Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 29.03.2014
“ENCUENTRO CON LA VIDA” Pág 6
Diógenes enjuicia ponencia de Miguel Aníbal Perdomo Pág 5
su biblioteca y Balaguer
MILDRED CANAHUATE una apuesta renovadora
“Fue un coleccionista de libros, pero fue su primer usuario en la lectura. Su vasta cultura, su pensamiento idealista, sus conocimientos los usó en aplicaciones prácticas”. Página 7
“Persistencia" es una muestra en la que participan once creadores cuyas producciones revelan una sorprendente diversidad y renovación. Página 8
ORTEGA FRIER
(RE)PENSAR LA CRÍTICA Pensar la crítica de arte hoy es pensar una actividad teórica y práctica con una dimensión social. Siendo muchas cosas, la crítica es sobre todo una institución de ejercicio del criterio. Página 3
HOY
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Sábado 29 de marzo de 2014
Zona Areíto Areito
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José Saramago (Novelista y Premio Nobel) "Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay." LIBROS
REBELION DE OS CAPITANES: VIVA EL REY Y MUERA EL MAL GOBIERNO
DIARIO DE LA GUERRA DE ABRIL DE 1965.
LOS DUEÑOS DE LA MEMORIA
PERSONAJES DOMINICANOS I
PERSONAJES DOMINICANOS II
Este es un libro sobre un episodio histórico ubicado en el período de la colonización. Trata de un tema poco conocido incluso por los estudiosos de la historia. Su autor es uno de los principales historiadores del país, Roberto Cassá. Es la segunda edición. Tiene 520 páginas.
La Academia Dominicana de la Historia publica esta segunda edición en español de este importante diario, una especie de bitácora de un gran reportero, como lo fue Tad Szulc. El libro tiene un prólogo del historiador Bernardo Vega, presidente de la Academia. Tiene 400 páginas.
Esta es la última novela de uno de los más prolíficos y versátiles escritores dominicanos, reconocido aquí y en el extranjero. Marcio Veloz Maggiolo cuenta, además, con los mayores galardones del país por la vastedad y calidad de sus libros. Con esta novela Marcio regresa a Villa Francisca. Tiene 172 páginas.
Esta es la segunda edición del primer tomo de una obra monumental del historiador Roberto Cassá. En este tomo desfilan 18 personajes fundamentales de la historia dominicana, desde Antonio Sánchez Valverde hasta Ulises Francisco Espaillat. El libro tiene 481 páginas.
Este segundo tomo de esta gran obra del doctor Roberto Cassá contiene estudios biográficos de Gregorio Luperón, Fernando Arturo de Meriño, Ulises Heureaux, Pedro Francisco Bonó, Eugenio Deschamps, Máximo Gómez, Eugenio María de Hostos y nueve figuras más, incluyendo a Caamaño.
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José Silié Ruiz
Ética en política, el “Padre de la Ética”, Dr. Silié Gatón
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Ética en política”, es el título de uno de los tratados de ética de la autoría de mi padre. Haremos referencia a un artículo de análisis, “El retorno de la ética”, publicado en la sección Areíto de este periódico de la autoría de Fabio Abreu ( 22-3-14), a quien no conozco, menos podría yo endosarlo o pretender hacer una reflexión de valores sobre lo correcto o incorrecto de sus juicios. El interesante tema me agradó, pues por pura casualidad estaba dedicando a un buen amigo político esa temprana mañana sabatina el libro “Ética en política” de la autoría del Dr. José Silié Gatón, a quien varias instituciones han bautizado honrosamente como el “Padre de la Ética Dominicana” en nuestro país. Con unos 12 libros publicados sobre los temas de la ética y la moral, creo que lo hacen más que merecedor de esa alta distinción. No sé si en otras latitudes haya muchos escritores con esa abultada producción intelectual sobre un tema de tanta importancia social como lo es la ética, sobre todo hoy que la humanidad se debate en una crisis de los valores éticos y morales. No tengo yo ni la capacidad, ni mucho menos la intención de enjuiciar ese ensayo sociológico, pues se me ha ocurrido ser médico, pero no les niego a mis amables lectores que me hubiera sentido feliz si yo estuviese revestido de la erudición necesaria deseada y con un gran dominio de la sintaxis para dejarme entender en tales propósitos. Nuestro interés al hacer referencia de este trabajo, no es ningún otro que aprovechando algunos de sus juicios poder agregar comentarios de lo que sería la óptica de mi padre sobre la ética política, expresados en su libro de ética mencionado, siendo extraídas las citas de esta obra moralizante; asumiendo yo de cuál sería su opinión respecto a algunos de los juicios aludidos por el señor Abreu. Es en verdad un homenaje al autor de mis días, en razón de que su salud hoy no le permite “dilectar” sobre este tema de la ética, que ha sido la pasión de su vida. Las rayas (– –) son para el señor Abreu y las comillas (“”) para mi padre. Señala el señor Abreu citando a Max Weber : –… que existen dos formas de hacer política–, en ese sentido opinaría don José: “¿Acaso, cuando se conquista el poder, se puede actuar divorciado de la moral política? Sería un sacrilegio si esto acontece, puesto que se presume que quien manda, es porque lleva en el alma una personalidad carismática, poseedora de tensas riendas morales, y con un sentimiento dispuesto a proyectarse en tal sentido, con inteligencia y fe en el futuro.” “La naturaleza consciente de un político militante, debe ser normada por la moral, ya que cuando ésta se haya ausente, los partidos se hacen vulnerables a la sin razón y la arbitra-
riedad, porque al grupo le falta consistencia y sustancia auténtica para servir de guía con certidumbre a una nación esperanzada en la riqueza de los valores políticos”. Puntualiza Abreu: –Esto es una deuda en el liderazgo político, que ha sido tímido en realizar los cambios estructurales que requiere la sociedad dominicana–. Al respecto plantearía don José: “Cuando los actores políticos hacen caso omiso a la necesidad de renovación y guía ética sin interés nacional y virtud social, para por desidia permitir que la perversión haga presa de la conciencia de muchos que dejan atrás las directrices ideológicas, cabalgan sobre el potro de la ignominia, el engaño, la traición y el desamor, esto le resta importancia al prestigio de la política en su esencia filosófica, que es cuando se hace imperativo el sentido de liberación ética”. “En tal ocasión precisamente, se impone el deber de formular con visión profética la empeñosa tarea de enfatizar en el adecentamiento de los partidos, con una real organización moral, en búsqueda del sentido fundamental de la filosofía política, dentro de un pragmatismo de la vida real, para renegar de la triste realidad de ver las normas más elementales de la ética, vapuleadas por la ofensiva del engaño, la vulgaridad, el egoísmo y la mentira.” Señala Abreu: –Si el liderazgo es ético, va en ventaja pues ya tiene un escudo poderoso y un contexto dominicano que pide a gritos su renacer-. Opinaría en este caso el Dr. Silié Gatón: “Es que un buen futuro político ha de estar sustentando en la construcción de un sistema ético fuerte, que contribuya a la formación de seres humanos con calidad, dentro del contexto social, que a su vez estimule su autoconfianza, seguridad en su poder, su potencial y sus cualidades individuales dignas de aceptación”’. “Siendo los partidos fundamentalmente organizatorios, tienen la responsabilidad de darle real democratización a su contenido de grupo, permitiendo que el interés político de los ciudadanos entre en juego, liberados éticamente, cosa que a su vez les permita llegar al poder en igualdad de condiciones con toda la militancia, sin las limitaciones que normalmente se les impone a los de abajo”. “Por sobre todo la liberación ética de los partidos, se inicia con la voluntad política de la dirigencia, al conceptuar la idea de que un partido es tanto más rico en moralidad, cuanto más morales sean sus dirigentes, por lo que se les exige la práctica del honor, la gran energía de carácter, supremo poder persuasivo, comportamiento veraz, sencillez de carácter, honradez, inteligencia, espíritu emprendedor, personalidad bien definida, trabajador, responsable, decente, amante de la libertad, de fácil ex-
presión, espíritu de sacrificio y una aureola de gran dignidad.” Finaliza Abreu: –En suma, necesitamos convertir, no sólo en moda el retorno de la ética al liderazgo político, sino también en los nuevos liderazgos que surjan–, en ese sentido consideraría don José: “Cúmpleme decir, que bajo la influencia de la pasión política, se puede llegar hasta el error, razón por la cual hay que acogerse a los frenos de la moral social, para no caer en desaciertos lamentables, lo que obliga a una especie de examen de conciencia que haga reflexionar a la persona en torno a la importancia de la aplicación de los principios éticos, que al entrar al esplendente escenario de la política partidista, principalmente en los países de economías no bien planificadas, donde la política determina en gran medida su destino, su futuro reposa en la mayoría de los casos en el comportamiento de los políticos”. “Tales razones, entre otras, son las que han motivado a escribir esta obra de vivos relieves morales, en vista de que la buena marcha de la democracia requiere de políticos alineados vigorosamente en propósitos de bien, como una exigencia perentoria en el proceso de desarrollo de las naciones necesitadas de sus mejores hijos que le ayuden a medir la dimensiones y complejidades de sus realidades, en plan de progreso. Misión que reposa principalmente en políticos bien formados éticamente.” Como ven se desprende de lo anterior, no creo que haya muchas diferencias entre el Quijote y mi padre.
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Sábado 29 de marzo de 2014
(RE)PENSAR LA CRÍTICA JOSÉ PELLETIER
FIDEL MUNNIGH
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ensar la crítica de arte hoy es pensar una actividad teórica y práctica con una dimensión social. Siendo muchas cosas, la crítica es sobre todo una institución de ejercicio del criterio. Como ejercicio se instituye y se constituye desde una cultura y una sociedadcon sus valores estéticos propios. Una de sus implicaciones es la llamada crítica institucional. La idea de una “crítica institucional” surgió a principios de los años setenta del siglo pasado como uno de los derivados del arte conceptual. Vinculada a la práctica de artistas contemporáneos como la escultora norteamericana Lynda Benglis y el instalador alemán Hans Haacke, se difundió en publicaciones como la revista Artforum. En esa revista, en 1974, Benglis apareció en una ya famosa y controversial foto con un pene de plástico, desnuda, con gafas y en actitud abiertamente provocativa y desafiante. La foto causó revuelo en su tiempo, fue tachada de vulgar y considerada como ataque radical a lo masculino. La piedra de escándalo no era nueva. Recordemos que hace un siglo la crítica conservadora tachaba como “vulgares” y “escandalosas” las obras que se hacían en tiempos de los dadaístas y los surrealistas, y, un poco más atrás, de los fauvistas y los impresionistas. Este antecedente es una constante a lo largo de la historia del arte moderno. Revela la incomprensión universal de críticos y detractores hacia los fenómenos artísticos emergentes. La noción de “crítica institucional” señala una relación directa entre un método y un objeto. El método es la crítica; el objeto, la institución artística o cultural: el museo, la galería, el centro de arte, la colección (pública o privada). En realidad, su objeto desborda estos espacios tradicionales y apunta más allá, hacia todo un complejo conjunto de relaciones e interrelaciones con el mundo económico, político y social, y aun con los poderes fácticos (la prensa, la publicidad corporativa). Así, por ejemplo, la relación singular entre el arte y el desarrollo del capitalismo tardío, la relación entre la economía del arte y la burbuja inmobiliaria (acontecimiento que explotó en el año 2008 y desató toda una crisis financiera global), la crítica de la especulación inmobiliaria y sus efectos en el empobrecimiento de la población urbana en grandes ciudades del mundo, y, vinculado a ellas también, la relación entre el mercado del arte y la llamada burbuja cultural. El museo suele ser el objeto privilegiado, aunque no exclusivo, de la crítica institucional. Me pregunto si esta provocadora noción no será una contradictio in adjecto, cuando no un término equívoco. Gertrude Stein, al enterarse de la apertura del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), exclamó: “¿Un museo de arte moderno? ¿No es eso una contradicción en los términos?”. Porque se piensa en un museo como un archivo histórico y cultural de antigüedades, no una colección de objetos de una modernidad aún en debate. De ahí la pregunta azorada de la
Stein. Lo mismo me pregunto, con Estrella de Diego: ¿si es realmente “crítica”, puede ser también “institucional”? La crítica de arte no es sólo un ejercicio valorativo de determinados objetos estéticos llamados obras de arte. Es, sobre todo, una institución cultural con una responsabilidad y una función social. Ahora bien, ¿la institución es en verdad “crítica” o sólo es operativa, funcional? Pero, ¿qué es lo institucional en sí? ¿No es acaso la afirmación del funcionamiento de un orden y la negación implícita de toda posibilidad de crítica a la institución que forma parte del sistema, del orden establecido? En todo caso, ¿cuál es su vínculo con la crítica cultural en sentido amplio? ¿Es sólo un momento, una instancia de ella? ¿Qué es, a fin de cuentas, la crítica institucional: crítica a la institución o crítica desde la institución? Pero he aquí que ella misma es una institución. Vuelta entonces al punto de origen. ¿Sería, pues, una crítica a sí misma, una autocrítica? ¿O tal vez una crítica al sistema? Desde su aparición, las vanguardias del siglo XX asumieron la crítica al sistema, considerada necesaria y esencial. Elástico y flexible, el sistema puede volver a su favor la crítica más incisiva y virulenta. El sistema es un boxeador muy bien entrenado: sabe encajar los golpes recibidos y devolverlos con mayor fuerza y contundencia. Voraz y manipulador, es capaz de asimilar cualquier crítica, ataque o subversión. Tal es su poder de recuperación. Para decirlo con Estrella de Diego: convierte en pura pantomima el gesto más combativo y provocador. La institución es el sistema, o, al menos, pieza integral del sistema.¿La crítica institucional puede ser una crítica eficaz del sistema de poder? ¿Puede ser ella radical y subversiva? ¿Es posible hoy, después de todo lo que se ha visto y oído, mostrado, representado e instalado, después de tantos ismos que vienen y van, de tantos gestos de ruptura vanguardistas, incluso de los más ruidosos y furiosos, de los más banales, subvertir a la institución? ¿Es posible subvertir las estrategias de poder formando parte del poder mismo? ¿Y cómo? ¿Y qué significa exactamente subvertir a la institución? ¿Des-institucionalizarla? ¿Y por qué hacerlo si la propia institucionalización del arte y la cultura ha sido una conquista democrática que ha costado tanto esfuerzo y lucha? ¿Acabar con los museos, galerías y centros de arte? (¡Pero entonces se acabarían también los premios de concursos y bienales!). ¿El arte fuera de las instituciones artísticas y culturales? Pero parece ser que el arte y la cultura sólo pueden prosperar desde tales instituciones. ¿Y entonces? ¿A dónde, pues, conducen hoy los discursos artísticos de la “resistencia”? ¿Es posible hacer crítica institucional desde la institución misma, desde el museo, por ejemplo? Al exhibir y conservar, el museo protege a la obra y al artista para la actualidad y la posteridad, a la vez que los domestica. Se considera al museo una institución del pasado. Y es cierto, pero aclaro: del pasado-presente vivo. Hoy todo lo que se expone en un museo
HOY
falsamente acaba por convertirse en obra de arte, al menos en apariencia. Todo acaba siendo parte de esa lógica institucional, aun la obra más escandalosa. La entrada de una obra a un museo, no importa cuán trascendente o banal ella sea, termina al parecer por “institucionalizarla”, por desactivarla y neutralizarla, haciéndola formar parte del sistema y su lógica implacable. Pero no hay que culpar al viejo Marcel Duchamp y su ready-made. La fórmula de Duchamp a principios del siglo XX era: todo lo que se expone en un museo se convierte en obra de arte. Al tomar un urinario y llevarlo a un museo, hacia 1917, provocó y escandalizó a la sociedad y la crítica de su tiempo. “Pero, ¿y esto es arte?”, se preguntaban. En realidad, lo que hizo fue demostrar una sola cosa:que al tomar un objeto cotidiano y colocarlo en un museo, el objeto se eleva automáticamente a la categoría de arte, de objeto de arte. Colocó insólitos objetos cotidianos (un urinario, una rueda de bicicleta sobre un taburete de madera) en un espacio nuevo para subrayar una idea esencial: que el arte guarda una mayor y más íntima relación con las ideas que con las cosas. Así, logró que el espectador se cuestionara su propia racionalidad y el modo en que percibía los objetos que le rodeaban. Un urinario en un baño público es un objeto funcional común y corriente. Se halla y funciona en el espacio que le es propio. Pero sacado de allí yexpuesto en un espacio diferente e “impropio” como lo es un museo pasa a ser otra cosa: una “obra de arte”. Adquiere un valor simbólico. Aunque sigue siendo un artefacto, un objeto de diseño artesanal o industrial, el contexto le presta un carácter y un valor nuevos y distintos. Pero, ¿de qué hablamos en esencia? ¿De una obra de arte o de un artefacto o artículo de consumo cualquiera? Duchamp era un provocador genial y un gran burlón. Vino, vio y burló. Se burló de su tiempo y le tomó el pelo a todo el mundo: autor, público y crítica. Pero repetir o copiar vulgarmente hoy, casi un siglo después, el gesto duchampiano del ready-made no sólo no tiene nada de original, sino que también delata una imitación servil y burda de gestos que en su momento fueron significativos y transgresores, pero que hoy ya no significan ni transgreden nada, salvo el sentido común. El museo funciona con su propia lógica inmanente. Impone sus preferencias estéticas y sus modas teóricas. Auxiliados por funcionarios, críticos, curadores y jurados, imponen sus gustos por ciertos géneros. En sus decisiones institucionales se suelen mezclar intereses de grupos con prejuicios y arbitrariedades. En muchos casos parecen ser abanderados de tendencias del arte contemporáneo. En el caso nuestro, hay una marcada y cuestionable tendencia a privilegiar arbitrariamente determinadas prácticas artísticas (la instalación, la performance y el videoarte) en detrimento de los géneros tradicionales (la pintura, el dibujo, la escultura). Los nuevos bienalistas dominicanos están locos por entrar en el museo y ver sus obras premiadas expuestas allí, mientras puristas y radicales desdeñan la institución. Entrar al museo significa entrar en la historia. La entrada de la obra supone su consagración definitiva, pero sólo tras someterse al escrutinio de generaciones enteras y pasar la prueba del tiempo. Entrar en la institución equivale también a entrar en la lógica del sistema, y esta lógica obedece a su propia necesidad de reproducción. Por naturaleza, no admite protesta, ni rebeldía, ni subversión.Y cuando parece admitirlas, a regañadientes, en realidad sólo las asimila para revertirlas a su favor. Y cuando se apropia de las obras y su valor simbólico para legitimarse, intenta despojarlas de su contenido crítico y su poder subversivo. Y, sin embargo, el museo sigue acogiendo hoy obras rabiosamente protestatarias, rebeldes y subversivas. Para muestra dos botones de crítica institucional, uno de aquí y otro de allá: la exposición antológica “Silvano Lora, un arte combatiente”, en la Galería Nacional de Bellas Artes; la exposición “Castillos en el aire”, de Hans Haacke,en el Museo Reina Sofía de Madrid. Así pues, el museo no es sólo la institución que exhibe, protege y conserva. Ese formidable espacio de la memoria visual puede ser también estímulo y fuente de inspiración permanente para el ejercicio de la libertad creadora. (Re)pensar la crítica de arte hoy supone también pensar de nuevo la relación entre crítica cultural y crítica institucional. Si no quiere enajenarse por completo, encerrándose en sí misma, la institución debe democratizarse, abrirse a lo nuevo y emergente, lo alternativo, lo no oficial; abrirse incluso a los signos de la calle, al arte público. Porque el verdadero arte está siempre latiendo y fluyendo en el aquí y allá y en el dentro-fuera de la vida y del ser humano.
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Sábado 29 de marzo de 2014
CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do
De Niza, los Dalmasí
Sigale, núcleo ancestral de los Dalmasy.
Johannes Dalmasy (2 de 4)
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omo miembro de una familia burguesa de modesta holgura, Jean-Baptiste Dalmassy Isnardy dejaba atrás el confort de su terruño ambicionando extender la fortuna familiar a través de la adquisición y explotación de plantaciones en el exótico trópico caribeño. En los tiempos cuando ese adolescente se establece en Saint Domingue, esa colonia era un lugar muy lucrativo para la clase propietaria y seguramente su entusiasmo no le daría cabida para imaginarse un porvenir en el cual, en menos de dos décadas, estallarían sangrientas discordias que le causarían la ruina a él y al propio régimen esclavista que allí imperaba, dando paso además a que al menos uno de sus descendientes, como tantas otras familias de ese entorno, trajera el apellido al lado español de la isla. A diferencia de la mayoría de los europeos que se establecían en esa colonia, aquel joven no era súbdito francés, pues su lar nativo, el condado de Niza, era una de las unidades territoriales del reino de Cerdeña. Ese estado sardo era regido por la Casa de Saboya, que fue la dinastía de los antiguos condes y duques de Saboya, más tarde monarcas sardos y posteriormente del Reino de Italia que fue creado en el siglo XIX. Es por esto que aunque el muchacho Dalmassi que emigró hacia el Caribe venía de una familia que por educación, localización y costumbres transitaba entre el nizardo, el italiano y el francés, él y sus compatriotas eran forasteros, ya fuese en Marsella, Roma, París, o en Saint Domingue, donde por extensión recibían variados gentilicios, tales como saboyardos, sardos, y piemontinos, pero que con mayor precisión eran catalogados como lo que eran: nizardos. Hasta ese entonces no fueron franceses y tampoco italianos pues en esa época no existía aún este último país, por lo que a sus habitantes todavía se les identificaba en el extranjero por su amalgama de regiones: lombardos, napolitanos, venecianos, sicilianos, toscanos, etc. Los linajes de aquel joven Jean-Baptiste Dalmassi que se estableció en Mirebalais están comprobados por muchas generaciones precedentes en los archivos de la comunidad de Sigale, un pueblito del alto valle del río Estéron en las cercanías de la ciudad de Niza, que junto a los de su región le rindió fidelidad a los condes de Saboya desde 1388, por lo que la actual ubicación de estas comunidades dentro del mapa de Francia no debe opacar el hecho de que durante la mayor parte de su larga historia estas no fueron parte de la nación gala. Con un pasado en el que se intercalaron los idiomas y las culturas de los potencias aledañas, los pueblos nizardos se forjaron en base a una vieja sociedad con características propias de La Provenza pre-francesa, al que por muchos siglos le fueron sobrepuestos los modos formales italianos como consecuencia del mando de los Saboya y los modos franceses derivados de las frecuentes incursiones que estos tuvieron en esa región.
Instituto Dominicano de Genealogía
Encuentros
HOY
MU-KIEN ADRIANA SANG
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REPETICIONES, REPETICIONES El corazón y su redoble iracundo el obscuro caballo de la sangre caballo ciego caballo desbocado el carrousel nocturno la noria del terror el grito contra el muro y la centella rota Camino andado camino desandado… El cuerpo a cuerpo con un pensamiento afilado la pena que interrogo cada día y no responde la pena que no se aparta y cada noche me despierta la pena sin tamaño y sin nombre el alfiler y el párpado traspasado el párpado del día mal vivido la hora manchada la ternura escupida la risa loca y la puta mentira la soledad y el mundo Camino andado… camino desandado… El pensamiento circular y el círculo de familia ¿qué hice qué hiciste qué hemos hecho? el laberinto de la culpa sin culpa el espejo que acusa y el silencio que se gangrena el día estéril la noche estéril el dolor estéril la soledad promiscua el mundo despoblado la sala de espera en donde ya no hay nadie Camino andado y desandado la vida se ha ido sin volver el rostro. Repeticiones,
Octavio Paz
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uando decidí escribir sobre algunas profundas reflexiones que atormentan mi alma, me pregunté qué poesía podría encabezar este Encuentro con una temática tan especial. Busqué primero entre las poesías de Neruda, y ninguna se correspondía. Me sumergí en mi búsqueda y no aparecía nada que me complaciera. Entonces recordé a Octavio Paz y sus lamentos. Y, sí, localicé esta poesía titulada Repeticiones. Y al leerla, no sólo decidí colocarla para encabezar el artículo, sino que hasta cambié su título y lo bauticé como estos versos del mexicano universal. Repeticiones, una y otra vez, ha sido la práctica consuetudinaria de esta humanidad nuestra que se cuece en su propia salsa, en sus propias miserias sin querer cambiar. Mi lamento no ha sido, es ni será el único ni el último. Hay mucha gente que sufre también porque les duele el derrotero de este mundo deshumanizado. Repeticiones, sí, repeticiones porque ha sido la ambición desmedida y sin control la que norma las decisiones de los dueños del mundo. Desde el inicio de los tiempos, los imperios comenzaron a imponerse a los más débiles, a través de la conquista por la fuerza. Hoy, el dominio es más sutil, pero no menos eficaz. El mercado, la ley de la oferta y la demanda ha mercantilizado todo, absolutamente todo, hasta los sentimientos más nobles y hermosos. El amor de pareja ya tiene precio. Se ha dedicado un día en el cual el amor se somete al escrutinio de un regalo costoso. El amor filial, el más puro y hermoso, también es una mercancía. Durante los días previos a las madres la propaganda dice que el amor materno se demuestra con una lavadora, una estufa o una TV. ¡Qué banalidad tan ofensiva! Repeticiones, sí, repeticiones, porque la vida política de este país nuestro se ha convertido en una hipérbole de ambiciones sin control, donde las sonrisas hipócritas de los candidatos son más importantes que sus ideas; donde el discurso, el convencimiento de sus pretensiones carecen de sentido, porque lo importante es la compra del favor a través de promesas de cargos y regalos. Se repite, se repite, se repite, como si el tiempo no existiera. Cuando Ulises Heureaux la compra de la lealtad se hacía mediante una lista hecha a mano; ahora es más tecnológico a través de una tarjeta que se corresponde de acuerdo a una lista computarizada. Repeticiones, sí, sí, sí, repeticiones insensatas, inhumanas e injustas es la permanencia de las eternas diferencias abismales entre los que tienen todo y los que no tienen nada. Es incomprensible a los ojos de Dios que en un mundo tan rico, lleno de riquezas naturales existan millones que mueren de hambre y sed. Repeticiones, sí, sí, lamentablemente sí. En la Edad Media, la Inquisición enviaba a la hoguera a los que eran juzgados como he-
rejes y violadores de la ley de Dios. Después, durante la Guerra de Las Cruzadas, se expulsó del territorio del Reino de Castilla a los árabes porque no eran cristianos. Hoy, los musulmanes atacan a Occidente, los enemigos de Alá. Y motivados por ese odio irracional, se inmolan. Y mientras la irracionalidad prevalece, las muertes se multiplican. Repeticiones, sí, repeticiones, sí. ¡Dios que sí! En este terruño querido y maltratado, vivimos también pisoteando los terribles caminos transitados. Como ayer, los que llegan al Estado, salvo muy escasas excepciones, asumen sus cargos para servirse. La patria es solo una palabra vacía, utilizada en discursos hipócritas. Los partidos políticos, más que instrumentos de la democracia, se han convertido en corporaciones con accionistas que tienen como objetivo la obtención de mayores ganancias. Los dueños de turno se convierten, de la noche a la mañana, en potentados y señores. ¡Oh Dios! ¿cuándo dejaremos de repetirnos? Repeticiones, sí, ¡Ay sí, repeticiones! el debate apasionado liderado por los ultranacionalistas, a raíz de la famosa Sentencia del Tribunal Constitucional, no es más que una repetición del eterno conflicto entre Haití y la República Dominicana. Es también la expresión, la reiteración, de algunos sectores políticos que utilizan el rancio discurso como unificación nacional. La debatida, controvertida, enfrentada y apoyada sentencia ha exacerbado, como antes, los sentimientos de la población, dividiéndola de manera irracional. Así ocurrió con Buenaventura Báez cuando utilizaba las desavenencias para aplastar, mantenerse en el poder. Lo mismo hizo Trujillo, quien llevó las diferencias al mayor de los extremos, cuando decidió por la fuerza de las balas resolver el tema fronterizo. Y Bosch, quien mediante una acusación de agresión llevó las diferencias hasta una crisis diplomática sin precedentes. La historia se repite, se repite, se repite y duele… y duele… duele. Como se repite también el enfrentamiento del adversario con diatribas sin argumentos, porque la intolerancia constituye su norma. Olvidan que en la discusión abierta y sincera está la clave del verdadero diálogo y la verdadera concertación. Pero no para ellos. Solo hablan con los que están de su lado. Lamento amigos lectores de que mi Encuentros de hoy no sea un canto a la esperanza, y a la necesidad de caminar hacia el horizonte luminoso de un nuevo día. Quizás porque también hay que darse permisos para expresar el otro lado de la vida, porque sí, porque la existencia es una mezcla interminable de alegrías, penas, tristezas y preocupaciones.
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HOY
Aporte
Sábado 29 de marzo de 2014
Henri Meschonnic
Miguel Aníbal Perdomo
Las ponencias de
Masa Crítica: Primer Seminario Internacional de la Crítica Literaria en [la] RD
DIÓGENES CÉSPEDES/ DCESPEDES@CLARO.NET.DO
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a ponencia de Miguel Aníbal Perdomo, al ser tan extensa, es la que más clichés acumula. Uno de los más mortales para el poema es el instrumentalismo: “El mundo, como dice la Biblia, fue fundado a través de la palabra. Esta tiene el poder de crear la luz, la materia; es el instrumento del que se vale Dios para conjurar la oscuridad y el vacío.” (p. 224). El ponente acepta, sin crítica, tal aserto. No ve el ponente la ideología del mito y la acepta para su teoría de la traducción ingenua que no examina la frase hebrea traicionada al pasar a la teoría de la traducción de la Vulgata de San Jerónimo y los Setenta. Estos traductores copiaron la teoría metafísica del lenguaje al pasar de las filologías del hebreo al griego y del griego al latín, atribuyéndole a logos (que quiere decir tanto lenguaje, lengua, palabra y discurso) el significado de palabra, cuando en realidad es el de discurso el que posee el contexto y el valor en aquella traducción. Treinta o más años tiene Perdomo, desde su época de estudiante, que ni la palabra ni la lengua ni el lenguaje son instrumentos. Pero la inercia y la herencia del partido del signo, al cual pertenece, poseen más fuerza que el simple planteo de una inquietud. O sea, que el ponente nunca se ha formulado la pregunta de por qué ni el lenguaje, ni la lengua ni la palabra son un instrumento. Otro cliché que debe haberlo heredado del discurso contemporáneo que abomina la ciencia y la tecnología, ya que los filósofos modernos las consideran como el desencanto del mundo, contrario a la poesía, que es el encanto y la verdad. Dice el ponente: “La ciencia, a través de diferentes teorías cosmológicas, lo que hace es fundar mitos discursivos…” Ibíd.). El ponente también usa el concepto de modernidad sin saber en qué consiste. De donde colijo que lo usa como sinónimo de moderno, actual o contemporáneo. No con el sentido de crítica radical del historicismo y del racionalismo. Otro cliché metafísico es la definición misma de la poesía: “El principio poético (creativo) es el soporte de toda actividad trascendente.” (Ibíd.). Otro de los clichés manidos que uno encuentra en todas las teorías literarias desde la Antigüedad hasta hoy es el siguiente: “La literatura entretiene y enseña, como pensaban los latinos, nos educa en el uso de la palabra, el instrumento cultural por excelencia…” (P. 225). Más adelante, Perdomo copia a Pitágoras, creador de la escuela que considera, hasta hoy, que la literatura y el arte son terapéuticos: “Al adentrarnos en ella buscando respuesta a nuestros dolores y fracasos, se convierte en te-
rapia, en una necesidad neurológica, higiene del cerebro. Puede ser comprometida y testimonial a lo Sartre, pero es un mensaje gratuito; sumerge sus patas en la realidad pero nos arrastra al sueño ayudándonos a vadear lo rutinario, lo anodino de la existencia.” (Pp. 225-226). La ponencia de Perdomo es un condensado de la vulgata estilística y marxista: “la crítica (…) no es más que una lectura personal que varía de acuerdo con el bagaje de experiencia y formación de cada crítico. Esto significa que aquel que posea mayor formación podrá lograr un acercamiento más complejo a la obra; pero aquí entran en escena también los valores subjetivos que las clases dominantes occidentales han depositado en su mente, una tradición milenaria.” (Pp. 226-227). Otro cliché, que Perdomo toma de Aristóteles, a quien cita por su nombre, es el que opone la historia a la poesía (p. 227). Para el ponente “la literatura es el reino de lo sagrado y de lo profano, lo comunitario y lo individuo, del gozo y de lo lúdico…” (Ibíd.). Esta es una de las definiciones más tradicionales de literatura, pues todo lo que Perdomo dice que es la literatura, es lo contrario, pues lo sagrado y lo profano, al igual que los demás términos, son ideologías, y justamente lo que transforma el texto, no la literatura, son las ideologías de época. Al final de su trabajo, el ponente perdona a la crítica y, como instrumentalista al fin, realza su utilidad y “función”: “la función de la crítica es insustituible. Un crítico bien intencionado y honesto puede ser muy útil para orientar tanto al público como al autor, para estimular y señalar el rumbo”. (Pp. 229-230) Por esta razón, Perdomo ve con buenos ojos que en los Estados Unidos la crítica se haya comercializado: “En los Estados (…) lejos de desaparecer, el crítico está sumiendo un carácter profesional singular: el autor de un libro pagó a ciertos críticos para que le escriban una reseña”. (P. 230). Favorable, por supuesto, porque la crítica, se entiende, debe ser elogio, condena o silencio. En Perdomo, estas citas de la definición de la obra literaria, la crítica y el valor del texto son un concentrado de la teoría tradicional de la literatura basada en la metafísica del signo. Contienen los cinco círculos del infierno definidos por Meschonnic como los grandes enemigos del poema, aparte, por supuesto, de sus dos adversarios más emblemáticos: la definición misma de poesía y la filosofía: “el primer enemigo del poema que hay que escribir (y del poema que hay que leer) es la poesía. El segundo es la filosofía.” (Revista “Europe” 995, marzo de
2012, dedicada a Meschonnic, p.124). ¿Cómo define Meschonnic esos cinco círculos del infierno?: “para ser un poema, un poema debe franquear cinco círculos del infierno: el primer círculo es la confusión entre el verso y la poesía, en la doble confusión que opone el verso a la prosa y de ahí también, la poesía (identificada con el verso) a la prosa; el segundo círculo es la definición formal de la poesía, consecuencia del primero, y de ahí, cuando se cree hablar del poema, se habla del signo, la forma y el sentido –gracias, mi signo–; tercer círculo, la esencialización, por etimologización, de la palabra ‘poesía’, que se desdobla en mística de la creación o en calculismo de la fabricación; cuarto círculo, que se desdobla también, la confusión con la emoción, estética o sentimental, o la confusión con el catálogo del mundo y de los elementos, en los dos casos lo que Mallarmé llama ‘nombrar’. Confusión con los sentimientos: se dice que el Cantar de los cantares es poético, porque habla del amor. Confusión con las cosas, vea usted a Bachelarden el rol de alguacil, y Mallarme decía de la luna: ‘es poética, esa ramera”; quinto círculo, el almacén de la poesía (llamo así a todos los poemas que existen, en todos los idiomas, y en todas las épocas), es decir, a la confusión entre el poema y la poesía, la confusión entre la poesía y el amor a la poesía, y el amor de la poesía es la muerte del poema; todo esto para llegar a la poesía como actividad de los poemas, que consiste justamente en desencadenar la crisis en todo lo que precede, y sobre todo en no ahogarse en el amor a la poesía. Lo que no les ha gustado a algunos contemporáneos es esta simple constatación.” (Revista citada, pp. 124-125).
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De señal a señal
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“ENCUENTRO CON LA VIDA”
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DELIA BLANCO
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s muy estimulador que un artista de tanta maestría nos ofrezca celebrar un Encuentro con la Vida con una actitud que en ningún momento proyecta poses, ni mucho menos ego exaltado. Manuel Montilla es un artista en acuerdo y seguro de su obra, que a través de varias décadas ha mantenido coherencia, búsqueda y trabajo, sin jamás perder el duende y la poética, incluso, por encima de las circunstancias de la vida. Al disfrutar la reciente puesta en escena de la exposición de Manuel Montilla, a quien respetamos y seguimos la trayectoria desde finales de los 70’s, cuando decidió viajar a Europa con sus compañeros del Grupo 6, en el que participaron Alonso Cuevas, quienes se radicaron primero en París, y tanto Montilla como Ignacio Rincón Valverde –Kuma-, Alberto Ulloa y Héctor Rodríguez se radicaron en España. Manuel Montilla exhibe sus últimas obras durante los meses de marzo y abril en el Centro Mirador (Centro Cultural Mirador de Santo Domingo), un espacio de arte y cultura que ha venido marcando el galerismo del país, presidido por la gestora cultural doña Purísima De León-Guerra. Hemos percibido la ética de este artista, que inicia su carrera ascendente al concluir sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, ganando el primer premio de dibujo de la Bienal Nacional de 1974. Este premio viene a trazar la trayectoria ética y estética de Montilla, cuya obra gráfica, de dibujo, de pintura nos muestra y nos pone a analizar si estamos ante una obra surrealista o realista, desplazada por el símbolo. La línea y la forma en los dibujos de Montilla se identifican con la factura surrealista, no obstante, el espectro o cuerpo humano o zoomórfico parte de la realidad, una realidad bañada en los mitos y leyendas del Caribe, por eso aparecen en secreto y casi clandestinas las señales de la mitología y del fetichismo caribeño, sin fronteras en el referente taíno y africano. Pasaron más de 25 años hasta entender que esa escritura gráfica y visual del maestro Montilla viene de una formación nutrida por el trabajo académico, fiel y ardiente de un joven artista dominicano como lo fue cuando llegó a Madrid y empezó a deambular por
Figuras en constante conversación.
las salas de los clásicos en el Museo del Prado, hasta dar con el genio del Bosco y emprender toda una reflexión de lenguaje, cuyos micromundos y rizomas vienen de las profundidades del Jardín de las Delicias del genio Jerónimo Bosch. Alrededor de una masa central que nos sugiera la visión de un manatí volador, de un zeppelín revolcado en el aire, de una chichigua sembrando nubes de sueños, o de una mujer sirena, sedimentada en su esqueleto. Es obvio que esta obra invita a elevarse y a zambullirse en aguas cálidas y seguras de una poética cristalina, en la que más allá del sueño y de la ilusión el ser humano nos llama y acude sin frenos… En este encuentro generoso y excepcional que hemos sostenido con el talentoso artista frente a sus obras en compañía de los estudiantes de Maestría en Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo confirmamos con Montilla que sus masas redondas, sus círculos, vienen a confirmar la vida casi siempre focalizada en el cuerpo femenino, en estado de fecundidad y procreación. El círculo es, en este sentido, el signo más apropiado de la vida en el universo. En el intercambio, abordamos los aspectos del rigor del trabajo creativo, y queda claro que Montilla no concibe hacer una obra sin antes haber trabajado en bocetos. Explica con detalles, que antes de arrancar la investigación hay todo un proceso meditativo y reflexivo en busca de la idea. Cierto es, que la pintura y la acrílica son técnicas complicadas de trabajar, sobre todo cuando se trata de obras constantemente en un diálogo con el simbolismo. El artista comparte y recrea sus recuerdos de
Gagá tranquilo
Composición de elementos autóctonos III
Cuerpo con forma de hoja
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Elementos que flotan en el espacio
Transformación de una figura
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Figuras de mujeres descansando
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Gagá como tema principal
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Reunión de figuras
Conjunto de figuras contemplando parte de este mundo
niño cuando vivió en el Batey Guaimate en La Romana, de donde parte su memoria, y realmente vemos que en algunas de sus obras la presencia del ga-gá y de cortadores de caña se pueden percatar en detalles de máscaras, cuernos, cintillos y frutos en escala minúscula con relación a la imagen central. Montilla considera su trabajo como un largo proceso estudiado y esbozado en el mínimo detalle, antes de tocar la tela o el papel nos confirma que, como Magritte, es “un artista que piensa antes de ejecutar”, y deja bien claro que todo parte del conocimiento y de la meditación. Más allá de la forma, el conjunto de la obra se enciende en colores ocres, amarillos y verdes muy luminosos con contrastes cromáticos compartidos con el morado, el verde y rojo, cuya convivencia sintoniza una dimensión de bienestar y de paz que se transmite al público y que se hace sentir en todo el espacio de la exhibición. En estos tres pisos del Centro Cultural Mirador Sur presenciamos todo el despliegue gráfico y pictórico del artista, desde el dibujo a punto de lápiz grafito, hasta la puntilla de china. Todos en pequeños y medianos formatos, hasta alcanzar el color encendido en fucsia de los grandes formatos, y es así como es muy difícil deslindar la pintura del dibujo en la obra de este artista, pues vienen de la mano y la frontera, lo que la hace bien compleja de definir. La pintura y el dibujo también reflejan una poética exaltante de vida universal y cósmica. Esa sugerencia, o impresión, despierta en el público una libertad de reflexión referencial muy abierta, pues para algunos el duende nos conduce a viajar por el universo, a otros les invita a zambullirse en fondos marinos, y a muchos nos lleva de la mano por las reflexiones permanentes e inacabadas de la imagen real y la imagen surrealista, pero el enriquecimiento alegórico de tantos detalles signográficos nos invita a medir el arte y la vida a través de dimensiones nunca acabadas. La obra de Montilla en su poética plástica y visual invita al viaje físico, espiritual y mental como el poema de Charles Baudelaire. Es una obra de alcance universal que se inscribe además en las corrientes psicoanalíticas y filosóficas que analizan la creación artística y visual desde una perspectiva hacia la eternidad.
Viaje por la historia
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Ortega Frier, su biblioteca y
Joaquín Balaguer Julio Ortega Frier y su esposa Carmita Peña Henríquez de Ortega
PABLO MATOS
Julio Ortega Frier
ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@.COM.DO
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s posible que la afirmación irónica y despectiva que hizo Joaquín Balaguer sobre Julio Ortega Frier en sus Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo contribuyera a sembrar la idea de que él no era intelectual ni culto a pesar de sus rectorados universitarios, su experiencia docente, las obras que publicó y las que dejó inéditas, las carreras cursadas en el país y en Estados Unidos y la espléndida biblioteca, el mayor atractivo cultural de su época. El expresidente escribió que Ortega “poseía probablemente la mejor biblioteca del país, sin duda la más selecta y rica no solo en textos jurídicos sino también literarios, especialmente libros raros sobre la República Dominicana y ediciones costosas de obras maestras tanto de la literatura británica como de la francesa y la castellana. Es probable que muchas de esas obras hayan permanecido durante años en sus anaqueles sin haber sido hojeadas jamás por su dueño”. Lo satirizó en otros aspectos de su cultura. Presuntamente, el expresidente guardaba resentimiento contra el notable jurisconsulto desde 1937. Además, el mandatario fue supuestamente cómplice de la merma de ese acopio, según informes llegados a la familia de Ortega Frier que esta no ha confirmado. Jaime Read Ortega, biznieto del exrector de la Universidad de Santo Domingo, hizo estos relatos y defendió la erudición de su antepasado al que considera docto y sabio y del que dijo que fue el “primer usuario” de los libros que compiló durante años con gran sacrificio desde antes de ir a estudiar a Estados Unidos donde le aguardaban los hermanos Pedro, Francisco y Max Henríquez Ureña con quienes convivió en New York. Este descendiente, genealogista, conserva documentos e inmensidad de fotos de la familia Ortega Frier, sus fincas y residencias urbanas, ex libris y títulos. No niega el trujillismo ni el servicio que su bisabuelo ofreció a los norteamericanos durante la ocupación de 1916 pero afirma que no fue delator ni sus manos se mancharon de sangre y asegura que aprovechó su influencia durante la intervención para mejorar el nivel de la educación dominicana. Durante el trujillato enfrentó dificultades y “murió en desgracia”. Lo que cuenta sobre el “trágico” destino de la afamada biblioteca de su ancestro, es
Jaime Read Ortega:“Pienso que se le ha dado un trato de irrespeto”.
impresionante. Declara, además, que la construcción de la Ciudad Universitaria se debe a Ortega Frier. “Era un estudioso de la problemática nacional y sumamente culto. A diferencia de otros de su época, no tenía una escritura elegante, no era un prosista, era más bien de pensamientos e ideas para la acción. Más que un presentador de sus propias ideas fue un propulsor de la cultura”, exclamó. Agregó que lo que leía Ortega Frier “era para interiorizarlo, no para expresarlo en obras publicadas”. “Fue un coleccionista de libros, pero fue su primer usuario en la lectura. Su vasta cultura, su pensamiento idealista, sus conocimientos los usó en aplicaciones prácticas”. Significó que la mayoría de sus libros no se llegaron a publicar por su meticulosidad y citó entre los inéditos, “que hubiesen sido opus magnum”: Régimen jurídico de los predios rústicos en Santo Domingo (Estudio del desarrollo histórico de las instituciones de derecho real e inmobiliario en Santo Domingo), Los orígenes de la Universidad de Santo Domingo. Publicó El lugar del aprendizaje activo en la Universidad y Base para la reorganización de las facultades profesionales de la Universidad de Santo Domingo. “Este último fue de suma importancia, bajo esos fundamentos se organizó la facultad de filosofía”, acota. -¿Por qué Balaguer cuestionó la cultura, la intelectualidad de Ortega Frier?-, se le pregunta. “La opinión de Balaguer estuvo sesgada por sus propias diferencias personales, tuvieron posiciones antagónicas después de la matanza de los haitianos. Balaguer era subsecretario y secretario interino de la cancillería y Julio Ortega Frier era secretario de justicia. Ante la aparente inefectividad administrativa de Balaguer, Trujillo lo quitó y puso a Ortega y eso creó un problema en Balaguer porque lo destituyeron para colocar a un hombre más sabio, eso constituyó para él un rechazo, lo vio como un desaire…”, contesta. Jaime Read Ortega cita los cargos que ostentaba su bisabuelo en casi todas las compañías extranjeras radicadas en el país antes de pasar a servir a Trujillo y expresa que no fue partidario del régimen en sus orígenes aunque tampoco fue antitrujillista. No fue de los arquitectos de “la Era”, añade y manifiesta que las posiciones que aceptó fueron en calidad consultiva y honorífica. “Recibía un peso como rector pues decía que no podía cobrar por servicios prestados a la Patria”.
Cayó en desgracia cuando José Trujillo Valdez reclamó unas tierras a la Compañía Azucarera Dominicana, de la cual Ortega era abogado y en un momento en que Trujillo quería comprar la Compañía Eléctrica de Santo Domingo porque el precio que le presentó Ortega a Trujillo era muy alto y el sátrapa lo interpretó como que el jurista no quería que la adquiriera. Finalmente Trujillo le pidió que escribiera una serie de artículos sobre la industria azucarera atacando a la Compañía Azucarera Dominicana y al Central Romana y pese a que los escribió “no fueron todo lo grosero que esperaba Trujillo. Cayó en desgracia y murió a la semana”, el 12 de mayo de 1953. “Su mayor contribución fue la construcción de la Ciudad Universitaria en 1943, el dictador lo quitó antes de la inauguración y lo mandó de embajador a Washington”. LA BIBLIOTECA. No solo eran libros sino que contenía el archivo particular de Ortega Frier, periódicos como El Dominicano, El Eco del Pueblo, La República, temas de asuntos haitianos “solo comparables con los de Peña Batlle. Ninguna fuente para el estudio de la isla como esta biblioteca”. Contaba además con óleos encargados a Abelardo de Duarte y del padre Billini. Pero llegó un momento en que la familia no la pudo mantener y la puso en venta, sostuvo conversaciones con la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y con la Universidad de Puerto Rico porque la UASD y el gobierno, a los que la ofreció, no se interesaron. Cuando la iba a adquirir la Universidad de Puerto Rico periódicos locales editorializaron pidiendo que no dejaran salir ese acervo y la compró el gobierno dominicano, “pero nunca la pagó”, declaró Jaime. “Tenía como 16 mil volúmenes y el precio en que se vendió fue de 70 mil pesos que nunca recibimos”. “El Estado la recibió y se alojó un tiempo en el Archivo General de la Nación donde según informes que nos llegaron comenzaron a diezmarla con la complicidad de Balaguer y de cualquiera que fuera. Después fue de las primeras colecciones con que se abrió la Biblioteca Nacional. Lo que queda está catalogado en la Biblioteca Nacional”. “Como biznieto y como ciudadano pienso que se le ha dado un trato de irrespeto, no solo a Julio Ortega Frier sino a ese patrimonio. El Estado no lo resguardó de la forma debida”.
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Arte contemporáneo
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AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
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MILDRED CANAHUATE UNA APUESTA RENOVADORA POR EL ARTE CONTEMPORÁNEO Antonio Guadalupe. Diálogo de Fauna.
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El arte contemporáneo dominicano se ha convertido en un negocio. Su dinámica comercial ha resultado beneficiosa para mucha gente: primero para los marchantes, segundo para numerosos artistas que han podido alcanzar una rápida promoción, y tercero para el público que, quiérase o no, ha tenido una mayor oportunidad de acercarse a la creación de su tiempo. Sin embargo, lo que más llama la atención es que este fenómeno ha ocurrido cuando el arte dominicano no está pasando precisamente por su mejor momento. Tal vez resulta chocante decir esto, porque en realidad nunca ha habido tantos artistas, ni nunca se han abierto tantas galerías, ni se han organizado tantas exposiciones, ni celebrado tantas ferias y bienales, ni se han realizado tantos negocios suculentos”... El comentario que antecede es un extracto del artículo titulado “El negocio del arte contemporáneo dominicano”, publicado en la página 5 de Areíto (Hoy/09/11/2013) por Plinio Chahín, laureado poeta y teórico del arte contemporáneo, a quien respeto y profeso admiración desde hace más de dos décadas. Sin embargo, aunque taumaturgo de la forma en su “híbrido” ejercicio reflexivo, en el artículo citado, Plinio Chahín, quien también es catedrático en la Escuela de Historia y Crítica de Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, no puede evitar una cierta teatralidad en su intención “arrasadora” del imaginario estado de opulencia y del “mal momento” que hoy día estarían viviendo las artes plásticas y visuales dominicanas. Pero, todavía más distraído y performativamente confuso luce Plinio Chahín cuando en su “aporte” ni siquiera puede suministrarnos datos precisos en torno a la “dinámica comercial”; sobre los “tantos negocios suculentos” o sobre los grandes beneficios económicos que estarían matizando el mercado del arte contemporáneo en Santo Domingo. Y si el “profesor” no está lo suficientemente edificado, ¿a cuáles niveles de información podrían acceder los estudiantes y estudiosos de una realidad tan compleja e inestable como lo es el sistema actual de producción, promoción, circulación y comercialización de la producción artística en nuestro país? Más que como un “gran negocio”, el arte contemporáneo ha de ser percibido como un inquietante “Mar de Solaris”; como un energético, atractivo y alucinante océano fantasma que sigue provocándonos con sus imprevistas y sucesivas mareas de elaboraciones metafóricas. Entonces, en estas breves notas, sólo quisiera advertir sobre la deslumbrante cascada de rumores, frivolidades y “mitologías urbanas” que consume mucha gente desinformada a la hora de descifrar los códigos o de contextualizar el intrincado sistema de redes, circuitos y plataformas de difusión y comercialización del arte contemporáneo a nivel global. Ahora bien, sin dudas, las galerías de arte constituyen una de estas plataformas. Y lo cierto es que, a la hora de apuntar con precisión, tendríamos que reconocer el hecho incontrastable de que las galerías han jugado y siguen jugando un papel de suma importancia en el proceso de desarrollo, socialización, proyección y reconocimiento del arte y los artistas nacionales. La valoración de la responsabilidad de nuestros galeristas en tal proceso sería un tema de investigación muy productivo y apasionante por la cantidad de protagonistas, aportes y trayectorias notables. Y esto para no hablar del sacrificio, el coraje y el renovado entusiasmo con que los galeristas dominicanos han resistido y siguen resistiendo frente a la desidia estatal, la inmisericordia fiscal, la fábrica de rumores sobre las “mieles” del mercado del arte dominicano que propagan los “radio bemba”, además de las “siete crisis financie-
Vista del nuevo espacio expositivo de Arawak. De izquierda a derecha, obras de Belkis Ramírez, Pascal Meccariello y Fernando Varela.
Ángel Urelly. Atardecer en el trópico.
ras”, nacionales y globales, de los últimos 15 años. Ahora mismo, entre las principales galerías que asumen con profesionalidad su compromiso con la proyección del arte moderno y contemporáneo dominicano destacan Arawak Arte Contemporáneo, Galería Lyle O. Reitzel, Galería de Arte Nader, Mesa Fine Art, Galería Bodden, Galería Shanell, Galería Arte Berri, De Guillermo Galería, el Centro Cultural Mirador y la galería Art District & Co. Cada una con sus criterios, cartera de artistas, líneas de negocios y métodos de trabajo particulares. Definitivamente, el tema es amplio y requiere atento seguimiento. Mientras tanto, la ocasión es propicia para registrar una muestra de arte contemporáneo cuyo título, aparte de la variedad, el rigor y el esplendor que sostienen su cuerpo de obras, se torna doblemente significativo. En primera instancia, “Persistencia”, exhibiéndose actualmente en el nuevo local de la galería Arawak Arte Contemporáneo, es una muestra que no sólo implica la participación de once creadores cuyas producciones revelan una sorprendente diversidad disciplinar y discursiva (dibujo, pintura, escultura, fotografía, instalaciones y ensamblajes), sino también la renovación de la apuesta emblemática que, desde hace más de tres décadas, mantiene Mildred Canahuate por las manifestaciones más depuradas del arte dominicano. Canahuate también preside la Fundación Arawak, el Museo del Dibujo Contemporáneo y la Asociacion de Galerías (AGA), principal organizadora del Circuito de Galerías. Con esta muestra, Mildred Canahuate ha inaugurado la nueva sede de Arawak, galería que desde 1981 desarrolla una extraordinaria labor de difusión y proyección del arte y los artistas dominicanos a través de distintos programas y eventos: exposiciones, ferias, subastas, concursos, talleres, conferencias y coloquios sobre arte. Entre los expositores de “Persistencia”, Canahuate incluye algunos “buques insignia” de su cartera de artistas, tales como los consagrados pintores Antonio Guadalupe y Fernando Varela. Luego, agrega un sexteto bien representativo de
Iris Pérez. De la serie Bullying. Instalación con materiales diversos.
nuestra contemporaneidad, integrado por Johnny Bonnelly, Belkis Ramírez, Pascal Meccariello, Iris Pérez, José Almonte y José Pelletier. El grupo se completa con el emergente José Levy; el consagrado fotógrafo Luis Nova y el destacado artista cubano-residente- Ángel Urrely, ganador de premios en las ediciones del 2007 y 2013 de la Bienal Nacional de Artes Visuales. De Antonio Guadalupe, la directora de Arawak ha seleccionado dos obras pictóricas de la serie “Diálogo de Fauna” y de Fernando Varela, tres pinturas de la serie “Forma y Vacío”. Johnny Bonnelly aporta una deliciosa escultura en hierro y acero titulada “Canoanización”. Tensión y frescura aportan las obras tituladas “I Get to Go” y “Fuga”, dos efectivas “deconstrucciones” o ensamblajes en madera de Belkis Ramírez”; “Sin título”, impactante pintura abstracta de José Pelletier; “Entrante y Saliente”, dos excelentes dibujos en técnica mixta sobre papel de José Almonte y “La Construcción”, reactiva y grata profecía pictórica de José Levy. Asimismo, el cuerpo expositivo se expande de manera brillante con “Atardecer en el trópico”, excitante divertimento pictórico de Ángel Urrely; “Bullying", reflexiva y poética instalación de 9 piezas en madera y materiales diversos de Iris Pérez; “Urnas para pequeños superhéroes”, instalación de 5 piezas en plexiglás (collage y dibujo digital) de Pascal Meccariello y “Choclo”, díptico fotográfico manipulado e impreso en planchas de aluminio con el que Luis Nova nos depara la magia y la sorpresa.
La exposición “Persistencia” permanecerá abierta durante todo el mes de marzo en el nuevo local de Arawak Arte Contemporáneo, ubicado en la calle Polibio Díaz No. 11, 2do. nivel, sector Evaristo Morales. La galería está abierta en horario de 9:00 de la mañana a 1:00 de la tarde y de 3:30 a 6:30 de la tarde. Se puede llegar más fácil de sur a norte, por la Ave. Winston Churchill y doblar en la Polibio Díaz a la izquierda. Cruzando la primera calle y a unos 20 metros a la derecha hay una plaza de cuatro locales. Los dos negocios del primer nivel son Aromelia y Ricordi.