolonial en el que creció, y logró vencer con su inteligencia y el trabajo intelectual, positivando todos los obstáculos que le permitieron alcanzar la mejor academia y llegar a París, por ser merecedor de becas de estudios. En París, conoce al estudiante africano Léopold Sedar Senghor, senegalés con quien se forjará una amistad intensa, fundada en una gran complicidad humana e intelectual, que ofrece al mundo el concepto de la “négritude”. La conciencia de ser negro fue compartida, en esos años 30, con su amigo Senghor dentro del marco conceptual de su formación universitaria, basada en un amplio conocimiento de los filósofos de la “fenomenología y del existencialismo”. Esta idea-concepto significó para el mundo un nuevo amanecer, una nueva conciencia. París era un centro intelectual y artístico internacional, tanto los americanos del norte como los latinoamericanos acudían a la “Ciudad de las Luces” para nutrirse de las ideas vanguardistas del momento y presenciar las vanguardias de la estética internacional. Era ciertamente París un enjambre de vanguardias y no solamente en las artes, sino también en la música y en la poesía.Vale reflexionar y señalar que este concepto de la “negritude” se integra dentro de una aceptación de la estética ancestral de África, reconocida en la belleza de la máscara que influenció el cubismo y que suscitó una auténtica revolución visual en las artes contemporáneas. Esta perspectiva de la “négritude” propone un mayor acercamiento y conocimiento del continente africano, en su dimensión universal y perteneciente al conjunto de la civilización. Se trata de una idea entendida como un reconocimiento de los valores del ser humano en sí, dentro de sus relaciones con los demás, es una propuesta que llama a reconocer al ser humano negro dentro del conjunto del concierto de la humanidad; en su cultura, en sus relaciones con los demás, en su contacto con la naturaleza, con los elementos la flora, la fauna y con su dimensión de perteneciente a la construcción del mundo. El pensamiento de Césaire penetra en las Américas teniendo por vector la ética y la estética de los valores africanos que se difundieron a través de la historia. Una de las personalidades importantes asistió al encuentro y admiración por Miguel Ángel Asturias, cuya obra el “Poplo Vuh” fue una de las lecturas fundamentales de Césaire. Asturias admiró al poeta martiniqueño, quien supo reconocer en él una complicidad profunda por su aporte en la conciencia a la civilización amerindia y de los procesos de identidad de los pueblos de América Central. La obra “Retorno al país natal” suscitó el interés inmediato de la intelectual cubana Lidia Cabrera, residente en París, haciendo investigaciones y estudios de etnología con Michel Leiris, ella también escritora e investigadora conoció al poeta y se impresionó a tal punto con los versos y la belleza de la lengua francesa que hablaba que le entraron las ansias de una traducción al español.Esa traducción hecha en 1942 fue saludada en su prefacio por Benjamín Peret. Césaire, más que un intérprete de la naturaleza tropical de Martinica, es parte de ella, juez y parte a la vez, de esta naturaleza. Su poesía tiene el movimiento soberano de los grandes árboles del pan y el acento obsesionante de los tambores del vudú. El encuentro con Lidia Cabrera, quien estaba en París después de múltiples investigaciones en Cuba sobre el sincretismo religioso y la mágico-religiosidad, fue determinante para la difusión por toda América del “Retorno a un país natal”, pues encontró en ella una complicidad mágica con la virtud de entender tanto el sentido como la metáfora y el simbolismo de sus versos. No es nada casual, entonces, que los ritmos cadenciosos de un quindembo, de un baile congo, se penetren y se fundan en un con-

cierto de una misma manigua antillana. Es gracias a esa sagacidad visionaria de Cabrera que la lengua española tuvo en primicias el gran poema de Césaire, ocurrencia divina que llevó al alcance del maestro Wilfredo Lam esa imagen poética del Caribe que encontraría una complicidad de metáfora visual en la obra del maestro cubano. Porque definitivamente estamos frente a dos retornos. El de la imagen y el de reapropiación de los signos, de los mitos, y de las creencias afrocaribeñas. Porque el sincretismo visual de Lam se vierte en la palabra de Césaire y se abrazan de tal manera que el retorno fue ilustrado con los grabados de Lam. El encuentro entre estos dos hombres de regreso a sus islas es una de esas casualidades humanas que hacen historia. Después de haber vivido todos los planteamientos de las nuevas vanguardias, convencido de una búsqueda propia que correspondieran a la flora y a la fauna y mitos y creencias, así como Césaire lo hace en su poesía. Y su Regreso o Retorno. La poesía de Césaire tiene un poder convocatorio de las palabras, por eso el maestro surrealista expresó “La palabra de Césaire es bella como el oxígeno naciente. Es un espacio poético, natural, donde naturaleza y sílaba hacen cuerpo, sobrepasando la geografía y abriendo el rito y la profecía, donde lo terrestre y lo cósmico se exaltan como vivencia de lo único.” América Latina, por los años 30 vivía una etapa fundamental de reencuentro de identidad histórica y nuevos amaneceres éticos y estéticos. El continente en su estructura se compuso en su especificidad con la Vorágine de Eusebio Rivera en Colombia, jinete y duende de la naturaleza tropical colombia-

na en tierras del caucho. Esos ecos le llegan a Césaire, quien se interesó por compartir no solamente con el cuerpo afroamericano de Harlem pero también con todo lo que señala belleza en las Américas pues esto corresponde a un mundo de construir un espacio con la posibilidad de estetizar el mundo. Y liberarlo, buscando sus raíces. Sus versos son una cosmovisión compartida, son el barroquismo latinoamericano con sus especificidades en Alejo Carpentier porque estamos en un canto poético que determina la fuerza del entorno físico con una comunión carnal con la naturaleza. Aimé Césaire lanzó el gran puente de la palabra entre las islas y el continente americano con una dimensión lírica y visual pues en cada verso predomina la imagen sobre la idea, con una emotividad que nos enciende. Por eso hoy celebrando su centenario natalicio nos sentimos tan cerca, tan honrados en nuestro mundo y en nuestra realidad, porque cada verso es un llamado insistente y necesario al mundo americano de hoy, porque la palabra cesariana es todavía necesaria y urgente, unificadora, y esperanzadora para todos los afroamericanos, los afrocaribeños, para todos los descendientes del viaje forzado, hoy volver a leer Césaire es seguir el viaje del retorno a la conciencia.

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AREÍTO

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Reportaje

HOY

ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@.COM.DO

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Fundadora de una biblioteca única

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n Estados Unidos es refugio y apoyo no solo del escritor dominicano sino de otros investigadores y estudiosos interesados en conocer la vida del país en sus etapas y facetas más trascendentales. La República se conoce en el mundo, desde Nueva York, gracias a sus iniciativas y al tiempo que dedica a reunir lo que expertos de todos los continentes expresan sobre la que es su Patria entrañable en libros, disertaciones doctorales, tesis, revistas. Sarah Aponte, inquieta e innovadora santiaguera que emigró a la gran urbe en 1989 tras mejores oportunidades educativas y económicas, ha dedicado sus escasos años de edad, además, al trabajo y la adquisición ininterrumpida de conocimientos. Artes liberales, estudios internacionales, ciencias bibliotecarias, administración en educación superior, cursados en diferentes universidades norteamericanas, integran el amplio currículo con sus licenciaturas, posgrados, maestrías. Ya había pasado por el Instituto Evangélico y el Domínico-Americano en la ciudad donde nació en 1970. Se fue a USA cuando concluyó el Colegio Universitario en la UASD. Sarah es la fundadora de la Biblioteca del Instituto de Estudios Dominicanos de City University of New York, CUNY, primera en Estados Unidos especializada en asuntos sobre el país. Pero los comienzos fueron arduos. Partió de cero preocupada por la interminable búsqueda de información en torno a temas nacionales que demandaban estudiantes criollos residentes allí, quienes la consideran un ángel guardián, un hada madrina, eficiente “exploradora” del dato que aparenta imposible. Es la profesora del Instituto de Estudios Dominicanos que siempre ha apoyado a los grupos estudiantiles, a los inmigrantes, “la que les da aliento”. Había comenzado a trabajar en 1994 en el Instituto con su primer director, Silvio Torres Saillant, y con Frank Moya Pons que era Profesor Visitante. “Teníamos información pero estaba dentro de los gabinetes o en los estantes sin ningún tipo de organización. Entonces me embarqué en el proceso de organizar esos materiales y me dispuse a elaborar un catálogo para enumerar las fuentes disponibles”, cuenta la profesional, espigada mestiza que domina con admirable destreza el castellano. Los libros de Torres Saillant constituyeron los primeros aportes de la naciente biblioteca y a estos se agregaron los del Consejo de Educadores Dominicanos, los de instituciones comunitarias y de particulares que acudieron al llamado de Sarah. Sin plan de trabajo ni políticas que definieran el contenido de los ejemplares que llegaban, comenzó a agrupar una colección básica, visitó entidades hermanas para asesoramiento y orientación, como la biblioteca del Centro de Estudios Puertorriqueños y luego de concluir la licenciatura en Estudios Internacionales quiso especializarse justamente en la actividad en la que estaba inmersa, por lo que decidió hacer maestría en bibliotecología. Compartió espacios con otras dependencias administrativas y aseguró lugar para las colecciones bibliográficas hasta que en 2004 consiguieron fondos para construir el albergue de biblioteca y archivo. Cuatro años después, narra eufórica, “celebramos nuestra apertura en un área moderna y equipada y multiuso con instalaciones para conferencias in situ, galería y un espacio para preservar los documentos siguiendo los requerimientos específicos de temperatura y humedad”. SIEMPRE MAESTRA. Sarah es hija de Elda Rodríguez y Sergio Aponte. Está casada con Juan Torres, compañero leal, que respalda sus proyectos. Cuando ella debe viajar por motivos de trabajo, o llega tarde al hogar, Juan se ocupa del pequeño Atman, de seis años, el hijo de la pareja. Es la encargada de la biblioteca del Instituto de Estudios Dominicanos en City College y enseña instrucción bibliográfica afiliada a las bibiliotecas de ese organismo. La doctora Ramona Hernández es la directora, su superiora inmediata. La biblioteca se ha transformado en un recurso internacional reconocido, manifies-

Teníamos información pero estaba en gabinetes sin ninguna organización”, Sarah Aponte.

ta Sarah. “Contamos con el apoyo institucional de la biblioteca de City College y ya nuestra colección forma parte del catálogo de la biblioteca central de CUNY y del Catálogo Mundial (World Cat)”, agrega. Este centro cultural modelo que se enriquece con las incesantes búsquedas de Sarah cuenta con más de cinco mil volúmenes y es la más completa en disertaciones doctorales y tesis de maestría relacionadas con asuntos dominicanos otorgados por universidades estadounidenses, canadienses, de Europa, República Dominicana, entre otras naciones. Su colección de revistas “es única”, afirma Sarah. Tienen ocho mil citas bibliográficas de artículos publicados en ellas sobre el país y solamente esa biblioteca, en Estados Unidos, posee completa la colección de las revistas Rumbo, que se imprimía en Santo Domingo, y Punto 7, una de las primeras publicaciones académicas/literarias editada por dominicanos residentes en Estados Unidos. Reciben pedidos de investigadores que precisan datos ajenos y propios y una de sus colecciones más extensas e importantes “es la concerniente a la historia dominicana, en especial de la época colonial, donada por el historiador Anthony Stevens-Acevedo, nuestro director auxiliar, quien durante su larga estadía en España ejecutó un trabajo de excavación histórica sin precedentes. Consta de más de mil 500 títulos”. Poseen además microfilmes de documentos manuscritos inéditos procedentes del Archivo de Indias. Realizan exposiciones, talleres, desarrollo de maestros y Sarah se ha dado a querer profundamente, y a conocer grandemente por el apoyo personal, espontáneo, eficiente y paciente que ofrece a sus compatriotas escritores. Les da herramientas para que se conozcan sus obras, procura el concurso de editoriales, contacta agentes literarios y bibliotecarios y motiva y orienta a los autores en cuanto a la importancia de adquirir el ISBN a través de la Biblioteca del Congreso para que sus libros se registren de forma eficaz y rápida en las bases de datos disponibles para obtener libros. La Biblioteca del Instituto de Estudios Do-

Junto a su esposo Juan Torres y a su hijo Atman.

minicanos se nutre de donaciones, en reciprocidad, los donantes son registrados en el Catálogo Mundial, “la red más grande de servicios de bibliotecas”. Sin este esfuerzo, significa Sarah, muchos de estos libros no llegarían a la red o se acercarían a ella muy lentamente. Este modelo de trabajo, servicio, eficiencia y estudio que inspira a tantos aspirantes a escritores y a muchos consagrados, no descansa en su afán de promover a literatos, narradores, ensayistas, poetas, periodistas, historiadores y otros creadores de la palabra escrita. Junto a Franklin Gutiérrez terminó un libro: Autores dominicanos de la diáspora, que estará circulando con el auspicio de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña. Comparte sus trajines bibliográficos, su laboriosidad, la docencia, con la práctica de yoga junto a su hijo y a su esposo, es vegetariana y hasta en el campo donde se entrena pone de manifiesto su singular capacidad de servicio: enseña hatha yoga, orienta sobre mantras, meditaciones y cómo vivir saludables física, mental y espiritualmente.


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